Ritmo Y Tacto

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PRINCIPIOS BASICOS DE LA TERAPIA CRANEOSACRAL
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PRINCIPIOS BASICOS DE LA TERAPIA CRANEOSACRAL

Ritmo y Tacto ofrece a estudiantes y terapeutas una rigurosa introducción a la Terapia Craneosacral. Es una técnica suave y segura que ayuda a reducir las constricciones en nuestro cuerpo. La Terapia Craneosacral es beneficiosa para los dolores musculares, las lesiones deportivas, insomnio, lumbago, hernias, estrés... Respondiendo a los ritmos y movimientos del cuerpo aprendemos a liberar las constricciones en los músculos y tejido conectivo que sigue la línea de la columna desde la pelvis hasta el cuello y la cabeza. La segunda parte del libro se concentra en el cráneo y los huesos de la boca y el rostro, describiendo sus interrelaciones y movimientos. Anthony P. Arnold, pone en su trabajo sus casi cuarenta años de experiencia e investigación en el campo de la terapia. Tras finalizar sus estudios de doctorado, ejerció como psicólogo clínico, pero finalmente, sus intereses se centraron en la interacción de la mente, el cuerpo y el espíritu a través del shiatsu, la terapia craneosacral y el masaje.

Anthony P Arnold pone en su trabajo sus casi cuarenta años de experiencia e investigación en el campo de la terapia. Tras finalizar sus estudios de doctorado en la Universidad de Chicago, ejerció durante muchos años como psicólogo clínico. A medida que su trabajo se fue desarrollando, comenzó a investigar sobre el uso del inconsciente en la hipnosis y la vida ordinaria. Finalmente, sus intereses se centraron en la interacción de la mente, el cuerpo y el espíritu a través del estudio del shiatsu, la terapia craneosacral y el masaje.
Vive y trabaja en Santa Fe, Nuevo México.

Prefacio

Escribí Ritmo y tacto a principios de la década de los noventa, como una guía introductoria a la terapia craneosacral. Mi objetivo era presentar en un lenguaje claro los principios fundamentales de este pro-fundo y efectivo método de sanación. Aunque en un inicio se publicó en alemán, pronto estuvo disponible en inglés e italiano. Aquel texto original fue bien recibido por estudiantes, profesores y profesionales experimentados. Ofrecía, en un lenguaje coloquial, una guía coherente y sistemática de los principios básicos de la terapia craneosacral.
En los siguientes años, desarrollé un segundo texto que englobaba material para un segundo curso. Finalmente, combiné ambos trabajos en un único volumen.
Las dos partes en que se divide este libro presentan el material para un primer y segundo curso de terapia craneosacral. En cada par-te, la actitud, la sensibilidad y la responsabilidad del terapeuta se presentan como aspectos tremendamente importantes en la interacción curativa.
La primera parte constituye el trabajo preliminar. Sus extensas descripciones y ejercicios ofrecen un acercamiento al cuerpo y la
cabeza, lo cual proporciona una base integral para el comienzo de la práctica. El protocolo de tratamiento completo puede ser muy útil para el alivio del dolor crónico y las restricciones de movimiento. Además, estos pasos constituyen los cimientos del aprendizaje. A través de la repetición, el profesional que está empezando desarrolla sensibilidad en el tacto y una creciente apreciación del poder del contacto suave y respetuoso expresado a través de la terapia craneosacral. En el Apéndice I se incluye un práctico resumen del protocolo de trata-miento.
Antes de comenzar la segunda parte, se da por sentado que el estudiante ha realizado el trabajo preliminar de la primera y posee ya algunos meses de experiencia, durante los cuales habrá profundizado y suavizado su manera de tocar. La segunda parte ahonda en la relación que existe entre los huesos de la base craneal y presenta una información detallada sobre las posibles restricciones y tratamientos tradicionales para liberar esa zona. Además, describe la interacción entre los huesos de la boca y el rostro. Estos constituyen importantes ex-tensiones de la bóveda craneal. La liberación en esta zona, a menudo, alivia la rigidez y la incomodidad que pueden acumularse en nosotros al enfrentarnos a la vida diaria. De modo igualmente importante, la segunda parte anima a una apreciación y a un respeto más profundos de la calidad del tacto y de la capacidad curativa del individuo.

