Tratado de astrología, por Ramón Llul. Ed. Sincronía, 2016

Tratado de astrología

Referencia: 9788494545283
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Los fundamentos de la Astrología Medieval

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Tratado de astrología, por Ramón Llul. Ed. Sincronía, 2016

 

Los fundamentos de la Astrología Medieval

ISBN: 9788494545283

Ramón Llull es el escritor medieval más importante de la lengua catalana. En la Historia del pensamiento universal, siempre ha figurado como hombre preocupado por la consecución de la universidad objetiva y subjetiva del saber. La afirmación de dios, en su definición de las “dignidades” y de los “elementos”, es el fundamento para construir su formulación. El concepto teológico constituye el objetivo final de Llull mientras que la cosmología es un medio. Para él, los elementos son: activos y pasivos, propios e impropios, ligeros y pesados, simples o compuestos, para llegar finalmente a paradigmas metafísicos y teológicos, desembocando en teorías originales. En el marco de la Historia, sus escritos sobre medicina y astrología tienen un interés evidente por su esfuerzo innovador para liberar a estas ciencias de las inseguridades de la tradición y de la experimentación irreflexiva.

Ramón Llull,

mallorquín de nacimiento, vivió entre 1232 y 1316, y fue un escritor prolífico y polifacéti­co que se expresó en latín, en catalán y en árabe. El núcleo de la aportación de Llull es lo que él llamaba el Arte: un sistema general de interpretación de la realidad visible e invisible, que se sirve de técnicas semimecánicas, de notación simbólica y de diagramas combinatorios. El Arte es el funda­mento de la apologética y proporcio­na una base metodológica única para todos los campos del saber del siglo XIII: de la teología a las ciencias natu­rales y humanas.

  • Traducción: Joan Manuel Ballesta
  • Encuadernación: Rústica
  • Dimensiones: 15,5 x 21,5 cm
  • Nº Pág.: 177

 

INTRODUCCIÓN
Ramón Llull

Ramón Llull (1232-1316), escritor, filósofo, teólogo, místico, misionero, figura cumbre en la historia del pensamiento occidental, ha figurado siempre como enciclopedista y hombre preocupado por conseguir la universalidad. Nacido en Palma de Mallorca, descen­diente directo de una familia noble de los primeros po­bladores de la isla después de la conquista por Jaime I de Aragón sobre los musulmanes, Llull persi­guió durante su vida un método -su Arte- que ofrecie­ra los medios suficientes y adecuados para conseguir no sólo una universalidad objetiva de los contenidos del saber, sino también subjetiva, es decir, al alcance de cualquier persona, franqueando las barreras im­puestas por la cultura y la lengua. Esta ilusión fue la causa de que el sistema de Llull perviviera en contex­tos sistemáticos de carácter muy diverso a lo largo de la historia de la filosofía a él posterior.
A partir de cierto momento de su vida -su conver­sión místico-religiosa- Llull polariza todos sus esfuer­zos hacia la construcción de un sistema argumentativo unitario y universal, que radica en una formulación me­tacultural. Por esta razón, su Arte es más operacional que dogmático. Su formulación se basa en dos princi­pios: la afirmación de Dios (en su definición a través de sus «dignidades») y de la naturaleza (en su definición a través de los «elementos»).

El Tratado de Astrología

El «Tratado de Astrología» (Tractat d'Astronomia en catalán, lengua del autor, en la cual escribió buena parte de su obra más importante) es una muestra del carácter polifacético de Llull, cuya actividad vital y cul­tural participó en todos los campos del saber medie­val. Fue escrito en octubre de 1297, cuando Llull se en­contraba en París, en una etapa en que nuestro autor se esfuerza por introducirse en los ambientes universita­rios.
En este libro, Llull pretende sustituir los principios de la astrología habitual de su tiempo por otros nuevos, más fáciles de manejar y capaces de producir veredic­tos absolutamente precisos e irrevocables a propósito de las conjunciones entre los astros. Tanto los doce signos del zodíaco como los siete planetas pertenecen a uno de los cuatro elementos canónicos (a, aire, Gémi­nis, Libra, Acuario, Júpiter; b, fuego, Aries, Leo, Sagita­rio, Marte, el Sol; c, tierra, Tauro, Virgo, Capricornio, Saturno; d, agua, Cáncer, Escorpión, Piscis, Venus, la Luna; pero Mercurio es «convertible», es decir, que puede ser a, b, c o d). Con esto puede establecerse matemáticamente la preeminencia de a, b, c o d en las conjunciones entre varios signos y astros. Se trata del método del «vencimiento», que debía desbancar los antiguos horóscopos tan complicados y en el fondo tan inseguros. Llull tenía presentes las propiedades tradi­cionales de los planetas y los signos, pero no las consi­deraba básicas, pues concibió la idea genial de que estas propiedades conocidas por todos fueran «cuali­dades apropiadas» de signos y planetas. Las «cualida­des propias» eran los nuevos principios divinos abso­lutos, las dignidades, y los ocho relativos, los de la figura T de su Arte; es decir, la serie: bondad, grande­za, duración, poder, saber, voluntad, virtud, verdad, gloria, y la paralela: diferencia, concordancia, princi­pio, medianía, fin, mayoría, igualdad, minoría.
Con este sistema Llull explicaba la influencia de los astros sobre el mundo sublunar (recordemos que nos encontramos en un mundo geocéntrico donde, por debajo de la esfera de la Luna, rigen los principios de generación y corrupción, ignorados en las esferas su­periores); los astros son los transmisores de la acción de los principios divinos sobre la creación, y para transmitirlos se rigen por su composición elemental a, b, c, d. Es decir, que los elementos, en su versión más abstracta están presentes en la escala de las criaturas a partir del cielo. Así pues, el Tratado de Astrología es una traducción al Arte de Llull de la astrología tradicio­nal, y cabe destacar en ella el papel de los cuatro ele­mentos, vehículo del descenso de las dignidades y de los principios relativos sobre la creación.

