Anatomía funcional del Yoga (Color)
Referencia: 9788499106786
Guía para profesores y alumnos
La mayoría de los alumnos de yoga se preguntan en algún momento de su práctica: «¿Por qué no puedo hacer esta asana?», «¿qué me está limitando en esta postura?», «¿qué hago si me duele la rodilla?», «¿qué posturas debería evitar con esta enfermedad?», todas ellas cuestiones prácticas.
Anatomía funcional del yoga permite tanto al practicante como al profesor experimentado comprender mejor y poner en práctica la estructura y la función anatómicas del cuerpo dentro de la práctica del yoga. Basada en el concepto de la «integración», esta obra nos enseña cómo se sincronizan las supuestas «partes y piezas» del cuerpo para conseguir un movimiento integrado, y cómo se interrelacionan las diferentes posturas de yoga desde la perspectiva de la anatomía funcional.
Ampliamente acompañada de fotografías y figuras, la explicación de los conceptos te ayudará a alcanzar un nuevo nivel en tu práctica utilizando tu cuerpo como «laboratorio» y las herramientas que te ofrecen las asanas de yoga.
David Keil no sólo es una autoridad en anatomía, sino que también cuenta con los conocimientos y la experiencia en primera persona de un experto profesor y practicante de yoga. Gracias a sus conocimientos adquirirás una mayor comprensión de la anatomía para ver el yoga desde una perspectiva más amplia y convertirte en un practicante más consciente y en un mejor profesor.
- formato: 210x275
- páginas: 384
- Tapa blanda
Indice
Agradecimientos 4
Prefacio 5
Introducción 7
Parte I: Anatomía funcional 11
- Capítulo I: Introducción a la anatomía funcional 17
- Capítulo 2: El pie y el tobillo 51
- Capítulo 3: La rodilla 73
- Capítulo 4: La articulación de la cadera 101
- Capítulo 5: La pelvis 135
- Capítulo 6: La columna vertebral 163
- Capítulo 7: Comparación de las extremidades superiores e inferiores 197
- Capítulo 8: Mano, muñeca y codo 221
Parte II: Patrones anatómicos de las asanas 235
Capítulo 9: Patrones anatómicos de las flexiones hacia delante 241
- Capítulo 10: Patrones anatómicos de la rotación externa de cadera 267
- Capítulo 1 1: Patrones anatómicos de las torsiones 293
- Capítulo 12: Patrones anatómicos de los equilibrios sobre los brazos 317
- Capítulo 13: Patrones anatómicos de las flexiones hacia atrás 345
Conclusión 373
Términos para describir posición y dirección 375
Referencias 377
Índice de materias 379
Prefacio
En 2001, David llegó a nuestro estudio de yoga de Penzance, Cornwall (Reino Unido), para trabajar con Lucy y conmigo, y así desarrollar su práctica de yoga ashtanga vinyasa. David llevaba ya algún tiempo practicando asanas (posturas de yoga), pero era obvio que no respiraba ni usaba los bandhas (control sutil del cuerpo) correctamente ni con eficacia; tenía que pulir su relación y el equilibrio entre sthira (una base firme, inmóvil y estable) y sukha (buen espacio). Para el yogui (aquel que practica el yoga), la comprensión de sthira y sukha permite profundizar en la compresión de la relación entre postura, gravedad y respiración; y para el anatomista que practica la asana, descubrir sthira y sukha ayuda a llevar la estructura, la función, la respiración y el movimiento del cuerpo humano a otro nivel.
Cuando hace ya muchos años conocimos a David, eran más que evidentes sus grandes conocimientos de anatomía y la experiencia adquirida al enseñar y trabajar en el campo del masaje. Impartió un pequeño taller de anatomía del yoga en nuestro estudio para estudiantes locales y visitantes que practicaban con Lucy y conmigo. Su animada exposición enfatizaba lo increíble que es el cuerpo humano. Al final, una médica que asistió a su clase dijo que después de tantos años de formación médica y de clases de anatomía, con tan solo una sesión con David, por fin el cuerpo había tomado vida. Lucy, también terapeuta corporal y masajista, estaba tan impresionada que se fue directamente hacia él y le invitó a enseñar anatomía en nuestras clases para profesores de yoga.
