Alquimia Y Medicina

Referencia: 9788485316533
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Por su naturaleza, los procedimientos alquímicos conducen a un perfeccionamiento del material base que lo convierte en medicamento. De aquí la Medicina como una derivación de la Alquimia, tal como lo fue para los grandes médico

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Por su naturaleza, los procedimientos alquímicos conducen a un perfeccionamiento del material base que lo convierte en medicamento. De aquí la Medicina como una derivación de la Alquimia, tal como lo fue para los grandes médicos espagiristas de antaño (yatroquímicos). Pero éste no es sino uno de los aspectos de la Alquimia que el barón A. von Bernus estudia. Nos hace ver también su secreto, su carácter iniciático, su influencia histórica en relación a las leyes cíclicas y kármicas, y otros muchos elementos integrados en la visión única del universo hermético. Su sensibilidad de reconocido poeta, sus muchos años de trabajo de laboratorio en la Gran Obra o en la preparación de remedios medicinales.
(fue fundador de los laboratorios espagírico-farmacéuticos Soluna, en Donaumünster, Baviera), respaldan sus afirmaciones en esta obra testimonio.
Se invocará, sin embargo, aquí la autoridad de un adepto, cuya cualidad de maestro no es discutible: Basilio Valentín, en Las doce claves de la filosofía. En su apéndice dice:
"Al comienzo. . . ningún azogue es útil, pero. . . del mejor metal, por arte espagírico, viene nuestro azogue puro, sutil, claro, ... transparente como el cristal y sin grasa alguna."
Y con anterioridad, en su prefacio, había informado al lector del origen de su vocación:
"Tenía en mi monasterio un hermano al que atormentaba el dolor nefrítico. El había consultado a muchos médicos, y, no recibiendo de ellos asistencia eficaz, . . . ofrecía su vida a Dios. Emprendía la anatomía de las hierbas. . . ellas no eran lo bastante activas en su grado para que curasen este mal. Me puse. . . también a seguir esta ciencia fundamental que el Creador había ocultado en los metales y las minas de la tierra. . . Entre todas estas cosas, tomé un mineral. . . que es de grandísima eficacia en el arte. Para ello extraje una esencia espiritual y ésta restableció a mi hermano enfermo a su salud de antaño.. .
Y así, por este tratado, he querido indicarte y abrirte la Piedra de los Antiguos, que nos viene del cielo, para la salud y la consolación de los hombres en este valle de miserias... "
Después de eso, ¿quién osará todavía sostener que la espagiria no es la antecámara de la alquimia, ni la medicina uno de sus fines?
Es ahí donde la obra de Bernus fastidia a los especuladores y los hacedores de fábulas, pues es el único, frente a la práctica, en haber puesto las cosas en su punto, sin escamoteos ni concesiones.
La separación entre la alquimia de una parte, y la espagiria y la química de otra, ha sido consagrada por Fulcanelli, por uno de estos equívocos a los que está acostumbrado, repetido a coro por sus diversos discípulos. A partir de una cierta materia primera, que permanece sumamente misteriosa pese a las indicaciones que la rodean, la obra sé lleva a cabo sola o casi, sin adición ni sustracción, por disolución y coagulación, inhibiciones, digestiones, circulaciones, etc., y, en fin, por cocción cerrada en el huevo filosófico y multiplicación espontánea.
En un sentido, eso no es química.. .
Es cierto: pero no lo es sino para la última fase del trabajo, calificada obra de mujer y juego de niño.
Antes de esta etapa está la preparación de la materia primera, que es un trabajo de Hércules, pero sobre eso todos los autores modernos, menos Bernus, son mudos, y ello da mucho que pensar.. .
Pues esta materia primera no debe ser entendida en el sentido actual de material bruto o someramente elaborado. Este "guijarro", su-poniendo que sea uno, no se encuentra bajo la pezuña de un caballo o el pico de un minero. Es un trabajo de larga, larga preparación, en donde entran por avance todos los elementos que se manifiestan en la obra, el fuego, el aire, el agua, la tierra, que devienen (azufre, sal, mercurio, o alma, cuerpo, espíritu), y después dos, y después uno, pero depurados anteriormente y conducidos por tratamientos espagíricos al grado de sutileza necesario para entrar en el compost primitivo (tradúzcase: el compuesto inicial).
Para nuestro conocimiento, ningún autor contemporáneo, e incluso desde el siglo XVIII, ha arrojado una luz semejante sobre las "claves primeras" de la alquimia. Hay que remontarse a la alta escuela clásica de la alquimia medieval, Raimundo Lulio, Alberto Magno, Roger Bacon, etc., para encontrar su equivalente. Mas, ¿quién puede leerlos todavía, en el espíritu de su siglo, evidentemente?
El insigne mérito de Alexander von Bernus fue el de remontarse a esta fuente sin maestro y sin precursor. El ha renovado una cadena interrumpida desde hacía, varios siglos, que es la gran tradición de la alquimia alemana; mas para comprender la amplitud de su obra hay que remontarse a su origen.
Sus ancestros, hugonotes delfineses, emigraron de Francia en tiempos de la Reforma y se fijaron en el valle del Rhin, donde establecieron negocios prósperos.
