Guiar a los niños con el Ho'oponopono

Guiar a los niños con el Ho'oponopono

Referencia: 9788491111641
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Sensibiliza a tu hijo abriéndolo a la vida en el perdón y la reconciliación

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El Ho’oponopono, célebre sabiduría hawaiana basada en la reconciliación y el perdón, ha conquistado a miles de adultos que han encontrado en él la oportunidad de aliviar las vicisitudes de la vida cotidiana y transformar su percepción de los acontecimientos más complicados de asumir. En este libro, la autora presenta la adaptación del método Ho’oponopono a niños y adolescentes, gracias al cual podrán tomar conciencia de que las cosas no son inmutables si ellos no quieren; aprenderán también a quererse, a transmitir el valor de la palabra «gracias», a vivir serenamente con los demás y, sobre todo, a no sentirse solos frente a las emociones más complejas.
Padres, educadores y monitores proponen unos ejercicios que ayudan a enseñar la sabiduría que transmite el Ho’oponopono y a dar sentido a las palabras «lo siento, perdón, gracias, te quiero».

Catherine Gremaux-Daviet

Formada en kinesiología, edukinestesia (Brain Gym) y elixires florales, es una profesional autodidacta con una visión holística en lo que concierne a la formación de niños y adolescentes, pues contempla la pedagogía, la psicología, la educación emocional y no violenta, la medicina no agresiva, para comprender, evaluar y tratar la formación de los más pequeños. Dirige talleres de relajación y de expresión gráfica.

  • Formato: 15,5 x 23,5 cm
  • Páginas: 88
  • Rústica
  • Traducción: Pilar Guerrero
  • Corrección: M.ª Jesús Rodríguez

Índice

Prefacio.                   7

  1. Ho’oponopono... ¿el qué?             13
  2. Esquemas erróneos, memorias           17
  3. Tú eres el creador de tu vida            23
  4. En cuanto a las almas              27
  5. El poder de cambiar               37
  6. Ho’oponopono en la práctica            53
  7. La caja de herramientas             73
  8. El mensaje del agua               79

Conclusión.                  81
Agradecimientos                83
Bibliografía.                 84
¡A todos los niños y adolescentes de la Tierra!      85

Prefacio
A los padres

Cuando descubrí el Ho’oponopono en forma de diaporama llegado a la bandeja de entrada de mi correo electrónico, me dije: «¡Oh, esta herramienta es genial y la historia del Dr. Len es increíble!».
Y el tiempo pasó. Después, el Ho’oponopono reapareció en mi vida en forma de libro que, por así decirlo, saltó a mis manos cuando es­taba cotilleando en una librería. De nuevo, poco tiempo después, re­cibí un regalo: un CD de Ho’oponopono. ¡Era como una señal! Dado que siempre estoy muy atenta a este tipo de sincronías, entendí estas repeticiones como un mensaje para recibir, con el corazón abierto, para descubrir este invitado fortuito. Tras haber integrado los rudi­mentos de este método, me puse a experimentar el Ho’oponopono en la vida cotidiana. Cuanto más avanzaba en la práctica y comprensión del Ho’oponopono, más valoraba la belleza de su contenido.
Pasé del razonamiento a la resonancia interior. Percibí cuán­tas oportunidades se me presentaban para permitirme explorar más y más la profundidad del Ho’oponopono. Digamos que, en ese período, tras el fallecimiento de un ser querido, mi cielo y mi horizontes estaban ensombrecidos por espesas nubes negras de remordimientos, tristeza y miedo ante el futuro.
El Ho’oponopono hizo entrada en mi vida en el momento opor­tuno y clavó una pica en Flandes. A medida que iba practicándolo regularmente, las emociones se iban calmando, se suavizaban, mi mente se serenó, la experiencia del ser en el momento presente adquiría todo su sentido.
Un fuerte viento salvador disipó las nubes negras dejando que el sol brillara de nuevo en mi existencia. Cuando desapareció ese velo gris de mi futuro, mi visión del porvenir cambió, como si la hubieran lavado, como si fuera todo nuevo. Se llevó a cabo una limpieza profunda. El polvo y las telarañas desaparecieron (es­quemas erróneos y falsas creencias) relegándose al olvido. Siem‑
pre hallaba un lugar para albergar esperanza, confianza, proyec­tos nuevos y alegría de vivir.
La paz se encontró cómoda y emergió. Yo me sentía protegida porque había comprendido que, fuera lo que fuese que llegara a mi vida, ahora sería capaz de transformar las situaciones y las emocio­nes distorsionadas, incluso dolorosas, con facilidad, simplicidad y completa armonía. Esta experiencia me condujo a reconocer en mí la existencia de una parte divina; me enseñó a tener confianza en esa «inteligencia superior» y reforzó mi fe en la vida.
En la actualidad, cuando las nubes grises se ciernen sobre mí, no sólo sé que pasarán de largo gracias al Ho’oponopono, sino que siento una inmensa gratitud y abro puertas y ventanas para que mi interior sea claro y luminoso.

