Yoga para el cáncer, por Tari Prinster. Ed. Tutor

Yoga para el cáncer

Referencia: 9788416676163
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24,70 € 5% de descuento

Guía para paliar los efectos secundarios,
reforzar el sistema inmunitario
y mejorar la recuperación
de los pacientes de cáncer

 

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«De "lectura obligada" para todos aquellos que consideren el yoga como un medio
para retomar el control de sus vidas después de un diagnóstico de cáncer».

JULIE A. ROSENBERG, doctora en Medicina, pediatra oncóloga e instructora de yoga.

Para quienes se enfrentan a un diagnóstico de cáncer y a la odi­sea que suponen los tratamientos y la cirugía en manos de los médicos, el yoga les ofrece una forma de recuperar el control de su cuerpo y ser parte activa en su recuperación y salud a largo plazo.

En Yoga para el cáncer su autora, Tari Prinster, profesora de yoga y superviviente de cáncer, presenta de forma ilustrada y sen­cilla 53 posturas de yoga tradicionales adaptadas a todos los nive­les y a los retos que el cáncer supone. Tari utiliza los movimientos y los ejercicios respiratorios de estas posturas para tratar 10 efec­tos secundarios, así como la práctica de 9 secuencias para las diversas etapas del tratamiento y la recuperación.
Al compartir su propia historia y la de aquellos supervivientes al cáncer y profesores de yoga con los que ha trabajado, Tari Prinster examina de qué manera puede utilizarse el yoga para reforzar el sistema inmunitario, aumentar la densidad ósea, evitar y tratar el linfedema, reducir la ansiedad, purificar el cuerpo, reducir el dolor y ayudar al organismo a recuperarse de los daños ocasionados por el cáncer y los tratamientos convencionales. Además, pone de manifiesto las investigaciones que respaldan los beneficios físicos y psicológicos del yoga como ayuda para la recuperación y para reducir el riesgo de recurrencia. Al explicar cómo debe adaptar­se el yoga a cada persona, Prinster proporciona las herramientas adecuadas para planificar una práctica de yoga en casa que tenga en cuenta las habilidades, el nivel energético y los objetivos gene­rales de salud de cada individuo.
A través de historias personales, posturas bien ilustradas y ejemplos de prácticas tanto para principiantes como para practi­cantes de yoga más experimentados, Prinster anima a los super­vivientes de cáncer a crear su propio plan de bienestar con objeto de retomar su independencia y su bienestar físico y emocional.

Tari Prinster

Tari Prinster es profesora de yoga titulada y fundadora del yoga4cancer (yogaparaelcáncer), fue directora del Women’s Cancer Survivor Program en el OM yoga de la ciudad de Nueva York, es embajadora de yoga para la Living Beauty Foundation y superviviente de cáncer de mama.
Su trabajo ha aparecido en el documental Yogawoman y en el Yoga Journal. Ha participado en conferencias organizadas por el Yoga Journal, el Yoga Service Council y la International Alliance of Yoga Therapists, y ha publicado diversos artículos en muchas publicaciones relacionadas con el yoga. Vive entre Nueva York y Vermont.

  • ·      Encuadernación: Rústica
  • ·      Nº páginas: 320
  • ·      Formato: 19,5 x 26,5 cm

Contenidos

Prólogo de Cyndi Lee    11
Prólogo de Robyn Frankel-Tiger,
doctora en Medicina    15
Prefacio    17
INTRODUCCIÓN Un programa de bienestar para la
supervivencia    21
1.a PARTE
Entender el cáncer y los beneficios del yoga
1 Mi historia    29
2 La ciencia del cáncer y del yoga    49
3 La aplicación de la ciencia
a la recuperación y la prevención    83
2.a PARTE
Cómo elaborar tu propia práctica de yoga
4 El método y4c (yoga4cancer)    103
5 Prepárate para la práctica    123
Aprende las posturas y crea tu propia
práctica de yoga    129
Empieza con tu práctica    135
Toma asiento    135
Descubre la quietud dinámica    138
Momento para respirar    139
Un momento de meditación    141
Calentamiento    143
Muévete con la respiración    143
Vinyasas para los brazos    146
Calentamiento para las caderas y la columna
en posturas sedentes    151
Calentamiento tumbada boca arriba.
Vinyasas en posición supina    154
Calentamiento sobre manos y rodillas    164
Posturas boca abajo. Vinyasas boca abajo    174
Levantarse y agacharse    178
Desarrollo de fuerza, densidad ósea y equilibrio 181
Posturas de pie    181
Saludos al Sol    187
Posturas del guerrero    196
Posturas de equilibrio    204
Descanso y recuperación    210
Posturas restaurativas    210
Savasana/Postura del ocaso    217
7 Ejemplos de prácticas para los distintos estadios de tu tratamiento
y recuperación    219
Durante el tratamiento. 30 minutos    220
Durante la recuperación. 30 minutos    224
Mantenimiento. 30 minutos    228
Recuperar fuerza. 30 minutos    232
Durante el tratamiento. 60 minutos    236
Durante la recuperación. 60 minutos    241
Mantenimiento. 60 minutos    246
Recuperar fuerza. 60 minutos    252
Recuperar fuerza. 90 minutos    258
8 Posturas para combatir los efectos
secundarios más comunes    269
Linfedema    270
Pérdida de densidad ósea    272
Aumento de peso    275
Rango de movilidad/cicatrización.
Parte superior del cuerpo    279
Rango de movilidad/cicatrización.
Parte inferior del cuerpo    283
Ansiedad/insomnio    286
Estreñimiento/hinchazón/obstrucción
intestinal    288
Desintoxicación    290
Neuropatía    292
Incontinencia    294
CONCLUSIÓN El cáncer te roba el aliento, el yoga
te lo devuelve    297
Recursos para la elaboración
de este libro y su método    303
Notas    306
Bibliografía    308
Índice alfabético    315

