La Bio-Lógica del Superego: La Lógica del Síntoma II. Por Laurent Daillie. ISBN: 9782370660183

La Bio-Lógica del Superego: La Lógica del Síntoma II

Referencia: 9782370660183
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o el miedo al Otro y a su posioble sanción

 

 

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El psicoanálisis freudiano define el superego como una estructura moral y judicial inducida por nuestra educación que hace que tengamos la noción del bien y del mal. A no ser que se trate de un miedo animal con el que todos llegamos al mundo. Basta con observar el comportamiento de los mamíferos sociales para convencernos: ellos también evitan transgredir lo prohibido para no ser sancionados.
El fundamento del superego no es la consciencia del bien y del mal, sino el miedo al Otro y a su posible sanción en términos de rechazo o de violencia, una situación potencialmente mortal.
Es preciso volver al contexto de nuestros lejanos orígenes para entenderlo: en la naturaleza, ser rechazado equivale a una condena a muerte; en cuanto a la violencia, puede llegar a ser letal o provocar graves heridas. Para evitarlo, nuestro cerebro arcaico nos manipula permanentemente. Por ejemplo, hace que estemos obsesionados con la necesidad de ser amables e irreprochables para gustar al Otro y sobre todo para no disgustarle, y que en consecuencia nunca seamos nosotros mismos.
En el mejor de los casos nos perturbará durante nuestra evolución, pero también puede llegar a bloquearnos hasta el punto de caer enfermos, tanto en sentido literal como en sentido figurado, debido a una serie de somatizaciones que tengan esta causa.
Este miedo hace que a menudo nos atormente la culpabilidad, la vergüenza, los remordimientos, el arrepentimiento y la humillación. Hace que temamos el juicio del Otro, seamos tímidos y nos ruboricemos, desconfiemos de nosotros mismos y tengamos miedo a hablar en público.
A veces nos obliga a mentir, a menudo impide que digamos que no y provoca que siempre nos hagamos la misma pregunta: ¿Qué pensarán de mí? El propósito de este libro es explicar todo esto: por qué, cómo y hasta qué punto el miedo al Otro y a su posible sanción dirige nuestras vidas; y todas las consecuencias que comporta, desde las más banales hasta las más graves

Laurent Daillie, es formador en Descodificación del Estrés Biológico y Transgeneracional en Francia y en España. Está interesado en el origen del Hombre, de los reflejos primitivos de supervivencia y de los códigos arcaicos de comportamiento, de los ámbitos que a veces pueden ayudarnos a comprender la lógica de nuestros síntomas, ya sean físicos, psíquicos o comportamentales.

