El oculto equilibrio de las cosas, por Guillermo Leone. Ed. Alma Lepik

El oculto equilibrio de las cosas

Referencia: 9789871522217
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El libro sintetiza las enseñanzas de Bert Hellinger sobre los Órdenes del Amor, mas 30 años de experiencia del autor como terapeuta. No hay forma de no identificarse en algunas de las situaciones que se plantean, de manera simple, sin tecnicismos, como una historia de alguien que podrías ser vos.

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Diana es fotógrafa y está inmersa en una profunda crisis por la ruptura de una relación amorosa. Dicha situación la fuerza a cuestionarse seria y profundamente su forma de relacionarse, y los fundamentos mismos de su vida. Una casualidad (que no es nada casual) la lleva a encontrarse con un chamán mapuche a quien pide ayuda. El hombre la introducirá en una nueva visión de la existencia toda. Diana conocerá los doce principios del Arte de Dar y Tomar, una sabiduría ancestral que permite comprender el delicado equilibrio del que toda criatura forma parte, y al que todos estamos sometidos. Le enseñará sobre el cuidado y sobre las consecuencias de quebrar dicho equilibrio. Las revelaciones del hombre llevarán a Diana por un camino sin retorno. Su visión de sí misma, de las relaciones y del mundo ya nunca volverán a ser las mismas.

Guillermo Leone

Nació en Banfield, Buenos Aires, el 20 de Agosto de 1961. Es Lic. en Psicología, post graduado en Gestalt en la Asociación Gestáltica de Buenos Aires. Realizó estudios en el Centro Bert Hellinger de Argentina (actual CLCF), donde se familiarizó con los desarrollos de Bert Hellinger que inspiraron el contenido de este libro. También posee formación, entrenamientos y cursos en Pensamiento
Complejo, Psicodrama, Psicología Sistémica, Gestalt transgeneracional, Trauma, Duelo, Diversidad Sexual, Dinámica de Grupos y otros. Actualmente se dedica a la docencia de post grado principalmente en Brasil y en Argentina, y a la investigación y desarrollo de abordajes psicoterapéuticos y psicoeducativos relacionados con los nuevos paradigmas

  • Encuadernación: Tapa Blanda
  • Dimensiones: 14 cm x 20 cm
  • Nº Pág.: 135

ÍNDICE GENERAL

PRÓLOGO    7
INTRODUCCIÓN     11
Quién soy     11
Cómo surge este libro     13
AGRADECIMIENTOS    17
DIANA Y MAURO    19
DON IGNACIO     25


PRIMER PRINCIPIO
EL CUIDADO DE LA VIDA QUE NOS FUE DADA     39
Primera sentencia
Nadie debería dar aquello que necesita para sí     40
Segunda sentencia
Ninguna vida es más importante que otra     40
Tercera sentencia
Dar la vida por alguien es un acto que no se puede pagar    42

SEGUNDO PRINCIPIO
LA CONTINUIDAD DEL CICLO    43
Primera sentencia
Para dar es necesario haber tomado antes    43
Segunda sentencia
Nadie puede dar aquello que no tiene    44
Tercera sentencia
A todo tomar debe seguir un dar    44
Cuarta sentencia
Lo que se acumula se degrada    45

TERCER PRINCIPIO
RESPETAR LA DIGNIDAD    47
Primera sentencia
No des a alguien más de lo que pueda afrontar como deuda    47
Segunda sentencia
La incondicionalidad perturba el equilibrio    49

CUARTO PRINCIPIO
EL RESPETO POR LA LIBERTAD    51
Primera sentencia
No debemos obligar a alguien a aceptar lo que queremos darle o, no podemos dar a la fuerza     51
Segunda Sentencia
No debes exigir al otro una retribución específica por lo
que le has dado, esto no es dar: es invertir     53
Tercera sentencia
No podemos obligar a alguien a que nos dé     54

QUINTO PRINCIPIO
SOBRE EL VALOR DE LAS COSAS     57
Primera sentencia
Desvalorizar lo que hemos recibido no disminuye la deuda     57
Segunda sentencia
Desvalorizar algo nos impide aprovecharlo al máximo     58
Tercera Sentencia
La importancia de valorizar lo que se da     58
Cuarta sentencia
Recibir como regalo lo que podríamos (deberíamos) conquistar, hace que el conquistador que hay en nosotros nunca despierte     59
Quinta sentencia
Dar sin que nos pidan    .60

