Vencer La Osteoporosis
Referencia: 9788441427020
El colágeno, clave de la descalcificación y la artrosis
Uno de los problemas de salud más extendidos en la sociedad actual es la osteoporosis y las fracturas de huesos que provoca. Sin embargo, no se ha explicado correctamente que la causa de esta enfermedad reside en la ausencia del COLÁGENO, es decir, la sustancia que permite la flexibilidad de los huesos y que, además, es el soporte del fosfato de calcio en el hueso. Si una persona no repone, a través de la nutrición correcta, el colágeno que se pierde, las sales cálcicas no tienen dónde fijarse y el hueso se descalcifica y se vuelve rígido y seco.
Asimismo, cuando falla la formación del colágeno de los cartílagos, estos comienzan a «desgastarse» y se produce la temida artrosis. Del mismo modo, tendones y ligamentos se vuelven débiles y aparecen las roturas y torceduras, además de dolores articulares.
Por este motivo, la ingesta masiva de calcio no es la solución, pues si las sales cálcicas no pueden fijarse al hueso, la descalcificación persistirá y, por añadidura, se corre el riesgo de calcificar sin necesidad vasos, riñones y pulmones.
En este libro, la autora nos muestra las claves para la solución de este problema, explicando clara y sencillamente todo el proceso que conduce a la osteoporosis y cómo puede remediarse fácilmente la falta de colágeno, corrigiendo las carencias y los errores en la alimentación y, a la vez, abasteciendo al cuerpo de los nutrientes necesarios para la nueva formación de esta importante sustancia.
ANA MARÍA LAJUSTICIA BERGASA (Bilbao, 1924) es licenciada en Ciencias Químicas por la Universidad Complutense de Madrid, y ha realizado estudios sobre agricultura y alimentación animal, publicando artículos sobre el tema en revistas especializadas. Desde principios de los 70 se dedicó al estudio de la dietética, basado en la bioquímica y la biología molecular, y participó en congresos internacionales sobre estas materias, especializándose en los problemas provenientes de las deficiencias en la alimentación.
Fruto de sus conocimientos fue su primera obra, La alimentación equilibrada en la vida moderna, así como La artritis y su solución, y su gran éxito de ventas El magnesio, que han sido traducidas al alemán, francés y holandés.
También es autora de Colesterol y triglicéridos, Alimentación y rendimiento intelectual y Los problemas del adulto, entre otros títulos, en los que destaca su estilo didáctico, claro y directo. Está considerada como una de las mayores especialistas en dietética y nutrición, disciplinas sobre las que imparte cursos y conferencias.
Introducción
Uno de los problemas de salud más extendidos en la sociedad actual es la osteoporosis, que es la causa de muchas fracturas. Sin embargo, el porqué se rompen los huesos es algo que no suele explicarse bien, sino precisamente muy mal y de forma enrevesada. Es corriente que muchas personas me comenten que su médico les ha dicho que tienen descalcificación y que, por ello, van a padecer fracturas con facilidad, y lo que ocurre precisamente es que los huesos son frágiles porque son duros, y son duros porque están formados por un tejido calcificado.
De hecho, la frecuencia con que ocurren las roturas de partes del esqueleto se debe a que existen muchas personas que no reponen el colágeno, que constituye la parte orgánica del hueso y tiene la cualidad de ser flexible y recobrar su forma primitiva cuando cede la presión que soporta, siendo el componente del hueso que permite su deformación e impide su rotura.
Precisamente, el fallo en la reposición del colágeno es la causa por la que las personas afectadas se quejan de dolores, ya que tampoco reparan los cartílagos y los tendones que están formados de la misma proteína; el fallo en la neoformación de los colágenos de los cartílagos conduce a su «desgaste», es decir, a la artrosis, y al disminuir la interlínea, es decir, la separación entre los huesos, se producen pinzamientos que son la causa del dolor.
Y a la vez, tampoco se recomponen los tendones, que se vuelven débiles, y por ello se dan tantas roturas de ligamentos, y, sin llegar a ellos, tantas torceduras de tobillos y aumento de las escoliosis, de las deformaciones en las rodillas y problemas de tendones.
