Para muchos occidentales que tropiezan con la medicina china, uno de sus grandes atractivos es que parece dirigirse a toda la persona, al integrar a la perfección el cuerpo, la mente y el espíritu con su conocimiento de la salud y de la enfermedad humana. Se considera que esto está en marcado contraste con la visión occidental que, por varias razones, ha tendido a separar lo material de lo emocional y espiritual, especialmente desde el siglo XVII. Ya incluso en el siglo IV a.C., Platón se quejaba: «El mayor error en el tratamiento de las enfermedades es que hay médicos para el cuerpo y médicos para el alma, aunque ambos no pueden separarse».
Tan fuerte ha sido el atractivo de esta perspectiva integral china que es el principal factor que ha llevado a muchos individuos a estudiar y ejercer la medicina china. Y aún más, probablemente ha llevado a escuelas de pensamiento de las nuevas tradiciones occidentales de la medicina china que consideran el estudio de las dimensiones emocionales e incluso espirituales de un paciente un prerrequisito de su curación, hacia el proceso de dar un significado menor a problemas obviamente más físicos.
Es más, este énfasis tiene cierta base histórica. Ciertamente, en las enseñanzas de «yang sheng fa», el arte de nutrir la vida, vemos que el entrenamiento y la regulación de la mente y las emociones es el punto de partida de la conducta para promover la salud.
Esto se explica en detalle en el Canon de medicina interna del Emperador Amarillo: «Si uno está en calma, en paz, vacío, sin deseo, entonces sale el Qi verdadero. Si la esencia y el espíritu están protegidos dentro, ¿de dónde puede venir la enfermedad? Si la voluntad está en reposo y hay pocos deseos, el corazón está en paz y no hay miedo». (Huang Di Nei Jing Su Wen, capítulo 1), e incluso antes, en el Nei Ye (Entrenamiento interior), siglo IV a.C.: «Los que guardan sus mentes inalteradas mantienen externamente sus cuerpos inalterados...».
Esto también se refleja en la teoría del corazón como Emperador del cuerpo del Canon de medicina interna del Emperador Amarillo. El corazón aloja el Shen y, si el corazón es fuerte y está en armonía, entonces los demás órganos del cuerpo —que realizan diferentes papeles «oficiales»— naturalmente lo seguirán, de la misma forma que se pensaba que un emperador sabio garantizaría el bienestar del Imperio.
Sin embargo, no es sencillo entender la discusión histórica del Shen y su relación con la salud y el bienestar. Como Giovanni Maciocia enfatiza en el libro, cuando se intentan absorber las enseñanzas y las prácticas médicas de una cultura tan lejana en la geografía y el tiempo, el primer requisito es entender lo que se está diciendo realmente cuando se usan términos como mente, voluntad y espíritu. Sin estos conocimientos, nos arriesgamos a imponer nuestros propios prejuicios culturales y personales en lo que leemos, estudiamos y enseñamos.
Sin embargo, lo que plantea con las discusiones clásicas del Shen es sólo una de las muchas preguntas importantes que este tema vital exige que consideremos. ¿Hasta qué punto puede el tratamiento, administrado por otro, ayudar a resolver nuestra alteración emocional o espiritual? ¿Hasta qué punto consideramos que el contenido del paisaje emocional es la medida real de un individuo? ¿Cómo deberíamos intentar manejar (y enseñar a nuestros pacientes a manejar) las emociones? ¿Hasta qué punto las abrazamos e interiorizamos plenamente y hasta qué punto deberíamos intentar adiestrarlas y dominarlas? Estas son preguntas que se vinculan con nuestro propio desarrollo personal y con nuestras ideas sobre nuestro papel como médicos.
Si examinamos algunas de las enseñanzas chinas tradicionales sobre la regulación de la mente y las emociones, encontramos el siguiente consejo del gran médico taoísta del siglo VII Sun Si Miao:
«Para vivir más, las personas deben procurar no preocuparse demasiado, no enfadarse demasiado, no estar demasiado tristes, no estar demasiado asustados, no hacer demasiado, hablar demasiado ni reír demasiado. No se deberían tener demasiados deseos ni enfrentarse a numerosas condiciones perturbadoras. Todo eso es nocivo para la salud».
