La sanación vibracional a través de los chakras, por Joy Gardner. Ed. Obelisco, 2016

La sanación vibracional a través de los chakras

Referencia: 9788491111511
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Sanar con luz, cromoterapìa, sonidos, cristales y aromaterapia

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El universo entero vibra, y cualquier forma de vida es un conjunto de vibraciones que coincide con la frecuencia armónica con la que la vida en sí guarda consonancia. Sin embargo, cuando nos vemos afectados por el estrés, ya sea físico o emocional, las vibraciones del cuerpo se ven fácilmente descompensadas.

La sanación vibracional a través de los chakras contiene la información más actual sobre cómo utilizar las vibraciones de herramientas tales como cristales, aromas, sonidos, trabajo corporal y homeopatía a fin de que el cuerpo vuelva a resonar armoniosamente y a gozar de buena salud.
Joy Gardner, autora de bestsellers en salud vibracional, gracias a su impresionante formación en salud holística, ha reunido aquí un estudio detallado de la sanación mediante las frecuencias vibratorias y ha creado una guía dirigida tanto a quien simplemente desee gozar de buena salud como a todo aquel que quiera dedicarse a esta ciencia tan sutil.

Joy Gardner

Actualmente a la vanguardia de los movimientos de salud holística, Joy Gardner empezó como fitoterapeuta en Cold Mountain, Nueva York, y posteriormente amplió sus conocimientos en el campo de las terapias alternativas. Según manifiesta, tuvo el privilegio de aprender técnicas de sanación chamánica en su convivencia con los indios Hopi, Apache y Salish. Tras formarse con Elisabeth Kübler-Ross, pionera en la preparación para la muerte de los enfermos terminales, se fue a vivir a Canadá para colaborar en la creación de una residencia para dichos enfermos y encargarse de la formación de voluntarios.
En la actualidad, sigue impartiendo clases y talleres, escribe, publica, y se dedica a su otra gran pasión: la alimentación natural, completa y equilibrada, con el proyecto de publicar también sobre ese tema.
  • Traducción: Álex Arrese
  • Corrección: M.a Jesús Rodríguez
  • Formato: 15,5 x 23,5 cm
  • Páginas: 328

Índice

Invocación y agradecimientos     9
Introducción     11Prólogo     19

Primera parte — Sanación vibracional y los chakras     25

  • Física y metafísica     28
  • ¿Por qué vibracional?     30
  • Sinopsis de los chakras y del campo energético humano     32
  • El sanador vibracional     36
  • Historia, ubicación y cantidad de chakras     37
  • Colores de los chakras     48
  • El sistema arcoíris     50
  • La ciencia de los chakras     52
  • Distintas realidades     56
  • Abrir y cerrar los chakras     58
  • Experiencia personal de la autora con los chakras     59
  • Diagnóstico mediante los chakras     62
  • Vibrational Alignment™     67
  • Cómo sentir nuestros propios chakras     80

Segunda parte — Luz, color y frecuencias     81

  • La ciencia del electromagnetismo     82
  • El espectro electromagnético     83
  • Terminología de las ondas y del electromagnetismo     86
  • Luz visible: frecuencias de los colores     89
  • Luz invisible     93
  • Otras formas de energía electromagnética     94
  • Espectro de biofrecuencias de Joy Gardner     97
  • Frecuencias cerebrales y la resonancia de Schumann    101
  • Otras frecuencias de la anatomía y de los alimentos    105
  • Sonidos audibles y musicales    106
  • Frecuencias en el hogar    108
  • Láseres    108
  • Respuesta celular a la luz y al color    112
  • Aplicaciones prácticas de la luz y el color    123
  • Bombillas    125
  • Gafas graduadas y gafas de sol    127
  • Lociones bronceadoras y la luz ultravioleta    130

Tercera parte — La cromoterapia (sanación mediante los colores)    133

  • Antídotos    135
  • Historia de la cromoterapia    137
  • Técnicas y aparatos de fototerapia y cromoterapia    139
  • Visualización y respiración de los colores    147
  • Agua cargada de color    150
  • Cromoterapia facial    151
  • Cómo utilizar el color en la vida diaria    152

