El cuarto giro, por Ken Wilber. ISBN: 9788499884844

El cuarto giro

Referencia: 9788499884844
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Evolucionando hacia un budismo integral

«El mismo Dalái Lama ha dicho que el budismo debe hallarse en consonancia con la ciencia moderna o resignarse a envejecer y acabar convirtiéndose en un reliquia»
Ken Wilber, El cuarto giro


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¿Cómo será el budismo del futuro? ¿Cómo pueden los budistas ser fieles a las principales enseñanzas de su tradición e incluirlas en un nuevo marco que recoja los desarrollos de la modernidad y la posmodernidad?

Ken Wilber, uno de los más influyentes pensadores contemporáneos, explora en El cuarto giro estas preguntas clave sobre el budismo y, en realidad, sobre todas las grandes religiones del mundo de hoy. Nos muestra cómo las propias enseñanzas del budismo tradicional apuntan a una evolución que conduce hacia una espiritualidad más holística, integral  e interconectada. Al tocar todos los puntos esenciales de la historia del budismo, Wilber describe la fascinante manera como la tradición se ha abierto al continuo despliegue de sus propias enseñanzas, y sugiere posibles caminos hacia un enfoque cada vez más integral.

  • Páginas: 200
  • Tamaño: 13 X 20

Ken Wilber (Oklahoma, 1949) es uno de los más influyentes pensadores de Estados Unidos, y una de las más intrigantes figuras que ha dado la intelectualidad de dicho país en los últimos años. Autor prolífico, es considerado el principal estudioso de la conciencia, la psicología transpersonal y el enfoque integral.
Ha desarrollado una "teoría integral de Todo" que engloba las verdades de todas las grandes tradiciones psicológicas, científicas, filosóficas y espirituales que constituyen la “sabiduría perenne”.
Wilber cuenta con una amplia bibliografía: Breve historia de todas las cosas, La conciencia sin fronteras, Un Dios sociable o Los tres ojos del conocimiento son algunos de sus títulos publicados por Kairós.

  • Traducción: David González Raga

 

¿Cómo será el budismo del futuro?

'El cuarto giro' de Ken Wilber

26-01-2016

Son muchas las voces que afirman que la ciencia contemporánea ha avanzado demasiado como para que las religiones ancestrales sigan apoyándose en algunos dogmas que ya no se adecuan a las nuevas evidencias descubiertas. Por otro lado, la evolución de las diversas sociedades, así como de la apertura de muchos países (con sus aspectos positivos y negativos que ha conllevado) al mundo, han transformado las costumbres y las maneras de hacer y pensar de sus habitantes, razón de más para que se actualicen o avancen algunos discursos religiosos si quieren seguir teniendo sentido y continuar acompañando la vida de sus seguidores.

En este sentido, el budismo no es una excepción, y Ken Wilber plantea en El cuarto giro una revisión de los llamados giros budistas del pasado y nos sitúa ante lo que podría ser el cuarto giro que ya está teniendo lugar.

Ken Wilber, autor de El cuarto giro.Ken Wilber, autor de El cuarto giro.

¿Cómo será el budismo del futuro? ¿Cómo pueden los budistas ser fieles a las principales enseñanzas de su tradición e incluirlas en un nuevo marco que recoja los desarrollos de la modernidad y la posmodernidad?

Al tocar todos los puntos esenciales de la historia del budismo, Wilber describe la fascinante manera como la tradición se ha abierto al continuo despliegue de sus propias enseñanzas, y sugiere posibles caminos hacia un enfoque cada vez más integral. 

