Manual De Materia Medica Homeopatica

Referencia: 9788461549290
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Una materia médica completa, con más de quinientos medicamentos, explicada de una manera sencilla, concisa y didáctica. Contiene comparaciones entre diferentes sustancias con síntomas similares, así como los sinónimos más habituales. Xavier Díez LlambrichLicenciado en Medicina y Cirug...

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Una materia médica completa, con más de quinientos medicamentos, explicada de una manera sencilla, concisa y didáctica. Contiene comparaciones entre diferentes sustancias con síntomas similares, así como los sinónimos más habituales.

Xavier Díez Llambrich

Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona.
Licenciado en Antropología Social y Cultural por la U.N.E.D.
Diplomado en Homeopatía y Terapéutica Homeopática por la Universidad de Burdeos.
Delegado en España de la Organización Médica Homeopática Internacional (1988-1994).
Colaborador de la Clínica del Dolor del Hospital Clínic de Barcelona (1990-1998).
Consulta homeopática en Barcelona desde 1983.
PRÓLOGO

Tras haber escrito mi libro sobre los "pequeños remedios" ("Medicamentos homeopáticos de acción puntual", Masson, Barcelona, 1996), pensé que valdría la pena dedicar otra obra a los grandes medicamentos, aun cuando la mayor parte de los libros de homeopatía ya hablaba de ellos. Con el paso de los años y tras haber ido redescubriendo otros remedios "menores", me decidí a escribir una materia médica completa, agregando a una nueva versión de mi anterior trabajo, tanto unos como otros. Así, hace más de una década que comencé a hacerlo. Por diversos avatares de mi vida, su redacción quedó paralizada durante mucho tiempo. Años después, en el curso de una conversación con colegas de la Universidad de Zaragoza, antiguos alumnos de los cursos que había dado en los años ochenta del pasado siglo, se me estimuló a terminar dicho trabajo. El presente manual es el fruto directo de dicha charla.
Sin embargo, el largo período de tiempo transcurrido entre el inicio de la obra y su continuación resultó ser sumamente útil, puesto que, cuando lo revisé años más tarde, observé que lo que había escrito constituía una larguísima lista de signos y síntomas, algo tan aburrido como poco didáctico. Ello me obligó a replantearme la cuestión y reescribir lo que ya había elaborado. Decidí transformar dicha esquematización impersonal y monótona en un discurso similar al que utilizo en mis clases. De esta manera, transformé su redacción, complementándola con diversas matizaciones y aportaciones personales, pues era lo que más habían valorado los lectores de mi anterior libro.
Por otro lado, quiero puntualizar que, a la hora de prescribir algunos de los medicamentos poco utilizados (mis queridos "pequeños remedios"), frecuentemente se tiene la desagradable sorpresa de que han dejado de ser fabricados por los principales laboratorios. Ello es debido muchas veces a cuestiones administrativas y legislativas. Pero también es motivado porque, al no ser muy usados muchos de estos medicamentos (normalmente por desconocimiento), no resulta rentable su elaboración. No censuro dicho comportamiento a los laboratorios (que tanto hacen por la homeopatía), pues sería algo lógico en cualquier empresa. Sin embargo, abogo aquí por estimular su prescripción, en primer lugar para mejorar el resultado terapéutico y, en segundo lugar, para evitar su progresiva desaparición. Sin duda, estos mal llamados "remedios menores" tienen una gran labor a realizar y son de fácil manejo, al basarse su empleo en indicaciones puntuales, de manera casi alopática. Asimismo, su acción es mucho más profunda de lo que se ha supuesto tradicionalmente, cubriendo campos específicos a los que no llegan frecuentemente los denominados "grandes remedios", utilizados por la mayoría de homeópatas. En este sentido, me parece un tanto absurda y poco justa la clasificación entre pequeños y grandes remedios, pues en definitiva... ¿cuál es la frontera entre unos y otros?
Respecto al nombre de los medicamentos, he intentado hacer constar la mayor parte de sus sinónimos, pues en ocasiones vienen etiquetados con diferentes denominaciones, constituyendo un motivo de confusión para el farmacéutico (cuando recibe la receta), el paciente (cuando recoge la medicación) y el mismo médico prescriptor (cuando es consultado por este último para confirmar la correcta dispensación del remedio).
Al hablar de cada síntoma, he ido anotando diferentes remedios que lo tienen también en su patogénesis, para facilitar el estudio de las relaciones medicamentosas y recordar al lector los diferentes conceptos. Estos medicamentos han sido siempre ordenados alfabéticamente, para no condicionar su elección.
Finalmente, espero que el estilo empleado en la redacción de este manual, pretendidamente a caballo entre el de los clásicos de la homeopatía de otros siglos y el de la medicina de nuestro tiempo, con un léxico más actual, suscite el interés necesario para su lectura y aprovechamiento. Si es así, habré logrado mi propósito.
Xavier Díez Llambrich
Castelldefels (Barcelona),
marzo de 2011.
INTRODUCCIÓN   