Introducción

Casi a principios del siglo xx, un joven médico osteópata de la región central de Estados Unidos, William G. Sutherland, se sintió fascinado por la estructura y funcionalidad de los huesos del cráneo. En concreto, tenía curiosidad por la utilidad de las suturas, o costuras, entre los huesos. A pesar de la tradición médica anglosajona, que veía los huesos como una estructura rígida, postuló que el suave tejido conectivo de la sutura permitía el movimiento v el ajuste entre los huesos craneales.
Inicialmente experimentó consigo mismo, y construyó un instrumento para aplicar presión en zonas concretas de su cráneo. Minuciosamente, registró sus observaciones sobre los síntomas físicos que experimentaba. Mientras tanto, su esposa llevó un diario del impacto psicológico de sus experimentos.
A veces, sus reacciones eran preocupantes y la recuperación se demoraba más de lo esperado. Sin embargo, Sutherland dejó clara-mente establecido que el cráneo es lo suficientemente flexible como para reaccionar claramente a las distintas presiones externas.
Con el tiempo, descubrió que podía sentir, o palpar, un sutil movimiento rítmico entre los huesos craneales y a lo largo de la espina dorsal hasta su término en el sacro. Este movimiento tenía lugar independientemente de los producidos por el corazón y los pulmones.
Trabajando consigo mismo y con sus pacientes, el doctor Sutherland halló patrones uniformes de ritmo, así como desviaciones con-cretas del ritmo normal. Descubrió que podía ayudar a aliviar estas desviaciones aplicando presiones externas en asociación con los movimientos naturales de los huesos craneales.
De este modo, fundó la osteopatía craneal, una tradición terapéutica que ha persistido hasta la actualidad, aunque solo algunos de sus compañeros osteópatas aceptaron la aplicación terapéutica de su trabajo. En general, la enseñanza médica y anatómica norteamericana continuó afirmando que las suturas entre los huesos craneales se calcificaban y se volvían rígidas con el desarrollo normal del individuo. Además, la paciencia necesaria para percibir los sutiles movimientos craneales parecía ser mayor de la que podían desarrollar los atareados estudiantes e investigadores médicos. Durante gran parte del siglo xx, poco se hizo para continuar la investigación de Sutherland, y relativamente poca gente se benefició de sus descubrimientos. De hecho, en la actualidad se ha perdido gran parte del contacto físico entre el facultativo y el paciente. Las prácticas médicas modernas confían cada vez más en la instrumentación técnica y en costosos fármacos.