Cuarta parte — La sanación con la voz    157

  • Usos culturales y espirituales del sonido    160
  • Experiencia personal de la autora con el sounding    171
  • Sonido, ciencia y medicina    176
  • Toning    194
  • Descarga emocional mediante el toning    204
  • Ejercicios de toning    210
  • Toning para los chakras    218

Quinta parte — La sanación con aromaterapia    221

  • Historia de la aromaterapia    222
  • Usos espirituales y mágicos de los aromas    227
  • La ciencia de la aromaterapia    229
  • Anatomía del sistema olfativo    229
  • Investigaciones sobre la aromaterapia    232
  • Frecuencias de los aceites esenciales    236
  • Experiencia personal de la autora con los aceites esenciales    239
  • Aspectos prácticos de la aromaterapia    241
  • Cómo se fabrican los aceites esenciales    241
  • Precauciones e instrucciones para el uso de los aceites esenciales 246
  • Usos corrientes de los aceites esenciales    249
  • La sanación con aceites esenciales    253
  • Correlaciones entre los aceites y los chakras    254

Sexta parte — La sanación con cristales    259

  • Usos culturales y espirituales de los cristales    261
  • La ciencia de los cristales    265
  • Experiencia personal de la autora con las piedras    268
  • Cómo utilizar las piedras    272
  • Cómo leer una piedra    274
  • Terminología de las piedras    275
  • Kits de piedras    276
  • Cómo limpiar las piedras    279
  • Las piedras como elementos de joyería    280
  • Cómo disponer los cristales por el cuerpo    282
  • Correspondencias entre los cristales y los chakras    287
Conclusión    297
Glosario    299
Bibliografía    305
Recursos    309
Indice analítico    313

Introducción

Todo recién nacido trae consigo un bol de luz perfecta y, si la cuida, se volverá cada vez más fuerte y podrá realizar cualquier cosa: nadar con los tiburones, volar con las aves, y saber y comprenderlo todo. Sin embargo, si se sume en la envidia o en los celos, es como si tirara una piedra dentro de dicho bol de luz, con lo que pierde parte de ella, porque la luz y la piedra no pueden compartir el mismo espacio. Si sigue tirando piedras en su bol de luz, ésta acabará por agotarse y él se convertirá en una piedra. Las piedras ni crecen ni se mueven. Pero, si llega el momento en que se cansa de ser una piedra, no tiene más que invertir el bol para que salgan todas esas piedras y, así, se volverá a llenar de luz.

