Hambre de amor (Ana Moreno) Ed. Obelisco.  ISBN: 9788491110934

Hambre de amor

Referencia: 9788491110934
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 Una obra dedicada a las mujeres que anhelan el amor en sus vidas

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Hambre de amor es una obra dedicada a las mujeres que anhelan el amor en sus vidas. En ella, relacionamos el comer desordenado, o sin consciencia, con la confusión respecto a lo que es el amor, dado que el amor y la comida nutren, pero también pueden ser nocivos e incluso adictivos. Y las adicciones, especialmente las dietéticas, son una manera de enmascarar el dolor que percibimos cuando nos sentimos hambrientas de amor.
En este manual aprenderás qué es el amor, cómo amarte, cómo amar a los demás, cómo expandir la esencia de tu energía femenina para recibir amor y permitir que tu vida transcurra apaciblemente. Y también sabrás como gestionar esas conductas que nos hacen sufrir, como el apego, la posesión, la dependencia, aprenderás a mirarte en el espejo de las relaciones, a poner límites y a comunicarte de manera no violenta.
La lectura de este libro te encaminará a convertirte en una mujer mucho más alegre y feliz. El hambre de amor es, en definitiva, hambre de una misma. Por ello buscar el amor no consiste en encontrar otra persona sino en encontrarte a ti. Cuando eres tú misma el amor que buscas ahí afuera nadie se resiste a abrazarte.

Ana Moreno

se ha formado en nutrición y cocina vegetariana y crudivegana en Nueva York, Santa Mónica y Puerto Rico. Es autora de 29 libros sobre alimentación y estilo de vida, presentadora del programa de cocina 100% vegetal, de Canal Cocina, presentadora del programa de radio semanal Café Morenini, directora del Máster en Cocina Vegetariana de la Escuela de Cocina Ana Moreno, que ofrece cursos en su sede de Madrid y on line.También imparte conferencias y talleres como coach nutricional; es blogger en Flexivegetarianos y cuenta con 25.000 seguidores a través de Youtube, Facebook,Twitter y su boletín on line «Lechugas y tomates».

  • Formato: 15,5 x 23,5 cm
  • Páginas: 232

Índice

Agradecimientos      9
Prólogo por Raimon Samsó     11
Introducción     13
PARTE 1. Comer: no comprendemos lo que es el amor      17
La prueba del amor     17
El amor propio o el pozo de los lamentos     23
La adicción a la comida      34
(No) Vivir para los demás     49
El amor condicionado     54
Expectativas para recibir: exigir, desear y pedir      63
Pedir sin expectativas      69
Apego, posesión y dependencia: cuando crees que el
miedo es amor     71
Amor calculado: cuando haces para que el otro haga      90
Amor codependiente: rechazo, culpa y manipulación      95
PARTE 2. Rezar: salir del amor ficticio      107
El espejo de las relaciones     107
El amor incondicional e independiente     110
Nunca nos enfadamos por lo que creemos      118
Cómo amarte a ti misma      125
PARTE 3. Amar: lecciones de la pareja para aprender a amar    139
Energía femenina: aprendiendo a recibir amor     139
Responsabilidad y comunicación no violenta      146
Aprender a poner límites y a respetar a los demás     155
Confusiones, dudas, autocompromiso y presencia      164
Venus y Marte: el hombre no es una mujer     173
PARTE 4. Trascendiendo el miedo: volver a ser tú     187
Trascendiendo nuestros miedos: volver a ser tú     187
Dejar que la vida transcurra      197
El amor no es un sentimiento, es un estado      207
Estamos a salvo     214
Epílogo      221
Oración final     225
Bibliografía     227

 

Prólogo

por Raimon Samsó

Mi querida amiga Ana Moreno me mandó su manuscrito Hambre de amor para que le escribiera una líneas, creo que será algo más que eso, un prólogo. Como la tengo en mi recuerdo siempre con una inmensa sonrisa, ¿cómo decirle que no, que tengo mucho trabajo y no puedo? Si la conoces, invariablemente obtendrás su sonrisa y... ¿de verdad crees que puedes resistirla? Yo no.
Ése es el poder del afecto: crea más afecto de vuelta. Y creo que ésta es una buena metáfora de lo que es este libro: sé tú el amor que buscas ahí afuera y ¿quién se resistirá a abrazarte?
Me quedo con muchas frases de su libro, pero ésta creo que hay que tenerla siempre presente: «Buscar el amor no consiste en encontrar otra persona, sino en encontrarte a ti misma», ahí Ana da en la clave de las claves: si quieres que tus relaciones cambien, antes tendrás que cambiar tú misma, y en profundidad. No es un cambio superficial, un maquillaje, sino entrar en un nivel de conciencia donde el amor es la única ley y se manifiesta de mil y una maneras. Por cierto, el libro está repleto de citas, claves, pautas y frases que resumen muy bien el mensaje del libro y lo hacen ameno y concreto.
Relacionar amor con espiritualidad, incluso con la comida, no es un atrevimiento, sino una necesidad. Nuestros problemas mundanos se resuelven inequívocamente con soluciones espirituales y Ana lo sabe bien. Por eso inició un viaje alrededor del mundo (para escribir este libro), pero sobre todo inició un viaje más largo y profundo: el viaje a sí misma.
Yo hice ese mismo viaje hace años cansado de que mis relaciones fueran siempre lo mismo: una fiesta y una pesadilla de dos egos en acción. Cuando llegas a esa edad mágica, los cuarenta, ya no soportas más la incoherencia ni el sufrimiento innecesario. Das un portazo al pasado, y te reinventas de arriba abajo. Este libro es parte de ese proceso que todos deberíamos vivir tarde o temprano. Es un renacimiento.
Este libro es fruto de un acto de valentía, cuando lo leas verás cómo Ana se confiesa y expresa sus miedos, temores, prejuicios y cómo los disolvió. Por eso es cercano y creíble. Creo que un acto de honestidad semejante merece leerlo con atención. Dice Ana: «A veces pensamos que tenemos un problema de pareja y en realidad lo que tenemos es un problema de autoestima». Una vez más, la autora lleva al «yo» la responsabilidad de las relaciones y no al terreno del otro donde no hay nada que corregir ni mejorar.
En este libro, Ana, hace un análisis del vínculo que hay entre comida y amor. La alimentación es un tema que conoce bien, se le da bien, es una experta, y en el que es original (nunca había oído el concepto de: «liquidariano» pero me lo apunto) como nadie más. Lo que comes es un reflejo de lo que sientes, de las emociones de las que estás «hambriento». Me gusta la combinación de: comer, rezar y amar que forma parte de la estructura del libro. Me parece de lo más lógico y congruente. Creo, también como ella, que la gente no come «cosas o alimentos», sino emociones y «vibraciones». Y no es una metáfora, es literal.
Ana, ya lo verás, saca lecciones de amor incluso de sus gatos. ¿Qué tienen que ver los gatos con la pareja?, seguramente te preguntarás... Ella te lo explicará, sé paciente. Bien, creo que es hora de dar la voz a la autora, mejor que hablar del libro es leerlo. Te dejo en muy buenas manos.
RAiMÓN SAMSÓ
Autor y director del Instituto de Expertos.

