Método alquimia, Mandalas de las flores de Bach, los doce curadores. Por Marcela Rioseco Murden. Editorial: El Grano de Mostaza

Método alquimia, Mandalas de las flores de Bach, los doce curadores

Referencia: 9788494815904
22,00 €
20,90 € 5% de descuento
Impuestos incluidos

El encuentro entre Bach y Jung

Cantidad
- Envío en 24 - 48 horas

Bach y Jung fueron dos grandes maestros del siglo XX. Ambos tuvieron el valor y la claridad de dedicar su vida a la evolución espiritual de la humanidad. El primero ofreció sus flores, el segundo estableció unas bases que servirían de guía para tantos estudiosos y buscadores de conciencia. Ambos exploraron sus almas con la ayuda de potentes arquetipos, las esencias florales y los mandalas. El presente libro es fascinante y necesario por varios motivos. Uno muy importante es que no se trata de un simpático ensayo que relaciona forzadamente una disciplina con otra, esto es, las Flores de Bach con las teorías de Jung y los mandalas. Va mucho más allá al aportar doce mandalas florales que devienen en potentes llaves de acceso al alma con el fin de despertar las virtudes que se encuentran dentro de ella como potenciales. Yo sé que este trabajo de Marcela no es una alucinación o una revelación sobrevenida, sino el honesto resultado de una laboriosa dedicación de años. La primera parte del libro da el suficiente alimento teórico a la mente para que quede bien servida. La segunda constituye una verdadera carta de navegación experiencial y práctica hacia nuestra alma. Una travesía en la que la mente es invitada a dejarse llevar por la purísima corriente de los mandalas florales y el sabio poder de lo simb

Marcela Rioseco Murden

 es una psicóloga transpersonal chilena y psicodramatista (posgrado en Psicodrama). Como terapeuta floral, es investigadora de la aplicación de las esencias florales a la psicoterapia. Asimismo es formadora de terapeutas florales y especialista en educación emo­cional. Además es autora de La voz del corazón humano, Ed. Cuatro Vientos, 2013, y coautora de Mandalas Flores de Bach doce curadores, Ed. Cuarto Propio, 2014. Ha presentado este método en congresos en Chile, México y España. Actualmente trabaja como psicoterapeuta, docente y facilitadora de cursos de transfor­mación grupal e individual.

ÍNDICE

Agradecimientos      11
Prólogo       13
Prefacio      17
Método Alquimia, mandalas de las Flores de Bach, los doce Curadores      19
El recorrido      20

Capítulo 1: Edward Bach y las flores      23

Visión transpersonal de Bach      23
El sentido del dolor y la enfermedad      25
Doce Curadores: Las virtudes arquetípicas      27

Capítulo 2: Carl Jung y el mandala      31

El mandala: arquetipo de la psiquis      31
El poder transformador del mandala      34


Capítulo 3: El mandala floral      39

El encuentro de Bach y Jung      39
Signatura floral: símbolos de la naturaleza      42
Flores y mandalas: fuerza arquetípicas       44


Capítulo 4: Método alquimia, mandalas de las Flores de Bach, los doce curadores      49
La alquimia del mandala floral      49
Aplicación y técnicas      54

  1. Contemplación del símbolo a color       57
  2. Visualización del símbolo a color      58
  3. Coloreado del símbolo en blanco y negro      59
  4. Contacto corporal con el símbolo      61
  5. Ubicación en espacios físicos      63

Capítulo 5: Descripción y efectos curativos      65

  • Mandala Impatiens       67
  • Mandala Mimulus       69
  • Mandala Clematis      71
  • Mandala Agrimony       73
  • Mandala Chicory       75
  • Mandala Vervain       77
  • Mandala Centaury      79
  • Mandala Cerato      81
  • Mandala Scleranthus      83
  • Mandala Water Violet       85
  • Mandala Gentian      87
  • Mandala Rock Rose      89

