El Huerto Biologico | Claude Aubert  | ed. Integral

El Huerto Biologico

Referencia: 9788491180715
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Cómo cultivar todo tipo de hortalizas sin productos químicos ni tratamientos tóxicos

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La agricultura biológica respeta los ritmos naturales de la vida y se desarrolla en la búsqueda de la calidad de los productos y la salud de las personas.
Este libro está dedicado a los cultivos de hortalizas más comunes y da respuesta a las cuestiones más básicas de la agricultura ecológica, solucionando la mayoría de problemas que se le puede presentar al agricultor neófito. Explica cómo elaborar compost o cómo potenciar la vitalidad del suelo y acabar con las plagas.
Se trata del libro más claro, sencillo y completo que se ha escrito sobre agricultura biológica, y es adecuado tanto para el experto como el aficionado.

Claude Aubert

es una de las personalidades más destacadas en el campo de la agricultura biológica. Ingeniero agrónomo, trabajó en el INA francés hasta 1959. Es autor de Dime cómo cocinas y te diré cómo te encuentras, Técnicas de base de la agricultura natural y Soignons la terre pour guérir les hommes, entre otros. Dirige la revista práctica de agricultura biológica Les quatre saisons y ha pertenecido al equipo directivo de IFOAM (Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Ecológica). Es fundador del centro de investigación ecológica Terre Vivante.
 
PRÓLOGO A LA TERCERA EDICIÓN

Si quieres ser feliz una hora, embriágate;
si quieres ser feliz un día, mata tu cerdo;
si quieres ser feliz una semana, haz un bonito viaje;
si quieres ser feliz un año, cásate;

si quieres ser feliz toda tu vida, cuida tu huerto.
Proverbio Chino

En 1973, cuando apareció en Francia la primera edición de «Le jardin potager biologique», la horticultura biológica era practicada por un reducido número de pioneros, considerados como excéntricos a los que no debía tomarse demasiado en serio. Los tiempos han cambiado y hoy en día todo el mundo habla de la horticultura biológica y numerosos horticultores la practican. Las técnicas no han cambiado fundamentalmente desde 1973, pero sí han progresado y se han enriquecido con la experiencia acumulada por los investigadores y los agricultores. La presente edición es el fruto de esta experiencia. El texto del libro ha sido revisado en profundidad y se han añadido numerosos complementos.
La primera parte del libro, que expone las bases agronómicas de la horticultura biológica, es totalmente nueva.
La segunda parte se ha enriquecido con varios capítulos.
En la tercera parte, las técnicas propias de cada hortaliza y en particular los datos sobre la elección de las variedades están más detallados y actualizados.
Si desean no solamente cultivar hortalizas, sino también plantar frutales, practicar la cría doméstica de ganado, conocer mejor la biología de los habitantes del huerto, aprender a transformar sus frutos y a utilizarlos para la curación de sus enfermedades, comunicarse con otros millares de horticultores biológicos, etc., les aconsejo que se suscriban a la revista «Les Quatre Saisons du Jardinage», la única revista francesa consagrada exclusivamente a la horticultura biológica; su dirección es: 6, rue Saulnier, 75009 París.

C.A.

 

PRÓLOGO
A LA PRIMERA EDICIÓN EN CASTELLANO


Amigos lectores:
«El huerto biológico» de Claude Aubert es seguramente lo más claro, sencillo y completo que se haya escrito sobre el particular, y es válido tanto para el experto como para el aficionado.
Debemos, no obstante, hacer algunas observaciones con el fin de evitar errores. No hay que olvidar que este libro está escrito en Francia, y que por tanto comenta algunas verduras prácticamente desconocidas aquí, o trata otras tal vez superficialmente, pues el clima allí las condiciona. Respecto a las fechas de siembra, sobre todo, consultad con los agricultores del lugar; ellos saben mejor que nadie, por tradición y experiencia, cuáles son las fechas más adecuadas para cada lugar: cada valle, cada altura sobre el mar tiene sus peculiaridades.
No busquéis insecticidas naturales en el mercado español ya que lamentable e incomprensiblemente no existen. Es función de los grupos que fomentan esta agricultura (ver la última página del libro) proporcionar información acerca de semillas no-híbridas, abonos verdes, abonos orgánicos y minerales, fungicidas e insecticidas autorizados, herramientas difíciles de conseguir, etc. Cada región tiene sus formas típicas de herramientas; lo mejor es adaptarse al lugar. Las de la marca «Bellota» son de calidad insuperable. Las «Wolf», de importación, son prácticas al estar concebidas para cada tarea y por llevar mangos largos permiten trabajar en una posición bastante erecta.
Debéis tener bien presente que hacer cultivo biológico implica respetar la vocación del suelo: si vuestras tierras son para coles, sembrad coles, todo el mundo os las alabará; en cambio si plantáis gardenias todo el mundo os las despreciará. Procurad también plantar árboles o sembrar variedades que se aparten lo menos posible de su constitución genética primitiva.
Y nada más amigos lectores, aconsejaron tan solo que leáis con detenimiento, pues en este libro, encontraréis la solución a cuantas dudas se os puedan plantear.
Serafín Sanjuán Roca