  • Formato: 15 x 23
  • Tapa blanda
  • 319 páginas
 

Índice

 
Agradecimientos    7
Prólogo    9
Prefacio    11
La Lógica del Síntoma     11
Desde el Inicio de los Tiempos a la Psicosomática    12
De la Psicosomática a la Descodificación Biológica    12
la Descodificación del Estrés Biológico     13
El Estrés    14
El Espantoso Malentendido    15
La Emoción. Visceral    16
Todo es Biológico     17
La Descodificación del Estrés Transgeneracional     19
El conocimiento cura    19
En resumen    20
Nota Bene    21
Introducción    23
La 5" Gravedad    25
Este miedo dirige nuestra vida    26
Este miedo que dirige el mundo    28
Para lo bueno.     29
Y para lo malo    30
Las Causas    31
Las Consecuencias     32
Sinopsis    33
Aviso    36
Capítulo I — la Génesis    37
La Historia de Denise    38
La Historia de Sarah     39
La Historia de Martine    41
La Biológica del Superego    42
Capítulo II — la Lógica del Cerebro    45
El Mal-amado    46
Miedos Arcaicos    47
Paradoja    49
Extraña ceguera    51
Capítulo III — el Contexto de Origen    53
La Adaptación a la Presión del Medio    54
De vuelta a los Orígenes    54
Somos Mamíferos. Sociales     58
El Niño    58
El Grupo    61
La Familia    62
El Contexto Histórico    63
El Contexto Sociocultural     66
El Contexto Familiar    68
El Contexto de Infancia    69
Capítulo IV — el Otro .............
Capítulo V — el Miedo a la Sanción    77
De lo innato a lo adquirido     79
El Miedo    81
La Sanción    82
El Rechazo    83
La Violencia    90
Capítulo VI — el M.A.I.I.D S     95
De una manera o de otra    96
Con razón o sin ella    96
Con o sin consciencia     101
A priori    103
En todas las medidas    105
El Otro    105
La Lógica del Cerebro    106
Hasta el absurdo    109
Capítulo VII — Gustar y no disgustar    113
Gustar     114
Ser reconocido/a     120
Las Herramientas de Seducción     121
No disgustar    124
Del más humilde al más poderoso    126
Gustar y no disgustar al niño    127
Gustarse y no disgustarse a sí mismo    128
Ser irreprochable    128
Capítulo VIII — Culpabilidad y Sumisión    ...........
El Policía Interior    131
La Culpabilidad    132
Buena o mala consciencia    133
La Relatividad de la Culpabilidad    133
La Culpabilidad Real    134
Lo que no podemos confesarle al Otro    138
Lo que no podemos confesarnos a nosotros mismos    139
La Culpabilidad y sus Consecuencias    141
El Miedo Anticipatorio de la Culpabilidad    148
La Sumisión a la Autoridad    153
La Culpabilización del Otro    154
Capítulo IX — el Legislador y su Ley    157
El Legislador    159
El Servicio Jurídico     160
La Ley Orgánica    161
Las Leyes de la Naturaleza     161
La Ley del más fuerte    161
Los Códigos Arcaicos de Comportamiento    162
Las Leyes de la Humanidad    164
Las Leyes Comunitarias     165
Las Leyes Lingüísticas    167
Las Leyes Religiosas    169
Las Leyes de la Nación    1 74
El Código de Trabajo    1 76
Las Doctrinas Particulares    1 78
Las Leyes de la Escuela    178
La Ley de los/as amigos/as    183
Las Leyes de los Acontecimientos    1 84
La Ley de los Medios de Comunicación     187
La Ley de lo "Políticamente Correcto"    187
La Ley del Silencio    188
La Ley del Referente    193
La Ley de la Madre    198
La Ley del Padre    202
La Ley del Niño    204
La Ley Conyugal    ...210
La Ley del Sexo    215
Etcétera!     231
Capítulo X — Ese miedo que dirige nuestra vida    233
¿Qué pensarán de mí?    234
Querer — Poder — Deber    235
En el cotidiano    236
Capítulo Xl — los Signos Clínicos    243
La Timidez    244
El Rubor    245
La Disculpa    246
La Justificación    248
La Discreción    250
El Pudor    250
Los Complejos    251
La Glosofobia    251
El Tartamudeo    252
La Dislexia    252
Las Neurosis Sociales    252
La Falta de Confianza en uno mismo    253
La Mentira    253
La Mitomanía    255
El Perfeccionismo    255
El Rigor    256
La Virtud    256
La Dignidad    256
La Modestia    257
La Cortesía    257
El Humor    257
El Buen Compañero    258
El Regalo    258
La Caridad    259
La Generosidad    259
La Solidaridad    260
El Voluntariado    260
Las Madres y Padres Teresa    260
Las Vocaciones    260
Las Misiones de Reparación    261
La Rehabilitación    261
El Sacrificio     261
El Suicidio    262
La Competición    262
Las Promesas    263
La Lealtad    263 La Fidelidad    263
La Rebelión    263
La Provocación    264
Los Tatuajes y Piercings    264
El Vandalismo    264
La Delincuencia    264
La Multa    265
La Venganza    265
La Superstición    265
Los T.O.C. y las Fobias    265
El Burn out    265
Las Migrañas    266
Los Problemas Digestivos    267
Etcétera...    267
Capítulo XII — las Causas    269
El Contexto de Concepción    271
El Contexto Intrauterino    271
El Contexto de Nacimiento    272
La Dinámica Paterna    273
La Dinámica de la Pareja Paterna    273
La Dinámica Familiar    274
Los Fracasos Matrimoniales    274
La Fratría    275
El Contexto Sociocultural     275
El Contexto Comunitario     276
El Origen Étnico    276
La Emigración    276
El Contexto Religioso    277
El Contexto Político    277
El Contexto Profesional    278
El Destete Relacional    279
El Contexto Escolar    279
La Identidad    279
El Físico    280
La Pubertad    281
El Ciclo Femenino    281
La Maternidad    282
El Sexo    282
El Ocio    282
Las Malas Decisiones    283
El Impacto Transgeneracional    283
La Guerra    284
La Shoah    285
Los Acontecimientos Históricos    286
Conflicto Programante / Conflicto Desencadenante    288
Etcétera...    289
Capítulo XIII — las Consecuencias    291
Consecuencia Reaccional o Adaptativa    292
Consecuencia Directa o Indirecta    292
Consecuencia Cerebral    293
Consecuencia Neurovegetativa     294
Consecuencia Adaptativa    294
Nunca somos nosotros mismos    296
El Conflicto Bloqueante    296
La Impronta    298
Capítulo XIV — el Camino a la Libertad    303
El conocimiento cura    303
Pero no podemos curar este miedo    304
Recomendaciones    305
La Historia de Marie-Claude    307
Para los casos más graves    309
Conclusión    311
índice    313


