Cuestión de piel, por Yael Adler. Editorial Urano

Cuestión de piel

Referencia: 9788479539863
18,00 €

Todo lo que no sabíamos sobre nuestro órgano más extenso

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La piel es un órgano fascinante, el más extenso del cuerpo humano. Con casi dos metros cuadrados de extensión, la piel nos protege de intrusos externos, como patógenos, toxinas y alérgenos. También es nuestro particular sistema de ventilación, que evita que nuestro cuerpo se sobrecaliente, se enfríe demasiado o se deshidrate. Envuelve por fuera todo cuanto llevamos dentro y es un medio de comunicación altamente sensible. Sin la piel no habría excitación, ni sexo.
No en vano la piel está muy presente en nuestro lenguaje cotidiano: tenemos las emociones «a flor de piel», se nos pone «la piel de gallina», nos metemos «en la piel» de otra persona y nos «dejamos la piel» en algo.
En este libro revelador y ameno, la dermatóloga Yael Adler rastrea nuestra piel y nos cuenta todo cuanto queríamos saber sobre este órgano, sin pasar por alto el efecto del sol, pústulas, arrugas, hongos y otros tabús. De forma ilustrativa y con un estilo apasionado, esta obra nos explica por qué el sexo embellece, por qué los hombres no tienen celulitis y por qué razón la piel se comporta con inteligencia cerebral.
La piel es nuestra conexión con el mundo. Puede transmitir y recibir, alimenta los sentidos y nos protege, como si fuera un muro de ladrillos, de gérmenes, toxinas y alérgenos. Es un climatizador corporal que nos defiende del excesivo calor y del frío. La piel se encuentra en permanente contacto con el medio que nos rodea; verifica las temperaturas, aprecia las texturas, entabla contacto con las demás personas. Sin la piel no hay erotismo ni emoción.
Sin embargo, pocos saben qué es la piel de verdad y cómo funciona. Para hablar­nos de las increíbles actividades y bata­llas que este órgano libra por nosotros, la doctora Yael Adler dedica este libro a desvelar los secretos de una parte del cuerpo que nos fascina tanto como nos obsesiona: desde los cuidados, las arru­gas o el sol hasta el acné, las alergias e incluso el bisturí o las enfermedades venéreas.
Con esta obra aprenderemos que apli­carse un montón de productos en el cutis a diario es más bien contraprodu­cente y que cualquiera puede ocuparse perfectamente de su propia piel. Descu­briremos que el exceso de higiene altera el microbioma, lo que favorece las aler­gias y los olores desagradables, y que los abrazos y las caricias le sientan a la piel de maravilla. Sabremos qué rutinas priorizar y cuáles descartar, cómo tomar decisiones estéticas y médicas sin alar-mismos, desde una posición competente e informada.
Y por encima de todo, descubriremos a una auténtica apasionada de este órgano con un mensaje de lo más positivo: cuando la piel no está bien hay muchas posibilidades de curarla y mejorarla.

Yael Adler

estudió Medicina en la Universidad Johann Wolfgang Goethe en Frankfurt am Main y en la Freien Universität en Berlín. Tras doctorarse, prosiguió sus estudios en Berlín y Potsdam para convertirse en especialista en dermatología y en enfermedades venéreas. Desde 2007 tiene su propio consultorio. Es miembro de diversas asociaciones de dermatología y medicina nutricional. Ha realizado colaboraciones regulares en televisión y radio, e imparte seminarios y talleres.