Introducción

«Nuestro dolor es una llamada a despertar».
PAUL FERRINI

Érase una vez una chica soltera a punto de cumplir los cuarenta años, cansada de cambiar de novio cada poco y preocupada porque se le pasaba el arroz...
Comencé la bendita crisis de los cuarenta unos meses antes de que llegara mi cumpleaños, días en que mi mundo se puso patas arriba.
Como soy un ave fénix sin remedio, se me ocurrió hacerme el regalo de aprender de una vez por todas el arte del amor en la pareja. Decidí documentarme a fondo y escribir un libro por el puro placer de hacerlo, sin ninguna expectativa. Lo que no sabía es que ese libro me transformaría.
Una serie de aparentes casualidades me llevaron a escribir esta obra mientras me hallaba inmersa en un viaje que duró varios meses, durante los que visité Italia y Lanzarote, donde comí mucho; después la ONG de la Madre Teresa en Calcuta, la India, donde conecté con Dios; y más tarde Tailandia, donde, definitivamente, interioricé mis vivencias, recibí la paz que tanto necesitaba y experimenté y aprendí lo que es el amor.
Viví una experiencia muy similar a la de que se describe en el libro Comer, rezar y amar de Elizabeth Gilbert, así que decidí estructurar los capítulos de una manera parecida.
Asocié comer con no saber lo que es el amor, dado que el amor y la comida nutren, pero también pueden ser adictivos. Y las adicciones, especialmente las dietéticas, son una manera de enmascarar el dolor que sentimos cuando estamos hambrientas de amor.
Relacioné mi experiencia mística de voluntariado en la India con rezar, como una manera de conectar con nuestra esencia divina.
Y la parte de amar tuvo lugar en la preciosa isla tailandesa de Koh Samui, donde me retiré a asimilar las anteriores vivencias del viaje. Allí pude poner en práctica el amor hacia mí misma mediante el autocuidado físico y espiritual, así como culminar mi aprendizaje sobre el amor de pareja. Un año después, repetí esta misma experiencia de nuevo en Tailandia, esta vez en Hua Hin, donde renové mis votos de amor, servicio y paz.
Soy consciente de que mi conocimiento es joven, pero me atrevo a ofrecértelo porque, a la vez, está lleno de compromiso, entrega, cariño y pureza. He querido escribir un libro que de verdad sea útil, cercano, honesto y con sentido del humor. Un libro para mujeres porque las conozco muy bien. Creo que puedo aportarte una visión que te guiará en tu camino hacia la trascendencia, que es la última parte del libro. La parte que viene después del final feliz.
Continúo completamente enfocada en aprender disfrutando y practicando. Y todo esto que estoy experimentando es lo que te cuento en este libro. Las relaciones han sido y son mi práctica espiritual más elevada. Estoy en una escuela de enseñanza horizontal donde todos somos a la vez alumnos de maestros y maestros de alumnos.
Ojalá yo hubiera leído lo que aquí te escribo hace años..., ¡mi vida sentimental habría sido más amorosa!
No sé si después de leerlo habrás saciado tu hambre de amor, lo que sí me aventuro a prever es que serás una mujer mucho más alegre y feliz. Este es mi regalo para ti por mi 40 cumpleaños.
ANA MORENO

PARTE 1

Comer: no comprendemos

lo que es el amor

 

«Aprendes a hablar hablando,
a estudiar estudiando,
a correr corriendo,
a trabajar trabajando;
y del mismo modo,
aprendes a amar amando».
FRANCISCO DE SALES
La prueba del amor

