Cuaderno Botanico De Las Flores De Bach
Referencia: 9788491180579
Guía para el conocimiento y el uso terapéutico de las flores
Prólogo de RICARDO OROZCO
Una guia cientifica para ver el alma de las plantas a partir de su signatura
Desde la prehistoria, el ser humano ha necesitado conocer su entorno para poder sobrevivir. Siempre buscando nuevos alimentos o medicinas que permitieran una mejor adaptación, el hombre desarrolló una gran capacidad de observación para comparar las estructuras vegetales, minerales, animales y hongos con las estructuras anatómicas humanas. El gran maestro de este arte fue Paracelso, y esta práctica se llama signatura. La signatura es un signo, señal o firmaque manisfiesta determinado vegetal (o ser vivo) que nos sirve para conocer sus propiedades, que podrían aprovecharse para la curación. Jordi Canellas ofrece en esta obra un estudio pionero de la signatura de las Flores de Bach, que nos permitirá profundizar en el conocimiento de las esencias, reencontrarnos con el mensaje de la naturaleza y cada esencia, y hallar nuevas flores que puedan ayudar a la evolución humana y la curación.
Jordi Canellas ofrece en esta obra un estudio pionero de la signatura de las Flores de Bach, que nos permitirá profundizar en el conocimiento de las esencias, reencontrarnos con el mensaje de la naturaleza y cada esencia, y hallar nuevas flores que puedan ayudar a la evolución humana y la curación.
- 336 páginas
- 15,5 x 23,2 cm
- RÚSTICA
¿Qué nos enseñan las plantas? ¿Qué relaciones establecen con su entorno? ¿Qué íntimo vínculo las une con los seres humanos y con su desarrollo vital? Si comprendemos la naturaleza podemos llegar a conocer qué características definen a las plantas y qué propiedades curativas nos ofrecen cada una de ellas. A partir de este principio germinan terapias tan efectivas como la basada en las Flores de Bach.
En este libro pionero en su campo, Jordi Cañellas ha observado las propiedades esenciales de las plantas y ha desarrollado un método analógico para mostrar con claridad las razones por las que las Flores de Bach y otros organismos vegetales tienen la capacidad de mejorar nuestra salud y nuestro estado psicológico y emocional.
- Exhaustivas explicaciones sobre la signatura como vía de conocimiento de flores y plantas.
- Completa catalogación científica, medicinal, analógica, simbólica y energética.
- Todas las pautas y patrones de cada uno de los grupos florales y capacidades terapéuticas de sus esencias.
- Más de 250 fotos detalladas que ilustran los rasgos fundamentales de las plantas.
JORDI CAÑELLAS
es biólogo especializado en botánica y ecología. Naturópata, geocromoterapeuta y sanador reconectivo, se formó como terapeuta floral con Ricardo Orozco en 2002 y desde entonces investiga la signatura de las Flores de Bach en El Jardí de les Esséncies, un jardín silvestre de Sant Martí de Tous (Barcelona). Investiga y elabora esencias florales. Imparte cursos de formación en Flores de Bach y signatura vegetal en Igualada, Barcelona y Chile.
