Consejos y recetas anticolesterol
Referencia: 9788416012763
Este libro te propone alrededor de setenta recetas adaptadas a una dieta anticolesterol. Ya sean de primeros o segundos platos, de tuppers, de picapica, de platos únicos, para celebraciones, de piscolabis, o de postres. Sabrás qué recetas de siempre podrás seguir tomando.
Consejos y recetas anticolesterol, por Mariona Gummà. Lectio Ediciones
ISBN: 9788416012763
¿Quién no tiene un familiar, un amigo o un conocido con problemas de colesterol? Esta patología es como una amenaza que nos rodea, una batalla diaria que condiciona la vida de quien la padece.
Este libro te propone alrededor de setenta recetas adaptadas a una dieta anticolesterol. Ya sean de primeros o segundos platos, de tuppers, de picapica, de platos únicos, para celebraciones, de piscolabis, o de postres. Sabrás qué recetas de siempre podrás seguir tomando a pesar de los índices elevados de colesterol, o cómo adaptarlas para que sean adecuadas para ti. Encontrarás, también, una serie de consejos prácticos sobre hábitos que te convienen y que son importantes, más allá de la alimentación. Este es, pues, el libro que te ofrece las herramientas y las recetas necesarias para que compatibilices la salud con el placer de comer, haciendo más fácil tu día a día.
Mariona Gummà
La Dra. Mariona Gummà Bertran es licenciada en Medicina y Cirugía por la UAB y Máster en Nutrición por la UB. Ha trabajado en el campo de la nutrición clínica durante más de 20 años, compatibilizando la consulta nutricional (Centro Médico Teknon de Barcelona, Mútua General de Catalunya, Clínica Dra. Tomás de Granollers, Clínica Londres de Barcelona, DIR, etc.) con la divulgación. Ha colaborado en numerosas publicaciones de divulgación como experta en nutrición y alimentación. Es autora del libro Comer para correr (Lectio Ediciones). Actualmente forma parte del equipo de asesoría médica de Adeslas.
- Número de páginas: 176
- Formato: 15,5 x 23,3 cm
- Encuadernación: Rústica con solapas
ÍNDICE
PRIMERA PARTE
Capítulo 1. Conceptos básicos 3
Capítulo 2. Estilo de vida 9
Capítulo 3. Pautas de dieta 16
Capítulo 4. Decálogo 25
SEGUNDA PARTE
Capítulo 5. Recetas para tupper 28
Ensalada de alcachofas con lentejas 28
Pastel de calabacín 30
Tortilla de patata y cebolla 32
Cazuela de cabracho con patatas 34
Rodaballo con garbanzos 36
Ensalada de judías y bacalao 37
Tomates rellenos 38
Pastel de salmón 40
Escalivada con anchoas 42
Pasta con requesón 44
Capítulo 6. Recetas de plato único 46
Pastel de salmón con lentejas 46
Manitas de cerdo con judías secas 48
Arroz con verduras 50
Sopa de bacalao 52
Cocido de judías con espinacas y bacalao 54
Merluza con ajo 56
Rape con fideos 58
Garbanzos con arroz 60
Cazuela de pollo 62
Arroz de sardinas 64
Capítulo 7. Recetas de primeros platos 66
Berenjenas con limón 66
Ensalada de boquerones escabechados 68
Crema de garbanzos 70
Ajoblanco con uvas 72
Carpaccio de calabacín con aceitunas negras 74
Brochetas de verduras con salsa de soja 76
Garbanzos con espinacas y ajos tiernos 78
Patatas viudas 80
Sopa de calabaza 82
Macarrones con brécol 83
Capítulo 8. Recetas de segundos platos 85
Atún con cebolla 85
Dorada a la sal 87
Tortilla de setas 89
Bacalao con pimientos 91
Fricando de ternera 93
Lasaña de salmón con verduras 95
Conejo con alcachofas 97
Pollo al ajillo 99
Croquetas de pollo 101
Caballa en escabeche 103
Capítulo 9. Comidas especiales para celebraciones 104
Tártaro de bonito 104
Carpaccio de atún con vinagreta de anchoas y aceitunas 106
Carpaccio de manitas de cerdo 108
Ensalada de remolacha, melón y boquerones 110
Flores de calabacín rellenas de bacalao 111
Crema de setas 113
Bullabesa 115
Rosbif de atún con pera 117
Bacalao con trufas 119
Salmón con muselina de ajo 121
Capítulo 10. Recetas de pica-pica 123