Tales from the Night Rainbow

Todos somos vibración. Existe una longitud de onda con la que se sintoniza toda forma de vida. El cuerpo humano se compone de un abanico de frecuencias que, cuando el individuo está sano, conforman un conjunto armónico y equilibrado. Sin embargo, es muy fácil que el cuerpo se desafine cuando sufrimos algún estrés físico o emocional. La sanación vibracional se sirve de unas herramientas vibratorias para que el cuerpo recuerde su propio estado natural de resonancia armónica y sana, de tal forma que, cuando recupere el equilibrio, esté preparado para luchar contra organismos dañinos.
De la gran variedad de herramientas vibratorias que existen, las principales que utilizo y describo en este libro incluyen la luz y el color (cromoterapia), los cristales, la aromaterapia y el sonido. Entre las que no describo en este libro, destacan los remedios florales, los elixires de gemas y la homeopatía. Al final se ha añadido un glosario con las definiciones de los términos y demás conceptos poco corrientes que se utilizan en este libro.
No es fácil conceptualizar con exactitud el proceso por el que se produce la sanación mediante la energía. Aunque son muchas las teorías, voy a describir las que personalmente considero más precisas de acuerdo con mi experiencia personal.
En estos tiempos en los que todos andamos tan ocupados, son pocos los que consiguen leerse un libro de cabo a rabo. Por ello, La sanación vibracional a través de los chakras está dividido en varias partes independientes entre sí y el lector puede escoger, en el índice, los campos que más le interesen.
En sánscrito, el término chakra significa rueda o vórtice. Los chakras son unos cúmulos no físicos de energía en movimiento circular que, en el campo energético del ser humano, se localizan tanto en la columna vertebral como en otras zonas. El aura o campo energético del ser humano refleja la combinación de frecuencias vibratorias de los chakras.
La mayoría de las enfermedades se deben a que se bloquean los canales de energía, entre los que se incluyen los meridianos de la acupuntura, los nervios, las arterias y las venas. Dichos bloqueos pueden producir inflamaciones, irritación y enfermedades. Las energías vibratorias que emanan de los colores, los cristales, la aromaterapia, la luz y el sonido pueden destruir dichos bloqueos y permitir, de esta forma, que la energía vuelva a fluir libremente.
En mi trabajo, combino dichas técnicas para que los clientes consigan comprender cuál es la causa subyacente de su enfermedad. Hay veces en las que les guío hacia experiencias de la infancia, de la vida intrauterina o de vidas pasadas para que puedan explorar dónde se origina su enfermedad. A veces les ayudo a liberar emociones que tienen reprimidas. También puedo conducirles a que examinen qué creencias esenciales pero disfuncionales, desarrolladas durante la infancia, mantienen aún vivas en su subconsciente. En un libro que escribiré más adelante, describiré cómo trabajo con estas creencias esenciales y causas subyacentes, además de cómo realizar regresiones a vidas pasadas.
La experimentación llevada a cabo con la cámara Kirlian (véase «Glosario») indica que se puede detectar la enfermedad en los chakras antes de que se manifieste a nivel físico, lo cual significa que un profesional con la debida formación es capaz de identificar —y de corregir— los equilibrios energéticos antes de que se manifiesten en forma de enfermedad física. Para ello, lo ideal es hacerse revisiones cuatro veces al año así como cuando se atraviese alguna fase con especial estrés en la vida.
En 1989, en su libro titulado Infinite Mind, Science of the Human Vibrations ofConsciousness,2 la científica Valerie Hunt afirma: «En el futuro, podrán diagnosticarse y tratar las alteraciones del campo energético varios meses o incluso años antes de que se manifiesten en el tejido físico».3 Ese futuro ha llegado ya.
Al equilibrar los chakras, el cuerpo recupera su nivel natural de resonancia armónica y la enfermedad no se manifiesta —o, si ya se ha manifestado, los síntomas desaparecen y, por regla general, no se reproducen al haberse eliminado la causa subyacente de dicho desequilibrio.
