La biblia de la grafología - José Javier Simón. ISBN 9788441435575

La biblia de la grafología

Referencia: 9788441435575
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El estudio más completo
de los rasgos
de la escritura y de la firma
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La biblia de la grafología es una obra de referencia, la más completa interpretación y estudio de una disciplina tan interesante como desconocida, tanto desde el punto de vista histórico, psicológico como de práctica profesional.
Gracias a los ejemplos e ilustraciones explicativas, podrá conocer y distinguir de forma sencilla los distintos rasgos y caracteres que definen cada uno de los tipos de escritura analizados, así como a las personas que la ejecutan.
Una obra fundamental no solo para aquel que desee empezar a profundizar en el estudio de la escritura, sino como herramienta de trabajo y consulta para todos aquellos que ya conocen la grafología y quieren ampliar conocimientos sobre tan interesante materia.
A través de este libro podrá identificar distintos aspectos de la personalidad tales como:
- Conocer las orientaciones vocacionales.
- Buscar pareja o caracteres compatibles.
- Analizar las habilidades sociales para explotar en distintos ámbitos.
- Identificar textos escritos, firmas, falsificaciones, etc.

José Javier Simón, grafólogo desde hace más de cuatro décadas, ha llevado a cabo distintos proyectos de investigación grafológica, primero en colaboración con la Universidad de Psicología de Somosaguas (Madrid) y con la Asociación Internacional de Grafología Científica, de la que es presidente de honor. Ha divulgado sus conocimientos a través de cursos, conferencias, artículos de prensa y diferentes programas de radio y televisión.
En la actualidad ejerce como perito calígrafo judicial y ha intervenido como tal en diferentes casos mediáticos, siempre en relación con la autentificación de escrituras y firmas. Es autor de Grafología fácil y Todo sobre las firmas, entre otros títulos.

PRÓLOGO
El autor del presente libro me ha pedido que escriba el prólogo, a lo cual ni puedo ni quiero negarme. Primero, porque José Javier Simón es un buenísimo amigo mío, y después porque el libro que el lector tiene ahora en sus manos es un trabajo tan bien hecho que es para mí un honor participar en él. José Javier Simón es un excelente pedagogo. De ello damos fe todas las personas que, a lo largo ya de muchos años, hemos desfilado por sus cursos de grafología, en los que se entrega totalmente.
Simón, como lo conocemos la mayoría de sus amigos, conoce muy bien la grafología porque es un apasionado de esta técnica. Esto no le impide —o quizá le impulsa a ello— hacer ciertas puntualizaciones respecto al lugar que la misma debe ocupar.
Bien advierte que no debe confundírsela con una Ciencia, ya que es parte de ella, si bien hay que concederla el lugar destacado y digno que ha demostrado merecer.
La grafología —como muy bien explica el autor en las páginas que siguen a este prólogo— es una técnica sumamente útil, de la cual nos servimos muy frecuentemente los psicólogos. Su alta fiabilidad como prueba proyectiva hace de la grafología uno de los instrumentos más útiles al servicio del conocimiento de la persona.
En este libro se analiza pormenorizadamente cada aspecto de la escritura, y se valora la información que nos aporta. Con la minuciosidad propia de un erudito enamorado de su materia, Simón nos introduce por los intrincados caminos de una técnica compleja en sí misma, pero mucho más fácil de comprender gracias a la claridad de su exposición. Comienza el autor haciendo un recorrido histórico, de cuál ha sido la trayectoria que la grafología ha seguido a través de los años, desde sus balbuceos, allá en la China milenaria, hasta nuestros días, convertida en asignatura oficial en varias universidades occidentales.
Es indudable que quien tenga en sus manos el presente libro experimenta —cuando menos— una gran curiosidad por esta materia.
Nada tan emocionante como adentramos en los vericuetos de la personalidad e ir identificando, rasgo a rasgo, ese entramado de inclinaciones, hábitos, miedos y secretas ambiciones, que conforman la conducta humana.
Las páginas de este libro, La biblia de la grafología, transmiten aspectos de tan innegable interés que cautivarán inmediatamente la atención del lector, de manera que se puede caer en la tentación de no dejarlo de la mano hasta haberlo leído.
Pero no se trata de leer deprisa y dejarlo después (quizá con una cierta saturación del tema) sino de hacerlo lenta, sosegadamente, como si se fuera desgranando; saboreando cada capítulo, cada ejemplo, cada explicación, como se saborea un buen vino.
