Meditacion Tao

Referencia: 9788420305707
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Salud, Serenidad, Energía interior
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Salud, Serenidad, Energía interior

Dice un antiguo libro chino sobre la meditación:

«No importa el nombre que se le dé: no se trata de nada más que de hacer que tu mente y tu respiración dependan la una de la otra; que el yin y el yang entren en contacto en tu interior, y que tu espíritu y tu energía queden completamente entrelazados.»

En la antigua tradición de los seguidores del Camino (Tao o Dao), meditar es un proceso en el cual involucramos cuerpo, mente, respiración y energía interior, con el objetivo de poner fin al interminable flujo de pensamientos y emociones que saturan nuestros sentidos, para desarrollar un sentimiento de relajación, serenidad y quietud interior.
Con ello, conseguimos cultivar la salud y fomentar la larga vida; clarificar la mente, siendo además, el vehículo de entrada al nivel más alto de desarrollo espiritual, que es la fusión con la Energía Universal.
Las doce meditaciones que mostramos en la presente obra nos ayudan a utilizar nuestra mente de manera ordenada, serena, eficaz y clara, siguiendo un orden riguroso pero al alcance de todo tipo de personas.

Maestro de Artes marciales chinas, Jordi Vilà es especialista en estilos Internos (Xingyiquan, Taijiquan, Baguazhang) y Licenciado en Medicina Tradicional China. Es Director de cursos de formación de profesores de Qigong.
Su amplio currículum, que se inicia en el año 1975, demuestra su gran vinculación y entrega con las Artes Marciales Chinas, en múltiples aspectos que van desde la traducción de libros, asesor de diversos estamentos, cursos de diversa índole, entrenador, maestro... Su prestigio y fama, totalmente merecidos, van más allá de nuestras fronteras.

