La técnica Alexander
Referencia: 9788497358224
Las posturas del bienestar
- El método más poderoso contra el estrés, las presiones y los malos hábitos físicos de la vida diaria
- La técnica Alexander te enseña cómo evitar la tensión muscular y mental innecesaria durante tus actividades
No es solo una técnica de relajación o una forma de ejercicio, sino que te aporta una enseñanza para evitar el mal uso repetido del cuerpo, ya sea estando de pie, sentado de forma inadecuada o caminando de manera incorrecta. El objetivo de la técnica Alexander es ayudarte a dejar, poco a poco, los hábitos físicos que te producen malestar y devolverte a un estado de equilibrio físico que mejorará también tu bienestar emocional.
La técnica Alexander se ha convertido en un método reconocido y muy efectivo para coordinar cuerpo y mente y así poder pensar con más claridad y moverse de una manera más natural. Esta guía te mostrará cuáles son los métodos de enseñanza y cómo funcionan, te dará las claves para buscar un buen profesor y te indicará cómo practicar la técnica en casa.
“Recomiendo este libro a todo aquel que esté buscando mejorar su calidad de vida a partir de un mayor conocimiento del funcionamiento conjunto del cuerpo y la mente”,
Nobuyuki Ikei, Presidente y CEO de Sony Corporation
- Encuadernación: Rústica
- Dimensiones: 13,5 x 21,5 cm
- Número de páginas: 160
Jeremy Chance comenzó su formación como profesor en Londres. Desde entonces se ha posicionado como profesor de fama internacional de la técnica Alexander. Posteriormente, fundó su propia compañía, BodyChance, la cual dirige actualmente la facultad de educación de la técnica Alexander más importante del mundo, con centros en Tokio y Osaka. Jeremy pasa parte de su tiempo en Australia, donde viven sus dos hijas, y Japón, donde tiene sus oficinas.
Prefacio
Los descubrimientos de Alexander son mi pasión; han formado parte de mi vida y de mi trabajo desde que tenía 20 años y mi intención es vivirlos y enseñarlos a los demás hasta que me muera.
Alexander empezó su docencia en la década de los ochenta en Australia; aun así, el impacto de su trabajo en la sociedad moderna es difícil de desentrañar. Actualmente, la apasionada visión de Alexander de transformar la educación y la salud de la sociedad humana se ha extinguido, dejando en su lugar una profesión que continúa siendo algo experimental y con pocos seguidores.
Gran parte de los que realizan los tres años que dura la formación no seguirán formándose para tener una carrera a la que dedicarse plenamente: les costará mucho encontrar alumnos. Otros deciden convertirlo en una afición; otros piensan que es su vocación pero siguen con su tra‑
bajo habitual; otros la incluirán en su carrera original como si fueran artistas teatrales. En comparación con el número de gente que se ha formado, son muy pocos los que ejercen como profesionales de la enseñanza de la técnica. Después de más de 100 años, ¿es esto lo único que podemos dar? Para mí, es muy decepcionante.
Creo que algo falla en todo esto. Si los descubrimientos de Alexander son tan importantes, y personalmente yo los equiparo a los descubrimientos de Einstein y de Newton en cuanto a su impacto potencial para la humanidad, ¿por qué los de Alexander continúan sumidos en la oscuridad? ¿Por qué no se les da la importancia que se merecen en nuestra sociedad actual plagada de técnicas modernas sobre el cuerpo y la mente? Pilates, yoga, acupuntura, hipnoterapia, etc... ¿Por qué la mayoría de la gente ha oído hablar de estas técnicas, y en cambio la técnica fundada por Alexander, que Aldous Huxley describió como «el padre de las humanidades no verbales del mundo occidental», sigue siendo tan poco conocida?
En mi opinión, la respuesta está contenida en una pregunta que ha nacido en el siglo XXI y que está empezando a popularizarse a través de las revistas científicas modernas: ¿qué es la conciencia humana? Existe en la actualidad un conjunto de disciplinas científicas' que tienen como denominador común el ser «ciencias cognitivas» y que están empezando a poner en duda la tradicional visión materialista del mundo al formular preguntas difíciles y actualmente sin respuesta sobre la verdadera naturaleza de la conciencia humana.
Si en el siglo xx el interés estaba en descubrir la naturaleza de la materia; creo que en el siglo XXI el interés estará en
descubrir la naturaleza de la conciencia humana. Pero esto es un problema científico totalmente diferente cuya exploración requerirá una metodología también diferente. La idea de que el conocimiento existe independientemente de la persona que lo posea, que es la que prevalece en el sistema de investigación y educación actual,' está por fin a punto de ser desafiada por la ciencia.
