Mudras El Poder Del Yoga En Tus Manos | Gertrud Hirschi  | ed. Urano

Mudras

Referencia: 9788479539931
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El poder del yoga en tus manos

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Los mudras, gestos sagrados de la tradición hindú y otras religiones, constituyen poderosos mensajes dirigidos desde las manos hacia nuestro ser físico, psicológico y espiritual. Son gestos ancestrales que, empleados con sabiduría y serena constancia, ayudan a curar enfermedades, calmar dolores, sosegar el ánimo y aumentar nuestra vitalidad. Practicados junto a la meditación, apoyan y facilitan el camino espiritual de manera sencilla, auténtica y libre de cualquier doctrina.
Con este libro la autora nos introduce en un campo en el que cada uno de nosotros puede convertirse en su propio terapeuta, estableciendo un tratamiento a su medida. Para reforzar los beneficios que podemos obtener de los mudras, y basándose en su experiencia personal, nos enseña cómo acompañarlos con la respiración, afirmaciones positivas, visualizaciones, hierbas medicinales, alimentación adecuada y música.

Gertrud Hirschi,

asesorada por otros expertos en este campo, ha investigado el sentido y los efectos de los mudras. Desde hace años y siguiendo los conocimientos médicos más recientes, enseña yoga y ofrece seminarios en Suiza, Alemania y Grecia. Es autora de “Innere Krõfte endecken und nutzen” (Descubrir y aprovechar las fuerzas interiores) y “Lust auf Yoga” (Ganas de hacer yoga).

 

 

Índice

Querida lectora, querido lector 13

¿Qué son los mudras? 17
Origen de los mudras 21
¿Cómo, dónde y cuándo se practican los mudras? 23
¿Cómo se practican los mudras? 23
¿Dónde y cuándo pueden practicarse los mudras? 26
¿Durante cuánto tiempo se practica un mudra? 28
Respiración, visualizaciones y afirmaciones para reforzar los mudras 31
Respiración 31
Visualizaciones 32
Afirmaciones 33
Los mudras y la música 35
Los mudras y los colores 37
¿Cómo se emplean los mudras en la curación de trastornos físicos? 39
¿Cómo se emplean los mudras para la curación en el ámbito anímico-mental? 41
¿Cómo producen su efecto los mudras? 45
Experiencias propias 61
Los mudras y la meditación 63
Mudras para reponer fuerzas 63
Mudras para superar el pasado 64
Mudras para mejorar las relaciones 64
Mudras para solucionar problemas cotidianos 65
Mudras para la formación del carácter 66
Mudras para planificar el futuro 67
Mudras para relacionarse con lo divino 67
Meditaciones para cada uno de los dedos 69
La energía del pulgar 70
La energía del índice 71
La energía del dedo medio 72
La energía del dedo anular 73
La energía del dedo meñique 74

Mudras para el cuerpo, la mente y el alma 77
1. Ganesha-Mudra - 2. Ushas-Mudra - 3. Pushan-Mudra - 4. Mudra bronquial - 5. Mudra del asma - 6. Pran-Mudra - 7. Linga-Mudra - 8. Apan-Mudra - 9. Shankh-Mudra - 10. Surabhi-Mudra - 11. Vayu-Mudra - 12. Shunya-Mudra - 13. Prithivi-Mudra - 14. Varuna-Mudra - 15. Bhudi-Mudra - 16. Apan Vayu-Mudra - 17. Mudra de la espalda - 18. Kubera-Mudra - 19. Kundalini-Mudra - 20. Ksepana-Mudra - 21. Rudra-Mudra - 22. Garuda-Mudra - 23. Suchi-Mudra - 24. Mushti-Mudra - 25. Matangi-Mudra - 26. Mahasirs-Mudra - 27. Hakini-Mudra - 28. Tse-Mudra - 29. Vajra-Mudra - 30. Bhramara-Mudra - 31. Uttarabodhi-Mudra - 32. Mudra de desintoxicación - 33. Shakti-Mudra - 34. Maha-Sacral-Mudra - 35. Makara-Mudra - 36. Mukula-Mudra - 37. Mudra de las articulaciones - 38. Kalesvara-Mudra - 39. Shivalinga - 40. Mudra dinámico - Jñana-Mudra y Chin-Mudra

