El ojo del yo
Referencia: 9788494531774
20,00 €
Impuestos incluidos
El ojo del yo del que nada está oculto
Prólogo de Enric Corbera
Este libro tiene la virtud de presentar y contextualizar las experiencias espirituales de tal modo que se hacen comprensibles para la razón. Nos lleva del dominio lineal al no lineal con tanta elegancia que, para sorpresa nuestra, lo que parecía incomprensible se hace evidente.
El doctor Hawkins describe los estados de unidad “desde dentro”, acercándonos a ellos y desvelando su conocimiento íntimo de los mismos. Su palabra retrata las realidades místicas con una viveza singular, sin olvidar su dimensión social e insertándolas en el contexto general de la evolución humana.
La síntesis de ciencia y espiritualidad que ofreces única porque no es un religioso ni un teólogo, sino un profesional clínico con amplia experiencia en los campos de la educación, el psicoanálisis, la investigación y sobre todo la psiquiatría, que practicó durante más de cincuenta años.
Además, aquí el doctor Hawkins alcanza su plena dimensión como maestro espiritual y profundo conocedor de las tradiciones. La presente obra ha recibido elogios de numerosos científicos, premios Nobel y otros personajes notables, entre los que destaca la madre Teresa de Calcuta.
Es autor de numerosas publicaciones, libros, vídeos y series de conferencias sobre temas científicos y espirituales. Con el premio Nobel Linus Pauling, escribió un libro que constituyó un hito, Orthomolecular Psychiatry. De sus diversos antecedentes como investigador y maestro dan cuenta las relaciones biográficas de Who’s Who in America y Who’s Who in the World. Durante algunos años, fue asesor de las Diócesis Episcopaliana y Católica, de diversas órdenes monásticas y de un monasterio zen.
El doctor Hawkins ha ofrecido multitud de conferencias, con apariciones en la Abadía de Westminster, y las Universidades de Argentina, Notre Dame, Michigan, Fordham y Harvard. Pronunció la conferencia anual Landsberg en la Escuela Médica de la Universidad de California en San Francisco.
También es asesor de gobiernos extranjeros sobre diplomacia internacional, y ha jugado un papel fundamental en la resolución de antiguos conflictos que constituían importantes amenazas para la paz mundial.
Recuerdo que a principios de 2000, cuando estaba enseñando y aprendiendo Un curso de milagros, hacía traer precisamente este libro de América, el mismo del que ahora tengo el honor y el placer de hacer un prólogo.
El doctor Hawkins expresa en sus obras que cuando hacía sus mediciones del campo energético mediante su técnica de kinesio- logía, observó que un grupo de personas tenía en común una energía muy homogénea y estable frente a los altibajos de la vida. Todas estas personas eran estudiantes de Un curso de milagros. Ni que decir tiene que el doctor Hawkins se interesó por este libro, y pienso que tuvo mucho que ver en su iluminación. De hecho, en sus últimos días en este mundo hablaba mucho y bien de él.
El doctor Hawkins deja muy claro que no hay que hacer nada para buscar la verdad; en todo caso hay que deshacer. También deja claro que el camino hacia Dios es el camino de la Consciencia, un sendero en el que nuestra conciencia va aumentando por el simple hecho de cuestionarnos nuestra percepción, comprendiendo que esta es pura interpretación. Con esta conciencia empezamos a dejar de posicionarnos, de mantener opiniones o de defenderlas, porque somos conscientes de que ese no es el camino para la transición definitiva hacia un estado de despertar.
Quiero destacar que a medida que vamos cambiando nuestro nivel de conciencia, va cambiando nuestra sintonía con el campo, y este nos responde en función de nuestros pensamientos, sentimientos y emociones.
El camino hacia Dios es un camino libre de dogmas y creencias. De hecho, Un curso de milagros nos dice: “El día que dejes de creer, me verás”.
He de resaltar que este libro nos guía y nos ofrece recursos para este despertar, enseñándonos la auto-indagación, una práctica importante para ver nuestra programación y escuchar nuestros propios pensamientos. Dicho sea de paso, estos pensamientos no son nuestros, sino de nuestra mente dormida e hipnotizada.
El ojo del Yo es una auténtica obra maestra, un libro repleto de puntos de inflexión para caminar en línea recta. Y tal como indica: el sendero es estrecho y angosto. No pierdas el tiempo. Nuestras dilaciones son el resultado de creer que hay que hacer ese “circuito” que tan bien describe el doctor David R. Hawkins. Esto es lo que entiende por hacer el circuito, cito textualmente: “El mundo está repleto de bienintencionados, pero ingenuos, recitadores de man tras, trabajadores de la luz, adoradores de objetos sagrados, amuletos, diagramas, lugares sagrados, ruinas, hechizos, lugares de peregrinación, templo antiguos, vórtices de energía y todo lo demás. A esto se le podría denominar ‘hacer el circuito.”