Prólogo
Cyndi Lee, fundadora de OM yoga

La primera vez que vi a Tari Prinster fue en OM yoga, mi estudio de yoga en Nueva York. Tari asistía, junto a otras cuarenta y nueve personas, a una reunión informal sobre el inminente programa de formación de profesores de OM yoga que yo or­ganizaba. Tras explicar los principios básicos del programa, abrí el turno de pre­guntas y Tari levantó la mano: «,Tienes que poder hacer una postura para poder enseñarla?».
Buena pregunta y bastante típica. Pero Tari no era una persona típica. Mi estudio de yoga en Greenwich Village estaba lleno de bailarines veinteañeros y treintañeros fuertes y muy ágiles. Tari parecía estar en la mitad de la cincuentena, una estadística poco habitual en los estudios de yoga de los años 2000 y, ese simple hecho, ya la dis­tinguía como una persona de naturaleza curiosa y con confianza en sí misma, quizá incluso valiente. Me pregunté qué consideraba ella que no podía hacer. Al mirarla más atentamente, me pregunté qué haría, porque estaba claro que ella probablemente conseguiría hacer lo que se propusiera. A pesar de saber que tenía una lesión de ca­dera, la acepté de inmediato en el programa.
Avanzo diez años más tarde en el tiempo, al estudio Forest de OM yoga, donde, junto a otras veinte mujeres, me veo envuelta en cinta de embalar. Esta era una de las geniales ideas de Tari, y ayudaban a los participantes de nuestra formación de profeso­res de yoga para mujeres supervivientes de cáncer en OM yoga a entender las restric­ciones físicas que, a menudo, se derivan de los tratamientos y las cirugías de cáncer de mama. Nos envolvimos el abdomen con una cinta apretada para sentir el efecto tras la extirpación de grasa abdominal para la reconstrucción de mama. También utilizamos la cinta ajustándola a la parte superior de nuestros brazos, lo que limi­taba los movimientos al subirlos, del mismo modo que si nos hubieran extirpado los nódulos linfáticos.
Al principio, la cinta de embalar nos resultaba divertida, pero luego aparecieron las emociones y las lágrimas acabaron por aflorar. Tari sabía que las simulaciones de las potenciales restricciones físicas del cáncer nos ayudaban a sentir en nuestra
propia respiración, huesos, músculos y corazón, las experiencias de aquellas perso­nas a las que intentábamos ayudar.
A través de los años de dedicación a este trabajo, Tari ha encontrado la respuesta a su pregunta, con una ligera variación: «¿Debes tener cáncer para enseñar yoga a los supervivientes de cáncer?». No, pero te ayuda si de algún modo puedes experimentar lo que se siente al caminar por la misma senda que un superviviente de cáncer.
La historia del programa de OM Yoga para mujeres supervivientes de cáncer, la evolución de y4c (yoga4cancer) y de qué forma la experiencia de Tari se ha conver­tido en un libro, forman parte de todo lo que ha acontecido en estos años entre su pregunta y su respuesta.
El programa de OM yoga para mujeres que han superado un cáncer empezó al recibir una llamada de la Libby Ross Foundation, que buscaba un lugar para dar clase de yoga a supervivientes de cáncer. Fue una petición muy bien acogida, porque nues­tra misión incluía el compromiso de 1) enseñar el mejor yoga posible a cuanta más gente posible y 2) crear una comunidad. La solicitud de la Libby Ross Foundation encajaba a la perfección y nos acogimos a esta oportunidad con entusiasmo.
Uno de los mejores aspectos de la comunidad de OM yoga fueron, por supuesto, ¡los vestuarios! Buenas conversaciones, nuevas ideas, conexiones; todo tuvo lugar allí. Un día, cuando iba a cambiarme, Tari mencionó que había oído que necesitábamos un nuevo profesor para la, clase de yoga para el cáncer. Efectivamente. La profesora que teníamos iba a contraer matrimonio en breve e iba a mudarse. Tari insinuó sutil­mente que a ella le encantaría dar esa clase si yo lo consideraba oportuno. Lo pensé durante unos dos segundos y dije: «¡Sí! ¡Es la solución perfecta!». Yo sabía que Tari había tenido cáncer de mama y que podría conectar con las alumnas. Lo que no sabía es que esta decisión representaría el inicio de las enseñanzas de Tari. Tampoco sabía que ella adoptaría todas las estructuras, instrucciones y filosofía que había aprendido en OM y las modificaría para crear un nuevo método de enseñanza del yoga diseñado especialmente para ayudar a mujeres con cáncer.
El mantra de un buen profesor de yoga es: «Cómo puedo ayudar?». Un buen profesor está suficientemente preparado para conectar y ayudar de manera perso­nalizada a cualquiera que entre en su clase, gracias a una preparación exhaustiva y determinación hacia la práctica.
Y ese ha sido el verdadero regalo de Tari a todas las mujeres que han superado un cáncer: una forma de enseñar yoga que les ayuda a reconectar con ellas mismas. A causa del cáncer, muchas de ellas han perdido el pelo y densidad ósea, la capacidad de equilibrar su vida y mantener un trabajo e incluso, a veces, su pareja. El miedo y la tristeza pueden ser abrumadores. No es fácil mirarte en el espejo tras una cirugía que te desfigura. No es fácil enfrentarse al día a día con un corazón roto.
Es fantástico que te enseñen que, a pesar de todo, se puede experimentar for­taleza, cordura y bondad hacia uno mismo. También es formidable dejarte guiar suavemente hacia una relación sana, positiva y afectuosa con tu propio cuerpo; un cuerpo que tiene o ha tenido cáncer. Y durante ocho años Tari trajo a sus clases en
el centro de OM yoga todos estos regalos; y continúa con ello sin descanso por toda la ciudad de Nueva York.
Tari no ha interrumpido las clases para escribir este libro. Ha seguido ayudan­do diariamente a cada una de las personas que han entrado a ellas. Gracias a este libro, más gente se beneficiará de sus conocimientos, investigaciones, experiencia e incansable generosidad. Me siento honrada por haber podido ayudar a Tari a encontrar su camino y orgullosa de comprobar cómo ha ido avanzando ella sola. Espero que su generosidad, conocimientos y compasión continúen ayudando a las mujeres que más lo necesitan.
CYNDI LEE es la primera profesora de yoga en Occidente que integra completamente las asanas de yoga y el budismo tibetano en su práctica y en sus enseñanzas. Funda­dora del centro OM yoga de gran influencia en la ciudad de Nueva York, en la actua­lidad Cyndi imparte talleres y forma a profesores en todo el mundo.