Aquella tarde fue el principio de un proceso de crecimiento mutuo, con Lucy, David y yo mismo explorando, descubriendo, investigando y adquiriendo de primera mano un nuevo aprecio por este maravilloso cuerpo en el que vivimos. Este viaje con David continuará en los años venideros, y estoy seguro de que este será el primero de los muchos libros que escribirá.
La información aquí contenida no procede del estudio de otros libros, sino de la exploración profunda sobre la esterilla de yoga. David no reduce el cuerpo a meras partes. Por razones prácticas, el trabajo se divide en capítulos, pero en todo momento David mantiene una percepción más amplia, asumiendo que el cuerpo es un organismo unificado que vive, respira y se mueve. Lleva la anatomía a un nivel totalmente nuevo.
Como en otros textos de anatomía, David hace referencia a las diferentes partes del cuerpo utilizando términos y descripciones anatómicos, pero va más allá. Como resultado de su propia experiencia con las asanas de yoga y tras haber sometido su propio cuerpo a las muchas estructuras que desafían la gravedad, consigue llevar estos conceptos a un lenguaje que todo el mundo puede entender. Este libro es un puente que salva la distancia entre el académico profesional y el estudiante de yoga que busca conocerse a sí mismo. Al llevar a la práctica sobre la esterilla las enseñanzas de David, también comprenderás mejor tu cuerpo y, a través de tu propia exploración personal, conectarás las diferentes partes de una unidad que funciona y respira, viva y estable, en una asana-sthiralsukha.
Para mí es un honor y un placer escribir el prefacio de este viaje exploratorio al funcionamiento del cuerpo físico. Cuando leí el borrador de David, podía escuchar su voz, la complejidad a la par que simplicidad de la presentación. Me sentí como si estuviera asistiendo a uno de sus talleres, impaciente porque David me dirigiera a través del ejercicio anatómico práctico sobre la esterilla de yoga. Este libro es un viaje de exploración profunda que te ayudará a comprender mejor lo que realmente significa habitar un cuerpo que no solo se sostiene en una posición anatómica neutra, samasthitih, sino que también es capaz de moverse con la respiración para crear una asana. Un cuerpo que avanza hacia la comprensión postural de nuestro cuerpo, sin tensión, relajado, inmóvil y estable, que se mueve con elegancia en el espacio, controlando la relación entre postura, respiración y gravedad.
jOHN SCOTT
Disfruta
Introducción
La idea que dio lugar a este libro surgió mientras viajaba por el mundo impartiendo cursos de anatomía a futuros profesores de yoga. Por lo general, trabajo como profesor adjunto en un programa de formación para profesores y ofrezco los conocimientos mínimos necesarios de anatomía para certificarse como profesor. Doce horas a duras penas dan para una pequeña introducción a algo tan complicado como nuestro cuerpo. Espero que este libro ofrezca una exploración más completa del cuerpo humano en un contexto que sea a la vez accesible y emocionante.
Cuando imparto clase, a veces me pregunto si aquellos que siguen la senda sincera del yoga realmente necesitan saber anatomía. Con esto lo que pretendo decir es que si practicas yoga con la intención final de conocerte a ti mismo y no tan solo para dar saltitos sobre una esterilla, ¿cuánta anatomía necesitas en realidad? Lo cierto es que si nos ceñimos a la definición de yoga que se recoge en los sutras de Patanjali, el yoga es el cese de las fluctuaciones de la mente. Es alejarse de todas las voces (y de sus historias) de nuestra cabeza el tiempo suficiente como para llegar a nuestro ser verdadero.
