Las 7 leyes espirituales del yoga

Los extraordinarios beneficios físicos del yoga --entre los que cabe destacar la mejora de la flexibilidad, el equilibrio, el tono muscular, la resistencia y la vitalidad-- son meros indicios del increíble poder transformador de esta profunda disciplina espiritual. Con una práctica consciente y regular, el yoga es capaz de desatar todo nuestro potencial creativo, nuestra capacidad de amar y de ser compasivos y la habilidad para alcanzar nuestros propósitos en todas las áreas de la vida.
En Las siete leyes espirituales del yoga, Deepak Chopra y David Simon devuelven a esta ancestral práctica india su dimensión espiritual y muestran al lector occidental el crucial papel que las siete leyes universales desempeñan en el sendero yóguico a la iluminación. La obra incluye, además, un amplio abanico de técnicas meditativas, mantras, ejercicios respiratorios y maravillosas posturas.
Tanto si eres principiante como si llevas tiempo practicando, con estas páginas aprenderás a integrar la espiritualidad en tu vida cotidiana y darás un magnífico paso hacia una vida más feliz, armoniosa y próspera.

Deepak Chopra,

doctor en Medicina, es uno de los autores más prestigiosos del mundo. Sus libros sobre la relación mente-cuerpo, la salud y la espiritualidad han alcanzado ventas de más de 25 millones de ejemplares en todo el planeta. Chopra ha sido invitado a numerosos programas televisivos estadounidenses e incluso ha sido portada de la revista Time. Es autor también de Curación cuántica, Camino a la felicidad y Poder, gracia y libertad, publicados en esta misma editorial.

David Simon

es cofundador, director ejecutivo y director médico del centro de salud holística The Chopra Center, California. Ha escrito junto con Deepak Chopra y Leanne Backer The Chopra Center Cookbook, y es autor de Return to Wholeness y Vital Energy.

• Encuadernación: Rústica
• Dimensiones: 14,5 x 21 cm
• Nº Pág.: 224

ndice

Prefacio: los cuatro yogas       11
Agradecimientos       15
Introducción      17

Parte I. LA FILOSOFÍA DEL YOGA

1. El yoga es unión       23
2. Las preguntas del alma       37
3. El camino real que conduce a la unidad      45
4. Las siete leyes espirituales del yoga      63

Parte II. LA MEDITACIÓN Y LA RESPIRACIÓN

1. La meditación: calmar la agitación de la mente       87
2. Mover la energía: el pranayama y los bandhas       107

Parte III. LA PRÁCTICA DEL YOGA

1. El movimiento consciente: las asanas de yoga       127
2. Las siete leyes espirituales de la sesión de yoga       181

Conclusión       201
Lecturas recomendadas       205
Índice temático       207

Prefacio: los cuatro yogas

A menudo, buscando una cosa, encontramos otra.

NEEM KAROLI BABA

LA PALABRA «YOGA» está relacionada con el término «yugo».

