Las 9 claves de la curación natural del cáncer y otras enfermedades - Dra. Kelly A. Turner. ISBN: 9788484455578. portada

Las 9 claves de la curación natural del cáncer y otras enfermedades

Referencia: 9788484455578
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LOS NUEVE FACTORES QUE COMPARTEN LOS PACIENTES
DE CÁNCER QUE HAN SANADO
TOTALMENTE Y CONTRA TODO PRONÓSTICO

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¿Por qué algunos pacientes se recuperan de enfermedades aparentemente «incurables»?
La Dra. Kelly A. Turner, especialista en oncología integrativa, presenta en esta obra los resultados de sus investigaciones sobre más de mil pacientes que, a pesar de ser diagnosticados de cáncer grave o incluso terminal, consiguieron recuperarse por completo de la enfermedad a través de métodos ajenos a la medicina convencional.
Las 9 claves de la curación natural del cáncer y otras enfermedades recoge las asombrosas conclusiones sobre los nueve factores clave detectados en casi todos los supervivientes, y explica al lector cómo puede aplicar estas prácticas a su propia vida, ilustrando las enseñanzas con inspiradores relatos del viaje que experimentaron los supervivientes a partir de su diagnóstico hasta alcanzar la recuperación total de la salud.

Como especialista en oncología integrativa, la doctora Kelly Turner emprendió una exhaustiva investigación sobre los casos de supervivencia del cáncer contra todo pronóstico. En Las 9 claves de la curación natural del cáncer y otras enfermedades expone de forma clara y accesible el asombroso resultado final de este estudio.
Turner muestra que la dieta, el estrés, las emociones, la espiritualidad y otros factores afectan profundamente nuestra salud y nuestro bienestar, y explica que en muchos casos es posible triunfar sobre el cáncer incluso en situaciones que parecen desesperadas.
A través de las narraciones de los protagonistas de su análisis, la autora ilustra cómo nuestras decisiones pueden hacer que suceda lo aparentemente milagroso y nos abre los ojos a la curación a través de métodos hasta ahora considerados no convencionales.

KELLY A. TURNER, licenciada por la Universidad de Harvard y doctora en ciencias por la Universidad de California en Berkeley, es investigadora y psicoterapeuta especializada en oncología integrativa. Su especialidad es la remisión radical, que es la curación que se produce en ausencia de la medicina convencional o después de haber fracasado esta última. La doctora Turner es fundadora de Radical Remission Project, una iniciativa por la que incorpora constantemente nuevos casos de remisión radical y en la que conecta a los supervivientes de cáncer con afectados por la enfermedad en todo el mundo.

 

Introducción

anomalía
1. f. Discrepancia de una regla o de un uso.

