Curar con los códigos del alma, de Roswhita Stark. Ed. EDAF

Curar con los códigos del alma

Referencia: 9788441436695
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Símbolos, números, letras y palabras como llave hacia la matriz

¡Aprenda el idioma del alma!

Con numerosas instrucciones, ejemplos de casos reales y repleto de estímulos para llevar a cabo emocionantes experiencias.

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Hace ya mucho tiempo que se conocen los efectos terapéuticos de la formas, las “palabras clave” y los números. Roswitha Stark combina estos mundos y nos conduce a la esfera de los códigos del alma: las combinaciones de imágenes de formas sencillas, los símbolos, las letras, los números y los colores actúan en forma de mensajes codificados y nos ofrecen un contacto directo con nuestra alma. De este modo podemos conectar con nuestra “matriz original” (el plan de nuestra vida en su forma más pura e intacta) y eliminar de forma sencilla molestias, bloqueos y traumas.
Roswitha Stark nos explica cómo, partiendo de las innumerables combinaciones posibles de formas, números, letras y colores, podemos extraer nuestros códigos curativos personales y utilizarlos para nuestros deseos físicos, psíquicos y espirituales.

Roswitha Stark,

reconocida naturópata alemana y especialista en terapias holísticas a nivel mundial. Es diplomada en filología alemana, especialista en el campo de homeopatía clásica, la medicina vibracional, las terapias de resonancia sensitiva y la medicina energética. Dirige cursos y seminarios de medicina informacional y de curación con símbolos.
Ha publicado, junto con Petra Neumayer Medicina con símbolos y Sanación con símbolos, ambos publicados por Edaf.

Contenido

Prólogo    11
Introducción    15

PRIMERA PARTE: EL MUNDO DE LOS CÓDIGOS
Mensajes mágicos en nuestro día a día    21
¿Qué son los códigos?     23
Códigos abiertos     25
El lenguaje de los animales     29
El lenguaje de las plantas     35
Códigos cerrados     44
El código genético     48
Más códigos de nuestro día a día     51
Códigos secretos     54
El poder de las palabras mágicas     57
De hechizos y rituales     62
La magia de los sigilos     69
Los conjuros en la actualidad     71

SEGUNDA PARTE: LOS CÓDIGOS DEL ALMA Palabras, letras, números
y símbolos como llave hacia la matriz    73
El mundo más allá de nuestros sentidos     75
El observador determina la realidad     79
El experimento Einstein-Podolsky-Rosen     82
El experimento de doble rendija - ¡Existen varias realidades
simultáneas!     83
¡Qué hermoso mundo! - ¿Hay algo de lo que podamos "presumir"?     86
¿Qué realidad te gustaría?     88
¿Qué significa realmente matriz?     90
La matriz - La NADA que TODO lo abarca     91
Entrada a la matriz     93
Algunos buenos consejos para entrar en la matriz      94
Utilizar imágenes de la matriz como impulso curativo     98
Trabajar solo     100
Trabajar en pareja o con un cliente     101
Curación sincronizada - Guía paso a paso     106
Vivencias clave - Imágenes curativas con símbolos, palabras
    y números     109
Las 21 palabras clave     111
Los símbolos como lenguaje del alma     117
El poder curativo de los números     125
Vocales: los ocho sonidos clave     141
Experimento con letras     145
Protección del aura mediante sílabas poderosas     147
Los colores del arcoíris     148
Hallar la combinación adecuada para la imagen curativa     151
Métodos de evaluación     152
Selección intuitiva del impulso clave     157
Elaboración de la imagen curativa     159
Sentir la imagen curativa     160
Cargar imágenes curativas con sonidos     160
Transferir imágenes curativas     160
¡La primera impresión es la que cuenta! El viaje intuitivo hacia
    la curación     164
Ejemplos de casos reales     166
Futuro     169