INDICE

PRÓLOGO.
HUELLAS QUE SE LEEN EN LA PIEL      13

I PARTE

1 EN EL PRIMER SUBTERRÁNEO. LA EPIDERMIS O VIVIR PARA MORIR      19
LADRILLO A LADRILLO: LA BARRERA CUTÁNEA      21
LA CASPA      25
EL MANTO PROTECTOR ÁCIDO Y EL MICROBIOMA      28
PLIEGUES CUTÁNEOS      30
Viva la diva o... el culo no siempre da alegrías      33
Un vívido picor. Cuando algo bulle por dentro       35
Protección natural para los pliegues corporales      37
LOS COLORES DE LA PIEL      38
Una pantalla solar endógena      41
Pigmentaciones. Manchas en la cara y en la zona genital . . .       43
2 ENTRE PLANTA Y PLANTA       46
LOS LUNARES      46
AMPOLLAS, HERIDAS Y CICATRICES       47
Costras de crocante       49
Cicatrices abultadas      50
LAS ESTRÍAS      54
3 EN EL SEGUNDO SUBTERRÁNEO. LA DERMIS      59
UNA CENTRAL PARA LOS SERVICIOS DE SEGURIDAD,
DE NOTICIAS, ACLARACIONES Y ESPIONAJE      59
Capilares y almohadillas esclusas      61
Una piel estupenda en invierno      63
La piel en el desenfreno de la circulación sanguínea       65
La linfa. El espionaje al servicio del sistema inmunitario . . .       66

LA RELACIÓN PIEL-CEREBRO: SOBRE EL CABLEADO NERVIOSO, LOS REFLEJOS PROTECTORES, LOS DOLORES Y EL VELLO ERIZADO      68
Un sentido exquisito de la sensibilidad      73
De las hormonas sadomaso y otras para la paz mundial       77
¡Me pica, no me pica!       79
La piel tiene oídos      82

GLÁNDULAS Y SECRECIONES: LAS FEROMONAS, EL SUDOR, LOS MOCOS Y CÓMO HUELE LA PIEL      85
De lagunas de amor y la elección de pareja       90
Mucosidad, mocos secos y costras      95
El cerumen del oído       98
Las glándulas sebáceas y el gusanillo de sebo       99
4 EN EL TERCER SUBTERRÁNEO. LA HIPODERMIS O UN FORRO CON RELLENO      103
LA CELULITIS O UN VIVA A RUBENS       103
De hoyos y fenómenos de acolchamiento       105
Sexismo en la hipodermis       107
EL METABOLISMO GRASO      109

II PARTE

5 UNA PAREJA DE VIDA POR ETAPAS       113
LA PIEL DEL BEBÉ       113 LA PIEL ADOLESCENTE      115
Granos e implosiones      120
Apretar un grano      122
LA PIEL DEL ADULTO      124
Desde la tumbona se ve bonita       126
LA PIEL EN LA VEJEZ      130
6 EL SOL Y LAS QUEMADURAS SOLARES EN VERANO: LA PIEL Y LA LUZ      134
POR QUÉ NECESITAMOS LUZ Y QUÉ HACE LA PIEL CON ELLA       136
Sueño de belleza, sensaciones primaverales
y los paraísos artificiales cutáneos       139
La vitamina D       141
LA CARA OSCURA DEL SOL       145
La alergia al sol y el acné mallorquín      145
Morbus piel de esparto      146
El CÁNCER DE PIEL       148
¡El amor salva vidas!      151
Negro y blanco       153
Chequeo rápido de cáncer de piel       155
Testar los diferentes tipos de piel      158
EVITAR EL SOL-ROPA ADECUADA-CREMA       161
Consejos definitivos: protección solar extraplús      169
El autobronceado más dulce      170
La belleza pálida      172
¿POR QUÉ LOS MOSQUITOS Y LAS AVISPAS VUELAN
SOBRE NOSOTROS?      173
¡Ay! Cuando las picaduras se vuelven peligrosas      176
7 CUIDADOS CORPORALES
O QUIEN SE ENJABONA DEMASIADO APESTA      179
LAVARSE CUANDO VIENE EL MÉDICO      181
Por abajo v por arriba      185
Pipí para la piel      188
El aceite: una herida corporal accidental       189
Las alergias de contacto       190
LAS PIERNAS      195
Verrugas plantares y hongos podales      195
Varices       201
Arañas vasculares      204
8 ARREGLOS EN LA FACHADA      207
BÓTOX O LA DOSIS HACE EL VENENO      209
Qué tiene que ver el bótox con la carne podrida      210
Míster Spock y una diminuta arma milagrosa       212
Pros y contras del borrador de arrugas       214
MÉTODO INYECCIÓN O UNOS LABIOS
CASI NUNCA VA SOLOS      217
DELIRIOS DE BELLEZA: EN EL CAMINO EQUIVOCADO. . . . 221
TATUAJES: UNA PELÍCULA GORE PARA LA PIEL      223
Bombas de relojería en acción      225
Adiós a los hoyuelos de Venus      227