Porque este libro es también el fruto de unos conocimientos, unas experiencias, una exhaustiva recopilación de datos, todo ello tamizado por el tiempo y el proceso de madurez profesional de José Javier Simón.
En fin, el lector tiene ante sí una gran obra, tanto por la extensión de su contenido como por el rigor de sus análisis. Es un práctico libro de consulta que le resolverá todas las dudas que se le presenten en el desarrollo de su actividad grafológica, bien la ejerza como profesión o como hobby.
En suma, creo que José Javier Simón ha hecho un gran trabajo y el lector una magnífica adquisición.
Al amigo, mis felicitaciones por haber sido capaz de una dedicación como la que el presente manual requiere. Al grafólogo, mi admiración por el dominio que exhibe de esta técnica. Y a ambos, reunidos en una misma persona, mis mejores deseos de éxito, indudablemente merecido, con esta «BIBLIA DE LA GRAFOLOGÍA».
Irene Álvarez Psicóloga
Capítulo I
INTRODUCCIÓN
Es cierto que cada vez se escribe menos a mano. Las llamadas «nuevas tecnologías» nos han privado de comunicarnos de forma directa y personal. Las cartas manuscritas se han sustituido por «mensajes de texto» o «correos electrónicos». A los personajes famosos ya no se les pide un autógrafo, sino una foto con el móvil. Pero no todo está perdido, porque, aunque cada vez menos, todavía se sigue escribiendo a mano. Sobre todo en colegios y universidades, aunque al salir los alumnos se abalancen sobre el móvil para entrar enseguida en sus «vidas virtuales».
Los apuntes suelen ser manuscritos, y también las notas en agendas de papel o papelitos adhesivos. Las felicitaciones de Navidad también se han pasado al bando electrónico, qué le vamos a hacer.
Sin embargo, el hecho de escribir sigue siendo algo muy personal y, sin tener en cuanta incluso lo de los apuntes y las notas, todavía hay quienes escribimos cartas a mano, aunque sea de vez en cuando.
Al escribir a mano, el papel se toca, se impregna de nosotros, dejamos algo nuestro en ese folio o en esa cuartilla. Y cuando posamos el lápiz, el bolígrafo, la pluma o el rotulador sobre ese papel, hacemos el dibujo de nuestras letras, que son siempre personales. Estamos dejando una huella directa en ese escrito, nada que ver con los mensajes electrónicos, mucho más fríos e impersonales.
También es cierto que se sigue firmando, también cada vez menos con eso de las firmas electrónicas y últimamente con las llamadas «biométricas». Las primeras son archivos con claves más o menos complejas que se adjuntan con los documentos y las segundas son las que se hacen sobre pantallas que captan todos los movimientos de la firma en cuestión y los almacenan en un archivo informático.
Pero aun así se continúan firmando muchísimos documentos: los resguardos de tarjetas, los contratos, los carnets, los pasaportes, los diplomas, las notas escolares, etc.
Y de todo lo que todavía se escribe a mano y se firma sobre papel se pueden deducir muchas cosas acerca de sus autores.
 Desde luego que existen métodos para conocer a fondo a las personas sin dejarnos guiar por lo que dicen o escriben. El más utilizado es la propia intuición, es decir, el «me cae bien o mal», que muchas veces está basado es un análisis intuitivo de los gestos, del tono de voz y de mil y un detalles propios de cada persona que un observador sensible es capaz de captar.
También es cierto que existen profesionales del conocimiento profundo de las personas: los tan traídos y llevados psicólogos y psiquiatras que disponen de técnicas para conocer a fondo al «personal» y sacar a la luz sus traumas y sus más íntimos problemas.
Muchas veces estos profesionales se valen de sus famosos «tests» para apoyar sus observaciones en algo más sólido que su propia intuición, y no cabe duda de que tanto la Psiquiatría como la Psicología por mucho que se las critique dan resultados y desde luego son auténticas Ciencias en el sentido absoluto del término.
Entre los tests que estos científicos de la mente humana utilizan los hay de muchos tipos. Algunos se basan en las simples respuestas a cuestionarios más o menos extensos, otros en la resolución cronometrada de problemas de distinta índole, etc.
Hay un grupo de tests cuyo fundamento es la interpretación de elementos en los que la personalidad del analizado «se proyecta». Por ejemplo, al dibujar espontáneamente un árbol (test de Koch), una persona (test de Machover), una familia, etc. El más famoso consiste en interpretar libremente unos dibujos abstractos o «manchas» sobre una serie de láminas (test de Rorschach). En todos estos casos la persona, sin darse cuenta, está plasmando su auténtica personalidad, poniendo al descubierto su «yo» más profundo. En efecto, estos tests llamados técnicamente proyectivos sirven para conocer muy en profundidad la personalidad que se proyecta en todos ellos.