Hawkins deja muy claro que Dios no habla con nadie, pues eso es dualidad. Por lo tanto, Dios no puede hablar contigo; en todo caso, se habla a Sí Mismo a través de nosotros. Y continúa diciéndonos que los místicos sintonizan con Dios mediante un conocer sin palabras.
El camino, el sendero hacia el despertar, está lleno de compasión, devoción, humildad y disposición al amor incondicional. Dicho de otra manera, uno ha de estar dispuesto a dejar de juzgar, a dejar de querer tener razón, a comprender que su necesidad de ayudar es su propia necesidad de que le ayuden. Uno no puede ayudar a nadie porque no sabe ayudarse a sí mismo. Uno ha de estar dispuesto a reconocer que todo es proyección, que todos los que nos rodean son unos magníficos espejos en los que podemos ver aquellas partes de nosotros que no podríamos contemplar sin nuestros hermanos. Esta conciencia nos lleva a un estado de agradecimiento, de bendecir al otro, a una ausencia total de juicio que se sustenta en no mantener opiniones a ultranza, en no querer tener siempre razón.
Su definición de los milagros es magnífica, y tiene mucha correlación con lo que dice Un curso de milagros: “El milagro es una eventualidad que tiene lugar cuando se eliminan los impedimentos de la negatividad. Esto puede suponer desprenderse de un sistema de creencias limitador. ”
Este libro nos enseña el camino del desapego, de la humildad, de la disposición a perdonar y de la amabilidad. También nos enseña que, mediante la observación, podemos tomar conciencia de hasta que punto la gente disfruta del melodrama de su vida. Destaca la inmadurez emocional de la mayoría de las personas y la demencia que gobierna el mundo debido a un hecho irrefutable que he contemplado innumerables veces: las personas hacen aquello que creen que deben de hacer, y no aquello que en realidad sienten. Están hipnotizadas por un sistema de creencias que las limita emocionalmente y que muchas veces acaba con su salud física o mental.
El ojo del Yo es un libro radical, sin medias tintas. No se trata de creerlo, simplemente se trata de invertir tu sistema de pensamiento, de cuestionarte todas tus verdades comprendiendo que son mera ilusión. Con esta actitud mental se abren las puertas de la conciencia que estaban herméticamente cerradas y se permite que entre la luz de La Consciencia, que es la luz de la divinidad.
Cuando esto ocurre comprendemos que el amor no es una emoción —lo confundimos con el querer del ego—, sino una forma de ser y de relacionarse con el mundo.
El Amor no hace el camino difícil para poder inundarse de El. La Presencia está al alcance de cualquier persona en todo momento, y darse cuenta de ello no es más que una cuestión de conciencia. La Presencia es la quintaesencia de una paz, una serenidad y un amor profundos.
La Presencia es la que dirige e impulsa tu vida cuando, aunque quieres llevar el control —esto es ego—, eres capaz de rendirte a la magnificencia de que Todo está unido, de que Todo está impregnado de esa energía que nos da vida, que lo sustenta Todo y nos permite vivir en función de nuestra conciencia.
Salir de la dualidad, de la creencia de que Todo está separado, y adentramos en la conciencia no-dual en la que se siente que Todo está unido es el primer paso, y el paso definitivo, para iniciar el sendero.
Al final se comprende que uno no es el hacedor, que todo es la resonancia de nuestra conciencia en la Consciencia, y que Todo sucede por sí mismo.
Querido lector, deseo de todo corazón que la luz, tu luz, ilumine el camino del despertar.
Por tanto, puede ser sumamente valioso articular nuevamente, con un lenguaje actual, una declaración de la evolución de la consciencia para alumnos avanzados. Además, muchos tratados espirituales carecen de explicaciones sobre detalles sutiles que son de enorme importancia para el buscador avanzado. El propósito de El Ojo del Yo es transmitir una información que pueda ser verificada y cuyo nivel de verdad pueda ser calibrado con el fin de proporcionar, por vez primera, un cuerpo de información útil capaz de soportar las pruebas de certidumbre. Hasta ahora, los alumnos espirituales dependían de la fe, de las creencias o de las habladurías, así como de la reputación y del renombre del maestro espiritual.
