La gran revolución de las grasas (Sacha Barrio Healey) ed. Epidauro

La gran revolución de las grasas

Referencia: 9789876821384
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Consiga el bienestar mental, emocional y venza el sobrepeso

 

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Este libro ofrece soluciones prácticas a cada uno de los principales problemas de la vida moderna: osteoporosis colesterol, enfermedades del corazón, depresión, cáncer y sobrepeso entre otros. Y desbarata mitos sobre nutrición y salud muy arraigados en la mente de muchas personas, examinando el rol de las grasas esenciales y de la nutrición medicinal en distintos ámbitos de la salud.

GRASAS
Hoy en día la humanidad está azotada por modernas calamidades que surgen de las industrias alimentarias. Si antes al hombre navegaba ignorante con enfermedades como el escorbuto, hoy en día estamos a bordo del barco de las grasas y al asfixiar la sangre nos estamos ahogando lentamente.

CÁNCER
El cáncer es la enfermedad que va a salvar la humanidad, no existe ningún otro mal más relacionado con los problemas de la vida moderna, con la alimentación plena de toxinas, con la alimentación industrial, con los sistemas de cultivo sintéticos. Solo cuando el hombre pueda tomar control de estas prácticas y su efecto sobre la tierra y la salud humana podrá confrontar esta enfermedad con éxito. El cáncer forzará al hombre a cambiar radicalmente su alimentación, sus métodos de cultivo y producción de alimento así como su estilo de vida.

LECHE
El culto a la leche es un mito ampliamente difundido y difícil de borrar de la mente colectiva. Tanto nos han lavado el cerebro con la "importancia" de la leche que tal vez pasará algún tiempo antes de que la población tenga una perspectiva más equilibrada y objetiva sobre el tema. El mito formado alrededor del calcio es tan descomunal que, ante el temor de carecer de este importante mineral la gente recurre a los suplementos que se expanden en las farmacias y/o al consumo de leche de vaca. Los adultos pagan altos precios por sus tabletas y los menores son forzados a beber varias tazas de leche al día; en ambos casos para detrimento de su salud. De todas las fuentes de calcio que ofrece la naturaleza, estas dos -las favoritas de la industria farmacéutica, la industria de lácteos y el público en general- están muy lejos de ser la mejor opción a considerar.

Sacha Barrio Healey

Estudió en la Universidad Nacional Agraria La Molina, en Perú, y Medicina Complementaria, en Inglaterra.
Se graduó en el International College of Oriental Medicine, en Sussex, Inglaterra y luego se
especializó    en    Osteopatía
Craneosacral, en el College of Cranio-Sacral Therapy de Londres.
Recibió una beca del gobierno chino para realizar estudios de postgrado en Medicina Herbolaria en la Universidad de Medicina Tradicional China de Nanjing.
Desde 2006 dirige el Centro Internacional de Terapia e Investigación Herbolaria, en Lima. Ofrece conferencias en colegios y universidades y es exponente en seminarios de medicina complementaria en diversos países.
Es considerado un líder de opinión en temas de nutrición, Herbolaria y medicina alternativa en Latinoamérica.
Hoy en día invierte todo su tiempo en experimentar nuevas medicinas alimentarias y en compartir con nosotros sus hallazgos.

  • Encuadernación: Rústica
  • Dimensiones: 15 x 23 cm
  • Nº Pág.: 311

 