Ojalá te vayas impregnando de la idea del amor a medida que adelantas en la lectura. Y pase a formar parte de ti como algo real que tu ser conoce, experimenta y manifiesta.
Todo lo que reconocemos en el mundo tiene un origen en nuestro interior. Podemos apreciar la belleza porque somos bellas, podemos darnos cuenta de que alguien está enfadado porque nosotras también sentimos ira, y podemos sentir amor porque contenemos amor dentro de nosotras. El amor que contenemos es el amor que alienta y da vida a todos los seres de la creación. Es el mismo amor que hace que los árboles crezcan o que los gatos ronroneen. El amor crea y expresa la paz y el orden en la naturaleza. Todos estamos hechos del mismo amor, gracias a él existimos, lo que pasa es que a las personas se nos olvida. El amor dentro y fuera de ti te hizo crecer durante nueve meses en la tripa de tu madre, mientras tú no hacías nada.
Como se nos olvida que estamos hechas de amor y que, por tanto, somos amor, creemos que no hay amor en nuestra vida. Aceptamos la verdad del ego que nos dice que estamos solas, que no somos amadas y que por eso necesitamos desesperadamente que alguien nos ame.
El ego es la vocecilla que parlotea en nuestra cabeza sembrando el disgusto, la inquietud y el pánico.
Nosotras, tú, yo, los árboles, los gatos, todos somos amor. Todos estamos hechos de la misma esencia, unidos por una inteligencia creadora de la cual formamos parte y que, por tanto, también está en nosotras. Esa inteligencia es lo que yo llamo Dios, aunque puedes cambiar esta palabra si te incomoda y llamarlo Vida, Existencia, el Todo, el Uno, el Universo, la Creación, el Tao, o, simplemente, llamarlo Amor.
Aunque éste es un conocimiento íntimo, la vocecilla del ego insiste en refutarlo. El ego también es inteligente, pero su inteligencia no es creativa sino destructiva, y en lugar de basarse en la unidad del amor, se basa en la separación y la competitividad del odio.
Así que nos afanamos en conseguir el amor de los demás, pues como nos sentimos separadas, nos parece que se encuentra en ellos y que nosotras no lo tenemos. Buscamos el amor fuera de nosotras porque creemos que vamos a poder atraer a nuestra vida algo que no tenemos. Sin embargo, como decía, sólo podemos reconocer en el mundo aquello que llevamos dentro.
La manera real de encontrar amor es sabernos hechas de amor y decidir compartirlo sin expectativas con el mundo entero.
Compartirlo sin expectativas implica que no damos nuestro amor para recibir ninguna compensación, sino que lo ofrecemos porque es
y está en nuestra naturaleza. Dado que somos amor, si nos encontramos alineadas con nuestra esencia, nos expresamos a través del amor, ofreciéndolo de forma natural, sin un para qué.
A menudo no nos creemos que seamos amor porque nos sentimos aisladas del mundo. Caminamos por una playa y no nos damos cuenta de que formamos parte de ella, sino que enredadas en nuestros pensamientos de aislamiento, un paso tras otro, llegamos al final de la arena ajenas a su compañía. El mar, la montaña, los pájaros, el cielo..., nuestros hermanos de la creación están unidos esperando que nos demos cuenta de que somos Una con ellos.
Pero no, los humanos nos sentimos lejos, separados y solos. Tan abandonados y vacíos que no pensamos que seamos merecedores de amor. Así que utilizamos el arte de la seducción para engatusar y conseguir que alguien se fije en nosotros, que piense que somos un ser diferente a los demás, más especial y por ello digno de amor, y nos dé ese maná que tanto necesitamos y que no tenemos.

«Si te percibes como incompleto,
buscarás completarte en el otro.
Querrás poseerlo, pero serás su depredador
en lugar de ser su amante».
FADY BUJANA

Utilizamos el arte de la seducción para engatusar y conseguir que alguien se fije en nosotras, escondiendo la realidad de quiénes somos y haciéndonos pasar por personas encantadoras, para que así puedan amarnos.
Escondemos el dolor tan grande que albergamos por sentir que no tenemos amor y que, aún peor, no somos merecedoras de él. Ese sufrimiento que brota de tener que ocultar la realidad de quiénes somos y hacernos pasar por personas hermosas, para que así puedan amarnos.

«Vamos en busca del amor en otros seres humanos como nosotros,
y esperamos recibirlo de ellos,
cuando, de hecho, esos seres humanos
se encuentran en la misma situación que nosotros:
Tampoco se aman a sí mismos, de modo que,
¿cuánto amor podemos recibir de ellos?».

MIGUEL RUIZ

Como sólo podemos encontrar fuera de nosotros lo mismo que tenemos dentro, y que es una tremenda falta de amor, atraemos sucedáneos del amor a nuestra realidad, relaciones que nos confirman que es imposible que nadie pueda amarnos de verdad. Sólo podemos atraer lo que somos, por eso hemos de mirar dentro y rescatarnos de los obstáculos que le ponemos al amor.
«Sé agradecido con quien viene, porque cada uno ha sido enviado como una guía desde el más allá».
RumI
Buscar el amor no consiste en encontrar otra persona, sino en encontrarte a ti misma, porque tú misma eres amor. Cuando aceptes que ya tienes el amor en ti, entonces manifestarás el amor en tu vida. De la misma calidad y con la misma intensidad que el que te tienes a ti misma.
¿Cómo saber con cuánta intensidad te amas?
La prueba del sol es el sol mismo, la prueba del amor es el amor mismo. ¿Cuánto luce tu amor?
Cuando desconectamos de nuestro verdadero ser y nos identificamos con nuestro pensamiento y nuestra apariencia es cuando nos perdemos el para qué de nuestra existencia e intentamos rellenar ese vacío con dinero, poder, fama, consumiendo relaciones humanas, comida, alcohol y drogas. Un vacío interior no se puede llenar con cosas externas, sólo conduce a la autodestrucción.