Capítulo 6: Mandalas, doce curadores de Bach      91
Capítulo 7: Mandalas, doce curadores de Bach para colorear      117
Epílogo      143
Palabras finales      147
Bibliografía      149

PRÓLOGO
La naturaleza geométrica de la vida

Según mi forma de entender la vida, aquello que se expresa en lo ma­terial, aquella planta, aquel animal o esta humana que os habla, nos mani­festamos solamente como la punta del iceberg que en realidad somos. Detrás, adentro o arriba, quizá en todas partes, existe una expresión no física de nuestro ser. Un molde que no vemos, pero que es la causa de lo que vemos. Un molde que viene de otro molde más amplio y así sucesi­vamente hasta el infinito. Algunos lo llamamos Dios, otros lo llaman de forma distinta, pero es la misma causa primera.
No entendemos las causas, apenas a veces los efectos, pero sí sabe­mos que, si observamos las formas, podemos deducir las funciones; que, si tocamos lo denso, acariciamos lo sutil, y que, más allá de nuestra torpe vista, existe un mundo de formas sin forma, de arquetipos, de ideas primi­genias, de energía sin fin, del cual parte la forma finita que parecemos ser.
Así lo he podido constatar en las plantas. Las funciones de cada flor de Bach tienen su raíz en cómo crece la planta, en dónde crece y tam­bién en sus números y geometrías. Los vegetales, fieles a su función de servir en la Tierra, encarnan de una manera tan fiel los mandatos divinos
y cósmicos que se les escapa mostrar alguna de las ideas ignotas que los formaron. Así emergen sus números: el número de sus pétalos y sépa­los, el de los folíolos de una hoja compuesta, la cantidad de semillas de cada fruto, etc. Al unir los extremos de los pétalos, creamos las geome­trías que la planta lleva en sí misma, y aparecen pentágonos (como en Agrimony, Cherry Plum o Crab Apple, entre otras), hexágonos (como Star of Bethlehem), cuadrados (como Clematis o Mustard).
Gracias al trabajo de muchos investigadores, conocemos las funcio­nes de los números y las geometrías, y comprobamos que estas casan con las funciones que el mismo doctor Bach describió antaño. Esto sig­nifica que parte de las funciones de una esencia floral pueden conocerse estudiando sus números y geometrías. La naturaleza, tan sabia y cono­cedora de nuestra ignorancia, puso algunas pistas en sus creaciones, pis­tas que la analogía nos permite descubrir, pistas que Marcela Rioseco y sus colaboradoras han seguido con ilusión e inteligencia.
Su trabajo es pionero porque buscan la idea detrás de la forma, el mensaje en el símbolo y la capacidad de sanación y reordenación en el man­dala. Esta labor ha requerido mucha constancia e investigación, también grandes dosis de intuición para ver lo que no se ve, para estudiar la apa­riencia formal y descubrir lo que se oculta en ella. Ver, extractar y reinte­grar. Sin dejar nunca la planta y su flor, averiguar su arquetipo sanador. También mostrar el desorden en el mandala para que el orden libere los potenciales de sanación del individuo. Para que, al mirar la geometría, el humano recuerde y actualice su capacidad para sanar.
Los seres verdes estaban en la Tierra antes que nosotros, los seres rojos, y cuando aún los humanos eran una proyección de la evolución,
las plantas ya hablaban de perdón, valor y calma, ensayando con sus vidas los dones que tendrían que aportar a los seres en evolución y aún primitivos que los humanos somos.
La autora de este método ha encontrado ese lenguaje detrás de las formas en sus mandalas de las Flores de Bach, un lenguaje que nos permite a los humanos recordar quiénes fuimos y quiénes debemos volver a Ser.