III PARTE

9 CUESTIÓN DE SEXO      231
LAS ZONAS ERÓGENAS Y LA TRINIDAD SEXUAL      231
El sexo embellece      233
La depilación íntima y la ampliación del punto G       234
El prepucio en la avanzada      237
El reflejo clemastérico      238
El amor: fuente de la eterna juventud       239
Secreciones mucosas      240
Los labios y los besos de película      241
Lista de control contra el mal aliento       244
10 PATHOS ERÓTICO Y SUS AGENTES PATÓGENOS      245
Sífilis y gonorrea       246
Hongos      249
Las enfermedades sexuales sin sexo
y cuando los preservativos no protegen      250
Ladillas y sarna      251
Molusco contagioso       252
Herpes      253
Verrugas genitales       255

IV PARTE

11 ALTA COCINA PARA LA PIEL       259
LOS MACRONUTRIENTES: ENERGÍA PARA EL ORGANISMO       261
Carbohidratos       262
Alcohol      263
Proteínas       265
Grasas       266
LOS MICRONUTRIENTES O EL REFINAMIENTO METABÓLICO      268
Vitaminas       270
Suplementos alimenticios       271
El estrés oxidativo y los radicales libres      273
Colores que se comen      274
Oligoelementos       276
Ácidos grasos       279
12 CÓMO AFECTAN A LA PIEL NUESTRA ALIMENTACIÓN Y RITMO DE VIDA      284
GRANOS Y ACNÉ      286
LA GRASA INDUSTRIAL. DURADERA, BARATA Y MORTAL      289
TOXINAS PLACENTERAS Y MEDIOAMBIENTALES      291
EL TRIGO Y EL GLUTEN      293
Celiaquía. Cuando el gluten tiene la culpa      293
Alergia al trigo       294
Sensibilidad al trigo      295
13 LAS ENFERMEDADES DE LA PIEL Y LA COMIDA      296
DERMATITIS      296
URTICARIA ALÉRGICA       300
URTICARIA PSEUDOALÉRGICA      301
ROSÁCEA      303
LA PSORIASIS      304
(NADA QUE) TEMER A LA CORTISONA      306

V PARTE

14 LO QUE LA PIEL REVELA ACERCA DE NUESTRO ESTADO ANÍMICO      313
EMOCIONES Y NEUROSIS       314
Y el cortisol saluda eternamente      315
Las agresiones contra uno mismo      317
Ser amado y feliz      319
EPÍLOGO      321
AGRADECIMIENTOS      325
ANEXO ÚTIL:
REMEDIOS CASEROS IGUAL A REMEDIOS CUTÁNEOS      327