UPLEDGER

En la década de los setenta, otro médico osteópata, John E. Upledger, comenzó a interesarse por el ritmo craneal. La medicina osteopática americana enseñaba, junto a un currículo médico completo, una selección de técnicas de manipulación para corregir anormalidades somáticas que subyacen al proceso de una enfermedad o lo potencian. Mientras estudiaba en la misma escuela a la que asistió el doctor Sutherland, el doctor Upledger y sus compañeros aprendieron técnicas de manipulación craneal. Sin embargo, la mayoría las rechazaban por considerarlas poco relevantes.
Muchos años más tarde, cuando ejercía la medicina en Florida, el doctor Upledger asistió a un neurólogo en la operación de uno de sus pacientes. Contó que se había sorprendido al notar un movimiento inesperado en el tejido que protegía la espina dorsal. Esa experiencia le condujo a un nuevo estudio de la osteopatía craneal. Con renovado interés, continuó el trabajo de Sutherland v sus seguidores en la Academia Craneal.
Más tarde, un puesto en la Universidad Estatal de Michigan le proporcionó un estímulo adicional. Alli se benefició del interés, de las preguntas, e incluso del escepticismo de sus colegas. Un biofísico israelí puso en duda la idea del doctor Upledger de que existiera un intercambio de energía entre el paciente y el terapeuta. No obstante, el cuidadoso trabajo del biofísico reveló la existencia de evidentes y, finalmente, predecibles corrientes eléctricas asociadas a la evaluación, el tratamiento y la resolución de los síntomas fisiológicos. Sus mediciones y su continuo cuestionamiento le ayudaron a clarificar y a expresar conscientemente sus intuitivos procedimientos de trata-miento.
Cuando el doctor Upledger comenzó a trabajar con niños autistas en una institución, reclutó a estudiantes y voluntarios para que le ayudaran. Compartió con ellos las prácticas craneosacrales básicas, se benefició de las observaciones de sus ayudantes y experimentó con la colaboración de muchas manos en un único tratamiento. Hasta entonces, el trabajo craneal había sido considerado un bastión de la profesión médica. Sin embargo, el doctor Upledger descubrió que muchos de sus aspectos podían ser aprendidos por voluntarios pacientes y sensibles. De este modo, estas técnicas comenzaron a ponerse a disposición de un abanico más amplio de profesionales de la salud y familiares de pacientes.
En los años siguientes, aparecieron muchos otros que tuvieron la habilidad y el interés necesarios para llevar a cabo esta terapia. De este modo, entregados profesionales de todo el mundo continuaron con las enseñanzas iniciadas por John Upledger y su equipo.
Actualmente, la terapia craneosacral es estudiada y practicada por terapeutas, masajistas, dentistas, fisioterapeutas y médicos. Tanto el estudio como la práctica de esta terapia se han visto enormemente
enriquecidos por las cualidades desarrolladas por esta amplia variedad de practicantes.
Aunque la terapia craneosacral se originó en Estados Unidos, en la actualidad se enseña y se practica en toda Norteamérica y Europa. También ha encontrado su lugar en Japón, India, Australia y muchos otros países.


¿QUÉ ES LA TERAPIA CRANEOSACRAL?

El término «craneosacral» se refiere a la terapia en la que el profesional se concentra en la columna vertebral, en los huesos de la cabeza o el cráneo, y en la amplia estructura final de la columna, el sacro. Como herramienta de evaluación y supervisión, esta práctica presta una atención especial al ritmo craneosacral, y realiza una ligera expansión y contracción de los huesos de la cabeza y una rotación del esqueleto alrededor de un eje central a cada lado del cuerpo.
Este movimiento uniforme es generado, aparentemente, por los cambios de presión en la cabeza y la columna vertebral durante la producción y absorción del fluido cerebroespinal. El ritmo craneosacral puede palparse en el cuerpo humano a una velocidad de entre cuatro y doce ciclos por minuto. Esto nos ofrece un útil indicio sobre la condición del tejido suave y las articulaciones del cuerpo, v compone un diagrama de los patrones de dolor e incomodidad.
No obstante, este importante indicador de equilibrio v desequilibrio interior apenas es utilizado, o reconocido, por los profesionales médicos modernos. Como he mencionado anteriormente, debido a la sutilidad del ritmo craneosacral, la dificultad para percibirlo constituye uno de los principales obstáculos para acceder a las amplias esferas que se abren a través de la práctica craneosacral. La paciencia y cierto grado de armonía interior son las claves más poderosas para que el estudiante pueda llegar a ellas.
Otro elemento importante en esta práctica es la fascia. Cada par-te del cuerpo está revestida de una red de tejido conectivo fibroso. Este varía, y puede presentar la forma de una especie de telaraña muy delgada o de muchas capas de membranas especializadas. La más obvia de ellas es la membrana cutánea, nuestra piel. Cuando se encuentran en el interior, estas variadas membranas protectoras reciben el nombre de fascias.
Un maravilloso aspecto de las fascias de nuestro organismo, o del tejido conectivo, es que forman una red interconectada y continua. De este modo, por ejemplo, la que rodea al corazón está conectada, sin discontinuidad, con la que rodea a los pulmones, las arterias, las costillas y los músculos cercanos, e indirectamente, con el resto de los órganos del cuerpo.
La materia nerviosa del cerebro y de la médula espinal está cubierta, en toda su superficie, por una fascia especializada, que se ex-tiende al interior de los nervios y ayuda a modular las características eléctricas de estos.
Más importante para nuestro interés es el revestimiento interior del cráneo y de la columna vertebral, especialmente la duramadre. Este denso y fibroso tejido conectivo cubre la bóveda craneal, los huesos que rodean al cerebro y el canal nervioso del interior de la
los huesos craneales y los diafragmas. Esta terapia tuvo su origen en la tradición de las manipulaciones físicas. Y, en algunas escuelas, aún se aplican fuertes presiones para realizar este trabajo. Sin embargo, el cuerpo a menudo se resiste a una fuerte presión, y, por el contrario, responde con rapidez a un toque suave. Esencialmente, se trata de una terapia muy sencilla, una forma de «imposición de manos», basada en muchos años de sofisticada observación y experimentación, así como en una profunda atención y respeto a todos los procesos corporales.
En la práctica craneosacral, el ritmo indica simetría; los huesos sirven de bases de apoyo para las manos del terapeuta, v los músculos y tejidos conectivos se relajan cuando la armonía física vuelve.

