El Tao De La Bioenergetica

Referencia: 9788487476563
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El Tao de la Bioenergética es el primer estudio global sobre el uso de la Energética como modelo (paradigma), tanto en el pensamiento occidental como en el oriental. Este libro recorre la historia y aplicaciones del Qi (Chi), la bioenergía de China, a partir del I Ching, con la fisica, la astrología, el Feng Shui y l...
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El Tao de la Bioenergética es el primer estudio global sobre el uso de la Energética como modelo (paradigma), tanto en el pensamiento occidental como en el oriental. Este libro recorre la historia y aplicaciones del Qi (Chi), la bioenergía de China, a partir del I Ching, con la fisica, la astrología, el Feng Shui y la alquimia. El autor demuestra que los descubrimientos de los Maestros Chinos del Qigong se vieron repetidos y confirmados en los trabajos posteriores de Hipócrates, Paracelso y Mesmer. Después, demuestra la confirmación de la teoría Qigong en los modernos descubrimientos clínicos y experimentales de Sigmund Freud, Karl Jung, Wilhelm Reich y Alexander Lowen. Además, se incluyen en esta obra muchas citas de las obras publicadas por notables estudiosos orientales, como Yang, Ni y Lu. Hay que prestar un interés especial a los experimentos de Reich para demostrar la objetividad del paradigma de la energía, que se citan finalmente como confirmación científica del Qigong oriental. Para terminar, se recomienda una síntesis y se sacan conclusiones para el uso futuro de un paradigma de energía más amplio, para el conjunto de la ciencia y el desarrollo humano.
«Katchmer da una explicación aguda y profunda de las diferencias que hay entre las disciplinas científicas de Oriente y de Occidente y echa los cimientos para levantar un puente que una las dos».
Dr. Yang, Jwing-Ming, Presidente de la Yang´s Oriental Arts Association, Inc.
En el importante intento de síntesis que representa el libro que tienes en tus manos, el autor pretende unir las tradiciones oriental y occidental de la ciencia y la fisiología, con intentos separados, aunque paralelos, de describir el concepto tan abstracto de energía».
Dr. Thomas G. Gutheil, M.D. Profesor de Psiquiatría, Harvard Medical School
George A. Katchmer, Jr. es un abogado que ejerce en Dayton, Ohio. Durante los últimos 22 años se ha dedicado a investigar y estudiar las obras del Wilhelm Reich, Karl Jung y, últimamente, la medicina oriental y las artes marciales. El Sr. Katchmer es B.A. en Filosofía por la Millersville University y ha hecho la tesina sobre Filosofía en la Villonova University y sobre Teología en el United Theological Seminary. En la actualidad es un estudiante del Maestro Hiroshi Tajima en el U.S. Headquarters of Genwakai Karate en Dayton y miembro del Karma Thegsum Choling, Templo Budista de Columbus, Ohio.
PRÓLOGO
Thomas G. Gutheil, M.D. Profesor de Psiquiatría Harvard Medical School
Resulta irónico que, a pesar del colapso de una de las superpotencias cuya oposición amenazó la supervivencia del planeta, sigamos viviendo en una época cada vez más separatista y sectaria. La variedad de teorías y practicantes de artes curativas es casi tan grande como la amargura que tienen. Las divisiones que más conozco son las que hay entre los campos médicos físico —medicina interna, cirugía, etc.— y psiquiátrico, aunque en la psiquiatría también prospera la ruptura y la división. Los conductistas, los psicoanalistas y los farmacólogos se tratan entre sí con claro desdén y tienen poco en común.
Déjenme escoger un contraste conocido de este panorama de cismas. Los individuos que son incapaces de mantener la complejidad del pensamiento diferencian sin necesidad alguna entre las enfermedades mentales y las físicas. «O es de la mente o es del cuerpo», tal y como afirman los razonadores.
Este punto de vista va en contra de la interacción íntima y la influencia mutua de la mente y el cuerpo en todos los ámbitos de la enfermedad; por ejemplo, el impacto de la esquizofrenia (una enfermedad mental) en la imagen que se tiene sobre uno mismo puede producir caries (un problema físico) por la incapacidad para organizar la mente para que limpie los dientes correctamente. Además, el estrés puede producir úlceras, algunos tumores pulmonares, al segregar elementos químicos, pueden producir una enfermedad que no se distingue de un problema maniaco-depresivo, etc.
En lugar de fomentar esta fragmentación, haríamos mejor en buscar el modo de construir puentes entre los campos separados de la experiencia humana, el conocimiento y la conceptualización.
Uno de estos puentes es la idea de ocuparse de lo psíquico (mental) y lo somático (corporal) pensando en ello como dos idiomas para expresar lo mismo. De este modo uno podría decir: «tengo temor, miedo y una sensación de fracaso inminente» o «siento sudores, taquicardia y las manos frías con las palmas sudorosas». Aunque una de estas
PREFACIO
George A. Katchmer, Jr.