PRÓLOGO

HUELLAS QUE SE LEE\ E\ LA PIEL

Tiene casi dos metros cuadrados de extensión y envuelve todo lo que llevamos en nuestro interior. La piel es nuestra conexión con el mundo exterior. Es como nuestras antenas. Puede transmitir, recibir y alimen­tar nuestros sentidos. Es un objeto del deseo, nuestro límite, un fasci­nante receptáculo en el que se esconde nuestra vida; y a la vez, un gi­gantesco biotopo para bacterias, virus y parásitos.
El lenguaje demuestra la importancia que le otorgamos. Hay días en que uno «no se siente bien en su piel»; y en ocasiones hasta «nos dejamos la piel» en algo. En el trabajo, a veces hay que tener «la piel gruesa» y de las personas muy quisquillosas decimos que «tie­nen la piel muy fina». Ante la vista de una gran araña, uno sentirá repelús mientras que otro, en cambio, «se quedará pálido» del susto. Es más, tal vez su miedo sea tan grande que «se le salga por los po­ros» y huya despavorido para «salvar el pellejo». Aun así, muy poca gente sabe en realidad qué es la piel, cómo funciona y sobre todo que asume en nuestro nombre una gran cantidad de actividades de vital importancia.
Para empezar, la piel nos protege ante cualquier temible intruso, como si de un muro de ladrillos con un recubrimiento ácido se tratara, por ejemplo ante gérmenes patógenos, toxinas y alérgenos. Asimismo, es un climatizador corporal que nos defiende del calor excesivo, del frío y de que se evapore demasiada agua de nuestro organismo, evitan­do así que nos deshidratemos.
La piel puede protegernos de todos estos peligros porque se en­cuentra en permanente contacto con el medio que nos rodea: regula la temperatura, conduce todos los posibles fluidos y secreciones hacia el exterior, absorbe luz y la convierte en calor. Además, a través de sus células sensoriales, pelillos y unos dos mil quinientos receptores por centímetro cuadrado en las yemas de los dedos, verifica si hace viento, si el tiempo es frío o seco, si toca un objeto rugoso o liso, duro o blando, puntiagudo o romo. Y según las investigaciones más recientes, la piel incluso puede oler y oír.
Pero esto no es todo, ni mucho menos. A través de la piel no solo nos relacionamos con el medio ambiente, sino que también entablamos contacto con otras personas. ¿Sabías que los mensajes de la piel son decisivos en la elección de pareja? El sabor de la piel varía de una per­sona a otra y la nota olfativa atrae solo a aquella persona compatible, pues la naturaleza aspira a que combinemos nuestra herencia genética del mejor modo posible con el fin de concebir descendientes sanos y robustos. En consecuencia, cuando dos tipos de piel diferentes encajan entre sí, esta circunstancia prometerá una mezcla ventajosa en caso de descendencia. Y aquí incluso subyace un mensaje político oculto: la piel no conoce el racismo, precisamente por eso busca un input rico en va­riedad genética.
No está claro cuál es el mayor órgano sexual del ser humano: el cerebro —en la medida en que forja imágenes, fantasías y crea el de­seo— o la piel, que ante la llegada del amor se ve anhelante y cambia visiblemente con la práctica del sexo. No hay excitación sin la piel al descubierto. Sin piel no hay deseo. Si no hay contacto con la piel, no hay caricia. Los pensamientos ardientes hacen que se nos ponga la piel de gallina en todo el cuerpo. Hasta en el fetichismo encontramos refe­rencias simbólicas al tegumento, con el charol, el cuero y las pieles.
Ya habrás advertido que quien se ocupa del tema «piel» debe bre­gar con buen número de tabús. Para muchas personas, uno de ellos es la desnudez —con las vergüenzas que se ven y los sentimientos de vergüenza que no se ven—, pero también el hecho de que a veces hue­le muy bien y otras apesta; a esto hay que añadir un sinnúmero de imperfecciones, hoyitos, secreciones y máculas. En resumen, hay un montón de cosas sobre las que no nos gusta hablar, o que incluso nos parecen asquerosas, que provienen o salen de la piel: caspa, cerumen, granos, sebo, sudor, olor de pies y muchas más.
