Método alquimia, Mandalas de las flores de Bach, los doce curadores
Referencia: 9788494815904
El encuentro entre Bach y Jung
Bach y Jung fueron dos grandes maestros del siglo XX. Ambos tuvieron el valor y la claridad de dedicar su vida a la evolución espiritual de la humanidad. El primero ofreció sus flores, el segundo estableció unas bases que servirían de guía para tantos estudiosos y buscadores de conciencia. Ambos exploraron sus almas con la ayuda de potentes arquetipos, las esencias florales y los mandalas. El presente libro es fascinante y necesario por varios motivos. Uno muy importante es que no se trata de un simpático ensayo que relaciona forzadamente una disciplina con otra, esto es, las Flores de Bach con las teorías de Jung y los mandalas. Va mucho más allá al aportar doce mandalas florales que devienen en potentes llaves de acceso al alma con el fin de despertar las virtudes que se encuentran dentro de ella como potenciales. Yo sé que este trabajo de Marcela no es una alucinación o una revelación sobrevenida, sino el honesto resultado de una laboriosa dedicación de años. La primera parte del libro da el suficiente alimento teórico a la mente para que quede bien servida. La segunda constituye una verdadera carta de navegación experiencial y práctica hacia nuestra alma. Una travesía en la que la mente es invitada a dejarse llevar por la purísima corriente de los mandalas florales y el sabio poder de lo simb
Marcela Rioseco Murden
es una psicóloga transpersonal chilena y psicodramatista (posgrado en Psicodrama). Como terapeuta floral, es investigadora de la aplicación de las esencias florales a la psicoterapia. Asimismo es formadora de terapeutas florales y especialista en educación emocional. Además es autora de La voz del corazón humano, Ed. Cuatro Vientos, 2013, y coautora de Mandalas Flores de Bach doce curadores, Ed. Cuarto Propio, 2014. Ha presentado este método en congresos en Chile, México y España. Actualmente trabaja como psicoterapeuta, docente y facilitadora de cursos de transformación grupal e individual.
ÍNDICE
Agradecimientos 11
Prólogo 13
Prefacio 17
Método Alquimia, mandalas de las Flores de Bach, los doce Curadores 19
El recorrido 20
Capítulo 1: Edward Bach y las flores 23
Visión transpersonal de Bach 23
El sentido del dolor y la enfermedad 25
Doce Curadores: Las virtudes arquetípicas 27
Capítulo 2: Carl Jung y el mandala 31
El mandala: arquetipo de la psiquis 31
El poder transformador del mandala 34
Capítulo 3: El mandala floral 39
El encuentro de Bach y Jung 39
Signatura floral: símbolos de la naturaleza 42
Flores y mandalas: fuerza arquetípicas 44
Capítulo 4: Método alquimia, mandalas de las Flores de Bach, los doce curadores 49
La alquimia del mandala floral 49
Aplicación y técnicas 54
- Contemplación del símbolo a color 57
- Visualización del símbolo a color 58
- Coloreado del símbolo en blanco y negro 59
- Contacto corporal con el símbolo 61
- Ubicación en espacios físicos 63
Capítulo 5: Descripción y efectos curativos 65
- Mandala Impatiens 67
- Mandala Mimulus 69
- Mandala Clematis 71
- Mandala Agrimony 73
- Mandala Chicory 75
- Mandala Vervain 77
- Mandala Centaury 79
- Mandala Cerato 81
- Mandala Scleranthus 83
- Mandala Water Violet 85
- Mandala Gentian 87
- Mandala Rock Rose 89
Capítulo 6: Mandalas, doce curadores de Bach 91
Capítulo 7: Mandalas, doce curadores de Bach para colorear 117
Epílogo 143
Palabras finales 147
Bibliografía 149
PRÓLOGO
La naturaleza geométrica de la vida
Según mi forma de entender la vida, aquello que se expresa en lo material, aquella planta, aquel animal o esta humana que os habla, nos manifestamos solamente como la punta del iceberg que en realidad somos. Detrás, adentro o arriba, quizá en todas partes, existe una expresión no física de nuestro ser. Un molde que no vemos, pero que es la causa de lo que vemos. Un molde que viene de otro molde más amplio y así sucesivamente hasta el infinito. Algunos lo llamamos Dios, otros lo llaman de forma distinta, pero es la misma causa primera.
No entendemos las causas, apenas a veces los efectos, pero sí sabemos que, si observamos las formas, podemos deducir las funciones; que, si tocamos lo denso, acariciamos lo sutil, y que, más allá de nuestra torpe vista, existe un mundo de formas sin forma, de arquetipos, de ideas primigenias, de energía sin fin, del cual parte la forma finita que parecemos ser.
