Los Cinco Niveles Del Apego

Referencia: 9788479538477
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SABIDURÍA TOLTECA PARA EL MUNDO MODERNO
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SABIDURÍA TOLTECA APRA EL MUNDO MODERNO

A lo mejor piensas que el mundo, tal como lo percibes, es real. Tal vez estés convencido de que tus emociones son auténticas, de que tus opciones son limitadas o de que el sufrimiento procede de los demás.
¿TE ATREVES A ABRIR LOS OJOS A UNA NUEVA REALIDAD?
Partiendo de los principios de la sabiduría tolteca, don Miguel Ruiz Jr., hijo del mítico nagual mexicano, te invita a acompañarlo en un viaje iniciático por los cinco niveles de apego, un recorrido espiritual con destino a tu auténtico yo, el ser que alberga la vida en todo su potencial.

«Mira a tu alrededor y verás trescientos sesenta grados de posibilidades. Ese centro que todo lo abarca -ese "aquí y ahora"- es tu potencial. Cada vez que avanzas en una dirección determinada estás haciendo una elección: estás diciendo "sí" a algo y "no" a todo lo demás. Pero todo está ahí, a tu alcance, tanto si eres consciente como si no de las infinitas posibilidades que se abren ante ti en cada momento.
Cuanto más fuerte es el apego que te une a algo, a un pensamiento, a un convencimiento, a un juicio o una emoción, más se oscurece y se estrecha tu perspectiva, a veces hasta tal punto que acabas convencido de que solo hay una manera posible de actuar. El grado de apego que te vincula a determinada creencia o juicio sobre ti mismo o sobre el mundo reduce tu capacidad de ver más allá de esa única posibilidad. Por eso, a medida que aprendes a cortar el vínculo con determinadas convicciones que ya no te benefician, tus posibilidades crecen y se expanden. Empiezas a comprender que tú eres el poder que da vida al mundo que te rodea. Eres responsable de ti mismo y de tu realidad. Eres responsable de tu propio sueño...»

Don Miguel Ruiz Jr. A los catorce años, don Miguel Ruiz Jr empezó a traducir del español al inglés las oraciones, las conferencias y los talleres de su abuela, Madre Sarita, mientras veía de primera mano la manifestación del poder de la anciana. Cuando tenía veinte, su padre intensificó su aprendizaje de la sabiduría tolteca. Tras una larga iniciación, Miguel se ha convertido a su vez en un nagual que se dedica a transmitir las herramientas de su tradición familiar a los lectores occidentales.

Prólogo

Don Miguel Ruiz Jr., mi primogénito, pertenece a una nueva generación de artistas, toltecas, que están transformando la manera de vivir de nuestra querida humanidad.
Mi hijo estuvo gran parte de su vida rebelándose en silencio contra la forma de vivir de otras personas, creando muchos juicios y opiniones. No sabía que al obrar de este modo se estaba apegando a esos juicios y opiniones, y que sus reacciones emocionales eran cada vez más intensas.
Un día mantuvo una conversación con su abuela que le cambió la vida para siempre. Durante esta conversación, su abuela, que practicaba la curación a través de la fe, le ayudó a comprender lo apegada que ella estaba a los rituales que hacía para curar a sus pacientes. Mi hijo se vio reflejado en esta relación con su abuela y pudo ver con claridad todos sus apegos. Así es como terminó su rebelión.
Aunque tardó un par de años en asimilar por completo esta experiencia en su vida, al final decidió compartirla en
un libro. Los cinco niveles del apego es este libro, y está destinado a transformar la vida de millones de lectores. Se ha escrito de una forma sencilla, congruente y fácil de entender.
Este libro te ayudará a ver cómo tus apegos han crea-do tu realidad, y cómo tu sistema de creencias ha estado tomando todas las decisiones en la historia de tu vida. También te ayudará a ver cómo has creado tu identidad basándote en las opiniones y los juicios de los que te rodean. Don Miguel Ruiz Jr. explica cómo nuestras creencias acaban formando parte de nuestra identidad o de quienes creemos ser. Estas creencias sobre lo que es verdad crean a su vez nuestros apegos y nuestras respuestas emocionales.
También explica cómo los apegos a nuestras creencias distorsionan nuestras percepciones, haciendo que las adaptemos para que encajen con el resto de nuestro sistema de creencias. Tomar consciencia de ello nos ayuda a comprender fácilmente cómo creamos nuestras supersticiones y llegamos a volvernos unos fanáticos de nuestros apegos.
Don Miguel Jr. nos ayuda a ver que, aunque vivamos en el presente, nuestro apego nos hace soñar con un pasa-do que ya no existe, un pasado lleno de arrepentimiento y dramas. Nuestros apegos también nos llevan a un futuro
incierto plagado de miedos sobre cosas que aún no existen, haciendo que nos sintamos inseguros.
Al explicar cómo nuestros apegos se dividen en cinco niveles de intensidad, nos enseña a evaluar nuestro apego a cualquier creencia y nos señala que la mayoría de personas viven en el tercer y el cuarto nivel, el de la identidad y la interiorización.
Como verás, don Miguel Jr. presenta con claridad cómo nos influyen los apegos en las decisiones que tomamos cuando diseñamos la historia de nuestra vida y cómo nos alejan de la realidad. También nos ofrece unas herramientas muy eficaces que nos ayudarán a manejar mejor nuestros apegos de distintos niveles y las reacciones emocionales que nos provocan. Esta mejora se reflejará a su vez en nuestras relaciones con las personas que nos rodean, sobre todo con los seres queridos.
Este libro está destinado a ser un clásico y sin duda alguna querrás leerlo una y otra vez.