SEXTO PRINCIPIO
Lo QUE HAGO A OTROS ME LO HAGO A MÍ MISMO    63
Primera sentencia
Quien toma más de lo que necesita deja a otros sin nada    63
Segunda sentencia
Quien toma algo que no ganó por sí mismo está condenado a no disfrutarlo o a perderlo     65
Tercera sentencia
Quien ha privado a otros de algo fundamental un día deberá entregar un bien preciado como compensación     66

SÉPTIMO PRINCIPIO
LA HISTORIA    71
Primera sentencia
Las viejas marcas de la carencia pueden traer voracidad en el tomar e insatisfacción con lo que se obtiene    71

OCTAVO PRINCIPIO
EL CUIDADO DEL TODO    73
Primera sentencia
La destrucción es una forma de apropiación que no reconoce haber tomado     73
Segunda sentencia
Dar al Todo es más poderoso que darnos a
nosotros mismos    75

WE TRIPANTU
EL NUEVO COMIENZO        77

QUINTO PRINCIPIO
SOBRE EL VALOR DE LAS COSAS (Continuación)    83
Sexta sentencia
Si recibimos un regalo, no deberíamos darle un destino que desagrade a quien nos lo entregó ni al regalo    84
Séptima sentencia
Debe respetarse la palabra dada    90
Octava sentencia
No deberíamos tomar aquello que no valorizamos    91
Novena sentencia
Para valuar algo, además del objeto y su historia, debemos ver quién lo da y quién lo recibe    92
Décima sentencia
Dar cosas que no tienen valor no es dar, es descartar, y no hay derecho a exigir compensación alguna por ello    93

WE TRIPANTU
SEGUNDO DÍA    95

NOVENO PRINCIPIO
LA TRANSPARENCIA     107
Primera sentencia
No debemos hacer que otros pidan por nosotros    107
Segunda sentencia
No debemos enmascarar el tomar mostrándolo como un dar    108
Tercera sentencia
Concluido un intercambio, una vez compensado lo que dimos no debemos esperar nada más, a no ser que demos nuevamente    108

DÉCIMO PRINCIPIO
EL EGO    111
Primera sentencia
Dar no nos hace superiores     111
Segunda sentencia
Tomar no nos hace inferiores     112

PRÓLOGO

Es un gran placer para mí escribir el prólogo de este libro. Me gustó la idea del autor, de transmitir las enseñanzas sobre los principios básicos de la vida, denominados Órdenes del Amor por nuestro maestro Bert Hellinger, en forma de un relato sobre la vida cotidiana de una pareja. Estoy segura de que, de una u otra manera, esta historia les parecerá conocida a muchos lectores de todas las edades.
Apenas comencé a leerlo, recordaba algunos hechos de mi propia vida, y también de varios consultantes que habían pasado por experiencias similares. Pensé que especialmente nosotras, las mujeres, tenemos una tendencia a amar dando lo máximo posible, incluso, a veces, un poco más, y exigir o tomar lo menos posible del otro. Debe ser una necesidad maternal, me digo para justificarlo de cierta manera, aun sabiendo que en la vida de pareja esta actitud no es la mejor para mantener ardiendo la llama del amor. Una frase que escucho reiteradamente decir a las mujeres es: "No soy tu madre", una apelación a que la pareja se comporte de otro modo; sin reconocer que es la propia actitud la que genera, y muchas veces, condiciona el comportamiento del otro.
Decirle al otro cómo debe comportarse nunca ha surtido efecto. Para producir un cambio, hace falta entender las leyes sistémicas que rigen en todos los ámbitos de la vida.
En las relaciones, es importante saber que somos empujados por dos necesidades: la de pertenecer y la de crecer. Esto significa que por un lado, necesitamos pertenecer, primero a nuestra familia de origen, y luego a las personas importantes que hemos encontrado en nuestro camino; por otro lado, necesitamos desarrollar nuestro potencial en base a nuestra esencia. No es fácil encontrar el equilibrio entre estas dos necesidades, y muchas veces, la necesidad de pertenecer nos impide satisfacer nuestros propios deseos; y seguir el camino que nos indica nuestra alma para realizarnos, según nuestra esencia, y, como parte del todo.
La novela sobre Diana y Mauro me cautivó y tenía curiosidad por saber cómo seguiría esta historia. No esperaba lo que descubrí en las siguientes páginas. Fue una sorpresa emocionante. Me encontré llevada a la profunda complejidad de las relaciones humanas, y ahora comparadas con las leyes incondicionales de la vida en comunión con la tierra. Y todo esto a través de las enseñanzas de los originarios mapuches, que han habitado y habitan estas regiones. Sentí una gran alegría al encontrar las enseñanzas de mi maestro Bert Hellinger en los conceptos de los pueblos originarios de América del Sur. Sentí la universalidad de la sabiduría ancestral. Entendí que no importa cómo se llamen los sabios que nos transmiten lo esencial de la vida en el mundo, el maestro más grande, en realidad, es la naturaleza.
El autor dice: "El arte de dar y tomar es más antiguo que el hombre. La naturaleza lo practica y de allí lo aprendemos". ¡Por supuesto! Y cuánto más inteligente es la naturaleza en comparación con nosotros, los seres humanos.
Es un libro filosófico que confronta, integra y educa. Abre la conciencia en todos los niveles de la vida: en nuestras relaciones íntimas; en los asuntos sociales, comunitarios y ambientales; en la opinión pública y política. El lenguaje del libro es moderno, adecuado al tiempo que vivimos y, a su vez, lleva la sabiduría de las grandes obras que perduran en el tiempo.
¡Un libro universal!
Tiiu Bolzmann
5 de Julio de 2016

