El Camino Del Arbol De La Vida Volumen 1
Referencia: 9788495593177
Un curso de introducción a la Cabalá mística
La premisa fundamental de este libro es que la Cabalá es un camino de desarrollo espiritual abierto a todos. En la base del sistema está el símbolo omniabarcante del Árbol de la Vida. El Árbol es un mapa de la conciencia; una metafórmula que representa, en primer lugar a la Deidad manifestada y, en consecuencia, al universo (macrocosmos) y al ser humano (microcosmos). En este libro se hacen varias lecturas de las esferas del Árbol. Se las estudia individualmente, por pilares, triángulos, mundos, y también se analizan sus implicaciones éticas y su relación con los niveles de la moderna psicología transpersonal. Después se hace un estudio profundo de las letras hebreas, como los elementos de articulación del Pensamiento Divino creativo y canales de conexión de las distintas esferas de Árbol. Se abordan distintos procedimientos de manipulación cabalística de las letras y se dedica un extenso capítulo a los Nombres de Dios, que son la esencia y el alma de todo el Árbol. En la parte práctica se presentan las tres vías tradicionales de conexión cabalística: estudio, meditación (incluyendo la oración meditativa) y acción; dando procedimientos y métodos que pueden llevar muy lejos al buscador sincero. La Cabalá es una sabiduría revelada. Históricamente, ha sido guardada y transmitida por el pueblo judío, de cuya religión constituye el esoterismo. Por eso, el enfoque ha sido judaico, aunque enfatizando el aspecto de universalidad y simbolismo. Este es un libro fundamental para todos aquellos que quieran ir más allá de los textos divulgativos. Está escrito con el máximo respeto a la tradición, si bien desde la experimentación y la búsqueda personal.
Eduardo Madirolas nace en Madrid el 23 de diciembre de 1949. Es licenciado en Física por la Universidad Complutense de Madrid. Desde hace 22 años trabaja como profesor de matemáticas. A principios de los setenta reside en Londres, en donde se involucra con los movimientos contraculturales de la época. Conoce y estudia la Cábala Hermética y es iniciado en ella junto con su esposa Esther, con la que en adelante compartirá todo el camino. A su regreso a España funda su propio grupo de Cábala y traduce las siguientes obras, todas ellas publicadas por Luis Cárcamo, editor: La Aurora Dorada (The Golden Dawn). Israel Regardie. 4 vols.; Estados mágicos de Conciencia. Melita Denning y Osborne Phillips; La Sabiduría Mágica. Denning y Phillips. 2 vols. A mediados de los noventa entra en contacto con el judaísmo, profundizando en las raíces de la Cabalá judía. Traduce los siguientes libros: Sefer Yetzirah - El Libro de la Creación - Aryeh Kaplan. Editorial Mirach, S.L.; Meditación y Cábala. Aryeh Kaplan. Equipo Difusor del Libro, S.L. Convencido de que la Cabalá es un camino universal, trabaja actualmente en alcanzar una síntesis de las distintas aproximaciones cabalísticas -judía y de la llamada Tradición Occidental de los Misterios- contemplando también su relación con la psicología moderna y los sistemas orientales, siempre dentro del espíritu de respeto, tolerancia y unificación que cree que la humanidad necesita para poder dar el siguiente paso evolutivo. También en la actualidad prepara un libro sobre técnicas avanzadas de meditación cabalística, y dirige varios grupos de Cabalá y desarrollo personal.
INTRODUCCIÓN
La palabra Cabalá proviene de la raíz hebrea , QBL, de donde deriva el verbo "lecabel", recibir. La Cabalá es la Tradición recibida.
Con ello se hace referencia a una enseñanza transmitida oral-mente a través de las generaciones, si bien grandes partes de la misma fueron consignadas por escrito en diversos momentos de la historia. Por lo general, la parte publicada concierne a aspectos del marco teórico, mientras que la parte práctica - los secretos más recónditos, las claves psicológicas y las técnicas de elevación espiritual - se mantenían en el seno de pequeños grupos o sociedades y eran enseñadas sólo a unos pocos discípulos dignos de ello.
No hay ninguna razón elitista en el secreto. Este cumplía una doble función: impedir que individuos poco preparados, incluso aun-que tuvieran una buena intención, se hicieran daño a sí mismos o a otros, y asegurar la propia supervivencia de la enseñanza, ya que los individuos singularizados siempre han resultado sospechosos para una ortodoxia interesada en mantener su estatus y han sufrido persecuciones de un tipo u otro.