Prólogo

 
Gran parte de las cuestiones que irán surgiendo en el texto tratan de leyes no-escritas, normalmente paternas y a veces nefastas, adquiridas durante la infancia sin la más mínima consciencia y que nos esforzamos en obedecer durante toda nuestra vida sin darnos cuenta. Pueden bloquearnos en nuestra evolución e impedir que seamos nosotros mismos, hasta el punto de caer enfermos en ciertos casos. Mi propósito consiste en aprender a identificarlas con el objetivo de liberarnos de ellas.
Pero al margen de este marco concreto, quisiera recordar que la ley es la ley y que cada uno de nosotros debe respetarla. Aunque a veces sea muy exigente, esta regla orgánica prevalece sobre cualquier otra consideración personal. Sea humana o animal, moderna o primitiva, una sociedad necesita que reine la paz para ser y desarrollarse. Por ello, es imprescindible que se definan ciertas reglas y que sean respetadas por todos: una sociedad en la que cada uno hace lo que se le antoja está condenada a desaparecer.
A pesar de que existan leyes injustas que debemos aprender a desobedecer, no podemos olvidarnos de los buenos modales ni del respeto que le debemos al Otro.
Además, recomiendo que seáis muy prudentes en cuanto a la difusión de mis palabras entre niños y adolescentes, ya que puede ser desestabilizante aprender a desobedecer la ley antes de haberla adquirido y haber entendido su significado. No obstante, hay niños que sufren mucho, a veces hasta caer enfermos, porque están paralizados por el miedo al Otro y a su posible sanción: nuestro deber es ayudarles a liberarse.