Todo empieza por el descubrimiento reciente que ha hecho la medicina, que confirma que nuestra mente, de una forma misteriosa e inexplicable, tiene el poder de influir en la salud del cuerpo: a través de la oración, de la meditación o del simple pensamiento.
En 1967, la Harvard Medical School empezó a realizar experimentos para determinar los efectos de la meditación en nuestro bienestar y, desde entonces, ha ido evolucionando la teoría de la «respuesta de la relajación» como contrapartida a la respuesta «pelea o huye» que teníamos aprendida para enfrentarnos al estrés. El mecanismo es algo que sigue sin tener explicación, pero el que sigue alguno de estos procedimientos sabe que la relajación funciona. Aquellos que están familiarizados con los trabajos de Alexander, ¡saben perfectamente de qué estoy hablando!
Los trabajos de Alexander se sitúan dentro de este grupo de disciplinas científicas emergentes que trabajan para dar credibilidad a toda una serie de estudios científicos descartados hasta ahora por ser «imprecisos y poco exigentes» en comparación con las ciencias «exactas» que
exploran el mundo material. La Primera Guerra Mundial, con la devastación de una generación entera de hombres jóvenes y la destrucción de la ilusión de una civilización avanzada e inteligente, cortó de raíz el movimiento floreciente liderado por pensadores occidentales como William James y John Dewey y dio lugar a la era del conductismo, que empezó a rebatirse en la década de los cincuenta.' Es interesante que mientras los científicos empiezan a plantearse de nuevo estas cuestiones, ¡el nombre de Alexander sigue apareciendo en la literatura antigua!5
Cualquier avance científico sobre el conocimiento de la realidad necesita una innovación de la observación, un instrumento nuevo a partir del cual ver el mundo de una manera diferente, para que así la información previamente recogida que no sea entendida coherentemente pueda ser reinterpretada dentro de un contexto totalmente nuevo. En ocasiones, esta innovación puede ser un objeto; por ejemplo, un telescopio; otras es una idea nueva; por ejemplo, que la tierra es redonda.
Los trabajos de Alexander ofrecen a los científicos este tipo de innovación en la observación. El mero descubrimiento de que existe una relación entre la cabeza y la columna, lo cual a su vez, integra otros sistemas corporales, es tan simple como sorprendente. Explica y organiza la información de una manera que antes no habría sido posible, ofreciendo un mecanismo nuevo desconocido hasta
ese momento para calibrar de una forma consistente y fiable nuestro estado mental y físico.
Los profesores de la técnica Alexander dedican todo su tiempo a explorar este simple descubrimiento: cómo afecta nuestro malestar y dolor físico a nuestra capacidad de respirar, de movernos, a nuestra relación con los demás, e incluso a nuestra capacidad de pensar. Las clases de Alexander demuestran que el origen de este mecanismo tan impresionante, que tiene un efecto global en cualquier aspecto de nuestra vida, reside en el campo de la conciencia humana y se origina en nuestra manera de pensar. ¿El pensamiento y la conciencia humana son algo material? Si no es así, ¿qué son exactamente? ¿Qué tipo de relación tiene este mecanismo de la conciencia con el mundo material que conocemos? Este es el tipo de preguntas que los científicos cognitivos están empezando a plantearse. En el fondo de estas preguntas existe una nueva premisa: nada existe independientemente de uno mismo. Aunque no lo creas, es una idea muy simple. Estoy seguro de que a ti, igual que a mí, nos han convencido de que hay cosas que existen y pueden medirse y entenderse de una manera objetiva, independientemente de tu propia conciencia subjetiva de esta percepción. Sin embargo, prácticamente todas las ciencias y estudios materialistas se basan en esta afirmación de que los fenómenos existen independientemente de la persona.
O por lo menos esto fue así hasta que el «principio de incertidumbre» de Heisenberg empezó a expandirse entre los pensadores más eruditos del momento. Este físico proponía la ridícula idea de que la persona que observaba un fenómeno afectaba a lo que estaba observando. ¿Qué pasó con la ciencia «objetiva», con su idea de que los absolutos existían de manera independiente? A partir de ese momento, esta visión del mundo empezó a tambalearse y, poco a poco, empezó a emerger otra para ocupar su lugar.