Prólogo

Era finales de marzo de 2009. Regresaba a casa en avión desde Sicilia, donde había pasado una semana de vacaciones con un tiempo relativamente bueno y donde había vuelto a sentirme como en casa. Me sentía cansada y hojeaba
una revista, indiferente a lo que sucedía en torno a mí en el avión. El ambiente era tranquilo y algunos pasajeros dormitaban en sus asientos. Nada de especial. Ni me había fijado en que mi marido, sentado a mi
lado, estaba hablando con una pareja de italianos que iba sentada detrás de nosotros. Hasta que entonces se dio la vuelta y me susurró al oído: "La señora que va detrás se encuentra muy mal. Parece que le da miedo volar". A decir verdad, no me apetecía nada salir de mi letargo y ocuparme del problema de esa señora, ni siquiera hablar con ella con mi rudimentario italiano. Me dije a mí misma que el universo ya sabía qué fase de aprendizaje estaba pasando esa señora, me hundí un poco más en mi asiento y volví a mi revista o, al menos, lo intenté.
Desgraciadamente, mi marido no me dejaba en paz. No paraba de darse la vuelta y decirme: "¿No llevas encima ningún glóbulo? Apenas puede respirar". No, no había llevado intencionadamente ningún remedio homeopático en este viaje, porque pensaba que, llegado el caso, lo trataríamos de forma energética. No obstante, me incliné para echar un vistazo atrás y vi que la mujer estaba aterrada y echada sobre su marido con muy mal aspecto. Esto no hizo que aumentasen mis ganas de intervenir y esperaba que, a base de ignorarlo, el problema se resolviera por sí solo de algún modo. Ya se encargaría el capitán o alguna persona competente. Por fin tenía vacaciones. Ya te puedes imaginar que no iba a tener descanso. Tras escuchar de nuevo: "¿De veras no puedes hacer nada? Se encuentra muy mal". Poco a poco y de mala gana, fui abandonando mi estrategia y comprendí que, tal y como decía mi compañero del alma, yo podía hacer mucho respecto al ataque de pánico que estaba sufriendo aquella italiana. Sí, sí, si no, no se habría sentado justo detrás de mí. Está bien, lo entiendo, pensé, debería hacer algo. Si quería ayudar a la señora de algún modo, debía levantarme y hablarle con el escaso italiano que había aprendido durante un semestre en el instituto; soy una sanadora
espiritual o algo similar... ¡No, no me apetece! De modo que volví a cerrar los ojos, a sabiendas y no hice absolutamente nada.
Pero sucedió algo, y no fue baladí. Vi o, mejor dicho, sentí cómo un cubo de finas líneas azules se deslizaba sobre el chacra de mi coronilla y se hundía en dirección al cuello; se parecía a la cuadrícula magnética que trascurre alrededor de la tierra. A continuación, un ocho de color magenta pasó a través de mi cuerpo, luego un círculo blanco y muchas otras formas de colores fueron llenando todo mi cuerpo de arriba abajo. Todos los colores del arcoíris se encontraban allí. Observé las fascinantes formas de colores como si fuera un sueño y, sin embargo, totalmente consciente en mi interior.
Sentí una vibración en el cuerpo; parecía como si las formas y los colores se movieran de forma electrizante. Cuando una de ellas abandonaba mi cuerpo en dirección a los pies, aparecía la siguiente sobre mi cabeza. Me abandoné a este flujo hasta que noté que habían dejado de aparecer nuevos colores o formas, tan solo un apacible blanco bidimensional. Instintivamente, supe que se había acabado y abrí los ojos. Lo primero que vi fue la asombrada mirada de mi marido. Contesté a su "¿Has hecho tú eso?" con otra pregunta: "¿El qué?". Yo no me había enterado de nada, aparte de mis imágenes interiores, pero me giré discretamente hacia el asiento de atrás. La mujer que durante media hora había estado sin apenas poder respirar de miedo estaba ahora sentada relajadamente junto a su marido, charlando animadamente y riendo.
¡Guau! En realidad, yo no había "hecho" nada y, no obstante, algo muy eficaz había "sucedido". De algún modo, las formas y los colores, así como el hecho de que yo no había hecho NADA, eran los responsables de la "curación" de esta mujer. Quedé muy agradecida a mis ayudantes espirituales por haberme enseñado esto e hice la promesa de aprender algo de esta experiencia e incorporarla a mi trabajo. Desde entonces he realizado muchos experimentos con el empleo intuitivo de colores, formas, números y también palabras en el trabajo de la curación y los resultados han sido realmente asombrosos.
Precisamente, al "NO QUERER NADA", por ejemplo, simplemente "DEJAR QUE SUCEDA", damos vía libre al tipo de curación que es más indicada para cada caso concreto.
En este libro me gustarla ensenarte paso a paso a uejarie lleva' Wiiipieuainciite por tu intuición y a confiar, así, en que aparezcan las imágenes adecuadas una vez hayas dejado de lado tus prejuicios. No obstante, en el camino hasta allí hay muchas estaciones intermedias en las que hay que aprender a comunicarse con el alma de forma más "material", con formas, números, letras o colores. Hasta que puedas confiar y dejar que lo correcto suceda de forma intuitiva.
¡Espero que lo disfrutes!

