Bulimia - Anorexia: un enorme quid pro quo psicoafectivo, por Salomon Sellam , Ed. Berangel.

Bulimia - Anorexia: un enorme quid pro quo psicoafectivo,

Referencia: 9782370660220
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  • Por primera vez la inversión psicológica.
  • ¿Por qué la persona bulímica no puede dejar de comer ?
  • ¿Por qué la persona anoréxica no "quiere" comer y por qué siempre se encuentra gorda?
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En este libro Salomon Sellam, doctor en medicina y psicosomatólogo de prestigio, responde estas preguntas fundamentales apoyándose en una lógica muy precisa, construida gracias a algunos descubrimientos clínicos innovadores, simples y llenos de buen sentido.
El doctor Sellam posee igualmente ese particular don que consiste en pre­sentar y explicar lo más claramente posible nociones con reputación de arduas, especialmente en Medicina, en Psicosomática, en Psicología o en Psicoanálisis. Las pone así al alcance de todo el mundo con el fin de difundir sus ideas originales respecto a las enfermedades y a los trastornos del comportamiento. Detalla progresivamente las nociones básicas indispensables para conocer y aprehender mejor este tema tratado tantas veces.
Para él, la anorexia y la bulimia son un enorme quid pro quo psicoafectivo en el que los alimentos terrestres serán considerados como una simple enga­ñifa mientras que representan más bien el símbolo perfecto del alimento afectivo que hace falta. En efecto, la génesis de los comportamientos alimenticios compulsivos se encuentra en el estudio de los primeros instantes de la vida, cuando el lactante comienza su carrera alimenticia.
Este libro, ilustrado con ejemplos clínicos demostrativos, tiene el mérito de desculpabilizar a todos los actores de esta obra considerada generalmente como una tragedia: a la persona bulímica y/o anoréxica, a sus padres y más particu­larmente a su madre. Propone igualmente una nueva visión de la terapéutica en este campo, apoyada por sorprendentes recuperaciones logradas por los pacientes.

"Este libro me permitió poner en evidencia ciertas nociones desconocidas de nuestro funcionamiento psíquico. Espero que pueda ayudar a todas las personas que son manipuladas por su niño interior o más bien por el lactante interior en repulsión o en búsqueda constante de alimentos afectivos."

  • Nº de páginas: 170 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda

 

Indice

Prólogo     5
Introducción     9
La intuición básica: el paseo en canoa por el Gardon     11

Primer capítulo: Los diferentes tipos de alimento     15
Primera parte: Los alimentos terrestres reales y los alimentos afectivos     16
El nacimiento y los primeros contactos entre la madre y el niño a pulsión de hambre satisfecha con el alimento     20
Los principios de constancia, de placer, de desagrado y de realidad     23
El estadio oral, la zona erógena bucal y la succión voluptuosa     25
Los "buenos" alimentos afectivos      27
El distribuidor de afecto y de amor, la función materna     30
Los "malos" alimentos afectivos y sus principales causas     35
El análisis "psicológico" de la leche materna de Señora Feliz     38
La temática general del duelo     40
Los diferentes tipos de duelos bloqueados     42
Los duelos simbólicos     45

Segundo capítulo: el sentimiento de inseguridad de estar desestabilizado, de estar en peligro     51
Resumen     55

Tercer capítulo: El Reflejo Arcaico Neonatal      57
El sistema psíquico de protección     57
El arco reflejo de la bulimia     62
El arco reflejo de la anorexia     65
Las variantes     66
¿Por qué la anoréxica se encuentra siempre demasiado gorda?      67
De la anorexia a la Inversión Psicológica     73

Cuarto capítulo: Los casos clínicos     75

Quinto capítulo: La terapéutica     125

Conclusión     161
Bibliografía     163
Anexos     164
El Diploma de Sufrimiento Infantil      164
Ficha de evaluación del estado emocional de la madre durante el período del Proyecto/Sentido     166
Índice     169