En este libro explicaremos cómo utilizar el sistema de chakras para detectar desequilibrios, y cómo aplicar la luz, los colores, los sonidos, los cristales y la aromaterapia en los chakras para reinstaurar la armonía en el cuerpo, la mente, las emociones y el espíritu. Asimismo, se describe la historia, ciencia y usos tradicionales de la sanación vibracional en distintas culturas, al tiempo que aporto mis propios métodos de diagnosis por
los chakras, mi Vibrational AlignmentTM, y presento mi nuevo «espectro de biofrecuencias», con el cual se pueden otorgar valores numéricos a las frecuencias del color, la luz, el sonido, los alimentos, las hierbas y los aceites esenciales.
Todas estas herramientas vibracionales pueden utilizarse tanto de forma independiente como en combinación con otros tipos de terapias energéticas y de trabajo corporal, así como paralelamente con la medicina tradicional, incluidas la psiquiatría, la psicología y la estomatología. Este libro está dirigido tanto a todo aquel que desee aplicar la sanación vibracional para mantenerse con buena salud, como para quien sea o desee convertirse en un profesional de dicho arte. Es apto tanto para no iniciados como para sanadores de renombre. El lector podrá observar que, cuando se combinan todas estas herramientas vibracionales con otras formas de sanación, los resultados no son sólo muy profundos sino entre dos y veinte veces más rápidos.
Quizá puedas liberarte de tu dependencia de los medicamentos químicos y de procesos quirúrgicos invasivos que tienen unos efectos secundarios potencialmente dañinos. Tenemos la gran suerte de disponer de todo un arsenal de sistemas medicinales que son como artillería pesada contra la enfermedad. Aunque los doctores que trabajan con medicamentos químicos y con la cirugía pueden ser unos ángeles de luz cuando se producen situaciones desesperadas, ello no justifica que se use sistemáticamente una daga para extraer una astilla porque suelen existir formas más delicadas para reequilibrar las biofrecuencias y recuperar la buena salud.
Hoy en día hay muchos lugares en Europa en los que los médicos alópatas trabajan en coordinación con aromaterapeutas, fitoterapeutas, comadronas y demás profesionales de las terapias holísticas gracias a que la medicina alternativa se practica y respeta desde hace mucho tiempo. En Suiza, por ejemplo, la Seguridad Social cubre tratamientos de homeopatía y kinesiología mientras que en Estados Unidos son muchos los que aún ponen en tela de juicio dichas artes sanadoras.
A día de hoy, todavía se considera la sanación con cristales una superstición a pesar de que, por otro lado, sean éstos unos elementos que se utilizan prácticamente en todas las tecnologías modernas como ordenadores, relojes y rayos láser. También sigue predominando el escepticismo
sobre la cromoterapia a pesar de que en las cárceles se utilizan celdas de tonos rosados para calmar a algunos presos y que en la hostelería se decoran restaurantes en tonos anaranjados para atraer a más clientes.
Sin embargo, las cosas están cambiando. En un artículo publicado en la revista Newsweek el 27 de septiembre de 2004 se informaba de que el gobierno federal de Estados Unidos invertiría, en 2005, dieciséis millones de dólares en investigación mente-cuerpo y que, además, muchos más millones provendrían de fundaciones privadas. En Estados Unidos, hay compañías que, en sus pólizas de salud, incluyen servicios de acupuntura y masaje. Por otro lado, el Health Insurance Plan de Nueva York —HIP USA— incluye prácticas mente-cuerpo. Hay hospitales que tienen departamentos de terapias mente-cuerpo y cada vez son más abundantes las clases de yoga. En las revistas femeninas ya aparecen artículos sobre la aro- materapia y, según un reciente estudio gubernamental, casi la mitad de la población de Estados Unidos utilizó técnicas mente-cuerpo en 2002.4 La existencia de una medicina auténticamente complementaria en un futuro es realmente algo prometedor.