Pues bien, uno de esos tests proyectivos es ni más ni menos que la GRAFOLOGÍA, ya que, quien escribe a mano y/o firma, aparte de plasmar gráficamente sus ideas, está también proyectando su personalidad sobre el papel.
Podemos asegurar, por tanto, que la grafología es una excelente manera de conocer a la gente, lo que la convierte en un arma de insospechadas aplicaciones en nuestra sociedad, tanto a niveles personales como laborales y sociales.
Para reforzar todo lo dicho hasta ahora y dejar todavía más claro y matizado el término, nos proponemos responder a la siguiente pregunta:
¿QUÉ ES LA GRAFOLOGÍA?
Lo primero que debemos dejar muy claro es lo que la grafología no es. Por ejemplo, no es una ciencia en el sentido estricto, cosa que, sin embargo, suele afirmarse frecuentemente utilizando de manera indebida el término.
Ello no quiere decir que la grafología no tenga carácter científico, que indudablemente lo tiene; lo que ocurre es que se trata de una parte de una ciencia llamada psicología, de la que la grafología es un valiosísimo auxiliar. Decir que la grafología es una ciencia equivaldría a afirmar que el Teorema de Pitágoras lo es también, cuando la ciencia es, en este caso, las matemáticas.
También conviene dejar muy sentado que la grafología nada tiene que ver con lo esotérico, es decir, con lo que se denominan «ciencias ocultas» u «ocultismo», términos bajo los que se encuadran materias tales como la cartomancia, quiromancia, astrología, etc., cuya relación con la grafología es inexistente, pese a lo cual en muchas ocasiones se las incluye en apartados similares.
Así pues, queremos que quede muy claro desde el principio que la Grafología no es una Ciencia y mucho menos oculta, sino que es un auténtico «test» psicológico y por tanto científico incluido en el grupo de los llamados «proyectivos». O sea que:
«LA GRAFOLOGÍA ES UN TEST PROYECTIVO»
Sin embargo, ninguno de ellos presenta en conjunto las ventajas que ofrece la grafología, empezando por su facilidad de aplicación. De entrada, el «test grafológico» tiene la ventaja de que a la persona no hay que decirle específicamente que se le va a «pasar un test», lo que podría hacerle tomar sus precauciones psicológicas y ponerse más o menos a la defensiva. Con la grafología esto no es necesario, es más, ni siquiera hay que disponer de la presencia fisica de la persona, basta con disponer de una muestra lo más amplia posible de su escritura.
Otra cosa importante que conviene dejar muy clara desde el principio es que no se trata de «leer» lo que está escrito. Todo lo que se diga en una carta o un documento escrito a mano está muy bien, pero le interesa más bien poco al grafólogo para su análisis.
En grafología no se tiene en cuenta el contenido, sino que se analizan otras cosas tales como la situación del texto en la página, la distancia entre las palabras y las lineas, los márgenes, el tamaño de las letras, la forma de las mismas, su inclinación, la dirección de los renglones, la velocidad y la presión del trazado, la manera en que las letras se unen unas con otras, la organización general de todo el escrito, etc. Y desde luego que estudiando todo esto sacaremos conclusiones reales sobre la forma de ser auténtica de la persona, y, aunque nunca podremos saberlo todo sobre ella, sí que vamos a tener una amplia y profunda panorámica de su personalidad.
Bien, pues una vez que ha quedado claro el concepto de grafología, cabe plantearse las aplicaciones de este magnífico test o, con otras palabras:
¿PARA QUÉ SIRVE LA GRAFOLOGÍA?
Pues fundamentalmente para conocer a las personas en profundidad. En efecto, mediante la técnica grafológica puede elaborarse un informe psicológico completo. En el
mismo pueden incluirse todas las características intelectuales (agilidad mental, capacidad de síntesis, claridad de ideas, intuición, lógica, creatividad, etc.). Y continuar con las aptitudes para el estudio y el trabajo, tanto en lo relativo a capacidad (intensidad laboral, constancia, diligencia, concentración, memoria, etc.) como a la actitud que se adopta ante el mismo (práctica o teórica, grado de orden, detallismo, puntualidad, capacidad de organización, dotes de mando, iniciativa, decisión, nivel de aspiraciones, etc.). Para terminar estudiando todas y cada una de las parcelas de la personalidad; si la persona es más o menos intro o extravertida, si se deja llevar más por los sentimientos, o bien es más cerebral, cómo suele ser su estado de ánimo, la energía interna de que dispone o la fuerza de su «yo», su autoconcepto, si es capaz o no de controlarse, la confianza que tiene en sus propias posibilidades, etc.