La metodología científica que estaba evolucionando para explorar esta visión, propuesta por primera vez por Varela, no está de acuerdo con la idea de que hay un «conocimiento objetivo» que puede descubrirse independientemente de la persona que lo descubre. Por el contrario esta nueva metodología afirma, que el sujeto, el experimentador y los resultados objetivos, que miden las ciencias exactas, tienen una relación relativa; por lo tanto, ningún resultado de un proceso experimental puede considerarse válido si no se han tenido en cuenta todos estos factores. Si nos paramos a pensar en esto, veremos que es una idea bastante radical.
Y, por si no lo sabías, esto es exactamente lo que ocurre en las clases de la técnica Alexander. Cada lección es un experimento sobre la conciencia humana aplicada al tema de la «coordinación» neuromuscular de tu sistema de realizar las «cosas». Y cuando me refiero a los términos «coordinación» y «cosas», me estoy refiriendo a ellas en el sentido más amplio: no a cómo te mueves de un punto A a un punto B, sino también a cómo solucionas los problemas, a cómo te relacionas con los demás, a cómo te enfrentas a una crisis, a cómo respiras, etc. En cada uno de estos ejemplos, hay «algo» que es el responsable de coordinar tu actividad. Este «algo» es tu conciencia humana, un fenómeno que se conoce muy poco pero que es el centro de todo lo que hacemos, aunque hasta el momento los estudios científicos convencionales no le hayan prestado demasiada atención. La conciencia humana es como la «anguila» de la ciencia moderna porque es omnipresente pero escurridiza cuando intentamos fijarnos en ella. A pesar de todo, las investigaciones de Alexander se centraron en la conciencia humana, que es el tema de cada una de sus clases, las cuales demuestran de manera concluyente que la ma‑
nipulación cognitiva de este fenómeno energético puede producir resultados inmediatos sorprendentes.
Cuando recibas una lección de su técnica, descubrirás cosas nuevas impresionantes sobre la naturaleza de tu ser. Para ti, la información será específica, efectiva, original y totalmente revolucionaria.
Introducción
A pesar de que nuestra postura tiene unos efectos muy importantes y duraderos en nuestra salud, sabemos muy poco sobre nuestra coordinación. Ahora que estás leyendo esto, te pregunto: ¿Cuánto sabes sobre tu manera de sentarte o de estar de pie?, ¿sabes cómo lo haces?
Supongo que, a veces, eres consciente de algún dolor o molestia. Probablemente tengas alguna idea aprendida de lo que es «bueno» y «malo» de tu postura, pero seguro que no es demasiado profunda. Quizás conoces ejercicios o estiramientos que te ayudan a encontrarte mejor temporalmente pero que tienes que repetir constantemente. ¿Quieres encontrarte siempre mejor?
La técnica Alexander (TA) es la solución permanente y continua al problema de los dolores generados por una mala coordinación. Si quieres saber más sobre esto, estás leyendo el libro adecuado. Si sigues leyendo, es muy probable que tu vida cambie para siempre.
Cuando tenemos un problema serio, la mayoría de nosotros acudimos a alguien para que nos ayude. ¿Por qué? Porque la mayoría de nosotros no sabemos cómo dirigir inteligentemente nuestra postura para evitar el dolor. Acudimos a un traumatólogo, a un masajista o a alguien que nos pueda hacer acupuntura o shiatsu, pero todos estos remedios no suelen ser permanentes; a la larga casi siempre vuelven a aparecer.
Puede ser que vayas al gimnasio o hagas ejercicio regularmente y te sientas en forma. ¿Qué ocurre cuando estás demasiado ocupado, o cuando te haces mayor y dejas de hacer ejercicio? ¿Seguirás encontrándote bien y en forma cuando dejes el ejercicio físico?
La técnica Alexander te enseña un plan verdaderamente efectivo para dirigir tu coordinación. Se trata de un plan, único en el mundo, que aprovecha tu inteligencia para que entiendas y disfrutes de tus movimientos.
Si decides investigar las clases de la técnica Alexander estás en buena compañía. Algunos de los pensadores e iconos líderes del siglo pasado han estudiado las ideas de Alexander, empezando por George Bernard Shaw, el filósofo John Dewey o el escritor Aldous Huxley. ¿Has oído hablar de ellos? ¿Y qué me dices de Sting o Paul McCartney? Todos ellos se han beneficiado de estudiar los descubrimientos de Alexander. También el actor de cine Christopher Reeve, en su momento Superman, utilizó sus conocimientos de la técnica Alexander para transformar su cuerpo, del nervioso e inquieto Clark Kent al magnífico y atlético Superman. Es una bonita metáfora para el trabajo: ¡enseñar a la gente a ser superhombres o supermujeres!