Introducción

Quien haya leído mis anteriores libros, como la serie Medicina con símbolos, sabe que trabajo desde hace años con las vibraciones de los símbolos y los códigos de barras.
He descubierto que el examen con el tensor, el péndulo o el examen kinesiológico (los métodos de evaluación serán explicados más adelante en el libro) de los signos adecuados puede utilizarse para múltiples finalidades, así como para generar impulsos en personas, animales o armonizar espacios. He experimentado distintos usos, y los participantes en mis seminarios también me han aportado ideas maravillosas; por ejemplo, a la hora de combinar las energías y los mensajes de los símbolos.
A lo largo de estos años la combinación de los símbolos con palabras y frases es lo que ha cristalizado de forma más eficaz; por ejemplo, con afirmaciones positivas que pueden aliviar síntomas físicos y psíquicos en personas y animales. La idea de aplicar códigos de barras, símbolos y palabras o frases como impulso curativo se reveló más eficaz cuando no damos nada por "imposible". Simplemente, le planteamos al "caso" en cuestión una serie de preguntas que dejamos que sean respondidas con método de evaluación, por ejemplo, el tensor.
En mi opinión, no existe un procedimiento "estándar" a la hora de utilizar símbolos, palabras, letras o números como impulso curativo. Naturalmente, al principio los procedimientos y las indicaciones relativamente estandarizados aportan seguridad hasta que uno se atreve a aplicar lo aprendido y las frecuencias curativas de una forma cada vez más intuitiva. Es entonces cuando se abren dimensiones que son incompatibles con una explicación racional, pero sí con el nivel intuitivo del subconsciente, que es donde la curación encuentra su salida.
Recuerdo cómo en un seminario elaboramos una imagen para ayudar a Japón tras el accidente nuclear. Yo tenía un rotafolio y, con ayuda del tensor, preguntamos qué debíamos escribir o dibujar sobre la hoja. La respuesta fue muy simple:
Japón Curación
con el símbolo de Körbler "Y" encima'. En cada una de las cuatro esquinas había que dibujar una cruz griega. El resto de información, conforme a los exámenes que realizamos, no debía incluirse en la hoja de papel.
La siguiente pregunta fue de qué modo había que actuar con esta imagen, mejor dicho, con esta información. La respuesta fue clara: el grupo debía enviarla a Japón mediante la fuerza mental; algo que hicimos antes de proseguir con las cuestiones del seminario.
Hasta aquí, bien. Muchos lectores estarán familiarizados con esto, con el envío de información curativa mediante transferencia a distancia. También la comprensión se satisface bastante ya que las palabras "Japón" y "curación" pueden ser bien interpretadas por la mitad izquierda del cerebro: queríamos enviarle a Japón un impulso curativo de forma clara y la Y encima supone un "refuerzo" para esta información. Esto también lo habían aprendido todos los participantes del seminario así que tenían memorizado este significado. La cruz griega es conocida como un antiguo símbolo protector. Todos contentos.
Sin embargo, durante la pausa de mediodía una participante recibió una llamada telefónica diciéndole que la situación de la central nuclear japonesa había empeorado por lo que decidimos realizar el examen de nuevo por si acaso había algo más que pudiéramos hacer. En teoría, tras la elaboración de la imagen curativa por la mañana no debíamos hacer nada más. Eviden-
temente, la primera imagen debía haber "actuado" durante algunas horas para luego, mediante una "coincidencia" (la llamada telefónica), hacernos saber que debíamos preguntar de nuevo. La respuesta del tensor fue un "SÍ"; aún había algo por hacer. En este sentido, las coincidencias son "casos que aún no están resueltos" y cuando nuestra atención repara en ellos se abren haciendo que seamos conscientes de la información que encierran. Yo tomo las "coincidencias", en la medida en que las percibo, como una advertencia del mundo espiritual e imagino y examino cuál es el mensaje de esta coincidencia y si yo o el grupo debemos actuar de alguna manera.