Pero ¿qué es exactamente el Ho’oponopono?

Ho’oponopono es un método inspirado en una práctica hawaiana ancestral, puesta al día por una famosa chamana: Morrnah Simeona, en 1976.
Ampliamente difundido por Internet gracias a Joe Vitale, que dio a conocer la fabulosa experiencia del Dr. Len, es un método para li­brarse de las memorias que condicionan nuestras reacciones, nues­tros comportamientos. Estas memorias o recuerdos nos aprisionan en esquemas que generan sufrimiento, conflictos, problemas y ma­lestar. A lo largo de nuestra vida, todos acumulamos cierto número de emociones ligadas a las experiencias vividas. Como nunca nos han enseñado a expresar correctamente las emociones, identificarlas y evacuarlas, van acumulando y forman todo un cuerpo emocional.
Por otra parte, cuando nos enfrentamos a un conflicto, por ejem­plo, uno que desencadena una reacción, se reanima el fenómeno emocional. El Ho’oponopono permite controlar ese mar de emocio­nes descontroladas. El principio consiste en que si una emoción, la ira por ejemplo, aparece, por una parte lo hace para informarnos del sentimiento de rabia y, por otra, para darnos a entender que debe­mos liberar dicha emoción. Evidentemente, todos transmitimos este
esquema a nuestros hijos, inconscientemente. Practicar Ho’opono­pono es tomar conciencia de lo que pasa más allá de las apariencias. Es retomar nuestro poder creador.
Consiste en reconciliarse con uno mismo a través del perdón. Es un medio para acceder a la libertad y la paz. Ello implica la necesi­dad de integrar responsabilidad en tanto que seres creadores, mani­festamos todo lo que aparezca en nuestra realidad.
Es, también, aceptar lo que ES sin juzgar ni bien ni mal; simple­mente se considera una experiencia más que debemos vivenciar para crecer, evolucionar, comprender el sentido de nuestra encarnación y, después, poner en marcha nuestras ideas y actos para cambiar lo que no nos gusta. Nuestra concepción del mundo, nuestro modo de hablar, de pensar, crea nuestra realidad. ¡Ésa es la buena noticia!
Todo esto significa que si no tenemos la posibilidad de cambiar a los demás o ciertos acontecimientos ineluctables de nuestra existen­cia, sí tenemos la capacidad de cambiar nuestro punto de vista sobre las cosas y de modificar nuestro modo de abordar la vida, de pensar, de hablar, de actuar. Ese conjunto de cambios acabará por modificar nuestra vida entera.
Gracias al Ho’oponopono podemos liberar memorias y esquemas equivocados, conceptos erróneos, experiencias negativas que nos im­piden ser nosotros mismos; podemos aprender a controlar nuestro poder creador y, como ya hemos visto, ser capaces de «invitar» a las experiencias negativas, porque nos sentimos plenamente preparados para invertir las cosas... es decir, generar experiencias positivas.
Practicar Ho’oponopono consiste en enunciar cuatro palabras en voz alta, en voz baja o solamente pensarlas pero, sobre todo, hacerlo como si cada palabra descendiera a nivel del chakra del corazón, en el centro del pecho y, desde ahí, partiese hacia afuera.
Al decir las palabras:

Lo siento,
Perdón,
Gracias,
Te quiero...

