Yoga Para El Estres

Referencia: 9788488242754
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YOGA PARA EL ESTRÉS es un completo y coherente programa de actividades que incluye ejercicios respiratorios, meditaciones y las más apropiadas posiciones de yoga (asanas) para prevenir o eliminar el estrés y las tensiones que origi

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YOGA PARA EL ESTRÉS es un completo y coherente programa de actividades que incluye ejercicios respiratorios, meditaciones y las más apropiadas posiciones de yoga (asanas) para prevenir o eliminar el estrés y las tensiones que origina la vida diaria.
Sus claras y detalladas instrucciones, ilustradas a todo color, hacen asequibles estas técnicas a cualquier principiante, mientras que los más expertos encontrarán en la estructuración de este programa un excelente complemento a su práctica diaria.
YOGA PARA EL ESTRÉS:

- Presenta un sencillo y singular programa de tres meses para prevenir o eliminar el estrés.
- Ayuda a erradicar múltiples afecciones relacionadas con el estrés, como la migraña o los trastornos respiratorios.
- Resuelve trastornos emocionales, eliminando así una de las principales fuentes de tensión y estrés.
- Explica los fundamentos científicos del estrés y justifica la capacidad del yoga para prevenirlo.
- Aporta instrucciones específicas para mujeres embarazadas y personas artríticas e hipertensas, así como para personas de la tercera edad.

SWAMI SHIVAPREMANANDA es director de los Centros de Yoga Sivananda de Buenos Aires, Montevideo y Santiago de Chile. Además de profesor de yoga y guía espiritual de fama internacional, es también autor de diversas obras sobre filosofía y psicología yoga. En este libro plasma su autorizada visión de la filosofía y la espiritualidad yoga desde su experiencia de más de cincuenta años como practicante y profesor de esta disciplina oriental.