INDICE

Prólogo a esta edición    11
Prefacio    13
Introducción    15
La agudeza de la medicina occidental y la astucia
de la medicina china
Diferencia entre los dos modelos de medicina
Cómo enfrenta la enfermedad cada modelo de medicina
La base del modelo chino
Interdependencia soma-psique
I. La gran revolución de las grasas    23
Los ácidos grasos esenciales (AGE)
Cómo se extraen los aceites vegetales de cocina
Margarinas
Haciendo historia: las grasas de nuestros antepasados
y las nuestras
Los aceites y el envejecimiento prematuro
Los aceites y la salud de la piel
Consejos saludables para obtener ácidos grasos esenciales
Apéndice: Por qué las cápsulas de omega 3 no son la solución
2. Los aceites originales del riñón    43
Cosmogénesis
Androgénesis
Jing
DHEA (deshidroepiandrosterona): una hormona esencial
Consejo saludable para el fortalecimiento del riñón
3. Grasas del cerebro y la psique    53
Breve historia de la evolución del cerebro humano
Arquitectura de la grasa cerebral
Los ácidos grasos esenciales mejoran el coeficiente intelectual
Grasas para el desarrollo fetal
La hiperactividad en los niños
Las grasas tóxicas: ácidos grasos trans
Grasas del entusiasmo y grasas de la melancolía
Consejos saludables para obtener grasas cerebrales
4. Síndrome de grasa caliente en el hígado    77
Síndrome de grasa caliente en el hígado
Azúcares y harinas refinadas
Grasas saturadas
Carnes
Alimentación estándar
Bilis y grasa anímica del hígado
Hígado e insomnio
Hígado y útero
Hígado y próstata
Otros síndromes de grasa caliente en el hígado
Consejos saludables para un hígado sano
Apéndice: ¿Por qué carecemos de magnesio?
5. Grasas del corazón    105
Las grotescas consecuencias del corazón obeso
¿Cómo se adhieren las grasas al corazón y las arterias?
Proteínas y enfermedades del corazón
Consejos saludables para evitar problemas cardiovasculares
6. Grasas del bazo-páncreas    119
¿Cómo evitar la acumulación de flema y grasa?
Síndrome de humedad fría que invade el bazo-páncreas
Los tejidos adiposos, la grasa marrón y la grasa blanca
Cómo encender la máquina quemadora de grasa
La grasa como alimento de la saciedad
Grasas versus grasas
La resistencia insulínica como precursora de la diabetes y la obesidad
Consejo saludable para prevenir la resistencia insulínica
7. Grasas y flemas del pulmón    129
Factor patógeno residual
Probiótico contra antibiótico
Flema húmeda obstruye los pulmones
Ácidos grasos esenciales y enfermedades del pulmón
El otoño emocional del pulmón y su grasa intangible
Consejos saludables para combatir las enfermedades
del pulmón
8. Grasas del cáncer    145
Grasas tumorales y antitumorales.
Cáncer: enfermedad sistémica o tumor localizado
Consejos saludables
9. La sexualidad y la combustión de grasas    155
Impotencia
La fertilidad y el ajonjolí
Prostaglandinas, aceites, próstata y cólicos menstruales
Consejo saludable para el bienestar de la próstata
10. Grasas de la mujer    163
Grasas de la sexualidad y la menopausia
Fitoestrógenos (estrógenos de origen vegetal)
El lignano de la linaza
Ácido gamalinolénico del aceite de prímula
Dominancia estrogénica
Progesteronas naturales
Operaciones de la mujer
Consejos saludables para obtener fitoestrógenos
11. El lado oscuro de la leche    181
La osteoporosis y los suplementos de calcio Calcio y hormonas
Leche y pasteurización
Contenido
Leche y lactancia
Leche como fuente de grasas
Consejos saludables para obtener el calcio
12. Adelgazando con grasas    209
La inteligencia del apetito natural
Las grasas como reguladores del azúcar en la sangre
Ritmo metabólico, grasas y nuestro carburador fisiológico
El tao de adelgazar
Dieta rica en ácidos grasos adelgazantes    219
Plan nutricional adelgazante: grasas versus grasas Dieta adelgazante depurativa
13. Perfiles de aceites    227
Ajonjolí
Girasol
Linaza
Oliva
Sacha inchi
Verdolaga
Pescados
14. Grasas saturadas de palma    241
Huasaí o naí
Coco
Palma roja
15. Recetas    265
Anexos    295
Índice analítico    301
Bibliografía citada    305
Bibliografía general    310

