portda Creencias y Terapia de Christian Flèche y Franck Olivier 9788484455448

Creencias y Terapia

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Cómo detectar y eliminar las creencias que nos limitan

Solo a través de la transformación de nuestras creencias podemos adquirir una salud estable y definitiva y un crecimiento personal genuino y verdadero.
El reputado terapeuta y pionero de la Descodificación Biológica Christian Flèche y el psicoterapeuta Franck Oli...

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Cómo detectar y eliminar las creencias que nos limitan

Solo a través de la transformación de nuestras creencias podemos adquirir una salud estable y definitiva y un crecimiento personal genuino y verdadero.
El reputado terapeuta y pionero de la Descodificación Biológica Christian Flèche y el psicoterapeuta Franck Olivier desvelan en Creencias y terapia el inmenso poder de la creencia como ingrediente fundamental de toda enfermedad y a la vez como limitante primordial en todos los planos de la vida humana: pareja, profesión, familia y salud y bienestar.
La primera parte de esta obra es teórica y en ella se describen el fenómeno y el mecanismo de las creencias:

• Qué es una creencia.
• Cuándo, cómo y por qué se establece una creencia.

La segunda parte del libro está orientada a la práctica. Aquí los autores enseñan a detectar, modificar y eliminar nuestras creencias limitantes para recobrar la salud y erradicar las pautas erróneas. Y para ello aportan diversas técnicas muy efectivas inspiradas en escuelas avanzadas, tales como la orientación rogeriana, la gestalt o la PNL, entre otras, que han seleccionado como resultado de su larga experiencia terapéutica.
Creencias y terapia es una obra didáctica, ilustrada con numerosos ejemplos, que resulta de gran utilidad tanto para terapeutas profesionales como para cualquier persona que desee asumir su propio proceso de sanación y transformación personal.

Así como nuestros genes determinan rigurosamente nuestros rasgos físicos, también nuestras creencias determinan por completo nuestros comportamientos, vocaciones, decisiones, deseos, repulsiones y demás patrones psicológicos. Y si bien no podemos alterar nuestros genes, sí podemos cambiar nuestras creencias y librarnos de sus pautas limitativas.
Creencias y terapia posee un doble objetivo: por una parte, descubrirnos el modo en que nuestras creencias influyen en nuestra vida; y por otra, proporcionarnos los medios para desenmascarar nuestras creencias limitantes y ayudarnos a transformarlas o eliminarlas con el fin de que podamos disfrutar de una vida auténticamente plena y liberada.

CHRISTIAN FLÈCHE es psicobioteraeuta, master en PNL y lenguaje metafórico y creador y formador del sistema que él mismo denominó Descodificación Biológica. También utiliza la hipnosis ericksoniana, los ciclos biológicos memorizados y la psicogenealogía. Dirige la Escuela de Descodificacion biológica de Aix-en-Provence, Francia, y es autor de éxitos de ventas como son los libros titulados "Descodificación Biológica" (Gaia Ediciones, 2011) o "Protocolos de retorno a la salud" (Gaia Ediciones, 2014).

Franck Olivier es psicólogo, psicoterapeuta y formador en psicología y psicoterapia. Co-autor junto con Christian Flèche del título sobre descodificación biológica: Creencias y terapia.