El Budismo primitivo

El objetivo último del budismo primitivo era el de seguir el Óctuple Sendero para escapar del samsara (es decir, del reino manifiesto de la vida, enfermedad, envejecimiento, muerte y renacimiento) y alcanzar el nirvana, que literalmente significa "extensión sin forma". el prefijo nir quiere decir "sin" y vana ha significado muchas cosas, desde "deseo" hasta "apego", "identificación", "codicia", "ansiedad" y "forma", de modo que su significado global es el de "apagar" o "extinguir". Algunas escuelas hablan de una forma extrema del nirvana llamada nirodh ("cesación completa"), que puede ser considerada un infinito despojado de forma y en el que desaparece tanto la conciencia como los objetos. Sea como fuere, sin embargo, el objetivo del budismo primitivo era claramente el de salir del samsara y entrar en el nirvana.

La llegada de Nagarjuna

«Prestando atención a la extraña dualidad existente entre samsara y nirvana, Nagarjuna llegó a la conclusión de que no existe diferencia ontológica alguna entre samsara y nirvana y de que la única diferencia es epistemológica. Contemplada a través de conceptos y categorías, la Realidad se nos aparece como samsara, mientras que, despojada de conceptos y categorías, es nirvana. Samsara y nirvana son, pues, para Nagarjuna, no-dos (o "no duales"), dos aspectos diferentes de la misma cosa, una puntualización que provoca una auténtica revolución en la teoría y la práctica budista.

El tercer gran giro

La escuela Yogachara alcanzó su madurez en el siglo IV con los brillantes hermanastros  Asanga y Vasubandhu (un pensador creativo y original y un sistematizador muy dotado, respectivamente). Juntos elaboraron la mayoría de los principios que acabaron poniendo en marcha el tercer gran giro de la rueda del Dharma y dando origen a las escuelas budistas Yogachara (que significa "práctica del Yoga") y Vijnaptimatra ("solo conciencia"). 
Todas las escuelas Yogachara comparten la misma actitud hacia la relación entre Vacuidad y Conciencia Como Vacuidad y forma son no-dos, la Vacuidad está relacionada con algún aspecto cotidiano de la forma del que la persona ordinaria ya es consciente, en este caso, la Conciencia  pura o Conciencia cotidiana incalificable. Todas las escuelas del Yogachara equiparan directamente, desde una perspectiva última, la Vacuidad a la Conciencia no construida, o la consideran, desde una perspectiva relativa, como una guía útil para los practicantes. 

Lo que, según el Yogachara, genera la ilusión y el sufrimiento no son tanto los fenómenos (es decir, los hechos manifiestos o los elementos del samsara) como el hecho de contemplarlos a través de la dualidad sujeto-objeto y verlos como objetos. En tal caso, en lugar de ver que los objetos son uno con el observador, se los ve como algo separado, como si tuvieran una existencia independiente "ahí fuera", fragmentando así una Realidad total en dos dominios aislados, un sujeto versus una serie de objetos. Y esa operación —fruto, a fin de cuentas, de la contracción dualista de manas en uno mismo y del teñido del alaya-vijnana- convierte la Talidad, la Esidad o la Realidad pura en un mundo roto, fragmentado, dualista e ilusorio con el que, al identificarnos, acabamos sumidos en la esclavitud y el sufrimiento. 

En este breve resumen extraído de lo que desarrolla Ken Wilber en los primeros capítulos de El cuarto giro, el autor nos ha situado ante una perspectiva histórica que nos permite apuntar, ahora sí, hacia el futuro y hacia los grandes ejes que deberán articular el budismo de los próximos siglos.