¿Cómo podemos reconciliar esta aparentemente árida negación de las emociones con nuestra propia creencia en la riqueza beneficiosa para la salud de explorar, liberar y expresar estas emociones:
En la cultura en la que nos encontramos, reconciliar estas dos perspectivas puede ser un desafío —en nuestro trabajo con los pacientes y en nuestras propias vidas—. Puede ser que. como sucede a menudo, sea la armonización de estos aparentes contrarios lo que ofrece una solución. Tranquilizar la mente y vivir en el presente nos permite conectar con lo que es universal y retirarnos del ruido periférico, debilitante, de lo quees emocionalmente innecesario. Al mismo tiempo, cultivar esta concienciación más profunda nos permite sentir y explorar las corrientes más verdaderas de nuestra vida emocional. Quizás de esta forma podremos conservar una visión de la salud emocional que no es ni represiva ni autoindulgente.
En esta obra fundamental, Giovanni Maciocia ha abordado todas estas importantes preguntas, en su exploración detallada de las perspectivas china clásica y occidental clásica y moderna, su exhaustiva exposición de las manifestaciones más comunes y angustian-tes del trastorno emocional y sus reflexiones personales sobre su propia y extensa experiencia clínica. Este libro se añadirá significativamente al volumen de obras que, con una autoría sin tregua durante décadas, Giovanni Maciocia ha recopilado sobre la teoría y la práctica de este tesoro humano, la medicina china.
Peter Deadman
Las semillas para escribir este libro se plantaron ha-ce 35 años cuando empecé a practicar la acupuntura. Puedo decir que no ha pasado ni un día en mi consulta que no me haya cuestionado la naturaleza del Shen y su significado en el contexto de los pacientes occidentales modernos. Después de ejercer durante sólo unas semanas, pude observar que muchos pacientes acudían con un sufrimiento emocional que era o bien la raíz de su problema médico o un factor contribuyente.
También empecé a observar directamente que la acupuntura tenía una profunda influencia en el estado mental y emocional de mis pacientes, al aliviar la depresión y la ansiedad cuando el paciente quizás había venido simplemente para solucionar un problema en la articulación del hombro. Experimenté por mí mismo la «unidad de cuerpo y mente» de la que hablaban mis maestros.
En los últimos 10 años he quedado totalmente absorbido por el estudio del Shen en la medicina china observado en sus contextos histórico. social y filosófico v. en consecuencia. mi investigación se ha desarrollado en cuatro líneas:
1. El estudio de la filosofía confucionista.
2. Una investigación de la influencia de la filosofía confucionista en la medicina china y, especialmente. en su visión del Shen y las emociones.
3. Una investigación de las emociones en la filosofía occidental.
4. Un análisis de las diferencias entre el concepto del Yo en Occidente y en China.
He sido absorbido por los estudios anteriores porque acabé observando que el confucionismo tenía una influencia en la medicina china mucho mayor de lo que pensamos. En mi opinión, tendemos a exagerar la influencia del taoísmo en la medicina china y no tenemos en cuenta la del confucionismo. Una simplerazón por la que se exagera la influencia del taoísmo en la medicina china es porque probablemente siempre que leemos la palabra «Tao» en textos chinos asumimos que refleja la filosofía taoísta. Sin embargo, los confucionistas también se refieren constantemente al Tao. Esto se explica en el capítulo 15.
En concreto, creo que el concepto del Yo en la medicina china y su visión de las emociones es confucionista. Estas ideas se explican en los capítulos 14 y 15. que se insta al lector a leer (aunque pueden leerse por separado de otros capítulos y no necesariamente en su orden de aparición). Sé que estos dos capítulos no «facilitan la lectura», pero insto al lector a leerlos atentamente porque las ideas expuestas en ellos están presentes en todo el libro.
Cuando se adapta la medicina china a los pacientes occidentales en el campo emocional y mental, deberíamos ser conscientes de estas diferencias en el concepto del Yo y en la visión de las emociones entre Occidente y China.