Montadito de arenques y uva 123
Palitos de sésamo y orégano 124
Tapas de manzana con bacalao 125
Montadito de pan de aceitunas con bonito y tomate confitado 126
Hatillos de salmón con ensalada 128
Champiñones rellenos 130
Bolitas de col y setas 131
Montadito de salmón y espárragos 133
Montadito de arenque con pimiento del piquillo 134
Patatas bravas 136
Capítulo 11. Recetas de postres 138
Manzanas al horno 138
Melón relleno de fresas 140
Crema de almendras 142
Refresco de fresa 144
Brocheta de frutas tropicales con sopa de piña 145
Gelatina de mandarina y grosellas 147
Capítulo 12. Tentempiés, desayunos y meriendas 149
Almendras garrapiñadas 149
Carquiñoles 151
Coca de piñones 153
Bizcocho de café y nueces 155
Buñuelos de calabaza 157
Pastel de frambuesas 159
Tejas de chocolate 161
Capítulo 13. Glosario 163
CAPÍTULO 1 CONCEPTOS BÁSICOS
Lo vivimos diariamente. ¿Quién no tiene un familiar, un amigo o un conocido con problemas de colesterol? El colesterol es como una amenaza que nos rodea: se utiliza como reclamo de marketing en anuncios comerciales de productos alimentarios, es tema de conversación en ascensores y en cenas sociales, y llega una edad en la que comparamos nuestras cifras de colesterol en sangre con nuestros conocidos más cercanos. Sin embargo la mayoría desconocemos qué es y si es tan “malo” como dicen.
En este primer capítulo intentaremos esclarecer una serie de conceptos básicos para saber “quién es quién” y el papel que cada uno juega en esta “película”.
DEFINICIONES
La sola palabra ya nos da cierto miedo: colesterol. En nuestro mundo, tiene una connotación negativa. Pero pocos sabríamos explicar qué es el colesterol.
El colesterol es una molécula lipídica o grasa indispensable para la vida.
Resulta necesaria e indispensable para el cuerpo humano. Es fundamental para la síntesis de los ácidos y las sales biliares, así como de las hormonas llamadas esteroideas (hormonas sexuales, hormonas de la corteza suprarrenal, corticoides, mineralcorticoides y aldosterona). También forma parte fundamental de las membranas celulares y determina sus características y su función.
Por lo tanto, es una grasa que no es mala en sí misma. Aunque, como veremos más adelante, puede ser perjudicial si se encuentra en exceso.
¿QUÉ ES EL “COLESTEROL BUENO” Y EL “COLESTEROL MALO”?
Para hacerlo todavía más complicado, oímos que no todo el colesterol es igual. Cuando nos hacemos un análisis de sangre, el médico nos explica que existen sobre todo dos tipos de colesterol: uno “bueno”, que convie‑
ne tener alto, y uno “malo” o “peligroso”, que es recomendable tener por debajo de unos límites y que define el “riesgo cardiovascular”. ¿De qué hablamos cuando hablamos de “colesterol malo” y de “colesterol bueno”?
El colesterol es una molécula insoluble en agua, por lo que no puede circular libremente por el plasma. Circula en la sangre “montado” en unos “camiones” llamados lipoproteínas. Estas lipoproteínas son una combinación de proteínas, grasas y otros elementos que permiten la circulación de los lípidos por el torrente sanguíneo.
Dependiendo de su composición, las lipoproteínas reciben diferentes nombres y tienen diferentes características físicas y de comportamiento (tamaño, permeabilidad, etc.). Es decir, dependiendo de la forma del camión, éste tendrá una función y un recorrido diferente.
Las HDL (lipoproteínas de alta densidad) constituyen el llamado colesterol bueno. Son las encargadas de recoger el colesterol de la circulación y de los tejidos periféricos y transportarlo hacia el hígado, donde es transformado en ácidos biliares. Ejercen, por lo tanto, una función de “basurero”. Sacan el colesterol de la circulación y evitan, de esta manera, que se acumule en la pared de las arterias y forme la temida placa de ateroma.