ÍNDICE
1. Prólogo a cargo de Ricardo Orozco 11
2. Prefacio 13
3. Agradecimientos 15
4. Introducción 17
5. Material y métodos 23
6. El código primario en la analogía vegetal-humano 25
6.1. La raíz - «lo inconsciente» 25
6.2. El tallo - «cómo somos» 29
6.3. Las hojas - «cómo nos manifestamos» 33
6.4. Las flores - «lo que ideamos» 36
6.5. Los frutos - «lo que materializamos» 42
6.6. Los colores y su correspondencia 44
6.7. Estructura y dimensiones 44
7. El código secundario en la analogía vegetal-humano• 47
7.1. Estructuras especiales 47
7.2. Orientación espacial 47
7.3. Olor y sabor 48
7.4. Ciclos temporales y biológicos 48
7.5. Movimientos 49
7.6. Tipos de reproducción, sexualidad y dispersión 50
7.7. Ecología de la especie 50
7.8. Familia botánica 50
8. Aspectos complementarios (el código terciario): 53
8.1. Números y geometrías 53
8.2. Relaciones con otros reinos 54
8.3. Geocromoterapia 54
8.4. Relación con los 4 elementos 55
8.5. Usos populares 55
8.6. Usos medicinales 56
9. La signatura en las Flores de Bach 57
9.1. Los doce senadores 57
9.2. Bach y la signatura 61
9.3. Introducción a las Signaturas 62
Impatiens 63
Mimulus 75
Clematis 83
Agrimony 92
Chicory 100
Vervain 108
Centaury 115
Cerato 122
Scleranthus 127
Water Violet 132
Gentian 140
Rock Rose 147
9.4. Las doce causas primeras 155
9.5. Los 7 ayudantes 158
Gorse 159
Oak 168
Heather 175
Rock Water 182
Olive 185
Vine 192
Wild Oat 198
9.6. Las fuerzas del árbol 203
Cherry Plum 204
Elm 210
Pine 217
Larch 226
Willow 232
Aspen 238
Hornbeam 243
Sweet Chestnut 250
Beech 256
Crab Apple 262
Walnut 268
Chestnut Bud 274
White Chestnut 275
Red Chestnut 281
Holly 285
9.7. La coronación 291
Honeysuckle 292
Wild Rose 298
Star of Bethlehem 304
Mustard 310
Anexo 1: Reflexiones en torno a la solarización, la ebullición y la signatura 317
Anexo 2: Tabla 321
Anexo 3: La dureza y densidad de la madera de los árboles de Bach 324
Anexo 4: Clematis 5: comprobación de hipótesis 324
Bibliografía 329
1. Prólogo
Siempre me ha llamado la atención lo «disociados» que estábamos los terapeutas florales del conocimiento botánico de las plantas de las que el sistema de Bach extrae sus esencias. Tanto es así, que es muy probable que la mayoría de nosotros no pasaríamos un examen fotográfico de las flores. Sobre todo los más urbanitas. Por ello, ya desde los primeros cursos introduje imágenes de ellas.
Más adelante, empecé a citar párrafos donde Julian Barnard habla del «gesto de la planta».
Pero no fue hasta que tuve como alumno a Jordi, cuando tomé conciencia de la importancia de profundizar sobre la signatura de la planta. En realidad, siempre he sabido que era una asignatura pendiente. También era consciente de mi ignorancia supina acerca de la botánica, cosa que intentaba disimular todo lo que podía.
En realidad, las Flores de Bach siempre han sido una historia de infrautilización. En parte creo que debido a la escasa descripción de las mismas por el propio Bach, y en gran medida por la confusión suscitada entre la propia descripción y el efecto terapéutico de las esencias. Aun actualmente existen no pocos naturópatas que creen que una flor es una página de un libro que se puede aprender en 10 minutos. Afortunadamente, a medida que diversos autores publicamos nuestro trabajo y tantos terapeutas abordan este apasionante mundo con seriedad, esta tendencia va disminuyendo.
Estamos pues en una buena época en lo que se refiere al desarrollo de la Terapia Floral de Bach. Por eso la aparición de este libro llena una carencia patente, en un terreno en el que muy pocos se atreven a
entrar: el de la signatura. Porque para ello no basta con ser «creativo», ni siquiera es suficiente la intuición. Antes parece que ésta deba desplegarse sobre un lecho de conocimientos de biología, botánica y ecología, disciplinas en las que Jordi está formado.
He tenido el privilegio de disponer del manuscrito del libro mucho antes de que apareciese. Me ha permitido entender muchas cosas que confirman efectos que constato cotidianamente en la clínica floral. También me ha abierto muchos interrogantes acerca de nuevos horizontes terapéuticos. Pero sobre todo me ha fascinado ser llevado pedagógica y amorosamente por el autor por este mágico y sorprendente mundo vegetal.
Se trata de un libro pionero, riguroso, científico, admirablemente bien construido que habla de esos seres maravillosos que están a nuestra deposición para ayudarnos, para ofrecernos todo lo que son y recordarnos todo lo que podemos ser si nos convertimos algún día en nosotros mismos. Mediante este trabajo los entenderemos mejor, pero también, por analogía, comprenderemos mejor las esencias que el doctor Bach nos legara pero, lo más importante, es que nos entenderemos mejor a nosotros mismos.
Porque, como enseña El Kybalion, «como es arriba es abajo». Sí, pero también es adentro...