Prefacio

 
Este libro debe ser considerado como la prolongación del anterior, que tenía por título La LÓGICA del SÍNTOMA — Descodificación del Estrés Biológico y Transgeneracional publicado en 2006 por el mismo editor. De algún modo, este es el siguiente capítulo.
A continuación encontraréis un resumen en varias páginas para saber lo fundamental. Aquellos y aquellas que ya hayan leído el libro o conozcan este enfoque pueden pasar directamente al siguiente capítulo.
La lógica del Síntoma
¡Pretender que un síntoma sea lógico puede parecer una auténtica locura! Sin embargo, a menudo es la consecuencia indeseable de un mecanismo natural de supervivencia y de adaptación a la presión del medio tan antiguo como la vida misma.
En muchos casos (por lo tanto, no siempre), sea físico, psíquico o comportamental, el síntoma es una especie de programa de asistencia biológica perfectamente coherente puesto en marcha por nuestro cerebro primitivo para intentar venir en nuestra ayuda cuando, con razón o sin ella, cree que estamos en peligro.
Con razón o sin ella porque nuestro cerebro arcaico tiene una manera muy particular de considerar nuestro estrés —y con ello nuestros miedos—, ya que reacciona como si siguiéramos * enfrentados a la dura realidad y a los peligros de la vida salvaje.
El hecho es que nuestras enfermedades físicas, trastornos psíquicos, bloqueos o dificultades existenciales en general, a menudo son la consecuencia de un gran malentendido entre el pensamiento humano y nuestro cerebro arcaico.
El objetivo de la Descodificación del Estrés Biológico es descifrar el miedo animal inducido por una vivencia humana con el fin de comprender la lógica del síntoma correspondiente.
En cuanto a la Descodificación del Estrés Transgeneracional, permite que comprendamos por qué y cómo un acontecimiento vivido antes de nuestro nacimiento (durante nuestra vida intrauterina, en la historia de nuestros padres o en la de nuestra familia) puede tener tanta influencia sobre nuestra vida y nuestra salud.
Desde el Inicio de los Tiempos a la Psicosomática
Desde que es sapiens, el Hombre intenta comprender la causa de su sufrimiento. Primero creía que detrás de la enfermedad existía una intervención Divina para ponerle a prueba o como castigo por un error cometido.
Después descubrió que hay ciertas cosas que son tóxicas y otras imprescindibles para la salud. Comprendió que se podía enfermar a causa de un desequilibrio energético, que los agentes patógenos invisibles podían infectarle, etc. Finalmente, descubrió que el síntoma puede ser psicosomático y puede tener por causa una dificultad o un drama ocurrido durante nuestra vida.
De la Psicosomática a la Descodificación Biológica
A pesar de que estos notables descubrimientos puedan explicar muchas cosas, hay otras tantas que no pueden ser explicadas. A menudo, en estos casos, los médicos (hablo de ellos con respeto) consideran que el origen del síntoma puede ser psicosomático: pero no pueden decir nada más.
Aunque podamos encontrar un vínculo incuestionable entre un contexto o un acontecimiento particular y un síntoma físico o psíquico aparecido poco tiempo después, esta simple demostración no permite explicar ni el porqué ni el cómo, y menos aún la relación que existe entre los hechos y un síntoma específico.
Imaginemos el siguiente caso: una madre se ve enfrentada de repente a un gran estrés porque su hijo cae gravemente enfermo y, poco tiempo después, desarrolla un cáncer de mama. No hace falta ser Dios para encontrar un vínculo entre estos dos acontecimientos, pero esto no explica por qué esta mujer desarrolla específicamente esta enfermedad en este contexto. Justamente es esto lo que propone hacer la Descodificación del Estrés Biológico.
La Descodificación del Estrés Biológico
Quizás debamos primero definir el significado de este título. Aunque la palabra "descodificación" sea sencilla, la palabra "estrés" es más difícil de concretar. En cuanto al calificativo "biológico" significa muchas cosas diferentes en este caso.
De este modo, la asociación de estas tres palabras es totalmente incomprensible. Debería expresarse más bien en términos de "Descodificación de las consecuencias sobre nuestra salud física
o    psíquica de nuestro estrés arcaico inconsciente". Así sería mucho más claro.
Este enfoque es una herramienta de análisis y de comprensión de nuestro estrés inconsciente. En ciertos casos, puede explicar la naturaleza profunda y la causa de un síntoma o de una dificultad existencial. Se basa en el conocimiento de las reacciones del organismo frente al estrés, de los reflejos primitivos de supervivencia y de los códigos arcaicos de comportamiento heredados de nuestros lejanos orígenes animales y prehistóricos.
