Yoga de la corrección visual
Referencia: 9788417030322
COMO RECUPERAR LA VISION DE FORMA NATURAL SIN GAFAS NI CIRUGIA
Método natural, no invasivo para mejorar la vista.
Bestseller en Japón con más de dos millones de copias vendidas. Contiene un antifaz recortable y ejercicios aptos para cualquier persona. El método Nakagawa ha demostrado su eficacia en cientos de casos documentados.
El método natural y exclusivo del doctor Nakagawa ha demostrado su sorprendente eficacia en cientos de casos documentados. Se trata de un sistema de entrenamiento basado en la premisa de que la capacidad visual no depende de los ojos, sino de la mente. Un enfoque revolucionario que fusiona las prácticas orientales y la neurociencia. Afirmaciones como «una visión que se reduce no puede ser restaurada» o «la presbicia forma parte del proceso de envejecimiento, así que no hay nada que pueda hacerse al respecto» no son más que suposiciones. Puedes volver a tener la claridad de visión de la que disfrutabas en el pasado, siempre y cuando dediques a ello un poco de esfuerzo. Si bien los resultados pueden variar según la persona, la ejecución del programa que se presenta en este libro (consistente en ejercicios sencillísimos accesibles incluso para niños) puede ayudar a cualquier individuo a superar el estrabismo, la miopía o la hipermetropía/presbicia y mantener una visión saludable. Nunca es demasiado tarde para emprender el camino hacia la recuperación de la agudeza visual, y si se mejora la capacidad de recibir información visual, el cerebro se verá estimulado e incluso rejuvenecerá.
El autor
Kazuhiro Nakagawa
es especialista en oftalmología, ha estudiado en Japón y Estados Unidos. Además, es el fundador de Vision Fitness Center en Tokio.
El método Nakagawa ha demostrado su éxito entre miles de pacientes durante más de veinte años.
PRÓLOGO
EL HÉROE DEL BÉISBOL
Vino a verme un niño de ocho o nueve años. Tenía la esperanza de que pudiese ayudarle a entrenar su mente para
ver mejor. Cuando le pregunté cuál era su sueño, declaró: —i Ser el cuarto bateador de los Hanshin Tigers!
Resultó que su padre era amigo de un cuarto bateador de los Hanshin Tigers por aquel entonces, de modo que este iba a veces de visita a la casa del muchacho.
Su agudeza visual era de 1,5, pero le ayudé a entrenar el poder de su mente para que pudiese llevar su visión al siguiente nivel.
Causó sensación en el béisbol universitario, hasta que fichó con éxito por un famoso equipo de béisbol de la Liga Central afincado en Tokio, que era su primera elección.
Desde que jugó su primer partido como profesional, adoptó la «costumbre» de permanecer despierto durante toda la noche previa a los partidos, con fiebre alta y las amígdalas inflamadas, lo cual le drenaba la energía. Sin embargo, llegada la hora del partido, su habilidad sobre el campo era tan magnífica y brillante que acabó por ganar el Premio al Jugador Más Valioso.
Desde entonces, su trayectoria ha sido estelar. Durante un período de catorce años, ha conseguido trescientas cuarenta y seis honre runs, mil setecientos treinta golpes y un promedio general de bateo de ,287. Hoy, en el mundo del béisbol japonés, es una megaestrella, y gana el salario más alto. Si estuviera en los Yanquees de Nueva York, estoy seguro de que sería un jugador como Derek Jeter.
EL FENÓMENO TELEVISIVO
Un día vino a verme una encantadora niña de cinco años, acompañada por su madre, desde la prefectura de Hyogo. Un oftalmólogo le había dicho que si no hacía algo con su hipermetropía, vista débil, astigmatismo intenso y estrabismo acomodativo, podía perder la vista. Puesto que tenía la vista débil, su visión no mejoraría ni tan siquiera con la ayuda de gafas.
La madre se sentía muy culpable por no haber reconocido que su hija era víctima de todos esos problemas. Preocupada por su futuro, buscó desesperadamente mi ayuda para ver si se podía hacer algo al respecto. Debido a que su hipermetropía y su astigmatismo eran bastante extremos, decidí aceptar el caso. Le dije:
—No puedo estar seguro hasta que lo intente, pero haré todo lo que esté en mi mano para que mejore.
Comenzó a visitarme, una vez al mes, desde la prefectura de Hyogo. Era una niña muy inteligente y de modales suaves, que prestaba mucha atención a cuanto le decía.