Mudras espirituales 161
20. Atmanjali-Mudra - 43. Dhyani-Mudra - 44. Mudra del ser interior - 45. Mudra del loto - 46. AbhayaMudra - 47. Varada-Mudra - 48. Bhumisparsha-Mudra - 49. Dharmachakra-Mudra - 50. Vajrapradama-Mudra - 51. Naga-Mudra - 52. Pushpaputa-Mudra

Los mudras del Hatha-Yoga 185
Ejercicios en la posición sentada de meditación 186
Jñana-Mudra y Chin-Mudra • Bhuchari-Mudra • Shambavi-Mudra • Agochari-Mudra • Akashi-Mudra • Bhujangani-Mudra • Kaki-Mudra • Yoni-Mudra • Shanti-Mudra • Maha-Bandha

Serie de ejercicios con mudras 192

Así puede crear su propio mudra 207
Cuando un mudra no da resultado 209

Anexo A: Alimentación 211
Anexo B: Para todo mal hay una planta medicinal 215
Anexo C: La Doctrina china de los Cinco Elementos 216
Anexo D: Unas palabras sobre los chakras 220

Para terminar 223
Notas 227
Bibliografía 229
Aquí encontrará de inmediato el mudra que puede serle útil para solucionar su problema 233
Fuentes de las ilustraciones 239