DON MIGUEL RUIZ

Introducción

«Todo está hecho de luz. Los seres somos estrellas y las estrellas son seres. Al comprenderlo, nuestros sentidos se abren y ya no sentimos la necesidad de interpretar el mundo. En este momento tenemos al alcance nuestro potencial pleno e ilimitado. No hay nada que se interponga en nuestro camino...»
DON MIGUEL RUIZ, Los CUATRO ACUERDOS
Mi padre, don Miguel Ruiz, maestro y médico jubilado, se pasó muchos años interpretando nuestras tradiciones toltecas para que encajaran en el mundo actual. Los toltecas eran grandes mujeres y hombres de conocimiento que vivieron hace miles de años en un lugar que en la actualidad ocupa la zona sur del centro de México. En la lengua náhuatl, tolteca significa «artista» y según nues-
tras enseñanzas el lienzo para plasmar nuestro arte es la vida misma. Aprendí sobre la manera de vivir tolteca por medio de las tradiciones orales de mi familia, que (según mi tatarabuelo don Exiquio) desciende de los toltecas del linaje de los Guerreros del Águila. Este conocimiento me llegó de mi abuela, Madre Sarita.
Nos llamamos toltecas no sólo por nuestro linaje, sino porque somos artistas. La vida es el lienzo de nuestro arte y la labor de nuestra tradición es enseñar las lecciones de la vida que nos ayudarán a crear nuestra obra maestra.
La tradición tolteca no es una religión, sino más bien una manera de vivir en la que nuestra gran obra maestra es vivir siendo felices y amando. El espíritu está presente en ella y al mismo tiempo rinde homenaje a los numerosos grandes maestros de todas las tradiciones del mundo. El objetivo de esta labor es ser feliz y disfrutar de la vida y las relaciones con las personas que más queremos, empezando por uno mismo.
Inicié mi aprendizaje de la tradición familiar en San Diego, California, a los catorce años. Madre Sarita, mi abuela de setenta y nueve años, fue mi maestra y la líder espiritual de nuestra familia. Ella practicaba la curación
a través de la fe y ayudaba a la gente en su pequeño templo en Barrio Logan, un vecindario de San Diego, con el poder de su fe en Dios y de su amor. Como mi padre era médico, la yuxtaposición de estas dos formas de curar me permitió ver nuestra tradición desde distintos puntos de vista.
Aprecié el poder de las palabras de mi abuela mucho antes de llegar a entenderlas del todo. También vi hechos que los demás sólo podían describir como «mágicos» convertirse en habituales: las curaciones milagrosas de Madre Sarita eran diarias. El mundo exterior seguía cautivándome, me encantaba salir con los amigos o ser como cualquier otro chico de mi edad. Iba y venía entre el mundo tolteca de mi familia y el mundo del instituto y los amigos, intentando constantemente encontrar la forma de combinar mi experiencia y a la vez mantener estos dos mundos separados.
Aunque mi abuela no hablara inglés, daba sermones y conferencias por todo el país. Comencé mi aprendizaje traduciendo las conferencias de mi abuela del castellano al inglés. Durante muchos años estuve atascándome al traducir sus palabras, y cuando me sucedía, mi abuela me miraba echándose a reír.
Un día me preguntó si sabía por qué tenía esta clase de problemas. Se me ocurrieron toda clase de respuestas: hablas demasiado rápido, no me dejas darte alcance, algunas palabras no tienen una traducción directa... Mi abuela se me quedó mirando en silencio unos momentos y luego me preguntó:
—    ¿Eres tú el que usa al conocimiento o es el conocimiento el que te está usando a ti?
Me la quedé mirando sin entenderla.
—    Cuando traduces —prosiguió ella—, intentas expresar mis palabras a través de lo que sabes, de lo que crees que es verdad. Pero no me escuchas, sólo te escuchas a ti. Imagínate haciendo lo mismo a cada momento de la vida. Si vas por la vida traduciéndola mientras la observas, no la vivirás. Pero si aprendes a escucharla, siempre podrás expresar las palabras en cuanto las oigas. Tu conocimiento es una herramienta para guiarte en la vida, pero también lo puedes dejar a un lado. No permitas que el conocimiento traduzca todo cuanto experimentas.
Le respondí asintiendo con la cabeza, pero no comprendí del todo lo que me quería decir hasta al cabo de muchos años. A lo largo de nuestra vida las voces en nuestra cabeza nos están hablando constantemente, o comentando todo cuanto hacemos, decimos, vemos, tocamos, olemos, saboreamos y oímos. Como narradores natos, seguimos desarrollando la trama, pasándonos por alto a veces millones de subtramas con vida propia. Es como tomar un trago de vino y decir: «Es un poco seco, ha envejecido bien, pero se nota el sabor a corcho. He probado mejores». En lugar de gozar del vino y paladearlo, analizamos su sabor, intentando descomponerlo y meterlo en un contexto y en un lenguaje que ya conocemos. Pero al hacerlo nos perdemos la mayor parte de la experiencia.