Así lo he podido constatar en las plantas. Las funciones de cada flor de Bach tienen su raíz en cómo crece la planta, en dónde crece y también en sus números y geometrías. Los vegetales, fieles a su función de servir en la Tierra, encarnan de una manera tan fiel los mandatos divinos
y cósmicos que se les escapa mostrar alguna de las ideas ignotas que los formaron. Así emergen sus números: el número de sus pétalos y sépalos, el de los folíolos de una hoja compuesta, la cantidad de semillas de cada fruto, etc. Al unir los extremos de los pétalos, creamos las geometrías que la planta lleva en sí misma, y aparecen pentágonos (como en Agrimony, Cherry Plum o Crab Apple, entre otras), hexágonos (como Star of Bethlehem), cuadrados (como Clematis o Mustard).
Gracias al trabajo de muchos investigadores, conocemos las funciones de los números y las geometrías, y comprobamos que estas casan con las funciones que el mismo doctor Bach describió antaño. Esto significa que parte de las funciones de una esencia floral pueden conocerse estudiando sus números y geometrías. La naturaleza, tan sabia y conocedora de nuestra ignorancia, puso algunas pistas en sus creaciones, pistas que la analogía nos permite descubrir, pistas que Marcela Rioseco y sus colaboradoras han seguido con ilusión e inteligencia.
Su trabajo es pionero porque buscan la idea detrás de la forma, el mensaje en el símbolo y la capacidad de sanación y reordenación en el mandala. Esta labor ha requerido mucha constancia e investigación, también grandes dosis de intuición para ver lo que no se ve, para estudiar la apariencia formal y descubrir lo que se oculta en ella. Ver, extractar y reintegrar. Sin dejar nunca la planta y su flor, averiguar su arquetipo sanador. También mostrar el desorden en el mandala para que el orden libere los potenciales de sanación del individuo. Para que, al mirar la geometría, el humano recuerde y actualice su capacidad para sanar.
Los seres verdes estaban en la Tierra antes que nosotros, los seres rojos, y cuando aún los humanos eran una proyección de la evolución,
las plantas ya hablaban de perdón, valor y calma, ensayando con sus vidas los dones que tendrían que aportar a los seres en evolución y aún primitivos que los humanos somos.
La autora de este método ha encontrado ese lenguaje detrás de las formas en sus mandalas de las Flores de Bach, un lenguaje que nos permite a los humanos recordar quiénes fuimos y quiénes debemos volver a Ser.
Jordi Cañellas Puiggrós,
17 de enero de 2018, desde la cabaña de El Jardí de les Esséncies
(Sant Martí de Tous, Barcelona)
PREFACIO
En la vida hay caminos que develan profundos misterios. Uno de ellos para mí ha sido la creación y exploración de los mandalas de los doce curadores de Bach. Aquello que surgió como una genuina inspiración creativa me ha llevado por un sendero de transformación de mis propias estructuras mentales y del conocimiento que, como psicóloga transpersonal especialista en terapia floral, tenía hasta ese momento. Llevaba diez años aprendiendo de las flores, sanándome con ellas, usándolas con mis pacientes y formando terapeutas. A partir de esto me surgió la inquietud de crear una metodología de enseñanza diferente, que conectara a las personas con las flores desde la experiencia y el cuerpo. Esa era mi intención cuando hice una singular propuesta a las artistas visuales y terapeutas florales Janitze Faúndez y Romina Casas: ¡hacer los mandalas de las Flores de Bach! Fue una intuición, un llamado, pero jamás imaginé hasta dónde me llevaría.
Creía saber de las flores, saber de la sanación emocional y la transformación espiritual que producen al despertar la conexión con el ser interior. Sí, algo sabía, por lo que había experimentado con mis pacientes y conmigo misma. Pero el proceso de aprendizaje con estos doce símbolos, desde aue me sumereí en su creación v en su aplicación como
método de sanación, me abrió una puerta que hasta hoy sigue revelándome el poder curativo de las flores por la profundidad de sus símbolos y la fuerza del manda la como camino ineludible al alma.
Este libro, que he titulado Método alquimia, mandalas de las Flores de Bach, los doce curadores, surge como resultado de muchos años de trabajo, durante los cuales he investigado, he formado personas y he aplicado este método en terapia individual y grupal. Lo he escrito con el propósito de compartir esta experiencia y este conocimiento, que profundiza y amplía lo expuesto en mi primer libro, Mandalas, Flores de Bach, doce curadores. Me ha tomado tiempo comprender a fondo los efectos que producen estos símbolos en las personas. Principalmente, he afrontado el desafío de ahondar en la visión junguiana sobre el mandala, los símbolos y los arquetipos. Así, este conocimiento ha ido tomando cuerpo y acercando las miradas de Bach y Jung sobre la transformación humana. Pero, sobre todo, este saber ha emergido a partir de mi condición de testigo, en repetidas oportunidades, de los sutiles momentos en que los mandalas actúan y se manifiesta en una dimensión inaprehensible para la mente, una alquimia misteriosa que solo puede sentirse en lo más hondo del alma.