PRÓLOGO

La práctica de los distintos métodos de Qigong (ejercicios chinos de movilización de la energía interior) me ha proporcionado energía, vitalidad, equilibrio psicofísico y, sobre todo, buen humor durante la mayor parte de mi vida. Siempre lo he considerado un regalo de los Cielos, y he hecho de su práctica y su difusión mi modo de vida y de sustento.
Sin negar la maravillosa eficacia de las técnicas energéticas chinas provenientes de las artes marciales, el budismo o la medicina tradicional china, los
métodos más potentes de Qigong que he podido descubrir, practicar e investigar, son los que remontan su origen al antiguo Daoísmo, la religión autóctona de China.
Los ejercicios daoístas me han parecido siempre de calidad superior. Su metodología es extremadamente precisa, casi matemática, cuando tiene que describir distintos fenómenos psíquicos y ordenarlos de manera estricta para obtener resultados comprobables. Pero no solamente es esto lo que despierta mi interés y mi sentido de la maravilla, sino que además, los maestros que me los han transmitido siempre han sido una viva muestra de la eficacia del método y han predicado con el ejemplo.
Gracias a estas artes daoístas de energética, he ido entrando en contacto con la meditación y la alquimia interior, que han representado un cambio radical en mi manera de comprender el Qigong, las artes marciales y la vida misma. Me sigue impresionando comprobar que los métodos de meditación daoísta siguen un orden riguroso, y que permiten ir cumpliendo distintos objetivos, relacionados con la relajación física y la quietud mental, al alcance de todo tipo de personas.
Entre los sistemas meditativos del Daoísmo, los ejercicios de quietud (jing gong) representan el trabajo básico esencial para practicar la meditación de manera segura, tranquila y eficaz. A diferencia de los métodos de Qigong basados en la conducción energética meditante posturas o movimientos codificados (daoyin) o en el control de la respiración (tu na), los ejercicios de quietud se centran en el silencio mental y la inmovilidad física, con lo que el con-sumo energético se puede reducir al máximo, permitiéndonos recuperar la vitalidad perdida, reequilibrar nuestro cuerpo y calmar nuestra frenética actividad mental.
Aunque el objetivo supremo de la práctica daoísta sea un estado de libertad física, energética y espiritual sin fronteras, denominado en la tradición clásica "inmortalidad" (xian), parece sensato empezar con objetivos más mundanos y realistas: la salud, el bienestar, la tranquilidad mental y un estado emocional equilibrado deberían ser parte integrante de nuestra cotidianeidad.
Todos tenemos el derecho y el deber de conseguir nuestro "momento Zen", aquel instante de plenitud, de regocijo y de alegría pura y tranquila que nos reconecte con nuestro entorno, que nos permita sentir una paz y una
apertura mental fuera de lo común. Estos momentos pueden aparecer realizando cualquier actividad: para unos surgirá viendo su programa favorito de televisión, o en el extático momento del gol durante un partido de fútbol; para otros aparecerá haciendo volar una cometa, paseando por el parque olvidando el estrés diario, escuchando al grupo de moda en el entorno aislante de unos auriculares, o completando aquél video juego tan complicado; y para otros, hacer el amor, ajustar la mecánica de la moto, despertarse tras una siesta reparadora o abrazar a un bebé y embriagarse de su dulce aroma.
No importa dónde ni cuándo aparece, ni qué lo dispara, pero ese momento nos compensa por todas las penalidades y reveses que el día a día nos depara.
Como no podemos controlar la aparición ni la duración de estos fugaces instantes, podemos recurrir a las prácticas de meditación, que sirven, precisa-mente, para estar preparados anímica y corporalmente, para poder sentir estos fugaces momentos Zen y poder disfrutarlos en toda su intensidad. Además, cada sesión de meditación es un momento Zen en sí mismo, y nunca nos cansaremos de las maravillas irrepetibles que nos esperan en el interior de cada práctica.
Los métodos que presentamos en esta obra son herramientas simples que podrán sernos útiles para ir creando en nuestro interior una sensación de serenidad, relajación y alegría de vivir con la que podamos convertirnos en mejores seres humanos y encontrar una cierta cantidad de felicidad cotidiana y sobre todo, compartirla con todos aquellos que nos rodean.
Al menos ésta es la esperanza que nos ha impulsado a escribir esta obra.

Jordi Vilá i Oliveras
Avinyonet de Puigventós
Primavera del 2013

INTRODUCCIÓN

Reúne tu mirada y escucha tu interior,
Coagula tu espíritu y concentra tu energía;
Atrae el resplandor para iluminar tu interior,
En la pureza y la serenidad, sin actuar premeditadamente.

Este poema resumeo!a perfección el idela de meditación daoista que presentamos en este libro. Meditación: la palabra despierta ecos misteriosos, esotéricos y orientales.
Posiblemente, en nuestra mente aparezca claramente la imagen de un ermitaño vestido con túnica azafrán y luenga barba blanca, con los ojos medio cerrados y una enigmática sonrisa, meditando ante una cascada primigenia en medio de una lujuriante vegetación, alejado de la civilización y en total aisla´ miento, completamente inmerso en !a Naturaleza y desapegado de la vida cotidiana, las priyayo los ruidos de la ciudad.
Bien, la imagen es bonita, pero falsa.
Los grandes textos daoístas sobre meditación son taxativos respecto a la idea de que hay que meditar aquí y ahora, en condiciones complejas, uindesatender al trabajo diario ni dar la espalda a la familia ni a las relaciones. Es fácil meditar en las montañas, pero el verdadero acto heroico consiste en poder meditar en casa, en el día a día.
Precisamente, el valor de la meditación recae en el hecho de que es una medicina para el alma, y que podemos tomarla dos veces al día para equilibrar nuestra energía en el caos y el ruido.