¿Y qué tiene esto que ver con la anatomía? Bueno, la verdad es que, honestamente, no demasiado. La mayoría de nosotros no contamos con los recursos necesarios para sentarnos, calmar la mente y entrar en un estado de yoga. Así que, ¿qué tenemos que hacer? ¿Cuál es nuestro vehículo para acceder a este estado? ¿Cómo encontramos la forma? La respuesta es simple: a través de nuestro propio laboratorio de investigación, el cuerpo.
El hatha yoga nació para ayudar a todos aquellos que somos incapaces de sentarnos y simplemente calmar la mente. La asana (es decir, dar saltitos sobre la esterilla) es el vehículo mediante el cual empezamos a purificar el cuerpo (annamayakosha). Las asanas nos llegan a todos los niveles. Al nivel más básico, aumentan nuestra flexibilidad y nos fortalecen. De una forma más sutil, purifican los tejidos y, con todavía mayor sutilidad, influyen en el sistema energético que soporta y sostiene los tejidos. Por último, tras todo ese movimiento y esos saltos, las asanas nos llevan a un estado en el que podemos sentarnos con comodidad y en calma sin que el cuerpo distraiga nuestra mente. Estos saltitos sobre la esterilla también son el vehículo para profundizar en el conocimiento de nuestro propio cuerpo de forma cinestésica. Aquí es donde la anatomía se cruza con la asana.
Si llevas 10 años o más practicando asanas con regularidad durante al menos una hora al día, seguramente sabrás bastante bien cómo funciona tu cuerpo. Es posible que desconozcas los nombres anatómicos técnicos, pero tus conocimientos cinestésicos son una forma muy real y poderosa de conocer el cuerpo. Son ese tipo de conocimientos que no pueden adquirirse a través de un libro.
Por desgracia, hoy son muchos los que enseñan yoga incluso antes de haber pasado un año practicándolo. En general, si no has explorado tu propio cuerpo, te costará guiar a otros a
través de la exploración del suyo propio. Pero tanto profesores como alumnos deben empezar por algún punto. Si no has dedicado el tiempo necesario para explorar tu cuerpo en profundidad y a diario, es importante que tengas algunos conocimientos de anatomía y que sepas que la anatomía de cada uno puede ser muy diferente. No obstante, ten en cuenta que en algún momento tendrás que hacer esa autoexploración.
Si estás leyendo este libro para aprender lo que deberían o no deberían hacer tus alumnos en caso de padecer tal o cual enfermedad o dolencia, la respuesta es que no hay respuesta. ¡Oh, sí, hablo muy en serio! Si crees que estas enfermedades pueden resumirse, clasificarse, sistematizarse y finalmente escupirlas como si tal, jamás llegarás a ser un buen profesor. Parto de la idea de que todo profesor aspira a ser el mejor posible y, por lo tanto, tienes que practicar y estudiar durante años. Tienes que pensar, investigar y estar abierto a otras posibilidades.
Tal vez ya hayas deducido que la información de este libro no es la respuesta definitiva a una situación o problema concreto. Pues bien, tienes razón. Pero encontrarás explicaciones que quizá se ajusten a lo que ves en clase. He intentado hacerlo de tal forma que te ayuden a entender esa perspectiva más amplia que siempre acompaña a la pequeña imagen que ves en tus clases. Lo que ofrezco son explicaciones anatómicas amplias que se puedan aplicar a muchas personas.
Tras leer este libro, tendrás información que te ayudará a pensar desde un punto de vista crítico. Contarás con las herramientas necesarias para plantear hipótesis sobre lo que puede estar sucediendo en el cuerpo de un estudiante (o en el tuyo propio) y sobre lo que puedes hacer para solucionarlo. Quiero que pienses. Cuestiona todo lo que leas y oigas (incluido lo que yo digo), no por el simple hecho de cuestionar, sino para conseguir una mayor comprensión. Por último, quiero que entiendas que aprenderás a través de la práctica.
