Limpieza Hepatica Y De La Vesicula Biliar (bolsillo)

Referencia: 9788497777933
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Tener un hígado nuevo es como contar con una nueva oportunidad de vivir. Veinte millones de norteamericanos sufren anualmente de ataques provocados por cálculos biliares. Las cifras europeas no desmienten la gravedad del problema. En muchos casos, el tratamiento simplemente consiste en operar la vesícula, pero este enfo...
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Tener un hígado nuevo es como contar con una nueva oportunidad de vivir.
Veinte millones de norteamericanos sufren anualmente de ataques provocados por cálculos biliares. Las cifras europeas no desmienten la gravedad del problema. En muchos casos, el tratamiento simplemente consiste en operar la vesícula, pero este enfoque, orientado simplemente a los síntomas, no elimina la causa de la enfermedad -los cálculos biliares que congestionan el hígado-, y en muchos casos, simplemente prepara el camino a problemas más graves. La mayoría de los adultos que habitan el mundo industrial, y especialmente aquellos que sufren de alguna enfermedad crónica, como enfermedades coronarias, artritis, esclerosis múltiple, cáncer o diabetes, tienen cientos, si no miles de cálculos biliares (principalmente masas de bilis endurecida), que bloquean los conductos biliares de su hígado.
Este libro propone una lúcida explicación de las causas de los cálculos biliares en el hígado y la vesícula, y por qué estas piedras pueden ser las responsables de las enfermedades más comunes que nos aquejan en el mundo actual.
Ofrece al lector los conocimientos necesarios para reconocer las piedras, y da las instrucciones “hágalo-usted-mismo” necesarias para expulsarlas en la comodidad de su casa y sin dolor alguno. También presenta las reglas claras para evitar la formación de nuevos cálculos.
El extraordinario éxito de la Limpieza hepática y de la vesícula en todo el mundo es testimonio de la eficacia de la limpieza hepática que ha conseguido extraordinarias mejorías en la salud y bienestar de miles de personas que ya se han otorgado el precioso regalo de un hígado fuerte, limpo y revitalizado.
ANDREAS MORITZ es un terapeuta intuitivo practicante de la Iridiología, el Ayurveda, el Shiatsu y la Medicina vibracional. Autor de numerosos libros entre los que destacan "Los eternos secretos de la salud y el rejuvenecimiento" (de próxima aparición en Ediciones Obelisco), "Sacando el velo de la dualidad" y "Es tiempo de despertar a la vida", es fundador de los innovadores sistemas de curación Arte Ener-Chi y Santemonia Sagrada, cantos divinos para toda ocasión. Ha viajado por todo el mundo y ha tratado a jefes de estado y miembros de varios gobiernos europeos, africanos y asiáticos.