La primera pregunta que debería surgir en este instante es, sin duda ¿Qué es la meditación?
Según la definición que dan los seguidores del Daoísmo, meditar es un pro-ceso en el cual involucramos toda nuestra personalidad, compuesta básica-mente por nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestra respiración y nuestra energía interior, poner fin al interminable flujo de pensamientos y emociones que saturan nuestros sentidos para tener unos instantes de descanso en un oasis de quietud, y poder volver luego, renovados, al río de la vida que nos lleva hacia nadie sabe dónde.

Segunda pregunta: ¿Cómo meditar?
Sería un error creer que para meditar basta con "dejar la mente en blanco". Es creencia en el Daoísmo, y en otras grandes tradiciones meditativas, que es imposible desconectar la mente, aislarla y convertirla en algo inerte, falto de vida. La solución, para los daoístas es una proposición genial: "susti-
tuir diez mil pensamientos por un solo pensamiento" (wan n/en gui yi nian),
siguiendo unas reglas relativamente simples, que provocan, sin embargo, pro-fundos cambios en la forma de pensar y de vivir.
La regla básica es, como dice el poema que citamos al principio, la de desviar los sentidos del mundo exterior, usando la mirada y el oído para reconocer el propio silencio interior, poder así concentrar la mente y fortalecer la energía.

Vamos a proponer un ejemplo práctico:
Durante unos segundos, vamos a ser conscientes de nuestra propia respiración. No basta con "pensar" en respirar. Tenemos que sentir el acto de inspirar y espirar de manera consciente, viva y plena. Para ello, cerraremos los ojos, pensando en las fosas nasales e inspiramos suave y silenciosamente: ¿Sentimos el aire entrando por ellas? ¿Sentimos su flujo? ¿Su temperatura? Al espirar ¿notamos el roce del aire que sale? ¿Sentimos su textura? ¿Su tempe-
ratura? ¿Su sonido?... Repetimos el experimento cinco veces, sintiendo con todo el cuerpo, con toda la mente el proceso de respirar, mientras vamos contando mentalmente cada inspiración... 1... 2... 3... 4... 5...

¿Qué tal? Una experiencia curiosa. Simple y sencilla.

Felicidades... Este ha sido el primer paso hacia un trabajo meditativo un poquito más profundo, pero que no se aleja demasiado de este método básico.

La tercera gran pregunta podría ser ¿Para qué practicar meditación?
La respuesta puede ser tan sencilla o compleja como lo es nuestra propia vida. La práctica de técnicas de meditación puede ser un simple momento de relajación en medio del ajetreo diario, un método auxiliar de restablecimiento de la salud, o incluso una forma de expresar la espiritualidad humana, más allá de fronteras religiosas, experimentando en primera persona el sentimiento de unión y armonía con el Todo.