YA HABRÁS OÍDO contar alguna vez un caso así: una persona que padece cáncer avanzado prueba todo lo que le puede
ofrecer la medicina convencional, incluida 1 quimioterapia y la cirugía, pero nada le da resultado. La mandan a su casa a morir; pero, cinco años más tarde, se presenta en la consulta de su médico, sana y libre del cáncer.
La primera vez que oí contar un caso como este, yo me dedicaba a asesorara pacientes de cáncer en un gran hospital de San Francisco dedicado a la in^estigaci^n oncológica. Leyendo el libro del doctor Andrew Weil L^ curación espontánea, me encontré con un caso de lo que yo llamo remisión radical. Me quedé helada, confusa, aturdida. ^ra verdad que aquella persona había superado un cáncer avanzado, sin recurrir a la medicina convencional? ^ si era así, ¿por qué no había salido en la primera plana de todos los periódicos? Aunque solo hubiera pasado una vez, no dejaba de ser un hecho increíble. ^^ fin y al cabo aquella persona se había topado, de alguna manera, con un modo de c^rarse el cáncer. Los hombres y las mujeres a los que yo asesoraba habrían dado cualquier cosa por conocer el secreto de aquel super^í^iente... ¡y yo también?
Intrigada, me puse en seguida a buscar otros casos de remisi^n radical. Lo que descubrí me dejó impresionada. En las re^istas científicas se habían ido publicando informes sobre más de mil casos documentados, sin que alcanzaran gran resonancia;
nuestras reuniones familiares e inspirándonos a todos los primitos un temor horrible a aquella enfermedad misteriosa que se llamaba «cáncer». Mi tío terminó muriendo cuando yo tenía ocho años, y mi primo de nueve años se quedó sin padre. Fue entonces cuando me enteré de que los papás podían morirse de cáncer.
Pocos años después, cuando yo tenía catorce, diagnosticaron cáncer de estómago a un íntimo amigo mío, poco después de que ambos hubiésemos terminado de cursar el octavo curso. Toda nuestra comunidad, una población pequeña del estado de Wisconsin, quedó consternada y reaccionó inmediatamente para ponerse a su lado, animándolo con múltiples actividades, como desayunos de tortitas para recoger fondos y visitas al hospital. Algunos amigos míos albergaban esperanzas, pero yo no era capaz de quitarme de encima la sensación de temor que llevaba muy dentro del estómago. Al fin y al cabo, ya había visto aquello. Al cabo de dos años, largos y marcados por los efectos secundarios, mi amigo murió, con dieciséis años. Toda la comunidad asistió a su funeral, y durante los años siguientes sus otros amigos y yo acudíamos regularmente a poner flores en su tumba. Su muerte me enseñó que cualquier persona, sin excepción, podía morirse de cáncer, a cualquier edad.
Conocí por primera vez la medicina complementaria, el yoga y la meditación cuando cursaba la licenciatura en la universidad de Harvard. Aquellas prácticas e ideas extrañas me llevaron a replantearme por primera vez las creencias que había albergado hasta entonces, según las cuales la mente y el cuerpo eran cosas separadas, y empecé poco a poco a practicar el yoga. Al cabo de cuatro años maravillosos, el primer trabajo que realicé después de mis estudios en Harvard fue escribir, como coautora, un libro sobre el calentamiento global. Entonces me encontré de pronto sentada ante un ordenador todo el día, desprovista del trato social del que había disfrutado en la universidad. Cuando un amigo me sugirió que emprendiera trabajos sociales como voluntaria para combatir mi aislamiento, lo primero que me vino a la cabeza fue ayudar a pacientes de cáncer.
Recuerdo mi primer día de voluntaria en el departamento de Pediatría del centro oncológico Memorial Sloan-Kettering Cancer Center, de Nueva York. Lo único que hice fue jugar al Monopoly con unos niños que estaban recibiendo quimioterapia intravenosa; pero el ayudarles a olvidarse de su enfermedad durante unas horas tuvo para mí un sentido tan hondo que verdaderamente me cambió la vida. Comprendí que había encontrado mi vocación; y, al cabo de algunas semanas de trabajo como voluntaria, ya me había puesto a documentarme sobre posibles estudios de postgrado. Fui a la Universidad de California en Berkeley, donde hice un máster de trabajo social en oncología, y me especialicé en el asesoramiento a los pacientes de cáncer.
Mientras cursaba estos estudios de postgrado, me fui interesando más por la medicina complementaria, lo que me llevó a leer muchos libros sobre la materia y a hacer un curso intensivo de preparación para profesores de yoga. Pasaba los días asesorando a pacientes de cáncer, y las noches estudiando yoga y practicándolo. Por entonces, mi marido cursaba estudios superiores de Medicina Tradicional China (acupuntura, plantas medicinales, etcétera), y estudiaba también una forma esotérica de sanación energética; de modo que yo vivía en el ambiente de la medicina complementaria. Fue por entonces cuando leí el libro de Andrew Weil al que me he referido antes, y que cambió el rumbo de mi vida al darme a conocer lo que Weil llama «curación espontánea», y me animó a realizar un doctorado para poder estudiar en profundidad este tema apasionante. A partir de entonces, he dedicado mi vida a descubrir qué hacen las personas para superar el cáncer contra todas las probabilidades.
