El milagroso poder curativo de los hongos, por Paula  M. Mirre y Juan C. Mirre. Ediciones i

El milagroso poder curativo de los hongos

Referencia: 9788494651656
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por Paula  M. Mirre y Juan C. Mirre. Ediciones i

Setas medicinales avaladas por la ciencia

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Los centros de investigación micológica llevan años confirmando el valor terapéutico de los hongos. Además de su poder antibiótico poseen propiedades antitumorales, antivirales, antiinflamatorias, anticoagulantes, antiaging y muchas otras potenciadoras del sistema inmune, neuroprotectoras y neuroregeneradoras, por su acción ante las enfermedades neurodegenerativas con propiedades preservadoras de las neuronas cerebrales y una acción de tonificación a nivel cerebral con recuperación de la memoria.

Hoy en día están reconocidas unas 1.000 especies con propiedades medicinales. En este libro se han incluido las veinte setas más conocidas y estudiadas, teniendo en cuenta también que, tanto las setas como sus extractos ecológicos y orgánicos (con sus correspondientes controles sanitarios oficiales), son fáciles de adquirir en tiendas especializadas, herboristerías y farmacias.

El profesor Juan Carlos Mirre

 es Licenciado en Ciencias Naturales por la Universidad de Buenos Aires y doctorado por la Sorbona de París. Ha dedicado muchos años a las Ciencias de la Tierra y la conversación del medio ambiente, así como al estudio de la biología y en especial a su relación con los minerales presentes en los suelos de nuestro planeta.

Paula M. Mirre

 es Licenciada en Ciencias del Mar por la Universidad de Vigo y ha dedicado gran parte de su experiencia como bióloga al estudio d las tortugas marinas en canarias, Cabo Verde y Brasil.