INTRODUCCIÓN

Quién soy
Mi nombre es Guillermo Daniel Leone. Desde pequeño me fasciné por el ser humano, esta criatura maravillosa capaz de potencialidades tan diversas como una magnífica obra de arte o un atentado terrorista; fue por eso que estudié psicología.
Ya graduado, con mis primeros pacientes empecé a notar que el mundo circundante era decisivo en sus conflictos; pero los instrumentos con los que contaba no eran suficientes para comprenderlo y operar sobre éste. El psicoanálisis no me permitía abordar campos complejos. Fue entonces cuando descubrí la Gestalt, que me ayudó a expandir mi mirada en torno a la persona para incluir a los otros, a su cotidianidad, a sus interacciones, y a considerar así la tensión con el mundo dada por el intercambio necesario para la vida. Pasé de la mirada del individuo a la mirada de campo enfocándome ahora en el "campo individuo-ambiente" a través del método fenomenológico. Después de unos años, tuve la oportunidad de participar de una ONG de lucha contra el SI I )A, y de atender pacientes con duelos a repetición. Era la época previa a los tratamientos combinados. Eso me llevó a plantearme cuál es el papel que tiene la muerte, y, más
específicamente, los muertos, en la vida de una persona que sobrevive a muchas pérdidas.
En el año 2000 conocí a Bert Hellinger y en ese momento se agregó una dimensión más a mi trabajo. Tenía la mirada de campo fenomenológica de la Gestalt, y hasta ese momento, cuando un paciente llegaba a mi consulta le preguntaba sobre su vida, es decir, a partir de su nacimiento. ¿Para qué iba a preguntar sobre tiempos anteriores? Sin embargo, viendo trabajar a Hellinger, noté que él abría un espacio de encuentro con los antepasados, inclusive con los muertos. De pronto se aclararon muchas cosas: me di cuenta de cómo las personas que ya no están siguen afectando las vidas y decisiones de los que quedaron, o sea, que de alguna manera siguen estando presentes. Ahora ya no veía al paciente a partir de su nacimiento, sino que veía a la familia, que existía desde mucho antes. Ese nacimiento ya no es el principio, sino que es un hecho que impacta a ese sistema, el cual acogerá al recién nacido de acuerdo con las circunstancias imperantes al momento de su llegada. Su familia ya estaba allí cuando llegó, y tenía sus situaciones inconclusas, sus mitos, sus traumas... Por eso, quien llegaba a esa familia comenzaba su historia con ese nutrido repertorio de impresiones de lo que vivieron los que lo precedieron, y con una agenda de temas inconclusos que cargaría.
Ese momento fue simplemente para mí lo que los científicos llaman "Serendipity": cuando menos lo esperaba, se me presentó el descubrimiento más relevante de mi existencia. Algo que, de allí en más, cambiaría profunda y definitivamente todo.
Hace ya diecisiete años que mi vida fue tocada por este maestro contemporáneo llamado Bert Hellinger, y, cada vez más, su filosofía y su comprensión de las cosas se arraiga en mi visión hasta no poder mirar más el mundo como lo hacía antes.
Cómo surge este libro
Hace unos años que vengo combinando el trabajo de Hellinger con la Gestalt, el Pensamiento Complejo, y otros saberes de la actualidad. Soy profesor de postgrado en Brasil y comparto con mis alumnos este saber. En parte porque me gusta la docencia, pero fundamentalmente porque siento que este conocimiento es necesario para el momento que la humanidad está atravesando: un momento en el que el paradigma hegemónico de las últimas décadas ha sido el individualismo, y la secuela que ha dejado es la fragmentación profunda del tejido social. Esto es visible en la falta de compasión, en las situaciones de abuso y crueldad, en la indiferencia al dolor ajeno, en el egoísmo, en el insignificante valor que hoy tiene la vida para muchos. Frente a esta evidencia, los Órdenes del Amor nos ofrecen una esperanza y una poderosa herramienta de transformación. Hoy, el trabajo de Bert Hellinger se aplica en áreas como la política, la educación, los conflictos familiares y judiciales, y continúa creciendo y ofreciendo caminos hacia la reparación de lo fragmentado.