¿Que ES LA REMISIÓN RADICAL?
Para entender qué es la remisión radical conviene recordar en primer lugar qué es lo que se considera una remisión «normal» o «no radical». El médico espera que el cáncer remita si se detecta
a tiempo y si es uno de los cánceres que hoy día se consideran más «tratables». Por ejemplo, si a una mujer le diagnostican un cáncer de mama de estadio 1, se esperará (en términos estadísticos) que pase al menos cinco años libre de cáncer, a condición de que se someta al tratamiento médico recomendado de cirugía, quimioterapia y/o radioterapia. Pero si a esa misma mujer le diagnostican un cáncer de páncreas de estadio 1, solo tiene un 14 % de probabilidades de seguir viva dentro de cinco años, aunque siga todo el tratamiento médico recomendado'. Esto se debe a que la medicina convencional no dispone actualmente de tratamientos para el cáncer de páncreas tan eficaces como los que tiene para el cáncer de mama.
Yo defino la remisión radical como toda remisión del cáncer que es inesperada estadísticamente; y las estadísticas varían en virtud del tipo de cáncer, de su estadio o etapa y del tratamiento médico recibido. Más concretamente, se produce una remisión radical cuando:
• el cáncer que padece una persona desaparece sin haber recurrido a ningún tratamiento convencional, o
• un paciente de cáncer prueba la medicina convencional, pero el cáncer no remite, y entonces el paciente pasa a métodos sanadores alternativos que sí conducen a una remisión, o bien,
• un paciente de cáncer recurre al mismo tiempo a métodos sanadores convencionales y alternativos para sobrevivir a un pronóstico estadísticamente muy grave (es decir, a cualquier cáncer con menos de un 25 % de probabilidades de supervivencia a los cinco años).
Aunque las remisiones inesperadas son infrecuentes, son miles las personas que las han tenido. Siempre que hablo con un oncólogo, le pregunto si ha visto alguna vez un caso de remisión radical. De momento, todos me han respondido que sí. A continuación, les pregunto si se han molestado en publicar algún in forme sobre tales casos en una revista científica. De momento, todos me han respondido que no. Por ello, no sabremos con cuánta frecuencia se producen realmente las remisiones radicales mientras no pongamos en marcha algún sistema de seguimiento
sistemático. Con este fin, el sitio web del presente libro, radical remission.com, brinda a los supervivientes del cáncer, a los médicos, a los sanadores y a los lectores como tú la posibilidad de comunicar de manera rápida y sencilla los casos de remisión radical, para que los investigadores los puedan contar, analizar y seguir. Esta base de datos también está a disposición del público en general, de modo que los pacientes de cáncer, y sus seres queridos, pueden leer en ella cómo consiguieron curarse, contra todas las probabilidades, otras personas que tenían diagnósticos semejantes a los suyos.
ACERCA DE ESTE LIBRO
Cuando empecé a estudiar la remisión radical, descubrí con sorpresa que en los más de mil casos publicados en las revistas médicas se pasaba por alto en gran medida a dos grupos de personas. El primero de estos grupos era el de los propios supervivientes radicales. Vi con consternación que en una inmensa mayoría de los artículos científicos no se decía nada de las causas a la que atribuía el propio paciente su remisión. Leí un artículo tras otro cuyos autores, médicos, enumeraban detalladamente todos los cambios bioquímicos que habían sufrido los supervivientes radicales; pero ninguno de estos autores decía nada de haber preguntado directamente a los supervivientes a qué atribuían ellos las causas de su curación. Aquello me pareció muy raro, dado que los supervivientes bien podían haber hecho algo (incluso sin darse cuenta) que les hubiera ayudado a curarse del cáncer. Por ello, y como tema de mi tesis doctoral, opté por localizar y entrevistar a veinte personas que habían experimentado una remisión radical, para preguntarles: «Por qué cree usted que se curó?».
El segundo grupo al que no se prestaba atención en las investigaciones era el de los sanadores alternativos. Teniendo en cuenta que la mayoría de las remisiones radicales se producen, por definición, fuera del entorno de la medicina occidental convencional, me extrañaba que nadie hubiera estudiado cómo tratan el cáncer los sanadores no occidentales o alternativos. Muchos supervivientes radicales de los que tenía noticias yo por entonces habían recurrido a sanadores alternativos de todas partes del mundo; por ello, yo misma viajé por el mundo y entrevisté a cincuenta sanadores alternativos, no occidentales, para preguntarles por sus respectivos planteamientos sobre el cáncer. Pasé diez meses localizando y entrevistando a sanadores alternativos del cáncer en diversos países, entre ellos Estados Unidos (islas Hawái), China, Japón, Nueva Zelanda, Tailandia, India, Inglaterra, Zambia, Zimbabue y Brasil. Fue un viaje de investigación que me cambió la vida, y en el que conocí a muchos sanadores interesantísimos. En este libro resumo todo lo que me comunicaron.