Prólogo

Un día se reunieron un sacerdote y un psicoanalista. El hombre de Dios anuncia al hombre del inconsciente: «Hijo mío, tengo la convicción de que es el mismo Dios quien, desde el seno materno de vuestra madre, os ha predestinado a trabajar por la salud de sus hijos». El psicoanalista le responde: «Yo, por mi parte, supongo que es su propio conflicto edípico lo que le hizo expresarse de esa manera»... Y el sacerdote le contesta, lamentándose: «¡Esta es la prueba de que Dios es quien os inspira, pero en un espíritu malvado?». Y el psicoanalista insiste, todavía con más entereza: «¡Esto es la confirmación plena de mis pensamientos; porque, si hablamos de espíritus malvados..., ¿eh, eh...?, fíjese en sus propias representaciones vergonzosas e inconfesables? ¿Esto es la prueba que confirma mi punto de vista y el diagnóstico neurótico que mencioné?».
El sacerdote, después de suspirar profundamente, promete al psicoanalista: «Y bien, hijo mío, voy a interceder para que seas liberado de esos pensamientos impíos». En cuanto al psicoanalista, en un gesto de gran profesionalidad, le propone, por su parte, que lo recibirá en su diván el día que el sacerdote sienta el deseo de desembarazarse de sus obsesiones sobre el bien y el mal.
La conversación continuó con monólogos progresivos entre uno y otro.
No lejos de allí, en el cementerio, ubicado a medio camino entre la iglesia y el dispensario, concluía el sepelio de un médico, padre de un muchacho. El chico no dejaba de sollozar sobre la tumba de su progenitor, que acababa de ser inhumado.
El psicoanalista, al darse cuenta desde lejos del espectáculo, se preguntó sobre la manera en que el muchacho podría dejar a un lado su
sentimiento de culpabilidad, resultado de la angustia asociada con la fuerza todopoderosa de su pensamiento mágico, a través del cual él había, imaginariamente, destruido a su padre.
Entre las personas que llegaron a presentar las condolencias a la familia se encontraba un maestro practicante de PNL (programación neurolingüística) quien, al ver lo que sucedía, calibró el estado interno del muchacho atendiendo a los comportamientos externos y las lágrimas de este. Remarcó algunos modelos, sin omitir una lectura de pensamiento sobre las secuencias de los procesos internos del huérfano que ponían en juego sus programaciones pasadas.
Un gestaltista, que también estaba presente, se dijo que iba a motivarlo a llorar durante más tiempo, a no contener sus emociones y toda la fuerza de su tristeza y, ¿por qué no?, a gritar su desesperanza con el fin de ayudarlo a llevar a buen término este proceso gestáltico dramático.
A continuación, un psicogenealogista se acercó, preguntó al muchacho cuál era su nombre y quién de su familia llevaba el mismo nombre... Y después de haberle preguntado su edad, comenzó a manifestar interés en lo que sus antepasados habían vivido a la misma edad que él, en quiénes habían sido también huérfanos en el árbol genealógico, con quiénes estaba relacionado el muchacho y en quiénes habían sido los antepasados que no habían podido tampoco concretar su dolor y que hoy lo expresaban a través de él.
Un budista, amigo de la familia, observaba de lejos al muchacho y sintió gran compasión por él. Ante sus ojos no había sufrimiento, todo era ilusión; la muerte no existía. «Solo el cambio es constante —se dice, en su meditación—; la vida simplemente cambia de forma».
Un judío practicante le propone al joven recitar el kiddoush y desgarrarse la camisa.
Una vez finalizado todo este desfile, el muchacho, que no había escuchado nada de todas estas proposiciones, quedó bañado en lágrimas, que le arrasaban los ojos y el entendimiento.
Entonces, el padre se acerca a él y se sienta a su lado; era una bella ocasión para salvar a un alma, de manera que comienza a interrogarlo sobre su fe: «Mi querido muchacho, comprendo a la perfec-
ción tu pena. Pero ¿tú sabes que Dios es bueno y que un día volverás a encontrarte con tu padre, ahora enterrado bajo la tierra, y que nunca jamás te separarás de él? Y el jovencito le responde, devastado: «¡Sí, sé todo esto; sé que volveré a verlo, y eso es justo lo que me desespera?».
Presentación
¿Por qué un libro sobre las creencias?
¿Qué vínculos podemos establecer entre nuestras creencias y nuestras dificultades en la vida?
¿Cuál es su utilidad, tanto para los terapeutas como para los pacientes?
Este libro es el fruto de una reflexión proveniente de nuestras prácticas como terapeutas y formadores prácticos, a través de las cuales hemos podido medir la importancia y el peso de nuestras creencias, ya sea en la aparición y el desarrollo de síntomas, en el discurso que nosotros elaboramos a propósito de éstos y aun en nuestra vida cotidiana.
La primera parte, teórica, permitirá precisar el campo concerniente al vasto terreno de lo que llamamos creencias. Esta responderá a las siguientes preguntas:
¿Qué es una creencia? Cuando hablamos aquí de creencia, no se trata solo de creencias religiosas. Las creencias conciernen a otros terrenos, los cuales trataremos de identificar y señalar. Pensar que la Tierra es redonda, que el agua se congela a cero grados, que mi vecino me detesta, que los nacidos bajo el signo de Virgo tienen problemas gastrointestinales..., todos estos enunciados representan diferentes niveles de percepción del mundo y de organización del conocimiento. ¿Cómo distinguir una creencia de un pensamiento objetivo, racional? El conocimiento derivado de la ciencia, en sí mismo, ¿está exento de creencias?
Una vez definida la creencia podemos preguntar:
¿Cuándo se instala esta creencia como tal? ¿Cómo sucede? ¿Por qué? ¿En qué momento decidimos creer en lo que creemos: que el mundo es hostil, que las mujeres son peligrosas, que el vino es perjudi-
cial para la salud, que los títulos son necesarios para ser adultos, que amar es darlo todo o que las vacunas protegen o te ponen enfermo...? Y después, más a fondo:
¿Uno decide creer en todo lo que cree? La instalación y la puesta en marcha de una creencia son, la mayoría de las veces, inconscientes. Nuestras creencias se imponen a nosotros como evidencias y nos cuesta trabajo comprender, o, más bien, no comprendemos que no sean compartidas por otros. Todos conocemos, por ejemplo, personas que creen con firmeza que el placer va siempre de la mano del dolor, o que el amor hace daño, o, más allá de esto, que ocuparse de uno mismo revela una actitud egoísta...
La segunda parte de este libro intenta proponer pistas orientadas hacia la práctica, hacia el cambio o hacia eso que podríamos llamar «terapia de las creencias».
Una vez que nuestras creencias han sido identificadas, una vez que las entendemos como limitantes, ¿qué es lo que podemos hacer? ¿Podemos cambiar de creencias? ¿Qué es lo que implica un proyecto así, y en qué condiciones? Debemos hacerlo? ¿Cómo? ¿Y por qué creencia nueva, si admitimos que no podemos pretender hacer a un lado las creencias...?
• • •
A lo largo de este libro encontrarás descritos cierto número de «protocolos». Las escuelas psicoterapéuticas, como la PNL, utilizan este término para designar ejercicios prácticos formalizados, en los cuales se procede por etapas, cuyo objetivo es explorar los contenidos físicos más o menos conscientes, como las creencias. El objeto de estos protocolos podrá ser orientado hacia el cambio de manera más directa y con intención terapéutica; sin embargo, en ningún caso sustituyen la relación con un profesional de la salud del espíritu.
La palabra «protocolo» tiene su raíz etimológica en el término griego protokollon, que significa «lo que se colocó como primero». Un protocolo se define como un «enunciado de las reglas de desarrollo de
una experiencia». Esto implica seguir determinado número de etapas precisas que responden a una lógica interna. A diario, cada uno de nosotros sigue protocolos, ya sea para hacer un pastel, para conducir un vehículo, para abrir un archivo informático, para practicar una actividad deportiva o para organizar unas vacaciones... Y, en cada ocasión, la emoción y la sorpresa están allí, al final del camino...
Los protocolos propuestos en psicoterapia desmenuzan y formalizan la lógica interna de una experiencia. La mayor parte de las ocasiones, hacen un llamado a la imaginación y a su función creadora, generadora de cambio y de nuevas experiencias, como han demostrado innumerables investigaciones en ciencias humanas desde hace mucho tiempo y los resultados más recientes producto de las neurociencias.
La magia de los protocolos consiste, por una parte, en la movilización de esta función imaginativa y, por la otra, en la noción de etapas, de secuencias. Cada etapa es la preparación de la siguiente, que viene a coronarla, y, al completarse, permite acceder a una nueva experiencia. Esta no es posible sino gracias a la precedente, y será la puerta de nuevas experiencias todavía. Cada una de estas etapas implica gran honestidad personal, lo que llamamos, según el criterio de Carl Rogers, una gran congruencia entre aquello que pensamos, lo que experimentamos y lo que nos decimos. Al finalizar un ejercicio experimentarás un interés renovado.
Los ejercicios que presentamos son sencillos y accesibles para cualquier persona. Puedes practicarlos solo, pero es evidente que el apoyo y la escucha neutral de un psicoterapeuta potencializarán los beneficios. Son ejercicios originales y se inspiran, con frecuencia, de cerca o de lejos, en los protocolos difundidos por la PNL, acercamiento que nosotros mismos hemos descubierto, entre otros, en el Instituto Res-source (Bélgica).
• • •
La intención de este libro es proponerte elementos de respuesta derivados de nuestras prácticas y entrevistas terapéuticas; en efecto, nos resulta evidente, a través de la experiencia en nuestros consultorios,
que el trabajo sobre las creencias representa una parte ineludible del trabajo con uno mismo. A nuestros ojos, todo proceso terapéutico que se pretende que sea eficaz 1 o pertinente implica un trabajo sobre las creencias limitantes del sujeto concernientes a sí mismo, al mundo, a los demás, a la vida, a su madre, al pasado, al futuro... Este trabajo se hace de manera consciente o inconsciente, pero no hay cambio sin cambio de creencias, sin transformación o evolución de estas. ¿Por qué?

