El mandala oculto
Referencia: 9788494707407
El eslabón perdido entre la materia y la supraconciencia
Este libro presenta el descubrimiento y descripción de un Mandala que da respuesta, mediante unas sencillas prácticas, a muchas de las principales preguntas que se ha planteado el ser humano, entre ellas el proceso por el cual nos hemos convertido en seres conscientes.
Pedro López Pereda
está considerado un referente a nivel internacional en cuanto a su labor para adaptar el yoga a todas las personas, tengan o no cualquier tipo de discapacidad. Durante muchos años ha trabajado en el diseño de espacios más accesibles y humanos en el ámbito del urbanismo, los transportes y la arquitectura. Actualmente enseña yoga e imparte charlas en la sede de la Asociación Yoga Meditativo, así como en diferentes centros que solicitan su colaboración.
Hasta el momento, sus obras más destacadas son:
- Diseñando un Ser Consciente (2001)
- Manual de instrucciones del Ser Humano (2006)
- El nacimiento del Yoga (2008)
- El origen de los Ásanas (2009)
- Viyoga, la técnica que forjó a los seres libres (2010)
- Viaje hacia el Ser (2013)
- Cómo poner la mente en blanco (2014)
- Los Planos del Crecimiento Espiritual (2015)
- ¿Y yo? ¿Estoy muerto? (2016)
Ficha técnica
- Encuadernación: Rústica
- Dimensiones: 16 x 22 cm
- Nº Pág.: 110
ÍNDICE
- Capítulo 1. Dibuja tu hallazgo. Cuando lo hagas vas a comprender muchas cosas 7
- Capítulo 2. Un viaje que aportó un inusitado descubrimiento 13
- Capítulo 3. La primera imagen del Mandala 19
- Capítulo 4. ¿Por qué todo se resume en una forma circular, en un Mandala? 25
Capítulo 5. De una maqueta que evoca al arco iris a un Mandala bidimensional 31 - Capítulo 6. El Mandala Oculto o Diagrama de las Flores de Loto 37
- Capítulo 7. Ubicación de los lotos 45
- Capítulo 8. Un sistema de vibraciones armónicas 51
- Capítulo 9. Los Grafos estrellados de 3 vértices 59
- Capítulo 10. Descripción de los tres lotos primarios 67
- Capítulo 11. Descripción de los tres lotos complementarios 75
- Capítulo 12. El ascenso por la Senda Celeste 83
- Capítulo 13. Las tres fases del proceso de autocreación 89
- Capítulo 14. Posturas que facilitan el proceso de ascenso energético 97
"¿Qué es la verdad? Pregunta difícil, pero la he resuelto diciendo: es lo que te dice tu voz interior."
Mahatma Gandhi
Cuando después de veinte años de ir recopilando piezas de un puzle, sin una imagen previa, empiezan a encajar unas con otras formando un mandala, lo primero que se pregunta la mente racional es por su origen y su veracidad. Si posteriormente la respuesta a ese interrogante es que este mandala inédito, cargado de una información coherente y llena de contenido, forma parte de un fragmento del "Disco de la Verdad", la mente responde con cierta reserva.
Al principio me mantuve escéptico, desconfiado y hasta ciertamente incómodo. Había oído hablar de este cuento-leyenda, pero no lo había considerado como una de mis lecturas preferidas y, siendo sincero, mi formación técnica siempre la había rechazado. Lo que sí me sorprendió y me sacó de mi indiferencia, fue cuando escuché esa voz interior canalizada por el médium Felipe Henríquez que me decía: "No le des más vueltas y dibuja tu hallazgo. Cuando lo hagas vas a comprender muchas cosas".
Posiblemente, para vencer aquel escepticismo, tenía que empezar por cambiar el significado que yo le daba a este cuento clásico y entenderlo de forma menos literal. La narración clásica del "Disco de la Verdad" es una hermosa leyenda y posiblemente, como en todas las leyendas, solo hay que buscar en ella la enseñanza que quiere transmitirnos, un mensaje relacionado con la incapacidad del ser humano de tener una idea global del significado de la vida y de su propia ineptitud para reconocer que también los otros tienen una parte de esa misma Verdad. Recordemos el párrafo más interesante del relato:
"Dicen que el hombre un día quiso saber la Verdad y se la preguntó a Dios. Este la escribió en un gran disco de piedra y vio que era demasiado grande para que el hombre la comprendiera. Pero, respondiendo a su pedido, arrojó el disco a la
Tierra y este se rompió en múltiples pedazos que quedaron diseminados por toda su supefficie..."
