Remedios herbales de la Antigüedad útiles hoy en día  (Palmira Pozuelo) Ed. Cydonia  ISBN: 9788494508417

Remedios herbales de la Antigüedad útiles hoy en día

Referencia: 9788494508417
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25 plantas medicinales imprescindibles en el botiquín...

antiedad depurativos analgésicos cicatrizantes antidepresivos relajantes...

 

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Este libro vuelve sus ojos hacia la botánica, hacia las plantas curativas que ocultan tantos secretos beneficiosos para la salud. De forma amena, sencilla y eminentemente práctica, las páginas que tiene entre las manos constituyen un tesoro curativo al alcance de cualquiera; una llave que da acceso a un mundo de bienestar físico y emocional. Entre los muchos remedios herbales que contiene esta obra, se encontrará fórmulas fáciles de preparar para:

–Rejuvenecer el cuerpo y la mente
–Tener siempre una piel joven
–Tratar distintos tipos de dolores
–Mejorar las digestiones
–Luchar eficazmente contra el estés y la depresión
–Acabar con los problemas de garganta
–Fortalecer nuestro sistema inmunológico
–Relajarnos en momentos de nerviosismo
–Elaborar bebidas depurativas
–Activar nuestra memoria
–Curar heridas y eccemas
–Disfrutar de una vida longeva y saludable
–Paliar los problemas de insomnio
–Vigorizar nuestra vida

Palmira Pozuelo es una farmacéutica con una sólida formación académica que a lo largo de décadas se ha dedicado a estudiar la farmacia natural o de los orígenes. Es especialista en Fitoterapia, Aromaterapia y Espagiria Vegetal, Nutrición Celular y Dietética. Posee un amplio bagaje y formación en el campo de la Medicina Natural, especialmente en el campo de la Fitoterapia y la Nutrición. Actualmente es profesora en la Universidad María Cristina del Escorial. Se formó en Espagiria con Yabir, fundador de la Escuela Andalusí de Espagiria. Ha creado su línea de productos de cosmética natural y espagírica con la marca Alkemila, e imparte cursos, talleres y conferencias por toda España.

Páginas: 262

 

INDICE

Prólogo      9
Introducción      11
Las plantas medicinales a lo largo de la Historia      16

PARTE 1

Cómo utilizar este libro      39
Material necesario para elaborar los remedios      41
Recetas básicas      53

PARTE 2

1. Abedul, la savia rejuvenecedora de los celtas      61
2. Ajedrea y el satyres griego      67
3. Ajenuz, la semilla bendita del profeta Mahoma     73
4. Ajo en el Vinagre de los Cuatro Ladrones      79
5. Albahaca, el tulsi de la medicina ayurvédica      83
6. Alquemila, la hierba del rocío de los alquimistas      89
7. Áloe, la sabia sábila      95
8. Cardo de la leche de María      103
9. Clavo, la poma de olor      111
10. Encina, pomada virginal o de la condesa      119
11. Granado, el fruto de la fecundidad      129
12. Hipérico, el espantadiablos medieval      141
13. Hisopo, la hierba de la purificación      147
14. Laurel, el árbol de Apolo      153
15. Lavanda y el Agua de la Reina de Hungría      161
16. Melisa, el agua de los monjes carmelitas      167
17. Milenrama en el ungüento amarillo      173
18. Mirra en el aceite de la reina Cleopatra      179
19. Muérdago y la poción mágica de Asterix      183
20. Olíbano, el aroma de la espiritualidad      189
21. Pino en el ungüento regio      199
22. Romero en el vino maravilloso de Fray Anselmo . .      205
23. Salvia, en la fórmula antienvejecimiento de Nostradamus      9 1 1
24. Saúco, el paño de San Lorenzo      221
25. Vid en el Bálsamo samaritano      229

PARTE 3

Botiquín básico de remedios de la Antigüedad      239
Conclusión      243
Bibliografía y fuentes consultadas      245
Anexo I: Índice de términos      249
Anexo II: Glosario de remedios e indicaciones      253
Anexo III: Nombres vulgares y científicos
de las plantas mencionadas      257
Anexo IV: Lugares donde encontrar plantas medicinales y productos para elaborar los remedios      259

PRÓLOGO

«La salud es el resultado de nuestros actos de cada día. No se obtiene en la consulta con el médico ni se compra en el mostrador de la farmacia».
Manuel Lezaeta