BENEFICIOS

La popularidad de la terapia craneosacral se debe a su sorprendente versatilidad y eficacia en el tratamiento del dolor v las lesiones. Las articulaciones que han resultado dañadas por alguna lesión o enfermedad recuperan su amplio rango de movimiento. Los hombros, el cuello y la parte inferior de la espalda se ven inmensamente aliviados por este tratamiento.
Las personas que sufren un dolor crónico a menudo obtienen un gran alivio y una mejoría en el desempeño de las actividades diarias como resultado de los tratamientos craneosacrales.
Frecuentemente, el dolor y las lesiones presentan un patrón en la vida de una persona. Tras una pequeña lesión de la que es posible que no seamos conscientes, puede aparecer dolor en el mismo lugar en momentos de estrés. El tratamiento, a veces, revela que la lesión original tuvo lugar durante un periodo de intenso estrés, ansiedad o confusión. La tendencia a tensarse para protegerse aún permanece en el tejido, y aparece de nuevo más tarde en situaciones de estrés similar. Esto ocurre debido a que el tejido corporal tiene la capacidad de «recordar» el daño y prepararse para reaccionar con mayor rapidez a una lesión parecida en un futuro. Desafortunadamente, la reacción principal del tejido al percibir el trauma es la inflamación, la hinchazón, la rigidez y la falta de flexibilidad del área afectada.
estadísticamente. Lo diferente, la visión, la intuición y lo espiritual son desdeñados por los «mandos intermedios», los burócratas de la ciencia. Nuestros pensadores más creativos, como Einstein, fueron más allá de este enfoque. Sin embargo, este ha dominado la educación formal y la investigación durante muchas generaciones.
En la actualidad, cada vez más investigadores están aprendiendo a apreciar las amplias capacidades del ser humano, y comienzan a considerar la totalidad del individuo en el tratamiento. El uso de la hipnosis, la biorretroalimentación e incluso la meditación como complemento de la terapia médica en los hospitales ha estimulado la curiosidad de muchas mentes agudas. Estas mentes buscan ahora más allá de los fríos datos del riguroso «método científico», introduciéndose en los prometedores reinos de la posibilidad. El objetivo común de sus esfuerzos es la sanación completa del individuo: física, mental y espiritualmente.