Se valora también la forma de relacionarse de la persona: si es más o menos sociable, si dice las cosas como las piensa o utiliza la diplomacia, si se adapta o no a diferentes ambientes y situaciones y hasta qué punto le influye lo que pasa a su alrededor, así como la fiabilidad general que esa persona ofrece.
También son sujeto de análisis grafológico otras parcelas tan íntimas como la canalización y el desarrollo de la sexualidad, o tan primarias como la manera de enfocar o canalizar la propia agresividad: el grado de esta, hacia dónde se suele dirigir, su duración, etc.
Asimismo, es posible incluir en el informe grafológico un estudio de las alteraciones de la personalidad, si las hubiera. En efecto, son detectables mediante grafología la existencia de neurosis (pudiéndose especificar si son de angustia, obsesivas, histéricas, depresivas, etc.), de psicosis (como la paranoia, la maníacodepresión, la esquizofrenia, etc.) o de psicopatías, así como de tendencias suicidas y drogodependencias.
Además, mediante la aplicación del test grafológico, no solo es posible el análisis de la persona en un determinado momento, sino que también se puede estudiar su evolución a lo largo de la vida del sujeto. Es necesario para ello disponer del material gráfico adecuado perteneciente a cada época, desde los primeros garabatos y dibujos de la infancia hasta la escritura actual.
La posibilidad de conocer tan a fondo a las personas a través de algo tan aparentemente simple como el análisis de los rasgos de su escritura pone a la grafología en situación de ser utilizada en muchísimas áreas de nuestra sociedad.
¿DÓNDE Y CÓMO SE UTILIZA?
En el campo de la psicología resulta un valiosísimo auxiliar, tanto en sus facetas clínicas como industriales. En las primeras se utiliza como test complementario en los diagnósticos de pacientes, para lo que se usa también en psiquiatría.
Un análisis de los cambios en la escritura a lo largo del tratamiento, permite conocer la evolución del paciente y la incidencia que la terapia está teniendo en la estructura de su personalidad.
La faceta industrial de la psicología también se ve reforzada por la grafología con diversas aplicaciones, la primera de las cuales es la selección de personal. En efecto, un análisis grafológico de los currículums escritos a mano permite hacer una primera selección de los más adecuados para un determinado puesto; posteriormente se elabora un informe más detallado de los candidatos que a lo largo del proceso de selección se perfilan como idóneos.
Pero la grafología no solo permite seleccionar, sino que hace posible mediante análisis periódicos de la escritura del personal la adecuada redistribución del mismo en el organigrama de la empresa.
En educación, la grafología constituye una eficaz ayuda en el conocimiento de la personalidad de alumnos, padres e incluso personal docente, lo que es un importante factor para conseguir unas mejores relaciones entre todos los implicados en el proceso educativo.
Asimismo, cabe resaltar la importancia de la grafología en la orientación vocacional de los jóvenes, de acuerdo con sus capacidades intelectuales, sus aptitudes y su personalidad, todas ellas analizables a través de su escritura.
Existe una rama de la grafología llamada grafoterapia, cuyo objetivo es la modificación de determinadas conductas, fundamentalmente de personas jóvenes a través de corregir algunos rasgos de su escritura. No obstante, el éxito de estos tratamientos puede ser debido en gran medida a la relación del joven con la persona que le trata más que a los cambios que se pretenden introducir en su escritura.
Aparte de estas aplicaciones, la grafología es muy útil también en el terreno de las relaciones públicas, ya que permite tener un conocimiento previo de las personas con las cuales se ha de tener una reunión o entrevista de trabajo. En el campo de las ventas, la grafología permite no solo seleccionar vendedores eficaces en las correspondientes selecciones de personal sino conocer las características personales de los potenciales clientes.
Las relaciones humanas tienen también en la grafología un importante auxiliar; por ejemplo, en un tema tan delicado como la búsqueda de pareja y su posterior orientación mediante un tipo de análisis denominado de compaginación de caracteres, en el que se hace un estudio de todos aquellos aspectos de la personalidad que resultan claves en una relación. De hecho, la grafología se utiliza, por ejemplo, en muchas agencias matrimoniales cuyos profesionales pueden, gracias a la grafología, conocer datos sobre sus candidatos que de otro modo serían muy dificiles de saber. Además, son detectables, mediante el análisis grafológico de las escritura de los integrantes, las problemáticas familiares, ya sea entre los propios cónyuges, o entre ellos y sus hijos, o bien entre estos mismos entre sí.