PRÓLOGO A ESTA EDICIÓN

Este libro no nació con el deseo de convertirse en libro. El impulso a mecanografiar las ideas fue doble: primero, como guía de reflexión y estudio para los pacientes, pues inicialmente circulaba como fotocopias que no pretendían salir más allá del círculo de personas que atendía en consulta. Segundo, conforme los descubrimientos iban creciendo, advertía que los temas tratados eran de tal dimensión y gravedad que merecían tal esmero. Medítese un poco sobre el ámbito de grasas en las que, por dentro y por fuera, estamos imbuidos y embutidos, y todas las enfermedades que de ellas se desprenden. En efecto, nada es más grave y contraproducente que la grasa tóxica, y dificil es encontrar alimentos industriales que no estén lubricados de estas mantecas.
Por otro lado, existen grasas cerebrales, emocionales y hormonales. Personalmente, mientras las iba deglutiendo a diario, lentamente fueron transformando mi ser, el cuerpo fue apreciando una florida metamorfosis. También fue grato observar buenos resultados clínicos en terceros; esta mudanza de grasas y células está disponible a todo aquel que emprenda el experimento.
Si hubiera podido prever la demanda de nuevas ediciones y tirajes cada vez más numerosos, quizá no se habría escrito como fue escrito. Creo que para escribir un buen libro es importante crearlo sin el sesgo de resultado alguno. Con algo de distancia en el tiempo, puedo decir que fue escrito con el sosegado entusiasmo que a veces nos inunda en la noche; fue ameno, y diría terapéutico, ordenar las ideas, lo hubiera hecho aunque tan solo sea para una lectura privada.
La mayoría de textos de la ciencia de la nutrición emplean un lenguaje técnico, prosiguen el numérico orden de objetivos, hipótesis, materiales y métodos, recopilación de datos y conclusiones. El presente texto no emigra fuera de la ciencia y la verdad, pero lo expone con otro lenguaje. Un Premio Nobel de Literatura ha dicho que toma elementos
de la realidad como punto de partida para elaborar una ficción. Esas palabras me dejaron pensando largamente. Cierto día fui a dormir con esa frase y cavilaba que en mi caso sigo un camino inverso. Busco la metáfora, el adjetivo mágico, el humor y todos los elementos posibles de la gramática para descubrir algo que aspiro sea congruente con la realidad. Es decir, la literatura es también una mentira para describir mejor la verdad.
He recibido muchas cartas de preguntas y agradecimientos de lectores del libro; unos fueron cautivados por la lectura, otros la pusieron en práctica. De este segundo grupo, la mayoría fue generosamente beneficiada. Digo esto para que la lectura no sea solo una lectura, sino más bien un acto de renovación de la sangre y, por supuesto, de toda nuestra grasa. Mi deseo es que cada lector pueda leer este libro con la gravedad con la que podríamos entrar al quirófano; en este caso, libres de riesgo alguno, pero sabiendo que no saldremos igual.
Mayo de 2011

PREFACIO

Las revoluciones del futuro quizá no sean violentas, en el de sentido de que no habrá guillotinas francesas o fusiles bolcheviques. Las revoluciones del porvenir tal vez sean individuales y privadas, en la conciencia íntima de cada individuo. Y, para ello, la nutrición es el punto de partida, porque un cambio en la alimentación supone un cambio corporal y mental, lo que deriva en un cambio en la familia y, más allá, en la economía del país.
Una alimentación insensata nos puede llenar el alma de gusanos y escorpiones, traer a nuestro cuerpo una tormenta de ansiedades, amargos insomnios, negras depresiones y luego desencadenar una sucesión de enfermedades inevitables. Una alimentación sana nos llena el corazón de buenos sentimientos y fortaleza. La alimentación es el punto de partida ineludible para nutrir la conciencia; la meditación quizá sea el objetivo final. Se puede medir la inteligencia y la evolución de un ser con solo ver cómo y qué come.
Estamos en la era del escepticismo frente a las ideologías utópicas o nihilistas, neoliberales o socialistas. La generación que se enfrenta al mundo, hoy en día, desorientada se cruza los brazos, porque, de pronto, ya no hay que forjar la revolución socialista que se había soñado tanto. La conformación y composición del Estado ya no está en las prioridades de nuestra generación, algo así como un desencanto político. He querido hablar de nutrición como punto de partida para hacer una profunda revolución interior en la naturaleza humana, también una sabrosa y festiva revolución social, donde las ideas, las legumbres y las nueces son las balas de combate.
Vivimos inmersos en un océano de grasas y fritangas, mantecas y mayonesas de todo tipo; estas grasas asfixian nuestras células y aglutinan nuestra sangre con una telaraña de coágulos y adherencias. La obesidad es una enfermedad en acelerado crecimiento. Los productos diet
y light asedian el mercado y tenemos una ideología beligerante contra las grasas, la lipofobia. Sin embargo, los ácidos grasos esenciales lideran en deficiencia nutricional. Nuestro hígado, cerebro y genitales se sienten dichosos y agradecidos cuando por fin les damos las grasas que les son esenciales para su funcionamiento, las que hacen que nuestra salud mejore en muchísimos aspectos, entre ellos la frescura de la piel y el control del peso.
Este libro trata sobre el rol de esas grasas esenciales y de la nutrición medicinal en distintos ámbitos de la salud, examinando y ofreciendo soluciones prácticas a cada uno de los principales problemas de la vida moderna: menopausia, osteoporosis, colesterol, enfermedades al corazón, depresión, cáncer y sobrepeso, entre otros.
El nacimiento de este libro ha sido misterioso. Cierto día vino a la clínica una señora mayor con una severa osteoporosis; al tomar su historia clínica, me indicó que tomaba tres tazas de leche al día, además de dos tabletas de calcio diarias, según las instrucciones de su doctor. Cuando le dije que abandonara tanto la leche como las tabletas, supongo que pensó que esa era la más cruel recomendación imaginable o que yo estaba mal de la cabeza. Quizá se fue sin comprender nada y lo cierto es que nunca regresó. Tarde en la noche, ya buscando dormir, pude reflexionar y llegué a la conclusión de que como esa señora había miles. Me juzgué impotente; tenía la certeza de estarle indicando el camino correcto y esa frustración hizo que me desvelara escribiendo hasta el amanecer, vertiendo sobre el papel todos mis planteamientos. Fue así que, anticipando una próxima oportunidad, tendría un texto irrefutable que me respaldara y así ahorraría saliva en largas explicaciones.
Luego me sucedió lo mismo con un texto sobre refinamiento de aceites, luego con otro sobre nutrición infantil y otro sobre menopausia. Poco a poco, llegué a tener un arsenal de textos que me respaldarían ante cualquier paciente suspicaz y que son los que presento aquí, por lo que cada capítulo puede leerse de manera independiente. En cierto momento, advertí que había escrito un libro, y ahora lo entrego para hacer frente a los temas más vivos, ignorados y urgentes sobre la salud actual.

