El Don De Las Manos De Marta

¿Cómo se siente una persona al descubrir que tiene en sus propias manos el asombroso poder de sanar a los demás? ¿Cuáles son los cambios que ocurren en su vida a raíz de esta revelación?
Ésta es la historia de Marta Robert contada por su hijo Juan Fernando, de forma totalmente natural. La experiencia humana de una mujer «normal» a la que la vida le sorprende con una milagrosa misión: sanar a los demás.
Gracias a su «don», la energía terapéutica de sus manos, Marta ha podido difundir seguridad, esperanza, sanación y paz a miles de personas quienes disfrutaron también de su exquisita bondad y dedicación.
Rico en testimonios de pacientes, reportes clínicos reales y anécdotas, este libro nos regala un relato precioso hecho de encuentros, de manos y curaciones «casi» milagrosas.
Este libro trasciende completamente cualquier técnica científica y no tiene ninguna pretensión literaria. Es la historia de la vida de una mujer excepcional.
Sus manos, para los enfermos, son un remanso de paz.

Nota del editor

Conocí a Marta hace muchos años, en la presentación de un libro de nuestra común amiga Mercé Viladomiu. Fue lo más parecido a un flechazo, a uno de esos encuentros providenciales entre almas hermanas que no se habían visto desde hace siglos. Recuerdo que aquella noche fuimos a cenar en grupo; Marta se sentó a mi lado y sin que se lo pidiera me puso la mano en la zona de los riñones. Sentí que iba penetrando un calor suave y agradable que de alguna manera no era distinto de su mirada cálida, tierna y amorosa. Desde entonces la considero una amiga del alma y aunque a veces pasemos meses sin vernos, siempre parece que fue ayer.
Con Marta nos comprendemos sin necesidad de palabras y el hecho de coincidir astrológicamente tanto en el signo natal como en el ascendente, o de haber estudiado en los mismos colegios, el Liceo Francés y el Isabel de Villena, es como un guiño del destino que nos confirma nuestra hermandad espiritual. Cuando Juan Fernando me habló de su proyecto de escribir un libro sobre su madre, me entusiasmé en seguida. El se puso a trabajar inmediatamente, pero cada vez que tenía el original armado ocurría algo imprevisto que le obligaba a comenzar de nuevo. Ficheros que se borraban, ordenadores que sin más, dejaban de funcionar. Era como si una fuerza oculta y
negativa se opusiera a tal proyecto. Como es algo que ya he tenido ocasión de experimentar en más de una ocasión, nunca me preocupó: «El que ríe el último ríe mejor», dice el refrán.
Las tinieblas pueden ganar batallas, pero no la guerra final. Como dice el libro del Eclesiastés: «Todo tiene su momento oportuno». El momento para que saliera a la luz el libro de Juan Fernando ya llegó y para mí es un placer y un lujo que aparezca bajo el sello de Ediciones Obelisco. Si estoy encantado de publicarlo no es únicamente por el cariño que le tengo a Marta y porque creo que los testimonios que aparecen en él son muy interesantes; sino porque devuelve la esperanza a muchos enfermos desahuciados por el sistema y, sobre todo, nos demuestra algo muy importante: sufrir no es necesario.
Juli Peradejordi JORDI Editor de Ediciones Obelisco