... invocamos un campo universal de Amor al que nos conectamos para solicitar nuestra parte divina. La energía-amor todo lo cura. Estas palabras deben decirse con el corazón, son una vibración. Después, con toda confianza y con gratitud, llevamos esa memoria o ese esquema que se han manifestado a través de un conflicto, por ejemplo, a nuestra parte divina, que está capacitada para hacerse cargo de él y cumplir con la tarea de liberación.
Te propongo experimentar el Ho’oponopono para que tu propia existencia se vuelva clara y luminosa, así como para compartir la ex­periencia con tus hijos pequeños. Somos muchos los que soñamos con un mundo donde se coja a los niños de la mano y se les acompañe a descubrir QUIÉNES son, con total respeto a lo que son. Un mundo en el que puedan descubrir la inmensidad de sus capacidades con grandes carcajadas de alegría. Un mundo donde puedan desplegar todo su potencial con fluidez. Un mundo en el que aprendan a mirar­se a los ojos con buena fe, viendo al prójimo como alguien compara­ble a ellos mismos. Un mundo en el que disfrutar y expandirse sea la prioridad. Un mundo en que nuestros hijos nos digan: «¡Soy feliz!».

NOTA: La expresión «parte divina» no hace referencia a ninguna religión en particular. Evoca, más bien, el principio creador, la fuente, el origen, una sú­per conciencia. Algo grande, indefinible, a lo que uno puede sentirse ligado como formando parte de un todo, del universo.

A niños y adolescentes

Tienes en tus manos un libro de desarrollo personal. Te cuento: el desarrollo personal consiste en ir al encuentro de uno mismo, es buscar comprender los propios modos de funcionamiento en el seno del entorno en el que se evoluciona. Es encontrar las herramientas adecuadas para resolver dificultades, para curar las heridas. Es com­prender las leyes que rigen el planeta y aprender a armonizar en las relaciones con los demás. Es encontrar tu verdadera naturaleza que es la alegría y el amor, retirando los filtros compuestos por las creen­cias familiares o colectivas inexactas, los programas obsoletos.
Es, pues, despertar la conciencia, reconectar con el aspecto espi­ritual, con la intuición, con la creatividad. Es dar un sentido a la pro­pia vida y desplegar todo su potencial. Este libro habla de energía, de vibraciones, de emociones, de alma... y te propone descubrir una herramienta maravillosa.

1.1 ¿Qué quiere decir esa palabra y de dónde viene?

«Ho’oponopono» es una palabra de origen hawaiano que significa ‘corregir’, ‘rectificar’.

1.2 ¿Para qué sirve?

¿Y qué hay que corregir o rectificar? Tras la palabra se esconde un método, una herramienta que se usa para liberar los viejos esquemas de pensamiento, de reacciones, de memorias que generan sufrimiento, conflictos y problemas.
Esos viejos esquemas y memorias condicionan tu comportamiento y te impiden ser tú mismo. Prac­ticar el Ho’oponopono transforma todas las situa­ciones desarmónicas que te entristecen, te producen malestar, te encolerizan y te encierran en comporta­mientos reactivos y desajustados.

2.1 Definiciones

Un esquema erróneo es un conjunto de programas inconscientes y/o de acontecimientos vividos en el pasado y/o creencias familiares o colectivas y/o cier­tos principios educativos.
Todos esos programas, acontecimientos, creen­cias, educación, forman las memorias.
Una creencia es el hecho de creer en una cosa que se supone es Verdad. Pero no es, forzosamente, la Realidad porque, para empezar, una creencia sólo es un pensamiento; podemos decir claramente que una creencia sólo es un pensamiento. Una idea en la que se cree hasta el punto de entender que es una realidad.
Un programa inconsciente es una creencia ins­crita en el inconsciente y que se transmite de genera­ción en generación.