Vibraciones. ¿Qué son las vibraciones? Nos las solemos imaginar en forma de ondas o de olas. Vivo en una isla del archipiélago de Hawái, en una manga de tierra que se introduce en el mar. Desde hace unos días el tiempo está revuelto y, con el viento, se ha levantado marejada. Las olas son variopintas y magníficas. Hay veces que forman una larga línea que se lanza casi en diagonal contra la costa, donde rompe con estruendo contra las rocas volcánicas mientras que, en otras ocasiones, ambos extremos de la ola avanzan y el centro se retrasa para acabar deshaciéndose en un montón de espuma blanca. A mi derecha, a una distancia equivalente a un campo de fútbol, hay una algarabía de pequeñas olas casi perpendiculares a la costa, formando una especie de montaña rusa de ondulaciones.
Sin prestarles mayor importancia, damos por sentado que cualquier forma de vida tiene una maravillosa orquestación de sonido y movimiento (aunque puede que dichos sonidos sean inaudibles para nuestro oído y el movimiento invisible para nuestros ojos). Sin embargo, son pocos
los que no se emocionan ante el estallido de las olas cuando se estrellan contra las rocas.
Aquí, en el punto donde me encuentro, donde las olas se mueven en una enloquecida mezcla de líneas paralelas, diagonales y perpendiculares, a nivel sutil, todo está organizado. Es como si una grandiosa directora de orquesta indicara con su batuta a algunas olas cuándo les corresponde estrellarse mientras que les dice a otras que esperen a su momento y, a un tercer grupo, que se desplacen lentamente mientras que la embestida contra el acantilado del primer grupo ruge de forma espectacular. En todo esto se percibe una periodicidad exquisitamente pautada, un ritmo perfecto, un metrónomo armonioso que coordina toda la vida y le da un aspecto y un sonido armónicos que complacen a nuestros sentidos del oído y de la vista —incluso en la peor de las tempestades.
Si proyectamos ese macrocosmos en nuestro microcosmos, observaremos que, en el mar de nuestros cuerpos físico y de energía, existe una cantidad y variedad, como mínimo equivalente, de patrones vibratorios. ¡Sin embargo, dichas vibraciones internas son mucho más susceptibles de sufrir alteraciones!
Si comemos algo que nos sienta mal en el estómago y, a continuación, nos ponemos a discutir acaloradamente con alguien, lo que hacemos es lanzar olas antagonistas que nos atraviesan el cuerpo con una intensidad feroz y que crea un rugido tan ensordecedor y discordante que lo podemos oír en nuestra tripa —literalmente.
Sabemos que, cuando el agua del mar se estrella contra un acantilado, se oye un rugido tremendo. Pero ¿qué sucedería si hubiera algo que le impidiera al agua sonar así? ¿Podríamos imaginarnos que a esa ola le entraría una sensación de frustración y de falta de plenitud hasta que se le volviera a permitir rugir?
Cuando experimentamos un fuerte impacto como, por ejemplo, la muerte de un ser querido, se produce en nosotros una explosión de energía que, virtualmente, nos exige que le permitamos expresarse —como el agudo plañido de las mujeres navajo cuando sus hombres morían en la batalla.
Sin embargo, la mayoría de nosotros no nos permitimos semejantes maneras tan descarnadas de desahogar nuestros sentimientos, por lo que ese sonido o vibración que debería acompañar a dicho impacto queda
atrapado en nuestro interior y nos acecha sin cesar, impidiendo así que la energía fluya de forma natural por el cuerpo físico y el energético.
Al combinar la sanación vibracional con el desbloqueo emocional y de sus causas subyacentes conseguimos crear un contexto y una oportunidad para expresar todas aquellas antiguas emociones que teníamos reprimidas y desatascar aquellas vibraciones que puedan haberse convertido en indicaciones vibracionales de enfermedades, todo lo cual permite que el cuerpo recupere sus ritmos naturales y sus biofrecuencias armónicas y sanas.
Podemos mantener los ritmos perfectos que esa divina directora orquestó para nuestro cuerpo o podemos comportarnos —o dejar que los demás se comporten— como grandes perturbadores.
Tengo la esperanza de que, al leer el presente libro, os animéis a adoptar nuevas perspectivas de vuestra relación con la vida en sí; que empecéis a consideraros seres vibratorios en constante intercambio de energía con vuestro entorno, dando y recibiendo energía tanto de la naturaleza y lo espiritual como de la gente, los animales e incluso de seres no vistos.
Joy Gardner, Paia, Maui, Hawái, 2005
 

