El poder de elegir (Annie Marquier) Ed. Luciérnaga  ISBN: 9788416694006

El poder de elegir

Referencia: 9788416694006
19,00 €
Impuestos incluidos

El principio de responsabilidad – atracción – creación

Paradigma para la emergencia de una nueva conciencia

¿Es posible considerarnos víctimas si nos volvemos conscientes de que siempre hemos sido creadores de nuestro viaje?

 

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El ser humano ha olvidado que hace millones de años comenzó un juego que consistía en ignorar momentáneamente su esencia divina. Poco a poco dejó de ver las cosas tal como eran para crear una realidad a partir de un sistema de creencias, inconsciente e incontrolado, según los modos negativos de la propia vida emocional.
El poder de elegir profundiza en el arquetipo de la víctima y en cómo deshacerse del excesivo personalismo disolviendo las porciones del ego que nos impiden trascender.
¿Es posible considerarnos víctimas si nos volvemos conscientes de que siempre hemos sido creadores de nuestro viaje?

Annie Marquier

es directora y fundadora del Insituto de Desarrollo de la Persona, en Quebec (Canadá). Su dominio de las ciencias matemáticas, la música, el esoterismo y la psicología transpersonal le han permitido ahondar con rigurosa originalidad en la conciencia individual y colectiva.

  • © de la traducción: Javier Palau
  • 304 páginas
  • Formato: 15 x 23 cm.
  • Presentación: Rústica con solapas

 


Índice

Agradecimientos 8

Prólogo 9
Preámbulo . 11
Introducción . 17

Primera parte
La constitución del ser humano El paradigma de la víctima
1. Un modelo de la estructura del ser humano. 23
2. Los sistemas de pensamiento . 33
1) El filtro mental y los contextos de pensamiento 33
2) La apertura del espíritu y la calidad de la expe‑
riencia de vida . 41
3) La elección de un contexto y la evolución de la
conciencia 47
4) Los puntos de vista, su necesidad . 51
5) La dificultad del cambio de contexto 53
3. El estado de ánimo de víctima.
Definición y condiciones de partida 59
1) Definición del paradigma de la víctima . 62
2) Las condiciones en que se desarrolla la victimitis 64
4. Los síntomas de la victimitis 73
5. El dominio de las emociones mediante el relaja‑
miento de la mente 113
1) La liberación de las emociones negativas: apro­ximación energética y aproximación consciente 114
2) El trabajo consciente, la utilización de la ener‑
gía mental . 117
3) El dominio de las emociones . 121

Segunda parte
El paradigma de responsabilidad-atracción-creación Cómo curarse de la victimitis
6. Definición del paradigma 131
1) El poder de elegir nuestra acción 132
2) El poder de elegir nuestra respuesta . 133
3) El principio de responsabilidad-atracción-creación 136
7. La dinámica de evolución del ser humano
¿Por qué somos nosotros los que engendramos el
contenido de nuestra vida? . 145
1) El proceso de involución y de evolución de la
humanidad 145
2) El principio de responsabilidad-atracción-crea­ción, agente de realización del Plan de evolución 151
8. El proceso de atracción de los acontecimientos 160
1) Capacidad creadora de la mente 160
2) Modelo esotérico-psicológico (aspecto conciencia) 166
3) Modelo energético (aspecto energía) . 179
9. Clarificación de ciertos aspectos del paradigma 193
10. Consecuencias del paradigma (I)
La liberación de la negatividad . 211
Consecuencias del paradigma (II)
La plenitud del ser 238
Preguntas y respuestas 267