Su abuelo, senador de la villa libre de Francfort y ennoblecido por el Gran Duque de Bade, se había desposado con una sobrina del consejero Friedrich Schlosser, él mismo emparentado con Goethe.
Alexander von Bernus nació el 6 de febrero de 1880 en Lindau, sobre las orillas del lago de Constanza. Pasa la primera parte de su juventud cerca de Heidelberg, en un antiguo claustro benedictino, el Stift-Neuburg, del que los Schlosser habían hecho una residencia y un centro artístico. Es ahí que la Alemania romántica hace su tertulia en el siglo XIX. Carl Maria von Weber ha compuesto ahí el Freischütz. Innumerable recuerdos personales de Goethe se encuentran ahí reunidos, dando al claustro durante un siglo el valor del primer museo Goethe de Alemania.
El joven Bernus, en este marco, no puede pensar más que en literatura. Entre los veintidós y los veinticuatro años, producirá tres colecciones de poesía.
En 1902, parte para Munich a estudiar la filosofía y la literatura; traba ahí conocimiento con Stephan Georg, Rilke, Thomas Mann, y se liga con otros jóvenes autores para reconstituir un Schattenspiel
(teatro de sombras) resucitado del siglo XVIII, en donde crean sus propias obras.
Mas la ligereza de esta literatura, aunque fuese romántica, no le satisface plenamente. Sueña con un acercamiento más profundo a los arcanos del pensamiento.
La ocasión de ello le es dada en 1913, por el encuentro con Rudolf Steiner, que acaba de romper con las logias teosóficas alemanas y de fundar su Antroposofía. Eventos personales y una común admiración por Goethe los acercan. La dimensión filosófica de las concepciones de Steiner suscita en Bernus una vocación de esoterista convencido. Tiene treinta años y no vacila en retornar a la universidad, durante tres años, a estudiar química y medicina, de las que conserva el bagaje, pero rechaza el racionalismo, demasiado estrecho para él.
En 1921, funda en Stift-Neuburg un laboratorio de preparaciones médicas espagíricas, pero en 1926 el claustro vuelve a sus antiguos propietarios, los benedictinos, a consecuencia de un acuerdo con la abadía de Beuron.
Bernus transfiere entonces su instalación a Stuttgart, y coloca su empresa bajo la doble invocación alquímica del sol y de la luna, al llamar al laboratorio: SOLUNA.
A partir de este momento, en una vida exclusiva y sin desperdicio, prosigue una triple carrera: 1) continua su obra literaria (que contará en total una cincuentena de volúmenes); 2) hace rotar su laboratorio, de donde saldrán veintinueve preparaciones médicas espagíricas re-constituidas en línea recta con los formularios de Paracelso; 3) descifra por decenas (quizá por centenas) las obras antiguas de la literatura alquímica y espagírica alemana, que son con mucho las más numerosas del mundo.
Mientras tanto, la persecución del siglo, que no respeta a ningún "hombre de luz", se abate sobre él. Por sus adhesiones esotéricas, cae en la inquisición nazi, se le prohibe la publicación, y sus obras son machacadas. Su laboratorio, que el furor político ha salvado por su utilidad a través de la penuria, es destruido durante un bombardeo de Stuttgart en 1943.
¡Pero él ya ha hecho de las suyas! Su intuición ha previsto la tormenta. Ha reconstituido ya un asilo de recambio desde el comienzo de la guerra, en una pequeña ciudad al borde del Danubio, en el corazón de la Baviera: Donaumünster.
En 1945, es indemnizado de los tormentos del pasado por su elección en la Academia Literaria Alemana de Darmstadt.
Y su obra continua. . . hasta una cierta noche de marzo de 1965, en la que, a la edad de ochenta y cinco años, abandona el plano terres-
tre para acceder a las esferas del espíritu al que no ha cesado de solicitar toda su vida por la poesía y la reflexión esotérica.
Desde su desaparición, ha encontrado un biógrafo minucioso en la persona del doctor Schmitt, director honorario de la Biblioteca de Estado de Karlsruhe, quien lo ha hecho conocer en las villas universitarias alemanas por medio de una exposición itinerante de objetos y de documentos ligados a su vida, acompañada de un voluminoso catálogo: Alexander von Bernus, Dichter und Alchymist ("Alexander von Bernus, poeta y alquimista") (*). Todo lo que se pueda desear saber a este respecto se encuentra ahí recogido.
El laboratorio, por su parte, funciona como en los mejores días, gracias a la fidelidad espiritual y a la perseverancia de su viuda Isa von Bernus.
Frente a una obra literaria voluminosa, Alquimia y Medicina es el único mensaje de la asombrosa práctica que Bernus ha adquirido en este laboratorio. Tras una primera aparición en 1936, la versión alemana definitiva fue establecida en 1948. Esta obra constituye una suma de conocimientos y de informaciones única en su género. Rechaza rápidamente al lector superficial que busca en la alquimia una fuente fácil de habladurías paradójicas; pero, para los buscadores pacientes y atentos, que saben del precio del trabajo, será una guía irreemplazable.
Alexis Maleg

INDICE

Prefacio  7
Advertencia  13
Alquimia y Medicina  15
Relaciones Alquímicas  61
Yatroquímica  77
El misterio de la curación  99
El fuego secreto y el espíritu del vino, secreto de los adeptos  105
Encuentro primordial de Goethe  145
Apéndice  159

Luis Carcamo
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