Anatomía Oculta
Referencia: 9788491112938
La iconografía del cuerpo humano en las ciencias esotéricas
Paralelamente al conocimiento empírico, científico y racional, el hombre desde siempre ha concebido, en todas las culturas y religiones, un sistema simbólico-ritual apto para comprender todo aquello que le resulta incomprensible de la realidad que lo rodea. Tal sistema se aplica también al estudio del cuerpo humano. Junto a la anatomía clásica, que pertenece exclusivamente a la ciencia, existe una anatomía interior que toma en consideración la estructura sutil del ser humano, su pertenencia al macrocosmos, del cual es el reflejo, y que lo impulsa a mirar hacia sí mismo. Este libro, partiendo del análisis del mapa Anatomiae Occultii, analiza y contextualiza el pensamiento filosófico, religioso y esotérico relacionado con el cuerpo humano explicando sus ramificaciones. En él se examinan la alquimia, la cábala, el gnosticismo, la astrología, la magia y las tradiciones orientales para comprender de qué modo se han originado, qué personajes han sido sus representantes y cómo han entrado en contacto con el estudio de la anatomía, anticipando a veces los descubrimientos científicos.
Éste es un libro dedicado a todos los estudiosos del esoterismo, la historia y la filosofía. Una obra que, a través del análisis de las fuentes históricas y literarias, permite a los operadores holísticos y a los investigadores comprender de dónde surgen tales creencias (como los chakras, las energías, los cuerpos sutiles…), y cómo evolucionan y llegan hasta nuestros días. Su lectura es un viaje extraordinario al interior del sagrado templo que es el cuerpo humano. Un templo que hay que conocer, amar y respetar para descubrir los misterios custodiados en su interio
ANDREA PELLEGRINO
Promoción de 1983, es licenciado en Ciencias de los Bienes Culturales por la facultad de Filosofía y Letras de la Università degli Studi de Milán. Estudioso del esoterismo desde hace más de quince años, con su enfoque antropológico, histórico y social del recorrido académico oficial ha estudiado antropología cultural, religiones del mundo clásico, historia medieval, historia de la Iglesia, filología y archivística griega y romana. Después de haber colaborado en diversas galerías de arte de Milán escribiendo reseñas de artistas y siendo comisario de exposiciones y catálogos, en 2010 entra a formar parte del Gruppo Anima de la Librería Ecuménica/Esotérica, donde imparte el curso «Formas y corrientes del esoterismo occidental». Actualmente es redactor de la revista Anima News y jefe de prensa de la asociación cultural.
ÍNDICE
PRÓLOGO 7
CAPÍTULO I. ANTROPOLOGÍA DEL CUERPO HUMANO 13
La antigüedad clásica: los pitagóricos, Platón y los estoicos 15
- Cristianismo: san Pablo 18
- Ascetismo oriental de los siglos iv-v: Póntico, Casiano y la estructura de los vicios capitales 20
- Interpretación patrística: Ireneo y Tertuliano 21
- El pensamiento cristiano gnóstico y la herejía cátara 24
- La concepción renacentista: el hombre como reflejo del macrocosmos 29
CAPÍTULO II. METAFÍSICA DEL ALMA 33
Metafísica del alma. La estructura del hombre y sus cuerpos sutiles 35
- El cuerpo físico 36
- El cuerpo etérico 37
- El cuerpo astral 38
- El cuerpo mental inferior y superior 39
- El cuerpo causal 40
CAPÍTULO III. CUERPO HUMANO Y CONEXIONES CABALÍSTICAS 41
Cuerpo humano y conexiones cabalísticas 43
