El Kybalion

El Kybalion

Referencia: 9788489836501
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Un estudio sobre
la Filosofía Hermética
del Antiguo Egipto y Grecia

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El fundamento de toda ciencia está en los principios sobre los que se basa. La ciencia hermética, tan amplia como exacta, no puede ser menos. "El Kybalión" nos da esos principios en forma de aforismos, que son desarrollados por sus comentaristas o "Tres Iniciados".
Un estudio de esta obra le revelará, pues, al lector la esencia de la Filosofía Hermética, las leyes básicas que rigen la concepción hermética del Universo.
Imbuido de estos principios, podrá pasar a la práctica, sirviéndose de estas leyes en vez de ser su esclavo inconsciente.
Para quien puede entender, esta obra, una de las más estimadas por los esoteristas, es un tratado completo: una llave maestra.

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ÍNDICE

Introducción     9
L    La Filosofía Hermética     15
II. Los siete principios herméticos     23
1. El principio de mentalismo     24
2. El principio de correspondencia      25
3. El principio de vibración     26
4. El principio de polaridad     28
5. El principio de ritmo     30
6. El principio de causa y efecto     32
7. El principio de género     33
III. Transmutación mental     35
IV El Todo     41
V. El Universo mental     49
VI. La paradoja divina     59
VIL «El Todo» en todo     71
VIII. Los planos de correspondencia     83
IX. Vibración     99
X. Polaridad     107
XI. Ritmo     115
XII. Causación     125
XIII. Género     135
XIV Género mental     143
XV Axiomas herméticos     157