«A veces las personas
dejan que el mismo problema las abrume durante años
cuando podrían decir: “¿Y qué?”.
Ésa es una de las cosas que más me gusta decir».
ANDY WARHOL

No hay nada como poner nuestros problemas en perspectiva y dejar de buscar para recibir el amor de los demás. Según la manera en que uses las palabras, vas a enfocar tu pensamiento. Y el destino de la humanidad depende del modo en que cada una de nosotras decidimos pensar y actuar. Nunca es demasiado tarde para decir ¿y qué? Y ser quien realmente eres: puro amor.
Tu verdadero propósito vital no es más que unir tu cuerpo y tu alma y dedicar tu verdadera voluntad a actuar con amor, compartiendo tu luz con el mundo con honestidad y apreciación. Compartir y extenderte hacia los demás te ayuda a recordar quién eres. Y éste es el primer paso para todo lo que sigue en esta obra.
EL ABC DEL AMOR Puntos principales para recordar

•    Somos y estamos hechas de amor, por eso no es posible que no exista amor en nuestra vida.
•    El amor es la inteligencia creadora y unificadora que reside en la esencia de todos los seres.
•    El amor es Dios, la Vida, el Tao, el Todo, el Universo, Tú, Yo, el Mar, la Montaña, los Pájaros, el Cielo...
•    El ego es la vocecilla destructiva que nos hace olvidar que somos amor, haciéndonos sentir la ilusión de la separación.
•    La manera real de encontrar amor es sabernos hechas de amor y decidir compartirlo sin expectativas con el mundo entero.
•    Utilizamos el arte de la seducción para engatusar y conseguir que alguien se fije en nosotras, escondiendo la realidad de quiénes somos y haciéndonos pasar por personas encantadoras, para que así puedan amarnos.
•    Si nos convencemos de que no (somos) tenemos amor, atraemos a nuestra vida relaciones que nos confirman que es imposible que nadie pueda amarnos de verdad.
•    Buscar el amor no consiste en encontrar otra persona, sino en encontrarte a ti misma, porque tú misma eres amor. Cuando aceptes que ya tienes el amor en ti, entonces atraerás el amor a tu vida. De la misma calidad y con la misma intensidad que el que te tienes a ti misma.

«Cuanto más buscas fuera de ti,
más vacía te sientes dentro;
y cuanto más vacía te sientes dentro,
más alimentas tu búsqueda».
TERESA BLANES