- Los orígenes de la Cábala: entre la leyenda y la historia 43
- El Árbol de la Vida y las Sefirot 46
- La primera tríada: Keter, Jojmá, Binah 49
- La segunda tríada: Hessed, Guevurah, Tiferet 51
- La tercera tríada: Netzaj, Hod, Iesod 53
- Elohim y Sefirot 56
- Los cuatro mundos de la Cábala: La creación de todo bajo manifestación divina 58
- La muerte del cuerpo y la supervivencia del alma 60
CAPÍTULO IV. SISTEMA ENERGÉTICO: NADI Y CHAKRA 67
Orígenes históricos literarios: los Veda 69
- Kundalini 74
- Características de los siete chakras 75
- Sefirot y chakra: una comparación sincrética 86
CAPÍTULO V. LAS CORRESPONDENCIAS ESPIRITUALES
DEL SISTEMA ENDOCRINO 89
El sistema endocrino y las siete rosas en la cruz del cuerpo 91
- Las glándulas endocrinas y sus correspondencias 93
- La glándula pineal y el mundo del espíritu divino 93
- La hipófisis (o pituitaria) y el mundo del espíritu vital 95
- La glándula tiroides y el mundo del pensamiento 96
- La glándula del timo y el mundo del deseo 97
- El bazo y la región etérica del mundo físico 98
- Las glándulas suprarrenales y la región química del mundo físico 100
CAPÍTULO VI. LA MEDICINA CHINA Y LOS MERIDIANOS
ENERGÉTICOS 101
Los orígenes de la medicina china 103
- Las cinco sustancias vitales 105
- Corazón 108
- Hígado 109
- Pulmones 109
- Bazo 110
- Riñones 110
- Vísceras 111
- La acupuntura y los meridianos energéticos 112
CAPÍTULO VII. LOS CUATRO ELEMENTOS 115
De Aristóteles a Empédocles: teorías elementales 117
El elemento Agua 120
- El elemento Fuego 123
- El elemento Aire 126
- El elemento Tierra 129
- Tabla de los elementos y de sus características atribuidas por la tradición 131
CAPÍTULO VIII. ALQUIMIA 133
La alquimia. 135
La Opus Magnum 135
- La teoría alquímica 137
- Los siete metales 138
- Primera Obra: apertura y separación de la materia 140
- Segunda Obra: sublimación y creación del Rebis 140
- Tercera Obra: cocción del Mercurio Filosófico 140
- El atanor de los alquimistas y el cuerpo humano 142
- La transformación del alma 145
- Nigredo, muerte y renacimiento 146
- Albedo, dominio de las emociones 146
- Rubedo, nacimiento del hombre nuevo 147
CAPÍTULO IX. EL HOMBRE ASTROLÓGICO 149
Los orígenes de la astrología, entre voluntad divina y mántica 151
- Astrología médica 154
- La teoría humoral de Hipócrates y Galeno 156
- Correspondencias zodiacales en el cuerpo humano 159
CAPÍTULO X. SUMMA SIMBOLICA 167
Summa simbolica 169
- Las columnas del templo de Salomón 172
- El pentáculo 175
- La Estrella de David 177
- La cruz 178
- El triángulo 180
- Hari Om Tat Sat 181
- Principio lunar y solar 182
- La cruz gamada o esvástica 183
- Iconología del cuerpo humano 184
- Cabeza y cerebro 185
- Ojos 187
- Orejas 187
- Boca y lengua 188
- Hombros y brazos 189
- Manos 190
- Dedos 190
- Genitales masculinos 192
- Genitales femeninos 192
- Pies 193
- Tabla resumen 195
NOTAS 199
BIBLIOGRAFÍA 205
PRÓLOGO
«No hay nada en el cielo y en la tierra que no esté también en el hombre», dijo Paracelso.
Junto a la anatomía clásica, de pertenencia exclusiva a la ciencia, existe una anatomía interior y oculta que estudia la parte espiritual del hombre y el reflejo de su estructura sutil como imagen perfecta del macrocosmos. En esta visión, el cuerpo humano representa un verdadero universo en miniatura que reproduce la perfección y los mecanismos de creación en sus implicaciones tanto físicas como psicológicas.