La queja del indeciso estribaba en que la verificación de la verdad era el ingrediente que le faltaba. El gran «bloqueo de la duda» tenía que ser vencido. Al igual que en Power versus Forcé, se ha calibrado y se puede verificar la veracidad de cada página, párrafo, oración y afirmación de este libro. Dudar es educarse, y el propósito de lo escrito en esta obra es compartir de la forma más completa lo que se ha experimentado.
Power versus Force terminaba con un Gloria in Excelsis Deo. Este libro comienza con esa misma afirmación, en referencia a lo que es la experiencia espiritual definitiva y final. De hecho, no es en modo alguno una experiencia, sino un estado eterno. En el mismo estado radica su propia autoridad. Habla por sí mismo; se presenta por sí mismo como una actualidad. No hay quien hable. La verdad se revela por sí misma. Se sostiene por sí misma y es completa, total y profundamente obvia en cuanto se presenta.
El doctor Hawkins describe los estados de unidad “desde dentro”, acercándonos a ellos y desvelando su conocimiento íntimo de los mismos. Su palabra retrata las realidades místicas con una viveza singular, sin olvidar su dimensión social e insertándolas en el contexto general de la evolución humana.
La síntesis de ciencia y espiritualidad que ofreces única porque no es un religioso ni un teólogo, sino un profesional clínico con amplia experiencia en los campos de la educación, el psicoanálisis, la investigación y sobre todo la psiquiatría, que practicó durante más de cincuenta años.
Además, aquí el doctor Hawkins alcanza su plena dimensión como maestro espiritual y profundo conocedor de las tradiciones. La presente obra ha recibido elogios de numerosos científicos, premios Nobel y otros personajes notables, entre los que destaca la madre Teresa de Calcuta.
David R. Hawkins
El doctor Hawkins practica la psiquiatría desde 1952 y es miembro vitalicio de la American Psychiatric Association y otras muchas organizaciones profesionales. Entre sus apariciones televisivas en los Estados Unidos, destacan los programas The McNeil/ Leher News Hour, The Barbara Walters Show, The Today Show, documentales de ciencia y otros muchos.Es autor de numerosas publicaciones, libros, vídeos y series de conferencias sobre temas científicos y espirituales. Con el premio Nobel Linus Pauling, escribió un libro que constituyó un hito, Orthomolecular Psychiatry. De sus diversos antecedentes como investigador y maestro dan cuenta las relaciones biográficas de Who’s Who in America y Who’s Who in the World. Durante algunos años, fue asesor de las Diócesis Episcopaliana y Católica, de diversas órdenes monásticas y de un monasterio zen.
El doctor Hawkins ha ofrecido multitud de conferencias, con apariciones en la Abadía de Westminster, y las Universidades de Argentina, Notre Dame, Michigan, Fordham y Harvard. Pronunció la conferencia anual Landsberg en la Escuela Médica de la Universidad de California en San Francisco.
También es asesor de gobiernos extranjeros sobre diplomacia internacional, y ha jugado un papel fundamental en la resolución de antiguos conflictos que constituían importantes amenazas para la paz mundial.
- Encuadernación: Rústica
- Dimensiones: 14 x 21 cm
- Nº Pág.: 366
Índice
Dedicación 7
Prefacio 9
Agradecimientos 12
Advertencia 13
Introducción 15
Sección I: La presencia de Dios 17
Prefacio 9
Agradecimientos 12
Advertencia 13
Introducción 15
Sección I: La presencia de Dios 17
- Capítulo 1: Prólogo 19
- Capítulo 2: El regreso a la vida terrestre 27
- Capítulo 3: La naturaleza de la búsqueda 41
- Capítulo 4: Los principios básicos 57
- Capítulo 5: Burlando al ego 81
- Capítulo 6: La resolución del ego 97
- Capítulo 7: La mente 111
- Capítulo 8: Más allá de la causalidad 131
- Capítulo 9: La conciencia superior 145
- Capítulo 10: La naturaleza de Dios 167
- Capítulo 11: A lo largo del sendero 181
- Capítulo 12: La búsqueda de la verdad 193
- Capítulo 13: Explicaciones 211
- Capítulo 14: El cuerpo y la sociedad 223
- Capítulo 15: Aclaraciones 235
- Capítulo 16: El karma, el gurú y el sabio 251
- Capítulo 17: Diálogos 263
- Capítulo 18: La verdad y el error 283
- Capítulo 19: Comentarios y ejemplos 293
- Capítulo 20: Dualidad frente a no dualidad 313
- Capítulo 21: El Génesis: Creación y evolución 323
Apéndice A:
Niveles calibrados de verdad de los distintos capítulos 335
Apéndice B:
Mapa de la Escala de la Conciencia 337
Apéndice C:
Calibración de los niveles de la conciencia 339
Apéndice D:
Técnica para la corrección de la calibración . 345
Lecturas recomendadas 347
Acerca del autor 351
Niveles calibrados de verdad de los distintos capítulos 335
Apéndice B:
Mapa de la Escala de la Conciencia 337
Apéndice C:
Calibración de los niveles de la conciencia 339
Apéndice D:
Técnica para la corrección de la calibración . 345
Lecturas recomendadas 347
Acerca del autor 351
Prólogo
Por así decirlo, mi vida espiritual ha estado fuertemente mediatizada por dos libros. El primero ha sido y es Un Curso de Milagros, y el segundo El ojo del Yo, del doctor David R. Hawkins.