Jordi Cañellas Puiggrós,
17 de enero de 2018, desde la cabaña de El Jardí de les Esséncies
(Sant Martí de Tous, Barcelona)

PREFACIO

En la vida hay caminos que develan profundos misterios. Uno de ellos para mí ha sido la creación y exploración de los mandalas de los doce curadores de Bach. Aquello que surgió como una genuina inspiración creativa me ha llevado por un sendero de transformación de mis propias estructuras mentales y del conocimiento que, como psicóloga transper­sonal especialista en terapia floral, tenía hasta ese momento. Llevaba diez años aprendiendo de las flores, sanándome con ellas, usándolas con mis pacientes y formando terapeutas. A partir de esto me surgió la inquietud de crear una metodología de enseñanza diferente, que co­nectara a las personas con las flores desde la experiencia y el cuerpo. Esa era mi intención cuando hice una singular propuesta a las artistas visuales y terapeutas florales Janitze Faúndez y Romina Casas: ¡hacer los mandalas de las Flores de Bach! Fue una intuición, un llamado, pero jamás imaginé hasta dónde me llevaría.
Creía saber de las flores, saber de la sanación emocional y la trans­formación espiritual que producen al despertar la conexión con el ser interior. Sí, algo sabía, por lo que había experimentado con mis pacien­tes y conmigo misma. Pero el proceso de aprendizaje con estos doce símbolos, desde aue me sumereí en su creación v en su aplicación como
método de sanación, me abrió una puerta que hasta hoy sigue revelán­dome el poder curativo de las flores por la profundidad de sus símbolos y la fuerza del manda la como camino ineludible al alma.
Este libro, que he titulado Método alquimia, mandalas de las Flores de Bach, los doce curadores, surge como resultado de muchos años de traba­jo, durante los cuales he investigado, he formado personas y he aplicado este método en terapia individual y grupal. Lo he escrito con el propósi­to de compartir esta experiencia y este conocimiento, que profundiza y amplía lo expuesto en mi primer libro, Mandalas, Flores de Bach, doce curadores. Me ha tomado tiempo comprender a fondo los efectos que producen estos símbolos en las personas. Principalmente, he afrontado el desafío de ahondar en la visión junguiana sobre el mandala, los sím­bolos y los arquetipos. Así, este conocimiento ha ido tomando cuerpo y acercando las miradas de Bach y Jung sobre la transformación humana. Pero, sobre todo, este saber ha emergido a partir de mi condición de testigo, en repetidas oportunidades, de los sutiles momentos en que los mandalas actúan y se manifiesta en una dimensión inaprehensible para la mente, una alquimia misteriosa que solo puede sentirse en lo más hondo del alma.

MÉTODO ALQUIMIA, MANDALAS DE LAS
FLORES DE BACH, LOS DOCE CURADORES
EL ENCUENTRO DE BACH Y JUNG

Método alquimia, mandalas de las Flores de Bach, los doce curado­res es una herramienta experiencial de autosanación complementa­ria a la terapia floral. Por medio de diferentes técnicas de aplicación, produce cambios profundos en las personas. Estos mandalas tienen la capacidad de activar las fuerzas curativas de las doce flores descu­biertas por Bach a partir de la conexión con lo simbólico, las sensacio­nes, las emociones y el cuerpo. Se trata de un método que moviliza información del inconsciente, la psiquis y el alma, y genera un proce­so alquímico, es decir, de transmutación de la energía interior. Para comprender su potencia curativa, es necesario revisar la visión filosó­fica de Edward Bach sobre la espiritualidad, las flores y, en particular, sobre los doce curadores. Una vez aprehendida la sabiduría de Bach, el paso siguiente consiste en sumergirse en la concepción de Carl Jung acerca del mandala como símbolo y puerta de acceso al alma. Así comienzan la historia, los fundamentos y el camino para llegar a este método.