En cualquier caso, confeccionamos una nueva imagen curativa sobre el rota-folio una vez preguntamos por los elementos que iban a componerlo: la palabra "Japón" y un símbolo, "la flor de la vida" en dos colores: rojo y violeta.
Y en ese estado de las cosas sucedió algo singular, es decir, algo digno de ser tenido en cuenta.
De repente, todos los participantes en el curso, al contrario de lo había sucedido al aplicar la imagen curativa a mediodía, comenzaron a encontrarse mal (la cosa fue aumentando a nauseas, palpitaciones y dificultad para respirar) cuando transmitimos al papel el impulso curativo que habíamos examinado, es decir, justo cuando aplicamos la flor de la vida en rojo y violeta a la palabra "Japón". Al contemplar la imagen, que se supone que debía ser una "imagen curativa", uno de los participantes tuvo que abandonar la sala debido a que no podía respirar. Yo misma experimenté fuertes palpitaciones y, aun así, como un gran vacío interior en mi corazón. Además, sentía como si tuviera una pelota en la garganta.
¿Por qué empezamos a encontrarnos todos mal? ¿Por qué, al contrario que a mediodía, todos experimentamos tal sensación de malestar interior? ¡Pregúntale primero a tu razón! No te dará ninguna respuesta satisfactoria. La mitad izquierda del cerebro no puede explicar de forma razonada por qué una palabra como "Japón" y dos flores de colores con forma de red pueden provocar esas reacciones corporales. Debía haber algo más presente en la sala, en el campo electromagnético invisible de nuestra aura, es decir, en el llamado campo morfogenético de información que nos rodea (morfogenético proviene de la raíz griega "morph" = forma, figura, y de la raíz también griega "genes" = creador, emergente). Se trata, por tanto, de un campo energético que crea la materia, la forma o, mejor dicho, la realidad física. Algo que hubiera cambiado de tal modo la vibración que, hasta cierto punto, nuestro organismo hubiese sido capaz de percibir esta nueva información.
Cuando consultamos lo que debía suceder con esa imagen curativa pudimos intuir lo que estaba pasando. ¿Debíamos usar el poder de nuestra imaginación para enviarla nuevamente a Japón? ¡No! ¿Acaso a alguna otra parte? ¡No! ¿Debíamos acoger en nosotros mismos la imagen? ¡Sí! ¿En qué parte exactamente de nuestro cuerpo? ¡En nuestro corazón! ¿Alguna cosa más? ¡No!
En ese momento quedó claro que la curación del suceso "allí" solo podía producirse "aquí" y que, por tanto, cada uno de nosotros se había visto afectado directamente por los acontecimientos sucedidos en un país, supuestamente, muy alejado de nosotros. En nuestro corazón residía la verdadera clave para la curación.
Cada uno de nosotros se imaginó cómo la información, es decir, la imagen que había en el rotafolio, fluía hacia el interior de su corazón. Aquello fue muy conmovedor y se hizo el silencio en la sala; también brotaron algunas lágrimas. La curación se produjo en cada uno de nosotros; yo también la sentí de forma intensa.
Mediante la recepción del impulso curativo sobre el centro de nuestro corazón y con el convencimiento interior de que estamos conectados con todo lo que sucede en este mundo siempre podemos curarnos a nosotros Y a los demás. Al "trabajar" en la mujer del avión he curado un poco más mi propio miedo.
Le estoy muy agradecida al universo por haberme hecho consciente de estas maravillosas posibilidades.
Me gustaría muchísimo compartir contigo, querido lector, esta apasionante experiencia y me alegra que te aventures en el colorido mundo de las formas, los colores, las palabras, los números y los puedas utilizar de forma sumamente creativa e intuitiva para la curación de todos.

Edaf
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