Recuerdo que a principios de 2000, cuando estaba enseñando y aprendiendo Un curso de milagros, hacía traer precisamente este libro de América, el mismo del que ahora tengo el honor y el placer de hacer un prólogo.
El doctor Hawkins expresa en sus obras que cuando hacía sus mediciones del campo energético mediante su técnica de kinesio- logía, observó que un grupo de personas tenía en común una energía muy homogénea y estable frente a los altibajos de la vida. Todas estas personas eran estudiantes de Un curso de milagros. Ni que decir tiene que el doctor Hawkins se interesó por este libro, y pienso que tuvo mucho que ver en su iluminación. De hecho, en sus últimos días en este mundo hablaba mucho y bien de él.
El doctor Hawkins deja muy claro que no hay que hacer nada para buscar la verdad; en todo caso hay que deshacer. También deja claro que el camino hacia Dios es el camino de la Consciencia, un sendero en el que nuestra conciencia va aumentando por el simple hecho de cuestionarnos nuestra percepción, comprendiendo que esta es pura interpretación. Con esta conciencia empezamos a dejar de posicionarnos, de mantener opiniones o de defenderlas, porque somos conscientes de que ese no es el camino para la transición definitiva hacia un estado de despertar.
Quiero destacar que a medida que vamos cambiando nuestro nivel de conciencia, va cambiando nuestra sintonía con el campo, y este nos responde en función de nuestros pensamientos, sentimientos y emociones.
El camino hacia Dios es un camino libre de dogmas y creencias. De hecho, Un curso de milagros nos dice: “El día que dejes de creer, me verás”.
He de resaltar que este libro nos guía y nos ofrece recursos para este despertar, enseñándonos la auto-indagación, una práctica importante para ver nuestra programación y escuchar nuestros propios pensamientos. Dicho sea de paso, estos pensamientos no son nuestros, sino de nuestra mente dormida e hipnotizada.
El ojo del Yo es una auténtica obra maestra, un libro repleto de puntos de inflexión para caminar en línea recta. Y tal como indica: el sendero es estrecho y angosto. No pierdas el tiempo. Nuestras dilaciones son el resultado de creer que hay que hacer ese “circuito” que tan bien describe el doctor David R. Hawkins. Esto es lo que entiende por hacer el circuito, cito textualmente: “El mundo está repleto de bienintencionados, pero ingenuos, recitadores de man tras, trabajadores de la luz, adoradores de objetos sagrados, amuletos, diagramas, lugares sagrados, ruinas, hechizos, lugares de peregrinación, templo antiguos, vórtices de energía y todo lo demás. A esto se le podría denominar ‘hacer el circuito.”
Hawkins deja muy claro que Dios no habla con nadie, pues eso es dualidad. Por lo tanto, Dios no puede hablar contigo; en todo caso, se habla a Sí Mismo a través de nosotros. Y continúa diciéndonos que los místicos sintonizan con Dios mediante un conocer sin palabras.
El camino, el sendero hacia el despertar, está lleno de compasión, devoción, humildad y disposición al amor incondicional. Dicho de otra manera, uno ha de estar dispuesto a dejar de juzgar, a dejar de querer tener razón, a comprender que su necesidad de ayudar es su propia necesidad de que le ayuden. Uno no puede ayudar a nadie porque no sabe ayudarse a sí mismo. Uno ha de estar dispuesto a reconocer que todo es proyección, que todos los que nos rodean son unos magníficos espejos en los que podemos ver aquellas partes de nosotros que no podríamos contemplar sin nuestros hermanos. Esta conciencia nos lleva a un estado de agradecimiento, de bendecir al otro, a una ausencia total de juicio que se sustenta en no mantener opiniones a ultranza, en no querer tener siempre razón.