Al enseñar anatomía, lo que busco es encontrar el equilibrio entre la simplicidad y un sentido homenaje a la complejidad del cuerpo humano. La mayoría de las preguntas que me hacen los estudiantes responden al patrón «por qué y qué»: «¿Por qué no puedo hacer esta asana?». «¿Qué me está limitando en esta postura?» «¿Qué haces si te duele la rodilla?» «¿Qué posturas debería evitar con esta enfermedad?» Son todas cuestiones prácticas.
El objetivo de este libro es ser lo más práctico posible. Al mismo tiempo, ofrezco muchas posibilidades y perspectivas. No lo hago para confundirte, sino para que seas consciente de la infinidad de posibilidades; filtrar las diferentes opciones es la función del profesor de yoga. Cuando sugiero algo a mis estudiantes sobre sus problemas, enfermedades o restricciones, ofrezco una hipótesis de trabajo. Dicho de otra forma, hago una suposición formada de lo que puede estar causando la dolencia y sobre lo que podría ayudar a aliviar o mejorar la situación. Estoy dispuesto a cambiar mi hipótesis en función de los comentarios del estudiante o de lo que observo en él a medida que vamos avanzando.
Si hay un problema inherente al estudio de la anatomía es que dividimos el cuerpo en trozos y partes para poder referirnos a él. No se me ocurre ninguna otra forma de hacerlo. El inconveniente que se plantea es que acabamos pensando que el cuerpo está compuesto por distintas partes que, de alguna forma, encajan.
No debemos olvidar que nuestro cuerpo empezó su formación con el yoga. La traducción literal de la palabra es «acoplamiento» o «unión». Cuando el esperma llega al óvulo, se produce el primer acoplamiento físico del cuerpo. En ese momento se forma una única célula, a partir de la cual se forman los huesos, los músculos, los órganos, y todas y cada una de las piezas y partes mediante división celular. El cuerpo no pone nombre a sus partes; eso es algo que hemos hecho los humanos. Así que, dado que el cuerpo funciona como un todo (en vez de como un conjunto de partes individuales), tenemos que enfocarlo como tal.
Pasa algo parecido si abordamos el yoga desde una perspectiva anatómica. Aunque se espera que cualquier estudiante serio estudie las ocho ramas del yoga, dado que este es un libro de anatomía, nos centraremos exclusivamente en una de estas ramas: la asana. La mayoría de los estudiantes de yoga entran en la senda del yoga a través de la asana. No es ni bueno ni malo. La asana es una gran forma de comprometerse con todo el yoga. Al yoga no le importa cómo interactuamos con él. Que interactuemos con él a cualquier nivel sugiere que, con el tiempo, acabaremos llegando a la práctica completa.
Como practicantes, es importante que no nos quedemos en la asana. Desde luego es posible. Se necesita toda una vida de trabajo para entender y experimentar por completo cada postura, y estudiar anatomía puede añadir ese énfasis natural en lo físico. No es mi intención que te quedes atascado en tu mente pensante o en tu cuerpo. Como ya he dicho, espero que hagas tuya esta información y esta experiencia, y así fusiones el intelecto con la parte física.
A medida que vayas leyendo, deja que tus conocimientos de anatomía se amplíen. Empieza a explorar tu cuerpo como un todo integrado. Con la práctica, experimentarás las asanas no solo como posturas individuales, sino también como elementos relacionados entre sí en el contexto de un todo superior.
En resumen, este libro pretende animarte a explorar tus conocimientos de anatomía utilizando ese laboratorio personal que es tu propio cuerpo. Como resultado, te convertirás en un practicante más consciente y en un profesor mejor. Si he hecho bien mi trabajo, querrás profundizar en el estudio de tu anatomía, de tu práctica y de ti mismo más allá de las páginas de este libro.
Namasté, David Keil