Prólogo
Robyn Frankel-Tiger, doctora en Medicina

Llevo quince años como médica radióloga. Yo era el rostro que los pacientes veían cada vez que venían a hacerse sus mamografias, ecografías y biopsias. Era la cara que veían cuando se les diagnosticaba cáncer. Era la cara que veían cada vez que volvían para saber los resultados de sus estudios radiológicos tras las biopsias, cirugías, qui­mioterapias y radioterapias, mientras se agarraban con fuerza a la mano de sus seres queridos, esperando recibir buenas noticias.
Esto es lo que yo veía repetidamente: innumerables rostros de mujeres llenos de angustia emocional y desaliento unidos a sus debilitados cuerpos. Sabía que mi tra­bajo como médica no estaba del todo completo. ¿Qué podía hacer más? Además de darles un abrazo y sonreír, me sentía completamente perdida por no saber cómo ayudar a estas mujeres a curarse.
Lo que sí sabía era que mi práctica de yoga era lo que me ayudaba de manera continua a superar los retos físicos y emocionales de esa vida que no tenía que ver con el cáncer. Mi mente científica necesitaba descubrir el enigmático impacto del yoga en un nivel más profundo y basado en hechos. En un principio me había formado como profesora de yoga para profundizar en mi propia práctica y comprender el cuerpo y la mente humanos. Gracias a mis estudios me fui introduciendo en el campo del yoga terapéutico y empecé a estudiarlo en la organización Integrative Yoga Therapy. Du­rante ese periodo de formación aprendí que la investigación médica ha demostrado que el yoga disminuye los efectos secundarios de las terapias del cáncer durante el tratamiento y después de este.
Este nuevo conocimiento encendió una brillante luz en mi mente y una pasión en mi corazón. Era necesario que aprendiera más. Tal como reza un dicho: «El maestro aparecerá cuando el alumno esté preparado». Cuando me vi por primera vez con Tari Prinster, supe que había encontrado al maestro perfecto.
Estudiar con Tari me cambió la vida. Me enseñó que la verdadera compasión se consigue de dos modos: primero, a través del conocimiento y segundo, a través de la comprensión. Su metodología era una combinación de su experiencia personal, conocimiento de la fisiología humana, del cáncer y sus tratamientos y su experien‑
cia en el yoga. Como médica, respeté sus fundamentos científicos. Estaba claro que se necesitaba ese conocimiento para poder trabajar de modo efectivo con personas afectadas de cáncer.
Nunca olvidaré cómo me hizo comprender el dolor y los retos por los que pasa una persona que ha superado un cáncer. En el aspecto práctico de las clases, mis com­pañeros y yo teníamos que recrear las limitaciones físicas por las que pasa un super­viviente de cáncer con la ayuda de soportes en nuestros cuerpos. Participábamos en una clase de yoga tras habernos colocado rellenos para restringir nuestros movimien­tos. Tari tiene razón cuando dice: «El cáncer te quita el aliento; el yoga te lo devuelve». Al principio de la clase, con las restricciones físicas y emocionales, realmente sentía que no podía respirar. Mi cuerpo me estaba fallando. La práctica de yoga me hacía reaccionar devolviéndome el aliento. Esta fue una de las experiencias más emotivas y humildes de mi vida. Me ayudó a entender los retos a los que se enfrentan los que han superado un cáncer.
La pasión de Tari por ayudar a otros supervivientes va más allá de la sala de yoga. En este libro Yoga para el cáncer, Tari describe magistralmente con todo detalle cómo crear una práctica segura y efectiva así como los motivos por los que se debe hacer yoga para mejorar la calidad de vida. El libro está bien redactado, es informativo y sus instrucciones son claras y fáciles de seguir. Yoga para el cáncer explica claramente los fundamentos científicos del cáncer y cómo el yoga puede reforzar el sistema inmuni­tario. Por este motivo considero que es un excelente recurso tanto para mis colegas de yogaterapia como para los médicos. Y lo que es más importante, Yoga para el cáncer es una valiosa herramienta que permite que los supervivientes tengan un papel activo e importante en su propio proceso de curación. Debería ser parte del programa de recuperación de todos los pacientes.
Me siento eternamente agradecida a Tari porque sé que ahora tengo dos maneras más de ayudar a mis pacientes a curarse. La primera: sus enseñanzas únicas me han proporcionado la capacidad de poder sentir y entender la vida de tantas personas a través de la yogaterapia. Y la segunda: cuando esos rostros angustiados me miren bus­cando consejo, les ofreceré este libro junto con un abrazo y una sonrisa. ¡Gracias, Tari!

¡Narraste!*

ROBYN FRANKEL-TIGER, doctora en Medicina, fundadora de Yoga Heals 4 Life, es médica y terapeuta de yoga en el sur de Nueva Jersey. Su práctica de yoga terapéutico integra la medicina tradicional occidental con la ciencia oriental del yoga. Su pasión por ayudar a los que sufren de cáncer surgió de los muchos años en la consulta médica en la que veía de primera mano la necesidad de una atención al paciente más completa. Básicamente, su visión es la inclusión del yoga terapéutico para el cáncer como parte del tratamiento de cada paciente y ofrecer la oportunidad a cada uno de ellos de tener un papel más activo en su propia recuperación.