Su definición de los milagros es magnífica, y tiene mucha correlación con lo que dice Un curso de milagros: “El milagro es una eventualidad que tiene lugar cuando se eliminan los impedimentos de la negatividad. Esto puede suponer desprenderse de un sistema de creencias limitador. ”
Este libro nos enseña el camino del desapego, de la humildad, de la disposición a perdonar y de la amabilidad. También nos enseña que, mediante la observación, podemos tomar conciencia de hasta que punto la gente disfruta del melodrama de su vida. Destaca la inmadurez emocional de la mayoría de las personas y la demencia que gobierna el mundo debido a un hecho irrefutable que he contemplado innumerables veces: las personas hacen aquello que creen que deben de hacer, y no aquello que en realidad sienten. Están hipnotizadas por un sistema de creencias que las limita emocionalmente y que muchas veces acaba con su salud física o mental.
El ojo del Yo es un libro radical, sin medias tintas. No se trata de creerlo, simplemente se trata de invertir tu sistema de pensamiento, de cuestionarte todas tus verdades comprendiendo que son mera ilusión. Con esta actitud mental se abren las puertas de la conciencia que estaban herméticamente cerradas y se permite que entre la luz de La Consciencia, que es la luz de la divinidad.
Cuando esto ocurre comprendemos que el amor no es una emoción —lo confundimos con el querer del ego—, sino una forma de ser y de relacionarse con el mundo.
El Amor no hace el camino difícil para poder inundarse de El. La Presencia está al alcance de cualquier persona en todo momento, y darse cuenta de ello no es más que una cuestión de conciencia. La Presencia es la quintaesencia de una paz, una serenidad y un amor profundos.
La Presencia es la que dirige e impulsa tu vida cuando, aunque quieres llevar el control —esto es ego—, eres capaz de rendirte a la magnificencia de que Todo está unido, de que Todo está impregnado de esa energía que nos da vida, que lo sustenta Todo y nos permite vivir en función de nuestra conciencia.
Salir de la dualidad, de la creencia de que Todo está separado, y adentramos en la conciencia no-dual en la que se siente que Todo está unido es el primer paso, y el paso definitivo, para iniciar el sendero.
Al final se comprende que uno no es el hacedor, que todo es la resonancia de nuestra conciencia en la Consciencia, y que Todo sucede por sí mismo.
Querido lector, deseo de todo corazón que la luz, tu luz, ilumine el camino del despertar.
Enric Corbera
Introducción
A lo largo de la historia, muchas personas se han interesado por los estados de consciencia de la Iluminación, y los informes sobre estos estados han tenido un profundo impacto tanto en las personas como en la sociedad. La rareza estadística de su aparición estimula la curiosidad y subraya el valor de tales informaciones. Aunque se dispone ya de abundante literatura espiritual en todos los idiomas donde se describen tales estados, muchos de estos informes están poco detallados o son incompletos. En algunos casos, se dan errores de traducción, y hay también muchos errores de transmisión a lo largo de generaciones hasta que adoptan finalmente la forma escrita. De ahí que haya informes con errores que han disminuido el nivel de veracidad del original, tal como lo transmitió el maestro iluminado.Por tanto, puede ser sumamente valioso articular nuevamente, con un lenguaje actual, una declaración de la evolución de la consciencia para alumnos avanzados. Además, muchos tratados espirituales carecen de explicaciones sobre detalles sutiles que son de enorme importancia para el buscador avanzado. El propósito de El Ojo del Yo es transmitir una información que pueda ser verificada y cuyo nivel de verdad pueda ser calibrado con el fin de proporcionar, por vez primera, un cuerpo de información útil capaz de soportar las pruebas de certidumbre. Hasta ahora, los alumnos espirituales dependían de la fe, de las creencias o de las habladurías, así como de la reputación y del renombre del maestro espiritual.
La queja del indeciso estribaba en que la verificación de la verdad era el ingrediente que le faltaba. El gran «bloqueo de la duda» tenía que ser vencido. Al igual que en Power versus Forcé, se ha calibrado y se puede verificar la veracidad de cada página, párrafo, oración y afirmación de este libro. Dudar es educarse, y el propósito de lo escrito en esta obra es compartir de la forma más completa lo que se ha experimentado.
Power versus Force terminaba con un Gloria in Excelsis Deo. Este libro comienza con esa misma afirmación, en referencia a lo que es la experiencia espiritual definitiva y final. De hecho, no es en modo alguno una experiencia, sino un estado eterno. En el mismo estado radica su propia autoridad. Habla por sí mismo; se presenta por sí mismo como una actualidad. No hay quien hable. La verdad se revela por sí misma. Se sostiene por sí misma y es completa, total y profundamente obvia en cuanto se presenta.