Prólogo

Aunque este libro empezó a escribirse mucho antes de mi encuentro con Marta, fue gracias a un problema íntimo que tuve, cuando coincidieron todas las circunstancias que lo llevarían a su publicación en Ediciones Obelisco.
El 20 de mayo de 2005 por segunda vez tuve que ser ingresada en el hospital Vail d´Hebrón de Barcelona para remover, mediante operación quirúrgica y corte cesáreo, un mioma en el útero. El post operatorio se desarrolló con normalidad aunque la herida abdominal no parecía cicatrizarse fácilmente a pesar de mis esfuerzos en seguir al pie de la letra todas las recomendaciones médicas.
En un afortunado momento de intimidad y confianza, comenté en el trabajo mi preocupación. No me gusta particularmente hablar de mis órganos y sus disfunciones, pero un día salió el tema de forma espontánea y hoy estoy sumamente agradecida por haberme dejado fluir y haber pedido ayuda, aunque de forma indirecta. Nada más comentar el asunto, la ayuda llegó instantáneamente, dado que mi jefe cogió el teléfono y llamó a una amiga para que me viera la herida. Así «aterricé» en casa de Marta y me entregué al cuidado de sus manos. Lo que más me impactó de este primer encuentro, fue el brillo y la dulzura de sus ojos, aunque me dejó algo desconcertada el hecho de que no
quisiera mirarme la herida y tampoco me pidiera que me desnudara; simplemente puso una mano en mi barriga y otra por detrás, al final de la columna, como si fuera un sándwich y mis ovarios la guarnición.
Repetimos el experimento durante varias semanas, dado que mientras tanto, en una ecografía de control realizada en el CAP Numancia, me detectaron otros dos quistes en los ovarios y Marta se propuso hacerlos desaparecer o secar de forma natural, exactamente como hace con los huevos frescos de gallina que en sus manos se petrifican.
Dado que soy una persona muy racional y necesito dar una explicación lógica a todo, en distintas ocasiones pregunté a Marta que me ayudara a entender qué hacía concretamente y cómo realizaba las curaciones. Para mi sor-presa, la misma Marta desconocía el origen de su don y no sabía la procedencia de la generosa energía terapéutica de sus manos. Me habló de hipótesis, pero no de certezas. Durante estas conversaciones, aprendí una gran lección vital: llegué a aceptar que hubiese preguntas sin respuestas, respetando el misterio y a la vez confiándome a él. Fue así como se cicatrizó mi herida, como se apaciguaron mis ovarios revueltos y como desaparecieron mis quistes, según dictó mi ginecóloga de la Clínica Sagrada Familia, el 10 de octubre de 2006.
Cuando sin querer participas en hechos extraordinarios, como me ocurrió a mí con Marta, y vives cómo se obran milagros, a la fase de sorpresa sigue una de agrade-cimiento en la que sientes la imperiosa necesidad de contar lo que pasó a todo el mundo, a pesar del esfuerzo que conlleva el tener que tratar temas tan íntimos. El profundo agradecimiento que siento hacia Marta, me animó a escribir estas líneas y a superar las barreras de mi intimidad, sacando a relucir mis ovarios revueltos ¡hasta en un libro!
Lo que sigue a continuación no tiene demasiadas pretensiones literarias, tampoco anhela convertirse en un best seller, simplemente se trata del testimonio de una vida aparentemente común, contada por un hijo.
También es la historia de numerosas curaciones, y esperanzas... de los sustos que a veces da la vida y de sus remedios.
Nunca me cansaré de demostrar mi agradecimiento a Marta, a sus manos y a su simpático y peculiar entorno familiar: a su mamá Juana quien me abre la puerta despacito cada vez que voy a visitarlas, a su tía María quien incansablemente me pregunta si es sábado, y su hijo Juan Fernando por haberme confiado este material valioso, unas páginas tiernas y estremecedoras que llegarán al corazón de cualquier persona que se acerque a ellas.
Detrás de este libro hay una voluntad compartida de relatar y homenajear a Marta para que la belleza, la salud y la alegría que ha ido prodigando a lo largo de estos últimos 25 años, le sean, en parte, devueltos en forma de relato y de memoria hermosa.
GIOVANNA CUCCIA
Ediciones Obelisco Noviembre de 2006

Índice

Nota del editor     9
Prólogo     11
Introducción     15
1. La energía y su transferencia en el proceso de sanación     23
2. La historia de Marta, mi madre     27
3. Jasmina     39
4. La primera curación     49
5. Buscando respuestas... El encuentro con Salvador Freixedo     55
6. El agua magnetizada     61
7. Un nuevo intento de racionalizar lo vivido     67
8. Fotografiando y midiendo la energía que Marta desprende     73
9. La dieta de Marta     77
10. Más curaciones     81
11. El momento del tránsito     89
12. Las manos de Marta en la actualidad     93
13. Testimonios de pacientes     99
Epílogo     125
Escrito por la propia Marta     129
Algunas referencias y lecturas para profundizar en los temas tratados     135