Introducción

Muchas personas creen que los cálculos biliares sólo se encuentran en la vesícula, pero se trata de una suposición tan común como errónea. La mayoría de los cálculos biliares se forman en el hígado y, en comparación, muy pocos en la vesícula. Esto es fácil de verificar si se realiza una limpieza del hígado. Poco importa que uno sea lego en cuestiones de salud, médico, científico, o que le hayan extirpado la vesícula y, por tanto, se crea libre de tener cálculos: los resultados de la limpieza hepática hablan por sí solos. No hacen falta pruebas científicas o explicaciones médicas para resaltar el valor y la importancia de la limpieza hepática. Cuando el lector vea cientos de cálculos biliares de color verde, marrón o negro flotando en el inodoro en el transcurso de la primera limpieza hepática, se dará cuenta por sí mismo de que ha descubierto algo extremadamente importante en su vida. Y, quizás, llevado por la curiosidad, decida llevar los cálculos a analizar, o bien preguntar al médico su opinión. Puede que el médico le anime a proseguir con esta experiencia terapéutica o tal vez le diga que es totalmente ridícula y le aconseje que no la practique. Sin embargo, lo más significativo de esta experiencia es el hecho de que uno toma las riendas de su propia salud, probablemente por primera vez en la vida.
No todo el mundo es tan afortunado como usted, lector; según las estadísticas, aproximadamente un 20 % de la población mundial desarrollará en algún momento de su vida cálculos biliares en la
vesícula. Sin embargo, esta cifra no incluye a la gran cantidad de personas que llegarán a desarrollar cálculos biliares en el hígado, o que ya los tienen. En los treinta años que llevo practicando medicina naturista he tratado a miles de personas que sufrían todo tipo de enfermedades crónicas, y puedo constatar que cada una de ellas, sin excepción, ha tenido una cantidad considerable de cálculos biliares en el hígado. Sorprendentemente, muy pocos pacientes han presentado un historial de cálculos biliares en la vesícula. Los cálculos biliares en el hígado son, como se verá en este libro, el principal obstáculo para adquirir y mantener un óptimo estado de salud, juventud y vitalidad. En realidad, los cálculos son una de las principales razones por las que las personas enferman y tienen dificultades para recuperarse.
No querer reconocer la incidencia de la formación de cálculos biliares en el hígado es, tal vez, uno de los mayores y más desafortunados errores de la medicina, tanto de la alopática como de la alternativa. Confiar plenamente, como hace la medicina convencional, en los análisis de sangre para realizar un diagnóstico supone una desventaja a la hora de comprobar la salud del hígado. La mayoría de las personas que sufren algún problema de salud muestran unos niveles de enzimas hepáticas perfectamente normales, a pesar de padecer congestión en el hígado. La congestión y el estancamiento hepático se encuentran entre los problemas sanitarios más comunes y, sin embargo, la medicina convencional raramente se refiere a ellos, ni tampoco los médicos cuentan con una forma fiable de detectar y diagnosticar estos trastornos. Los niveles de enzimas hepáticas en sangre aumentan cuando en el organismo existe un avanzado nivel de destrucción celular, como sucede, por ejemplo, en el caso de la hepatitis o inflamación del hígado. Las células hepáticas contienen gran cantidad de enzimas; cuando cierto número de células hepáticas se desgarra, las enzimas penetran en la sangre y, a través de un análisis clínico, muestran una anomalía en el hígado. Pero, entonces, el daño ya ha ocurrido. Tienen que transcurrir muchos años de congestión crónica en el hígado hasta que el deterioro de este órgano salga a la luz. Los análisis clínicos estándar casi nunca muestran la incidencia de piedras enel hígado; de hecho, la mayoría de los médicos ni siquiera saben que las piedras pueden desarrollarse también en este órgano. De hecho, la mayoría de los médicos ni siquiera saben que las piedras pueden desarrollarse en el hígado también. Tan sólo algunas de las universidades dedicadas a la investigación, como la prestigiosa Johns Hopkins University, describe e ilustra esas piedras hepáticas en sus publicaciones médicas o en sus páginas web, refiriéndose a eIlas como «piedras intrahepáticas».*
Comprender que los cálculos en el hígado contribuyen a la aparición de prácticamente cualquier tipo de enfermedad, y seguir unos simples pasos para eliminarlos, significa hacerse cargo uno mismo de la propia salud, de restablecerla, y gozar de vitalidad de amanera permanente. Los resultados de la limpieza hepática –la que se hace uno mismo, o la de los pacientes, en el caso de un profesional sanitario– son realmente satisfactorios. Tener un hígado limpio significa poder contar con una nueva oportunidad para vivir.
El hígado ejerce un control directo sobre el desarrollo y el funcionamiento de cada célula del cuerpo. Cualquier tipo de disfunción, deficiencia o crecimiento anómalo en las células se debe, en gran parte, a un mal funcionamiento hepático. Incluso tras perder hasta un 60 % de su rendimiento original, el hígado, gracias a su extraordinario diseño, habitualmente parece funcionar «adecuada-mente», como indican los valores sanguíneos equilibrados. Si bien esto lo ignoran tanto el médico como el paciente, el origen de la mayoría de las enfermedades puede localizarse fácilmente en el hígado. El primer capítulo del libro está dedicado a esa importante relación.
Cualquier enfermedad o síntoma de mala salud está causado por algún tipo de obstrucción. Cuando un vaso sanguíneo se obstruye y, por tanto, deja de suministrar oxígeno o nutrientes a un grupo celular, tendrá que activar determinadas medidas de emergencia para poder sobrevivir. Por supuesto, muchas de las células afectadas no sobrevivirán a esa «hambruna» y simplemente morirán. En cambio,