Ahora bien, como el soporte del fosfato cálcico en el hueso es el colágeno, si una persona no repone el mismo en la medida en que esta parte orgánica se destruye, las sales cálcicas no tienen dónde fijarse, y el hueso, a la vez que se desvitaliza, se descalcifica; pero hay que tener siempre presente que es el fallo en la formación de la matriz orgánica lo que vuelve el hueso seco, rígido y frágil. El colágeno, sin embargo, le permite ser deformable y flexible.
No debemos olvidar que la calcificación total del esqueleto no se produce hasta pasados los veinte años, y en los jóvenes, y menos en los niños, los huesos no se rompen con facilidad; hay un dicho muy extendido que viene a decir que «es que los niños son de goma»; y es cierto, sus huesos son colágeno que no está totalmente calcificado y por ello son flexibles, y ante los golpes ceden y no se rompen.
Todo lo contrario es lo que les sucede a esas personas con huesos calcificados, pero faltos de su parte orgánica y que parecen piedra pómez.
Cuando se cuecen rodillas de vaca, o pies de cerdo, la gelatina que se obtiene es la proteína que formaba el hueso y constituía el soporte de las sales cálcicas. No debemos olvidar que los fosfatos cálcicos por sí mismos no constituyen el esqueleto, solo son las sales que le dan rigidez y dureza, pero el hueso es algo más, es una proteína, una sustancia orgánica que tiene la cualidad de poder fijar y retener esas sales y que al endurecerse forma el soporte del individuo, es decir, el esqueleto.
Esta descalcificación por falta de lo que podemos considerar la «parte viva» del hueso alcanza constantemente a mayor número de personas, cada vez más jóvenes y de ambos sexos, aunque se afirma corrientemente que las más expuestas a padecerla son las mujeres cuando llegan a la menopausia; y es lógico que ocurra así, porque son las mujeres las que soportan el desgaste de los embarazos, las lactancias y, además, es la parte de la población más influenciada actualmente por esa
«necesidad» de estar delgadas, lo que conlleva en la mayoría de las mismas a seguir unas dietas con carencias notables que no solo conducen al deterioro del esqueleto, que comporta siempre desgaste de cartílagos, osteoporosis y debilidad de los tendones, sino a problemas de agotamiento mental y físico.
Tampoco es correcto recomendar tomar calcio por sufrir deficiencias de calcificación en los huesos.
Si un adulto toma leche, yogures, quesos, almendras, soja o leche de soja y legumbres, normalmente no tiene deficiencia de calcio, y así se observa en los análisis. De hecho, cuando se dan suplementos de este mineral sin necesidad, se calcifican los vasos, riñones, pulmones, y de esta forma ya en las radiografías simples podemos ver aortas, pulmones y riñones calcificados junto a unos huesos con déficit de sales cálcicas, y es precisamente este hecho —el que los huesos no fijen el calcio— el causante del endurecimiento de las arterias y pulmones y la formación de cristales y depósitos de uratos, fosfatos y oxalatos en los riñones.
Por todo ello, vamos a estudiar cuáles son los factores que influyen en la fijación del calcio en el esqueleto, cómo actúan determinadas hormonas y vitaminas y cuáles son los nutrientes indispensables para la formación del hueso, teniendo muy en cuenta el soporte de las sales cálcicas en el mismo.
INTRODUCCIÓN 9
El hueso 13
Calcio 17
Fósforo 19
Vitamina D, parathormona y calcitonina 27
Proteínas y colágeno 41
ATP y GTP 55
Magnesio 59
Vitamina C 77
Dietas con carencias de calcio, fósforo, vitamina D, pro-
teínas, magnesio y vitamina C 79
Menopausia 85
Descalcificación y arteriosclerosis 91
Descalcificación y artrosis 93
Descalcificación y deterioro de tendones, vasos sanguíneos y encías 97
Descalcificación y piedras en el riñón 101
Corticoides y descalcificación 103
Resumiendo 109
Glosario 115
APÉNDICE. Tablas de composición de alimentos 125