En primer lugar, porque nuestras creencias forman una pantalla entre el mundo exterior, los sucesos y nosotros mismos 2. Son representaciones de la realidad que, por lo general, tendemos a confundir con la realidad misma..., pero cuyo origen, al avanzar en el camino, hemos olvidado...

En segundo lugar, las creencias perpetúan los sufrimientos del pasado. En nuestras prácticas profesionales constatamos hasta qué punto una persona puede estar marcada, modelada en su comportamiento, sus pensamientos o sus emociones, traumatizada por un acontecimiento muy antiguo... ¿Por qué los traumas pasados, las historias conflictivas —ya sean personales, familiares o transgeneracionales—, sobreviven y se repiten incluso ahora..., aunque el acontecimiento que los provoca haya sucedido hace diez años o hace tres generaciones?

En apariencia cenado, cronológicamente terminado, ¿cómo es posible que un acontecimiento sucedido hace cuarenta y tres años, cinco meses y diez días permanezca activo en nuestro «aquí y ahora», dando aún forma a nuestra relación en el presente, en el mundo, y a nosotros mismos? Pensamos que esa es precisamente una de las funciones principales de las creencias: hacer atravesar el tiempo a nuestro pasado vivido..., repetir para no olvidar... Esto es lo que algunos llaman «aprendizaje».