Nuestra traducción

La traducción se ha hecho sobre la edición del único manuscrito en catalán conservado (ms. Add. 16.434 del British Museum), publicada por Jordi Gayà y Lola Badia en J. Vernet (ed.), Textos y Estudios sobre Astronomía Española en el Aiglo XIII, Barcelona 1981. Para aquellos fragmentos que no se han conservado del texto catalán, se ha recurrido a la edición de uno de los manuscritos latinos de la obra, tal como consta en las notas de la edición mencionada del texto catalán.
En todo momento se ha intentado mantener la má­xima fidelidad al original, incluso en el tono general del texto y la cadencia de la frase. La literalidad, dentro de los límites de lo permisible, ha sido el hilo conductor de esta traducción, exceptuando aquellos casos en que la evolución de un determinado vocablo le haya
hecho perder el significado que tenía antiguamente. Esta es la razón que nos ha impulsado a traducir, entre otros, los términos astronomía y astronomía por «astro­logía» y «astrólogo», puesto que para el hombre me­dieval no existe diferencia entre la astronomía y la as­trología.

JOAN-MANUEL BALLESTA

(Licenciado en filología catalana. Profesor titular de la Escuela Universitaria de Maestros «San Cugat», de la Universidad Autónoma de Barcelona (Bellaterra).

Prólogo

Dios, con tu virtud y en tu honor empieza este nuevo Tratado de astrología.
Como haya muchos hombres que desean saber la verdad de las naturalezas y los secretos de los cuerpos supracelestes mediante el arte de la astrología, y ésta sea difícil de dominar, y las predicciones que por ella se hacen se revelan falsas por la experiencia, yo, Ramón, con el arte general a todas las ciencias me propongo in­vestigar y declarar en este tratado las naturalezas y los secretos de los cuerpos supracelestes, y encontrar las razones por las cuales las predicciones hechas median­te la astrología se revelan falsas con más frecuencia que verdaderas.
Queremos, pues, investigar y encontrar nuevos modos por los que el hombre pueda tener conocimien­to de muchos secretos naturales, por medio de la astro­logía y sus predicciones.
También queremos componer este tratado para que los príncipes y los poderosos sepan guardarse de algunos astrólogos que los engañan con falsas predic­ciones hechas según los cuerpos supracelestes. Pues por lo que decimos en este tratado, los príncipes y los demás hombres podrán conocer los engaños que los falsos astrólogos quieran hacerles, y los engaños que hacen con el arte de la geomancia.

Sobre la división de este tratado.

La astrología se divide en dos partes. La primera parte son los movimientos y las conjunciones de los planetas en los signos. La segunda trata de las predic­ciones que pueden hacerse por los movimientos y las conjunciones de los planetas en los signos. Por estas dos partes discurre y en ellas consiste toda la ciencia de la astrología.

Primera parte de la astrología.

Esta parte la dividimos en cinco partes: [I] La pri­mera trata de los principios de la astrología; [II] la se­gunda trata de la figura de la astrología; [III] la tercera trata de las conjunciones de los planetas y los signos; [IV] la cuarta trata de las objeciones que hacemos a al­gunas opiniones de los astrólogos; [V] la quinta y últi­ma trata de las preguntas.

De los principios de astrología.

Esta parte se divide en dos: la primera habla de los antiguos principios de la astrología; la segunda parte de los principios del arte de Ramón aplicados a los anti­guos principios astrológicos, y de cómo con su arte se puede entender y encontrar la verdad, así como sus na­turalezas y secretos.

 

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