MÉTODO ALQUIMIA, MANDALAS DE LAS
FLORES DE BACH, LOS DOCE CURADORES
EL ENCUENTRO DE BACH Y JUNG
Método alquimia, mandalas de las Flores de Bach, los doce curadores es una herramienta experiencial de autosanación complementaria a la terapia floral. Por medio de diferentes técnicas de aplicación, produce cambios profundos en las personas. Estos mandalas tienen la capacidad de activar las fuerzas curativas de las doce flores descubiertas por Bach a partir de la conexión con lo simbólico, las sensaciones, las emociones y el cuerpo. Se trata de un método que moviliza información del inconsciente, la psiquis y el alma, y genera un proceso alquímico, es decir, de transmutación de la energía interior. Para comprender su potencia curativa, es necesario revisar la visión filosófica de Edward Bach sobre la espiritualidad, las flores y, en particular, sobre los doce curadores. Una vez aprehendida la sabiduría de Bach, el paso siguiente consiste en sumergirse en la concepción de Carl Jung acerca del mandala como símbolo y puerta de acceso al alma. Así comienzan la historia, los fundamentos y el camino para llegar a este método.
El recorrido
El método surgió en el año 2010, cuando iniciarnos la investigación y el diseño de estos doce símbolos. En la primera etapa, creamos la matriz del mandala, la estructura que contiene la información de cada curador, donde luego vertimos los códigos que estos nos develaban y que pudimos extraer de la estructura de cada una de las plantas y sus flores, descubriendo progresivamente la potencia de su geometría y su lenguaje simbólico. Así diseñamos los doce dibujos a lo largo de varios meses de trabajo, y tuvimos las primeras experiencias con la técnica del coloreado en talleres grupales.
La etapa siguiente fue el estudio del color a partir de la botánica y la signatura floral. Utilizamos la técnica de la acuarela como el medio plástico más indicado para plasmar las cualidades energéticas de los colores y los sutiles matices de las flores, sus hojas, tallos, raíces y semillas. Al terminar las pinturas, ya llevábamos casi dos años de trabajo. Fue entonces cuando Eduardo Grecco nos invitó a presentarlas en el XX Congreso Internacional de Terapia Floral en México. Era septiembre de 2012 y los mandalas habían nacido. Los terapeutas que entonces los conocieron nos dijeron que habían experimentado una fuerte conexión con ellos y movilizaciones emocionales profundas al mirarlos. Empezamos a explorar con la técnica de la contemplación en talleres y terapia individual, y constatamos que producían intensas sensaciones corporales y emocionales en algunas personas y estados de calma y relajación en otras.
Mientras nos familiarizábamos con sus efectos e intentábamos comprenderlos, los fuimos dando a conocer en espacios públicos como ferias, congresos y exposiciones, y vimos que producían una atracción muy fuerte incluso en personas sin vinculación con el undo floral, que reconocían su tipo de personalidad o su estado emocional en el mandala elegido y experimentaban una fascinación por tenerlos, al tiempo que se sentían acogidos y aliviados por su presencia. Por ello consideramos que podían servir para sanar emociones si se los ubicaba en espacios físicos según las necesidades de quienes los habitaban.
Estas experiencias de apertura emocional, sanación y retroalimentación nos animaron a realizar un libro. Durante el tercer año de trabajo llevamos a cabo la investigación teórica que nos permitió esbozar sus fundamentos y proponer una orientación para su aplicación. Como resultado de este proceso en el año 2014 publicamos en Chile el libro Mandalas, Flores de Bach, doce curadores.
Desde entonces no se ha detenido mi camino de aprendizaje con ellos. Los utilizo en la consulta, en talleres grupales y en cursos dirigidos sobre todo a terapeutas florales, psicólogos y educadores. Durante 2015 y 2016 los llevé a España. Impartí cursos en SEDIBAC y el Institut Anthemon de Ricardo Orozco en Barcelona, lo que permitió presentarlos en el Congreso de Terapia Floral de SEDIBAC en 2017. En esa oportunidad, cada asistente eligió un mandala al azar mientras hacía la ponencia. Las intensas experiencias emocionales que vivieron y su profundo interés en conocer el método movilizaron la idea de escribir una segunda versión del libro en España, enriquecida con la experiencia de cuatro años de aplicación. Así he podido elaborar un método de sanación y autoconocimiento, sostenido en una integración teórico-experiencial, que facilita a otras personas explorarlos para sí mismas y acompañar responsablemente sus efectos en otros.
He llamado a este libro Método alquimia, mandalas de las Flores de Bach, los doce curadores porque ellos no solo cambiaron mi visión acerca de las flores, sino que me enseñaron el poder alquímico de la naturaleza y sus símbolos para sanar física, emocional y espiritualmente al ser humano.
Ficha técnica
- Autor/es:
- Marcela Rioseco Murden
- Editorial
- El Grano de Mostaza
- Formato
- 17 x 21 cm
- Páginas
- 151
- Encuadernación
- Rústica con solapas (tapa blanda)
- Ilustraciones
- Color