otras más resistentes aprenderán a adaptarse a la situación adversa a través del proceso de mutación celular y a cubrir sus necesidades energéticas utilizando los productos tóxicos de los residuos metabólicos, como, por ejemplo, el ácido láctico. La situación de esas células podría compararse a la de una persona en el desierto que, a falta de agua, decide beber su propia orina para sobrevivir. La mutación celular que lleva a la formación de un cáncer es tan sólo un último intento del organismo para evitar una muerte inmediata por envenenamiento séptico y un colapso total. Sin embargo, es bastante habitual y totalmente rocambolesco llamar enfermedad a esa respuesta normal del cuerpo frente a la acumulación de residuos tóxicos. Lamentablemente, la ignorancia de la auténtica naturaleza del cuerpo humano ha llevado a muchos a creer que ese mecanismo de supervivencia es una «enfermedad autoinmune”. La palabra autoinmune indica que el cuerpo intenta ir contra él mismo y que, prácticamente, busca el suicidio. Nada más lejos de la realidad. Los tumores cancerosos son el resultado de una gran congestión en los tejidos conectivos, los vasos sanguíneos y los conductos linfáticos, y todo ello evita que las células sanas reciban suficiente oxígeno y nutrientes vitales.*
Pero existen otras obstrucciones más evidentes que también pueden desbaratar el bienestar general del cuerpo. Un colon constantemente estreñido impide que el cuerpo elimine los desechos que contienen las heces. La retención de esos desechos en la parte inferior de los intestinos provoca un entorno tóxico en el colon y, si la situación no se resuelve, en todo el organismo.
Las infecciones y los fallos renales pueden ser una respuesta frente a la acumulación de piedras calcificadas o depósitos de grasa en el riñón, y, de ese modo, se obstruye el flujo de la orina en los riñones o en la vejiga. La acumulación de esos depósitos minerales en el sistema urinario puede provocar retención de líquidos y aumento de peso, así como cientos de síntomas diversos.
Cuando se acumulan desechos tóxicos acídicos en el pecho y en los pulmones, el organismo responde con secreciones mucosas
con el fin de atrapar las sustancias tóxicas. Como consecuencia, las vías respiratorias se congestionan y apenas permiten respirar. Si el organismo estaba ya muy congestionado y repleto de toxinas, puede llegar a producirse una infección pulmonar. Las infecciones pulmonares se deben al esfuerzo del organismo por destruir y luego eliminar las células dañadas o debilitadas, que, de otra manera, empezarían a descomponerse, si no estaban ya descompuestas (formación de pus). La congestión pulmonar impide la eliminación natural de las células debilitadas o dañadas. Si la congestión no se resuelve por medios naturales, o bien se incrementa a causa de unos hábitos alimentarios deficitarios, es posible que el pus quede al rapado en los tejidos pulmonares. De manera natural, las bacterias destructoras empezarán a desarrollarse para ayudar al organismo en su desesperado esfuerzo por limpiar la zona congestionada, la cual está repleta de células en descomposición y otros productos de desecho. Los médicos denominan a este mecanismo de supervivencia infección estafilocócica o neumonía.
Una mala audición o una infección de oído pueden ser afecciones causadas por una mucosidad densa repleta de toxinas y bacterias vivas o muertas que penetra en los conductos que van de la garganta a los oídos (trompa de Eustaquio). Asimismo, un espesamiento de la sangre causado por alimentos o bebidas altamente acidificantes puede reducir el flujo sanguíneo en capilares y arterias, y, como consecuencia, acarrear numerosos problemas físicos, desde una simple irritación cutánea, artritis, o presión arterial alta a incluso un ataque cardíaco o un derrame cerebral.