Epílogo 295
Información 297
Bibliografía 299

Prólogo

Ciertos títulos de libros retienen inmediatamente la atención del lector ocasional por el impacto que nos producen así como por su originalidad. Sin ninguna duda éste ha sido para mí el caso de El poder de elegir que Annie Marquier nos pre­senta de una manera magistral.
¿No es el poder de elegir uno de los más preciosos atribu­tos que esta fuerza que nos impulsa a todos pone a nuestra disposición? ¿No es incluso la expresión de su propia libertad dentro nuestro? Ciertamente, un poder que aumenta nuestra responsabilidad en este mundo en transición hacia un futuro que no será mejor sino cuando el mayor número posible de seres humanos aprenda este arte de elegir que implica el des­pertar de una conciencia enterrada en cada uno de nosotros.
Se trata de un trabajo sobre nosotros mismos, al alcance de toda persona de buena voluntad; un trabajo sobre nues­tros pensamientos y emociones, un trabajo de transforma­ción y de descondicionamiento de las formas negativas y des­tructivas de nuestra vida emotiva hacia formas constructivas y, por qué no, hacia un estado de plenitud.
Cambiar de estado de ánimo, salir del estereotipo de víc­tima, vencer la «victimitis», neologismo muy oportuno para designar este cliché negativo que nos alcanza a todos de una forma u otra. ¿Es posible todavía sentirse víctima, a partir del momento en que hemos aprendido a elegir los pensamientos que nos conduzcan a sentir y realizar? ¿Cómo podemos ser víctimas, o creernos tales, si nos volvemos conscientes de que siempre hemos sido los creadores de nuestro viaje?
Los buenos maestros, educadores y terapeutas son los que han aceptado confrontar las fases difíciles de la existencia y los que han aprendido la sabiduría o el magisterio por ellos mismos o, a veces, con la ayuda de un maestro. Éste es el caso de Annie Marquier, quien, inspirada y guiada por esta fuerza interior, ha fundado un centro de desarrollo de la persona en el que anima a los participantes a deshacerse de los excesos de personalismo, de disolver este ego que nos impide trascen­der y que, no obstante, deberá llegar a ser lo suficientemen­te fuerte y consciente como para querer reconocer que, en un plano absoluto, no era más que un espejismo semejante a un sueño...
Deseamos que este libro inspire al mayor número posible de personas, para que nuestro planeta se libere de este sofoca­miento progresivo que le imponemos y encuentre un estado más natural de paz y de libertad.

PIERRE WEIL*
Universidad H.I. de la Paz
Brasilia

Preámbulo

El objetivo de este libro es dar a cada uno herramientas de conciencia para reencontrar su propio poder y su libertad.
Hace ya muchísimo tiempo, cuando nos perdimos en el proceso de involución, perdimos también nuestro poder; también perdimos el contacto con nuestros propios oríge­nes y olvidamos consecuentemente que fuimos creadores absolutos del juego que elegimos jugar. Ahora somos co­mo los niños que después de inventar un juego olvidan las reglas que ellos mismos han fijado. Empiezan entonces a sufrir al sentirse prisioneros de esas reglas que han deforma­do y que no comprenden a medida que las olvidan. Se sienten cada vez más víctimas de un juego que ya no les pertenece, que no saben de dónde procede y que ya no tiene ninguna gracia.
El ser humano parece encontrarse en esta situación, en su conciencia ordinaria. Ha olvidado que hace algunos millones de años empezó un juego cuyas reglas fueron establecidas con precisión y mucho rigor. El juego mismo consistía en ol­vidar momentáneamente la esencia divina de su naturaleza y, por consiguiente, que también era creador. Sólo momentá­neamente, porque el viaje global de involución y de evo­lución de la conciencia debe llevarnos de forma natural, y en algún momento preciso, del olvido a un nuevo descubri­miento. Ahora bien, nos encontramos en un período en el que empezamos a querer volver a encontrar conscientemente el secreto perdido desde hace tanto tiempo, a saber que siem­pre hemos sido creadores de nuestro viaje, pero que simplemente lo habíamos olvidado, quizá por el placer del juego o para poder jugarlo con más intensidad.
El proceso creador es en sí extremadamente complejo, y autores como Alice Bailey o Hélène Blavatsky nos hacen so­ñar ante la complejidad de este inmenso universo. En cam­bio, el principio en sí mismo es accesible a la conciencia del ser humano actual, y es precisamente de este principio de lo que vamos a hablar. Vamos a dar ciertas explicaciones que facilitarán su comprensión y su aceptación intelectual. Por supuesto que se trata de un primer enfoque, pero este enfo­que permite ya aplicaciones prácticas de gran alcance para transformar positivamente la calidad de nuestra vida cotidia­na, la de nuestras relaciones y la del mundo en que vivimos.
Es cierto que en un futuro se realizarán numerosas investi­gaciones sobre este asunto que se convertirá simplemente en objeto de estudio científico; a partir del momento en que la ciencia ya no se ocupe del simple mundo material hallará el es­tado de describir y dominar los fenómenos de los mundos con vibraciones más elevadas. Esos tiempos se avecinan:
Las fuerzas puestas en marcha por los pensadores, los sabios, los hombres religiosos realmente avanzados, (...) los filósofos modernos y también los hombres que se ocu­pan de otros dominios del pensamiento humano, empujan poco a poco y progresivamente a los cuerpos sutiles de la humanidad y los llevan al punto donde empiezan a com­prender tres cosas:

a)La realidad de los mundos invisibles.
b)El inmenso poder del pensamiento.
c) La necesidad de un conocimiento científico de estas dos cuestiones.*