Prólogo

Llevo trabajando en el campo de la salud desde 1970 y como sanadora vibracional desde 1985, por lo que he tenido miles de alumnos y clientes tanto en Estados Unidos como en Canadá, Europa y Australia.
A principios de la década de los setenta trabajé de fitoterapeuta y de auxiliar de clínica en la Country Doctor Community Clinic de Seattle, la cual patrocinó la publicación de mi primer libro (Healing Yourself), una de las primeras obras en Norteamérica de nuestros tiempos sobre la fitoterapia.
Por aquel entonces tenía un quiste ovárico que no paraba de reproducirse y, aunque sabía cómo hacer que se redujera de tamaño mediante la fitoterapia y el ayuno, yo quería encontrar una solución definitiva. La sanadora británica Rev. Helena Ram se convirtió en mi guía de una serie de viajes espirituales en los que conocí a mis guías espirituales, trabajé con la cromoterapia, tuve experiencias de las vidas pasadas y, al conseguir visualizarme como un ser diminuto dentro de mi cuerpo, pude hablar con mis ovarios y obtener profundas visiones de las causas emocionales de mi quiste.
Gracias a que Helena me ayudó a exteriorizar y a descargar unas profundas emociones que arrastraba, reprimidas, desde mi niñez, sentí que algo había cambiado profundamente en mí; que, de repente, la enfermedad ya no era un enemigo al que había que derrotar, destruir, quemar o envenenar, sino que era una maestra, una situación que me aportaba sabiduría. Esa enfermedad era la punta de un iceberg, un aviso crucial de toda una montaña de asuntos ocultos y sin resolver que yacían justo debajo de mi conciencia.
Al cabo de varias sesiones, aprendí a guiar a los demás en sus viajes espirituales y pasé a ser mucho más que una sanadora a nivel físico. El hecho de poder ayudar a mis clientes a descubrir la causa subyacente de sus problemas me pareció enormemente fascinante ya que no había dos casos iguales, sino que cada viaje espiritual era único y especial.
Al seguir explorando mis rincones más ocultos, descubrí una inmensa masa de tristeza reprimida. Como mi madre tenía trastorno bipolar, aprendí de ella a acumular y ocultar mis emociones para protegerme de sus devastadores cambios de ánimo. Con trece años tuve que afrontar la pérdida de mi defensor: mi hermano, que se quitó la vida con diecinueve años. Para entonces, yo ya había perdido toda capacidad de llorar y de expresar esa pena tan profunda. Más adelante, cuando yo tenía unos veinticinco años y entre los nacimientos de mis dos hijos varones, tuve una niña que falleció en el útero justo antes de nacer. También en esa ocasión huí despavorida de mis emociones, dejé a mi marido y me trasladé a Canadá.
En 1978 tuve la oportunidad de asistir a una charla de la psiquiatra suiza Elisabeth Kübler-Ross (1926-2004). En la década de los setenta del siglo pasado, predominaba una negación generalizada a aceptar el hecho de la muerte y apenas se veían películas o programas de televisión en los que alguien muriera. Sin embargo, esta humilde señora, por sí sola, facilitó enormemente que los americanos pudiéramos superar nuestro miedo a la muerte.
Participé en dos de sus talleres de cinco días, en los que, finalmente, conseguí destaponar la tristeza y el penar que llevaba reprimiendo tantos años y, a continuación, me fui a Shanti Nilaya, el centro que Elizabeth tenía en Escondido, California, para empaparme de su obra. Allí aprendí lo que debe hacer un profesional del counseling en los casos de pérdida de seres queridos, y todos esos conocimientos me los llevé a la Columbia Británica, donde colaboré con la creación de la Nelson and District Hospice Society, una residencia para enfermos terminales donde preparé a voluntarios e impartí talleres sobre la muerte y el duelo.
Mis ansias por hallar nuevos horizontes en la sanación me llevaron a descubrir los libros de Katrina Raphaell sobre la sanación con cristales. Cuando leí que el cuarzo rosado tiene fama de aportar energía de amor, me pregunté si le vendría bien a una clienta mía llamada Theresa (nombre ficticio) que había perdido a su pareja en un accidente de rafting y, al no haberse encontrado nunca el cadáver, atravesaba un prolongado e intenso período de duelo ya que no podía tener la certidumbre de que su
pareja no apareciera un día por la puerta de casa. Aunque Theresa y yo habíamos avanzado bastante en nuestras sesiones, era incapaz de abrirse completamente y romper a llorar.
Decidí comprar un ejemplar bastante grande de cuarzo rosado y, cuando llegó Theresa a la siguiente sesión, la tanteé para ver si estaría dispuesta a tumbarse en el sofá y que le colocara ese gran trozo de cuarzo rosado en el pecho. Accedió y, a los pocos segundos, me quedé pasmada al ver que le empezaban a correr lágrimas por las mejillas.