Culturas y filosofías de todos los tiempos y lugares han sido capaces de concebir un complejo sistema simbólico profundamente unido al cuerpo humano, concebido como un templo sagrado al que amar, conocer y respetar. Un templo en el que el iniciado debe ser digno de aprender los secretos guardados en su interior. Sólo entonces será capaz de entender mejor la naturaleza de su alma y el valioso revestimiento que la guarda.
Esto es posible únicamente si se sabe leer e interpretar el lenguaje universal de los antiguos símbolos y alegorías. El símbolo, concebido como un lenguaje universal, acompaña al hombre en su camino desde siempre. A diferencia de la expresión que se realiza con el uso de la palabra, los símbolos tienen la prerrogativa de conservar el significado y el sentido contenidos en ellos. De este modo, el concepto que subyace al símbolo es transmitido y comprendido por personas y pueblos de di‑
ferentes culturas, geografías e historias. En este sentido, se comprende cómo el poder de los símbolos es capaz de reconducir a la humanidad a un único origen común. Origen que se remonta a la manifestación del espíritu. El pensamiento, como expresión del lado espiritual, puede captar la verdad, pero necesita del lenguaje para poderla traducir y comunicar. A nivel simbólico, así pues, el hombre siempre ha tratado de transferir y unir su ser con el Cosmos para sentirse un elemento de pertenencia a lo creado visible e invisible. Por el contrario, incluso las maravillas del cielo han sido siempre representadas de un modo antropomórfico.
El término «símbolo» deriva del griego symballein (‘reunir’, ‘juntar’) y en la Antigüedad se utilizaba para definir dos o más piezas en las que se descomponía un objeto, el cual, una vez vuelto a montar, permitía reconocer la identidad de sus portadores. Un ejemplo de esto era la tarjeta hospitalitatis, es decir, el anillo que estaba dividido en dos partes que, conservadas por dos familias, servían para que sus miembros comprobaran la hospitalidad dada y recibida. También la tarjeta que los jueces de Atenas recibían al entrar en el tribunal y que les servía como identificación para percibir la retribución es otro ejemplo del uso de la palabra «símbolo» en la Antigüedad. El símbolo religioso es un signo de reconocimiento, una representación simple que indica o recuerda algo más complejo e implícito. Por influencia de las religiones mistéricas, el símbolo se convirtió en algo secreto, una expresión codificada que no se podía comunicar directamente. Así, el mundo está repleto de significados ocultos y de correspondencias secretas. El simbolismo tiene principios y leyes precisas que emanan del mundo de los arquetipos. ¿Qué es el arquetipo? Conocido por los esoteristas y los psicoanalistas, el arquetipo es el prototipo ideal de las cosas, es una idea que actúa como modelo para otros modelos. Cada símbolo es una especie de revelación, y la meditación realizada al respecto pone de manifiesto un determinado centro de la conciencia y su respectivo arquetipo, vibrando al unísono. Los símbolos son las llaves para abrir las puertas del infinito, que convierten en sensibles y reales de un modo terrenal todo concepto inteligible, y que permiten pasar de lo sensible a lo inteligible.
Como afirma Palamidessi:
El simbolismo tradicional real no es arbitrario, sino que se fundamenta sobre leyes precisas, a saber, las de las correspondencias entre los diferentes órdenes de la realidad natural y sobrenatural, donde la natural se considera la exteriorización de lo sobrenatural. El simbolismo enuncia una realidad de un cierto orden que cree que lo esotérico puede ser representado por una realidad de un orden menos elevado.1
Una de las más antiguas simbolizaciones es aquella que superpone, a pesar de la distancia, el cielo al ser humano. No hay duda, gracias a testimonios muy extendidos y a la vasta elaboración mesopotámica de la astronomía y de la astrología, que el cielo estrellado era considerado un inmenso libro en el que era posible leer e interpretar la voluntad divina. De hecho, las constelaciones representaban grandes animales ultraterrenos y los planetas eran los carros de los poderes cósmicos. En el firmamento se buscaban los símbolos y los presagios de lo que era terrenal. La representación del cosmos es una clara expresión de esta forma de pensar. En todos los pueblos, desde la remota Antigüedad, el Sol está representado por un círculo que a menudo tiene dibujadas en su interior características humanas: una cara sonriente y radiante. También las representaciones de los planetas contienen objetos que forman parte de la vida terrenal: el dios Saturno sujeta una guadaña en la mano, Venus un espejo, en la cabeza de Mercurio hay un caduceo, Marte blande una lanza, etc.