En el análisis de sangre se denomina colesterol-HDL y se recomienda que esté por encima de determinados valores (alto), ya que tiene un efecto “protector” frente a la arteriosclerosis: cuanto más colesterol tengamos en esos camiones, menor será el colesterol circulante y, por lo tanto, menor el riesgo de que se acumule en la pared de las arterias y forme la placa de ateroma.
Por el contrario, las LDL (lipoproteínas de baja densidad) son el llamado colesterol malo. Son los camiones encargados de “repartir” el colesterol por todo el cuerpo y, por consiguiente, favorecen que éste circule libremente, con mayores posibilidades de que se acumule y forme la placa de ateroma.
En la analítica sanguínea queda reflejado como colesterol-LDL y tenerlo alto aumenta el riesgo cardiovascular. Son las lipoproteínas más aterogénicas.
OTRAS SUSTANCIAS IMPORTANTES EN LAS LIPOPROTEÍNAS
Además del colesterol, las lipoproteínas tienen también otras sustancias en su composición que son muy importantes en su comportamiento a la hora de favorecer o no la formación de la placa de arteriosclerosis:
1. Las proteínas de membrana o apoproteínas.
2. Los antioxidantes, como la vitamina E, el betacaroteno, la vitamina A o la vitamina C, que protegen de la oxidación.
Las LDL son lipoproteínas que favorecen la formación de arteriosclerosis, pues ya hemos dicho que serían los “camiones repartidores”. Pero la “calidad” de estas LDL influye mucho en su capacidad aterogénica. Si son LDL “fácilmente oxidables” favorecen la formación de la placa de ateroma. Los antioxidantes protegen a las lipoproteínas de la oxidación y, por lo tanto, hacen que sean menos “peligrosas”. Cuantos más antioxidantes transporte este camión, menos peligroso será, ya que su carga de antioxidantes “neutralizará” la peligrosidad de su colesterol. Por lo tanto, una dieta rica en antioxidantes ayuda a que el riesgo de sufrir arteriosclerosis sea menor.
¿QUÉ SON LAS DISLIPEMIAS?
Las dislipemias o dislipoproteinemias son alteraciones del metabolismo de los lípidos o grasas y, por tanto, de las lipoproteínas.
Se definen como elevaciones de las concentraciones de colesterol y/o triglicéridos por encima de unos valores ideales. Estos valores de referencia representan un riesgo mínimo de enfermedad cardiovascular.
Se clasifican en diferentes tipos según la lipoproteína (camión) que se ve alterada.
Las más frecuentes son la tipo II, con aumento del colesterol, sobre todo del colesterol-LDL, y la tipo IV, con elevación de los triglicéridos o hipertrigliceridemia por aumento de las VLDL.
Existen otros tipos de lipoproteínas, de menor importancia en el origen de la arteriosclerosis, entre las que destacan:
- Los quilomicrones, particularmente ricos en triglicéridos (otro tipo de grasas diferentes del colesterol). Se forman en el intestino y son los encargados del transporte de estos triglicéridos a los tejidos.
- Las VLDL, ricas en triglicéridos de origen endógeno, es decir, fabricados por el organismo.
Sea cual sea el tipo de dislipemia, la estrategia de tratamiento es muy parecida y el objetivo de éste es conseguir unas cifras de lípidos en sangre lo más normales posibles para reducir y retrasar el riesgo de enfermedad cardiovascular.
La dieta es un pilar fundamental en el tratamiento de dichas dislipemias, aunque a veces no es suficiente y se requiere también un tratamiento farmacológico.
¿QUÉ ES LA HIPERCOLESTEROLEMIA?
Se define como un colesterol por encima de los valores normales en sangre.
Existen diferentes tipos de hipercolesterolemia. La más frecuente es la dislipemia tipo II, que puede presentarse en distintas formas:
– Hipercolesterolemia familiar. Existe un defecto en los receptores de las LDL, lo que provoca un aumento de las mismas en sangre y, por lo tanto, del colesterol total. Al ser de origen congénito, los síntomas de hipercolesterolemia y de enfermedad ateromatosa pueden presentarse en edades muy tempranas.