Palmira Pozuelo, la autora de este libro, es una buscadora y experimentadora, siendo pionera en diversas líneas de trabajo que hoy están asentadas, pero que hace 30 años eran totalmente nuevas, no sólo por su contenido sino por su forma de hacer. Y además ha ido formando a muchos discípulos a lo largo de estos años que hoy en día trabajan en fitoterapia o materias similares. Partiendo de su formación académica farmacéutica, fue capaz de derivar muy pronto hacia una farmacia natural o de los orígenes, la que nunca debió perder dicha carrera. Farmacéutica a la antigua usanza, se declara en contra de la farmacia comercial, interesada e industrializada, que tantos conocimientos tradicionales sencillos, baratos y prácticos ha pisoteado.
La botánica nos unió hace muchos años: las plantas ¡que maravilla!, uno no acaba de asombrarse y encontrar alicientes nuevos en esta disciplina, que es fuente inagotable de conocimientos. Un mundo, el de las plantas y los árboles, que no nos deja de sorprender, seres vivos increíbles, pero silenciosos y humildes.
Partiendo siempre del mundo vegetal, nuestra protagonista ha ido derivando hacia temas muy relacionados como la cosmética vegetal, nutrición, dietética, la higiene corporal y la salud y el naturismo en general, siempre reciclándose y ampliando la
mente. Se ha convertido en una luchadora por la salud y la vida natural. Abierta tanto al conocimiento científico (el verdadero, el auténtico) como a otros enfoques y otros mecanismos de percepción, tiene una visión completa de las aplicaciones y propiedades de las plantas, sabiendo el terreno que pisa.
La cultura popular ha sido siempre para mí uno de los temas que más me ha interesado, especialmente la conservación de los conocimientos tradicionales sobre las plantas. Pero las palabras "cultura" y "popular" están tan manidas que no se utilizan en su sentido verdadero, sino como reclamo turístico o para decorado de los veraneantes urbanos en el medio rural. Se habla mucho de ello pero no se invierte, ni se investiga en profundidad, con medios. Estoy convencido de que la cultura popular tiene mucho que decir para el presente y el futuro, hemos dejado escapar tantos saberes y recursos... Este trabajo incide en este punto, dentro del campo de la etnofarmacología y la etnomedicina. Se muestra en este libro, en definitiva, la experiencia de más de 35 años de una persona, Palmira.
Dr. Emilio Blanco Castro
Doctor en Biología. Consultor ambiental Especialista en botánica y etnobotánica