Pero de la misma forma que utilizamos la electricidad en nuestra vida corriente sin que la ciencia haya podido explicar verdaderamente su naturaleza exacta, vamos a poder utilizar el conocimiento práctico que tenemos de ciertos funciona‑
mientos del pensamiento para mejorar la calidad de lo vivido. Ya que el propósito en este momento no es el de hilvanar nuevas teorías filosóficas (lo que puede ser, por cierto, inte­resante en otros momentos) sino más bien de presentar algu­nos medios de dominar el funcionamiento mental, medios que producirán una diferencia directa y concreta en la calidad de la vida cotidiana.
Personalmente, el concepto de responsabilidad-atrac­ción-creación ha nacido en mí poco a poco a raíz de todas las preguntas que me formulaba sobre la vida cuando era peque­ña. Nací en una familia feliz, donde había mucho amor, ale­gría y calor humano, pero en aquellos días estábamos en ple­na guerra en Francia. Estuve confrontada entonces a dos aspectos de la vida: la ternura, el afecto, el calor, la alegría de vivir en mi familia, y luego, al exterior, el horror, los sufri­mientos, los campos de concentración, las torturas, el peli­gro, el miedo, la violencia. ¿Por qué era el mundo así? ¿Por qué tanto sufrimiento, a la vez que el ser humano tenía en sí tanta capacidad de felicidad?
Y con estas preguntas en mi interior he empezado a obser­var al mundo y a buscar el porqué y el cómo de esa duplicidad. Porque si pudiéramos encontrar el porqué y el cómo, enton­ces quizá nos encontraríamos en condiciones de generar más dicha y paz, y menos sufrimientos sobre este planeta. Ésta ha sido mi búsqueda a lo largo de mi vida, más o menos conscien­te según las épocas, constituyendo el hilo conductor de mis indagaciones interiores. Comprender la vida, no solamente con la cabeza sino con el corazón, con todo mi ser, compren­der la vida para poder saborearla, jugar y bailar con ella con toda la fuerza y toda la libertad; éste es el deseo que residía y reside en el fondo de mí. Es también el que reside en cada ser humano, como he podido constatarlo en mi trabajo.
Mi intuición personal me permitía presentir que había un orden en alguna parte del universo, pero mi mente, con el ri­gor de una formación matemática, exigía una comprensión más clara.
He intentado en mi planteamiento seguir un camino aná­logo, en cierto sentido, al camino científico, a saber: definir
claramente las hipótesis de partida y luego analizar las conse­cuencias. Evidentemente no he comenzado con hipótesis fantásticas, sino con hipótesis ya utilizadas durante siglos de estudios esotéricos y filosóficos, y evocados por la mayor parte de los maestros de la sabiduría de todas las tradiciones del mundo, cualquiera que fuera su origen.
Si este libro hace vibrar en ti alguna verdad ya presente, entonces todo está bien. Pero si no despierta ninguna verdad en ti, entonces déjalo y todo esta bien también.
He escrito este libro a fin de aportar mi humilde contri­bución al inmenso esfuerzo que hace la humanidad hoy día para salir de la ignorancia y de la inconsciencia, del sufri­miento y de la desdicha, para volver a encontrar la paz, la di­cha y la libertad.
Deseo que este libro pueda traer más certeza en la cohe­rencia, la perfección y la inteligencia del universo; más paz, amor y compasión para nosotros mismos y para cada uno de nuestros compañeros de ruta hacia la manifestación última de nuestro ser.

