Recetas saludables durante un tratamiento Anticáncer
Referencia: 9788491112181
En este libro, a la vez sencillo y práctico, no encontrarás remedios milagrosos sino también unos consejos específicos que harán que tu rutina cotidiana resulte mucho más llevadera y que puedas volver a sentir el placer por la comida
En este libro, a la vez sencillo y práctico, no encontrarás remedios milagrosos sino también unos consejos específicos que harán que tu rutina cotidiana resulte mucho más llevadera y que puedas volver a sentir el placer por la comida. Nunca hay que renunciar al bienestar; por ello hemos recopilado unas recetas de platos apetitosos que se adaptarán a tu estado y a tus necesidades.
Encontrarás:
- Veinte alimentos destacados: lista de alimentos, beneficios que aportan, cuándo y cómo consumirlos. Trucos para estimular el apetito: preparar porciones pequeñas, cocinar lo que a uno más le gusta, distribuir las comidas…
- Consejos para combatir los efectos secundarios del tratamiento: evitar los alimentos grasos para atenuar las náuseas, chupar hielo para reducir las aftas, tomar sopas…
- Numerosas recetas fáciles de elaborar: cremas de vegetales, papillotes, sándwiches ligeros y nutritivos, compotas…
Isabelle Delaleu
Periodista especializada en salud y nutrición, colabora en diversas publicaciones sobre salud general y bienestar.
- Formato: 15,5 x 23,5 cm
- Páginas: 184
- Traducción: Pilar Guerrero
- Corrección: M.ª Ángeles Olivera
ÍNDICE
Prefacio 7
Prólogo 9
Introducción 11
La relación entre tratamientos contra el cáncer y nutrición 13
- Por qué es importante alimentarse bien durante los tratamientos 13
- Efectos secundarios de la enfermedad (o de su tratamiento) que influyen en la alimentación 15
- Por qué debe evitarse la desnutrición 16
- En el plano general 16
- Sobre la enfermedad y los tratamientos 16
- Controlar el peso: un imperativo 18
- Los problemas a los que nos podemos enfrentar... y sus soluciones para cada día 19
- Demasiado cansado para cocinar 19
- La falta de apetito, ¿cómo estimularlo? 20
- Calmar las náuseas 22
- Los problemas en la boca 23
- Un truco para cuando hay que batirlo todo 27
- ¿Y si tomo cortisona? 27
- ¿Y si engordo con el tratamiento? 28
- Un imperativo: ¡prioriza el placer! 29
- Los platos deben ser atractivos y entrar por los ojos 29
- Cuida el entorno 29
- Azúcar: sí, pero... ¡con prudencia! 30
Nuestros consejos prácticos 35
- El desayuno: una comida de reyes que debemos priorizar 35
- Lo que puedes comer 36
- Dividir las ingestas. 36
- Picoteo aconsejado e inteligente 38
- 20 alimentos clave a priorizar 38
- Alimentos adaptados a la enfermedad, a sus tratamientos y a los efectos secundarios 39
- Alimentos beneficiosos que puedes incorporar a tu menú, si los soportas 61
- El ajo: un diente de beneficios al día 61
- La cebolla: un imprescindible muy recomendable 62
- La col: ataca tumores de todos los colores 62
- Esos «pequeños» tesoros que te pueden ayudar tanto 63
- El ginseng, para luchar contra la fatiga 63
- El própolis, para mantener la forma y aliviar los problemas bucales 64
- Los omega-3, para mantener el peso y apoyar al organismo 65
- Las algas, para aprovechar los tesoros del mar 66
- Los aceites esenciales para atenuar de manera natural ciertos efectos secundarios 67
- La vitamina D, un verdadero apoyo que hay que descubrir 68
- Trucos para la compra 70
- Lo que conviene hacer antes 70
- Una semana de menús 72
- Día 1 72
- Día 2 72
- Día 3 73
- Día 4 73
- Día 5 73
- Día 6 74
- Día 7 74
- Menús especiales para días complicados 75
- «Fatiga total» 75
- «Confort urgente» 75
- «Visita» 75
- «De pícnic» 76
RECETAS SALUDABLES PARA TODOS LOS DÍAS 77
- Sopas 79
- ¡Todo fresco! 97
- Platos completos 113
- Placeres dulces 143
- Bebidas 161
Bibliografía 169
Artículos científicos 169
Obras 170
Folletos de ayuda a los pacientes 170
Y también 171
PREFACIO
Aunque los beneficios de la nutrición artificial entre los pacientes que están recibiendo un tratamiento para el cáncer siguen siendo discutidas, las ventajas de una dietética adecuada están plenamente reconocidas en la actualidad. La Sociedad Francófona de Nutrición Clínica y Metabolismo ha publicado recientemente recomendaciones relativas a la importancia nutricional cuando se padece un cáncer, en las que los consejos dietéticos ocupan un lugar relevante. Recomendaciones simples, al alcance de todos los bolsillos, individualizadas, que cualquier paciente o sus familiares pueden hacerse suyas, permiten llevar una alimentación suficientemente rica en calorías y proteínas a lo largo de todo el tratamiento en un gran número de casos. Lo más destacable es que permiten a todo paciente ser autónomos y conservar la capacidad para elegir sus comidas, disfrutando así de los placeres de la mesa. Puede parecer paradójico estar medicándose contra el cáncer y preocuparse por comer lo que a uno le gusta, pero no lo es. Este libro demuestra todo lo contrario.