Prefacio

Un diagnóstico de cáncer cambia tu vida en un instante. El miedo, los remordimiento, y el desconcierto te dominan, sin importar cuál sea el diagnóstico o el pronóstico. Ti sientes sin ningún control sobre tu cuerpo, tus emociones y tu vida. Tu equipo oncoló gico —desde la familia a los médicos o a los que te apoyan— te ayuda con todo cariño a enfrentarte a tu enfermedad, a los tratamientos, a tu vida y a tu bienestar. A lo largo del camino, ya sea breve o para toda la vida, pasas por cirugías, recibes consejos y amor
Todo eso está muy bien, pero si eres como yo, sientes como si hubieras perdido ti independencia. La cirugía te arrebata partes de tu cuerpo. Los tratamientos te quitar energía y claridad mental. Tu equipo de oncólogos toma muchas decisiones por ti. E miedo amenaza con dominarlo todo. Te sientes desvalido, perdido en la incertidum bre. Tu esperanza es volver a ser «normal», volver a tener fuerza física y emociona para realizar todo aquello que hacías fácilmente y de forma natural. Deseas tener une sensación de control, de estabilidad y de esperanza.
Para mí el yoga se convirtió en el compañero de un largo camino, el aliado quf me infundía coraje y me permitía tener un papel activo en mi recuperación. Me dio fuerzas para estar más sana y más fuerte que lo que había estado antes del cáncer.
lo que es más importante, me proporcionó tiempo y ayuda para tomar una mejo] conciencia sobre mí misma y quererme más.
Era, y todavía soy, bastante escéptica en cuanto a las banas promesas que a me­nudo acompañan al yoga o a muchos otros tratamientos contra el cáncer. Respetc la filosofía oriental y las antiguas tradiciones, pero no soy ni una seguidora ni une conversa. Soy demasiado pragmática.
El desarrollo de mi práctica de yoga venía determinado por la curiosidad, la per­cepción, la investigación y la práctica aplicada a los cientos de supervivientes con lo: que he trabajado de manera personal. Mi perspectiva —el método y4c (yoga4cancer)­tal como se describe en el libro, está basado en hechos científicos e investigaciones Mi enfoque se basa en mejorar tus pronósticos, darle a tu cuerpo las herramienta:
necesarias para luchar con más fuerza y de manera más efectiva durante el tratamien­to o en los años siguientes. Quiero compartir lo que he aprendido.
Para que lo sepas: las dudas y un espíritu combativo son más importantes que los he­chos, que van cambiando a medida que aprendemos cómo se puede gestionar el cáncer y de qué modo el yoga es una ayuda para alcanzar el bienestar. El hecho de mostrar curio­sidad, de preguntar, de requerir respuestas, pero al mismo tiempo aprender a tener pa­ciencia; todo esto nos ayuda a recuperar nuestras vidas. Esto es lo que más me importa.
Quiero que este libro sea útil para todos aquellos afectados por el cáncer o que viven con él, independientemente del estadio y la fase en que se encuentren en esta odisea que es el cáncer. Los cuidadores y los profesionales de la salud también se be­neficiarán, ya que pueden llegar a comprender mejor el yoga y su utilidad en relación con el cáncer y con los efectos secundarios del tratamiento.
Al mismo tiempo espero que este libro ayude a los profesores de yoga a identi­ficarse mejor con los enfermos de cáncer y con sus necesidades de recuperación. A menudo les digo a los profesores que estoy formando que «la verdadera compasión fluye de la comprensión y de los hechos». Por tanto, otro de los objetivos de este libro es ayudar a más profesores de yoga a entender que la investigación y el conocimiento de la selección de posturas presentadas aquí permitirá que mayor número de super­vivientes tengan una vida más larga, más sana y más feliz.