Doctor Ricardo Orozco
2, Prefacio
Este libro que tenéis en vuestras manos ha sido fruto de algunas causalidades vitales, como casi todo en la vida. Primero, por mi infancia y adolescencia, vivida en gran medida en los bosques de Castellfollit del Boix, en la Cataluña central, mi primer hogar espiritual. También por mi abuelo, buen conocedor de los bosques, las plantas, las setas y la huerta, con el que aprendí a amar los ciclos vegetales, a sembrar, ver crecer y recolectar. De ahí nació la pasión, o se fraguó algo que ya estaba en el crisol de mi alma. De ahí las ansias de conocer. Para aprender de otra manera cursé la carrera de biología y me licencié en las especialidades de botánica y ecología. La botánica para aprender de mi reino favorito y la ecología para tratar de comprender la totalidad en la que vivíamos los vegetales y los humanos. Encontré, en la universidad, algunos maestros, unos por su pasión por la vida vegetal, otros por sus conocimientos inmensos y a la vez sintéticos de la ecología terrestre.
Pero no fue hasta encontrar las Flores de Bach cuando algo se movió en mi interior y se empezaron a fusionar conceptos diversos que durante los años en la facultad habían sido iluminaciones solitarias, discordantes con el pensamiento científico convencional. Con el tiempo mi mirada se ha vuelto cada vez más analógica y he tratado de conectar aspectos aparentemente distintos de la vida de una forma razonada, porque la intuición dice que todo está y ha estado siempre formando una gran totalidad.
Y un día por la noche miro las plantas de nuestra habitación (de mi mujer y mía y por aquel entonces también de unas 40 orquídeas) y les dirijo una pregunta: ¿que simboliza cada una de vuestras partes si las comparamos con el ser humano?; ¿qué tenéis que enseñarnos? Ya no recuerdo bien cuándo llegó la respuesta, a modo de «boomerang», lo
que sí sé es que estuve escribiendo algunas horas en una pequeña libreta y que iba tomando cuerpo lo que aquí he llamado código primario. Lo intuido y escrito aún tenía sentido a la mañana siguiente y ahí nació mi deseo de profundizar en la signatura. En ese instante comprendí los años pasados en los bosques, a veces demasiado solo, allí comprendí la pasión vegetal que me domina (a veces también la animal, no crean), y le pude dar un sentido superior a los conocimientos adquiridos en la universidad, maravillarme de la intuición de Bach con cada flor en la que me iba sumergiendo y maravillarme a cada paso porque la belleza de las flores era doble, por lo que mostraban y por lo que escondían, esa energía potencial que hace que abras el corazón al ver florecer la naturaleza y se expanda tu centro hasta ellas, o de ellas al tuyo. Realmente el universo está en un grano de arena, y en una magnífica espina, y en el olor del rosal, y en las semillas de Impatiens que saltan para reclamar su espacio y en el silencio de los hayedos... ¿Comprenden? Sí, ya sé que sí. Lo vi en las caras de las personas que asistieron al Primer Congreso de SEDIBAC-Seflor en 2006 y que escucharon mi ponencia. Vi a muchos terapeutas que asentían con la cabeza porque la signatura es vestir de alma, sacralizar a las plantas, a las flores, que demasiado a menudo tratamos como a objetos. Sí, también los terapeutas florales lo hacemos. Pero las plantas son algo más, las Flores de Bach y todas las demás, son seres sensitivos, evolutivos, en equilibrio dinámico con su entorno y con enormes ganas de participar en el desarrollo de la Tierra y en el desarrollo humano (como ya están haciendo desde hace miles de años), de ayudar y crecer con nosotros. Anhelo que este libro pueda ayudar a recordar nuestra hermandad cósmica con todos los seres y en concreto con el reino vegetal, al que yo particularmente debo mucha de mi felicidad.
Jordi Cañellas Puiggrós
(en Sant Martí de Tous, 2007)
4. Introdúcción
Desde la prehistoria, el ser humano ha necesitado conocer su entorno para poder sobrevivir. Esta necesidad ha desarrollado una gran capacidad de observación de la naturaleza y sus formas y ante la ausencia inicial de una mente analítica1 se usó la analogía2 para comparar las estructuras de minerales, vegetales, animales y hongos, con las estructuras anatómicas humanas. Siempre se ha ido buscando nuevos alimentos o medicinas que permitieran una mejor adaptación y supervivencia.