Prefacio

Este librito es una breve introducción, poco más que el esbozo de un libro más extenso y detallado que, sobre el mismo tema, se publicará el año viene. Nos pareció una buena idea, por razones muy diversas —entre las cuales cabe destacar la necesidad de contar, dada su importancia, con una versión sencilla y accesible—, presentar ahora esta versión en la que introducimos sus ideas básicas y esbozamos sus principales argumentos. Creemos que ha llegado el momento de que las grandes religiones actualicen sus dogmas y sus dharmas (es decir, sus enseñanzas). Y es que, pese a haberse visto aderezadas con ideas y prácticas importantes, la mayoría siguen ancladas en la época en que se originaron (hace de ello ya más de mil años), una época en la que el ser humano creía literalmente que la tierra era plana, que la esclavitud era el estado normal de la naturaleza y consideraba a las mujeres y otras minorías como ciudadanos de segunda clase; una época en la que las ciencias modernas y la noción de evolución todavía no se habían descubierto y en la que la principal fuente de conocimiento no era la experimentación científica, sino la revelación mítica y
en la que se ignoraba, en fin, la naturaleza multicultural del conocimiento.
La tesis que sostengo en este libro afirma que, si bien conviene conservar el núcleo fundamental de las grandes tradiciones, habría que adaptarlo a un marco de referencia más amplio y abarcador (un «marco de referencia integral») que lo enriquezca con los descubrimientos realizados, durante estos mil años, sobre la experiencia espiritual, la inteligencia espiritual y el desarrollo espiritual. Esta operación nos proporcionará un marco de referencia espiritual que «incluya al tiempo que trascienda» las enseñanzas fundamentales de las grandes tradiciones, es decir, un marco de referencia que, rescatando lo viejo, lo ponga al día teniendo en cuenta los descubrimientos realizados por los mundos moderno y postmoderno.
Son muchas las tradiciones que han iniciado ya este proceso de aggiornamento integral, entre ellas, el cristianismo (véanse, por ejemplo, Integral Christianity, de Paul Smith, Reverent Irreverence, de Tom Thresher, The Emerging Church, de Bruce Sanguin, la obra de Gary Simmons en la Iglesia unitaria y los trabajos de Chris Dierkes, Rollie Stanish y el padre Thomas Keating, entre otros), el hinduismo (Dustin DiPerna ha realizado un importante trabajo integral en muchas otras grandes tradiciones), el islam (My Islam, de Amir Ahmad Nast), el judaísmo (véase Radical Kabbalah, de Marc Gafni) y el budismo (véase la obra de Jun Po Roshi [heredero del dharma de Eido Roshi]; Doshin, el principal discípulo de Jun Po; Diane Musho Hamilton; Patrick Sweeney, heredero del linaje de Chógyam
Trungpa y Traleg Rinpoche), y obras como The Coming Interspiritual Age (de Kurt Johnson y David Ord), por nombrar solo unos pocos. Es mucho el entusiasmo que ha despertado esta puesta al día, teniendo sobre todo en cuenta dónde puede llevarnos este intento de rescatar las enseñanzas fundamentales de las grandes tradiciones religiosas y enriquecerlas con las contribuciones realizadas por la ciencia moderna. Este enfoque global se logra partiendo del reconocimiento de aspectos fundamentales relativos a la creación de la experiencia y la inteligencia espiritual (claramente presentes en la enseñanza original), actualizándolos y expandiéndolos sin transgredir, por ello, los fundamentos de la enseñanza original.
Como son varios, como ya hemos dicho, los maestros que llevan varios años haciendo esto con el budismo, nos ocuparemos ahora de los fundamentos de esta nueva visión para ilustrar el modo de actualizar integralmente una gran tradición. Como afirmo en el primer capítulo de esta presentación, el budismo —y, en realidad, casi cualquier gran tradición— siempre ha estado abierto al desarrollo y expansión continua de sus enseñanzas, algo que se ve perfectamente ilustrado por su enseñanza fundamental de los «tres (o cuatro) giros de la rueda del Dharma (es decir, de la Verdad)». La idea es que, con el paso del tiempo, el Dharma del Buda ha experimentado —según el mismo budismo— tres (o cuatro) grandes avances evolutivos. El primero de ellos, que sigue conservándose en enseñanzas como el Theravada, lo puso en marcha el Buda Gautama histórico. El segundo giro fue llevado a cabo, en torno al año 200 a.C. por