Felizmente, su vista comenzó a mejorar sin ningún problema, a partir del primer examen optométrico que le hice. Se sintió rápidamente aliviada de su debilidad ocular y, con gafas, su visión mejoró hasta 1,0.
Tras cumplir los doce años, para eliminar el astigmatismo, siguió la terapia de las lentes de contacto duras (llevada a cabo bajo la supervisión de un médico). Al cabo de un año aproximadamente, su astigmatismo extremo desapareció, y su vista —su visión sin ayuda— llegó a ser de 1,0. Actualmente tiene quince, de modo que he estado llevando su caso desde hace aproximadamente diez años.
Su hermana mayor es una famosa actriz que ha protagonizado películas. A día de hoy, después de haber hecho realidad su sueño de ser una estrella, mi paciente aparece asimismo en películas y programas de televisión. También protagoniza anuncios televisivos, en los que publicita a Panasonic y Yoyogi Seminar, y la película The Scarecrow and the Racquet, que vio la luz en abril de 2015. Su futuro parece muy brillante.
EL INGENIERO INFORMÁTICO
Una madre vino a verme con su hijo, que estaba en el último curso de primaria.
—Su visión es pobre —dijo la madre—; se ha reducido a 0,03. A pesar de que puede ver los objetos cuando lleva las gafas puestas, su motivación se ha venido abajo en comparación con la que tenía antes del deterioro de su vista y fracasa en todo lo que se propone. Sus calificaciones también han ido empeorando de forma constante y actualmente saca las peores notas de su clase. El maestro le ha dicho que no lo admitirían en ningún instituto, así que él y yo estamos preocupados.
Tras medirle la vista y comprobar sus funciones visuales y cognitivas, confirmé que su visión estaba en bastante mal estado. Le dije a la madre:
—Cuando la vista empeora y se hace dificil ver, la vista de la mente (la visión interna), que se compone de la motivación, la concentración, la memoria y la imaginación, declina junto con ella, de forma natural. De ahí que su rendimiento académico se resienta. La causa de esta crisis es, sin lugar a dudas, el deterioro visual. No tiene nada que ver con su nivel de inteligencia. Si el chico puede reactivar su visión y corregir la forma en que usa los ojos, su visión interna también se recuperará, y sus notas mejorarán. No hay necesidad de preocuparse. No pierdan la fe. Porque, al fin y al cabo, es la mente la que ve las cosas, a través de los ojos. De modo que si mejora su vista, su cerebro (su mente) también mejorará, y él se volverá más inteligente.
Al final, logró que lo admitiesen en un instituto para cubrir una plaza libre. Cuando estaba en primero de bachillerato, su agudeza visual superó el 0,1 y se motivó. Me dijo:
—Doctor; quiero llegar a ser el primero de la clase.
Le enseñé el método para lograrlo y se aplicó fielmente en él, y en seis meses llegó a ser el mejor de su clase. En un simulacro de examen realizado por Obunsha Publishing, obtuvo la nota más alta de todo el país. A continuación, entró en la universidad con el objetivo de llegar a ser ingeniero informático. Había descubierto su propio camino en la vida a partir de su propia fuerza.
Ese muchacho se convirtió en un exponente de lo bien que puede recuperarse la visión interna cuando los ojos mejoran. Uno no debe darse nunca por vencido.
Lo que los seres humanos más desean es tener esperanza. Cuando la perdemos, también perdemos nuestro empuje. Siempre que tengas esperanza, tus ojos pueden reanimar tu vista y mejorar tu poder de ver y tu mente puede recuperar la motivación, lo que te permite regresar de las profundidades de la desesperación.
LA CHEF QUE LE PLANTÓ CARA AL ACOSO
Estaba en el último curso de primaria cuando vino a verme. Había cambiado de escuela tres veces, víctima del bullying (acoso escolar). Por esta razón, su vista había descendido desde 1,5 hasta 0,1, por lo que su visión era pobre. Quiso consultarme si había alguna manera de que pudiese evitar el uso de gafas.
Después de escuchar el resto de su historia, parecía que la muchacha tenía una disposición alegre por naturaleza,
pero que a raíz del acoso escolar se había ido volviendo una persona triste y deprimida. Al parecer; se estresó mucho y contrajo miopía como resultado, después de lo cual su visión comenzó a empeorar de forma constante.