Prólogo

Hasta ahora era muy difícil tratar este tema ya que existe una gran cantidad de teorías respecto a las posibles causas de la bu­limia y de la anorexia, siendo esta última generalmente vivida de una manera muy dramática por las familias concernidas. Ver a la hija obstinarse en no querer comer afecta profundamente la dinámica familiar —su equilibrio— y a menudo involucra a los padres que no siempre entienden por qué.
Al lado de las teorías psiquiátricas, psicológicas conductistas o analíticas, médicas hormonales, entre otras, un laberinto tera­péutico espera a todas las personas afectadas por la enfermedad. Aquí, ya se lo imagina, no evocaremos las terapéuticas clásicas que considero, sin embargo, necesarias en ciertos casos. Me li­mitaré, si me lo permite, a presentarle la bulimia y la anorexia bajo otro punto de vista: el de la Psicosomática Clínica que prac­tico desde hace muchos años.
Todo lo que está escrito, todas las reflexiones, todas las consta­taciones presentadas aquí, solo revelarán una parte de la pro­blemática y sería ilusorio — ¡pretencioso incluso! — querer abar­carla completamente. A mi juicio, cada investigador tiene el rol de compartir sus descubrimientos, los que pueden así servir de base para eventuales mejoras efectuadas por futuros investiga­dores-clínicos.
En lo que a mi respecta, fiel a mi costumbre, no me permitiría intervenir en este debate tantas veces evocado en los medios de comunicación si no hubiese algo nuevo en nuestra forma de ver las cosas.
Debo confesar que mi experiencia primaria como médico de me­dicina general no me permitió comprender este tema. Siempre me acordaré de esa adolescente que vino con sus padres. Es­quelética, seguía pretendiendo que estaba demasiado gorda a pesar de sus cuarenta y cinco kilos y de su metro setenta. Como muchos de mis colegas, los recursos de ese entonces no me permitieron ir muy lejos en su seguimiento terapéutico. Estaba completamente desarmado. La historia terminó por una hospita­lización en reanimación con una sonda gástrica para alimentarla contra su voluntad.
Últimamente me sorprendí muchísimo mirando una emisión de televisión dedicada a este tema. Ver a esas muchachas de una delgadez extrema, tan pálidas, que se inducían el vomito después de haber comido, retuvo toda mi atención y una vez más me hice la siguiente pregunta:
¿Cómo ayudar de otra manera a esas jóvenes, ya que la filial terapéutica clásica no siempre obtiene los resultados esperados'?
Siendo psicosomatólogo en el alma, traté de elucidar este miste­rio con mis propios recursos acumulados desde hace una trein­tena de años sentado en los bancos oficiales de la Facultad de Medicina, en otros menos convencionales o en un sillón detrás del escritorio de la consulta.
Hace poco abordaba esta patología de una manera más psicoló­gica, analítica. Esta hacía aparecer esencialmente dos extremos centrados en la madre. Por una parte, una madre que no desea a su hijo, quien de esta manera se siente indeseado. Por otra parte, una madre que percibe a su hijo como la prolongación de ella misma, una madre asfixiante que no permite que el hijo se identifique correctamente. Los puristas me perdonarán no ir tan lejos como ellos.
Entretanto, el enfrentarse con la realidad cotidiana de la consulta demuestra que la experiencia es una fuente inagotable de cues­tionamiento y de búsqueda. Desde hace tres años aproximada­mente, escribiendo un artículo acerca del sobrepeso y la obesi­dad, una intuición apareció ante mí. A partir de ese momento, esta última vio venir otras, como si una nueva puerta se hubiese abierto dejando pasar a las amigas del fan club de los presenti­mientos. Estas fueron profundizadas, confirmadas en su mayoría, aplicadas desde entonces, y los resultados se revelaron muy pro­metedores. Así, desde ese descubrimiento clínico, una de cada dos anorexias fue superada o mejorada profundamente en solo algunas consultas. Sin ningún tipo de pretensión, creo que se me propuso poner en evidencia una de las posibles claves, ya cono­cida quizás, pero jamás formulada tan simplemente, pudiendo conducir a un mayor bienestar. Ella me empujó a escribir este libro, que nació de un artículo de algunas páginas.

Bulimia y anorexia,
un enorme quid pro quo psicoafectivo.

He aquí los frutos cosechados durante esas consultas, estos se encuentran al origen de muchas reflexiones. Quisiera agradecer a todas esas mujeres, a todas esas muchachas, por haber confia­do en mí durante el desarrollo de su terapia psicosomática. Sin ellas, no hubiese podido presentar este modesto trabajo que en­trego a todas las personas concernidas por el tema: enfermos, familias, amigos de bulímicas o anoréxicas, y terapeutas.
Para terminar esta introducción, quisiera llamar su atención con estas frases que se sitúan al centro de todas las discusiones que conciernen a la mayoría de los casos de bulimia y anorexia.

La bulimia y la anorexia
se construyen alrededor de un enorme quid pro quo:
un reflejo arcaico neonatal
instalado desde el nacimiento,
consolidado durante los primeros meses de vida
y utilizado abundantemente después.
Es muy fácil ponerlo en evidencia
e igual de fácil hacerlo volar en mil pedazos.

Mi comportamiento alimenticio de hoy
no es más que un reflejo de una problemática afectiva de ayer.
Es mi niño interior,

más bien mi lactante interior en sufrimiento


y siempre en espera de un hipotético mayor bienestar
quien me empuja, hoy, a comer demasiado o a no comer más.

En psicosomática, el sentimiento de culpa
la culpabilización no tiene lugar de ser.
Menos aquí, en la película de la bulimia y de la anorexia
no hay ni culpable ni víctima.

Vamos al encuentro de este notable quid pro quo, de este reflejo arcaico neonatal y de nuestro famoso lactante interior. Les pro­pongo un recorrido centrado en una comida Psicosomato-Gas­tronómica. Después de este aperitivo, sirvámonos un canapé.

Berangel
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