      El yoga es la unión del cuerpo, la mente y el espíritu, esto es, la unión de la individualidad con la inteligencia divina que rige el universo. El yoga es un estado de ser en el que los ele­mentos y fuerzas que componen el organismo biológico man­tienen una interacción armoniosa con los elementos del cos­mos. En este estado, experimentas un mayor bienestar emocional, psicológico y espiritual, y notas que cada vez más tus deseos se cumplen de forma espontánea. En un estado de yoga —en unidad con el espíritu— tus deseos y los deseos del universo son uno. Al participar en el proceso de creación con el ser infinito, tus preocupaciones se desvanecen y comienzas a sentir una sensación de gozo. La intuición, la visión profunda, la imaginación y la creatividad florecen de forma natural, y se te revela el sentido y propósito de tu vida. Tomas decisiones correctas que te benefician tanto a ti como a las personas a quienes afectan. Cuando en el evangelio de Mateo Jesús afirma: «Mi yugo es suave y mi carga, ligera», está expresando el prin­cipio fundamental del yoga. Su inteligencia está alineada con la inteligencia cósmica y su voluntad, con la voluntad divina.
Tradicionalmente, existen cuatro formas de yoga: jñana, bhakti, karma y raja. El jñana yoga es el yoga del discerni‑
miento y, por consiguiente, del conocimiento científico (al fin y al cabo, la ciencia es el conocimiento de las leyes de la na­turaleza). Las leyes de la naturaleza son los pensamientos de Dios y la ciencia es el modo en que Dios explica a Dios a través del sistema nervioso humano. La ciencia no es un ene­migo del despertar espiritual, sino un amigo potencialmente útil. En la actualidad, la ciencia nos revela el misterio de la no localidad en la que todo está instantáneamente correlaciona­do con todo lo demás y donde el tiempo, el espacio, la mate­ria, la energía y la información se convierten en un campo de potencialidad pura, la esfera en la que el potencial inconmen­surable de todo lo que fue, lo que es y lo que será se manifies­ta y diferencia entre el espectador y el escenario, el observador y lo observado, el conocedor y lo conocido.
Las Upanishads hacen referencia al yoga del discernimien­to como «el filo de una navaja» y nos advierten que hemos de transitar esta senda con cuidado. Una creciente comprensión de las leyes de la naturaleza conlleva el riesgo de caer en la arrogancia, la cual infla el ego, que a su vez eclipsa el espíritu. De este modo, la sincera búsqueda espiritual original condu­ce a un alejamiento de esa misma fuente que se pretendía conocer más a fondo.
Los científicos verdaderamente grandes se caracterizan por su humildad, ya que, a medida que exploran y desentra­ñan los secretos de lo desconocido, consideran este ámbito cada vez más amplio y misterioso. La humildad conduce al asombro y este, a la inocencia. El retorno de la inocencia nos invita a penetrar en el luminoso misterio de la vida y rendir­nos a él.
El yoga del conocimiento puede ser un maravilloso cami­no si somos suficientemente maduros para comprender que existen seductoras tentaciones que pueden atraparnos por un tiempo como pasatiempos intelectuales.
El segundo tipo de yoga es bhakti, el yoga del amor y la devoción. Bhakti no solo constituye el amor a Dios, sino tam­bién la expresión y el florecimiento del amor en todas las relaciones. La luz divina reside en todo lo que está vivo e in­cluso en aquello que consideramos inanimado. A través de nuestras relaciones con los demás, descubrimos nuestro ser superior. Al embarcarnos en este viaje, podemos atravesar eta­pas de atracción y capricho, de comunión, de intimidad, de rendición, de pasión y de éxtasis, hasta que finalmente regre­samos a la fuente del amor y de la vida.
Si bien el yoga del amor es un camino maravilloso, no debemos confundir el amor con el ensimismamiento, el en­greimiento o el victimismo. Cuando prestas atención al amor, piensas en el amor, expresas amor, respondes a los gestos de amor y haces que el amor sea la base de todas tus decisiones, estás practicando bhakti yoga, el yoga del amor.
El tercer tipo de yoga se conoce como karma yoga y su expresión última es el reconocimiento de que toda acción pertenece al Ser Supremo. Cuando tu actitud interna parte de la creencia de que todas tus acciones proceden de Dios y pertenecen a Dios, eres un karma yogui. El diálogo interno de un karma yogui es el siguiente: «Soy un instrumento del ser infinito y eterno. Cada una de mis respiraciones y cada uno de mis actos son un movimiento divino de lo infinito. Mis pensamientos y mis acciones proceden del infinito y regresan a él». La verdadera práctica del karma yoga conduce a un desapego espontáneo de los resultados y al cultivo de la aten­ción plena en la acción. Desde este nivel de conciencia, la acción no te ata, sino que te deja libre y te permite tomar conciencia de que eres un ser eterno que ha emprendido un viaje cósmico. Los karma yoguis no padecen ansiedad, porque no tienen preocupaciones: saben que es Dios quien actúa y se hace cargo de los resultados de las acciones.
El cuarto yoga recibe el nombre de raja yoga y constituye el tema principal de estas páginas. A menudo se describe como el camino real del yoga por tratarse de una senda rica en conocimiento y experiencia. Puede practicarlo cualquiera con un poco de entrenamiento.
El raja yoga es el camino de la unión a través de prácticas que favorecen la introspección. Su principio fundamental es la integración del cuerpo, la mente y el espíritu a través de técnicas que mejoran la coordinación del cuerpo y la mente. Dichas técnicas potencian el equilibrio, la gracia, la fuerza y el desarrollo de un estado interno de equilibrio incluso en medio del caos y la confusión; también mejoran la salud física y la claridad mental y agudizan los sentidos. Como resultado de estas prácticas, comienzas a experimentar una mayor vita­lidad y mejora tu capacidad física y mental. Los raja yoguis disfrutan más de la vida, y el entusiasmo y la inspiración se convierten en una experiencia cotidiana para ellos.
El raja yoga te permite practicar las otras formas de yoga con mayor facilidad, naturalidad y alegría. Cuando te sientes vital, estable y centrado, se amplía tu capacidad y deseo de amar y de expresar compasión auténtica. Te hallas más pre­parado para rendirte a la voluntad divina y comenzar un via­je de conocimiento interminable.
Si tienes dificultad para encontrar a Dios, te animamos a comenzar a practicar los principios de este libro. Descubrirás que, lejos de ser esquivo, es imposible eludirlo, puesto que no existe ningún lugar en el que no esté presente.