INTRODUCCIÓN

La intención de este libro es promover el conocimiento y la utilización de las plantas medicinales y estimular el uso de los remedios herbales, a través de recetas sencillas al alcance de cualquier persona, utilizando plantas medicinales sin toxicidad, fácilmente localizables en herbolarios, farmacias, el campo o incluso en el huerto, terraza o jardín. Pretende ser un libro de amable lectura por lo que he huido en lo posible de tecnicismos.
Este libro es el resultado de años de trabajo y profesión en el ámbito de la farmacia y la enseñanza y la transmisión del conocimiento y el amor a las plantas y a la naturaleza. Con mis alumnos siempre me ha gustado ir más allá del libro o de la foto de la planta, y en su lugar ir al bosque o a la montaña, para observar la planta de verdad, ver el ambiente y el lugar donde crece, tocarla y sentir su aroma. También despertar en ellos el espíritu druida y alquímico, y como hacían nuestros ancestros, aprender a transformar la planta medicinal en un remedio herbal, y para que también en alguna parte de su jardín o terraza planten y cosechen sus propias plantas medicinales, y aprendan a realizar con ellas preparaciones medicinales sencillas pero no por ello menos eficaces, desde una simple infusión a un aceite o un ungüento.
Para ello he ido realizando una selección de plantas medicinales que se han utilizado desde tiempos inmemoriales, siempre de una forma empírica, pero que ahora gracias al conocimiento y estudios científicos actuales, se conoce su composición y se van estudiando clínicamente sus efectos, lo que viene a ratificar, en la mayoría de los casos, lo que ya los antiguos conocían de una forma intuitiva. He seleccionado algunos remedios, especialmente los de más sencilla elaboración, descritos en ediciones anteriores a la actual farmacopea española, otros de los recetarios de importantes herbalistas como Paracelso, Crowlius, Culpeper, Hildegarda Von Bingen o María Treben y otros de uso tradicional. Se han excluido los remedios en los que intervenían productos minerales o partes de animales en su composición, así como plantas o componentes de difícil localización.
Conviene volver a ser conscientes y recordar en este momento en el que nos encontramos de creciente polimedicación, que el ser humano se ha venido tratando desde el origen de su existencia con remedios de la naturaleza —especialmente con plantas medicinales—, hasta el siglo XIX, donde el avance de la química sustituyó las sustancias de origen natural, por otras de origen químico, estas sustancias se comenzaron a sintetizar en laboratorios, en lugar de ir a recogerlas al bosque o cultivarlas, con lo cual se abarataron los costes, así como poder controlar el proceso de producción y la explotación comercial de los fármacos.
En la actualidad estamos muy acostumbrados a utilizar un sinfín de medicamentos de origen sintético para tratar cualquier problema de salud, desde los más leves a otros de mayor gravedad, desde un dolor de cabeza o articular, a afecciones relacionadas con la hipertensión o la diabetes. Muchos de los fármacos químicos sin duda son necesarios y eficaces en numerosas situaciones en las que la gravedad y sobre todo la rapidez de actuación son importantes para salvar vidas, pero quizá nos hayamos acostumbrado a que siempre haya una "píldora mágica" que nos ayude a tratar cualquier molestia por muy leve que sea. De este modo no nos preguntamos ni indagamos en la causa del problema, tapamos simplemente ese síntoma, con el que nuestro organismo con sus sabios mecanismos de comunicación, nos comien za a enviar señales de que algún proceso va mal, precisamente para que le prestemos atención    y rectifiquemos. Muy posiblemente sea necesario cambiar hábitos higiénicos, o alimentarios e nuestra actividad física. Suprimir el síntoma que nos avisa y no prestarle atención, sería como si en un coche se enciende el piloto rojo que nos indica que hay que ir a visitar el taller, y nosotros cortamos el cable que hace que se encienda esa luz roja.
Durante mis estudios de farmacia, hubo unas frases atribuidas al médico griego Hipócrates que me impactaron durante las clases de Historia de la farmacia y que orientaron mi dedicación y trabajo profesional posterior. Se trataba de los principios hipocráticos que hoy en día aún juran los médicos al finalizar sus estudios de medicina y que han sido la base de la medicina occidental durante muchos siglos. Estas frases eran: «Ir a la causa de las causas», «Curar sin agredir» y «La naturaleza es la que cura». Sin embargo veía como a lo largo de toda la formación, se daba mucho espacio al estudio de los fármacos químicos, y mucho menos al estudio de las plantas medicinales. Poco a poco iba conociendo a través del estudio de los efectos adversos de muchos fármacos sintéticos cómo aquello de curar sin agredir, o ir a la causa de las causas, no siempre se cumple, como por ejemplo, cuando tomamos un antiinflamatorio que simplemente está cortando la señal que nuestro organismo nos envía de dolor o inflamación, y que en ningún caso está tratando la señal que lo causó. Además, estaremos dañando a los órganos digestivos, especialmente sus mucosas, qué se verán desprotegidas porque el organismo formará menos mucus protector, y el riñón disminuirá su eficaz filtrado de la sangre. Podríamos en este caso apoyar los propios mecanismos antiinflamatorios del organismo a base de una dieta rica en ácidos grasos omega 3 y 6, presentes en aceite de semillas vegetales y en el pescado, y disminuir de nuestra dieta los agentes proinflamatorios, como por ejemplo las grasas saturadas y los productos de origen animal. También hay plantas medicinales de suave acción antiinflamatoria, sin los efectos adversos de estos fármacos
Los 'hábitos tóxicos y una (lidia incorrecta, son importantes factores que van a estar en la génesis de muchas enfermedades.
Pero esta sociedad de la comodidad va muchas veces en contra de aquellos principios hipocráticos, porque implicaría estar mucho más activos y ser más responsables en el mantenimiento y la conservación de nuestra salud, y esta sería la mejor forma de prevención de la enfermedad. Durante mis años de farmacéutica rural muchas veces daba consejos acerca de hábitos dietéticos saludables, o la toma de infusiones de plantas medicinales para tratar algunas de las molestias por las que me preguntaban, pero la mayoría de las veces obtenía la respuesta, de: «Esto es difícil y complicado» o, «Me va a llevar mucho tiempo», y casi siempre, «Mejor dame alguna pastilla que me lo quite». Pero esa cápsula o pastilla no nos quitará de encima el problema, sino que posiblemente puede generamos algún problema más, y es lo que se ha llamado enfermedades iatrogénicas, dolencias consecuencia del uso de medicamentos, como puede ser en el caso de los antiinflamatorios un problema hepático, gástrico o intestinal. La creciente polimedicación nos lleva a escuchar noticias como la aparecida en el año 2010, en las que nuestro país, España, aparecía en el segundo lugar del mundo, sólo por detrás de Estados Unidos, en el consumo de medicamentos.
Es triste ver cómo en general la medicina de los países desarrollados se orienta mucho más hacia los tratamientos que contemplan casi exclusivamente un abordaje farmacológico y quirúrgico, que hacia una medicina mucho más orientada hacia la prevención, donde la nutrición y la fitoterapia tendrían un papel fundamental.
Las plantas medicinales serían de muy buena aplicación en medicina preventiva como las plantas depurativas o inmunoestimulantes, también podrían ser utilizadas junto con medicamentos de síntesis para reemplazar parcial o totalmente éstos, en los procesos crónicos como alternativa a medicamentos, que usados durante mucho tiempo pueden causar problemas, y muy interesantes en el control de afecciones metabólicas, en las que cada vez hay más estudios que avalan su eficacia para reducir niveles de colesterol, ácido úrico o azúcar en sangre.
Por todo lo anteriormente expuesto los medicamentos se han de usar siempre bajo prescripción médica, especialmente en casos de enfermedades graves y en situaciones en las que la urgencia del caso requiera una respuesta rápida y eficaz.
Se ha de tender pues a un equilibrio entre quimioterapia y fitoterapia, sustituyendo medicamentos de síntesis demasiado potentes en general, por plantas, de acción más suave y sin efectos secundarios, siempre que el médico así lo aconseje.
Hemos de tener en cuenta que las plantas medicinales, aunque más suaves en general en su actuación que los fármacos, exceptuando las plantas ya catalogadas como tóxicas, también 'contienen principios activos, a los que muchas personas pueden ser alérgicos, o pueden generar interacciones con otros medicamentos o con alimentos, por lo que las personas que estén tomando medicamentos han de consultar con su médico antes de utilizarlas.
Palmira Pozuelo

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