Querida lectora, querido lector

Este libro nace con el deseo de ofrecer al lector, a sus seres queridos y a aquellas personas que deben guardar cama, una ayuda práctica que contribuya a su curación o que haga más llevaderas sus molestias, sean pequeñas o grandes. Se trata de mi cuarto libro, y el cuatro es el número de la serenidad, de la estabilidad y el orden. De ahí que mi primera intención fuera aportar a este ruidoso mundo nuestro una obra que hablara de la serenidad y la meditación. En mi tercer libro, Lust au f Yoga [Ganas de hacer Yoga] hice referencia a algunos mudras, es decir, a determinadas posiciones de los dedos o de la mano que ayudan a meditar en profundidad; después de eso, la editorial me pidió que escribiera un libro donde sólo hablara de los mudras. Su propuesta coincidió con mis propósitos, ya que un mudra encarna en sí mismo la serenidad, el sosiego, la paz.
Me atrevo a afirmar que la mayoría de las enfermedades, tanto físicas como anímico-mentales, tienen su origen en la falta de paz interior y exterior o en un exceso de estrés o de preocupaciones. Por experiencia propia, conozco muy bien tanto la desazón exterior como la interior y sirviéndome de los mudras he desarrollado algunas estrategias para contrarrestarla, de manera que hoy puedo considerarme una persona sana y feliz, tanto en sentido físico como anímico-mental. El empleo de los mudras me pro-duce especial placer, porque el esfuerzo que requieren es mínimo. Los mudras pueden practicarse siempre y en todas partes.
A pesar del desasosiego que tan a menudo reina en nuestras vi-das, nos vemos forzados, de vez en cuando, a periodos de inactividad. La mayoría de las veces, estos periodos de inactividad son tiempos de espera. ¿Qué hacemos con ellos? ¿Cuál es nuestra ac-
titud cuando nos vemos atrapados con el coche en un atasco, cuando hacemos cola ante una ventanilla, cuando perdemos el tren por una fracción de segundo, cuando nos quedamos bloqueados delante del ordenador, cuando estamos postrados en cama por una molesta gripe o por una fractura, cuando tenemos que esperar a otros miembros de la familia con la comida en la mesa? Estos momentos pueden convertirse en fuente de enojo, de descontento o de frustración (antes, yo odiaba esos tiempos de espera), o bien, en momentos de regeneración y recogimiento interior.
En la actualidad, los ratos de espera que se me presentan cada día, por factores internos o externos, tienen para mí un gran valor. Son altos en el camino que puedo utilizar para adquirir una nueva visión de las cosas, darles una diferente perspectiva o establecer nuevos principios. En el Yoga, los procesos interiores y sus efectos se comparan con mucho acierto al mar. En nuestra vida cotidiana, los pensamientos y las emociones siempre están en movimiento y estos movimientos pueden compararse a las olas. El aire (espíritu) mueve las aguas (ánimo). Cuando sopla el viento, se forman las olas. En las aguas turbulentas, todo se ve confuso, el propio rostro y el entorno están deformados, y el sol (símbolo de lo divino) oculto por las nubes (pensamientos carga-dos de preocupación y desasosiego). Si el mar está en calma, se puede ver el fondo y todo cuanto en él se refleja es claro y diáfano, y el sol es reconocible de nuevo.
Pero en cuanto a alcanzar la paz interior y sacar el mejor provecho de estos momentos, debo decir que las mejores experiencias me las ha proporcionado la práctica de los mudras combinada con ejercicios respiratorios, visualizaciones y afirmaciones. De ahí que, la mayor parte de este libro esté dedicada a estas combinaciones.
Desde hace tiempo, también presto especial atención a la alimentación (que me permite mantener a raya el asma y las alergias) y a las plantas medicinales, y ahora que sé hasta qué punto nuestra salud depende de ellas, he incluido en este trabajo referencias a estos dos campos, como complemento adicional. Sin embargo, no pretendo mostrarme doctrinal con respecto a la alimentación (no es necesario), sino presentarla como un agradable complemento, porque tampoco a mí va a privarme nadie de disfrutar cada día de una sabrosa chocolatina cuando me tomo un buen café (ver anexo A). En cuanto a las plantas medicinales, en la mayoría de los mudras, hago referencia a una o dos de ellas. Las he elegido con la colaboración de Lisbeth Steudler, experta herbolaria. También es una eminencia en el ámbito de la fitoterapia, y como prueba de que aplica sus conocimientos a la práctica, baste decir que disfruta de una salud envidiable, posee una gran vitalidad y aparenta 15 menos. He prescindido a propósito de las recetas para infusiones, ya que habrá quien prefiera otros preparados de plantas medicinales: tinturas, grageas, gotas, esencias aromáticas o combinaciones homeopáticas. Encontrará más información sobre este tema en el anexo B.
Igualmente me produce especial alegría escribir este libro por-que es ideal para las personas enfermas que deben guardar cama, o para las que ya no tienen suficientes fuerzas para practicar los ejercicios físicos del Yoga. Hace unos años y debido al asma, es-tuve sumida durante algunos meses en un estado de debilidad tal, que sólo pensar en levantar una taza hacía que me echara a llorar. Sé lo que significa estar débil, tanto física como anímica y mentalmente. Me habría ahorrado muchos padecimientos físicos y sufrimientos anímicos si por aquel entonces hubiera tenido un libro como este. Influida por estas experiencias, pongo especial empeño en no referirme sólo al ámbito físico, sino también al anímico y mental.
Si de entrada, desea saber algo acerca de los antecedentes y el modo en que actúan los mudras, siga leyendo. Pero quizá sólo le interese cómo, dónde, cuándo y cuánto. En ese caso, empiece por la página 23. Puede leerse el libro entero o sólo el capítulo «Mudras para el cuerpo, la mente y el alma» y elegir su propio mudra. Cada uno de los mudras se describe con todo detalle, de manera que no necesitará otros conocimientos. Si busca un determinado mudra, con un objetivo concreto, por ejemplo, contra el dolor de cabeza, acuda al índice de conceptos y allí encontrará el mudra correspondiente.
Hay algo que debe tener muy en cuenta: aunque aquí se hable mucho de curación, este libro no pretende sustituir en ningún momento el diagnóstico médico. Haga como yo: hable con el doctor de su enfermedad, exíjale un diagnóstico claro y sólo después experimente con los remedios naturales. Si estos no produ-
cen el efecto deseado, entonces habrá que recurrir a los remedios más fuertes que el médico puede recetarle. En la actualidad, la mayoría de los profesionales de la medicina están dispuestos a dialogar con sus pacientes. Hace dos años, cuando me curé de una pulmonía con cataplasmas de patata y vahos de tomillo, al final hasta mi médico se interesó por conocer mis métodos. «La felicito por el éxito de su curación. Pero ¿cuánta gente está dispuesta hoy en día a aguantar el sufrimiento y a tener la paciencia necesaria?» añadió.
Quisiera que disfrutara con la lectura de este libro y probara usted mismo los mudras y los sencillos remedios que los refuerzan, obtenidos en la farmacia de Dios. Le deseo valor y paciencia. Estoy segura de que se entusiasmará con los resultados.
Lo que sabemos es una gota, lo que no sabemos, un océano.
ISAAC NEWTON

¿Qué son los mudras?