De todas formas, ésta no es más que la superficie de la cuestión. La "recepción" no se refiere sólo a la transmisión de información o de técnicas más o menos ocultas en el seno de una tradición histórica. La verdadera recepción es un proceso interior. Hay un ingrediente esencial que no puede faltar para que una persona pueda ser considerada cabalist y es precisamente el factor de conexión espiritual: con la Fuente Divina, con la raíz de la propia alma, con las energías metafísicas y cósmicas - llamadas ángeles o poderes - que conforman el mundo y rigen los distintos aspectos de la vida. De poco sir-
ven unos conocimientos que no se vivencian, unas técnicas que no conduzcan a una transformación que capacite al individuo precisa-mente para eso, para recibir la Iluminación, el Rúaj HaKódesh o Espíritu Santo. La Cabalá es un conocimiento revelado que enseña el camino para la conexión del hombre con Dios.
En toda recepción hay dos factores: el continente, es decir, la vasija, y el contenido, lo que se recibe. Esto último está siempre dado: es la Luz Infinita, la Luz del Creador, que permea y llena a rebosar a todos y cada uno de los elementos y seres de la Creación, aunque en nuestro estado actual de conciencia permanece oculta.
Es, pues, la vasija - nosotros, nuestro estado de conciencia y de realización espiritual - lo que se ha de preparar y transformar si cabe, ya que la fase de la Luz que se recibe depende de la propia capacidad o posibilidad de la vasija. La Luz - el plano atemporal de la Esencia - está siempre ahí, dispuesta a manifestarse siempre que se la requiera de forma adecuada.
Merece la pena citar el siguiente párrafo del gran cabalista es-pañol del siglo XIII, Abraham Abulafia, porque en él están clara-mente expuestas las ideas que estamos considerando:
"El hombre que obtiene su comprensión de los principios esencia-les de la realidad a través de los libros es llamado un "jajám", un erudito. Si lo obtiene de la cabalá, es decir, de alguien que lo consiguió él mismo de la contemplación de los nombres divinos o de otro cabalista, entonces es llamado "mevín", entendido o experto. Pero si su comprensión deriva de su propio corazón, de su reflexión sobre lo que sabe sobre la realidad, se llamará "daatán", conocedor o gnóstico. De aquél cuyo entendimiento es tal que combina las tres cosas, la erudición académica, la visión obtenida de un cabalista genuino y la sabiduría de reflexionar profundamente sobre las cosas, no voy a decir que merece ser llamado profeta, especialmente sino ha sido tocado todavía por el intelecto puro o, caso de haber sido tocado (en éxtasis), no sabe todavía por quién. Si, pese a todo, ha sentido el toque divino y percibido su naturaleza, me parece correcto y apropiado, a mí y a cualquier hombre perfecto, que se le llame maestro, porque su Nombre es como el Nombre de su Maestro,..., porque él está tan íntimamente adherido a El que no puede
en modo alguno ser separado de El, porque él es El..."2.
Aquí Abulafia alude a las posibles fuentes de conocimiento, como son: el estudio intelectual o la adquisición de una información, por ejemplo mediante libros; la transmisión oral de una enseñanza viva, lo que es netamente superior en cualidad al llevar el peso de una experiencia; la propia búsqueda interior mediante la reflexión y la meditación personal, la cual añade todavía una dimensión más al asimilar los contenidos a la propia sustancia. Pero lo que produce un salto verdaderamente cuántico es la verdadera conexión o revelación interior, el ser tocado por el espíritu divino, en palabras de Abulafia (lo que nosotros llamamos recepción de la Luz). Esta culmina en la experiencia superior de devekut, de adhesión a lo Divino o unión mística con Dios.
De todo esto se deduce que el conocimiento cabalístico es de una naturaleza marcadamente personal. De hecho, es bastante difícil hablar de un sistema único en prácticamente ningún periodo de la historia. Lógicamente, al tratarse de un conocimiento interiorizado y vivido, cada uno lo pasa por el filtro de su propia individualidad y lo trata de expresar en términos de su experiencia personal. Sin embargo, la esencia permanece, ya que, siendo arquetípica, se halla fuera del tiempo. Por eso en el presente libro no se van a tocar apenas los aspectos históricos o de escuelas, porque lo que se pretende es establecer un sistema teórico-práctico que funcione, que ayude a acercar al individuo a esa experiencia mística de conexión, recepción y unión.