Isabelle Delaleu, experta en alimentación sana y baluarte de la dietética y el bienestar, ha sabido reunir, en esta obra, numerosos consejos simples y perfectamente aplicables por todo el mundo, para conservar una alimentación óptima durante y después de los tratamientos para combatir el cáncer. La pérdida de apetito, los problemas con el sentido del gusto y la inflamación de la boca son síntomas frecuentes y a menudo presentes en el diagnóstico del cáncer. Contribuyen a la dismi‑
nución de la alimentación y a una drástica pérdida de peso. Ya sabemos que esta pérdida de peso (desnutrición) está claramente asociada a la disminución de la eficacia de los tratamientos contra el cáncer, pero también, muy a menudo, al aumento de su toxicidad. Por otra parte, comer menos y perder peso influye negativamente en la calidad de vida de los pacientes, incluso entre los que ya se han curado, en ocasiones durante semanas o meses después de los tratamientos. La pérdida de apetito acaba desembocando en la pérdida de lazos sociales. Por ello, hay que ayudar a los pacientes a comer mejor durante su enfermedad. Puede conseguirse de manera muy fácil en la mayoría de los casos, sin necesidad de recurrir a técnicas de nutrición artificial, siempre que se ponga manos a la obra de forma precoz y proponiendo consejos sencillos y adaptados.
Así, ¿cómo ayudar a un paciente a recuperar el apetito y a comer mejor a pesar de sus problemas digestivos? Las recomendaciones propuestas en esta obra son la respuesta. Nos permite hacernos con trucos para adaptarlos a los gustos y hábitos alimentarios de cada paciente. Rompe con algunos mitos o tabús (no hay alimentos prohibidos, no hay alimentos milagrosos) en vez de ir en el sentido de ciertos alquimistas de la nutrición, poco escrupulosos, que creen poder transformar una humilde sardina en oro. Las recetas aquí presentadas y los consejos propuestos están teñidos de buen humor y sentido común.
¡Y por qué no imaginar a médicos y dietistas utilizando este libro o inspirándose en él para aconsejar a cada paciente que tenga dificultades para alimentarse!
DR. BRUNO RAYNARD
Jefe de la Unidad Transversal de dietética y nutrición del Instituto Gustave Roussy (Villejuif)
PRÓLOGO
No hay ninguna promesa milagrosa (forzosamente falsa y embustera) en este libro. Sería tan escandaloso como peligroso hacer creer que sólo la alimentación puede curar un cáncer de manera milagrosa. El objetivo perseguido es, sencillamente, acompañar al paciente en un período largo y difícil para no perder –o recuperar– el placer del buen comer durante esas semanas (o meses) en los que se sufren los efectos secundarios de los tratamientos (náuseas, vómitos, falta de apetito, aftas, etc.) que tanto complican la vida del enfermo. Estas páginas son prácticas, simples y tranquilizadoras, serias, golosas, positivas y, en una palabra, útiles.
Es esencial que comer no sea un martirio, ni en la cocina para preparar los platos ni en la mesa para degustarlos.
Y es que, si bien la comida no es la panacea que nos curará, sí es un soporte fundamental para la sanación: bien escogida, en efecto, puede ayudarnos a combatir la fatiga, a soportar mejor los tratamientos y a arreglárselas mejor con los efectos secundarios (se presentan trucos contra las náuseas y la falta de apetito, por ejemplo), a conservar el control del peso para evitar la desnutrición y, finalmente, a luchar mejor contra la enfermedad.
Se trata de conservar o recuperar la buena disposición en la mesa no sólo mediante una alimentación sana y sabrosa –a pesar de los problemas–, sino correctamente adaptada para poner todas las oportunidades de nuestro lado y suavizar la vida cotidiana. Éste es el objetivo del presente libro.
Importante: todos los consejos y recetas de esta obra son de carácter general. Aunque es nuestro deseo hacerlos útiles para todos los pacientes que sufren un cáncer, durante el curso de sus tratamientos (quimioterapia, radioterapia, hormonoterapia...), cada patología, particularmente cuando afecta al sistema digestivo, puede exigir otras normas nutricionales específicas en ciertas etapas del tratamiento (justo después de una intervención en el tracto digestivo, normas dietéticas muy estrictas que se deben aplicar, etc.).
No hay que dudar, en este sentido, en consultar con el oncólogo para solicitarle la derivación hacia un especialista en nutrición que nos ofrezca un seguimiento personalizado. Prácticamente todos los servicios hospitalarios de oncología proponen consultas con nutricionistas o dietistas especializados, que sabrán adaptar la dieta a nuestro caso concreto.
INTRODUCCIÓN
Si ya en la vida «normal» tenemos interés en comer correctamente (mediante una dieta sana, equilibrada y variada), cuando se tiene un cáncer y nos sometemos a un tratamiento, la alimentación adquiere otra dimensión, mucho más importante para el estado de salud general de nuestro organismo.
En efecto, los tratamientos contra el cáncer tienen fuertes y frecuentes repercusiones en el estado nutricional de los pacientes. Pérdida de apetito (anorexia), náuseas, rechazos alimenticios, modificación del sentido del gusto, aftas, candidiasis bucal y un cansancio importante (a veces insoportable) acaban provocando pérdida de peso y, sobre todo, de masa muscular, lo cual es verdaderamente nefasto.
Se ha demostrado que perder mucho peso (en particular si es masa muscular) es perjudicial para el tratamiento en sí mismo, que puede llegar a ser menos eficaz e incluso nocivo, con efectos secundarios agravados. Por tanto, hay que alimentarse lo mejor posible, habida cuenta de la situación personal de cada individuo.
«Los expertos en oncología, radioterapeutas, dietistas y psiquiatras saben que, recuperar el sabor de los alimentos es esencial para mantener la calidad de vida de sus pacientes y que este tema forma parte integral de la forma de abordar la enfermedad en su globalidad».1
1. Fuente: Gôut et Cancer: retrouver le plaisir du gôut. Dossier BioAlliance Pharma, 2008.