Introducción

En estos tiempos en que la conciencia busca nuevos caminos, en que cada uno busca comprenderse mejor, y comprender mejor el mundo que le rodea, una multitud de nuevos con­ceptos, de nuevos «paradigmas» emergen. Algunos no son tan nuevos como parecen a priori, otros se asemejan tanto a antiguas formas-pensamientos que es difícil sacar de ellos el sentido real y la novedad.
Para clarificar lo que entendemos por paradigma citare­mos la definición de este término que Marilyn Ferguson da en su libro La Conspiración de Acuario: «Un paradigma es un marco de pensamiento (del griego paradeigma: ejemplo); es una especie de estructura intelectual que permite la com­prensión y la explicación de ciertos aspectos de la realidad.» En el transcurso de esta obra utilizaremos igualmente otros términos equivalentes (contexto de pensamientos, concepto, principio, punto de vista, forma de percibir las cosas).
En la historia de la humanidad, ningún cambio de para­digma se ha integrado de forma instantánea en la conciencia colectiva, sino todo lo contrario. La emergencia de nuevos paradigmas se hace lentamente —levantando casi siempre al principio fuertes resistencias— y respetando el tiempo de evo­lución e integración de la conciencia humana.
El nuevo paradigma de responsabilidad-atracción-crea­ción presentado aquí deberá ser examinado con atención por varias razones.
Por una parte, la misma palabra «responsabilidad» es una «vieja» palabra cargada a priori de mucho sentido. El diccio‑
nario define la palabra responsabilidad de la manera siguien­te: «Obligación de responder de sus acciones, de las de otro o de una cosa confiada...» No es ese sentido el que le daremos aquí y deberemos con mucho cuidado redefinir el nuevo pa­radigma, el nuevo concepto que queremos expresar por este conjunto de palabras, porque su significación está muy lejos de ser inmediata. Sin duda algunos inventarán una nueva pa­labras o varias para expresar este nuevo concepto cuando esté lo suficientemente integrado en la conciencia colectiva. De momento, debemos servirnos de un vocabulario viejo que corresponde a una conciencia mental limitada para descubrir, a pesar de todo, algo que comienza a sobrepasar esta con­ciencia. Así se ha efectuado con frecuencia la evolución del lenguaje.
Por otra parte, a causa de la aparente novedad, de la com­plejidad y de la sutilidad de este paradigma, su comprensión y su integración no serán necesariamente inmediatas. Esto pide reflexión, observación y experiencia.
No obstante emerge tranquilamente un poco por todas partes, y bajo la presión de esta emergencia, a menudo se lo ha presentado y comprendido de una forma simplista, in­completa, deformada, hasta tal punto que llegamos final­mente a algo que no es muy coherente para toda persona que quiera servirse del rigor de su espíritu con el fin de captar mejor el mundo. Así pues, daremos aquí no una definición rápida y simple de este concepto, sino más bien diferentes puntos de vista a partir de los cuales se puede entrar en con­tacto con este nuevo paradigma, dando la ocasión a cada uno de recapacitar y comprenderlo mejor.
Dicho de otro modo, no presentamos nada en que creer; toda creencia impide el real conocimiento, sino que ofrece­mos más bien un tema de reflexión y, por consiguiente, una ocasión de ensanchamiento de la conciencia.
En fin, la integración y la comprensión de este nuevo principio de responsabilidad no serán fáciles, porque esto exige tomar distancia de los conceptos de pensamiento habi­tuales. Para el que lo consiga, esto le proporcionará con todo una gran apertura, una nueva libertad y un contacto más di‑
recto con el poder de su ser. Sin duda el juego vale la pena, al menos para aquéllos a quienes les interese.
Puesto que el examen de este nuevo paradigma va a impli­car la descripción de ciertos mecanismos de la mente humana, y para facilitar la presentación, recordaremos en el transcurso de la primera parte un modelo que describa la estructura psí­quica del ser humano. Este modelo, que presentaremos de forma general, se halla con frecuencia bajo una u otra forma, en numerosas descripciones de la estructura humana, sobre­pasando el enfoque estrictamente materialista. La presenta­ción de este modelo facilitará la comprensión de lo que será descrito más tarde.
Antes de desarrollar los diversos aspectos del menciona­do paradigma, recordaremos igualmente lo que es un «con­texto de pensamiento». Describiremos un determinado fun­cionamiento de nuestros sistemas mentales y veremos por qué no son necesariamente fáciles y aceptados de entrada.
En el transcurso de esta primera parte, explicaremos igualmente un paradigma muy corriente en nuestra cultura, el paradigma de la víctima, del cual podremos observar las ventajas y los inconvenientes.
En la segunda parte del libro presentaremos el paradigma de responsabilidad-atracción-creación a través de sus diversos aspectos, así como también sus consecuencias sobre el com­portamiento humano.
Con la finalidad de aligerar la presentación, el término «responsabilidad» será utilizado a menudo sólo (principio de responsabilidad) como versión resumida del conjunto total «responsabilidad-atracción-creación».

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