INTRODUCCIÓN
El huerto biológico,
salud del cuerpo y del espíritu

¿Por qué cultivar un huerto?
El cultivo del huerto familiar ha sido durante mucho tiempo una costumbre muy extendida en todos los países de Europa. Todos los campesinos tenían un huerto donde producían las hortalizas necesarias para su familia. También los obreros —casi todos de origen rural— han sentido de forma natural la necesidad de tener un pequeño huerto, de aquí las numerosas asociaciones de huertos de obreros. Una buena parte de la juventud actual parece haber decidido que es más sencillo comprar las hortalizas en el supermercado local, pero desde hace algunos anos asistimos a un considerable aumento del interés por la horticultura familiar. Incluso los norteamericanos, que antes se reían de nuestros minúsculos huertecitos cuando visitaban Francia, se dedican ahora a cultivar sus propias hortalizas.
Al principio, muchos de los ciudadanos del campo cultivaban su huerto por economía. Pero los horticultores aficionados han descubierto rápidamente todo lo que la horticultura podía reportarles. En primer lugar, sin duda, la certeza de tener hortalizas frescas y sanas, algo muy difícil de encontrar en el comercio. Y también la seguridad de practicar la actividad más sana que pueda haber: sana para el cuerpo, al cual hace trabajar de manera natural y armoniosa, a su propio ritmo; y sana para el espíritu, pues el hortelano vive con las plantas, aprendiendo a conocer y respetar sus ritmos, a amar la tierra y a nuestros humildes e irreemplazables servidores, los microorganismos del suelo y las plantas de las cuales obtenemos nuestro alimento.
Nos damos cuenta también de la magnitud de nuestra ignorancia y de la necesidad de obedecer las leyes de la naturaleza. También aprendemos a respetar nuestros alimentos, ya que sabemos cuántos cuidados y esfuerzos cuesta hacer crecer una simple lechuga o una humilde zanahoria.
Finalmente volvemos a encontrar ese contacto con la tierra que en mayor o menor grado han perdido todos los ciudadanos. La horticultura familiar es la manera de seguir siendo un poco campesino aunque se ejerza otro oficio, y nosotros necesitamos, para nuestro equilibrio, ser campesinos.
Pero hay huertos... y huertos.
¿Por qué cultivar el huerto biológicamente?
La horticultura familiar no se ha escapado de la influencia de la química y de la industria. Los industriales inundan el mercado con múltiples productos milagrosos que permiten, según parece, tener hortalizas más grandes, más hermosas, que crecen más rápido y con menos esfuerzo. Algunos llegan incluso a afirmar que éstas son más sabrosas. ¿Quién puede resistirse a tantas ventajas juntas?
Abonos completos adaptados a cada cultivo, herbicidas totales o selectivos, productos químicos capaces de destruir todos los parásitos, todo el arsenal de la agricultura moderna está a disposición del aficionado que, al igual que los agricultores, no se priva de utilizarlos. Sin embargo hay una diferencia esencial: los agricultores son conscientes del dinero que les cuestan estos productos y de los peligros que corren al manipular algunos de ellos, pero el horticultor aficionado no ve más que una cosa: tener hermosas hortalizas lo más rápidamente posible y deshacerse de los parásitos con el mínimo esfuerzo. Por esto los fabricantes han elaborado para ellos productos antiparasitarios «totales», que destruyen en una sola aplicación todos los parásitos posibles. El aficionado no presta mucha atención a las dosis de empleo ni a la composición. Se pone un buen «chorro«, más bien más que menos, para estar así seguros de que no se escapará ningún insecto.
El resultado es que las hortalizas producidas por los aficionados que utilizan los métodos «modernos», están a menudo más contaminadas que las que encontramos en el mercado.
Cada cual, es verdad, tiene el derecho de envenenarse, siempre y cuando no envenene al mismo tiempo a su vecino. La legislación le confiere incluso el derecho de envenenar «a fuego lento» a los miembros de su fa-
milla con los productos cargados de plaguicidas que habrá recolectado en su huerto. Debe sin embargo advertirse, a los que verían en ello un medio cómodo de desembarazarse de un abuelo que tarda demasiado en dejar su herencia, que los efectos son muy lentos y a menudo no aparecen hasta la segunda o tercera generación.
Cultivar el huerto de esta forma es también aprender a matar, a forzar la naturaleza y a infringir sus leyes. Esta horticultura es también nociva para el cuerpo y el espíritu, mientras que las otras —la horticultura «biológica» o *natural»— es benéfica.
Puntualicemos una cosa más: la horticultura biológica no nos condena a obtener cosechas escasas y hortalizas raquíticas. Si sabemos practicarla, nos proporcionará cosechas más abundantes y hortalizas más hermosas que con el uso de todos los productos químicos imaginables.