– Hipercolesterolemia poligénica. Los receptores de las LDL son normales pero existe un aumento de este tipo de lipoproteínas circulantes. Es la forma más frecuente.
– Hiperlipidemia familiar combinada. Se caracteriza por un aumento del colesterol y/o de los triglicéridos de tipo familiar y atribuible a un aumento de las lipoproteínas VLDL sintetizadas en el hígado.
Los niveles altos de colesterol en sangre son un factor de riesgo cardiovascular importante. Es decir, tal como hemos dicho antes, el colesterol no es “malo” o peligroso, lo peligroso para la salud es tener el colesterol más alto de lo “normal”, tener un exceso de colesterol. Si este exceso de colesterol es a expensas del “colesterol malo” o colesterol-LDL, este riesgo es mucho mayor.
¿QUÉ ES LA HIPERTRIGLICERIDEMIA?
Se caracteriza por un aumento de los triglicéridos plasmáticos por encima de los valores normales.
Por sí misma no parece ser un factor de riesgo cardiovascular tan importante como el colesterol alto. Sin embargo, suele asociarse a otros factores de riesgo, como la obesidad, la diabetes y el colesterol-HDL disminuido, lo que hace recomendable su control.
LOS DIFERENTES “TIPOS DE GRASA”. GRASAS TRANS O GRASAS HIDROGENADAS
Los estudios han puesto de manifiesto que la disminución de los niveles de colesterol en sangre reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Se sabe que los hábitos dietéticos constituyen un elemento clave en el desarrollo de la arteriosclerosis. Y sabemos también que la grasa es el componente de la dieta que más influye en los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre.
Lo que realmente influye en los niveles de colesterol en sangre no es tanto la cantidad de grasa de la dieta, sino el tipo de grasa que predomina en esta dieta.
Las grasas o ácidos grasos se dividen en dos tipos, saturados e insaturados, dependiendo de si tienen o no dobles enlaces en su molécula.
Los ácidos grasos saturados no poseen ningún doble enlace en su molécula y los insaturados sí: un doble enlace si son ácidos grasos monoinsaturados, dos o más dobles enlaces si son poliinsaturados.
La presencia o no de estos dobles enlaces hace que las grasas se comporten de una manera diferente y tengan diferentes funciones en el organismo. Los ácidos grasos o grasas saturadas aumentan el colesterol en sangre y, por lo tanto, aumentan el riesgo cardiovascular. En cambio, los ácidos grasos mono y poliinsaturados protegen de la arteriosclerosis, son cardioprotectores.
La situación en el espacio de estos dobles enlaces también condiciona el comportamiento de estos ácidos grasos. Según la posición (cis o trans) de estos dobles enlaces, la “forma” de estas moléculas es diferente y también cambia su función. Los dobles enlaces en posición cis provocan un “acodamiento” en la molécula, que pierde su lineabilidad y pasa a ser una molécula más “tridimensional”, con una forma diferente (como si hiciéramos un acodamiento en una manguera y ésta pasara de ser recta a tener pliegues). La posición o configuración trans hace que este ácido graso tenga una forma más “recta”, más lineal, y que se comporte como si fuera un ácido graso saturado, siendo factor de riesgo de enfermedad cardiovascular.
En la naturaleza, la mayoría de los ácidos grasos se encuentran en posición cis, pero algunas manipulaciones los transforman en trans, como por ejemplo durante el proceso de fabricación de las margarinas, lo que equipara sus cualidades a los ácidos grasos saturados. Es decir, estos ácidos grasos insaturados (cardiosaludables) se transforman en un tipo de grasa muy parecida a los ácidos grasos saturados (cardiotóxicos). Las fuentes alimentarias principales de ácidos grasos trans son las margarinas y los alimentos elaborados con grasas hidrogenadas: bollería, pastelería industrial, alimentos precocinados, chips, snacks, etc. En la etiqueta de estos productos solemos leer “grasas vegetales”, que identificamos como grasas “buenas”, pero estas grasas vegetales se comportan como grasas animales, es decir, “grasas malas”.