Desde aquellas primeras investigaciones para mi tesis doctoral, he seguido localizando más casos, y ya llevo realizadas más de cien entrevistas personales y he analizado más de mil casos por escrito de remisión radical. Después de haber analizado todos estos casos con cuidado y de emplear diversos métodos de investigación cualitativa, llegué a identificar setenta y cinco factores distintos que, hipotéticamente, podrían desempeñar un papel en la remisión radical, entre los que se distinguen factores físicos, emocionales y espirituales. No obstante, cuando tabulé la frecuencia de cada uno de estos factores, vi que entre aquellos setenta y cinco existían nueve que aparecían constantemente en casi todas las entrevistas. En otras palabras, muy pocas de las personas a las que entrevisté citaron, por ejemplo, el factor número setenta y tres, que es tomar suplementos de cartílago de tiburón; pero, por el contrario, casi todas las personas citaron que habían hecho unas mismas nueve cosas con el fin de ayudarse a curar el cáncer. Estos nueve factores claves para la remisión radical son los siguientes:
• Cambio radical de la dieta alimenticia.
• Tomar el control de la propia salud.
• Dejarse guiar por la intuición.
• Emplear plantas medicinales y suplementos.
• Liberar las emociones reprimidas.
• Aumentar las emociones positivas.
• Aceptar el apoyo social.
• Profundizar la conexión espiritual.
• Tener motivos poderosos para vivir.
Es importante señalar que esta lista no sigue ningún orden determinado. Entre los factores citados no hay ninguno que sea el «número uno».
Antes bien, en las entrevistas que realicé se citaba a los nueve con igual frecuencia, aunque (como veremos en este libro) algunas personas tendían a centrarse en un factor determinado más que en los otros. Téngase bien presente que la mayoría de los supervivientes radicales del cáncer a los que estudié aplicaron, en mayor o menor medida, los nueve factores en su conjunto, en su esfuerzo por curarse el cáncer.
Con el fin de seguir un orden, he organizado el libro en nueve capítulos, en cada uno de los cuales se describe en profundidad cada uno de estos factores. En cada uno de los capítulos empezaremos por explorar los puntos principales del factor correspondiente, sin olvidarnos de repasar las últimas investigaciones científicas sobre el tema. Después exploraremos un caso real de remisión radical en el que se recalca la importancia de dicho factor. Por último, cada capítulo concluye con una sencilla lista de medidas que puedes tomar ahora mismo, si lo deseas, para empezar a introducir en tu vida estos factores clave para la remisión radical.
ANTES DE EMPEZAR
Antes de presentar al lector estos factores clave de sanación, quiero aclarar algunas cosas. En primer lugar, quiero afirmar con toda claridad que no me opongo en absoluto a los tratamientos convencionales del cáncer, entre ellos la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia. Así como creo que la mayoría de las personas necesitan llevar zapatillas para correr un maratón, pero existe una minoría selecta de personas que han encontrado la manera de correr cuarenta y dos kilómetros y pico descalzas y con salud, creo también que la mayoría de las personas necesitarán de la medicina convencional para dejar atrás al cáncer, aunque existen unos pocos escogidos que han encontrado la manera de superarlo por otros medios. Yo, como investigadora del cáncer, me dedico, sencillamente, a descubrir más cosas acerca del «plan de entrenamiento» de los miembros de este segundo grupo, con la intención de descubrir cómo consiguieron una hazaña tan en contra de todas las probabilidades.
En segundo lugar, escribo este libro sin la menor intención de suscitar esperanzas infundadas. ¿Te acuerdas de aquel médico que no quería que el resto de sus pacientes oyeran hablar de las remisiones radicales? Pues yo comprendo su postura, pues no cabe duda de que tener que atender a toda una sala de espera llena de pacientes con pocas esperanzas estadísticas de sobrevivir es una labor francamente penosa. No obstante, el hecho de guardar silencio acerca de los casos de remisión radical ha conducido a algo que yo considero mucho peor que las esperanzas infundadas: a que nadie esté investigando seriamente aquellos casos notables de recuperación, ni aprendiendo nada de ellos. En la primera clase de investigación a la que asistí en la Universidad de Berkeley me enseñaron que el investigador tiene la obligación científica de examinar todo caso anómalo que no concuerde con sus hipótesis. Después de haber examinado esas anomalías, al investigador o investigadora solo le quedan dos opciones: explicar al público por qué no encajan en su modelo hipotético esos casos extraños o tra zar una hipótesis nueva en la que sí encajen dichos casos. De una