Alguien dijo, creo que fue Robin Williams, que si recordabas los años 60, no estuviste allí. Estuve allí y recuerdo que era un estudiante de filosofía a finales de los 60. Es dificil describir el ambiente intelectual de aquella época, pero había muchas ideas extrañas en el aire. Las cosas no sólo se estudiaban; también se probaban. Por entonces empecé a leer la obra de Wilhelm Reich, un seguidor de Freud que afirmaba haber descubierto una nueva forma de energía a la que llamaba «orgón». En otros tiempos, en los años 50, Reich fue tachado de curandero y perseguido. A mí me parecía lógico y sencillo. Desde entonces Reich se convirtió en algo entre un hobby y una obsesión.
A mediados de los 70 me trasladé a Nueva York. Allí conocí a mi amigo Michael Kass, cuya obsesión personal era Karl Jung. En los tres años que viví en Nueva York tuve innumerables conversaciones y discusiones sobre Reich, Jung y la psicoterapia. Normal-mente empezaban en el restaurante italiano V and T´s, para continuar en la pastelería húngara de la puerta de al lado y terminar en aquel famoso jalón intelectual del Upper West Side: el West End Bar. La rutina acompañada de pasteles y cerveza hizo que quisiera escribir un libro que combinase las teorías de Reich y las de Jung. Sin embargo, la unión entre los dos no me parecía clara por entonces.
Han pasado diecisiete años. Seguí estudiando, me fui de Nueva York y formé una familia. Hace tres años, mi hijo empezó a estudiar kárate. Poco después yo también fui a las clases. Empecé a leer sobre artes marciales y estas lecturas me llevaron a estudiar medicina china y Qigong. Como por un golpe de suerte, conocí la obra del Dr. Yang Jwing-Ming y encontré la unión que había echado de menos durante diecisiete años. La medicina, la ciencia y la alquimia chinas se basaban en los principios que Reich y Jung habían descubierto por su cuenta en Occidente.
Todos los libros toman vida por sí mismos. Después de ponerme en contacto con el Dr. Yang y recibir sus estímulos, vi que este libro empezaba a configurarse alrededor de los principios de la filosofía y la ciencia. La ciencia china se basa en un modelo completamente diferente del que se utiliza en Occidente. Sin embargo, este modelo ha sido eficaz y productivo durante más de 5.000 años. Este modelo era la energética. Es el mismo punto de salida del que partió Reich. La pregunta era entonces: si Reich, un occidental que no conocía la medicina china, pudo comprobar con objetividad muchos de sus principios y conclusiones, ¿cómo se podría afirmar que el campo de la energética no se basaba en un hecho objetivo? Además, si una ciencia basada en la energética es productiva y objetiva a la vez, puede ser que los puntos de vista occidentales sobre la constitución de la ciencia sean demasiado estrechos.
El Tao de la Bioenergética se convierte así en un examen de la ciencia, basado en un paradigma alternativo más que en otro ejercicio de «contrastar y comparar». Por tanto, es mucho más de lo que en un principio había esperado en las madrugadas del West End.
George A. Katchmer, Jr. Vandalia, Ohio 1992
INTRODUCCIÓN
Se define un paradigma como un ejemplo o un modelo. Es el modelo básico del que proceden todos los demás del mismo campo de estudio. Es la «unidad fundamental compartida» de todo ensayo. Thomas S. Kuhn elabora esta idea del campo de la ciencia en su obra The Structure of Scientific Revolutions:
Al elegirlo (el término «paradigmas») quiero sugerir que algunos ejemplos aceptados de la práctica científica actual —ejemplos que incluyen a la vez ley, teoría, aplicación e instrumentación— proporcionan modelos de los que surgen tradiciones coherentes con-cretas de la investigación científica... El estudio de los paradigmas, incluyendo muchos que están bastante más especializados que los que se han citado anteriormente, es lo que prepara principalmente al estudiante como miembro de la comunidad científica específica en la que trabajará más tarde. Ya que reunirá a hombres que han aprendido las bases de su campo a partir de los mismos modelos concretos, su posterior práctica rara vez suscitará claros desacuerdos sobre los fundamentos. Los hombres que basan sus investigaciones en paradigmas compartidos están comprometidos por las mismas reglas y normas en la práctica científica. Este compromiso y el consenso aparente que produce son requisitos previos para la ciencia normal, por ejemplo, para el nacimiento y la continuación de una tradición investigadora concreta.
Este libro trata los paradigmas, dos en concreto: El paradigma substancial/mecanicista de Occidente y el paradigma de la energía. El paradigma substancial/mecanicista se trata sólo de refilón como contraste del paradigma de la energía que es el objetivo principal de este libro. Lo que se pretende demostrar es que el paradigma de la energía es mayor y más extenso que el paradigma substancial/mecanicista y lleva a un tipo de ciencia más sintético. La ciencia que procede del paradigma de la energía no contempla las divisiones rígidas y los encasillamientos del otro paradigma más cosificado.
Hay que advertir, sin embargo, que la tesis de este libro no es la exclusividad de cualquier paradigma. Los paradigmas sólo son modelos. Modelos importantes, pero sólo modelos. Hay que ver las cosas desde varias perspectivas. Quizá la razón por la que se trabaja con un paradigma en cada caso concreto sea, más de lo que parece, una decisión estética. La simplicidad, la amplitud y la productividad son los criterios a aplicar para