El Yo como yo individual. autónomo, introvertido. centro de nuestra vida emocional, simplemente no existe como concepto en el confucionismo: bajo la influencia confucionista, el yo chino está determinado socialmente. Como dice Fingarette:´
Debo resaltar que mi opinión no es que las palabras de Confucio tengan por objetivo excluir la referencia a la psique interior Podría haberlo hecho si tuviera esta metáfora básica en mente. hubiera visto su verosimilitud. pero al reflexionar hubiera decidido rechazarlo. Pero no es esto lo que estoy discutiendo aquí. Mi tesis es que toda la idea nunca entró en su cabeza. La metáfora de una vida psíquica interior, en todas tus ramificaciones tan familiares para nosotros, simplemente no existe en las Analectas, ni tampoco como una posibilidad rechazada. Por tanto, cuando lo digo en los pasajes anteriores usando el Yu (el opuesto de Ren que indica ansiedad, preocupación. infelicidad), no hay referencia a
estados subjetivos, interiores. No digo que estos pasajes excluyan de forma clara y explícita esta elaboración, sino que no la usan y no la necesitan para su inteligibilidad o validez.
El Yo como yo individual, autónomo, introvertido, centro de nuestra vida emocional, es el resultado de una evolución de pensamiento de 2.500 años en la filosofía occidental, desde la antigua Grecia hasta Freud y Jung: el viaje del «alma» al «yo» en la civilización occidental fue largo y no se produjo en China.
La visión china (confucionista) del Yo construido socialmente se evidencia a partir del carácter para ren, la calidad confucionista que aveces se traduce erróneamente como «compasión» o «benevolencia»; este carácter muestra una «persona» y el número «dos» (v figs. 15.2, 15.4 y 15.5 en el capítulo 15). Ames dice:2
Este análisis etimológico subraya la suposición confucionista de que uno no puede llegar a ser una persona por sí mismo: somos. desde nuestros principios embrionarios, irreduciblemente sociales. Fingarette ha expuesto el asunto de forma sucinta: «Para Confucio, salvo que haya al menos dos seres humanos. puede no haber ninguno».
Por tanto, Ames piensa claramente que ren no es una disposición psicológica de un individuo, un concepto que simplemente no existe en la filosofía confucionista. Fingarette lo expone de forma muy clara:3
Ren parece hacer hincapié en lo individual, lo subjetivo: en resumen, parece una idea psicológica. Por tanto, el problema de interpretar ren es especialmente grave sí pensamos, como yo, que es de la esencia de las Analectas y que el pensamiento expresado en éstas no se basa en ideas psicológicas. Y en efecto, uno de los principales resultados del presente análisis de ren será revelar cómo Confucio podría manipular de manera no psicológica cuestiones básicas que nosotros, en Occidente. formulamos naturalmente en términos psicológicos.
La implicación de los pasajes anteriores es profunda: significa que el concepto de un yo individual como centro psicológico autónomo de consciencia y cuya vida emocional está influida por el complejo de experiencias pasadas de este yo individual y autónomo, simplemente no existió en la filosofía confucionista y, por extensión, en la medicina china. El yo chino es un constructo social y el resultado de las relaciones familiares y sociales.
Esto significa que la visión occidental moderna de un yo psicológico individual cuya vida emocional está profundamente afectada por nuestras experiencias dela infancia está ausente en la medicina china. Por ejemplo, la medicina china considera que la ira aumenta el Qi y, por tanto, el tratamiento correcto consiste en disminuir el Qi, pero no ahonda en la psique de la persona para investigar si la ira puede deberse a una proyección que tiene sus raíces en las relaciones entre hermanos (por ejemplo) o si puede deberse a una manifestación frustrada de culpa.
Para dar otro ejemplo, veo que la ira es a menudo una manifestación de una proyección de sombra. Cuando en otros vemos rasgos que nos hacen enfadar, con frecuencia (aunque no siempre) indica que estamos proyectando nuestra sombra en la otra persona y que los rasgos que nos hacen enfadar son rasgos de nuestra propia sombra. La medicina china no tenía estas introspecciones psicológicas precisamente porque requieren un concepto de yo individual, autónomo, de vida interior del que carece la cultura china.