La historia continúa diciendo que, de esta forma, algunas personas fueron encontrando fragmentos del disco, y la Verdad se extendió sesgada por toda la Tierra esperando el momento en que la hermandad ideológica de los seres humanos los volviese a unir.
Reconozco que con lo primero que no estaba de acuerdo era con la idea de que solo algunos privilegiados estuviesen en posesión de la Verdad, y aún menos con ese concepto utópico denominado la "hermandad ideológica" de los seres humanos. No concibo que una parte importante de la humanidad esté alejada de la Verdad. Suena demasiado a dictadura del saber gobernada por unos privilegiados que, sin dar muchas explicaciones, dicen que la poseen. Si hay que sincerarse, siempre he preferido la diversidad ideológica inclusiva más que el pensamiento único exclusivo.
Aun así, los planteamientos previos no sirven para mucho cuando te encuentras de frente con la información que lleva el supuesto "fragmento". Su contenido te hace reflexionar y ves las cosas con otra perspectiva. Cuando lo observas, ves que lo complejo es sencillo y comprendes que tenemos excesivas estructuras ideológicas, complicadas, rígidas e irracionales que en el fondo solo sirven para condicionar nuestras conductas.
Lo realmente sorprendente, y no sé si contradictorio con el relato anterior, es que desde el primer minuto en el que me encontré de frente con aquel hipotético fragmento de la Verdad, tuve la sensación de que allí había una sabiduría trascendente. Mi mente racional también me decía que tenía algo que estaba más allá de los límites del conocimiento convencional, y eso me atraía. Recordemos que la ciencia solo crece cuando se rompen esos límites de la llamada cultura oficial, aunque sea a pequeña escala, ya que a partir de ese momento nace una nueva vía de investigación.
Llegado a este punto, lo más importante era permanecer en esa pequeña escala, mantener los pies en el suelo y no tratar de demostrar nada ni crear nuevas teorías. Había encontrado un pequeño fragmento que formaba parte de un Todo y simplemente lo tenía que ordenar. Sabía que era difícil de entender, pero si lo intentaba podía abrir un nuevo camino para comprender algo mejor el proceso de crecimiento del ser humano, que consistía en evolucionar desde los estados más bajos de conciencia hasta los más elevados. Todo un reto. Algo así como formar un puzle tridimensional, complejo y con rica información a partir de un conjunto de piezas bidimensionales.
Hay que aclarar que aquellas formas geométricas que configuraban el mandala oculto no habían llegado por una vía convencional. El descubrimiento estaba unido a una serie de experiencias, a un viaje concreto y a un trabajo que tiene mucho que ver con las palabras de Gandhi que dan comienzo al capítulo. Mi impresión siempre ha sido que aquello no era tan fácil ni de exponer ni de explicar, pues allí había mucho contenido y quedaba mucho trabajo para profundizar y descubrirlo en toda su extensión. Reconozco que al principio necesitaba una validación del mandala, ya que no acababa de entender por qué aquella información había llegado hasta mí. Por eso agradezco a Felipe Henríquez su capacidad para confirmar el origen de todos los gráficos, y a la médium Marilyn Rossner por sus palabras de afianzamiento.
El mandala es la materialización de la experiencia de una persona concreta, y aunque se pueda generalizar como una senda que lleva de la materia a la supraconciencia, es posible que en otros seres humanos el aprendizaje pueda ser totalmente distinto. Desde mi interior, he de confesar, que el hecho de que cada persona pudiera asimilar esta información según su propia experiencia, era lo que más me atraía de aquellos gráficos. Había descubierto cómo el mapa de un camino a la supraconciencia se puede personalizar en un sendero concreto.
Pero vayamos por partes. para dejar lo más claro posible lo que parece a priori un proceso complicado, y empecemos por el viaje que desencadenó este descubrimiento.