También en cuanto al asunto de las enfermedades venéreas suele reinar el silencio, sobre todo cuando se trata de saber dónde se han contraído. Los dermatólogos son especialistas en venerología, un tér­mino que deriva de Venus, la diosa del amor. Esta inocula a los seres humanos no solo el deseo, sino también sífilis, gonorrea, verrugas ge­nitales, herpes, hepatitis o sida, en su mayoría enfermedades que se hacen visibles en nuestra piel o desde ahí se extienden por el cuerpo.
Para los dermatólogos todo esto no tiene nada de asqueroso; es más, incluso nos parece fascinante. Nuestra forma de pensar y de analizar es muy sensorial: contemplamos, rascamos, presionamos y ole­mos, ya que el estado, la consistencia y el olor de una enfermedad cu­tánea son factores que nos ayudan a desenmascarar al causante de un problema dermatológico.
Los antiguos dermatólogos incluso crearon términos muy ornamen­tales y sonoros para designar una superficie cutánea deteriorada o con un aspecto desagradable. Así, «eflorescencias de la piel» es un término gené­rico para denominar granos, manchas, pústulas y costras. En Alemania, las zonas amoratadas de las pantorrillas debidas a varices son conocidas como «purpura jaune d'ocre» (puntos de sangrado en amarillo y ocre), algo que en francés suena muy elegante. Según las culturas, los heman­ginomas son «angiomas cereza»; los nevos flámeos, «manchas de vino de Oporto»; y los lunares de color pardo claro, manchas «café au lait». Y cuando la piel se resquebraja como consecuencia de la sequedad, decimos que estamos ante un eczema «craquelé». Aquí la piel se pare­ce un poco a la capa cuarteada que recubre los frescos de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel en Roma. Ya saben: el fresco sobre la historia de la creación y el musculoso Adán desnudo con el dedo índice tendido hacia Dios para que este transmita la llama de la vida a través del suyo.
A veces nuestros colegas cirujanos o internistas se ríen de los der­matólogos y nos tachan de «facultativos superficiales»; un apelativo muy injusto, por supuesto, porque resulta que en realidad tenemos mucho calado. Igual que la piel. Esta no solo se comunica con el entor­no y con las demás personas, sino también con nuestro mundo interior. La piel está inmersa siempre en un intenso intercambio con nuestros sistemas nervioso e inmunitario. Por este motivo, el estado de nuestra piel está directamente relacionado con lo que ocurre en nuestro inte­rior: con la forma en que nos alimentamos y también con nuestro esta­do anímico.
La piel es el espejo del alma, la pantalla sobre la que se proyectan las historias de nuestro interior, del inconsciente. Como buenos crimi­nalistas, nos apasiona buscar indicios en la piel. Y a veces las huellas nos conducen a lo más profundo de nuestro ser. De repente descubri­mos que la piel nos habla de una carencia emocional, de estrés, de falta de equilibrio psíquico o de nuestros órganos y hábitos alimenticios.
Las arrugas dan testimonio de penas y alegrías; las cicatrices, de las heridas; la rigidez gestual del bótox, del temor a envejecer; la piel de gallina, del miedo o el deseo, y algunos granos, del excesivo consumo de leche, azúcar y harina blanca refinada. El sobrepeso propicia infec­ciones en los pliegues de la piel y la piel seca o sudorosa es un indicio de que algo no va bien en la glándula tiroides. La piel es como un gran archivo repleto de señales e indicadores, manifiestos y ocultos. Y quien sea capaz de leer ese archivo se sorprenderá al constatar cómo a menu­do lo visible conduce a lo invisible.
Nuestra piel es un órgano fascinante, el mayor, que tenemos los seres humanos. ¡Todo un prodigio! Este libro pretende ayudar a enten­der mejor nuestra piel, y con ello también a nosotros mismos. Explore­mos juntos este órgano maravilloso y no tardarás en constatar que la experiencia te traspasa la piel.

 

Urano
9788479539863

Ficha técnica

Autor/es:
Yael Adler
Editorial
Urano
Traducción
Isabel Romero
Formato
150 x 225
Páginas
336
Encuadernación
Rústica con solapas (tapa blanda)
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