Introducción

La fuente en la que surgen y desaparecen el mundo y la mente se conoce como la Realidad, la cual ni surge ni desaparece.

RAMANA MAHARSHI

_«YO NO ESTOY EN EL MUNDO; el mundo está en mí»; esta  atrevida afirmación de los yoguis de la antigüedad dio expresión a la verdad perenne de que el universo material, nuestro cuerpo físico y los pensamientos que alberga nuestra mente son expresiones de un ilimitado campo de conciencia subyacente. El «yo» de esa audaz declaración refleja la trans­formación que tiene lugar desde la identificación con un ego circunscrito en la propia piel, hasta una expansión espiritual. Los primeros exploradores de la conciencia trazaron una ruta que pudiéramos transitar: se trata de la senda del yoga, un camino que también nosotros seguimos.
La creciente aceptación de las prácticas y filosofías orien­tales en Occidente nos complace sobremanera; de hecho, nos dedicamos a compartir con otras personas nuestra compren­sión y experiencia de las tradiciones de sabiduría védica y yóguica a través de libros, conferencias y talleres, pues esta­mos convencidos de que se trata de un conocimiento de valor universal. Así como nadie afirmaría que la gravedad es aplica­ble solamente en Inglaterra por ser Isaac Newton de naciona­lidad británica o que la teoría de la relatividad de Einstein es relevante únicamente en Alemania, creemos que las profun­das revelaciones obtenidas por medio del yoga son valiosas
para todos los habitantes del planeta, independientemente de la edad, el género o el contexto cultural. Los principios del yoga no están limitados por el tiempo ni el espacio.
A medida que, cada vez más, los habitantes de nuestro mundo se consideran miembros de una comunidad global, las ideas rechazadas por todos hace treinta años, con la excepción de unos pocos intrépidos exploradores de los espacios inter­nos, comienzan a resonar ahora en nuestra conciencia colec­tiva. Hasta hace poco tiempo, la sola mención del yoga y la meditación como elementos esenciales de un estilo de vida saludable suscitaba escepticismo e incluso burla. Pero los con­ceptos que pueden mejorar nuestra vida acaban integrándose en nuestra conciencia. Parafraseando al gran filósofo alemán Arthur Schopenhauer, toda gran idea atraviesa tres fases antes de ser aceptada. En la primera fase es rechazada, en la segun­da es ridiculizada, y en la tercera, se la considera un hecho evidente. Pues bien, la inestimable aportación del yoga al cuerpo, la mente y el espíritu es cada vez más obvia para una «masa crítica», no solo en Norteamérica, sino también en el resto del mundo.
Nuestra relación con el yoga comenzó hace más de trein­ta años, y enseguida nos percatamos del valor de alternar asa­nas (posturas de yoga), pranayama (ejercicios de respiración) y meditación para estabilizar la conciencia durante largos períodos de silencio. Con «La seducción del espíritu», el curso intensivo de meditación que llevamos a cabo dos veces al año en el Chopra Center, somos testigos una y otra vez de los beneficios que aporta a los participantes el movimiento cons­ciente, al dirigir la atención hacia el interior durante varias horas al día. Este libro es el resultado de nuestra experiencia personal y la de miles de asistentes a nuestros cursos.