Vivimos en mundo maravilloso, en el que la toda la información y los estímulos que deseemos se hallan a nuestro alcance. Sacamos el móvil del bolsillo y podemos leer las noticias del otro lado del mundo, buscar la etimología de una palabra compleja en cualquier idioma, escuchar cualquier música que nos apetezca; ver imágenes de cosas antiguas o modernas; hablar con la persona que nos apetezca en cualquier rincón del globo... Los estímulos visuales, auditivos y del resto de los sentidos trabajan hasta límites insospechados, y nuestra mente no deja de buscar más y más, hambrienta de una cantidad de información rápida que ni siquiera será capaz de procesar.
El precio que pagamos es grande: insatisfacción, estrés, miedo, inseguridad casi patológica o un exceso de confianza que cae en la temeridad, y sobre todo, una constante sensación de caducidad ya que la información queda obsoleta en cuestión de minutos.
Y lo peor de todo es que la Naturaleza no nos ha otorgado ningún botón de stand by con el poder de detener el flujo incesante de pensamiento y emociones.
¿O sí?
¿Podría ser que todo estuviese en nuestra mente?
Porque, en realidad, nada hay nuestro en el mundo, excepto nuestra mente.
Todo es perecedero, desde los euros que llevamos en la cartera o las llaves del coche (y el coche mismo) hasta el papel en el que se han impreso estas palabras. Nada nos pertenece verdaderamente, ni siquiera nuestra respiración, que nos vemos obligados a devolver constantemente a la atmósfera.
Sólo nuestra mente es de nuestra propiedad, y es gracias a ella que como humanos, hemos construido nuestros más grandes logros y cometido nuestros más terroríficos errores. La verdad es que todos tenemos una mente, pero no solemos invertir demasiado tiempo en mimarla y cuidarla, hacerla descansar y alejarla del ruido incesante que estimula nuestros sentidos.
Ejercitamos nuestros músculos, pero no nuestra mente.
Nos tomamos un momento de descanso físico, pero no mental.
La meditación es una excelente herramienta para poder entrar en contacto con nuestra mente y hacerla funcionar de manera selectiva, liberándola de su adicción a los estímulos externos y volviendo los sentidos hacia el interior, hacia nosotros mismos.
Sin embargo, ocurre muchas veces que, cuando miramos hacia dentro, cuan-do reunimos nuestra mirada y escuchamos nuestro interior, lo que solemos ver no nos gusta. Ahí dentro existen emociones caducadas, sentimientos no resueltos, insatisfacciones, terrores y fobias, culpabilidad, vergüenza, egoísmo y fanfarronería y enseguida alejamos nuestra mente de ese almacén revuelto.
Por lo tanto, lo primordial es poner orden en todo este caos, devolver la serenidad, la relajación y la salud a nuestra mente y nuestro cuerpo, como si fuesen un espejo al que le sacamos el polvo para que lo puedan reflejar todo tal y como es, sin deformaciones ni distorsiones de ningún tipo.
A lo largo de dos mil años, distintos maestros daoístas han ido desarrollan-do infinidad de técnicas que apuntan todas a un mismo fin: cultivar a la vez mente y cuerpo (xing ming) y desarrollar un sentimiento de pureza y serenidad (qing jing).
Algunas de ellas muestran una extraordinaria complejidad, como es el caso de las prácticas de la alquimia interior (nei dan), pero incluso éstas deben iniciarse con métodos sencillos que sirvan para estabilizar la mente y equilibrar el cuerpo.
Las distintas meditaciones que mostramos en la presente obra, apuntan a este objetivo básico y se centran en el desarrollo de qing jing (pureza y serenidad), es decir, nos ayudan a limpiar el polvo del espejo de nuestra mente, de modo que podamos utilizarla de manera ordenada, serena, eficaz y clara.
En el Daoísmo, se intenta seguir un entrenamiento metódico que vaya cumpliendo estas necesidades, sin poner en peligro la integridad física ni el equilibrio psicológico de las personas que lo sigan.
Aquellos que trabajamos con las técnicas energéticas chinas (Qigong), solemos olvidar los métodos básicos más seguros, poniendo en suspenso nuestro sentido común para buscar métodos que tengan resultados espectaculares, sea la apertura de distintos canales energéticos, como en el caso de la llamada órbita microcósmica, o ejercicios de gran potencia energética, como la movilización de la energía dentro de los chakras del Daoísmo (dan-tian) o de los ocho vasos maravillosos, o deseando fervientemente llegar a ser personas multiorgásmicas o sanar enfermedades de distinta gravedad mediante la simple utilización de posturas más o menos complicadas, respiraciones más o menos artificiales, imposiciones de manos o visualizaciones más o menos fantasiosas. Ello hace que estudiemos estos métodos en etapas tempranas de nuestra práctica, con lo que el efecto es menor que el esperado, o bien estamos tan convencidos de haber despertado los poderes internos del cuerpo que nos autosugestionamos y creemos sentir el trayecto de la energía vital por distintos canales etéreos del cuerpo.
Como poco, esto es una pérdida de tiempo. En casos más preocupantes, pueden desencadenar comportamientos obsesivos que nos van alejando cada vez más de la realidad en la que nos movemos.
En realidad, tanto si nos interesa el Qigong como la meditación, necesitamos urgentemente técnicas que realmente sean útiles para nuestra vida cotidiana, y que nos aporten tranquilidad mental, equilibrio emocional, bienestar físico y optimismo.
Antes de intentar "mover" la energía dentro de nuestro cuerpo, tenemos que saber estar tranquilos y concentrados, y antes de concentrarnos tenemos que relajar nuestro cuerpo.
Quien lea esto no encontrará, por lo tanto, esotéricos ejercicios relaciona-dos con complicadas visualizaciones, ni rotaciones alquímicas de la energía, ni
imágenes mentales de tigres o dragones, puesto que, aunque no podemos negar la importancia de estos trabajos, deseamos mostrar una vía simple, accesible para toda clase de personas, lo suficientemente fácil como para seguirla mediante las palabras escritas, pero también lo bastante profunda como para cambiar distintos patrones negativos de comportamiento por otros mucho más positivos.
A medida que la lectura avance y nos vayamos familiarizando con las prácticas, se hará patente el hecho de que cada una de las meditaciones que describimos sigue el mismo patrón: quietud postural, retirada de los sentidos, respiración por los poros, conexión con el centro energético dantian, etc. Podría parecer, en una primera impresión, que simplemente estamos repitiendo el mismo ejercicio una y otra vez, pero la práctica nos permitirá compro-bar que los sutiles detalles que se van incluyendo a cada paso, van transformando cada meditación en un proceso de refinado de la energía interior más intenso y profundo.
De este modo, cada meditación está diseñada para subir en peldaño más en la relación entre mente y materia, yendo de lo fácil a lo complejo, de la simple relajación hasta la movilización efectiva de la energía interior. Una vez obtenida una buena experiencia en estas meditaciones (a lo largo de un año o más de práctica), sentiremos un cambio en nuestro comportamiento, nuestra salud y nuestra relación con !os demás. Entonces podemos decidir entre continuar practicando estas meditaciones y seguir disfrutando de sus efectos, o bien comprometernos a seguir avanzando en la Vía hacia la Realización. En este caso, no hace falta decir que se hará necesaria la guía de un maestro Daoísta para poder ascender en esta interminable escalera que es la vida.