El hecho es que los síntomas físicos o psíquicos, desde los más banales hasta los más graves, no son necesariamente fruto de la casualidad o de la fatalidad, ni siquiera de un disparate aleatorio
o    de una aberración anárquica. Más bien lo contrario: muy a menudo el síntoma es la consecuencia indeseable de un mecanismo natural de supervivencia y de adaptación a la presión del medio.
En este caso, el síntoma es un tipo de programa de asistencia biológica perfectamente coherente puesto en marcha por nuestro cerebro arcaico para ayudarnos cuando, con razón o sin ella, nos cree en peligro. Tiene una manera muy particular de interpretar nuestros miedos y nuestro estrés porque cree que siempre estamos enfrentados a duras realidades de la vida del medio natural, donde seguir con vida es un auténtico desafío.
Pongamos por caso a una persona enfrentada a un enorme estrés porque está bloqueada en un atasco y tiene una cita muy importante. En esta situación actual sin amenaza real, podría ser que su cerebro arcaico considerara que un estrés así tiene que ser por fuerza la señal de un gran peligro.
Cabe señalar que la expresión "cerebro arcaico" no se refiere a un área cerebral en particular, sino al lugar de residencia de todos los mecanismos de regulación orgánica que nos mantienen con vida; el sistema neurovegetativo que gestiona los reflejos de supervivencia y los códigos arcaicos de comportamiento específicos de nuestra especie. Algunos lo conocen como "cerebro reptiliano".
El Estrés
Se define como una respuesta fisiológica de adaptación frente a una situación que supera los recursos y las estrategias de gestión del individuo. Cabe añadir que es fatídico para nuestra salud psíquica y/o/por ello física si es intenso y/o duradero.
Para nuestro cerebro primitivo, el estrés es sinónimo de peligro mortal porque a menudo es lo que sucede en la naturaleza. A modo de ilustración: desde que entramos en estrés, cree que hemos sido atacados por un depredador, su talla y su ferocidad dependerán de la intensidad del estrés.
En este caso, aunque no estemos realmente en peligro, pone en marcha varios mecanismos fisiológicos de protección (aumento del ritmo cardíaco y respiratorio, etc.) para ayudarnos a escapar
Cabe decir que no todos los casos de sobrepeso tienen esta causa y que un despido mal vivido también puede provocar otros síntomas físicos o psíquicos. Dependerá de la intensidad del estrés y sobre todo de la tonalidad. Justamente sobre este aspecto la Descodificación del Estrés Biológico puede ser valiosa para ayudarnos a descubrir la causa profunda de nuestros problemas de salud y nuestras dificultades existenciales.
La Emoción Visceral
Aunque la idea de que un síntoma pueda ser psicosomático es un gran avance en la historia de la Humanidad, acaba siendo un camino sin salida porque la psicología —en el sentido en el que la entendemos habitualmente— acaba teniendo poca influencia sobre nuestro cerebro arcaico, por no decir ninguna. Por ello, no es la causa directa de nuestras enfermedades o dificultades.
Nuestro cerebro se burla totalmente de nuestros problemas psicológicos humanos. Sólo tiene en cuenta nuestro nivel de estrés, para apreciar la gravedad de una situación, y nuestra emoción visceral, es decir, el modo en que vivimos cada aspecto desde lo más profundo de nosotros mismos, desde los vestigios de la animalidad.
Valora y gestiona el estrés de nuestra vida tal y como lo ha hecho desde tiempos remotos: su forma de reaccionar frente a lo que cree que es una situación crítica no ha cambiado. A pesar de que en la actualidad seamos criaturas muy evolucionadas, seguimos reaccionando, sin la más mínima consciencia, según los parámetros de otra época.
Del mismo modo que ocurre en el mundo animal, estamos enfrentados a miedos primitivos vinculados con problemas de conquista, pérdida o marcaje del territorio; perpetuación de la especie; drama por la cría; lucha por la existencia; enfrentamiento o huida; déficit de rendimiento; falta de alimento; elección de la dirección; pelea dentro del grupo; lucha por la posición dominante, etc.
Por ejemplo, en primer lugar siempre tengo un "conflicto de territorio" cuando alguien aparca su coche delante de la puerta de mi casa, antes de recordar, en el instante siguiente, que este espacio no me pertenece porque es un lugar público. A su vez, tengo un cerebro arcaico muy atento que considera que estoy en peligro y una consciencia humana muy desarrollada que me permite darme cuenta de que no hay problema.