Bromas aparte, los descubrimientos de Alexander te enseñan una manera de moverte coordinadamente que dura toda la vida; se trata de una educación, no de una terapia. Es una técnica que hace que seas tú el encargado de tu comodidad y relajación. Te enseña a hacer las cosas bien y de una manera eficiente. Es, en definitiva, una técnica que te aporta unos beneficios casi increíbles, si no fuera por el hecho de que estos cambios han sido descritos por miles de personas durante un siglo.
¿Demasiado bonito para ser cierto? ¿Creerías a un Premio Nobel de Medicina?
«Desde mi experiencia personal puedo confirmar algunas de las afirmaciones aparentemente fantásticas hechas por Alexander y sus seguidores; por ejemplo, que muchos tipos de bajo rendimiento e incluso enfermedades pueden aliviarse, a veces hasta un grado sorprendente, enseñando a la musculatura corporal a funcionar de una manera diferente. He notado, con gran asombro, mejoras impresionantes en aspectos tan diversos como la presión alta, la respiración, el insomnio, la alegría en general, la viveza mental, la resiliencia contra las presiones externas, y en habilidades tan refinadas como tocar un instrumento musical (Tinbergen, 1973)».6
Seguro que ahora estás pensando, ¿pero de qué se trata esta técnica? Y la respuesta a esta pregunta es tan simple como sorprendente: el ser humano distorsiona el plan de coordinación de la naturaleza y por ello acaba autolesionándose.
El plan de coordinación de la naturaleza se refiere a:
- Los movimientos de la cabeza gobiernan la coordinación vertebral.
- La coordinación vertebral, a su vez, gobierna los movimientos de nuestras piernas y brazos.
Pero entonces...
Nosotros imponemos nuestro propio plan de coordinación, distorsionando el plan de la naturaleza, generando con ello hábitos insanos porque nos parece que nuestro propio plan incorrecto es el correcto.
Indice
Prefacio 9
1. Introducción 17
2. La historia de Alexander 21
Un golpe de ingenio 23
Un simple experimento. 24
La metodología 25
Una búsqueda más extensa 26
Un cambio de paradigmas 27
Llegar a un impasse 29
El error universal 31
La dirección 32
End-gaining 34
La aceptación de uno mismo „ 36
Pensar en la actividad 37
El momento crítico 39
La naturaleza del cambio 41
Conclusión 42
3. La fisiología del movimiento 45
Sistema motor de sostén y de movimiento 47
Los músculos de «estar» y de «hacer» 48
Las fibras musculares fatigables e infatigables 49
La selección de la fibra 52
La inhibición para recuperar la libertad 54
Las neuronas motoras: inhibición y excitación 56
Las cosas correctas se hacen por sí mismas 57
El «yo» hipotético 59
Reflejos y programas de coordinación 60
Los patrones emocionales de coordinación 63
4. Una clase Alexander 67
La elección del profesor 68
La habilidad del profesor 69
Tu receptividad como estudiante 70
La química de ambas personalidades 71
El trabajo práctico del profesor 73
Manos que escuchan 74
Manos que invitan 75
Manos que hablan 77
La clase real 79
El trabajo con la silla 80
El trabajo en la mesa 81
Actividades 82
Observación 83
La interpretación 85
La experimentación 85
La dirección 86
La inhibición 87 La apreciación sensorial equivocada 88
¿Cuántas clases? 90
¿Cuánto cuestan? 91
¿Dónde? 92
Conclusión 93
5. Trabajar contigo mismo a solas 95
La propiocepción 96
Estarse quieto 97
El patrón primario de sostén 99
Sentir los músculos suboccipitales 112
El procedimiento del semisupino 117
6. La anatomía del movimiento 127
Las direcciones de Alexander 128
Definiciones 130
El movimiento primario 134
PRIMERA PARTE: descubrir las
direcciones 136
La postura preliminar 136
La primera dirección 137
Definir los movimientos de la cabeza
y del cuello 140
Primer experimento: descubrir el movimiento
«hacia atrás y hacia abajo» 143
La segunda dirección 144
Segundo experimento: descubrir el «acortamiento» 145
Los movimientos del tórax y del torso 145
Los movimientos de la pelvis y de las piernas 147
SEGUNDA PARTE: aplicar las direcciones 149
Tercer experimento: experimentar el
movimiento «hacia delante» 149
Revisar el movimiento «hacia delante
y hacia arriba» 152
Cuarto experimento: experimentar el
movimiento «hacia delante y hacia arriba» 154
Quinto experimento: experimentar el movimiento «hacia delante y arriba», y del «alargamiento» 155
La situación del pez que se muerde la cola 156
¿Y a continuación? 157