Le indiqué que llevara a cabo ejercicios oculares, junto con ejercicios de visión interna (visión intracerebral: con‑
centración, memoria, imaginación) y traté de activar su cerebro. En concreto, le enseñé técnicas para reducir el impacto de los recuerdos desagradables, que debía aplicar cada día. Unos cuatro meses más tarde, me dijo:
—Doctor, siento que puedo ver.
Medí su vista y, para mi sorpresa, vi que había recuperado su visión original de 1,5. Cuando le di la enhorabuena, respondió:
i Estoy muy contenta de volver a ser como era antes!
—¿Cuál es tu sueño? —le pregunté.
Y dijo:
Siempre he querido ser una cocinera tan buena como el señor Futoku Shuu.
—Si fijas en tu menté la imagen de que triunfas como
una chef del nivel del señor Shuu y persistes en la contem‑
plación de esa imagen, ¡estoy convencido de que lo lograrás!
Tengo muchas ganas de conocerlo y aprender de él. —Mantén el pensamiento de que vas a conseguirlo. —¡Muy bien, lo haré!
En consecuencia, poco tiempo después se encontró con el señor Shuu por la calle. De hecho, como me dijo con orgullo, incluso lo visitó en su restaurante, el Akasaka Rikkyu, donde él le dió algunos consejos sobre cómo cocinar el arroz frito. Desde entonces, ha estado recorriendo el empinado camino que conduce a ser chef.
EL ANESTESIÓLOGO
Un estudiante de secundaria, acompañado de su madre, vino a verme desde Ishikawa. Tenía la esperanza de superar su elevadísima miopía y su astigmatismo extremo y que lo aceptasen en una facultad de medicina para llegar a ser anestesiólogo. A pesar de que deseaba ser médico, su visión estaba tan mermada que no podía hacer ningún progreso en sus estudios para las pruebas de acceso.
Cuando lo examiné, confirmé su alto grado de miopía y astigmatismo. Así pues, la información visual no llegaba demasiado bien al cerebro. Le dije:
—Tal como estás de la vista, es probable que tengas dificultades para mantener la concentración y estudiar. —Reconoció que estaba en lo cierto, y proseguí—: Si sigues así, no podrás entrar en ninguna facultad de medicina.
Procedí enseguida a prescribirle su tratamiento, que incluía ejercicios de visión, terapia de contacto y el uso de unas gafas especiales diseñadas para la restauración de la vista.
Con el tiempo, poco a poco, fue superando en gran medida la miopía y el astigmatismo. Lo admitieron en una facultad de medicina nacional, donde fue avanzando en sus estudios para llegar a ser médico.
Hoy en día, tiene los días muy ocupados como anestesiólogo. De todos modos, sigue haciendo huecos en su agenda para visitarme de vez en cuando.
EL ESTUDIANTE UNIVERSITARIO
En este caso, un estudiante de la Universidad de Keio se dio cuenta de que su estilo de vida estaba perjudicando sus ojos, de modo que llevó a cabo algunos cambios y pasó a realizar ejercicios de visión. Como resultado, logró reducir sus dioptrías.
Con la confianza que tenía en su mejora, antes de someterse a las pruebas de optometría —una vez cada dos meses—, encargaba sus próximas gafas, bajo el supuesto de que su vista mejoraría.
Hasta la fecha, y en el plazo de un año, ha cambiado seis veces de gafas. Cada vez las lleva con menos graduación; todo un récord. Si yo fuese el propietario de la óptica a la que acude, estaría encantado; después de todo, habría vendido seis gafas en un año a un cliente cuya vista iba mejorando. Es lo contrario de tener que llevar gafas de mala gana porque la vista va empeorando, lo cual obliga a llevarlas con una graduación cada vez mayor.
Desde entonces, su confianza en sí mismo parece haber aumentado. Obtuvo un puesto fijo en IBM, donde actualmente trabaja.
LA SEÑORA CASI CIEGA
Vino a verme una mujer de cuarenta y pocos años aquejada de una miopía extrema. Su vista estaba por debajo de 0,01; no veía prácticamente nada. También era hipermétrope. Además, padecía degeneración macular, de modo que su médico le había dicho que se preparase «para quedarse ciega».
Acudió a mí buscando desesperadamente ayuda para evitar perder la vista de forma inminente. Me explicó entre lágrimas que tenía un niño que estaba aún en primaria.