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN    7

LAS SETAS, UN ANTIQUÍSIMO REMEDIO OLVIDADO    15

PARTE I

Las mejores y más estudiadas setas medicinales    21

CAPÍTULO 1

Los Tres Reyes de Oriente    23

Reishi: el hongo de la inmortalidad    25

Shiítake: delicia terapéutica    35

Maitake: el rey de las setas en Japón    43

CAPÍTULO 2

Los Siete Magníficos    51

Melena de león, para superar el alzhéimer    53

Champiñón del sol, la nueva panacea brasileña    59

Cordyceps, el extraño hongo carnívoro    67

Cola de pavo, el decorativo hongo que cura    79

Enokitake, la seta de la nieve    85

Polyporus, para las infecciones urinarias    91

Seta ostra, mejor que las peligrosas estatinas    97

CAPÍTULO 3

Las nominadas al éxito    103

El humilde champiñón, la medicina del supermercado    105

Chaga, la seta de la helada Siberia    111

Armillaria, el mayor ser vivo del Planeta    117

Coprinus, la seta que se transforma en tinta negra    123

Oreja de Judas, para mejorar la circulación    129

Phellinus, el hongo amigo de los diabéticos    135

Poria cocos, el pan de los pieles rojas    141

Tremella, la seta cosmética    147

Boletus, una sanadora delicia gastronómica    153

Schizophyllum, para potenciar el sistema inmune    159

PARTE II

Las principales sustancias activas    163

PARTE III

Guía práctica según patologías    175

BIBLIOGRAFÍA    229

LOS AUTORES    243

LAS SETAS, UN ANTIQUÍSIMO
REMEDIO OLVIDADO

Hasta hace muy poco los hongos gozaban de muy mala prensa en Occidente. En la Edad Media el "corne­zuelo del centeno" (Claviceps purpurea) enfermaba ma­sivamente a la población europea, como el "fuego de san Antonio", y en 1850 el "tizón de la patata" (Phytophtho­ra infestans) causó años de hambrunas en Irlanda y un millón de muertos en toda Europa por desnutrición. El "mildiu" (Plasmopara vitícola) es otro hongo famoso que asoló los viñedos europeos a finales del siglo XIX.
Pero nuestra percepción de los hongos cambió cuando Fleming descubrió la sustancia antibiótica fa­bricada por el Penícillium (que debemos considerar más propiamente como un moho, una denominación que se utiliza para los hongos microscópicos que no forman setas propiamente dichas o carpóforos). Por cierto, si el que lee esto es amante del queso roquefort o del ca­membert, debe saber que el agente fermentador de es­tos quesos son respectivamente Penicillium roqueforti y Penicillíum camenberti, y que junto con las proteínas y grasas lácteas, está ingiriendo un organismo vivo.
sistema inmune, también tiene propiedades antiinfla­matorias.
Sin embargo, a pesar de la relativa ignorancia so­bre las propiedades terapéuticas de las setas en Occi­dente, hubo algunos casos excepcionales como el del Dr. Dufresnoi y algunos otros médicos franceses que a principios del siglo XIX utilizaron con éxito Lactarius deliciosus contra la tuberculosis (Porcher, 1854). Pocos años más tarde, se publicaron algunos informes de mé­dicos norteamericanos que utilizaron la seta Trametes suaveolens contra la misma enfermedad.
Como acabamos de ver, cada tanto aparecen sor­presas que hacen pensar si realmente las setas estaban tan "abandonadas" hace unos siglos. Otro ejemplo es el gran sabio sueco Carlos Linneo, que en su libro Materia Médica de 1749, dice que la seta Auricularia auricula-ju­dae (oreja de Judas) se utilizaba en su época como anti­inflamatorio para problemas oculares y para las anginas de pecho.
De todas formas, el uso de las setas en Occidente, tanto a nivel popular como por parte de los "profesio­nales" del pasado, es una materia a revisar y actualizar.
Ahora, por fin, hemos recuperado las setas medici­nales y cada día los centros de investigación micológica rescatan el antiguo acerbo de sus usos en medicinas po­pulares y tradicionales y confirman el valor terapéutico de las mismas. Además, se investigan nuevas especies y variedades no sólo por su poder antibiótico sino además por sus propiedades antitumorales, inmunomodulado­ras, antiinflamatorias, anticoagulantes y muchas otras.
Los especialistas no se ponen de acuerdo respecto al número total de especies de hongos que habitan el
planeta: entre 250.000 y 10.000.000 según sean inclui­dos o no en el recuento los hongos microscópicos como son los mohos y levaduras (tipo Penicillium). Pero en lo que sí están de acuerdo, es en que sólo se conoce el 1% de todas las setas presumiblemente existentes. Cada semana se descubre una treintena de nuevas especies y muchas de ellas son investigadas para determinar su contenido en sustancias de acción farmacológica. La ci­closporina inmunosupresora se aisló hace pocos años de un moho que se desarrolla en los suelos, Tolypocla­dium inflatum; y la flutimida se halló en un extracto de Delitschia confertaspora, una seta tropical de Namibia, que es un poderoso antiviral contra la gripe A. Más re­cientemente se obtuvo apicidina del hongo Fusarium sp., un agente antiprotozoos y antiparásitos (malaria, toxo­plasmosis, etc.).
Otra vía de investigación paralela son los estudios etnofarmacéuticos de las setas usadas tradicionalmente y desde tiempos remotos por distintos pueblos del pla­neta para la curación de diversas dolencias. Al respecto, cabe señalar que las especies de setas africanas utiliza­das con fines terapéuticos han sido escasamente estu­diadas, así como la mayoría de las especies endémicas de América del Sur.
Hoy en día se han reconocido unas 1.000 especies con propiedades medicinales, si bien las más famosas y utilizadas universalmente apenas alcanzan al medio centenar. De entre éstas se han incluido en este libro las más conocidas y estudiadas, teniendo en cuenta tam­bién que tanto las setas como sus extractos ecológicos y orgánicos (con sus correspondientes controles sanita­rios oficiales) son fáciles de adquirir en tiendas especia­lizadas, herboristerías y farmacias.
En el libro hablaremos, pues, de las propiedades medicinales de las veinte setas más conocidas, pero aprovechamos para recordar aquí que las setas no sólo tienen propiedades terapéuticas.
Actualmente se están empleando varias especies de hongos como elementos de bioremediación para re­cuperar entornos naturales contaminados por la acción del hombre. La transformación de los residuos plásticos en materia orgánica viva de hongos ya ha pasado del es­tadio experimental de los laboratorios a la práctica. En­tre los logros recientes hay que citar el conseguido por un numeroso equipo de la Yale Uníversity dirigido por J.R. Russell en 2011, que ha demostrado la capacidad de la seta Pestalotiopsís microspora para alimentarse de poliéster (utilizándolo como fuente de carbono). No hay que olvidar que en el mundo se producen actualmente algo más de 300 millones de toneladas anuales de plás­ticos no biodegradables y que constituyen un serio pro­blema por ser contaminantes y además por su creciente impacto sobre la salud humana y animal. Las setas pa­recen ser el mejor instrumento para transformar los re­siduos plásticos no sólo en materia orgánica degradable sino incluso en alimentos.
Asimismo son utilizadas para combatir plagas me­diante el uso de hongos entorno-patógenos, que destru­yen insectos dañinos para las cosechas, evitando de esa manera el uso de los peligrosos insecticidas químicos. También se investigan varias setas por su propiedad de transformar celulosas en alcohol o azúcares, lo que permitiría la elaboración de biocombustibles a partir de desechos agrícolas o forestales sin incidir en el ciclo de producción de alimentos.
 

Ediciones I
9788494651656

Ficha técnica

Autor/es:
Paula M. Mirre, Juan C. Mirre
Editorial
Ediciones i
Formato
14 x 23 cm
Páginas
244
Encuadernación
Rústica (tapa blanda)
Nuevo
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