Después de ese caso, las piedras comenzaron rápidamente a formar parte de mi vida. Encontré una azul y verde llamada azurita-malaquita que, al colocarla sobre la garganta, era como si el tono azulado de la azurita estimulara el aparato fonador, facilitando que los clientes se expresaran más abiertamente, mientras que el verde de la malaquita parecía ayudarles a conectar con sus emociones. Observé que una piedra rosa estriada llamada cuncita iba bastante bien para reducir bloqueos físicos y emocionales; que una piedra translúcida de color marrón llamada cuarzo ahumado parecía tener la propiedad de eliminar la negatividad del cuerpo y de las habitaciones. Todas esas piedras pasaron rápidamente a ser indispensables para mis terapias de sanación.
Más adelante describiré cómo aparecieron en mi vida las técnicas de los chakras, los sonidos y la aromaterapia, y cómo correlacioné sonidos y aromas con los chakras. Kübler-Ross ejerció una gran influencia sobre mi actividad profesional en el campo de la sanación mediante el sonido porque trabajo mucho con los sonidos para desbloquear emociones. Estoy convencida de que el sonido constituye un lenguaje universal que, sin atravesar el hemisferio izquierdo del cerebro, permite que el alma consiga expresar sus emociones de forma directa y visceral.
Mi primer libro sobre la sanación vibracional, Color and Crystals — A Journey through the Chakras,5 se publicó en 1988, cuando en Estados Unidos el término chakra era prácticamente desconocido. Con más de cincuenta mil ejemplares vendidos ya, su éxito inicial me catapultó hacia una posición de autoridad en el campo de la sanación con las gemas. Por otra parte, la popularidad de los libros de Shirley Maclaine en los años ochenta hizo que se disparara el interés por los temas Nueva Era y por los cristales.
Sin embargo, en la década de los noventa la popularidad de los libros de Maclaine se esfumó rápidamente y hubo muchas librerías de metafísica y tiendas de cristales que tuvieron que cerrar. En unos pocos meses, la cantidad de participantes en mis talleres de sanación con cristales cayó en picado de setenta y cinco a apenas cinco por grupo. Tenía que cambiar de profesión.
Entonces me fui a hacer tres días de retiro, ayuno y oración, para pedir guía y ayuda. Durante aquel retiro se me repetían constantemente las palabras «sanación vibracional» —un concepto del que yo nunca antes había oído hablar—. No es que escuchara esas palabras con los oídos, sino que era más bien un pensamiento que se repetía en mi mente pero como si proviniera de fuera de mí. A ese proceso le puse el nombre de «Orientación».
Hasta ese momento siempre me había considerado una ecléctica empedernida que se interesaba por demasiadas cosas y que sabía hacer demasiadas cosas que no estaban relacionadas entre sí. Sin embargo, durante mi retiro de tres días, al escuchar las palabras «sanación vibracional», comencé a darme cuenta de que, bajo el paraguas de dicho concepto, podría incluir y enseñar todas mis técnicas de chakras, gemas, sonidos, cromoterapia y aromaterapia.
Aunque al principio pensaba que mi taller sobre la muerte y el duelo era un trabajo desconectado de todo lo demás, me di cuenta de que gran parte de él consistía en desbloquear antiguas emociones para que la gente pueda vivir plenamente en el presente. Cuando trabajo con un cliente y siento que tiene un bloqueo en los chakras emocionales, suelo quitarle las piedras que le he colocado en el cuerpo y pedirle que se levante, coja un trozo de manguera de caucho que tengo cerca y descargue toda su rabia dando golpes —una técnica que aprendí de Kübler-Ross—. De esta manera, cuando ya se ha descargado toda la rabia y se han derramado todas las lágrimas, el individuo se abre de inmediato, sobre todo en los chakras emocionales segundo, tercero y cuarto.
Así fue como mi taller sobre muerte y duelo se convirtió en taller de desbloqueo emocional. En los tres días de mi ayuno estructuré todo un nuevo programa con una serie de ocho talleres en los que se incluía toda la variedad de trabajos que llevo haciendo tantos años.
Al día siguiente de terminar mi ayuno, entré en una librería y encontré un libro que acababa de se ser publicado: Vibrational Medicine, de
Richard Gerber. Me impresionó que el Dr. Gerber utilizara un término similar para describir el trabajo que yo hacía con los colores y las gemas en los chakras. Sentí que dicha sincronicidad venía a confirmarme, de forma clara, la «Orientación» recibida durante mi retiro.
En 1989 fundé y empecé a dirigir el Programa de Sanación Vibra- cional (véase«Recursos»). En 1995 empecé a ofrecer dichos talleres en Big Island, en el archipiélago de Hawái. Después, también lo impartí en Columbus, en el estado de Ohio, durante varios años.
En octubre de 2004 llegó a este mundo mi nieto Keanu y, en enero de 2005, me fui a vivir a Maui con Keanu, mi hijo y mi nuera.

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