El Evangelio gnóstico de Tomás, por Jesús García Consuegra. Editorial Creación

El Evangelio gnóstico de Tomás

Referencia: 9788415676218
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El Evangelio de Tomás es un texto apócrifo que contiene 114 dichos atribuidos a Jesús de Nazaret.

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El Evangelio de Tomás es un texto apócrifo que contiene 114 dichos atribuidos a Jesús de Nazaret. Algunos de estos dichos tienen un tremendo parecido con los que se pueden leer en los cuatro evangelios canónicos, pero hay otros nuevos que nos sorprenden por su profundo significado espiritual, lo que, sin duda, aporta una gran riqueza a los primeros y nueva luz para entenderlos mejor. Este Evangelio ya existía en la antigüedad, pues fueron conocidos por los padres de la Iglesia. Orígenes lo menciona y Clemente de Alejandría llega a citar el dicho 

Jesús dijo:

«El que busca no debe dejar de buscar hasta que no haya encontrado. Y cuando encuentre, quedará perturbado; y tras su perturbación, se asombrará y reinará sobre todo el universo»

Los 114 dichos de este Evangelio, escritos en copto, se han conservado hasta nuestros días gracias al descubrimiento en Nag Hammadi, en el año 1945, de la Biblioteca Gnóstica, compuesta por trece códices de papiro encuadernados en cuero y encerrados en vasijas de greda selladas, hallados por casualidad por unos campesinos.

INTRODUCCIÓN

El Evangelio de Tomás no es un Evangelio como los canónicos, que nos cuentan la vida y obra de Jesús. Este consta más bien de una colec­ción de 114 dichos o logión atribui­dos a Jesús sin incluirlos en un orden o contexto lógico. Se podría decir que muchos de estos dichos proce­den de la misma fuente que aquellos que se pueden leer en los evangelios canónicos, aunque la interpretación, en base a todo el contexto de la obra, hay que hacerla desde el punto de vista del movimiento gnóstico, ya que se puede apreciar la poca importancia que le daban, por ejemplo, a los hechos históricos y, en cambio, sí destacan el lado esotérico: supuestas revelaciones secretas de Jesús a sus discípulos.
Este Evangelio ya existía en la antigüedad, pues fueron conocidos por los padres de la Iglesia. Orígenes lo menciona y Clemente de Alejan­dría llega a citar el dicho n° 2:
Jesús dijo: «El que busca no debe dejar de buscar hasta que no haya encontrado. Y cuando encuen­tre quedará perturbado, y tras su perturbación se asombrará y reinará sobre todo el universo».
Los 114 dichos de este Evange­lio, escritos en copto, se han conser­vado hasta nuestros días gracias al descubrimiento en Nag Hammadi, en el año 1945, de la Biblioteca Gnós­tica, compuesta por trece códices de papiro encuadernados en cuero y encerrados en vasijas de greda sella­das, hallados por casualidad por unos campesinos.
Medio siglo antes de este impor­tante hallazgo en Nag Hammadi se descubrieron unos fragmentos de pa­piro, escritos en griego, en la ciudad egipcia de Oxyrhynchus referentes a este Evangelio apócrifo, aunque no se le dio mucha importancia hasta el descubrimiento de la versión copta en Nag Hammadi, que ofreció, al pa­recer, el texto completo.
Guilles Quispel, historiador de la religión en Utrecht, en los Países Bajos, era un gran conocedor de los fragmentos hallados en Oxyrhyn‑
chus, pero, al leer por primera vez el Evangelio de Nag Hammadi, no po­día dar crédito a sus ojos, pues leyó en la primera línea:
«Estos son los dichos secretos que pronunció Jesús el Viviente y que el mellizo Judas Tomás puso por escrito».
Estas palabras nuevas encontra­das en el texto completo del Evange­lio de Tomás le plantearon a Quispel dudas sobre su autor: ¿Tenía Jesús un hermano gemelo, como aseguraba el texto? Si fuera así, estaríamos ante una crónica auténtica de las palabras de Jesús.
El texto data aproximadamente del siglo III o IV, aunque el original es, probablemente, mucho más anti­guo y habría sido escrito entre el si­ glo I y el siglo II (años 50-125 d. C.). Pero, como el lector puede suponer, estas fechas están sujetas a discusión y debate.
Algunos exegetas sostienen que se trata de un Evangelio original, anterior a los canónicos y debe de haber sido escrito partiendo de una tradición oral, pues así lo confirma su consideración en el siglo I como fuente de autoridad.
Sea como fuere, algunos de los dichos atribuidos a Jesús en este evangelio tienen un tremendo pareci­do con los que se pueden leer en los cuatro evangelios canónicos, pero hay otros nuevos que nos sorpren­den por su profundo significado es­piritual, lo que, sin duda, aporta una gran riqueza a los primeros y nueva luz para entenderlos mejor.
No se sabe por qué no llegó a conservarse ninguna copia a través de los siglos, pero seguramente ten­drá mucho que ver la polémica entre los gnósticos y la llamada iglesia pri­mitiva. Los textos religiosos gnósti­cos proponían interpretaciones dife­rentes a los oficiados en su tiempo, y fueron declarados heréticos. A partir de la conversión de Constantino al cristianismo, la mera posesión de un libro herético se consideraba delito y los ejemplares encontrados se des­truían. Por eso, probablemente, los libros encontrados en Nag Hammadi, entre los que se encontraba El Evan­gelio de Tomás, se apartaron de la circulación y fueron escondidos por los seguidores del movimiento gnós­ tico en las vasijas de barro en las que fueron hallados en 1945.
El manuscrito completo de El Evangelio de Tomas encontrado en 1945 ocupa los folios 32 a 51 del códice II de los 13 que componen la biblioteca encontrada en Nag Ham­madi, y se encuentra actualmente en el Museo Copto del Antiguo Cairo, en Egipto.

 

Creacion
9788415676218

Ficha técnica

Peso
70 g
Autor/es:
Jesús García Consuegra
Editorial
Creación
Formato
17X11 cm
Páginas
64
Encuadernación
Rústica (tapa blanda)
Nuevo
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