Nociones De Psiquiatria Homeopatica

Referencia: 9788461667871
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Los diversos trastornos mentales ocupan una gran parte de las consultas de medicina general. Problemas como ansiedad, depresión, fobias, obsesiones, disminución de rendimiento escolar, celos, irritabilidad, insomnio y otros afectan a muchos
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Los diversos trastornos mentales ocupan una gran parte de las consultas de medicina general. Problemas como ansiedad, depresión, fobias, obsesiones, disminución de rendimiento escolar, celos, irritabilidad, insomnio y otros afectan a muchos pacientes. La homeopatía constituye un excelente recurso para ayudar a estos pacientes, exento de efectos secundarios, y que puede asociarse a otros tratamientos en caso necesario (psicoterápicos o farmacológicos).

Xavier Díez Llambrich 

  • Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona.
  • Licenciado en Antropología Social y Cultural por la U.N.E.D.
  • Diplomado en Homeopatía y Terapéutica Homeopática por la Universidad de Burdeos.
  • Delegado en España de la Organización Médica Homeopática Internacional (1988-1994).
  • Colaborador de la Clínica del Dolor del Hospital Clínic de Barcelona (1990-1998).
  • Consulta homeopática en Barcelona desde 1983.
  • Autor de los libros: "Medicamentos homeopáticos de acción puntual" (ya descatalogado), "Manual de materia médica homeopática", "Aspectos fundamentales de los medicamentos homeopáticos", "Tratamiento homeopático del dolor", "Reflexiones y comentarios de un médico homeópata".

PRÓLOGO

En la práctica médica diaria, la patología psiquiátrica constituye uno de los principales motivos de consulta. Ansiedad, angustia, depresión o insomnio son algunos de los síntomas más corrientes que presentan los pacientes. La homeopatía constituye un excelente recurso para su tratamiento, enmarcado en un abordaje que contempla al paciente en su totalidad, aliviando y curando otras dolencias que éste presente, tanto psíquicas como físicas, tanto si tienen relación con el problema psicológico como si no. Evidentemente, se suma a ello la absoluta ausencia de efectos adversos, lo cual hace que cada vez más personas soliciten los servicios del médico homeópata. Todos los profesionales de la homeopatía hemos tenido la inmensa satisfacción de oír decir a muchos pacientes que nuestro tratamiento les ha "cambiado la vida".

Por otro lado, los síntomas mentales representan el más elevado valor en la jerarquía semiológica homeopática, a la hora de seleccionar el medicamento que vamos a prescribir. En efecto, en la toma de datos de la historia clínica, el homeópata debe prestar siempre una especial atención a estos síntomas, pues, en muchos casos, van a constituir la base fundamental del tratamiento, aunque el motivo no sea de índole psicológica. Por ello, atendiendo a esta cuestión, he dispuesto en este libro un capítulo (el penúltimo) dedicado a los síntomas mentales en la materia médica homeopática. Además, no hay que olvidar que el estudio de la materia médica es la base de cualquier prescripción.

El papel de la homeopatía en la patología psiquiátrica es sumamente notorio. Sin embargo, hay que ser realista y ver que los tratamientos quedan especialmente circunscritos al capítulo de las neurosis y trastornos psiquiátricos denominados en ocasiones "menores", aunque afecten a muchísimas más personas que los llamados "mayores" (las psicosis entre otros). El paciente psicótico no tiene un tratamiento espectacular con los medicamentos homeopáticos, siendo necesario el seguimiento de la enfermedad por un psiquiatra que utilice la farmacología clásica. No podemos menospreciar este tratamiento, a pesar de sus conocidos efectos secundarios, pues un paciente esquizofrénico mal controlado, tendrá más brotes cada vez, haciendo que se vaya deteriorando progresivamente. Por esto, en este libro no se habla de manera específica de psicosis ni de otras patologías severas como las de los pacientes bipolares, ni de los trastornos de la personalidad, demencias, alteraciones del control de los impulsos (como piromanía o cleptomanía), así como los trastornos de la conducta alimentaria o las adicciones (alcoholismo y otras drogodependencias), pues el resultado del tratamiento homeopático sobre el problema nuclear de estos pacientes es sumamente limitado.

Otra cosa es añadir una medicación homeopática a los fármacos clásicos que toma el paciente (contrariamente a lo que algunos postulan, no hay incompatibilidad entre ambos tipos de terapéutica, aun cuando es cierto que la prescripción de sustancias psicoactivas disminuye en cierto modo el poder de reacción del organismo, pero sin bloquearlo totalmente). En este caso, la homeopatía posee un interesante papel, tanto para paliar la yatrogenia como para tratar el estado general del paciente psicótico, pues no olvidemos que, a pesar de su enfermedad, se trata de una persona que también sufre por las diversas circunstancias de su vida (tanto las secundarias a su patología y yatrogenia añadida, como las derivadas de su entorno y situación vital).