Esto también podría explicar la omisión de muchas emociones de la lista habitualmente presentada en medicina china. Por ejemplo, no hay envidia, orgullo ni culpa. Una explicación para esta omisión es que estas tres emociones requieren un concepto del yo (estamos orgullosos de nuestro yo, nos sentimos culpables de nuestro yo) que es diferente en la medicina y la cultura chinas.
Personalmente, tengo un profundo interés por la psicología jungiana y siempre intento ver el sufrimiento emocional de un paciente a la luz de sus proyecciones. complejos, la relación con su animus/anima y la proyección de su sombra. Esta visión me da una perspectiva de la psique y las emociones de un paciente que creo que la medicina china simplemente no tiene. La medicina china identifica correctamente la emoción que interviene en el sufrimiento de un paciente, pero nunca he visto en ningún libro chino (moderno o antiguo) ninguna mención de que esta emoción puede deberse a que la madre de la persona era fría y no demostraba su cariño (por ejemplo).
Creo que la curación real de un sufrimiento emoción al puede producirse sólo cuando se analiza profundamente el yo con un esfuerzo consciente (y muy difícil) del paciente. Desde luego, esto no quiere decir que todos los pacientes deban hacer psicoterapia, porque los problemas psicológicos se producen a diferentes niveles y no todos requieren una psicoterapia profunda. Además, la medicina china siempre tiene un papel positivo en el alivio del sufrimiento emocional. Crea un espacio donde puede producirse la curación, ahonde el paciente o no en su psique.
La medicina china alivia el sufrimiento emocional de muchas maneras diferentes y personalmente creo que no deberíamos seguir rígidamente un esquema. Si el paciente quiere ahondar profundamente en su
psique para conocer la raíz de su sufrimiento, entonces la medicina china ofrece un maravilloso complemento a este trabajo. Creo que también puede reducir enormemente la duración de la terapia necesaria.
En un pasaje interesante de Xu Chun Fu (1570) se habla de la combinación entre la fitoterapia de un médico y los conjuros de un hechicero. Decía que una debilidad preexistente en el Qi de la persona permitía un ataque por el espíritu de un diablo y defendía la combinación de fitoterapia y conjuros en un pasaje muy interesante:`
Si se combinan estos dos métodos de tratamiento [fitoterapia y conjuros], el interior y el exterior se fraguan en un todo produciendo una curación inmediata de la enfermedad. Quien contrata a un exorcista y evita la aplicación de drogas no podrá eliminar su enfermedad, porque falta un principio que podría traer una curación. Aquel que sólo toma drogas y en el que no interviene un exorcista para expulsar las dudas existentes, se curará, pero el alivio se conseguirá lentamente. Por consiguiente. el interior y el exterior deben tratarse juntos; sólo así el éxito podrá ser rápido.
La clasificación de métodos «interiores» y «exteriores» de tratamiento (hierbas y exorcismos, respectivamente) es interesante y su defensa de una combinación de estos dos métodos es significativa: es tentador sustituir «exorcista» por «psicoterapeuta» y deducir que Xu Chun Fu defendía la combinación de una terapia física como la fitoterapia con la psicoterapia. También es interesante observar la diferencia en el resultado cuando se usa cada terapia: si uno va sólo a un exorcista, él o ella «no podrá eliminar la enfermedad», mientras que si uno va al herborista, él o ella «se curará» (aunque más lentamente).
Si el paciente no está preparado para someterse a psicoterapia, la medicina china ayuda enormemente en el alivio del sufrimiento emocional. También crea un espacio en el que fluye el Qi, la Mente (Shen) y el Alma Etérea (Hun) están más coordinadas en sus actividades, el Alma Corpórea (Po) anima mejor el cuerpo y la Fuerza de Voluntad (Zhi) es firme.