Cuando le medí la agudeza visual, confirmé que efectivamente veía muy poco. Hacerle llevar gafas y lentes de contacto no resultó de ayuda. Sin embargo, había algo que me hacía sentirme esperanzado: el hecho de que estaba decidida a evitar perder la vista por cualquier medio, de que tenía el empuje de hacer todo lo que fuese posible para volver a ver.
Decidí ofrecerle mis servicios a esa mujer casi ciega. La mayoría de los casos que se presentan son los de individuos que acuden mi consulta arrastrados por su cónyuge, pero si el propio paciente no tiene la voluntad de sanarse, no hay manera de que pueda lograr ningún grado de mejora.
Estábamos a la mitad del programa de recuperación cuando su marido tuvo que irse a trabajar a China, de modo que ella se vio obligada a acompañarlo. Le indiqué que continuase con sus ejercicios de visión (ejercicios para los ojos y el cerebro) y que siguiese tomando sus suplementos de antocianina procedente de los arándanos.
Gracias al hecho de que ha seguido mi consejo, lleva seis años evitando la ceguera, y su agudeza visual, que ni siquiera llegaba a 0,1, es hoy de 0,4 con la ayuda de lentes de contacto.
EL CONTABLE
Este es el caso de un contable público certificado de unos treinta y cinco años. Para llevar a cabo su trabajo de auditoría, tiene que comprobar cifras impresas en un cuerpo de letra pequeño. Puesto que este trabajo consiste en detectar errores, puede ser estresante. También debe hacer uso del ordenador durante largos períodos de tiempo. Se quejó de que aquella tarea era tan fatigosa que no sabía qué hacer; ya no estaba seguro de poder seguir trabajando.
Cuando le examiné, descubrí que no solo era hipermétrope sino que también empezaba a presentar síntomas de presbicia —es decir, la hipermetropía debida a la vejez; la denominada vista cansada—. No le gustaban las gafas, así que no las llevaba tan a menudo como las necesitaba. Cuando le calibré la vista con ellas puestas (acostumbraba a tenerlas en la mano), comprobé que veía bien: las gafas no hacían mucho para mejorar su visión. Le pregunté si le habían diagnosticado hipermetropía de niño, y me dijo que recordaba haber ido una sola vez al oculista.
Hoy, tras llevar a cabo ejercicios de visión sin gafas —y también con gafas, que hacen que sus ojos no se le cansen tanto—, se siente más relajado y sigue con su empleo.
LA COMADRONA
Vino a verme una matrona de ochenta años. Después de sufrir de una hemorragia de la zona de la mácula a causa de una degeneración macular relacionada con la edad, su vista se redujo de 0,3/0,4 a 0,03. Desanimada, incomodaba a su familia al decir que si no podía ayudar a dar a luz a bebés, prefería morir.
Era una mujer increíble, que había logrado que sus cuatro hijos fuesen a la universidad, a pesar de haber perdido a su marido en los caóticos años de la posguerra. La única motivación que tenía en su vejez para seguir viviendo era la de seguir asistiendo partos.
Cuando vino ami consulta, junto con su familia, me dijo:
—Es difícil detener la hemorragia ocular, y las inyecciones que me aplican son dolorosas. Tengo menos campo de visión, por lo que me resulta difícil ver. i Estoy harta!
Con el fin de lograr que el sangrado fuese reabsorbido por los vasos capilares, la ayudé a llevar a cabo una rutina de ejercicios que le hacían usar su visión intracerebral (el método de la imaginación, o de su capacidad de visualizar). La hemorragia se detuvo y su campo visual comenzó a ampliarse, progresivamente. Dado que la hemorragia se había detenido como resultado de los ejercicios, recuperó la visión de 0,3 en dos semanas. Desde entonces, recobró su entusiasmo por la vida y se dispuso a seguir ejerciendo de comadrona hasta el final de sus días.
EL ESCRITOR
Está también el caso de un famoso conferenciante y escritor, autor de unos cuarenta libros. A la edad de sesenta
años, se estaba viendo afectado por una miopía muy acentuada.
Estaba a punto de desprendérsele la retina, problema que le detectaron en el último momento. Afortunadamente, lograron frenarlo por medio de un procedimiento conocido como fotocoagulación. Después de recibir este tratamiento, sin embargo, empezó a padecer ansiedad y acudió a mi consulta. Le preocupaba la posibilidad de dejar de ver por completo. Además, le resultaba problemático seguir escribiendo libros y dando conferencias.