Nuestro punto de partida es que la Cabalá es un conocimiento revelado, de origen divino, que ha tomado diversas formas a lo largo de la historia, adaptándose a los tiempos. Nosotros hemos de aprender su lenguaje y lo vamos a hacer como cualquier niño que aprende un idioma nuevo: mediante balbuceos y aproximaciones sucesivas. Según nos movemos de lo conocido a lo desconocido iremos incorporando nuevos contenidos de nuestra experiencia, para dotar con ellos ´le significado a los poderosos símbolos cabalísticos. Después, estos hablarán por sí mismos y actuarán en nuestro interior, poniendo a nuestro alcance regiones del ser y de nosotros mismos apenas sospechadas. Y como el músico que interpreta una partitura tocado por un rayo de belleza, nuestro lenguaje vivido hará también que un rayo de eternidad irrumpa por entre las rendijas del tiempo.
ÍNDICE
Introducción 13
Capítulo I: El Árbol de la Vida 21
1. Décima Sefirá: Maljút, Reino 30
2. Novena Sefirá: Yesod, Fundamento 34
3. Octava Sefirá: Hod, Gloria 38
4. Séptima Sefirá: Nétsaj, Victoria 42
5. Sexta Sefirá: Tiféret, Belleza 46
6. Quinta Sefirá: Guevurá, Fuerza 54
7. Cuarta Sefirá: Jésed, Misericordia 57
8. Tercera Sefirá: Biná, Entendimiento 61
9. Segunda Sefirá: Jojmá, Sabiduría 64
10. Primera Sefirá: Kéter, Corona 68
Capítulo II: Las tres Columnas 83
Capítulo III: El Rayo Relampagueante 101
Capítulo IV: Triángulos internos 125
1. Tríada Dios Solo 126
2. Tríada Dios Hombre 129
3. Tríada Dios en Hombre 136
4. Tríada nombré. Solo 141
5. Tríada Animal 153
6. Triada Vegetal 155
7. Triada Mineral 157
Capítulo V: Los cuatro Mundos 173
Mundos en el Árbol, Árbol en los Mundos 182
Capítulo VI: Canales: Las letras del alfabeto hebreo 191
Alef 197
Bet 200
Guimel 203
Dálet 205
He 207
Vav 210
Zayin 213
Jet 216
Tet 220
Yod 224
Kat Jaf 230
Lamed 234
Mem 238
Nun 242
Sámej 250
Ayin 254
Pe, Fe 261
Tsadi 266
Kof 272
Resh 277
Shin 281
Tav 288
Capítulo VII: Operaciones con letras hebreas 295
I Letras individuales 298
II Guematria 309
III Combinaciones de letras (Tseruf) 312
IV Notaricón (acrósticos) 320
V Transformaciones de letras 322
VI Otros desarrollos 325
Bibliograña 327
ÍNDICE DE FIGURAS, TABLAS Y ESQUEMAS
Figura 1: El Árbol de la Vida Cabalístico. Sefirot y Tsinorot 19
Tabla 1: Las Sefirot del Arbol de la Vida 26
Tabla 2: Canales y letras 27
Figura 2: Círculo de la personalidad o del Néfesh 46
Figura 3: Los círculos de manifestación del alma 53
Figura 4: Árbol místico 73
Esquema 1: Sefirot: Conceptos fundamentales 74
Figura 5: Las tres Columnas 81
Figura 6: El Rayo Relampagueante 99
Figura 7: Triángulos Internos 123
Figura 8: Tríadas y niveles de Conciencia 152
Figura 9: Los Mundos en el Árbol 167
Figura 10: Arbol extendido 168
Figura 11: Árbol en Asiá. Correspondencias funcionales microcósmicas 169
Figura 12: Árbol en Asiá. Correspondencias anatómicas microcósmicas 170
Figura 13: Submundos 171
Tabla 3: El alfabeto hebreo 195
Figura 14: Análisis de la letra Alef 198
Figura 15: La letra Jet en escritura "Asiria" 218
Figura 16: Generación de He (y del Nombre YH) a partir de Yod 226
Figura 17: La letra Shin en esritura Asiria 282
Tabla 4: Valores numéricos de las letras hebreas 300
Tabla 5: La Cabalá de las nueve cámaras 302
Letras simples, signos del Zodíaco y meses hebreos 308