ÍNDICE

Prólogo a la tercera edición 9
Prólogo a la primera edición en castellano 10
Introducción 11

PRIMERA PARTE
LA TIERRA, LAS PLANTAS Y LOS HABITANTES DEL HUERTO,
INSTRUMENTOS Y COMPAÑEROS DEL HORTELANO
1. La tierra, fuente de alimento para las plantas 17
Cómo se ha formado la tierra de nuestro huerto 17
Los constituyentes de la tierra 18
Los principales tipos de tierras 20
La tierra, una «fábrica» viva extraordinariamente compleja 22
¿Cómo saber si una tierra es fértil? 24
2. Las hortalizas y sus exigencias 31
Las grandes familias de hortalizas 31
Las necesidades nutritivas de las plantas 33
Las necesidades de las plantas de luz, calor y agua 35
3. Los habitantes del huerto 39
Los auxiliares 39
Los indeseables: plagas y enfermedades 41

SEGUNDA PARTE
LA PRÁCTICA DE LA HORTICULTURA BIOLÓGICA
4. Implantación y organización de un huerto 47
La elección del terreno 47
La organización del huerto 49
¿Cómo transformar en huerto una tierra inculta? 51
5. Las herramientas del agricultor 55
Las herramientas básicas para las labores 57
Algunas herramientas útiles 61
El material de riego 63
El material de lucha contra plagas y enfermedades 63
El motocultor 64
La trituradora 66
6. La fabricación de compost 67
¿Por qué hacer compost? 67
Las materias primas del compost 68
Dos reglas básicas para tener éxito en la fabricación de compost 70
La fabricación de compost 71
La fermentación 74
La utilización del compost 74
7. El acolchado (mulching) 77
¿Por qué practicar el acolchado? 77
Materiales utilizables 78
La práctica del acolchado 79
8. Los abonos verdes 83
¿Por qué cultivar abonos verdes?  83
¿Qué plantas elegir? 84
La práctica de los abonos verdes 84
La destrucción de los abonos verdes 86
9. La fertilización complementaria. Resumen de la fertilización del huerto 89
La fertilización complementaria 89
Resumen de la fertilización del huerto 93
10. El trabajo de la tierra 95
Los objetivos del trabajo de la tierra 95_
El trabajo de la tierra con herramientas manuales 97
El trabajo de la tierra con motocultor 99
¿En qué momento debemos trabajar la tierra? 402
Las raíces y las lombrices de tierra, trabajadores gratuitos 103
11. Rotación y asociación de cultivos 105
Rotación y alternancia 105
La asociación de cultivos 106
12. Siembra y trasplante 117
La siembra 117
El trasplante de las hortalizas 122
13. El cuidado de los cultivos 127
Las binas 127
El aclareo 127
Las malas hierbas 128
El riego 131
14. Las plagas y las enfermedades 135
Los productos utilizados 135
Principales plagas y enfermedades de numerosas hortalizas 138
15. Camas calientes y cajoneras 141
Material necesario para la fabricación de cajoneras 141
La confección de camas calientes 142
La utilización de las camas y las cajoneras 144
16. La conservación de las hortalizas 145
Conservación sobre el terreno, en la misma parcela 145
Conservación en zanjas 146
Conservación en silos 147
Conservación en sótano 148
Conservación en desván o granero 148
La fermentación láctica 149
El secado 149
Recapitulación de los métodos de conservación en fresco 149
17. La influencia de la Luna. Elección de variedades 153
La influencia de la Luna 153
La elección de las variedades 155

Integral
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