Transforme su vida con el Buda
Referencia: 9788416965335
La pura alegría del ser
¿Qué es la verdadera felicidad? ¿Cómo superamos las dificultades de la vida? ¿Puede ayudar la meditación en el mundo actual?
Hermosas ilustraciones, especialmente elegidas para que encarnen el significado de las meditaciones, acompañan un texto directo e iluminador, incluyendo palabras de sabiduría y citas inspiradoras.
En este libro iluminador, Fabrice Midal nos conduce a través de un verdadero viaje de descubrimientos, nos revela cómo la historia del Buda refleja nuestras propias vidas y nos ofrece meditaciones para guiarnos a través de las situaciones cotidianas a las que nos enfrentamos a diario.
Si seguimos el camino de libertad recorrido por el Buda, podremos aprender a estar totalmente presentes y comprender el verdadero significado de la benevolencia, la compasión y el amor. Despierte el Buda en su interior y descubra cómo las enseñanzas del Buda pueden guiar su vida en la actualidad.
«La historia del despertar que se explica también es la suya.Todos los seres se enfrentan a las fuerzas del miedo, la confusión, la avidez y el odio. Pero todos los seres nacen también con la capacidad de descubrir su libertad interior. En estos tiempos difíciles, las palabras e imágenes de esta recopilación ofrecen un profundo mensaje de esperanza».
JACK KORNFIELD
Fabrice Midal
es uno de los docentes de meditación seglar más importantes de Francia. Es el fundador de la École Occidentale de Méditation y en la actualidad trabaja para asegurarse de que la meditación se practique en hospitales y escuelas. Es filósofo y autor de unos treinta libros.
Jack Kornfield
se formó como monje budista y es considerado uno de los grandes maestros budistas de Occidente. Enseña meditación por todo el mundo y es autor de numerosas obras.
Contenido
- Prólogo de Jack Kornfield 6
- Introducción 8
- Introducción a la meditación 13
- Primera parte. Iniciación a la meditación a través de la vida del Buda 18
- Segunda parte. El camino del amor benevolente y de la compasión 92
- Tercera parte. Encontrar al buda que está en nosotors 134
- Cuarta parte. Una enseñanza siempre viva 166
Prólogo de Jack Kornfield
Este magnÍfico libro tiene como objetivo transmitir la sabidurÍa, la compasión y el despertar interior a través de palabras poéticas y en la mejor tradición budista. El arte es una de las formas de expresión de la humanidad más excepcionales que existen. Las pinturas murales milenarias y las obras de teatro y poesÍa, asÍ como la escultura, la pintura y la música, nos aproximan a la beatitud, a la belleza y al misterio de la vida.
El arte budista que se muestra en este libro nos abre el camino hacia una transformación profunda que ha inspirado la vida de millones de personas desde hace miles de años. La historia del Buda es de las más conocidas y queridas del mundo. Es la de un ser humano que se enfrentó a las fuerzas del miedo, la confusión y la cólera, y que las superó gracias a la sabidurÍa y la compasión. Es una historia que manifiesta el milagro de la transmisión, mostrando cómo el corazón despierto de un ser humano puede alcanzar a sus semejantes e inspirar en ellos la misma y profunda transformación.
A través de estas páginas, Fabrice Midal sigue las enseñanzas y su poder a través de su evolución y de su enriquecimiento gracias a las civilizaciones asiáticas, desde la India a China, Japón y el TÍbet, asÍ como desde el Sudeste asiático a Afganistán y Corea. Ilustradas con imágenes de bodhisattvas y de seres iluminados, estas páginas testimonian la posibilidad de una libertad permanente y celebrada por las generaciones.
Estas enseñanzas llenas de sabidurÍa son universales:
- Todas las cosas son efímeras, transitorias y versátiles. Pueden ser amadas y cuidadas, pero no hay que apegarse a ellas, ya que no duran para siempre. Al aceptar esta verdad accederemos a la sabiduría y la serenidad.
- Tanto sufrimientos como alegrías forman parte de la vida humana. El sufrimiento aumenta a través de la codicia, el odio y la ignorancia. Se apacigua mediante el amor, la generosidad y la plena consciencia.