El recorrido

El método surgió en el año 2010, cuando iniciarnos la investigación y el diseño de estos doce símbolos. En la primera etapa, creamos la matriz del mandala, la estructura que contiene la información de cada curador, don­de luego vertimos los códigos que estos nos develaban y que pudimos ex­traer de la estructura de cada una de las plantas y sus flores, descubriendo progresivamente la potencia de su geometría y su lenguaje simbólico. Así diseñamos los doce dibujos a lo largo de varios meses de trabajo, y tuvimos las primeras experiencias con la técnica del coloreado en talleres grupales.
La etapa siguiente fue el estudio del color a partir de la botánica y la signatura floral. Utilizamos la técnica de la acuarela como el medio plás­tico más indicado para plasmar las cualidades energéticas de los colores y los sutiles matices de las flores, sus hojas, tallos, raíces y semillas. Al terminar las pinturas, ya llevábamos casi dos años de trabajo. Fue enton­ces cuando Eduardo Grecco nos invitó a presentarlas en el XX Congreso Internacional de Terapia Floral en México. Era septiembre de 2012 y los mandalas habían nacido. Los terapeutas que entonces los conocieron nos dijeron que habían experimentado una fuerte conexión con ellos y movilizaciones emocionales profundas al mirarlos. Empezamos a explo­rar con la técnica de la contemplación en talleres y terapia individual, y constatamos que producían intensas sensaciones corporales y emocio­nales en algunas personas y estados de calma y relajación en otras.
Mientras nos familiarizábamos con sus efectos e intentábamos com­prenderlos, los fuimos dando a conocer en espacios públicos como fe­rias, congresos y exposiciones, y vimos que producían una atracción muy fuerte incluso en personas sin vinculación con el  undo floral, que reconocían su tipo de personalidad o su estado emocional en el mandala elegido y experimentaban una fascinación por tenerlos, al tiempo que se sentían acogidos y aliviados por su presencia. Por ello consideramos que podían servir para sanar emociones si se los ubicaba en espacios físicos según las necesidades de quienes los habitaban.
Estas experiencias de apertura emocional, sanación y retroalimenta­ción nos animaron a realizar un libro. Durante el tercer año de trabajo llevamos a cabo la investigación teórica que nos permitió esbozar sus fundamentos y proponer una orientación para su aplicación. Como re­sultado de este proceso en el año 2014 publicamos en Chile el libro Man­dalas, Flores de Bach, doce curadores.
Desde entonces no se ha detenido mi camino de aprendizaje con ellos. Los utilizo en la consulta, en talleres grupales y en cursos dirigidos sobre todo a terapeutas florales, psicólogos y educadores. Durante 2015 y 2016 los llevé a España. Impartí cursos en SEDIBAC y el Institut Anthe­mon de Ricardo Orozco en Barcelona, lo que permitió presentarlos en el Congreso de Terapia Floral de SEDIBAC en 2017. En esa oportunidad, cada asistente eligió un mandala al azar mientras hacía la ponencia. Las intensas experiencias emocionales que vivieron y su profundo interés en conocer el método movilizaron la idea de escribir una segunda versión del libro en España, enriquecida con la experiencia de cuatro años de aplicación. Así he podido elaborar un método de sanación y autocono­cimiento, sostenido en una integración teórico-experiencial, que facilita a otras personas explorarlos para sí mismas y acompañar responsable­mente sus efectos en otros.
He llamado a este libro Método alquimia, mandalas de las Flores de Bach, los doce curadores porque ellos no solo cambiaron mi visión acerca de las flores, sino que me enseñaron el poder alquímico de la naturaleza y sus símbolos para sanar física, emocional y espiritualmente al ser hu­mano.

 

Grano De Mostaza
9788494815904

Ficha técnica

Autor/es:
Marcela Rioseco Murden
Editorial
El Grano de Mostaza
Formato
17 x 21 cm
Páginas
151
Encuadernación
Rústica con solapas (tapa blanda)
Ilustraciones
Color
Nuevo
Related Products ( 16 other products in the same category )

Nuevo registro de cuenta

¿Ya tienes una cuenta?
Inicia sesión o Restablece la contraseña