 

INTRODUCCIÓN

La agudeza de la medicina occidental

y la astucia de la medicina china

La medicina occidental se ha desarrollado con una estructura lógica que persigue los agentes originarios de la enfermedad. Esta forma de pensamiento busca aislar, cambiar, controlar o destruir el agente causal de la enfermedad. Históricamente se ha desarrollado así, en una búsqueda retrospectiva de las causas de la enfermedad y en un análisis fragmentado y muy especializado de su campo de estudio. El científico de la medicina estudia el cuerpo sin cuestionar a fondo las bases de la «teoría» del conocimiento con que observa al cuerpo mismo.
La filosofía de la medicina occidental siempre parte de un síntoma, luego busca el mecanismo que lo ocasiona y la causa precisa de su manifestación será una enfermedad específica. Así, buscando mayor certeza y exactitud, damos con un agente aislable, definible y palpable. Se desarrolla entonces una medicina de causa y efecto, lineal, cuantificable, puntual y muy aguda. El problema es que las enfermedades y el cuerpo humano son más complejos que la capacidad de pensar de los hombres y no siempre siguen este surco predecible de comportamiento. De ahí que existan tantas enfermedades llamadas idiopáticas o de origen desconocido. Digamos que, en el mundo de la ciencia cuantificable, la matemática de la fisiología y la bioquímica celular tienen sus reglas y pautas que hemos aprendido a medir y predecir, pero estas se hallan contenidas dentro de otro universo más amplio, donde opera otro conjunto de leyes.
La medicina china, por el contrario, observa el cuerpo como una telaraña donde todo está interconectado, toma los síntomas y los teje para formar lo que llama un «patrón de desarmonía». El médico, tras obtener una visión integral del cuerpo de la persona, llega a descubrir su patrón de desarmonía y, más que una enfermedad precisa, describe y diagnostica un estado de desbalance. A veces incluso podemos tener dos o más patrones de desarmonía operando en simultáneo. Por
ejemplo, lo que en medicina occidental se denomina asma, la medicina china lo puede describir como: síndrome de deficiencia yin de los riñones que ocasiona hiperactividad del hígado y acumulación de flema caliente en los pulmones. Pero no solo los nombres de las enfermedades son distintos, también lo son los códigos de percepción y el campo de observación, a pesar de que el cuerpo es el mismo. Los sistemas de diagnóstico oriental dirigen su atención a la totalidad psicológica y fisiológica, son totales y luego son sintéticos al entretejer con coherencia los síntomas y signos.
Diferencia entre los dos modelos de medicina
La diferencia entre estos dos modelos de medicina radica en el punto de observación, en la perspectiva y la visión que adopta cada uno, ya que uno, el occidental, es inductivo y el otro es deductivo. La medicina occidental toma como punto de partida el microcosmos: desde la Tierra observa el universo. La medicina occidental se ocupa de observar la materia, a través del microscopio, los rayos X, el electroencefalograma, la bioquímica intracelular, etcétera; es altamente especializada, fragmentada y muy aguda. Por otro lado, la medicina china tiene como punto de observación el universo y desde el cielo observa los fenómenos de la Tierra, estudia el todo y establece correspondencias con las partes, investiga leyes universales y a estas las encuentra operando en el cuerpo (por ejemplo, los cinco elementos, los cinco sabores, los seis estratos patogénicos, las siete emociones), su lenguaje es de calor, frío, humedad, viento y sequedad. Las características básicas en que se clasifican los fenómenos del cuerpo son cuatro pares de opuestos, lo cual nos remite de nuevo a la idea esencial del equilibrio: yin y yang, externas e internas, superficiales o profundas, exceso y deficiencia.
Otra importante diferencia entre ambas medicinas es la correlación entre hombre y enfermedad. La medicina china se preocupa principalmente del hombre y su constitución, y como consecuencia de su constitución primaria están derivadas las diferentes enfermedades que pueden aparecer. En cambio, la medicina occidental tiene como eje de observación las enfermedades y no se preocupa tanto del hombre que las padece, ni de su dieta, ni de su entorno emocional o constitución
física. La constitución es, sin embargo, esencial para la medicina china, ya que no es lo mismo tratar a un hombre gordo con la nariz roja, con letargo en sus movimientos, colesterol alto e hipertensión, que a otro paciente delgado, pálido, friolento, hiperactivo, temeroso, con palpitaciones e insomnio. Aunque los dos presenten la misma enfermedad, la constitución es diferente y la terapia es diametralmente opuesta. La medicina china se dirige a balancear la constitución y debido a ello la enfermedad se desvanece naturalmente.
Ambas formas de medicina son complementarias, no alternativas. No estamos tratando de hacer aquí una apología a sistema alguno; lo que estamos intentando es extender el espectro de posibilidades, ampliar la visión acerca del cuerpo humano y —como se verá en este libro—los aportes de ambas medicinas confluyen.