elegir un paradigma en cualquier hecho o serie de hechos concretos. La decisión de su aplicación depende, en última instancia, del hombre. Los «hechos» no la exigen. Por ello, la exclusividad de los paradigmas sólo se puede justificar en un contexto restringido y temporal, nunca corno consecuencia de ninguna especie de imperativo metafísico.
La aplicación de más de un paradigma para un conjunto de acontecimientos sólo puede dar más información. Entonces el problema es de traducción entre paradigmas y no de las relativas ventajas de uno sobre el otro. La evaluación previa sólo es un disfraz para los políticos, en este caso, políticos científicos.
Qué se quiere decir con la locución «paradigma de energía»? En este libro se quiere decir cualquier sistema, concretamente cualquier sistema científico, que empieza en el concepto de energía y deduce sus postulados, axiomas, teorías, hipótesis y leyes de este concepto. Energía es la fuerza, real o potencial, que es el vehículo o agente de cambio del universo. Energía y cambio están conjuntados por necesidad. En Occidente se temía el cambio y, por ello, el paradigma que se desarrolló excluyó el cambio.
Este libro intenta demostrar que el paradigma de la energía es productivo y objetivo al mismo tiempo. Esto se consigue examinando la cinco veces milenaria civilización de China que se basa en el concepto de energía y que, a lo largo de toda su historia, ha desarrollado este paradigma de una manera persistente en una cultura de máxima sofisticación y productividad. China es el modelo perfecto del paradigma de la energía. Su primer texto clásico es el I Ching, un libro dedicado a cambiar y usar símbolos que expresen el flujo de la energía del universo.
El concepto de Qi o energía universal se desarrolla y aplica en las ciencias naturales y en las versiones genuinamente chinas de la astrología y la geomancia (Feng Shui) a partir del I Ching. Se ha investigado la medicina china y, al final, aparecen los usos del Qi en los capítulos sobre el Qigong y la alquimia china.
La productividad de la sociedad china en todos los campos del trabajo humano, desde las ciencias naturales a la medicina o las prácticas espirituales, es indiscutible y, como se verá, está basada en el Qi o energía y es una expresión de éste.
La objetividad del paradigma de la energía se demuestra en la segunda parte de este libro donde se bosquejan sus raíces y resultados en Occidente; se examina la filosofía y la historia de la medicina de Occidente para darnos el trasfondo de la expresión de la energética en el contexto occidental; se traza el desarrollo de este paradigma desde Mesmer hasta Wilhelm Reich y Alexander Lowe, pasando por Freud y Jung. La obra clínica, teórica y también experimental de Reich tiene un interés especial ya que esta obra, tanto en términos generales como específicos, llega por su cuenta prácticamente, si no por completo, a las mismas conclusiones que la de los chinos. Esta confirmación transcultural y transtemporal de los principios y productos del paradigma de la energía ofrece una constatación definitiva de la objetividad de las energías.
Si vemos que, como se dice, el paradigma de la energía es, al mismo tiempo, productivo y objetivo, entonces éste y todos sus productos, orientales y occidentales, merecen por lo menos un estudio científico serio y que se considere su validez, o sea, la posibilidad de que se establezca la validez de sus productos —que es todo lo que cualquier paradigma puede proporcionar. Si un paradigma es a la vez productivo y objetivo, no debe haber ninguna objeción filosófica o «científica» para su aplicación.
Se aceptan comentarios sobre el estilo de este libro. Soy abogado, fiscal, para ser exactos. Estoy preparado para presentar un caso de un modo concreto. Hago demasiadas citas en este libro y eso se debe a que hay que utilizar testimonios para fundamentar un caso desde una perspectiva de primera mano y fiable. Resumir y hablar por referencias de lo que ha dicho otra persona es lo que los abogados llamamos «rumores». Se debe argumentar partiendo de pruebas, pero, como queda bien claro en cualquier proceso jurídico, los argumentos no son pruebas.
Aquí se trata de energética, no de un recurso estrecho y esporádico para cuando falla todo lo demás, sino de su amplia aplicación paradigmática. El argumento es histórico y es de esperar que sea objetivo; si no, es falso.

Indice

Biografía     10
Prefacio     14
Introducción     15
Parte I El paradigma de la energía en China China: una sociedad basada en la energética     21

  • El Qi macrocósmico     39
  • El Qi humano y la medicina china     65
  • Aplicaciones del Qi: Qigong     95
  • Aplicaciones del Qi: La Alquimia     111

Parte II El paradigma de la energía en Occidente

  • Occidente: la evitación del cambio     133
  • Historia de la medicina occidental     151
  • La teoría de la libido     167
  • Wilhelm Reich y la bio-fisica     183
  • Alexander Lowen: El espíritu en el cuerpo de Reich     215
  • Imágenes de energía: Retorno a Jung     229

Conclusión     241
Bibliografia     247
Traducción de términos chinos     253

Mirach
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