También se observa otro fenómeno cuando se trata a los pacientes con problemas mentales y emocionales. El tratamiento parece hacer a la gente más consciente y más receptiva al trabajo emocional espontáneamente. El tratamiento modula la relación entre la Mente y el Alma Etérea, aliviando la depresión y la ansiedad; sin embargo, más allá del mero alivio del sufrimiento emocional, el tratamiento parece nutrir la Mente y regular el Alma Etérea, de forma que el individuo es más abierto y receptivo. Por ejemplo, he observadovarias veces que. después de una serie de tratamientos. un paciente puede empezar a practicar una forma de arte que ha desatendido durante años, por ejemplo, tocar un instrumento o pintar.
La forma en que la medicina china ve las emociones como fuerzas que alteran la dirección adecuada del movimiento del Qi («la ira aumenta el Qi, la ira disminuye el Qi, etc.») refleja, en mi opinión, la ausencia de un yo individual, psicológico, en la filosofía confucionista. Es decir, la ira aumenta el Qi, independientemente de un yo: es una fuerza objetiva que altera el movimiento del Qi y la parte cognitiva de la Mente no desempeña ningún papel. El ascenso de Qi por la ira genera un cuadro de desarmonía que es, a la vez, física (cefaleas, mareo) y emocional (irritabilidad, brotes de ira) y realmente ni tan sólo requiere el concepto de un yo individual como centro de la consciencia.
En mi opinión, la forma en la que la medicina china ve las emociones es confucionista: son fuerzas orgánicas y psíquicas que nublan la razón y ocultan nuestra naturaleza humana. Como sabemos de las visiones occidentales de las emociones, son bastante más que eso: para algunos, son una forma esencial en la que funciona nuestra psique y lo que da significado a nuestra vida, desde un punto de vista existencial y puramente neurológico. Como se explica en el capítulo 14, el desarrollo de la corteza superior también depende en parte del sistema límbico.
Una característica concreta del libro es el espacio dedicado a la relación entre la Mente (Shen) y el Alma Etérea (Hun). Tras tratar problemas mentales y emocionales durante años, he acabado por dar una gran importancia al papel del Alma Etérea y su relación con la Mente. Por ejemplo, creo que todos los casos de depresión se caracterizan por un movimiento deficiente del Alma Etérea (y la «conducta maníaca», por un movimiento excesivo del Alma Etérea).
Cada vez más veo la relación entre la Mente y el Alma Etérea como reflejo de lo que hay entre la corteza y el sistema límbico (aunque la Mente no puede reducirse simplemente a la corteza o el Alma Etérea al sistema límbico). En concreto, la corteza prefrontal parece ser la arena de la interrelación entre la Mente y el Alma Etérea.
La corteza prefrontal (localizada justo detrás de la frente) se encarga de las funciones ejecutivas, que incluyen mediar en pensamientos conflictivos, elegir entre correcto y erróneo o bueno y malo, predecir eventos futuros y dirigir el control social, como suprimir urgencias emocionales o sexuales. Se considera que la principal actividad de esta región cerebral es la organización de los pensamientos y las acciones de acuerdo con objetivos internos.
Estas funciones dependen en gran medida de la relación entre la Mente y el Alma Etérea y, especialmente, del control normal y la integración ejercida por la Mente hacia el Alma Etérea.
En mi opinión, una alteración de la relación entre la Mente y el Alma Etérea interviene en enfermedades modernas como el autismo (en el que el movimiento del Alma Etérea es insuficiente) o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (en el que el movimiento del Alma Etérea es excesivo y el control de la Mente y la integración del Alma Etérea es insuficiente).
Después de investigar extensamente las emociones en la filosofía occidental y la neurofisiología moderna. y la influencia del neoconfucionismo en la medicina china, he llegado a la conclusión (quizás controvertida) de que las «emociones» de las que hablamos en Occidente simplemente no son las emociones de la medicina china.
Como se explica en el capítulo 14, las emociones son, por un lado, lo que da significado a nuestra vida desde un punto de vista existencial, espiritual; por otro lado. en un sentido neurofisiológico moderno, son una parte esencial del funcionamiento de la corteza y de nuestras facultades cognitivas. Las emociones ayudan al razonamiento.´ Esto es muy distinto de la visión china de las emociones como factores que «nublan» la mente y ocultan nuestra naturaleza humana: para empezar, Sartre y Nietzsche dirían que las emociones son nuestra naturaleza humana.