Indice

Agradecimientos     9
Prólogo     13
Introducción     17
Dao y Daoísmo     25
Jing Gong. Meditación daoísta     29
Los Tres Tesoros     37
Práctica     43
Postura     47
Orientación de la postura durante la meditación     57
Los tres sentidos regresando a la unidad     61
Cómo entrar y salir correctamente de la meditación     65
Distintas formas de respiración en la meditación daoísta     69
Huan Yuan Fa. Métodos para restaurar la energía original     73
1  Shou xin. Concentrar la mente     77
2  Tiao Shen. Equilibrar la energía del cuerpo     88
3  Wu Shi Wu Ting. No Mirar, No Escuchar     98
4  Shou Shi Fan Ting. Reunir la Mirada y Escuchar el Interior     104
5  Tiao Fan Xi. Equilibrar la Respiración Terrenal     110
6  An Shen. Estabilizar el Espíritu     114
7  Tiao Zhen Xi. Regular la Respiración Auténtica     119
Bu Lou Fa. Técnicas de tonificación contra las fugas de energía     127
8  Xiu Wu Lou. Detener las Fugas de Energía     130
9  Nei Shi. Visión Interior     135
Zhu Ji Fa. Técnicas para la construcción de una base firme     143
10 Ning Shen Ji Zhao. Coagular el Espíritu y Percibir el Silencio    145
11 Ting Xi. Escuchar la Respiración     152
12 Muyu. Baño Invisible     157
Conclusión     163
Apéndice. Qing jing jing. Clásico de la Pureza y la Serenidad     165

Alas
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