Este tipo de obstrucciones en el organismo están directa e indirectamente vinculadas a un mal funcionamiento hepático, especialmente al bloqueo que ocasionan los cálculos biliares en el hígado y la vesícula. La presencia de fragmentos de bilis coagulada y de otras sustancias, orgánicas e inorgánicas, que quedan atrapadas en esos órganos interfiere en gran manera en los procesos vitales del cuerpo, como la digestión de los alimentos, la eliminación de desechos y la desintoxicación de las sustancias dañinas en la sangre. Si se descon-
gestionan los conductos biliares del hígado y la vesícula, los 60 a 100 billones de células del cuerpo pueden «respirar» más oxígeno, recibir suficiente cantidad de nutrientes y eliminar de manera eficaz los productos de desecho metabólicos, al mismo tiempo que mantener unos canales de comunicación perfectos con los sistemas nervioso y endocrino, así como con las otras partes del cuerpo.
La mayoría de los pacientes que sufren una enfermedad crónica tienen un exceso de cálculos biliares en el hígado. Un médico puede confirmarlo fácilmente haciendo que su paciente crónico realice una limpieza hepática. Es cierto que, a menos que se detecte una enfermedad hepática determinada, raras veces se considera al hígado «culpable» de cualquier otra enfermedad. Gran parte de los cálculos hepáticos están formados por los mismos componentes «inocuos» que se encuentran en el flujo biliar, y el colesterol es un ingrediente principal. Muchas piedras están formadas por ácidos grasos y otros materiales orgánicos que acaban en los conductos biliares. El hecho de que la mayoría de esas piedras no sean más que bilis coagulada o materia orgánica hace que sean prácticamente «invisibles» frente a los rayos X, las tecnologías de ultrasonidos y las tomografías axiales computerizadas (TAC).
La situación cambia bastante en lo referente a la vesícula, en la que alrededor de un 20 % de las piedras están formadas totalmente por minerales, especialmente por sales cálcicas y pigmentos biliares. Mientras que las pruebas pueden diagnosticar fácilmente esas piedras duras y relativamente grandes de la vesícula, no suelen detectar las más blandas y no calcificadas que se encuentran en el hígado. Sólo puede detectarse por medio de un examen ultrasónico cuando un número excesivo de piedras, formadas por colesterol (de un 85 a un 95 % de colesterol) o por acumulaciones de grasa, bloquean los conductos biliares del hígado , y se diagnostica lo que generalmente se denomina un hígado graso. En tal caso, las imágenes ultrasónicas muestran un hígado blanco (y no de color negro). Un ácido graso puede albergar hasta 20.000 piedras antes de sufrir un colapso total por asfixia.
Si un paciente tiene un hígado graso y acude al médico, éste le dirá que tiene un exceso de tejido graso en ese órgano; sin embargo,es bastante improbable que le comente que tiene piedras intrahepáticas (piedras que obstruyen los conductos biliares). Como se ha mencionado anteriormente, la mayoría de las piedras pequeñas del hígado no pueden detectarse por medio de pruebas ultrasónicas o TAC, pero un cuidadoso análisis de las imágenes por parte de especialistas mostraría que algunos de los conductos biliares más pequeños del hígado se han dilatado a causa de la obstrucción. Una resonancia magnética (prueba radiológica) puede determinar con mayor facilidad si existe una dilatación de esos conductos como consecuencia de piedras más densas o grupos de ellas. Sin embargo, a menos que haya indicios de problemas hepáticos graves, los médicos en raras ocasiones buscan piedras intrahepáticas. Lamentablemente, si bien el hígado es uno de los órganos de mayor importancia del cuerpo humano, también sus alteraciones quedan con demasiada frecuencia sin diagnosticar.
Aun cuando se detectara y diagnosticara un hígado graso en su primera fase o la formación de cálculos biliares, hoy en día, las clínicas no ofrecen ningún tratamiento que ayude a este órgano vital a liberarse de la pesada carga que tiene que soportar.