¡Escribir un libro, sobre todo si uno no es escritor profesional, es un proyecto gran­dioso! En estos más de cinco años mi libro ha cambiado numerosas veces de forma. Lo que ahora lees es el resultado de las opiniones y de horas incontables de edición de muchas personas a las que quiero agradecérselo. El primer agradecimiento va di­rigido a mis alumnos, que no puedo enunciar por su nombre —alumnos en las clases de yoga, en las clases de formación de profesores y retiros de yoga—, he aprendido mucho de todos vosotros. Un agradecimiento especial a Cyndi Lee por haber funda­do OM yoga, mi primer hogar yóguico, y por creer en mi, por su confianza y su apoyo desde el primer momento: sin el cual nada de esto hubiera tenido lugar. Sus palabras en el prólogo completan este libro.
Mi sincero respeto a mis profesoras de OM yoga Jennifer Brilliant y Dana Strong, que me dieron las bases sólidas del yoga y me enseñaron a «sentarme bien»; a todos mis colegas, compañeros profesores de yoga y al equipo de OM yoga; y los profesores de yoga de dentro y fuera de la comunidad oncológica.
Mi sincera gratitud a la dedicación que han mostrado profesores de y4c que han hecho posible que las clases semanales de y4c sigan activas durante los últimos diez años y sin los cuales no podría haber tenido vacaciones.
Me siento agradecida por la generosidad de los fundadores Stephanie Tang del Sacred Sounds Studio y Elena Brower de Virayoga y sus equipos respectivos quienes han proporcionado al programa de y4c la comodidad de un espacio para la práctica.
Gracias inmensas a Katie McKay por su talento y paciencia al ilustrar este libro. Les doy las gracias a mis oncólogos, Dra. Julie Olin y la Dra. Jeanne Petreck, ya falle­cida, por su excelente labor de mantenerme viva.
Gracias de un modo especial a la Dra. Robyn Frankel-Tiger. Su prólogo le da mayor sentido al objetivo que este libro tendrá en las vidas de futuros pacientes y supervivientes de cáncer.
Un día me dije: «Hay un libro que debes escribir». No sabía entonces que sería una tarea que implicaría a muchas personas para poder completarlo. El apoyo de la editorial fue inmenso, más allá del tiempo y la distancia. Agradezco la buena labor de Ani Weinstein, Erin Teufel, Lara Rosenberg y Neil Gordon por ayudarme con la publicación de este libro. Tuve suerte de contar con el amable y competente apoyo editorial de Meghan MacLean y Jeanie Levitan de Inner Traditions & Bear and Com­pany, que me ayudaron a verlo impreso.
Durante todo el camino, he tenido el constante y cariñoso apoyo de Jackson Kyt­le, quien me enseñó la diferencia entre una nota a pie de página y una apostilla. Él fue como mi patrón, al hacer que las frases fluyeran, director de investigación y también mi compañero de vida. Nunca encontraré palabras suficientes para darle las gracias a Josi Kytle, mi socia e hija. Su experiencia, talento y dotes de gestión le permitieron navegar por el mundo editorial. Fue generosa con su tiempo y su energía, me prote­gió de todo cuanto pudo y me dio confianza para hacer realidad nuestras ideas. Sus voces fueron un recordatorio constante de la importancia de este libro.
Me siento agradecida por el silencioso apoyo de mis queridos amigos —Karen Armstrong, Susan Bloom, Paul Clausing, Jennifer Price, William Masciarelli, Sue Considine, Andi Pepper, Tara O'Reilly, Suzy Stevens, Lindsey Pearson, Mio Fredland, Edward Jones; mi hermana, Bernadette Prinster; mi hijo, Ethan Kytle; y mi nuera, Blain Roberts— quienes simplemente preguntaban: «Qué tal va el libro?».
Por último, gracias a todos aquellos que ya no están aquí y que han dejado parte de sus vidas conmigo.