PASA A LA ACCIÓN: El conocimiento sólo se integra cuando
se practica

Para integrar la lectura de este capítulo en tu vida te propongo que mires a tu alrededor y detectes qué necesidades pueden tener cada una de las personas que hay en tu vida. Sin hacerte notar y sin «ego de salvadora», soluciónalas u ofrece tu ayuda para solucionarlas. Por ejemplo: ofrécete a coser un botón, deja un sobre anónimo con dinero a alguien que lo necesite, envía una carta de apreciación (esto suele
recibirse con mucha alegría, ¡ya nadie envía cartas!) a alguien que necesite sentir que se le quiere, regala tu tiempo, ve a por dos cafés en lugar de a por uno y comparte con tu compañero...
El amor propio o el pozo de los lamentos
Existe la posibilidad de que nunca consigas el amor de tu vida. Imagina que de aquí a que te mueras vas a estar sin pareja... ¿Crees que lo podrías aguantar? La sola idea puede darte escalofríos. ¡No quiero renunciar al amor!, protestarás. Pero entonces, te pregunto, ¿por qué lo haces? El amor está ya en ti y sólo lo puedes apreciar cuando aceptas que puedes vivir sin el amor de otros, porque es en ese momento cuando te atreves a mirar hacia ti misma para ver qué es lo que hay.
Cuando hambrientas de amor lo buscamos con impaciencia, nos centramos en que no lo tenemos, sin estar nunca saciadas; sin embargo, cuando nos lo damos a nosotras mismas y lo ofrecemos también a los demás, aunque sea poco, alcanzamos una sensación de abundancia que nos rebosa.
No sólo queremos que cambien los demás. Que cambie el otro es una demanda que nace del convencimiento de que nosotras también tenemos que cambiar. Si hoy recibo cumplidos de los demás, hoy me querré; si obtengo reconocimiento profesional, me querré mientras lo tenga; si me quiere mi pareja, entonces también sentiré que soy digna de amor, así que me querré. Como una parte de nosotras nos ama a nosotras mismas en función de cómo creemos que nos perciben los demás, nos entristece que alguien nos critique, que no nos dé la razón o que no nos comprenda.
Cuanto mejor te llevas contigo misma, mejor es tu vida, no depende de cómo te perciban los demás.
Siempre buscando el amor fuera nos hemos olvidado de mirar en nuestro corazón. Suena terrorífico quedarse a solas con una misma, en silencio.
¿Qué voy a hacer cuando me quede a solas conmigo misma? Soy una gran desconocida y me incomoda mi propia presencia. No sé quién soy, porque me defino a través de la imagen que doy a los demás.
«Nadie tiene el poder de hacerte desgraciada, pues siempre está en tus manos decidir cómo vas a vivir las cosas».
JOAN GARRIGA
Adoptamos el rol de persona buena, de simpática, de profesional, de amable... diseñando esa careta que sirve para que los que nos rodean nos presten atención, para caerles bien y para que nos devuelvan una buena impresión de nosotras mismas, que es lo que hará que nos amemos.
Yo pensaba que no tener pareja significaba tener una tara. Un defecto, una falla. Por eso cuando no he tenido pareja he sufrido mucho tratando de cambiar la situación. Tanto es así que he salido con hombres que en el fondo no quería sólo porque pensaba que era mi última oportunidad y temía perderla y ratificar al mundo entero para siempre que era, en efecto, una persona defectuosa. Pensaba que los hombres que a mí me podrían interesar ya no estaban disponibles, y que de entre lo que quedaba... quizá podría conformarme con lo menos malo para no parecer tarada. De este modo confirmaba que mi autoestima dependía de la imagen que creía proyectar en los demás.
Supongo que pensaba que podría convertirme en una solterona y que todo el mundo entonces afirmaría la idea de que yo tenía una tara.
Y claro, a mí me importaba mucho lo que pensaran de mí los demás. Sobre todo porque entonces confirmarían mis propias sospechas: realmente tenía una tara.
Comportándome de esa manera manifestaba tenerme muy poco amor a mí misma, así que atraía a mi vida a personas que también me amaban poco. No sólo ellos no me gustaban, sino que además no conseguía de ellos el amor que tanto anhelaba.
Pero como en las películas románticas, insistía en encontrar un amor rescatador. Un romance que me salvara de ese vacío interior. Si tengo alguien a quien amar ya no necesito mirarme hacia dentro porque el vacío está muy oscuro. Lo malo, ¡ay!, es que ese alguien me deje de querer. Tendré que buscar rápidamente un sustituto. Y eso hacía.
A veces pensamos que tenemos un problema de pareja y en realidad lo que tenemos es un problema de autoestima. Muchos comportamientos que consideramos normales son formas de ocupar la mente para no sentir el vacío. Se convierten en adicciones. Y cuando nos resistimos a lo que la vida quiere enseñarnos, las lecciones llegan de una forma muy dolorosa.
Los adicciones más típicas son fumar, tomar alcohol, comer chocolate o dulces en general, encender la radio al subirte al coche, la tele nada más llegar a casa, hablar por teléfono, enviar mensajes por el móvil, utilizar el WhatsApp compulsivamente en medio de una cena de amigos, revisar el email cada rato, inspeccionar a menudo las novedades de Facebook, llenar el día de actividades, estar muy ocupada, irte de compras, trabajar mucho o encerrarte en el inmenso mundo genérico del ordenador...
Tenemos mucho miedo de afrontar nuestros propios sentimientos de vacío o de desvalorización. ¿Por qué las personas sensibles, que se trabajan a sí mismas y están deseando amar, se sienten a menudo tan solas? Para mí lo ideal es preguntarte más bien ¿para qué? Y descubrir que existe un propósito oculto en el sufrimiento, que nos lleva a la sabiduría y la fortaleza. Se trata de encontrar las oportunidades en medio de las crisis.
No tener pareja es un precioso regalo que te hace la vida para que puedas aprender a saciar tú misma tu hambre de amor, sin necesitar desesperadamente el amor de nadie. Aprender a quererte es el primer paso.
Cuando hayas conectado con el amarte, el abrazarte, el acompañar tus procesos con amor y desde tus deseos más profundos, verás que todo es perfecto como es y que volverse loca de amor por una misma es el principio para una vida llena de magia.
Cuando aprendes a ser feliz contigo misma, la compañía será cuestión de elección, no de necesidad. Sal del negocio de la aprobación y evita forzar que el otro vea una determinada imagen de ti. Sólo por hoy... sé tú misma. Elige la ropa para ti, elige interesarte por lo que de verdad te interesa y sonríe de verdad y sólo cuando la sonrisa sea verdadera... Hazlo desde tu esencia de amor, no pelees, ser tú misma es estar en paz y a la paz no se puede llegar a través de la violencia.
Sólo puedes amarte cuando sabes quién eres. Recuérdate cada día que tú eres y estás hecha de amor.
Que eres un ser espiritual lleno de luz jugando a pasar una temporada en la tierra para experimentar el plan de tu alma.
No necesitas que nadie te complete porque tú ya eres un ser completo. El amor propio es una elección que tiene que ver con tu actitud de presencia, recordando y reconociendo tu propia esencia, y no con tus circunstancias. Ofrécete amor y recibirás el amor de los demás. Más adelante, en la segunda parte de esta obra, te contaré cómo amarse una misma en la práctica, primero permíteme que te cuente sobre su importancia básica.
Desarrollar tu capacidad para amar es tu única tarea y debe comenzar por ti misma. La autoestima del ego depende de juicios y fluctúa, comparándose arriba o abajo con los demás. Cuando nuestra autoestima no está bien nos sentimos separadas de la existencia. Solas y abandonadas nos aferramos a comportamientos externos que creemos que van a compensar nuestro vacío interior.
Buscamos desesperadamente a los demás para conseguir su amor. Entonces hacemos cosas que no queremos hacer, vamos a lugares donde no queremos ir, estamos con personas con las que no queremos estar y nos callamos cosas que sentimos. Amamos a los demás de la misma manera que nos amamos a nosotras mismas: con amor condicionado.
Puedes comprobar que has comenzado a amarte observando pequeños detalles de tu comportamiento. Verás que te atiendes más. Que estás más en comunicación con tu ser. Si te hace falta descansar, te saldrá solo darte un descanso, por ejemplo. Verás que comes menos y mejor, incluso que tu casa está más cuidada. Comenzarás a poner en orden los armarios o llamarás al fontanero o al electricista para arreglar aquello que llevaba roto tanto tiempo.
En muchos seminarios de autoestima se te dice que hagas todas estas cosas para amarte. El amor es quien eres y no es lo que haces, no por arreglar tu casa te amarás más. Es por amarte más por lo que arreglas tu casa. La casa en orden es la manifestación de tu orden interior, una consecuencia. Si pones atención a las causas, las consecuencias cambiarán solas; si pones atención a las consecuencias, las causas seguirán intactas.
Hay un ejemplo muy sencillito que suelo poner a mis alumnos cuando les doy clases sobre salud y bienestar. Imagina que vas conduciendo un coche y de pronto se enciende una luz en el salpicadero. Una luz roja intermitente que indica peligro. Entonces paras el coche y quitas el fusible, así que la luz de alarma se apaga.
Sigues conduciendo pensando que ya está todo solucionado, pero de pronto empieza a salir humo. Malhumorada y sintiéndote estafada por la vida, paras el coche, esperas un ratito a que se enfríe y sigues tu camino. Más tarde, el coche vuelve a fallar. No entiendes nada porque tú crees que has atendido el problema desde el principio. Y de hecho así es. Has actuado desde el principio con la intención de solucionar el asunto. Lo que ha pasado es que pusiste atención en los efectos y no en las causas.
Por eso, al tratar los efectos (la luz roja, el humo), la causa (la avería del coche) sigue intacta y el problema cada vez se hace mayor. Te vas desgastando porque no comprendes por qué no eres capaz de solucionarlo, y es que no te has parado a ver cuál era el origen de lo que estaba ocurriendo.
Este ejemplo lo pongo cuando explico la diferencia entre la medicina preventiva, que propone unos buenos hábitos de vida para mantener la salud, y la medicina sintomática, que se sirve de la farmacología para que puedas seguir adelante con tu vida como hasta ahora, sin cambiar nada, pero que no te molesten las señales de alarma del cuerpo.
El amor condicionado hacia nosotras mismas, la falta de amor propio, se manifiesta con frecuencia de dos maneras, mediante adicciones, especialmente a la comida, o viviendo para los demás.