manera o de otra, no existe ningún supuesto en que sea válido
descartar sin más los casos que no encajan en nuestras hipótesis.
Además de ser una irresponsabilidad científica descartar abiertamente los casos de las personas que se han curado del cáncer con medios no convencionales (sobre todo teniendo en cuenta que nuestro objetivo común y compartido es encontrar el modo de curar el cáncer), quisiera debatir aquí el término «esperanzas infundadas». Dar esperanzas infundadas significa suscitar en las personas esperanzas acerca de cosas falsas o no verdaderas. Y puede que los casos de remisión radical no sean explicables (de momento), pero son verdaderos. Es verdad que esas personas se curaron del cáncer de maneras que resultaban inesperadas desde el punto de vista estadístico. Esta es la diferencia clave que debemos entender, para superar ese temor a suscitar esperanzas infundadas y emprender el proceso de examinar científicamente aquellos casos, en busca de posibles indicaciones sobre el modo de curar el cáncer. Los nueve factores clave que describimos en este libro son hipótesis con las que se procura explicar a qué se puede deber la remisión radical; todavía no son hechos probados. Por desgracia, tendrán que pasar décadas de ensayos cuantitativos, aleatorios, hasta que podamos afirmar con toda certeza si estos nueve factores aumentan o no las probabilidades de sobrevivir al cáncer.
Yo no he querido esperar a que pasen décadas para dar a conocer a los lectores estas hipótesis tan importantes. He preferido compartir los resultados de mis investigaciones cualitativas para que podamos emprender un debate, muy necesario, sobre por qué no se está prestando atención a esos casos, y qué es lo que los mismos podrían enseñarnos. La única posibilidad de despertarte esperanzas infundadas sería que yo te dijera que, si aplicas esos nueve factores, te curarás el cáncer sin dudarlo. Yo no digo eso. Lo único que digo es que, a la luz de mis investigaciones, estas son las nueve hipótesis más generalizadas de las posibles causas de la remisión radical.
Ahora que he dejado claro que no tengo la intención de despertar esperanzas infundadas, voy a deciros qué es lo que sí espero. En primer lugar, espero de todo corazón que otros investigadores se pongan a investigar lo antes posible estas hipótesis sobre la remisión radical. También albergo la esperanza de que este libro y los casos reales de sanación que contiene sirvan de inspiración a los pacientes de cáncer y a sus seres queridos, como me inspiré yo cuando tuve mi primera noticia de un caso de remisión radical; que esas personas tengan el consuelo de saber que es verdad que existen personas que se recuperan del cáncer en contra de todas las probabilidades. Además, tengo la esperanza de que este libro motive a la gente a seguir buscando nuevos modos de optimizar su salud, ya sea con el fin de prevenir el cáncer, ya estén en pleno tratamiento convencional del cáncer o ya estén buscando otras opciones porque han agotado las posibilidades de dicho tratamiento. Pero lo más importante de todo es que espero que este libro abra un debate, muy necesario, sobre las remisiones radicales, que nos permita dejar de pasarlas por alto y empezar a aprender de ellas.
En lo que se refiere a los casos de remisión radical, quizá no seamos capaces todavía de entender por qué esas personas se curaron del cáncer, ni por qué les dieron resultado aquellas técnicas a ellos y no a otros. No obstante, creo firmemente que, si nos aplicamos con energía al estudio de estos casos (en vez de hacer caso omiso de ellos sin más en vista de que no somos capaces de explicarlos), entonces se producirán dos resultados posibles: como mínimo, aprenderemos algo acerca de la capacidad del organismo para sanarse a sí mismo; y, en el mejor de los casos, descubriremos un modo de curar el cáncer. Pero no podrá producirse ninguno de estos dos resultados si seguimos desatendiendo los casos de remisión radical. Al fin y al cabo, ¿dónde estaríamos si Alexander Fleming hubiera pasado por alto el moho de aouella placa de Petri? La historia nos ha enseñado que estudiar las anomalías no es perder el tiempo. Antes bien, el estudio de las anomalías ha conducido, históricamente, a inmensos avances... Y ahí es donde se encuentra la esperanza verdadera.

Índice

INTRODUCCIÓN 9
1. Cambio radical de la dieta alimenticia 23
2. Asumir el control de la propia salud 57
3. Dejarse guiar por la intuición 89
4. Emplear plantas medicinales y suplementos 121
5. Liberar las emociones reprimidas 149
6. Aumentar las emociones positivas 181
7. Aceptar el apoyo social 211
8. Profundizar en la conexión espiritual 237
9. Tener motivos poderosos para vivir 277
CONCLUSIÓN 301
AGRADECIMIENTOS 309
LECTURAS RECOMENDADAS 313
NOTAS 317
INDICE ALFABÉTICO 333
LA AUTORA 341

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