INTRODUCCIÓN
Aunque nací brahmín, me crié como seglar y recibí una educación occidental. Mis padres me inculcaron la idea de que la ambición es una meta legítima y de que para alcanzar el éxito era esencial desarrollar el intelecto. En consecuencia, ingresé en la Universidad a la edad precoz de quince años. Por entonces yo no conocía en absoluto la existencia del estrés. No obstante, la presión académica me volvió introvertido. Para huir de aquellas presiones yo soñaba con los relatos de los exploradores que hablaban de tierras exóticas tales como el Amazonas y el Tíbet, de los intentos fallidos de escalar el Everest (a finales de los años 30) y de los misteriosos caballeros andantes del espíritu que vivían en las tierras altas del Himalaya.
Ya a aquella edad pensaba en explorar el Himalaya, olvidando alegremente la cantidad de recursos necesarios para ello. Esperaba descubrir si era verdad que existían unos sabios de cuya sabiduría yo podría adquirir directamente unos conocimientos sobre el misterio de la vida, y unos yoguis cuya capacidad para dominar la mente meayudaría a disciplinar mi espíritu inquieto. Pero los estudios que yo cursaba iban dirigidos a que yo me hiciera funcionario o diplomático. Yo era lo suficientemente racional como para saber que no era más que un adolescente inexperto, y
los vuelos de mi imaginación tampoco eran gran cosa. No tenía ni los planes ni la preparación necesaria para emprender una vida monástica. No me interesaban los aspectos físicos del Hatha yoga. Lo que me fascinaba era la búsqueda del espíritu interior.
En las ciudades bulliciosas de la India, los pobres tenían que luchar para ganarse la vida, y lo mismo sucedía entre la clase media baja. La tensión se advertía en sus rostros. Los miembros de la pequeña clase media alta y los ricos imitaban a los occidentales sin preocuparse gran cosa de los pobres; y tampoco tenían un aspecto muy feliz. Hace casi cincuenta y cinco años la India no había alcanzado su actual nivel agobiante de población. Un ochenta por ciento de la población vivía en las aldeas, donde la vida era tranquila y estaba en armonía con la naturaleza.
Las penalidades físicas que padecían los campesinos, la falta de comodidades modernas, no les parecía una pesada carga. Aparentemente, aceptaban la vida con filosofía y mantenían una paz interior que contrastaba con la gran ambición que me habían querido inculcar a mí. Yo, por mi parte, llegué a la conclusión de que podía demostrar mi valía siendo útil a la sociedad, pero negándome al mismo tiempo a dejarme consumir por la ambición.
A los diecinueve años de edad, uno de esos caprichos inexplicables del destino me llevó a Rishikesh, en las estribaciones del Himalaya Central, donde conocí al Swami Sivananda y me invitaron a pasar una temporada en su monasterio. Yo tenía la intención de pasar allí un par de semanas y regresar a mi casa después, pero acabé pasando más de dieciséis años. Con este maestro extraordinario estudié las ramas principales del yoga, y fui uno de sus secretarios personales durante todo ese tiempo. Fue allí donde tuve la oportunidad de conocer a los muchos visitantes que acudían a aprender yoga y que tenían la intención de pasar una temporada en un lugar tranquilo. Muchas de estas personas tenían problemas de salud relacionados con el estrés. Yo observé que en el tiempo que pasaban en el ashram llegaban a entender el modo de aliviar su estrés. Lo conseguían estudiando sus causas y practicando la meditación, los asanas (posturas) y los pranayamas (ejercicios de respiración) para aliviar los síntomas.
En 1961, Swami Sivananda me envió a Occidente para que difundiera las enseñanzas del yoga, primero en los Estados Unidos y después en América del Sur y en Europa. Desde entonces he fundado varios centros de yoga en todo elcontinente americano y he dirigido otros grupos de estudio menores en Europa Occidental. Pasé varios años enseñando Hatha yoga, Raja yoga y la filosofía Vedanta a centenares de alumnos, como director del centro Yoga-Vedanta Sivananda de Nueva York y en el resto de los Estados Unidos y en Canadá.
En 1962 me invitaron a trasladarme a América del Sur para fundar los centros Yoga-Vedanta Sivananda de Buenos Aires, en Argentina, y de Montevideo, en Uruguay; más tarde, en 1965, fundé el de Santiago de Chile. En los años que he dedicado a la enseñanza he tenido el privilegio de observar el modo en que el yoga ha ayudado a mis alumnos a mantenerse sanos físicamente y a resolver los problemas relacionados con el estrés. Esta experiencia pedagógica adquirida a lo largo de treinta y seis años me ha permitido idear un programa sencillo y eficaz para aliviar y evitar el estrés.
El yoga es una cuestión de alcanzar una mente equilibrada sin dejarse arrastrar por un exceso de ambición ni dejarse paralizar por los fracasos. El yoga nos enseña a no sobrevalorar los logros, a sobrellevar los contratiempos, a dar a las cosas su justo valor y a seguir adelante con la vida; y te puede ayudar a encontrar la paz que otorga el hecho de haber dado lo mejor de ti.
Espero que este libro resulte útil a los que están dispuestos a aplicar en sus vidas los valores espirituales de los que yo hablo, así como a incorporar a sus vidas la sencilla práctica de las posturas, de los ejercicios de respiración y de las técnicas de meditación. La clave del éxito es mantener una amplitud de miras, practicar con regularidad y con compromiso y aprender de la experiencia de la vida.

ÍNDICE

Cómo utilizar este libro 6
Introducción 8
Primera parte
LAS RAÍCES DEL ESTRÉS

  • Capítulo primero La psicología del estrés 12 Capítulo segundo La fisiología del estrés 24

Segunda parte
EL PROGRAMA DE TRES MESES

  • Capítulo tercero Primera y segunda semanas 38
  • Capítulo cuarto Tercera y cuarta semanas 58
  • Capítulo quinto Quinta y sexta semanas 70
  • Capítulo sexto Séptima y octava semanas 88
  • Capítulo séptimo Novena y décima semanas 106
  • Capítulo octavo Undécima y duodécima semanas 112

Tercera Parte

SUPERAR LOS TRASTORNOS RELACIONADOS CON EL ESTRÉS

  • El empleo del yoga para recobrar la salud 120
  • Glosario 136
  • Bibliografía 138
  • Índice por materias 139
  • Agradecimientos 143

 

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