De igual forma se puede usar la grafología para deducir cómo van a ser las relaciones entre los miembros de un determinado grupo de personas, o cuáles son los aspectos positivos y negativos que presentan, en el caso de que estas relaciones ya existan.
En relación con la medicina, la grafología tiene sus aplicaciones, en el sentido de proporcionar un conocimiento global de la personalidad del paciente, sobre todo en aspectos como son su capacidad de resistencia y el estado anímico general.
Hay una especialidad de la grafología llamada grafopatología que permite diagnosticar algunas enfermedades o problemas de índole físico, incluso de forma precoz.
En el campo jurídico, la grafología juega un importante papel; así, los denominados peritos calígrafos dictaminan de manera habitual y muchas veces determinante sobre casos de validez o falsificación de firmas en documentos, identificación de textos escritos, detección de la autoría de anónimos, validez o nulidad de testamentos ológrafos, etc. Este tipo de peritos, entre los que me encuentro, se basan en un minucioso análisis de los rasgos gráficos para realizar su trabajo, haciendo un detallado seguimiento de los mismos con ayuda de diversas técnicas, tanto ópticas lupas, microscopios, negatoscopios, ampliadoras, proyectores, etc., como informáticas: fotografía digital, programas de tratamiento de imágenes, videoespectros, etc.
El testimonio de los peritos calígrafos es muy apreciado en general por jueces y magistrados, quienes ven en ellos a valiosos colaboradores de la Administración de Justicia. Tanto es así que en los Cuerpos de la Seguridad del Estado (como la Guardia Civil y la Policía Nacional) disponen de sus propios gabinetes de expertos en estas técnicas.
Otro apartado en relación con la justicia es la posibilidad de conocer el perfil de la personalidad de los delincuentes a partir de firmas o muestras de su escritura.
Por último, la grafología nos permite también llevar a cabo una labor de investigación de personajes históricos, de los que resulta posible mediante el análisis de sus muestras escritas trazar un perfil psicológico que puede darnos una nueva dimensión del personaje. Para realizar este tipo de análisis es necesario tener un conocimiento lo más exacto posible de las costumbres escriturales de la época de que se trate, con objeto de ajustar a ellas las propias leyes generales de la grafología. Es, por tanto, indispensable tener conocimientos de la llamada paleografía (literalmente, «estudio de las escrituras antiguas») para realizar correctamente este tipo de análisis.
Como puede verse, resulta enormemente amplio el abanico de posibilidades que la grafología ofrece en muy diversos campos de nuestra sociedad, lo que no es extraño si partimos de la base de que se trata de una técnica que permite básicamente tener un conocimiento exacto y profundo de la personalidad.
A continuación hacemos un recorrido a través del tiempo para analizar las distintas etapas por las que esta técnica grafológica ha pasado hasta llegar a su nivel actual.
ÍNDICE
Prólogo 11
Capítulo I
INTRODUCCIÓN 13
Capítulo II
HISTORIA 19
Capítulo III
LA GRAFOLOGÍA EN EL MUNDO 27
Capítulo IV
LAS ESCUELAS O MOVIMIENTOS GRAFOLÓGICOS 49
Capítulo V
EL ACTO PSICOBIOLÓGICO DE ESCRIBIR 53
Capítulo VI
CURIOSIDADES GRAFOLÓGICAS 56
Capítulo VII
LAS MUESTRAS GRÁFICAS A ANALIZAR 72
Capítulo VIII
LOS DIBUJOS «DISTRAIDOS» 77
Capítulo IX
EL ANÁLISIS DE LOS SOBRES 80
Capítulo X
LA ORGANIZACIÓN GENERAL DEL ESCRITO 84
Capítulo XI
EL TAMAÑO DE LA ESCRITURA 123
Capítulo XII
LA FORMA DE LA ESCRITURA 140
Capítulo XIII
LA DIRECCIÓN DE LAS LÍNEAS 172
Capítulo XIV
LA INCLINACIÓN DE LAS LETRAS 189
Capítulo XV
LA VELOCIDAD DE LA ESCRITURA 206
Capítulo XVI
LA PRESIÓN DE LA ESCRITURA 229
Capítulo XVII
LA COHESIÓN DE LAS LETRAS 247
Capítulo XVIII
LOS GESTOS TIPO 268
Capítulo XIX
LA FIRMA Y LA RÚBRICA 288
Epílogo 347
Edaf
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