INTRODUCCIÓN
Un programa de bienestar para la supervivencia

He sobrevivido a un cáncer y soy profesora de yoga titulada; el libro que tienes entre las manos viene a compartir lo que he aprendido durante más de una década sobre ambas cosas. Yoga para el cáncer muestra por qué y cómo utilizar el yoga para enfrentarse a la enfermedad y sus tratamientos. En él se describe un método de yoga especial, creado para ayudar a los pacientes de cáncer de todas las edades a reducir los efectos secun­darios y a enriquecer sus vidas. En las páginas que siguen encontrarás relatos inspira­dores, información médica y muchos ejercicios prácticos para ayudarte a recuperar y a mantener la salud.
Recibir un diagnóstico de cáncer es como cuando de niña te caes del columpio y te das de bruces en el barro y sin respiración, hace que los demás niños se queden mirándote fijamente en silencio, y luego tienes que volver sola y cubierta de lodo a casa. Te sientes conmocionada, sucia y, sobre todo, sola. Así fue como me sentí hace unos años cuando me noté un bulto y me diagnosticaron un cáncer de mama de ni­vel 2. Hoy día, ya totalmente curada y sana desde hace más de una década, dirijo un programa de yoga para supervivientes de cáncer.
La mayoría de la gente sabe que los tratamientos de cáncer, como la quimiotera­pia, pueden provocar calvicie y náuseas. Como dicen mis alumnos, los tratamientos y sus efectos secundarios pueden ser tan aterradores como la propia enfermedad. Puede que no le demos demasiada importancia a las limitaciones físicas, a los efectos secundarios duraderos y a las vulnerabilidades impuestas por la cirugía. O tal vez sucede que cuando tenemos miedo a morir somos incapaces de oír los efectos secun­darios de los que nos informa el médico.
Cuando termina el tratamiento vuelves a casa, solo, para poner en orden las co­sas, con muchas más preguntas que respuestas. Los médicos no te dan la receta de
cómo vivir el resto de tu vida. Los modelos médicos occidentales están diseñados para curar la enfermedad y raramente, o nunca, incluyen un plan de bienestar para la supervivencia. Yoga para el cáncer proporciona los conceptos y herramientas yógui­cas con los que puedes construir tu propio programa de bienestar.
A lo largo de las siguientes páginas se analizan numerosos desafíos, sobre los que carecía de conocimiento al principio. Este libro es testigo de todo lo que he aprendido y que hubiese deseado saber cuando todo empezó. Durante los primeros pasos de mi viaje hacia la recuperación, empecé a darme cuenta de que el yoga me ayudaba de un modo que, en aquel momento, no llegaba a entender del todo. Mediante mi primera práctica de yoga comencé a recuperar el control de mi vida. También evolucioné espiritualmente de formas que nunca hubiese imaginado y, pasados los años, espero haberme convertido en una persona más compasiva y en un ser humano mejor. Final­mente, el yoga para el cáncer —lo que llamaré y4c,* para referirme a la metodología específica— se convirtió en mi vocación, ya que promover el yoga entre pacientes de cáncer y profesores de yoga es mi pasión cotidiana, de la mañana a la noche, la mayoría de días de la semana.
Las crisis provocan cambios. Un cambio positivo, oculto en cualquier enferme­dad grave, es la oportunidad de utilizar la crisis en beneficio propio, usar la amenaza contra la vida como un regalo para transformarla. Sí, suena idealista. Y es verdad, todo el mundo quiere encontrar su propio camino. No tienes que convertirte en nin­gún santo, pero no me cabe la menor duda de que practicar yoga para tomar el con­trol —recuperándote de la enfermedad— es la clave para mejorar la calidad de vida. Todos queremos aprovechar el tiempo que tenemos al máximo posible, por lo que el yoga continúa siendo mi herramienta personal de supervivencia.
Hace diez años me sentía frustrada por la falta de información que había sobre el cáncer y el yoga. Busqué por todas partes pero apenas hallé nada. Empecé a in­vestigar y a manejar conocimientos que conducían a nuevos descubrimientos y a principios pedagógicos del yoga sobre aspectos fundamentales de anatomía. En cada etapa de mi investigación, alumnos y compañeros de profesión me ayudaron a pulir estas ideas y les estoy agradecida por su apoyo y sus muchas aportaciones. He aplica­do estas directrices a las posturas clásicas de yoga, concentrándome en los beneficios biológicos y psicológicos para los supervivientes de cáncer. Lo que he escrito es, es­pero, una metodología innovadora para utilizar los antiguos y ricos recursos del yoga para ayudarte a ti, superviviente, a reducir el dolor, a volver pronto a la normalidad y a que te sientas bien contigo mismo. De hecho, espero que utilices las herramientas del yoga que describo aquí para convertirte en una «persona nueva», quizá incluso en una mejor, con conocimiento, conciencia, esperanza y alegría.