Le hice cambiar su estilo de vida, que estaba demostrando ser demasiado duro para sus ojos, con lo cual logró detener el avance de la miopía. A raíz de ello, pareció recuperar su alegría habitual.
Actualmente, continúa con sus actividades por todo Japón, tal como hacía antes.
RECUPERARSE DE LA PRESBICIA
Quienes acuden a mí para detener el avance de la presbicia, o hipermetropía debida a la vejez, tienen todos algunos rasgos en común. Tienden a ser personas que se incomodan mucho por experimentar una disminución de sus funciones cognitivas, o bien individuos a quienes se puede calificar de artísticos. Muchos de ellos son profesionales que dependen de su intelecto para poder desempeñar bien su trabajo, tales como ejecutivos de empresas, profesores universitarios o médicos.
LA ESTETICISTA
Una mujer de cincuenta y un años, propietaria de un salón de tratamientos de belleza y de un centro de formación KAATSU, vino a verme. De aspecto, parecía una atractiva mujer de solo treinta y tantos años.
Doctor —me dijo—, sé que es posible lograr efectos antienvejecimiento para el cuerpo, pero eso no es posible para la presbicia, ¿verdad? Estoy preocupada por el hecho de que mi mente no es tan aguda como antes a causa de la presbicia.
Cuando le pregunté por qué creía que solo los ojos eran insensibles a las medidas antienvejecimiento, no tenía ninguna respuesta; se limitó a decir:
—i Porque estamos hablando de los ojos!
Después de siete meses de llevar a cabo los ejercicios que le indiqué, su visión de cerca, que había sido de 0,1, era ya de 1,0, lo cual la liberó de la presbicia y de la necesidad de usar gafas convexas. Estaba impresionada:
—¡Así que la presbicia tiene cura, supongo! ¡Estoy tan emocionada...! ¡Estoy rebosante de motivación!
Sea cual sea la edad que tengamos, debemos seguir persiguiendo nuestros sueños y esperanzas. Esta es siempre la mejor manera de vivir.
LA EXPROFESORA UNIVERSITARIA
Una señora de cincuenta y seis años, profesora de universidad, leía una gran cantidad de documentos y trabajos académicos y estaba empezando a encontrar molesto el hecho de usar gafas. Además, estaba comenzando a preocuparse por la disminución de sus funciones cognitivas.
Puesto que su vista le estaba dando problemas, le recomendé unas gafas para leer que no fuesen demasiado potentes, un tipo de gafas que podría desechar fácilmente en el futuro. Pero dijo que no las llevaría, y rechazó la propuesta de plano. Cuando llevó su equipo de ejercicios para la visión a su despacho y realizó los ejercicios allí, su visión de cerca pasó de 0,1 a 0,4 en el plazo de dos semanas. Decir que fui yo el sorprendido sería quedarse corto.
Hoy está disfrutando de su vida como investigadora, viaja de aquí para allá entre Japón y Canadá, tiene un gran sentido estético y anhela mantener su mente joven.
EL PACIENTE DE CIRUGÍA LÁSER
Un pediatra vino a verme desde Miyazaki. Después de someterse a cirugía láser LASIK ocho años atrás, su vista comenzó a deteriorarse desde hacía cuatro o cinco años. En el momento en que vino a verme, su ojo derecho tenía una agudeza visual de 0,6 y el izquierdo, de 0,5. Su tratamiento médico estaba empezando a mostrar efectos secundarios; además, se cansaba y distraía con facilidad.
Sorprendentemente, he atendido muchos casos de médicos que acuden a consultarme después de experimentar una reducción de la visión tras someterse a cirugía láser. Este médico estaba últimamente más ocupado de lo esperado y parecía no tener tiempo para trabajar en el restablecimiento de su vista. Como resultado, estaba experimentando una merma aún mayor de la visión.
Debido al hecho de que la cirugía láser es un procedimiento que aumenta la agudeza visual sin curar la miopía, si el paciente vuelve a la misma forma de vida que había estado llevando antes de la operación, será inevitable que experimente una disminución de la visión. Después de todo, la cirugía no trata la causa del empeoramiento de la vista.
A día de hoy, su ojo derecho se ha recuperado hasta 1,2 y su ojo izquierdo, hasta 0,9. Además, al haber restablecido la comunicación normal entre los ojos y el cerebro, está activamente implicado en su práctica médica.