Es un ejemplo sencillo de cómo narramos la vida, explicándola, y lo que es más importante, justificándola y juzgándola. En lugar de tomar la experiencia tal como es, creamos una historia para que se ciña a nuestras creencias. Durante las charlas de Madre Sarita yo silenciaba mis pensamientos, porque si los comentarios de mi mente se inmiscuían en ellas, me perdía el mensaje de mi abuela. Con este sencillo proceso me mostró que, si sólo vemos el mundo a través de los filtros de nuestras ideas preconcebidas, nos perdemos nuestra vida. A base de práctica, acabé aprendiendo a cerrar los ojos, desconectar del mundo que existía fuera de mi cabeza y traducir cada palabra de mi abuela con exactitud.
Ver más allá de los filtros —de nuestro conocimiento y creencias acumuladas— no siempre se da de manera natural. Nos hemos pasado años adquiriendo apegos de distintos niveles y están muy consolidados. Sea lo que sea a lo que nos apeguemos, empieza a condicionar nuestras experiencias futuras y a limitar nuestra percepción de lo que existe fuera de nuestro vocabulario. A modo de tapaojos, las creencias a las que nos apegamos nos limitan la visión, con lo que también se reduce la dirección que percibimos en la vida. Cuanto mayor sea nuestro nivel de apego, menos visión tendremos.
Las creencias a las que te has apegado son como una melodía que repites en tu cabeza. En cierto modo, estamos imponiendo continuamente nuestra melodía —la que nos hemos acostumbrado a oír— a las melodías de los demás sin ver que la melodía no suele ser nuestra y tal vez ni siquiera es la que queremos interpretar. Si seguimos repitiendo la única melodía que conocemos, nunca nos abriremos para escuchar otras canciones sonando a nuestro alrededor, estaremos dejando que nos controle nuestro apego a una melodía en particular. En su lugar, elige escuchar las otras melodías que suenan. Tal vez puedas contribuir añadiendo una armoníao línea de bajo y observando dónde te lleva la música. Al dejar de apegarte a cómo crees que la melodía debería ser, te abres al potencial para crear una canción única y maravillosa o colaborar en alguna composición para compartirla con la gente.
En este libro te enseñaré los cinco niveles del apego. Son puntos de referencia para evaluar hasta qué grado te apegas a tus puntos de vista y también lo abierto que estás a las opiniones de los demás y a las posibilidades que se te ofrecen. A medida que el nivel del apego aumenta, la identidad de uno, el «quien soy» se va ligando de forma más directa al conocimiento o a lo «que sé».
El conocimiento y la información que percibimos son distorsionados y corrompidos por nuestros narrado-res: las voces de nuestros pensamientos que consideran si es correcta o incorrecta cada acción que realizamos y cada pensamiento que tenemos. Cuando creemos en algo con tanta fuerza que dejamos de percibir nuestro yo verdadero al escuchar las historias y los comentarios de las voces en nuestra cabeza, dejamos que nuestras ideas pre-
concebidas decidan por nosotros. Por eso es importante advertir cuál es nuestro nivel de apego a una creencia en particular. Al saberlo, podemos recuperar el poder para tomar nuestras propias decisiones.
Abrigo la esperanza de que en este libro descubras hasta qué punto te apegas a las distintas creencias e ideas de tu vida que crean tu realidad, tu sueño personal, y contribuyen a la realidad colectiva y al sueño del planeta. Sólo este profundo conocimiento interior te dará la libertad para ir en busca de tu pasión y experimentar todo tu potencial.
¡En tus manos está!

Indice

Prólogo de don Miguel Ruiz     13
Introducción     17
1. Una exploración de la percepción
y el potencial    25
2. Entender el sueño personal
y el sueño del planeta     37
3. El conocimiento y los apegos     43
4. Los cinco niveles del apego     55
5. Primer nivel: el yo verdadero     67
6. Segundo nivel: preferencia     75
7. Tercer nivel: identidad     83
8. Cuarto nivel: interiorización     89
9. Quinto nivel: fanatismo     95
10. El mayor demonio     103
11. El paso por los distintos niveles del apego     117
I2. Descubre tus historias y suposiciones     137
I3. El papel de los apegos en los conflictos    155
I4. Honrando nuestras emociones     167
Epílogo     181
Agradecimientos     187
Sobre el autor     189

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