Por lo tanto, el yoga es mi receta para la salud y el bienestar. No afirmo que sea una cura para el cáncer, que es una compleja enfermedad biológica con muchas, muchas variantes. En mi experiencia, un adecuado acercamiento al yoga nos proporciona los
vida. Al igual que todos los supervivientes, de repente tuve que afrontar preguntas profundas y aterradoras sobre en qué consistía el cáncer, la manera en que iba a cam­biar mi vida, qué podía hacer para evitar una reaparición de la enfermedad y cómo podía llenar mi futuro con salud y esperanza.
Todos deseamos entender cómo el cáncer entró en nuestras vidas. Nos pregunta­mos el porqué y a medida que avanzamos en la recuperación buscamos información útil acerca de su causa y prevención. El capítulo 2 analiza la naturaleza y los hechos básicos del cáncer con un enfoque especial en el yoga. En cierta manera, todos convi­vimos diariamente con el cáncer o las células cancerosas, especialmente cuanto más envejecemos. Como explicaré, conocer a este inquilino es fundamental para entender la complejidad del sistema inmunológico y cómo el yoga puede proporcionar las he­rramientas y el apoyo necesarios para prevenir aquello que todos entendemos como «cáncer».
El capítulo 3 empieza con la historia de Sara, que vino a mis clases de yoga odian­do su cuerpo, con miedo a moverse y escéptica. Poco a poco encontró las herramien­tas yóguicas que necesitaba para crear un programa de bienestar, el cual cambió la imagen que tenía de su cuerpo, sus miedos a utilizarlo y las dudas sobre el yoga. A diferencia de otras experiencias de la vida, el cáncer nos hace ser conscientes de nues­tro cuerpo. Por desgracia, esto también significa estar en sintonía con cada pequeño dolor o irregularidad que antes de la enfermedad no notábamos o no le dábamos im­portancia. El tratamiento nos asusta y la cirugía duele. En el caso del cáncer de mama, la terapia física después de la operación es de vital importancia y, en Estados Unidos, el seguro médico del superviviente suele cubrir solo dos semanas.
Pocos supervivientes se familiarizan con la nueva versión de su cuerpo en tan breve espacio de tiempo. No podríamos ignorar durante muchos meses la manera en que la cirugía ha limitado nuestra movilidad, nuestra fuerza y nuestra capacidad general para valernos por nosotros mismos y mucho menos toda la vida. Cuando se acaban los tratamientos, las enfermeras de Oncología, los médicos y los agentes de seguros te desean lo mejor y pasan a ocuparse del siguiente paciente o cliente. El mensaje está claro: ¡De ti depende dar los siguientes pasos en este viaje! Necesitas un programa de bienestar.
El capítulo 3 muestra cómo un yoga inteligente y bien fundamentado ofrece un valioso equipo de herramientas para tu programa de bienestar. Te proporcionaré in­formación sobre algunas investigaciones y hechos que explican beneficios clave del yoga, tales como aumentar la fortaleza física y la movilidad, la desintoxicación, el control del peso, la mejora del sueño y muchos otros. Se describen, con detalle, diez beneficios de esta disciplina. Entender el porqué es el primer paso para que el yoga forme parte del programa de bienestar de cualquier superviviente.
La siguiente sección del libro —la segunda parte— recoge toda la investigación y teoría y las pone en práctica. Te enseñará la fórmula para que integres el yoga en tu rutina diaria y para que sepas agrupar todas estas herramientas como práctica. Una práctica es un conjunto de acciones realizadas diariamente de forma rutinaria, o casi diariamente, con el objetivo de mejorar y crecer como persona. Se trata de un térmi‑
no que tiene un significado especial en el mundo del yoga. A diferencia del médico que ejerce la medicina o del jugador de béisbol que practica con su equipo, la práctica de esta disciplina se parece más a la higiene corporal y mental. De la misma manera que no se te ocurriría empezar el día sin cepillarte los dientes, un yogui no acabaría el día sin hallar un momento y lugar para la práctica personal de yoga.