«Nos hemos acostumbrado
a pensar que luchar con la vida es lo correcto [...J.
Deja que las cosas ocurran mientras tú no luchas,
sólo observas amorosamente.
Permite que ocurra el baile sin ser tú el jefe de orquesta:
¡disfruta de la música!».
FADY BuJAvA

Es posible disfrutar de nuestra soledad amándonos a nosotras mismas. Esto se consigue mediante la presencia y el amor hacia la tarea de amarnos, sin amarnos para ser amadas, sino porque amar es nuestra única tarea.
Un día, un discípulo deseoso de alcanzar la iluminación le preguntó a su maestro:
—Maestro, sé que hay muchos estudiantes, pero si me esfuerzo más que el resto ¿cuánto tardaré en iluminarme?
—Diez años –respondió el maestro.
—Y si redoblo mis esfuerzos y trabajo día y noche, ¿cuánto tardaré, maestro?
—Veinte años –respondió impertérrito el maestro.
—Maestro, ¿por qué ha agregado más años? –inquirió el discípulo.
—Porque si te esfuerzas más, tendrás un ojo puesto en la meta, y como sólo te quedará un ojo para el trabajo, te atrasarás enormemente.
Mientras te amas amorosamente has de ser lo suficientemente pasiva como para poder recibir aquello que se está manifestando en tu vida. Y éste es el principio de la feminidad.
EL ABC DEL AMOR Puntos principales para recordar

•    El deseo de que los demás cambien nace del convencimiento de que nosotras también tenemos que cambiar.
•    Cuanto mejor te llevas contigo misma, mejor es tu vida, no depende de cómo te perciban los demás.
•    Un problema de pareja es un problema de autoestima.
•    La autoestima del ego depende de juicios y fluctúa, comparándose por encima o por debajo con los demás.
•    Cuando nuestra autoestima no está bien nos sentimos separadas de la existencia y desarrollamos adicciones y otros comportamientos irrespetuosos con nosotras mismas.
•    Cuando nos resistimos a lo que la vida quiere enseñarnos, las lecciones llegan de una forma muy dolorosa.
•    Sólo puedes amarte cuando sabes quién eres: un ser espiritual lleno de luz jugando a pasar una temporada en la tierra para experimentar el plan de tu alma.
•    Puedes comprobar que has comenzado a amarte observando pequeños detalles de tu comportamiento.
•    Es posible disfrutar de nuestra soledad amándonos a nosotras mismas, sin amarnos para ser amadas, sino porque amar es nuestra tarea.
•    Mientras te amas amorosamente has de ser lo suficientemente pasiva como para poder recibir aquello que se está manifestando en tu vida. Y éste es el principio de la feminidad.