Lo cierto es que son muchas las personas que han llegado a acumular cientos y, en muchos casos, miles de depósitos biliares endurecidos en el hígado. Esas piedras continuamente obstruyen los conductos biliares. En vista de los efectos adversos que estos cálculos tienen en el funcionamiento hepático, es irrelevante su composición. Aunque nuestro médico o nosotros mismos los consideremos cálculos biliares convencionales, depósitos de grasa o coágulos de bilis endurecida, el hecho es que impiden que la bilis fluya libremente y llegue a los intestinos. La pregunta clave es: ¿cómo algo tan simple como una obstrucción biliar puede causar problemas tan complejos como una insuficiencia cardíaca congestiva, la diabetes o el cáncer?
La bilis es un líquido amargo y alcalino de color amarillo, marrón o verde que tiene múltiples funciones. Cada una de ellas re-percute directamente en la salud de cada órgano y sistema corporal. Además de ayudar a digerir las grasas, el calcio y las proteínas de origen animal, la bilis es necesaria para mantener los niveles de grasa en sangre, eliminar toxinas del hígado, mantener el equilibrio ácido/
alcalino del tracto intestinal y evitar que se desarrollen microbios dañinos en el colon. El hígado, a fin de mantener un sistema digestivo sano y fuerte y alimentar a las células del cuerpo con una adecuada cantidad de nutrientes, tiene que producir entre 1,1 y 1,6 litros de bilis al día; una cantidad menor implicaría problemas digestivos y de eliminación de desechos, así como un sobreesfuerzo del organismo para desintoxicar la sangre. Muchas personas sólo producen una cuarta parte, o menos, de la cantidad de bilis necesaria. Como se demostrará en este libro, casi todos los problemas de salud son consecuencia directa o indirecta de una escasa producción biliar.
Las personas con enfermedades crónicas a veces tienen miles de cálculos biliares que congestionan los conductos biliares del hígado. Algunas de esas piedras pueden haberse desarrollado en la vesícula. La expulsión de las piedras por medio de varias limpiezas del hígado, así como seguir una dieta y un estilo de vida equilibrados, hará que el hígado y la vesícula puedan restablecerse y que la mayoría de los síntomas de malestar o enfermedad empiecen a disminuir. Con este tratamiento, cualquier alergia persistente disminuirá o desaparecerá, el dolor de espalda se disipará, y la energía y el bienestar mejorarán de forma espectacular. La limpieza de los conductos biliares es uno de los métodos más eficaces para recuperar o mejorar su salud.
En este libro, el lector aprenderá el modo de expulsar, de una sola vez y sin dolor alguno, cientos de esos cálculos. El tamaño de las piedras puede variar desde el de una cabeza de alfiler hasta el de una pequeña avellana. La limpieza hepática propiamente dicha requiere menos de 14 horas y puede realizarse fácilmente en casa durante un fin de semana. En el capítulo 1 se explica detallada-mente por qué la presencia de cálculos biliares dentro y fuera del hígado puede considerarse el mayor riesgo y causa de casi todas las enfermedades, ya sean graves o leves. En el capítulo 2, se aprende a identificar algunas de las señales y síntomas que indican la presencia de cálculos en el hígado o la vesícula. Otros apartados del libro muestran las posibles causas de los cálculos biliares y cómo prevenir que vuelvan a desarrollarse. En el capítulo 6, «,Qué se puede esperar de una limpieza hepática?», se señalan los beneficios que aporta para la salud este programa intensivo de autoayuda. Tambiénse destaca lo que comentan algunas personas sobre sus experiencias con la limpieza hepática. En el capítulo 8, en un apartado sobre las preguntas más frecuentes, se aportan soluciones a muchas dudas que pueden surgir sobre la limpieza. Para obtener el mayor beneficio posible de este tratamiento, recomiendo encarecidamente al lector que lea todo el libro antes de iniciar la limpieza hepática.
Le deseo el mayor de los éxitos en el camino que le llevará a conseguir un estado perenne de salud, felicidad y vitalidad.