Se trata de un proceso de intercambio que tiene lugar en un circuito de hombre-cosmos, una proyección en la que el hombre se convierte en cosmomórfico y el universo en antropomórfico. Una verdadera introyección, por parte de la estructura humana, de la estructura universal en una correspondencia directa y consustancial macrocosmos-microcosmos.
Lo que nos lleva de nuevo a la conjunción del planeta antropomorfizado y del hombre «planetizado», célula del mundo astrológico tan bien representada por muchas figuras del museo hermético, entre las
cuales está el mapa de la anatomía oculta que se analiza en el presente tratado.
Teniendo en cuenta lo anterior, podemos decir con franqueza que este libro y este mapa deben considerarse como una exposición histórica, un viaje entre las teorías y filosofías que se pierden en las brumas del tiempo. Ciertamente no como una imposición, y mucho menos como una verdad que debiera ser establecida como un dogma irrefutable que no puede ser desmentido. El objetivo de este tratado es la investigación filosófica de las diversas facetas del saber que han otorgado una visión del cuerpo humano a caballo entre la ciencia y el simbolismo hermético. Tal conocimiento también podría ser útil para perfeccionarse en las emociones, los pensamientos, las obras y las palabras haciendo propias las antiguas enseñanzas sobre la extraordinaria relación entre el cuerpo (microcosmos) y el universo (macrocosmos) cuando están en sintonía. El hombre es una unidad completa, hecha a imagen y semejanza de su Creador. Como tal, contiene todos los elementos del Creador y de la creación; por esta razón es una tarea muy delicada describir su constitución. Hay diferentes escuelas de pensamiento que describen la conformación del hombre. No se puede afirmar que una sea más o menos correcta que las demás porque, probablemente, todas podrían contener un fondo de verdad.
El fascinante dibujo objeto de nuestro análisis es una compleja representación del Adam Kadmon, el hombre primordial, en el que convergen en síntesis buena parte de las tradiciones esotéricas que se relacionan con el cuerpo humano. La Cábala, la alquimia, la astrología, el hermetismo y las tradiciones orientales traman en este dibujo una densa red de correspondencias que tienen por objeto sintetizar estas antiguas doctrinas. La investigación se ha llevado a cabo mediante la separación de las distintas corrientes de este conocimiento para analizarlas de forma individual, con el fin de aclarar al lector la visión global de la anatomía oculta.
El origen de la tabla está envuelto en misterio, y no se sabe exactamente quién la dibujó. La datación se remonta a 1719, pero hay detalles que no cuadran, como, por ejemplo, la cita de los campos electromagnéticos
asociados a las partes anatómicas. El primero en introducir el electromagnetismo en lo oculto fue Francis Barrett, que nació mucho tiempo después de esa fecha. Su obra más famosa, El mago, fue publicada en 1801. Lo que es seguro es que la reedición se debe (probablemente también con algunos errores de copia, como por ejemplo Sefirah Iesod repetido dos veces en lugar de Maljut) a un artista y filósofo de la República Bolivariana de Venezuela llamado Ismael Díaz Noguera. De hecho, el mapa fue revisado en 1970 y en 1982.
Ficha técnica
- Autor/es:
- Andrea Pellegrino
- Editorial
- Obelisco
- Traducción
- Manu Manzano
- Formato
- 15,5 x 23,5 cm
- Páginas
- 216
- Encuadernación
- Rústica con solapas (tapa blanda)
- Ilustraciones
- Blanco y negro