«Actualmente el mundo tiene hambre no sólo de pan,
sino también de amor,
hambre de ser necesitados,
de ser amados».
MADRE TERESA DE CALCUTA


PASA A LA ACCIÓN: El conocimiento sólo se integra cuando se practica
Para integrar la lectura de este capítulo en tu vida te propongo que confecciones una lista que incluya pequeños detalles amorosos hacia ti misma. Por ejemplo cuidar lo que comes, vestir cómoda, descansar si lo necesitas, darte un masaje, dedicarte tiempo, concederte el lujo de dar un paseo, de sentarte a degustar un zumo recién hecho, escribir en tu diario, ponerte una mascarilla facial, pasar horas leyendo o ver una película en la cama...
Léela cada mañana e incluye los detalles amorosos en tu agenda diaria.
Mi lista personal de actos de amor:

•    Abrazar a la gente a la que quiero
•    Abrazarme a mí misma
•    Acariciar a mis gatos
•    Pararme a apreciar la belleza a mi alrededor
•    Cocinar para mí misma
•    Cuidarme el pelo
•    Cultivar mis plantas
•    Cultivar pensamientos positivos
•    Cultivar pensamientos de apreciación para los demás
•    Depilarme
•    Disfrutar de hacer reír a mi gente
•    Disponer de tiempo para leer tumbada en el sofá
•    Despertarme sin despertador
•    Encender la chimenea
•    Escribir en mi diario
•    Escribir libros
•    Escribir mi lista de agradecimientos por la mañana y por la noche
•    Escuchar audiolibros
•    Hablar por teléfono mucho tiempo con alguien a quien quiero
•    Hacer una depuración de un día tranquila en casa
•    Hacer mis propias cremas faciales y corporales
•    Ir a revisión ginecológica
•    Llevar una vida activa
•    Olvidarme del reloj
•    Pasear por el bosque que hay al lado de casa
•    Pensar ideas para hacer felices a los demás
•    Permitirme estar triste
•    Permitirme vivir el momento presente
•    Ponerme mascarillas faciales y en el pelo
•    Preparar un fondo de despensa con alimentos fermentados
•    Recibir un masaje
•    Reírme de mi misma con cariño para quitarme importancia
•    Tener el móvil en modo avión
•    Tener un despacho en casa
•    Tener una asistente personal
•    Tomar suplementos dietéticos para mejorar mi salud
•    Tomar un gran zumo verde
•    Trabajar teniendo el mail cerrado y el teléfono apagado
•    Ver comedias románticas en la tablet
•    Ver videos inspiradores en YouTube
•    Vivir en una casa ordenada y limpia

Y aquí comparto contigo el regalo que me hago a mí misma cada día para comenzar la jornada. Si te gusta, quizá pueda servirte de inspiración para incorporarlo en tu rutina.
Mis diez secretos matutinos de belleza son los siguientes:

PRIMER SECRETO. Duración: 3 minutos.
Compartir. Cada día, cuando te despiertes, piensa en algo bonito que puedas compartir con los demás.

SEGUNDO SECRETO. Duración: 3 minutos. Agradecer. Agradece a alguien o a algo que haya en tu vida.

TERCER SECRETO. Duración: 3 minutos.
Acariciar. Acaricia a quien esté a tu lado (pareja), sonríe a un compañero de piso, acaricia a un animal, envía un mensaje a alguien a quien quieras, sólo para decírselo o para compartir algo que le haga disfrutar del día.

CUARTO SECRETO. Duración: 5 minutos.
Depurar. Bebe un líquido depurativo: Kombucha, rejuvelac, aloe vera, agua con limón, kéfir de agua... Dispones de más información en mi libro Liquidariano (editado por Ediciones Obelisco).

QUINTO SECRETO. Duración: 10 minutos.
Contactar con la naturaleza. Sal al jardín. Anda descalza. Sal a la terraza. Mira el horizonte. Riega tus plantas. Tócalas. Cultiva brotes en casa. Germina semillas.

SEXTO SECRETO. Duración: 10 minutos.
Estírate. Estira bien tu cuerpo. Brazos arriba. Flexiona piernas. También para el otro lado. Si puedes, haz algo de gimnasia o algo de yoga como el saludo al sol.

SÉPTIMO SECRETO. Duración: 10 minutos.
Cepíllate y nutre el exterior. Cepilla bien tus dientes, lengua y cuerpo. Después de la ducha nutre con aceite tu piel. Usa aceite de coco de primera presión en frío para todo: dientes, lengua y piel.

OCTAVO SECRETO. Duración: 10 minutos.
Nutre tu interior. Toma un zumo depurativo, un batido verde o come fruta rica en agua.

NOVENO SECRETO. Duración: 10 minutos.
Repasa la agenda e ilusiónate. Con nuevos proyectos. Con sueños cumplidos que se mantienen. Con mejorar cada día los procesos. Con automatizar tareas. Con perfeccionar actitudes. Con establecer metas.

DÉCIMO SECRETO. Duración: 10 minutos.
Sonríe. Sonríe antes de salir de casa. Cálzate los zapatos con una sonrisa. Sonríe a tu pareja. Sonríe a tu gato. Sonríe a tu perro. Sonríete. Sonríe al vecino. Sonríe al vagabundo. Sonríe a cada ser con quien te cruces.
Ya has creado un día bello. Has invertido una hora y media para que las restantes veintidós horas y media sean muy bonitas. A mí me compensa. ¿Te animas a probarlo?

La adicción a la comida
«Cuando la mujer no se siente segura para entrar en el pozo sin peligro,
no le queda otra alternativa que evitar la intimidad
y reprimir y abotargar sus sentimientos recurriendo a adicciones
como pueden ser el alcohol o el exceso de comida, trabajo o de celo.
Sin embargo, a pesar de sus adicciones, caerá periódicamente en el pozo
y sus sentimientos aflorarán de manera totalmente incontrolada».
jOHN GRAY