Podría discutirse que son las emociones, no la razón, lo que nos distingue como seres humanos. Lejos de ser factores que nos hacen perder nuestra naturaleza humana (como dicen los neoconfucionistas), las emociones son nuestra naturaleza humana. Para bien o para mal, las emociones nos hacen «humanos». Podemos guiarnos no sólo por el odio, sino también por un profundo amor. empatía y compasión que nos define como seres humanos.
He llegado a la conclusión de que las «emociones» según la medicina china son simplemente patologías del Qi: la ira es el ascenso de Qi con sus manifestaciones psicológicas y (sobre todo) físicas. Son patologías de Qi que están desconectadas del yo porque el yo confucionista no es el yo individualizado, introvertido. autónomo de la cultura occidental.
Otra consecuencia trascendental de las opiniones diferentes del yo en China y en Occidente es que la medicina china carece totalmente de una visión del yo como un centro psicológico formado desde el nacimiento, a través de nuestras experiencias en la infancia y en la vida adulta, con todo su material inconsciente, proyecciones, complejos y defensas.
Esto no es decir que la medicina china no puede desempeñar un papel importante en la interpretacióny el tratamiento de alteraciones profundas del yo: desde luego que puede. Pero este trabajo requerirá un meticuloso esfuerzo y la investigación de generaciones de médicos chinos. También creo que, por los diferentes conceptos del yo en China y en Occidente, gran parte de este trabajo tendrá que ser realizado por profesionales occidentales. Pero para que este proceso suceda, debemos ser conscientes de la influencia confucionista en la medicina china, tomar lo que se aplica a nosotros y rechazar lo que no, y abandonar una visión poco realista de la medicina china.
Por visión «poco realista» de la medicina china, entiendo tres cosas. Primero, una visión algo imprecisa del Qi como base de toda patología y tratamiento. Toda desarmonía mental y emocional puede diagnosticarse y tratarse como una desarmonía del 0i: esto no significa que todo se cure.
Segundo, en el proceso de adaptar la medicina china a Occidente, a los pacientes occidentales y a nuestro concepto occidental del yo, debemos mantenernos fieles a las raíces de la medicina china y evitar atribuir poderes a la medicina china que (en mi opinión) no puede tener.
Tercero, habiendo dicho que tenemos que mantenernos fieles a las raíces de la medicina china, es igualmente importante que veamos a través de la influencia del confucionismo en la medicina china y, por tanto, rechacemos algunas de las opiniones que no se aplican a los occidentales y a un concepto occidental del yo. Creo que esto es muy importante: si insistimos en tener una visión «romántica» de la medicina china y tomamos como pepitas de oro todo lo que leemos en los clásicos sin ver su apariencia confucionista, nunca cumpliremos la tarea de adaptar realmente la medicina china al mundo occidental.
Este trabajo ya lo realizan muchos de nuestros compañeros y, aunque las ideas a menudo divergen. juntos podemos desarrollar una medicina china que esté realmente integrada en Occidente y que aborde las cuestiones emocionales, mentales y espirituales de los occidentales.
Igual que en mis obras previas, a diferencia de los demás autores de lengua inglesa, sigo traduciendo Shen (del Corazón) como «Mente» más que como «Espíritu», reservando el término «Espíritu» al complejo de los cinco, es decir. Mente, Alma Etérea, Alma Corpórea, Intelecto y Fuerza de Voluntad. Las razones de esto se explican en los capítulos 1 y 2. Nótese que no estoy diciendo que la palabra «shen» no pueda significar «espíritu», desde luego que sí. Lo que digo es que, según las funciones del Shen del Corazón, «Mente» es una mejor traducción y llamo «Espíritu» al total de los cinco. El problema no es simplemente semántico: si llamamos «Espíritu» al Shen del Corazón. pasamos por
alto el papel del Alma Etérea. el Alma Corpórea y la Fuerza de Voluntad en los problemas mentales, emocionales y espirituales.
Para verlo desde una perspectiva jungiana, podemos decir que el Shen del Corazón es el ego, mientras que el total de los cinco (y especialmente Mente y Alma Etérea juntos) es el Yo.