Un caso muy distinto es el que presenta por ejemplo el paciente ansioso, con sus diferentes connotaciones y somatizaciones. En muchos sujetos con dicha patología, los psicofármacos constituyen lo que habitualmente se describe como "pan para hoy y hambre para mañana", es decir que pueden mejorar puntualmente al sujeto, pero la habituación hace que lo que hoy funcionaba, mañana no dé resultado, a pesar de que no pueden abandonar fácilmente la medicación, debido a la dependencia; sin embargo, el fármaco ya no les sirve, y deben tomarlo simplemente para evitar un empeoramiento. A todo ello hay que sumar los efectos adversos de la medicación. Así, la vida de muchas de estas personas se convierte en un círculo vicioso (ansiedad-ansiolítico-yatrogenia-vuelta a la ansiedad-dosis más alta de ansiolítico-más yatrogenia-más dependencia... y así sucesivamente), lo que implica un auténtico suplicio. Aunque la homeopatía no es la panacea universal que todo lo cura, supone una extraordinaria ayuda para estos individuos, aquejados de dicha semiología. La mejoría que ofrece el tratamiento está exenta de efectos secundarios y el sujeto se encuentra mucho más tranquilo, pero también ilusionado y vital. Con gran frecuencia llama la atención de sus amigos y familiares el cambio radical operado en él.

No todos los pacientes ansiosos reaccionan sin embargo de igual manera a la administración de las pequeñas dosis homeopáticas. En efecto, como en toda patología, nos encontramos con personas que no parecen verse claramente influidos por el tratamiento, con lo cual no pueden dejar la farmacología clásica. Éstos constituyen claramente una minoría, pero una vez más debemos recordar que somos médicos y que lo que deseamos es ayudar de la mejor manera a nuestro paciente, por lo que, como sucede en otros campos terapéuticos, en estos casos deberemos añadir el medicamento que consideremos oportuno o requerir el concurso de un psiquiatra clásico.También es interesante la prescripción de un ansiolítico de acción rápida en momentos puntuales, pues el hecho de que un paciente que sufra frecuentes crisis de pánico tenga el ansiolítico siempre a mano hace que esté más tranquilo, pues puede recurrir a él en caso necesario, evitando así sentirse desamparado en esos momentos puntuales. El hecho de saber

que lo lleva consigo ya hará muchas veces que no tenga que tomarlo. Los médicos homeópatas no debemos renunciar a ningún recurso terapéutico. La homeopatía debe constituir una ayuda, un soporte, una ventaja, pero nunca una limitación a nuestro quehacer.

Xavier Díez Llambrich Castelldefels (Barcelona), junio de 2013

CAPÍTULO I
APORTACIÓN DE LA HOMEOPATÍA A LA PSIQUIATRÍA

Algo que me llamó la atención cuando hace más de una treintena de años comencé a prescribir homeopatía fue que, aunque el paciente acudiera a mi consulta para tratar una dolencia física, lo primero que sucedía muchas veces era que mejoraba muchísimo su estado general. De ello parecían derivar otras dos consecuencias de la terapéutica. La primera era que el sujeto que en la anamnesis se quejaba de cefaleas tensionales mejoraba enormemente de dicha patología, aunque no se le hubiera prescrito ningún medicamento específico para ello. La segunda, que la persona que tenía tendencia a resfriarse, parecía aumentar considerablemente sus defensas, aun sin tomar ninguna sustancia a tal fin. Asimismo, podemos observar en la práctica que los padecimientos mentales propiamente dichos, salvo casos de patología psiquiátrica severa, mejoran en gran manera y muy rápidamente con la homeopatía.

Aunque en la patología mental severa (esquizofrenia, paranoia, depresiones endógenas severas, trastornos bipolares, trastornos de la personalidad o demencias por ejemplo) no poseemos en homeopatía el recurso suficiente para evitar los fármacos clásicos, algo muy diferente acontece en el dominio de las neurosis y otros trastornos menores, de los que hablaré a continuación. Por otra parte, incluso en el paciente psicótico,

la terapéutica homeopática supone en muchas ocasiones una gran ayuda, al actuar disminuyendo algunos de los efectos indeseables de los psicofármacos convencionales, así como al influir positivamente sobre trastornos neuróticos y reactivos que el paciente psicótico también puede tener (estén directa o indirectamente relacionados con la enfermedad de base, o simplemente con su propia personalidad y circunstancias externas).