ÍNDICE
Prólogo 7
El héroe del béisbol 7
El fenómeno televisivo 8
El ingeniero informático 9
La chef que le plantó cara al acoso 11
El anestesiólogo 12
El estudiante universitario 13
La señora casi ciega 14
El contable 15
La comadrona 16
El escritor 16
Recuperarse de la presbicia 17
La esteticista 17
La exprofesora universitaria 18
El paciente de cirugía láser 19
Introducción 21
Puedes recuperar tu anterior visión 22
Si piensas que puedes ver, ¡puedes hacerlo!
¡Es el cerebro el que ve! 24
Restablecer la vista para cambiar la vida 26
Ver es creer 26
La supervivencia humana depende del poder de ver 33
Experimenta el mundo de los ciegos 33
El poder de ver crece a medida que desarrollas tu carácter 36
Tu ritmo diario se activa con el simple
accionamiento de un interruptor de la luz 38
Los peligros del mal uso del poder de ver 42
Los hábitos que deben tenerse en cuenta a la hora de ver 44
El rápido incremento de los casos de miopía nos está quitando nuestro poder de ver 51
La pérdida de visión es una señal importante que nos envían nuestros cuerpos 51
La disminución de la visión genera un deterioro del poder de ver del cerebro y de los ojos 54
¿Cómo te va con tu ordenador? 55
La miopía inducida por el ordenador es la nueva gripe 57
Causas de la pérdida de la vista entre los japoneses 62
La postura inclinada hacia delante provoca el síndrome del cuello rígido 63
Ejercicios visuales para que el cerebro pueda recuperar el poder de ver 69
Si piensas que puedes ver, lo harás. Lo primero para recuperar la vista es trabajar con el cerebro 69
La razón por la que si crees que puedes ver, puedes hacerlo 71
¿Cuál es el poder de ver de tu cerebro? 75
Con los ojos y el cerebro, ¿l -+ 1 = 1? 76
Gafas y lentes de contacto para la mente 77
Efectividad de las gafas de mejora de la vista 79
Técnica cerebral n.° 1 83
Técnica cerebral n.° 2 87
Técnica cerebral n.° 3 90
Técnica cerebral n.° 4 92
Técnica cerebral n.° 5 94
Técnica cerebral n.° 6 100
Restaura tu poder de ver por medio de ejercicios oculares 105
Primer paso hacia la restauración de la vista: mover los ojos 105
La mejora de la vista en casos de miopía y astigmatismo 110
Medidas contra la hipermetropía, el astigmatismo,
la vista débil y el estrabismo 116
Medidas para contrarrestar la vista débil 119 Estrabismo 120
Medidas contra el astigmatismo 121
Testimonios de la superación de la hipermetropía,
el astigmatismo, el estrabismo y la vista débil 121
Técnica ocular n.° 1 128
Técnica ocular n.° 2 132
Técnica ocular n.° 3 135
Técnica ocular n.° 4 137
Técnica ocular n.° 5 143
Técnica ocular n.° 6 146
Cómo proteger los ojos del síndrome del ojo seco 146
La restauración de la vista después
de someterse a cirugía láser 150
Aleja la amenaza de la presbicia y destierra la senilidad para siempre con tu verdadero poder de ver 155
Antienvejecimiento para los ojos 155
¿Qué edad tienen tus ojos y tu cerebro? 160
Tres principios que pueden ayudarte a detener
la presbicia e incluso a eliminarla 162
Liberación del estrés para mejorar los ojos y el cerebro 164
Volver a ejercitar los músculos atrofiados 166
Estimulación de la retina con una
máscara de equilibrio ocular 169
Calienta tu cuerpo para combatir la presbicia 173
El poder de los arándanos para detener el envejecimiento de los ojos 175
Pasos que debes seguir contra los problemas oculares relacionados con la edad 177
Tu auténtico poder de ver es un recurso de confianza en tu arsenal de destrezas para la vida 185
El poder de ver es el poder de vivir 185
La visión en el deporte Primera parte 188
La visión en el deporte Segunda parte 191
La visión en el trabajo — Primera parte 193
La visión en el trabajo — Segunda parte 195
La visión en la vida Primera parte 204
La visión en la vida — Segunda parte 208
El poder de ver te cambiará la vida 213
La esperanza que me dio «Tiempos modernos» 214
Nunca te rindas 216
Ficha técnica
- Autor/es:
- Kazuhiro Nakagawa
- Editorial
- Sirio
- Formato
- 13’5 x 21 cm
- Páginas
- 228
- Encuadernación
- Rústica con solapas (tapa blanda)