La forma de comprender la naturaleza y de tratar de descubrir las propiedades curativas de los seres vivos a través de sus estructuras, es lo que se dio en llamar «signatura» y fue Paracelso el maestro más conocido de este arte casi perdido. De esa época, en pleno siglo xvi, datan sus escritos sobre la signatura vegetal, aunque el conocimiento va mucho más allá de la simple observación botánica y se mezcla con grandes conocimientos alquímicos3, astrológicos y de clasificación de las plantas según los cuatro elementos4 de la naturaleza.
La signaturas es un signo, señal o firma que manifiesta determinado vegetal (u otro ser vivo) y que nos sirve para conocer sus propiedades
internas que pueden ser usadas para la curación. La lectura de estos signos se realiza sin otra ayuda que la observación y el uso del pensamiento analógico.
Hasta ahora hemos hablado de la signatura entendida como la usaron los alquimistas y médicos de la Antigüedad, pero la propuesta de este libro es un poco distinta. Se ha comprobado empíricamente que muchos de los remedios hallados por el método de la signatura popular no servían para lo que fueron prescritos, quizás porque los conocimientos botánicos y de la anatomía humana en aquella época estaban poco desarrollados (de hecho durante mucho tiempo se prohibieron las autopsias). En la actualidad ambos se conocen mucho mejor. También se conocen con gran exactitud las propiedades medicinales de la mayoría de los vegetales, hecho que nos permite contrastar las signaturas y los dones curativos que señalan con los conocimientos de la fitoterapia.
Pero todavía nos gustaría llegar más lejos. Queremos demostrar que el estudio de la signatura puede seguir vigente, siempre y cuando se conozcan las claves para comprender el lenguaje simbólico del reino vegetal y traducirlo a un lenguaje humano.
Partimos de las Flores de Bach para realizar dicho estudio por una ventaja que nos ofrecen y que no ofrece ningún otro sistema de esencias florales, su probada eficacia durante más de 70 años por miles de terapeutas.
Esta realidad objetiva nos permite afirmar la primera premisa de la que he partido en este trabajo: 1) Se conocen ampliamente las propiedades terapéuticas de las flores de Bach.
La segunda premisa la basaremos en otra realidad objetiva y es que se conocen muy bien las características de las plantas de las que se obtienen las esencias florales de Bach. Se conoce su especie, su anatomía, su ecología, sus geometrías, su cultivo y en las especies más comunes, un montón de leyendas y usos populares; en otras, unas pocas, usos alquímicos y mágicos. También se conocen sus utilidades en fitoterapia (las que las tienen). Conocemos su forma, color y estructuras.
La segunda premisa reza: 2) Se conocen ampliamente las formas,. colores y estructuras, así como otras muchas características de las plantas a partir de las cuales se preparan las flores de Bach.
La tercera premisa no podría calificarse de objetiva a pesar de que muchos podamos estar de acuerdo con su afirmación. Dice así: 3) Las formas, colores y estructuras que manifiesta la naturaleza no obedecen al azar sino a unos patrones geométricos y energéticos subyacentes que las condicionan. De ser cierta esta premisa, podremos asociar la forma, el color y la geometría con sus propiedades terapéuticas conocidas.
Una forma viene dada por la función que un vegetal necesita realizar, así una hoja es plana para captar el máximo de luz para poder realizar la fotosíntesis, o unas raíces se extienden en abanico bajo tierra para dar soporte a la planta, pero más allá de estas relaciones básicas: ¿por qué existen tantas hojas distintas?, ¿y flores?, ¿y frutos?
La vida juega al juego de la variabilidad, el juego de combinar aspectos distintos para adaptarse mejor a su medio o conquistar medios menos poblados, lo que favorece la experimentación de formas, colores y estructuras diversas. Cada vegetal adquiere una forma propia, unas características que nos hacen clasificarlo como una especie definida y estas características externas, manifiestan un don oculto. Lo que observamos es la signatura de lo que no vemos. Lo que se expresa físicamente es la signatura de lo que se expresa de forma energética y no hemos sabido ver aún, y es esta parte oculta la que repercutirá sobre nuestra parte oculta ¿o acaso nuestro aspecto físico no es expresión también de nuestros aspectos energético y psicológico, aspectos ambos que para la mayoría de nosotros permanecen ocultos?