Índice

Agradecimientos     9
Prefacio     11
Introducción     13
Upledger     14
¿Qué es la terapia craneosacral?     16
Beneficios     19
Práctica moderna     20

Primera parte - LOS PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA
TERAPIA CRANEOSACRAL     23
1. HABILIDADES FUNDAMENTALES PARA EL EJERCICIO DE LA TERAPIA CRANEOSACRAL    25
Percibir el ritmo craneosacral     28
Estaciones de escucha     35
Evaluación, conciencia     SO
Entender el organismo como algo completo     53
2. LIBERACIÓN DEL CUERPO     55
Liberación terapéutica     57
Indicios del proceso de liberación    
Responder a la liberación     59
¿Por qué comenzar por el tronco?     61
Los diafragmas     61
1. La pelvis     64
2. El plexo solar     74
3. La apertura torácica     78
4. El hueso hioides     82
5. La base del cráneo: la articulación atlanto-occipital     85
3. LAS LIBERACIONES CRANEALES     89
El patrón de liberación     92
La calidad del tacto: el asunto de la presión     93
Autoexploración     94
Las liberaciones craneales     101
El occipucio: el CV-4 y el punto de parada     118
Finalización     12 1
4. MÁS ALLÁ DE LA TÉCNICA: INTEGRACIÓN, EVALUACIÓN     123
Integración     124
Evaluación     12 5
Combinando la evaluación y el tratamiento     127
Responder a los síntomas     129
El contexto de la sanación     130
Flexibilidad     130
Cuidando del terapeuta     131
Recuperación     132
Liberación emocional     133
Recuerdos     134
¿Físico, mental, emocional o espiritual?     135
Energía sanadora y energía sexual     136
Ejemplos     137

Segunda parte. EVALUACIÓN ESPECIALIZADA
EN LA TERAPIA CRANEOSACRAL     143
5. EL ARTE DEL TACTO     145
Tacto y conciencia     146
Liberación     151
Desenroscamiento     15 2
6. EL PROCESO DE EVALUACIÓN     157
El objetivo del paciente     158
El comienzo de la sesión     158
El valor de la experiencia terapéutica     159
Modalidades de observación     160
Trabajar con los síntomas     163
Movimiento suave     164
La evaluación como diálogo     165
Evaluar el ritmo craneosacral     165
Trabajar con el conducto dural y la columna vertebral     168
El uso de estos procedimientos de evaluación en una sesión     172
7. LA BÓVEDA CRANEAL     173
Un entorno especial     173
Una mirada detallada a la bóveda craneal     174
El ritmo craneal     178
Los huesos de la bóveda craneal     179
8. LIBERACIÓN DE LA BASE CRANEAL     191
Conceptos fundamentales: disfunción y dirección de la liberación    194
La importancia de la base craneal     195
El movimiento rítmico: flexión y extensión     196
Liberación en la dirección de menor resistencia: el método indirecto     198
Disfunciones compensatorias de la base craneal     199
Disfunciones intracraneales: tensión y compresión     207
Finalización y seguimiento     214
9. LIBERACIÓN DE LOS HUESOS DE LA BOCA Y EL ROSTRO     217
La boca, el rostro y la mandíbula     219
Los huesos y sus movimientos rítmicos naturales     221
Autopalpación     224
Zonas personales     227
Palpación inicial del paciente     227
Los maxilares     229
El vómer     236
Los huesos palatinos     241
Los huesos cigomáticos     242
Los dientes     244
Los huesos nasales     245
El hueso etmoides y la órbita interna del ojo     246
Trabajando en el exterior de la boca     247
Reequilibrio     247
10. INTEGRACIÓN Y USO DE LA TERAPIA CRANEOSACRAL     249
El proceso de aprendizaje     250
Mantente abierto para seguir aprendiendo     250
Lo que busco durante una sesión     251
La importancia de los patrones     252
Palabras e intención     252
El sacro, la pelvis y la espalda     254
Cuidando del terapeuta     254
Un camino sagrado     255
AP. 1. PROTOCOLO DE TRATAMIENTO     257
AP. II. DIÁLOGO TERAPÉUTICO EN LA TERAPIA CRANEOSACRAL     259
Conversación en terapia     260
Iniciando la comunicación verbal     260
Sugerencias y recomendaciones     263
El objetivo del diálogo     264
Conclusión     265
Glosario de términos     267
Índice temático     273
Sobre el autor     279

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