INTRODUCCIÓN

Tenemos mucho gusto en presentar a la atención de los estudiantes e investigadores de las Doctrinas Secretas esta pequeña obra basada sobre las antiquísimas enseñanzas herméticas. Ha habido tan poco escrito sobre este tema, a pesar de las innumerables referencias a las enseñanzas en las muchas obras sobre ocultismo, que los muchos diligentes buscadores de las verdades arcanas darán indudablemente la bienvenida a la aparición del presente volumen.
El propósito de esta obra no es la enunciación de ninguna filosofia o doctrina especiales, sino más bien dar a los estudiantes una exposición de la verdad que servirá para reconciliar los muchos pedacitos de conocimiento oculto que puedan haber adquirido, pero que aparentemente son opuestos uno al otro y que sirven a menudo para desanimar y disgustar al principiante en el estudio. Nuestro intento no es erigir un nuevo templo de sabiduría, sino más bien situar en las manos del estudiante una llave maestra con la que pueda abrir las muchas puertas internas en el Templo del Misterio a través de cuyos portales principales ya ha entrado.
No hay porción de las enseñanzas ocultas poseídas por el mundo que haya sido tan cuidadosamente guardada como los fragmentos de las enseñanzas herméticas que han llegado hasta nosotros a lo largo de las decenas de centurias que han transcurrido desde la vida de su Gran Fundador, Hermes Trismegistus, el «escriba de los dioses», que residió en el antiguo Egipto en los días en que la raza presente de los hombres estaba en su infancia. Contemporáneo de Abraham, y, si las leyendas son verdaderas, un instructor de ese venerable sabio, Hermes fue, y es, el Gran Sol Central del Ocultismo, cuyos rayos han servido para iluminar las innumerables enseñanzas que han sido promulgadas desde su tiempo. Todas las enseñanzas fundamentales y básicas contenidas en las enseñanzas esotéricas de toda raza pueden ser atribuidas a Hermes. Incluso las más antiguas enseñanzas de la India tienen indudablemente sus raíces en las enseñanzas herméticas originales.
Desde la tierra del Ganges muchos avanzados ocultistas viajaron a la tierra de Egipto, y se sentaron a los pies del Maestro. De él obtuvieron la llave maestra que explicaba y reconciliaba sus puntos de vista divergentes, y así fue firmemente establecida la Doctrina Secreta. De otras tierras vinieron también los instruidos, todos los cuales consideraban a Hermes como el Maestro de Maestros, y su influencia fue tan grande que a pesar de las desviaciones del sendero por parte de los cientos de instructores en estas diferentes tierras, aún puede encontrarse un cierto parecido y correspondencia básicos que subyace a las muchas y a menudo divergentes teorías mantenidas y enseñadas por los ocultistas de estas diferentes tierras hoy en día. El estudiante de las religiones comparadas será capaz de percibir la influencia de las enseñanzas herméticas en toda religión merecedora del nombre, conocida ahora por el hombre, sea una religión muerta o una en completo vigor en nuestro propio tiempo. Hay siempre una cierta correspondencia a pomar de los rasgos contradictorios, y las enseñanzas herméticas actúan como el gran reconciliador.
El trabajo de la vida de Hermes parece haber sido en la dirección de plantar la gran semilla de la verdad que ha crecido y florecido en tantísimas formas extrañas, más que en establecer una escuela de filosofía, que dominara el pensamiento del mundo. Pero, no obstante, las verdades originales enseñadas por él han sido conservadas intactas en su pureza original por unos pocos hombres en cada edad, que, rehusando a grandes números de estudiantes y seguidores desarrollados a medias, siguieron la costumbre hermética y reservaron su verdad para los pocos que estaban listos para comprenderla y amaestrarla. De labio a oído, la verdad ha sido transmitida entre los pocos. Siempre ha habido unos pocos iniciados en cada generación, en los diversos países de la tierra, que mantuvieron viva la llama sagrada de las enseñanzas herméticas, y ésos siempre han estado deseosos de usar sus lámparas para reencender las lámparas menores del mundo eterno, cuando la luz de la verdad se volvía sombría, y nublada por la negligencia, y cuando las mechas se
obstruían con materia extraña. Siempre hubieron unos pocos para atender fielmente al altar de la verdad, sobre el que se mantenía encendida la Lámpara Perpetua de la Sabiduría. Estos hombres dedicaron sus vidas a la labor de amor que el poeta ha establecido tan bien en sus versos:
"O, let not the flame die out! Cherished age after age in its dark cavern -in its holy temples cherished. Fed by puye ministers of love- let not the flame die out!"
«¡Oh, no dejes que se extinga la llama! Protegida por generación tras generación en su oscura caverna —en sus santos templos cuidada. Alimentada por sacerdotes puros de amor— ¡no dejes que se extinga la llama!».
Estos hombres nunca han buscado la aprobación popular, ni una multitud de seguidores. Son indiferentes a estas cosas, pues saben cuán pocos hay en cada generación que estén preparados para la verdad, o que la reconocerían si les fuera presentada. Reservan la «carne fuerte para los hombres», mientras otros proporcionan la «leche para los bebés». Reservan sus perlas de sabiduría para los pocos elegidos, que reconocen su valía y que las llevan en sus coronas, en vez de arrojarlas delante del vulgar puerco materialista, que las pisotearía en el fango y las mezclaría con su repugnante alimento mental. A pesar de eso esto hombres nunca han olvidado las enseñanzas originales de Hermes, considerando el traspaso de las palabras de la verdad a los que estén preparados para recibirlas, enseñanza que está establecida en «El Kybalión» como sigue: «Donde caen las pisadas del Maestro, los oídos
de aquellos listos para su enseñanza se abren de par en par». Y de nuevo: «Cuando los oídos del estudiante están listos para oír, vienen los labios a llena dos con sabiduría». Pero su actitud acostumbrada ha estado siempre estrictamente de acuerdo con el otro aforismo hermético, también en «El Kybalión»: «Los labios de la Sabiduría están cerrados, excepto para los oídos del entendimiento».
Hay quienes han criticado esta actitud de los herrnetistas, y han proclamado que no manifestaban el espíritu apropiado en su política de reclusión y reticencia. Pero una ojeada momentánea hacia atrás sobre las páginas de la historia mostrará la sabiduría de los Maestros, que sabían de la estupidez de intentar enseñar al mundo lo que no estaba ni preparado ni deseoso de recibir. Los I iermetistas nunca han buscado ser mártires, sino que, por el contrario, han permanecido apartados, silenciosos y con una compadecedora sonrisa en sus labios, mientras los «paganos se enfurecían ruidosamente alrededor suyo» en su entretenimiento acostumbrado (le llevar a la muerte y la tortura a los entuni i 114 i,J 114 Iwnest,os pero descaminados que imaginaban (pie podían forzar a una raza de bárbaros a admitir verdades que sólo puede ser entendida por el elegido que había avanzado a lo largo del Sendero.
Y el espíritu de persecución no ha muerto aún en la tierra. Hay ciertas enseñanzas herméticas que, si se promulgasen públicamente, atraerían sobre los instructores un gran grito de escarnio y contumelia proveniente de la multitud, que elevaría de nuevo el grito de «¡Crucificad! ¡Crucificad!».
En esta pequeña obra nos hemos esforzado por daros una idea de las enseñanzas fundamentales de «El Kybalión», haciendo lo posible por daros los principios funcionales, dejándoos que los apliquéis vosotros mismos, antes que intentar desarrollar la enseñanza en detalle. Si eres un verdadero estudiante, serás capaz de desarrollar y aplicar estos principios; si no, entonces debes evolucionar en uno, pues de otro modo las enseñanzas herméticas serán como «palabras, palabras, palabras» para ti.
Los TRES INICIADOS

Luis Carcamo
9788489836501
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