Entre todos estos miedos primitivos, hay uno en particular: el miedo al Otro y a su posible sanción en términos de rechazo o de violencia, es decir, el objetivo de este libro. Este miedo concierne a todos los mamíferos, sin ninguna excepción, particularmente a los mamíferos sociales: es decir, también nos concierne a nosotros.
Todo es Biológico (en dos palabras)
Hay muchas cosas que son bio-lógicas, para lo bueno y para lo malo. Es el caso de las enfermedades físicas o psíquicas, las dificultades existenciales y los comportamientos, los bloqueos, las fobias y las compulsiones, los fracasos o las excelencias, las aversiones o las preferencias, etc.
Por ejemplo: una madre puede desarrollar una enfermedad grave a nivel del seno porque su hijo esté gravemente enfermo. ¿Por qué? Debido al estrés, ya que su biología primitiva responderá mediante un mecanismo de activación de la glándula mamaria. De hecho, en la naturaleza, una madre puede cuidar de su cría si está enferma gracias a la leche. No obstante, no todas las patologías mamarias tienen esta causa: existen otros casos.
Por ejemplo: una persona puede perder de repente la visión central después de regresar de una misión humanitaria en un país en guerra o donde la población muere de hambre. ¿Por qué? Los recuerdos visuales son particularmente insoportables y le atormentan. En este caso, el síntoma es un intento bio-lógico por evitar que la persona vea el horror.
Por ejemplo: una persona puede desarrollar sistemáticamente una crisis de asma en el momento en que está con un colega de trabajo muy simpático. ¿Por qué? Porque su bigote canoso reactiva un viejo recuerdo olvidado y lleva a la persona treinta años atrás, a la época en que sufrió violencia física y moral por parte de un profesor con bigote canoso. En este caso, el sentido arcaico del síntoma es el de advertir de la inminencia del peligro.
Por ejemplo: una persona puede tener la manía de poner algunas gotas de aceite en todas las bisagras y pasadores de la casa ya que el más mínimo chirrido desata en ella un miedo terrorífico. ¿Por qué? Porque durante toda su infancia esta persona fue el cabeza de turco de su hermano mayor, quien tenía una puerta en la habitación que chirriaba y a menudo este ruido le anunciaba un maltrato. En este caso, la utilidad de este comportamiento maníaco es eliminar un ruido característico para evitar un estrés intenso.
Por ejemplo: una persona puede haber decidido, desde muy joven, ser juez y a eso se dedica los siguientes quince años con una energía desmesurada e irracional, dieciséis horas al día, 365 días al año, hasta que sufre un "burn out". ¿Por qué? Porque su abuela paterna es una matriarca déspota capaz de cometer las peores injusticias. En este caso, el sentido profundo de esta elección profesional es poder hacer por fin justicia.
Por ejemplo: un bebé puede sufrir un eccema crónico que ningún tratamiento consiga curar. ¿Por qué? Durante el embarazo, su madre vivió una situación difícil en tonalidad de ruptura de contacto y de separación cuando dejó su país y con ello su familia, su madre, sus amigos. En este caso, el bebé expresa a través de su cuerpo el estrés que su madre percibió durante el embarazo.
Por ejemplo: un chico joven se ve profundamente limitado por una fatiga crónica evidente pero inexplicable que incluso le ha provocado la hospitalización en varias ocasiones. Sin embargo, recupera toda la vitalidad durante las vacaciones escolares. ¿Por qué? A causa de una "alergia" muy fuerte al concepto de trabajo. En la historia de su familia, un bisabuelo murió en la cárcel a causa de una condena a trabajos forzados y su mujer se mató trabajando cuidando sola de sus seis hijos. De este modo, en la memoria profunda de este niño se afirma que el trabajo mata y que es preferible evitarlo.
Por ejemplo: una persona puede estar muy limitada desde siempre, hasta llegar a padecer una enfermedad, por una dinámica física particular que le lleva a considerar la vida como un desafío. Sin embargo, tiene una vida tranquila, nunca le ha faltado nada ni se ha visto enfrentada a ningún drama que pueda justificar una visión así de la vida. ¿Por qué? Porque es la heredera del profundo sufrimiento de sus ascendentes, quienes tuvieron vidas particularmente espantosas al final del siglo XIX cuando trabajaban en la mina.
La Descodificación del Estrés Transgeneracional
Estos últimos tres ejemplos muestran que un acontecimiento o un contexto ocurrido antes de nuestro nacimiento —durante nuestra vida intrauterina, en la historia de nuestros padres o en la de nuestra familia en general— puede tener una influencia significativa en nuestra vida o en nuestra salud. Sin embargo, no tiene nada de mágico.