Sin embargo, la mayoría de los pacientes psiquiátricos no padecen patología mayor como la descrita, sino que sufren otros síntomas que, aun considerándose propios de patología menor, e incluso no considerándose estrictamente patológicos en algunos casos, limitan y condicionan extraordinariamente sus vidas. Tal es el caso de las neurosis. Como decía, aunque la homeopatía no soluciona todos estos casos, ayuda en la mayoría de ellos, incluso cuando debemos añadir algún fármaco clásico. Es evidente que, muchas veces, la farmacopea tradicional frena un poco la acción homeopática, pero no la contraindica en absoluto.

En la mayoría de ocasiones, cuando un paciente acude a nosotros, ya está siendo tratado con psicofármacos, sin haber apreciado mejoría en su estado, razón por la cual se decide a probar la homeopatía. Además, está molesto por los efectos secundarios que conlleva tal medicación. A este respecto, debemos hacer una primera distinción. Así, debemos hablar de pacientes que presentan síntomas neuróticos (que son los más corrientes), pero también debemos citar a los pacientes que presentan auténticos síndromes neuróticos. La inmensa mayoría de los primeros (que pueden consultarnos a propósito de ansiedad, astenia, irritabilidad, depresión o insomnio por ejemplo, a menudo secundarios a circunstancias vitales) puede tratarse muy bien con tan sólo medicamentos homeopáticos, y el resultado suele ser muy bueno, en muy pocos días (a veces dos o tres tan sólo; generalmente, en alrededor de una semana). El paciente neurótico propiamente dicho, por el contrario, puede beneficiarse con la homeopatía, pero el resultado es más variable y, dada la tendencia crónica del padecimiento (que tiene que ver con su personalidad), experimentará frecuentemente fluctuaciones en su evolución, sobre todo en relación a su entorno.

Los trastornos neuróticos son tan frecuentes (casi todos los hemos sufrido en algún momento, en diferentes grados) que suponen una importante repercusión incluso sobre la economía, dadas las frecuentes bajas laborales que comportan. La homeopatía, al incidir sobre dicha patología y mejorar notoriamente la calidad de vida de tantos pacientes, influye también en este aspecto, por lo que debería ser contemplada de manera más importante en las políticas sociales y sanitarias de los países.

INDICE

Prólogo

Capítulo I. Homeopatía y psiquiatría: generalidades

Aportación de la homeopatía a la psiquiatría

Particularidades de la anamnesis en el paciente

psiquiátrico 21

El paciente neurótico 27

Características de las neurosis.- 28

Capítulo II. Tratamiento homeopático de la ansiedad

Ansiedad y angustia 33

Abordaje homeopático de la ansiedad 37

Principales medicamentos homeopáticos de ansiedad 41

Otros medicamentos de ansiedad

Capítulo III. Transtornos depresivos

Generalidades acerca de los trastornos depresivos

Cuadro clínico general de las depresiones 63

Tratamiento homeopático del paciente depresivo 65

Principales medicamentos homeopáticos de depresión 67

Otros medicamentos homeopáticos de depresión 75

Capítulo IV. El paciente fóbico

Generalidades sobre las fobias 81

Tratamiento del paciente fóbico 83

Principales medicamentos de la personalidad fóbica 85

Otros fármacos homeopáticos

en la terapéutica de los trastornos fóbicos 8g

Capítulo V. El paciente obsesivo-compulsivo

Aspectos generales 95

Clínica del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) 97

Principales medicamentos homeopáticos a valorar

en el paciente obsesivo 99

Otros medicamentos 103

Capítulo VI. Alteraciones del sueño

El sueño y sus principales trastornos 107

a. Insomnio 109

Etiología del insomnio 109

Tratamiento general del insomnio 110

Principales medicamentos

homeopáticos del insomnio

2. Narcolepsias 117

3. Trastornos del ciclo sueño-vigilia 119

4. Disfunciones del sueño (parasomnias) 121

Capítulo VII. Transtornos psicológicos

más frecuentes en la infancia y la adolescencia

Visión general 127

La timidez 129 Irritabilidad 133

El paciente celoso 137

Trastornos de atención. Hiperactividad,

comportamiento impulsivo, tics. 141

La adolescencia 147

Capítulo VIII. Importancia de la etiología en el tratamiento del paciente psiquiátrico

La etiología en la selección

del medicamento homeopático 155

Principales etiologías valorables

en el tratamiento "Trastornos por " 157

Anticipación 157

Celos 258

Decepciones 159

Muerte de seres queridos 16o

Lesiones y accidenes (traumatismos físicos) 16o

Problemas sentimentales

(decepciones amorosas) 26o

Rabia y sensación de impotencia 162

Trabajo intelectual 163

Capítulo IX. Principales síntomas mentales de los medicamentos homeopáticos

Los síntomas mentales 167

Capítulo X. Breve repertorio de síntomas mentales

Breve repertorio de síntomas mentales 239

Bibliografía 253

Elsevier
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