2.2 Algunos ejemplos para entenderlo mejor

Imaginemos que la abuela de la familia Gafe-Ceni­za ha sido abandonada por su marido. Después de este acontecimiento, se transmite de madre a hija, de generación en generación, la siguiente idea: «¡Ay los hombres! Son todos iguales, no hay ni uno bueno». Todas las hijas y descendientes de esa familia crece­rán con esa idea en la cabeza. Cuando Leila y Char­lotte conocen chicos, ya nos podemos imaginar qué piensan de ellos. Inconscientemente, se comportarán con recelo y se dirán que no merece la pena empezar nada con ellos porque las cosas no funcionarán bien y mejor no perder el tiempo con chicos, que acaba­rán yéndose, como todos... Total, que se les ocurri­rán mil ideas negativas para sabotear sus propias re­laciones antes de comenzarlas. Eso es una creencia familiar con todas las de la ley. Tras el desagradable episodio vivido por la abuela ancestral, la creencia arraigó entre las descendientes femeninas y se reacti­vó en cada una de ellas. Un programa inconsciente se ve instalado en el disco duro de la familia.
Ésta es la historia de Antonin, al que le encanta hacer bricolaje con Jean, el señor que vive a su lado. Le fas­cina su taller, tocar la madera, oler el perfume de los diferentes árboles. Antonin tiene un sueño: hacerse un barco y largarse a surcar los mares.
Pero su sueño se va al garete... Sus padres, que ejercen profesiones digamos intelectuales, no en­tienden que su hijo quiera pasarse la vida en plan «capitán-tan», sin estudiar nada. Hay que tener en cuenta que, en sus familias respectivas, circula la creencia de que: «Para conseguir el éxito en la vida hay que tener estudios de naturaleza cerebral». Los padres de Antonin son portadores de un programa inconsciente que le transmiten a él sin darse cuenta. Antonin ve que su vecino Jean es la mar de feliz con
su taller de carpintero ¡y se gana la vida muy bien! Empieza a tener dudas...

✣ ✣ ✣

Amaury fue mordido por un perro cuando tenía cinco años. Hoy, que tiene doce, tiene un pánico insuperable a los perros, por culpa de su mala ex­periencia pasada que le provocó un trauma, ins­crito ya en lo más profundo de sus células. Tiene la siguiente creencia: «Todos los perros muerden... y eso duele».

✣ ✣ ✣

Hugo, en su bici, quiso impresionar a Enora. No vio la gravilla en mitad de la calle... Enora se partió de la risa. Él se levantó del suelo humillado y ridículo. Una idea germinó en su cabeza: «De todas formas, soy tan inútil que es imposible que le guste a una chica». ¡Una falsa creencia acaba de echar raíces!

✣ ✣ ✣

«¡Isla, ponte el abrigo! ¿No ves que es invierno? ¡Te vas a poner enferma!». Isla está perpleja, ya lleva un jersey grueso con camiseta debajo y no tiene frío. Una creencia colectiva está intentando colonizarla: «En invierno hace frío (hasta aquí vale), y nos pone­mos sistemáticamente enfermos...».

✣ ✣ ✣

Théo tiene sed, coge un vaso de agua y pam, el vaso se cae y se rompe. Su amigo Lucas le dice: «¡Toma, siete años de mala suerte!». Otra creencia colectiva intenta abrirse paso.
Hay creencias colectivas que son supersticiones: «Los gatos negros traen mala suerte». (Yo he criado
a Pompón y a Wilson y puedo asegurar que los gatos negros no traen mala suerte).
Estos ejemplos muestran hasta qué punto una creencia, un programa, un acontecimiento lejano, pueden tener impacto y pueden condicionar el com­portamiento de las personas, sus reacciones y su percepción de la vida. Son filtros que deforman la realidad, a través de los cuales percibes una realidad distorsionada.

Obelisco
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