el genial Nagarjuna, con su revolucionaria noción de shunyata, la Vacuidad radical o la Realidad última «incualificable» (de la que no puede decirse que sea, que no sea, ni ambas cosas, ni ninguna, porque la idea consiste en limpiar la mente de todo concepto hasta llegar a experimentar la Realidad directamente). Esta noción ha acabado convirtiéndose en el fundamento de casi todas las enseñanzas Mahayana y Vajrayana posteriores (es decir, del «gran vehículo» y del «vehículo del diamante», respectivamente). El tercer giro, conocido como escuela Yogachara o escuela Solo-Mente (que, si bien coincidía con Nagarjuna en que la Realidad última es la Vacuidad, incidía en que lo mismo ocurre con la Mente última), fue puesto en marcha por los hermanastros Asanga y Vasubandhu. Esta enseñanza acabó convirtiéndose en el fundamento de las grandes enseñanzas del Tantra y del Vajrayana (conocido, como ya hemos dicho, con el nombre de camino del diamante), que floreció especialmente entre los siglos VIII y XII d.C. en la extraordinaria universidad india de Nalanda y prosiguió en las escuelas del budismo tibetano. Hay que decir que muchos budistas consideran al Tantra y el Vajrayana como un «cuarto giro de la rueda» y que, de hacerlo así (cosa que, para mí, tendría mucho sentido), no deberíamos hablar de un cuarto giro, sino de un quinto giro. Pero lo que importa no es tanto si se trata del cuarto o del quinto giro, sino de señalar la posibilidad de esbozar una espiritualidad auténticamente global e inclusiva. El hecho es que, quienes reconocen los mencionados giros sostienen que cada uno de ellos «trasciende e incluye» a sus predecesores,
es decir que todos añadieron, a las enseñanzas originales del Buda, sus nuevas visiones.
El budismo ya sabe, pues, lo que es actualizar sus enseñanzas principales con nuevos y profundos añadidos. Pero, después de cerca de 1.500 años del tercer giro y de casi un milenio desde el origen las grandes escuelas tántricas que (como acabamos de decir) florecieron entre los siglos VIII y XI, nos parece que ha llegado ya el momento de dar una nueva vuelta a la rueda del Dharma. Son muchos los maestros que llevan tiempo diciendo esto y la nuestra nos parece una versión que ha demostrado sobradamente su utilidad al respecto.
Este breve libro está dividido en tres partes. La primera tiene que ver con la historia del budismo y sus tres giros anteriores. La segunda presenta brevemente el nuevo marco integral que proponemos y describe sus elementos compositivos y sus operaciones fundamentales. Y la tercera concluye con varias reflexiones acerca del posible futuro del budismo, subrayando la diferencia entre un budismo integral y otro que no lo es. Y hay que señalar que, en esa encrucijada, se hallan todas las grandes tradiciones: o adaptan sus sistemas espirituales a los mundos moderno y postmoderno o se exponen a la extinción (y a quedar confinadas a las mentalidades más infantiles). Las sugerencias que hacemos aquí sobre el budismo son aplicables a casi cualquier otra religión, independientemente de su fe (lo que también incluye a ateos, agnósticos, teístas y no teístas). Como creo que este libro contiene muchas ideas interesantes, ofrezco humilde y agradecidamente las siguientes sugerencias
en un intento de devolver a la espiritualidad el lugar que, en mi opinión, le corresponde, el lugar que ha ocupado en la vida humana durante la mayor parte de nuestra existencia en la tierra y que, en los últimos años, ha perdido el respeto que anteriormente merecía. Ojalá este libro ayude al lector (con independencia de su orientación atea, agnóstica, teísta o no teísta) a recuperar su fe en este extraordinario, sorprendente, misterioso y milagroso lugar que llamamos Kosmos.
KEN WILBER
Denver (Colorado) Otoño de 2013

Sumario

Prefacio      7
Primera parte. EL PASADO     13
1. Introducción histórica      15
2. Algunas posibilidades      29
Segunda parte. EL PRESENTE      45
3. Visiones y puntos de observación      47
4. Ejemplo de una espiritualidad más integral . . .      92
Tercera parte. EL FUTURO      173
5. El futuro del budismo     175

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