El aspecto físico y la forma de crecimiento (o signatura) de la planta se puede asociar por analogía a facetas en desequilibrio de la personalidad humana; la flor, en cambio, se corresponde a las virtudes opuestas y así su esencia energética, por resonancia, compensará nuestra expresión anímica en desequilibrio.
La planta de Impatiens refleja una impaciencia y una precipitada aceleración en su rápido crecimiento y en la expulsión a distancia de sus semillas. Pero en su flor el aspecto se suaviza y hasta se invierte (ver en la descripción de la signatura de Impatiens). La flor compensa la expresión del resto del vegetal. Vemos a una persona impaciente, irritable y acelerada, y enseguida pensamos en un estado IMP negativo. Estamos comparando el funcionamiento de la persona en su día a día con el funcionamiento de la planta.Y concluimos que si la flor compensa la aceleración del resto de la planta, suavizándola, su esencia energética podrá compensar la aceleración humana. Con una correcta traducción de la simbología vegetal podemos llegar a conocer las propiedades de la esencia energética de dicho vegetal, lo que nos permitiría:
a) Profundizar más aún en el conocimiento de las esencias, pues podemos encontrar nuevas propiedades o entender mejor las ya conocidas.
b) Reencontrarnos con el profundo mensaje que tiene la naturaleza y que según mi entender nos habla constantemente a través de formas, colores y geometrías, que son las estructuras visibles procedentes de unos patrones invisibles. A través de la signatura llegamos a lo invisible pasando por el reino de las formas.
c) Reencontrarnos con el profundo mensaje de cada esencia. Cada esencia es un ser vivo en plena manifestación y evolución con su patrón individual (como especie) y no un remedio aislado para su uso alopático.
d) Hallar nuevas esencias que puedan ayudar a la evolución humana en aspectos poco conocidos, o en aspectos emergentes de una humanidad cada vez más cambiante.
Todos aquellos que trabajamos con las esencias florales de alguna manera, sea como pacientes o como terapeutas, estamos usando, a menudo sin saberlo, el conocimiento analógico que permite traducir aquello que nos preocupa en un lenguaje floral. Aquellos miedos des-
conocidos que hacen temblar nuestra sensibilidad se corresponden con el temblor de las hojas de Aspen, que tan fácil se produce aun con una muy suave brisa. Éste es sólo uno de los muchos ejemplos que encontraríamos de esta traducción sutil, que tan útil puede ser al terapeuta para conseguir que el paciente entienda mejor la acción de una esencia.
Cuando ingerimos una esencia floral entramos en contacto con un alma vegetal, con su razón de ser, con sus dones más elevados, y al tiempo que sanan nuestros seres, ellas elevan su condición. Con cada absorción de información floral y la mejoría que ésta nos produce, los campos mórficos6 almacenan estos datos energéticos y la curación de ese estado por parte de nuevos pacientes tiende, con el tiempo, a ser más fácil.
Así pues, el lenguaje simbólico a través de las signaturas nos permite a todos comunicarnos con el reino vegetal, sin la necesidad de ser personas de una percepción extraordinaria, como fue Edward Bach o como algunos chamanes que conocen las propiedades de los vegetales gracias a su sensibilidad, conjugada con ritos diversos (ingesta de ayahuasca, hongos, uso de sueños, percusiones y cantos, etc.).
El estudio de las signaturas no pretende hacer otra división en el conocimiento de los seres vivos, de hecho el intento de clasificar la signatura de los vegetales según una sola característica (por ejemplo tipo de raíz, color de las flores, etc.) ha sido un fracaso rotundo ya que cada especie tiene gran cantidad de información distinta que sólo tiene sentido si la tratamos de forma holística. Cada especie debe ser estudiada como un conjunto indivisible que, como en la especie humana, es un todo complejo.
Para abordar el estudio de la signatura hay que unir el gran bagaje de conocimiento que existe en campos distintos del saber (cromoterapia, simbología, botánica, farmacia, geocromoterapia, sabiduría popular, geometría, esencias florales, psicología, etc.) y del total saldrá el don que la planta encarna y ofrece. Aquel don esencial que vibrará en nuestro interior y nos recordará un estado de armonía perdido por las circunstancias de nuestra existencia actual.