- La felicidad nace de la benevolencia. Acordemos, pues, dignidad y respeto a todos los seres vivos y el resultado será la felicidad.
- Es posible practicar con el corazón y la mente. La paz interior, la compasión y el amor pueden despertar en cada uno, pues son nuestro derecho de nacimiento.
La historia del despertar que se explica aquí también es la suya. Todos debemos enfrentarnos al paso del tiempo, a la pérdida de un ser querido y a la muerte. Todos los seres tienen que hacer frente a las fuerzas del miedo, la confusión, la avidez y el odio. Pero todos los seres nacen también con la capacidad de descubrir su libertad interior. El niño viene al mundo con una nobleza y bondad fundamentales. Con la práctica, cultivando un corazón cariñoso y una consciencia profunda y respetuosa, podemos despertar estas nobles cualidades que dormitan en nuestro interior.
En estos tiempos difíciles, las palabras e imágenes de esta recopilación ofrecen un profundo mensaje de esperanza.
Lea este libro despacio, saboreándolo.
Medite sobre su mensaje atemporal.
Permita que sosiegue su mente y le abra el corazón a la sabiduría eterna y a una compasión infinita con respecto a su propia vida y al mundo.
Serenamente suyo,
Jack Kornfield
Spirit Rock Center
Woo da cre, California, 2016
Introducción
La meditación es la gran aventura de mi existencia. La descubrí hace más de veinticinco años a través de la mayor de las casualidades. Un amigo me habló de ella y me dio una dirección. Llamé a una puerta, alguien me abrió y me instruyó.
De repente, todo esto me pareció obvio y, finalmente, me sentí como en casa. Después me enamoré de sus enseñanzas. La meditación me abrió, una y otra vez, a un nuevo mundo. Me permitió ver mejor lo que no veía, tener en cuenta lo que hasta entonces había descuidado y rechazar la injusticia y la impostura. Dicho de otro modo, meditar me permitió vivir con más intensidad y plenitud.
Enseño meditación de una manera laica desde hace casi quince años. Así me parece más fácil llegar al núcleo más puro de la transmisión de la práctica y no confundirla con elementos religiosos, folclóricos o rituales. Esa fue, por otra parte, la gran lección de mi maestro, Chögyam Trungpa, que no dejó de presentar la práctica de la meditación de la manera más esencial y profunda posible... Y, por tanto, más fiel a la tradición.
Actualmente, ese compromiso está amenazado. El primer peligro consiste en hacer de la meditación un instrumento de bienestar o un producto para intentar relajarse, cuando, en realidad, el objetivo de la meditación no es calmar, sino sanar. No sirve para dormir, sino para despertar. Es totalmente diferente. Querer calmarse es creer que todo se arreglará si se huye de los aspectos difíciles de la propia experiencia. Es una ingenuidad, como sabe, por ejemplo, cualquier terapeuta que sea digno de recibir ese nombre.
El segundo peligro consiste en presentar la meditación como un instrumento que permita ser más eficaz, algo por completo erróneo. ¿Es que no sufrimos ya bastante con la dictadura de la eficacia y la rentabilidad? Por el contrario, el fin de la meditación es liberarnos de esa dictadura aplastante. Puedo imaginar, en un futuro próximo, a un empleado que, al quejarse de ser aplastado por una jerarquía brutal y perversa, escuche como respuesta que debería «practicar para gestionar mejor su estrés».
La meditación sería entonces un medio de control de las mentes en una visión renovada del Big Brother ( «Gran Hermano») que evoca George Orwell en su libro 1984.
¿Para eso enseño a meditar? ¿Es ese su sentido profundo? No.
La meditación no tiene como objetivo convertirnos en lombrices para que nos arrastremos ciegamente, sino en seres más humanos, capaces de pensar, de sentir y de amarse mejor. En este sentido, puede constituir una buena oportunidad. La meditación es, en mi opinión, la última fuerza revolucionaria que ataja de raíz el mal de nuestro tiempo. Solo ella corta con la obsesión del rendimiento y la deshumanización de una gestión globalizada que lo sacrifica todo en
el altar de lo económico. ¿Por qué? Porque meditar es situarse en el momento presente con atención y benevolencia, dejar de querer controlarlo todo y abrirse tanto a la vida como a sus posibilidades. Es así de simple.