La información y las prácticas aquí presentadas te ofrecen un camino para tomar mayor conciencia de la relación exis­ tente entre la individualidad y el mundo. Nuestro planeta necesita sanación y transformación; debido al explosivo cre­cimiento demográfico, la huella humana en el planeta es cada vez mayor. Las personas que conocen la relación entre las decisiones individuales y colectivas no pueden dejar de lado las cuestiones de justicia social, las desigualdades económicas, las alteraciones en la ecología o los conflictos culturales. En oca­siones, los retos de nuestra época pueden parecer abruma­dores y más allá de la influencia de la intención individual; creemos, sin embargo, que cada uno de nosotros tiene la oportunidad de contribuir a construir un mundo mejor a tra­vés de las decisiones personales que tomamos cada día. Por medio del programa «Las siete leyes espirituales del yoga» obtendrás una mejor integración del cuerpo y la mente y de­sarrollarás la práctica de mantener el equilibrio y la flexibili­dad ante los desafíos. También fluirán mejor la creatividad y la intuición, y cobrarás conciencia de cómo los pensamien­tos, las palabras y las acciones individuales ejercen una in­fluencia en el entorno y viceversa. Al ser más consciente, con­tribuirás al despertar colectivo de la conciencia en el mundo.
La labor que llevamos a cabo en el Chopra Center está basada en el principio de que la conciencia es la fuerza fun­damental del universo. La conciencia origina el pensamiento y este da lugar a la acción. Todos los cambios comienzan con una toma de conciencia: de la situación actual, del potencial de lograr algo más grande, y de la creatividad ilimitada pre­sente en cada uno de nosotros para catalizar esa transforma­ción que deseamos tanto para nosotros como para las genera­ciones venideras.
No hace mucho tiempo parecía descabellado que se pro­hibiera fumar en los espacios públicos y que la industria del tabaco patrocinara anuncios que nos disuadan de fumar, pero este cambio de conciencia tuvo lugar cuando una masa críti‑
ca decidió no seguir tolerando una conducta que resultaba perjudicial para muchos y beneficiaba solamente a unos po­cos. Del mismo modo, es previsible que a medida que aumen­ten las personas que modifiquen su actitud interior y se plan­teen «¿cómo puedo ayudar?» en lugar de «¿cómo puedo sacar provecho de esto?», iremos siendo testigos de una creciente responsabilidad individual y colectiva en relación con las de­cisiones de las que depende el futuro del planeta. Tenemos la esperanza de que, gracias a los cambios que experimentes con la práctica del programa «Las siete leyes espirituales del yoga», no podrás resistir el impulso de contribuir a la sanación y transformación de la humanidad y del mundo.
La respuesta inicial a este programa ha sido tan entusiasta que hemos desarrollado un curso de formación de profesores para aquellos interesados en llevar estos conocimientos y prácticas a sus comunidades. Tanto los principiantes como los instructores de yoga experimentados de todo el mundo están aprendiendo a transmitir a otras personas los principios y mé­todos que les permiten aplicar la honda sabiduría del yoga a la vida cotidiana. Serás bienvenido si, tras experimentar por ti mismo el poder transformador de este programa, deseas com­partir este conocimiento con los demás. Juntos podemos recor­dar a los miembros de nuestra familia global que cada uno de nosotros tiene la capacidad de contribuir a la paz y la armonía del mundo despertando estas cualidades en su interior.
Con amor,
Deepak y David