Es interesante señalar que, en la enfermedad mental. el Shen del Corazón está obstruido, pero lo que está obstruido es la Mente, no el Espíritu. Podemos verlo claramente en las vidas de muchos grandes artistas cuyo Shen del Corazón fue obstruido, pero cuyo espíritu se elevó para producir obras maestras de valor espiritual, universal.
En este libro, he limitado deliberadamente las dolencias tratadas a las pocas que explican la abrumadora mayoría de problemas mentales y emocionales, es decir, depresión, ansiedad e insomnio. A éstas, he añadido otras y. especialmente, el trastorno bipolar y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
Como hice en mi último libro, la segunda edición de la Práctica de la medicina china, describo ensayos clínicos occidentales y chinos para dar al lector una idea general del uso clínico de la acupuntura y las hierbas. En cada capítulo, la sección sobre «Bibliografía china moderna» explica algunos ensayos clínicos realizados en China. Muchos de estos ensayos se realizan según un estándar que no sería aceptable: sin embargo, se explican para mostrar el principio de tratamiento adoptado por los médicos chinos modernos.
Los ensayos clínicos occidentales y chinos tienen defectos. Los ensayos chinos tienen un mal diseño según un estándar que no sería aceptado en Occidente. Por otro lado, muchos de los ensayos clínicos occidentales, aunque bien diseñados, tienen otros defectos, a menudo relacionados con la elección del tratamiento (puntos o fórmulas). Un ejemplo de un ensayo occidental mal diseñado desde el punto de vista de la medicina china podría ser el de un ensayo sobre el uso de fitoterapia china en el tratamiento del trastorno bipolar (v. capítulo 19 ). En uno de estos ensayos se seleccionó la fórmula Polvo errante libre y sencillo (Xiao Yao San), una elección realmente muy extraña para el tratamiento del trastorno bipolar.
Otro ejemplo de mal diseño es el de un ensayo clínico sobre depresión después de un ictus que usa sólo cinco puntos (PC-6 Neiguan, Du-26 Renzhong,
Du-20 Baihui. Yintang y B-6 Sanyinjiao) y los mismos en cada paciente. Además, los puntos se usaron en el lado «afectado»: es una elección extraña porque, si los puntos se eligieron para tratar la depresión en vez de la parálisis resultante del ictus, no está claro por qué se usaron sólo en el lado afectado (v. capítulo 16).
Igual que en mis libros previos, explico las fórmulas de las hierbas chinas tal y como se formularon en China. Esto significa que muchas fórmulas contendrán productos animales o minerales. Dado que la legislación sobre fitoterapia varía de un país a otro, se insta al lector a familiarizarse con la legislación de su país. Algunas sustancias usadas son ilegales por razones relacionadas con la protección de especies (animales o vegetales) y, algunas, con la crueldad animal. De nuevo, presento las fórmulas igual que en los libros chinos, para que el lector pueda hacer sustituciones inteligentes de ingredientes inaceptables. Por esta razón, en el apéndice 2 se enumeran las sustituciones sugeridas para sustancias minerales y animales.
En el apéndice 4 se explican algunos de los principios de tratamiento enumerados en el libro cuando no son claros; por ejemplo, la diferencia entre «arraigar el Alma Etérea» y «asentar el Alma Etérea».
Por último, se insta al lector a leer el «Epílogo» al final del libro. En él describo los temas contra los que he luchado durante muchos años al tratar pacientes que sufren una agitación emocional y propongo mis propias ideas sobre la integración de la medicina china en la práctica occidental.
Mi estudio de las emociones en filosofía occidental y en neurofisiología moderna me ha llevado a darme cuenta de que las emociones son algo más que las causas de enfermedad concebidas por la medicina china. Lejos de ocultar nuestra naturaleza humana, como nos dicen los neoconfucionistas, definen nuestra naturaleza humana y dan sentido a nuestra vida. Juntos tenemos que desarrollar una medicina china que se base en un concepto occidental (más que confucionista) del yo y una visión de las emociones que las considere no sólo como causas de enfermedad, sino también como factores psíquicos que nos definen como seres humanos.
Giovanni Maciocia Santa Barbara