Es por eso que, en un momento, comencé a sentir que dar los cursos era una participación importante en la reparación colectiva, pero de alcance limitado. Sentía la necesidad de
transmitir esta sabiduría a un número mayor de personas porque todos deberían tener la posibilidad (y el derecho) de que este saber cambie sus vidas como lo hizo conmigo. Fue así que, hace unos cinco años, comencé a escribir un libro intentando sintetizar las enseñanzas. Sin embargo, no me sentía reflejado en lo que escribía. Mientras tanto, mis alumnos insistían para que escribiera, pues querían incluir en sus trabajos lo que les enseño, y no sabían cómo citarme. Además, las clases son breves, y acostumbro a irme deseando decir más cosas.
Había pensado en un libro de psicología donde explicara de forma técnica y rigurosa lo que significa el abordaje de Hellinger, la visión sistémica, y cómo esta visión ha enriquecido mis recursos de terapeuta, pero esto no terminaba de seducirme. No me gusta llenar páginas de estadísticas y demostraciones, ni está en mí la necesidad de demostrar nada. Quería hablar al corazón más que a la cabeza, pues el aprendizaje es mucho más efectivo si incluye la imaginación y las emociones, cuando aprendemos a partir de una historia que podría ser nuestra historia.
En esos tiempos conocí a un mapuche; comenzamos a intercambiar ideas y a construir una amistad, y me sorprendí al ver cuántas coincidencias había entre las enseñanzas de Hellinger y la mirada de su pueblo. Bert Hellinger nos enseñó una filosofía completamente armónica con la visión de los mapuches y de otros pueblos originarios de América. Él mismo reconoce que se sintió profundamente impactado en su convivencia con los Zulús de África, cuando fue misionero allí.
Un día, de repente, se me presentó la idea de narrar
todo a través de una historia, en la que los personajes sintieran y mostraran, no la teoría, sino la experiencia (y las consecuencias) de vivir en sintonía o en conflicto con los Órdenes del Amor. Se me ocurrió incluir un maestro mapuche aprovechando las similitudes que mencioné. Esta idea fue tan emocionante que, después de cinco años en los que todo estaba trabado, me puse a escribir y ya no pude detenerme. Rápidamente los personajes se apoderaron de la historia. Como si los hubiera liberado del cautiverio, no hacían más que revolotearme alrededor dictándome parlamentos; no tenía más remedio que dejar todo y escribir. A veces ni almorzaba, no tenía nada en la heladera porque no quería salir de compras y romper la magia que se había creado, y que llegaba a quitarme el sueño. Eso es lo que ocurre al encontrar tu lugar: no estarás a gusto en ninguna otra parte.
Diana, mi protagonista, argumentaba de la misma forma que yo lo hice en algún momento, y sentía lo mismo que yo he sentido, entonces, mientras yo escribía, llorábamos juntos lo que tantas veces lloré solo. Y Don Ignacio siempre tenía alguna respuesta para darnos, expresando las verdades
con la misma sabiduría que Bert Hellinger podría hacerlo en esas situaciones.
Casualmente, y me resulta grato decirlo, Don Ignacio tiene la ternura y también la severidad de Hellinger, cosa de la que sólo me di cuenta después de haber escrito la historia.
Dicen los mapuches: 'Agradecer es lo que nos hace dignos de recibir". Así que, ahora, agradeceré a quienes hicieron posible este libro.

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