Diseñaré una fórmula para elaborar una práctica de yoga mediante el uso de diez elementos o módulos básicos. El objetivo yóguico de cada módulo es diferente y cada uno de ellos forma parte de un objetivo general, que consiste en equilibrar todos los sistemas del cuerpo. Juntos resultan una práctica completa en función de tus nece­sidades. Aunque sean precisos y secuenciales, los elementos son también flexibles y modulares, que tienen en cuenta a la persona en particular, el cáncer y otras condi­ciones especiales como que todos estamos en una situación potencial de padecer esta enfermedad. Cada módulo se ilustra con ejemplos.
El capítulo 4 presenta la teoría del método y4c y el capítulo 5 describe cómo iniciar la sesión, centrándose en cuestiones útiles como establecer un momento y espacio adecuados para llevar a cabo tu práctica en casa, en caso de que no asistas a clases de yoga. Esta sección incluye también mi recomendación sobre las piezas fundamentales a partir de las cuales se desarrollarán gradualmente tus ejercicios, que incluyen elementos clave como la respiración y la meditación. Asimismo quie­ro que aprendas a variar tu práctica con el fin de motivarte y respetar lo que siente tu cuerpo en un día concreto.
El capítulo 6 es el núcleo del libro porque contiene ilustraciones de cincuenta y tres posturas de yoga, junto con las instrucciones útiles para cada postura o secuencia. Los supervivientes querrán adaptar la práctica a sus necesidades físicas y este capítulo te dice las posturas que hay que evitar o las que hay que utilizar con precaución. Cuando llegues aquí poseerás todos los elementos con los que desarrollar tu propia sesión de yoga.
Los estudiantes que empiezan con el yoga, especialmente aquellos que me encuen­tro en retiros de esta disciplina, piden una guía para poder continuar por su cuenta. El capitulo 7 incluye así secuencias de diferentes niveles y duración. El objetivo es ayudarte a construir tu propia práctica en caso de que no puedas encontrar clases de yoga adecuadas o no tengas ningún centro cercano. Todos los yoguin* aprenden a establecer sus propias prácticas en torno a las limitaciones de la vida diaria, lo que significa que rara vez encontrarás las clases, el momento o el lugar perfecto. Hagamos lo mejor que podamos aunque solo sea durante cinco minutos al día, mientras vamos de camino al metro o mientras conducimos el coche.
El capítulo 8 ofrece posturas dirigidas a los efectos secundarios físicos y emocio­nales que los pacientes y supervivientes de cáncer suelen afrontar, incluyendo el lin­fedema, la pérdida de densidad ósea, el aumento de peso, la ansiedad y el insomnio. La clasificación de estas posturas proporciona las herramientas adecuadas para que
los supervivientes dirijan su recuperación como y cuando se necesite. También son herramientas valiosas para los profesores de yoga. La mayoría de estos últimos po­seen la formación necesaria para enseñar a un público diverso y general, pero carecen del conocimiento específico para instruir a supervivientes de cáncer con necesidades, preocupaciones y temores particulares.
Los supervivientes necesitan recursos. Dados los aspectos marginales de sobrevi­vir a un cáncer y la montaña rusa de emociones que experimenta el superviviente, el contacto con otras personas le ayuda a sanar física y emocionalmente. Puesto que los lectores que se encuentren a 3.000 kilómetros de la ciudad de Nueva York no podrán compartir experiencias con otros supervivientes después de mis clases, en cambio, si que podrán sacar partido de los recursos online y las fundaciones, hospitales, clínicas y retiros que aparecen descritos en la sección de Recursos para supervivientes de las pá­ginas 303-305.
El yoga me ha cambiado la vida y quiero ayudar a otros a reconstruir las suyas. No existe un único camino para recuperarse del cáncer. No existe un método perfecto que pueda recomendarse para confeccionar una práctica de yoga personal y mucho menos toda una nueva vida. Por favor, utiliza las ideas que leas en mi libro de manera que te resulten más efectivas. Tú eres el responsable de tu propia vida y esa es la idea más importante que deseo compartir.

Namaste.

Tutor
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