En este libro no hablaré del Buda como de un dios, del fundador de una religión o de un maestro al que habría que honrar; tan solo analizaré los diversos aspectos de la práctica que encarna y que, a su vez, cada uno puede descubrir meditando. Resulta, pues, fascinante constatar que, cuando se pone el acento en las cualidades femeninas del despertar que encarna, el Buda en ocasiones se ha convertido en una mujer. ¿Qué mejor manera de simbolizar que el Buda es sobre todo el rostro de un estado meditativo?
Aunque he escrito numerosos libros prácticos sobre la meditación y su forma de transformar nuestra vida y he realizado diversas grabaciones de meditaciones guiadas, me gustaría mostrar la felicidad que puede llegar a conseguirse con la práctica. Desde luego, como he escrito en diversas ocasiones, meditar no es nada fácil. Sentarse y entrar en relación con nuestro propio estado puede vivirse como una prueba, tanto si nos sentamos al desnudo como entregados, o incluso de manera atropellada. Pero así es como podemos ser sanados, iluminados y liberados.
Todo comenzó el día en que, al descubrir un buda muy antiguo en el salón de un amigo, sentí una especie de sacudida. Al mirarlo no
solo veía una imagen, sino también el sentido mismo de la meditación. Comprendí que cada representación de Buda constituye una enseñanza. Las representaciones del budismo no describen a un único ser que existió, sino un estado simbólico de la presencia y la benevolencia que la meditación nos permite descubrir. Aunque no sepamos nada del budismo o de la meditación, una representación del Buda puede hacer que nos sintamos conmovidos y que vivamos una sensación de apertura y de paz, de presencia y de bondad. En cierto sentido, ya se está teniendo una primera experiencia de meditación.
Cada gesto, cada postura del budismo que descubrirá a través de las imágenes que aparecen en el libro muestran otro aspecto de la meditación: anclarse a la tierra, no huir de las dificultades, sino domesticarlas, celebrar la propia dignidad de ser humano, convertirse en su mejor amigo, quererse más, abrir el corazón y preocuparse de todo el mundo...
Es preciso saber que en los distintos países donde se implantó, el budismo supo adaptarse. Así, hablamos de un budismo japonés, tailandés, chino o tibetano. Aunque esta tradición cuenta con un objetivo universal que invita a todos —sean cuales sean sus roles sociales o las condiciones de su nacimiento— a entrar en el Camino, este objetivo ha sabido respetar y celebrar el terreno tradicional que se ha encontrado. Asimismo, la representación del Buda y la comprensión de su enseñanza han adoptado acentos bastante diferentes dependiendo de los países.
Descubrir el arte budista es enfrentarse también a un extraordinario mandala de una asombrosa complejidad, como en Borobudur (Indonesia), así como a los thangkas tibetanos, de una belleza conmovedora. Resulta fascinante comprobar cuántas formas tan dispares son fieles a la misma doctrina.
Cada una de las pinturas y esculturas del budismo que descubrirá en este libro le mostrarán un aspecto de usted mismo. E incluso la historia del budismo que explicaré también es la suya. En efecto, ese ser encerrado en un capullo cómodo y asfixiante que decidió conocer la realidad tal cual es ¡somos cada uno de nosotros! También nosotros, como el Buda, podemos salir del cómodo palacio de las distracciones para descubrir nuestra propia humanidad. El Buda del que hablaré es, pues, el Buda en usted, es decir, la apertura, la presencia, la luz y la bondad que residen en su corazón.
Ficha técnica
- Autor/es:
- Fabrice Midal
- Editorial
- Blume
- Traducción
- Manuel Portillo Díaz
- Encuadernación
- Rústica con solapas (tapa blanda)
- Ilustraciones
- Color
- Fotografías
- Color