De ello se deriva la importancia de esta obra, tanto para los profesionales comprometidos con la relación de ayuda como para toda persona que se interrogue sobre el cambio, la terapia y la estructura de los seres humanos.
El propósito de esta obra es, sin embargo, más amplio que el mero acercamiento terapéutico. Abarca diversos ámbitos del ser humano y de su vida interior. Se relaciona con toda mujer y con todo hombre interesados en su salud, en su desarrollo personal, en su evolución y en lo que puede ser un «camino de conciencia». Dicho de otra manera, busca cómo avanzar en el conocimiento de los resortes secretos que se traman en nuestra ignorancia, pero no sin nosotros... Resortes que nos conducen a tomar tal o cual elección, sostener determinado proyecto, desarrollar alguna enfermedad, temer a ciertos objetos o sufrir por pensamientos que nos invaden y cuyo carácter irracional no escapa a nuestra percepción (no siempre).
Nos parece que el camino para la toma de conciencia de nuestras creencias limitantes, la actualización de esas evidencias que nos gobiernan, constituye una etapa esencial para todo aquel que desea crecer en libertad, en madurez y en autonomía.
A medida que avances en la lectura de esta obra, hallarás distinciones cada vez más finas en la definición de las creencias y en la comprensión de su realidad sutil.
Cuando se hace referencia a las creencias, la mayoría de nosotros pensamos de manera espontánea en el terreno religioso. No todos tenemos conciencia, y menos a cada instante, de que en realidad estamos dirigidos por importantes creencias que pertenecen a otras categorías, a otros niveles... Creencias que se hallan fuertemente vinculadas tanto con nuestras elecciones cotidianas como con las decisiones más importantes de nuestras vidas, ya se trate de ejercer tal o cual profesión, de irse -de vacaciones a tal o cual lugar, de leer un libro u otro, de elegir cónyuge, un plato en el restaurante...
Los diferentes ámbitos de nuestra vida están, pues, relacionados, y el religioso es tan solo un aspecto, un campo particularmente fértil para la formación de nuestras creencias inconscientes, pues no es comprobable. En hebreo, el verbo creer, de la raíz mn, (de la que deriva la palabra «amén»), tiene una connotación muy fuerte, que incluye las nociones de certeza, de confianza total, de fidelidad y de estabilidad. Se trata de una adhesión radical, de «corazón», que implica una sumisión de la voluntad y del intelecto, una unión que no debe dejar lugar
a intersticios en los cuales pueda ubicarse la duda, en términos fundamentales, del pensamiento racional de Descartes: Dubito, ergo cogito, ergo sum 3. Creer se coloca en el proceso opuesto a dudar y a pensar. La creencia no es una opinión; es un acto que involucra la totalidad del cuerpo cognitivo, emocional y del comportamiento. Sin entrar aquí en el inagotable debate filosófico de los puntos de vista de la fe y la razón, observamos que si tenemos una característica fundamental de la creencia religiosa, esta puede, por extensión, informarnos de manera útil sobre la naturaleza exclusiva, las pretensiones universalistas —y hasta totalitarias— y el funcionamiento de nuestras creencias en los terrenos de otras religiones.
He aquí unos ejemplos llevados a diferentes planos:
Profesional
Si yo no tengo las tres creencias de acuerdo con las cuales «ayudar es un valor fundamental», «soy capaz de hacerlo» y «algunas personas tienen necesidad de una ayuda exterior», entonces, llevar a cabo una actividad relacionada con la ayuda no posee ningún sentido para mí. No invertiré ninguna energía para llevar a cabo una actividad de ese tipo y no encontraré interés ni placer en realizar estudios con esa finalidad.
Si tengo la creencia que dicta que «la gente es pesada» y que «las obligaciones me impiden vivir», buscaré ejercer una profesión autónoma, preferiblemente sin un jefe.
Vacaciones, tiempo libre
Te proponemos un ejercicio simple y fácil. Completa, de la manera más espontánea posible, la siguiente proposición:
Para mí las multitudes = ¿    7
¿Qué palabra llega de forma espontánea a tu espíritu? Si la respuesta es peyorativa, lo más probable es que elijas un lugar o una actividad solitaria: una isla lejana, deportes individuales... Las playas
llenas de gente, los centros nocturnos y los deportes en grupo no serán convenientes para ti en absoluto.
Afectivo
En el terreno de los afectos, resulta bastante evidente que nuestras elecciones, nuestras implicaciones y nuestros rechazos hacia una u otra persona no se realizan por azar. Más bien responden a cierto número de valores que están estrechamente ligados con nuestras creencias fundamentales.
Para continuar con el ejercicio de completar una frase:
«Para mí, el hombre (la mujer) ideal es un individuo      (ha-
blador/silencioso, activo/tranquilo, grande/pequeño, protector/frágil, etc.). Verás dibujarse algunos de tus valores y, por tanto, de tus creencias.
La señora Y tomó por esposo a un hombre fuerte y voluntarioso, cualidades que le faltaron cuando era una niña: «Mi padre era indolente, pasivo»... Nació entonces, dentro de su espíritu de niña, la creencia: «Si me caso con un hombre pusilánime, seré desgraciada toda mi vida, como mi madre lo fue durante la suya».
Salud
La cuestión de las enfermedades, sus causas, su sentido, es un nicho donde se acomodan también numerosas creencias. El enfoque de la biodecodificación de las enfermedades se pregunta por el lazo que existe entre el desarrollo de una enfermedad, los acontecimientos de la vida y los factores psicobiológicos, entre los cuales las creencias se sitúan en primer plano.
Después de sufrir un despido, el señor X se sentía sin identidad, perdido; se hallaba ante lo que llamamos un acontecimiento emocional, un shock. Experimentó una falta de referencia, y, desde el punto de vista biológico, un síntoma físico susceptible de aparecer, en ciertas condiciones, podría ser insuficiencia renal; el fin es almacenar líquidos y el agua es una traducción biológica de referencia (los animales marcan su territorio con su orina).
Pero este hombre reaccionaba de tal suerte porque tenía la creencia de que el trabajo es esencial para darle un sentido a la vida, para tener una identidad estable. Si, por el contrario, en el sistema de creencias de este hombre el trabajo fuera sinónimo de aburrimiento o de pena, no viviría el despido de manera dramática y no sería motivo para experimentar un suceso emocional negativo.
Como es evidente, la lista de reacciones puede ser muy larga si consideramos todos los ámbitos de nuestra existencia, y dado que, la mayor parte del tiempo, las respuestas quedan fuera del campo de nuestra conciencia. Mientras no nos hagamos preguntas, creeremos estar eligiendo.