Índice

Introducción     7

1. Cálculos biliares en el hígado. Un grave riesgo
para la salud    17
La importancia de la bilis     22
Trastornos del sistema digestivo     23
Enfermedades bucales     24
Enfermedades del estómago     26
Enfermedades del páncreas     29
Enfermedades del hígado     30
Enfermedades de la vesícula y de los conductos biliares    35
Enfermedades intestinales     39
Trastornos del sistema circulatorio     41
Enfermedades cardíacas     41
Colesterol alto     48 Mala circulación sanguínea, crecimiento del corazón
y del bazo, venas varicosas, congestión linfática, desequilibrios hormonales     54
Trastornos del sistema respiratorio     62
Trastornos del sistema urinario     64
Trastornos del sistema nervioso     69
Trastornos óseos     73
Enfermedades de las articulaciones     75
Enfermedades del sistema reproductor     79
Enfermedades de la piel     81
Conclusión     82

2. ¿Cómo saber si se tienen cálculos biliares?     83
Señales y marcas     84
La piel     84
La nariz     86
Los ojos     87
Lengua, boca, labios y dientes     89
Manos, uñas y pies     92
La materia fecal     93
Conclusión     94

3. Causas más comunes en la formación
de los cálculos biliares     95
La dieta     97
La sobrealimentación     97
Picar entre comidas     99
Cenar copiosamente     101
Consumo excesivo de proteínas     102
Otros alimentos y bebidas     106
Efectos de la sal refinada y de la sal pura     108
Deshidratación     110
Pérdida rápida de peso     113
Dietas bajas en grasas     114
Los fármacos     116
La terapia de sustitución hormonal y las píldoras    
anticonceptivas     116
Otros medicamentos     117
Intoxicación por flúor     118
Estilo de vida     120
Alteración del reloj biológico     120Ciclos naturales de sueño y vigilia     121
Horarios naturales de las comidas     124
Diversas causas     125
Ver televisión durante horas     125
Estrés emocional     126 Tratamientos convencionales en caso de
cálculos biliares     128
1. Disolución de los cálculos     129
2. Ondas ultrasónicas     130
3. Cirugía     130
Conclusión     132

4. La limpieza hepática y de la vesícula     135
Preparación     136
La limpieza propiamente dicha     138
Tarde     138
A la mañana siguiente     140
Qué resultados cabe esperar     141 Sobre la importancia de la limpieza
del colon y de los riñones     145 Observación sobre la ingesta de agua
durante la limpieza     146
¿Dificultades con la limpieza?     146
Intolerancia al zumo de manzana     146
Intolerancia a las sales de Epson     147
Intolerancia al aceite de oliva     147 Si el interesado padece colecistopatía
o carece de vesícula biliar     147
Personas que no deberían tomar zumo de manzana    148 Dolores de cabeza o náuseas durante los días
posteriores a la limpieza hepática     149
Sensación de malestar durante la limpieza hepática     149 Cuando la limpieza hepática no produce los resultados
esperados     150
5. Reglas simples para evitar la formación de cálculos
biliares     153
1. Realizar la limpieza hepática dos veces al año     153
2. Mantener limpio el colon         154 ¿Cómo se puede actuar si existe
una gruesa capa de residuos     155
3. La limpieza renal     159
Instrucciones     160
4. Beber con frecuencia agua ionizada     162
Instrucciones     162
5. Tomar minerales esenciales ionizados     163
6. Beber suficiente agua     164
7. Reducir el consumo de alcohol     168
8. Evitar comer en exceso     169
9. Seguir un horario de comidas regular     170
10. Seguir una dieta vegana-vegetariana     170
11. Evitar los productos light     171
12. Consumir sal marina no refinada         172 Principales funciones de la sal marina
en el organismo     173
13. La importancia del arte ener-chi     174
14. Dormir las horas suficientes     175
15. Evitar trabajar en exceso     177
16. Hacer ejercicio de manera regular     178
17. Tomar el sol de manera regular     180
18. Fitoterapia para el hígado     181
19. Realizar diariamente la terapia de aceite     182
20. Sustituir las piezas dentales metálicas     184
21. Conseguir una buena salud emocional     185

6. ¿Qué se puede esperar de una limpieza hepática?     189
Vivir sin enfermedades     189 Mejorar las digestiones y adquirir más energía y vitalidad 191
Ausencia de dolores     193Un cuerpo más flexible     194
Detener el proceso de envejecimiento     196
Belleza interior y exterior     197
Mejorar la salud emocional     198
Mayor claridad mental y más creatividad     199

7. Opiniones acerca de la limpieza hepática     201
Mi propia historia     208

8. Preguntas frecuentes     211

Comentarios finales     227
Lista de proveedores en EE.UU. y Europa     229
Sobre el autor     235
Otras obras del autor     237
Índice analítico     241

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