El estado de ánimo de una mujer, varía. Hay días en que estamos felices y radiantes, deseosas de regalar amor a nuestro alrededor..., pero hay otros en que sentimos que el mundo se nos cae encima, que parecemos invisibles, o nos vemos viejas, gordas o anticuadas.
Si tienes pareja, te sientes sola y te preguntas, ¿qué hago yo con esta persona?
Y si estás sin pareja también te sientes sola, pero entonces te preguntas, ¿por qué estoy sola? ¡¿Por qué yo?!
Las fluctuaciones en el estado de ánimo se deben a los cambios hormonales que experimentamos durante el ciclo menstrual, y nos afectan a todas las mujeres en mayor o menor grado, aunque seamos dinámicas, confiadas o arrolladoras. La autoestima de la mujer suele variar en un ciclo que va de veintiún a treinta y cinco días, y cada momento del ciclo muestra un estado diferente de ánimo.
Una de las maneras en que se manifiesta la insatisfacción vital y el olvido de que somos amor en estado puro es a través de la adicción a la comida. Al engancharnos al consumo de determinados alimentos, nos estamos volviendo adictas al efecto que produce en nosotras la alteración de la química cerebral que causan las sustancias que estos alimentos contienen. El efecto es normalmente la desconexión de la realidad, es decir, que estos alimentos nos ayudan a anestesiar nuestro dolor emocional, evadiendo los sentimientos de insatisfacción para protegernos del sufrimiento.
Existen alimentos primarios y alimentos secundarios. Los primarios son los alimentos de los que vivíamos cuando éramos niños, siendo la comida secundaria. Los alimentos primarios nos alimentan, pero no vienen en platos. Algunas cosas, como por ejemplo, una práctica espiritual profunda, una carrera inspiradora, algún ejercicio físico diario que realmente disfrutemos o una relación abierta y compasiva; todo lo que alimenta nuestro espíritu es considerado un alimento primario. Mientras más alimentos primarios recibamos, menos dependeremos de la comida, que es la nutrición secundaria.
Un tanque emocional vacío se describe como un estado de hambre, enfado, soledad y agotamiento. Nos enganchamos a alimentos que nos perjudican y los utilizamos de manera inconsciente para castigarnos, pues tras ingerirlos nos encontramos mal o engordamos.
¿Que por qué nos castigamos? Nos castigamos por no ser las mujeres perfectas según nuestro ideal de mujer. Un ideal social que varía según en qué país del mundo te encuentras, así como con las épocas de la vida. El ideal social para una mujer joven andaluza de los años cuarenta no es el mismo que el del año 2016. Asimismo, tampoco coincide el ideal de belleza para una chica oriental que, por ejemplo, se protege de la luz solar para estar pálida, que para una española que se tuesta al sol cada verano para estar morenita.
Seguimos creyendo en la ilusión de un cuerpo perfecto y en que no somos lo suficiente o lo suficientemente buenas para que nos quieran, y precisamente la adicción a la comida nos aleja de ese ideal de cuerpo perfecto y perpetúa ese sentimiento de inadecuación.
Hoy en día la mayoría de las mujeres saben cómo hay que comer, pues hay información en todas partes. Y si no, dispones de información extensa en mi libro Flexivegetarianos (editado por Ediciones Obelisco). Sabemos qué alimentos nos benefician y cuáles nos dañan. La dificultad reside en que, aun sabiéndolo, los seguimos comiendo.
Uno de los grandes errores que cometemos cuando queremos desengancharnos de los alimentos a los que somos adictas es que a menudo nos empeñamos en tirar de la fuerza de voluntad y nos imponemos metas muy elevadas y estrictas que no somos capaces de alcanzar.
¡Desde mañana dejo el café! ¡Ya nunca más comeré estas galletas!
El café y las galletas cumplen la función de anestesiar nuestro dolor emocional, así que dejar de consumirlos implica un doble desenganche: el físico, por la adicción corporal a sus efectos químicos, y el emocional, por la adicción a ese estado de aturdimiento emocional que nos produce su consumo (aunque no seamos conscientes de ello).
Pasamos días en los que somos capaces de no comer los alimentos que nos prohibimos, pero de pronto... avanza el ciclo menstrual, cambia la luna, tenemos un mal día, alguien nos los ofrece o era lo único disponible y... ¡cómo no lo vamos a comer! Así que acabamos comiéndolo y además lo hacemos en gran cantidad, satisfaciendo un deseo reprimido. Y como sabemos que no nos beneficia comerlo, después nos sentimos culpables por haberlo hecho y confirmamos nuestro mayor temor: que no somos lo suficientemente buenas.
Esto se repite una y otra vez y, como consecuencia, nos vamos desgastando, frustrando y nuestra autoestima se resiente.
Sólo es posible romper este ciclo de una manera: abandonando la meta. Pero este desenlace no nos hace crecer ni nos satisface.
Entonces ¿cómo dejar de tomar aquello que no queremos comer, como por ejemplo el café, el queso, las harinas refinadas, los dulces, el chocolate..., pero sin necesidad de apoyarnos en la fuerza de voluntad ni en la disciplina o el autocastigo, sino de forma pacífica y en armonía con nosotras mismas, desde el amor propio y el autocuidado?
Primero de todo, déjame que te cuente una historia...
Ocurrió en la isla de Lanzarote, que visito mucho porque me encanta, casi al comienzo de mi viaje sabático. Estaba paseando de noche, sola, entre las casas de un pueblecito a la orilla del mar. Hacía una noche muy hermosa, todo estaba en calma, sólo se oía el sonido de las olas chocando contra las rocas del acantilado.
De pronto, vi un perro blanco a lo lejos, muy bonito, y me sonreí pensando que en cuanto pasara por su lado lo iba a acariciar. Cuál fue mi sorpresa cuando de pronto el perro, que después supe que en realidad era una perra, vino corriendo hacia mí enfurecida, saltando y ladrando sin parar.

***

Obelisco
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