La materia médica es la base de cualquier prescripción homeopática. En efecto, para administrar un correcto trata-miento debemos conocer previamente los distintos elementos de que consta nuestro arsenal terapéutico.
Como es sabido, su estudio proviene de varias fuentes. En primer lugar, de la propia toxicología. Conocemos que lo que provoca una sustancia es lo que frecuentemente podemos curar con su administración a dosis homeopáticas.
Pero nuestra técnica terapéutica es rica en matices, a la hora de seleccionar el remedio indicado. Así, la segunda fuente es la llamada experimentación patogénica, realizada en pacientes voluntarios, desde los tiempos del mismo Hahnemann. El fundador de la homeopatía comenzó sus trabajos experimentando incluso sobre él mismo y miembros de su familia. Para ello administraba pequeñas cantidades del tóxico a estudiar, observando a continuación las diferentes reacciones obtenidas, así como la manera en que los sujetos describían sus sensaciones ("cefalea como un clavo", "dolor ardiente", "sensación de agua en la espalda", "como si un hilo tirara de los ojos hacia atrás"). Todo ello era anotado con detalle. Dichas obeservaciones también nos introducen en el concepto de tipología sensible, es decir a aquella persona que desarrolla más síntomas en la experimentación con cualquier sustancia. La ventaja de ello es que la persona con tales características (morfológicas, caracteriológicas o con unas determinadas tendencias patológicas) curará mejor dichos síntomas con la correspondiente sustancia, a dosis homeopáticas.
Además, en tercer y último lugar, existe otro origen de dicha recopilación de síntomas, que viene dado por la propia experiencia de los médicos que han utilizado los diferentes medicamentos homeopáticos. En efecto, con los años se fue viendo en la práctica que, aun cuando en la toxocología de una sustancia o en su experimentación patogenética no se obtuviera un determinado síntoma, éste se curaba sistemáticamente cuando se administraba dicho medicamento homeopático para otras patologías, con lo que se fue añadiendo dicho síntoma en el epígrafe del remedio. Así, se han ido aportando indicaciones clínicas de los diferentes remedios, que no proceden directa-mente de la toxicología ni de la experimentación patogénica, pero de gran interés terapéutico.
Todo este complejo entramado semiológico es de difícil asimilación por parte del alumno que se adentra en los dominios de la homeopatía. Sin duda, es ésta una de las causas de que nuestro sistema terapéutico no haya tenido una más rápida difusión, a lo largo de estos más de dos siglos de existencia. Por ello son útiles y muchas veces necesarios los llamados repertorios, que consisten en diccionarios de síntomas. Sin embargo, el adecuado conocimiento de la materia médica resta absolutamente primordial para una buena prescripción, en aras a poder matizar las diferencias entre los diferentes remedios. Por ello, para simplificar el estudio de los medicamentos homeopáticos, hay que recurrir a dibujar el llamado "genio del remedio", es decir, aquello para lo que cada sustancia nos va a servir fundamentalmente. Hay muchísimos síntomas que no encajan en este sucinto esquema, pero ello ya se encuentra en los citados repertorios o en las extensas materias médicas de referencia (de Hahnemann, Allen o Hering, por ejemplo), y que no se pueden memorizar dada su exhaustividad. Así pues, el objetivo de este libro es el de introducir a los futuros usuarios de la terapéutica homeopática en los aspectos básicos de cada medicamento, tanto de los grandes, como de los más "pequeños", para su correcta prescripción.

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