Mudra es un concepto con muchos significados. Con la palabra «Mudra» se hace referencia a un gesto, a una posición mística de las manos, a un sello o a un símbolo. Pero también hay posiciones de los ojos, del cuerpo y técnicas de respiración que reciben el nombre de mudras. Estas posiciones simbólicas de los dedos, de los ojos o del cuerpo permiten representar de forma plástica determinados estados o procesos de la conciencia. Y a su vez, cada una de esas posiciones concretas puede llevar a los estados de la conciencia que simboliza. Pero ¿qué significa todo esto? Si alguien, por ejemplo, repite con frecuencia y convencimiento los gestos propios de la intrepidez, presentes a menudo en la representación de las divinidades indias, con el tiempo se verá libre de su miedo. Por lo tanto, los mudras estimulan determinados ámbitos de nuestro cerebro o de nuestra alma y ejercen sobre ellos la influencia que les corresponde. Pero también actúan a nivel físico. El modo en que esto sucede puede leerlo en el capítulo «¿Cómo producen su efecto los mudras?». De manera que podemos interpelar e influir de manera efectiva en nuestro cuerpo y en nuestra mente doblando, cruzando, extendiendo o rozando unos dedos con otros dedos. ¿No es maravilloso?
En el Hatha-Yogas se conocen 25 mudras, entre los cuales se cuentan también posiciones (Asanas) y claves (Bandhas) de los ojos y del cuerpo. En este libro sólo hablaré brevemente de ellas y me centraré sobre todo en los mudras de la mano. Es en el Kundalini-Yoga2 donde se practican sobre todo los mudras de la mano al mismo tiempo que las posturas del cuerpo para reforzar su efecto. El experto en Kundalini, Lothar-Rüdiger Lütge dice al respecto: «El Kundalini-Yoga afirma, en este contexto, que a
cada zona de la mano se le atribuye una zona refleja de la parte del cuerpo y del cerebro. En este sentido, las manos pueden con-templarse como un espejo de nuestro cuerpo y de nuestra mente ».3
Al meditar sobre el concepto «Mudra», me di perfecta cuenta del simbolismo del sello, en el sentido de que utilizamos a me-nudo, y de forma inconsciente un gesto para sellar algo, por ejemplo, cuando queremos otorgar a una decisión un determinado peso o cuando llegamos a un acuerdo con otra persona o incluso con la Conciencia Cósmica. Asimismo, podemos sellar algo con nuestras fuerzas interiores y establecer un pacto con nosotros mismos. Un sello oculta siempre lo misterioso. No creo que jamás lleguemos a comprender del todo la esencia de un mudra. El misterio, a su vez, está siempre enraizado en lo divino, por lo que, en definitiva, cada mudra establece para nosotros una conexión especial con la Conciencia Cósmica (o como quiera llamarse lo divino). Este simbolismo se pone de manifiesto sobre todo en el mudra de la mano más conocido del Yoga, el Chin-Mudra.
El pulgar es el símbolo de la Conciencia Cósmica (divina) y el dedo índice de la individual (humana). El último y también el primer objetivo del Yoga es la unión del ser humano con la Con-ciencia Cósmica. Con este gesto, el ser humano expresa este de-seo, este anhelo. No deja de ser interesante que en la Doctrina china de los Cinco Elementos (ver anexo C) estos dos dedos correspondan al Elemento Metal, y que el metal sea el mejor conductor de energías. Según esta doctrina, el Elemento Metal también establece la conexión con lo cósmico. A su vez, en este ele-
mento habitan la inspiración y la intuición. El índice representa la inspiración (energía de fuera) y el pulgar la intuición (energía interior). Al componer este gesto, la intuición y la inspiración forman una unidad cerrada, la fuerza del micro y el macrocosmos se unen y se fecundan mutuamente.
Si nos sumergimos en las profundidades de las antiguas doctrinas -o si nos elevamos a las alturas- al final se produce el encuentro.

 

 

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