Tanto por el placer
como por la poesía, creí elegir,
y yo fui elegido.
Me creí libre
sobre un filo de acero, cuando todo equilibrio viene del balancín.
ARAGÓN
• • •

Si nuestros genes determinan nuestras características físicas (color de los ojos, forma de la nariz, etcétera), nuestras creencias determinan nuestro comportamiento, profesiones, empleo del tiempo libre, gustos y disgustos, elecciones afectivas y sentimentales, etcétera. Sin embargo, aunque nosotros no podemos cambiar nuestros genes, podemos, por el contrario, actuar sobre nuestro sistema de creencias. En ocasiones, estas son profundas, resistentes, pero no inmutables. Como veremos a lo largo de estas páginas, las creencias no son innatas, sino adquiridas (en el curso del desarrollo), regladas a nivel social y codificadas a nivel cultural.
Freud lo expresa magistralmente en una frase que se hizo célebre: «El yo no es maestro en su terreno». No es el consciente del ser hu-
mano ni su razón lógica intelectual lo que lo dirige, sino más bien su vida inconsciente. Es esta la que lo puso a actuar, a tomar tal camino, a elegir tal actividad, a fallar en tal examen... «El ser humano puede hacer lo que quiera, pero no decide lo que quiere», escribió Einstein.
Nuestras creencias deciden todo en nosotros, tanto los deseos como las repulsiones. Son activas, no conscientes y determinantes. Ocasionan la lluvia y el tiempo bueno de nuestras vidas, en nuestro cuerpo y nuestros pensamientos, en nuestras emociones y nuestros comportamientos. En nuestro cerebro se produce un destello, un golpe relámpago, una brisa ligera, un viento alisio o una bruma espesa, según pensemos que la vida es dificil, dura, que es necesario luchar y sufrir o que estamos en el mundo para gozar y para descubrir la felicidad.

Índice

Prólogo      11
Presentación     15
PRIMERA PARTE
DESENMASCARA TUS CREENCIAS
1. Definiciones      27
Un vínculo entre dos objetos      27
De la ley a la superstición      31
2. Estructura de las creencias     37
Las equivalencias concretas      37
Los valores      39
Los vínculos      49
Descubrir el territorio completo de la creencia      54
Los extremos de la creencia que pueden emerger     62
El escenario de la vida es un conjunto de creencias      65
3. Definición dinámica de las creencias      67
Las creencias actúan como un filtro      67
Las creencias actúan como un estabilizador      69
Las creencias actúan como una profecía      70
La creencia es una idea que se considera a sí misma
suficiente y no soporta que la pongan en duda     72
La creencia ocupa el lugar de la realidad      73
Cuarta etapa. Definir una creencia generadora, de apertura     203
Un cuestionamiento del vínculo      203
Cubrir el territorio de la antigua creencia      206
La creencia de apertura está adaptada a la realidad      209
Características de una creencia generadora      210
Ejemplo del trabajo sobre una creencia      211
Quinta etapa. Verificar la creencia generadora      215
¿Es ecológica (sin inconveniente)?      215
Sexta etapa. Instalar la nueva creencia      217
No se cambia el pasado, sino el pensamiento      217
La disociación terapéutica      223
Para terminar      231
Valoración de la lectura     231
¡Haz bailar las etiquetas?      232
Epílogo      243
Listado de terapias y protocolos      245
Listado de cuadros      247
Bibliografía      249

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