Se trata de un asunto de adaptación a la presión del medio: el ascendente se vio enfrentado a una situación particular y el descendente se ha adaptado a las consecuencias. La Ciencia lo llama epigenetismo, es decir, la transmisión de un carácter adquirido de una generación a otra. La vida funciona según este principio desde hace 3.850 mil millones de años y nosotros somos la prueba en vida.
El conocimiento cura
Estos programas "bio-lógicos" se activan en caso de necesidad, lo que supone que también se puedan desactivar, pero bajo la condición de no poder volverlos a utilizar. Pasa por la comprensión y/o la resolución, de una manera u otra, de la problemática que ha inducido la puesta en marcha de un programa de asistencia arcaica.
En ciertos casos —es decir, no siempre— si tomamos consciencia de la naturaleza profunda del síntoma podremos deshacernos de él. Desde el momento en que entendemos la lógica, no tiene sentido ni razón de existir. Se puede conseguir tanto durante la toma de consciencia como de forma progresiva. Muchas personas han podido deshacerse también de enfermedades a veces consideradas incurables o de dificultades existenciales más o menos limitantes.
En resumen:
En cada instante de nuestra vida, estamos bajo la autoridad de nuestro cerebro primitivo, que tiene el rol de velar por nosotros para que vivamos el mayor tiempo posible. Es nuestro Gran Protector, nuestro Ángel de la Guarda.
Él lo controla todo: desde nuestra fórmula sanguínea y nuestro ritmo cardíaco en este preciso instante, hasta la forma en que nos hemos vestido esta mañana, que no es aleatoria. Sucede lo mismo con nuestros síntomas, bloqueos, comportamientos, reacciones, dificultades, elecciones de vida, etc:
Estas manifestaciones normalmente tienen una razón de ser muy concreta: nuestro cerebro arcaico las pone en marcha cuando considera que tiene que hacerlo. Sin embargo, reacciona en función de parámetros de otros tiempos, a menudo sin relación alguna con la situación a la que estamos realmente enfrentados. Desconoce la modernidad de nuestro mundo: cree que seguimos estando enfrentados a duras realidades de la vida del medio natural.
Podemos decir que la diversidad de nuestros miedos arcaicos es infinita, ya que podemos encontrar muchas situaciones diferentes: pero no es así. Las dificultades ante las que podemos
vernos enfrentados pueden clasificarse en varios grandes temas que corresponden a nuestras necesidades vitales:
Nuestras dificultades existenciales están vinculadas a las funciones primordiales (respirar, beber, comer, evacuar, dormir), a la supervivencia del individuo (protegerse, ser eficiente) o a la relación en el seno del grupo (el territorio, el contacto, la jerarquía). En cuanto a la procreación (que comporta la sexualidad, la maternidad, el niño y la pareja) es un tema crucial: incumbe a la supervivencia de la especie.
En definitiva, es este miedo al Otro y a su posible sanción lo que dirige nuestra vida. En el entorno natural, ser sancionado es una situación potencialmente mortal: es de lo que trata este libro.
NOTA BENE
La Descodificación del Estrés Biológico y Transgeneracional no es la panacea. En primer lugar, no todo se incluye en su competencia, especialmente si el síntoma está inducido por una carencia alimentaria grave, una intoxicación o una irradiación. Además, podemos perder visión al hacernos mayores, tener dolor de espalda por culpa de un colchón demasiado viejo, estar cansados debido, a una mala higiene de vida y tener migrañas a causa de una contractura en una vértebra. Descodificar es una cosa, desvariar es otra.
Este enfoque es una herramienta .de análisis y de comprensión de nuestros miedos inconscientes. Pero no es una terapia propiamente dicha, aunque a veces lo que revele pueda ser increíblemente terapéutico. En otros casos, puede ser que sea necesario. empezar enseguida un trabajo de evolución interior, con la ayuda de un psicoterapeuta si es necesario.
Además, la "Descodificación" debe ser complementaria a la Medicina (y a otras terapias: este enfoque no es ni una alternativa (porque sólo la unión hace la fuerza) ni es paralela (ya que por definición no se juntan nunca). En ningún caso puede substituir a la Medicina.
Asimismo, no es una filosofía, una ideología y menos aún una doctrina: sólo es una herramienta de análisis y de comprensión de nosotros mismos. En definitiva, no se puede responsabilizar a la Descodificación del Estrés Biológico y Transgeneracional de su mal uso, incluso los comprendidos en cualquier marco sectario.

Berangel
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