Cómo enfrenta la enfermedad cada modelo
de medicina

Son innumerables las personas que adolecen de un conjunto de malestares y síntomas y que se sienten muy por debajo de lo que podría considerarse un nivel óptimo de salud. Estos mismos pacientes acuden al médico, que, cumpliendo con el rigor de su profesión, pasa a ejecutar los análisis del caso, lo que incluye hemogramas, endoscopias, ecografías y resonancias magnéticas. En una considerable proporción de casos, el médico ve que todos los estudios arrojan resultados normales: no existe nada fuera de los rangos establecidos de salud. Bajo tales circunstancias, el médico honesto debería abstenerse de interferir; sin embargo, en ciertos casos, tal vez sienta el apremio de ejercer su profesión —porque, al fin y al cabo, para eso está—, y por ello lo que obtiene son resultados más bien ambiguos.
Estos mismos pacientes, puestos a la luz de la medicina china, presentan condiciones claramente definidas, y se logra percibir con perfecta transparencia una evidente patología. Esto se debe a que la medicina china maneja uno de los sistemas de diagnóstico más extraordinarios que existen, con una versatilidad y sutileza que hacen que todo aquel que se haya tomado el trabajo de estudiarla quede verdaderamente admirado.
Para el médico chino, el hecho de esperar que un órgano presente una malformación orgánica y visible, antes de que pueda concluir un diagnóstico, es una forma arcaica y negligente de práctica médica. Más aún, hace que la prognosis sea muy pobre, porque ya el daño está hecho, es una realidad física y, por lo tanto, es demasiado tarde para remediarlo. El radiólogo solo ve tejidos sanos o malsanos que, junto con la hoja de análisis de laboratorio, son ahora la herramienta principal o única del especialista. El médico chino ve los síntomas incipientes, latentes, las semillas potenciales de la enfermedad.
El Neijing o Canon de medicina interna del emperador Amarillo dice que curar a un paciente enfermo es como querer reclutar un ejército cuando el batallón enemigo está en pleno despliegue de ataque. La medicina china tiene la virtud de ser una medicina preventiva y pronosticadora, de ahí su penetrante capacidad para observar el cuerpo desde una perspectiva global. El médico chino, como un agente secreto de investigación, apoyado en una cadena de sucesos y síntomas, va tejiendo una trama y sus sospechas poco a poco se van volviendo una certeza.
Gran número de médicos especialistas, enfrentados ante lo complejo de ciertos cuadros sintomáticos y sin manejar un sistema de diagnóstico holístico e integral, califican a sus pacientes como víctimas de patologías «funcionales». Por lo general, se les prescribe analgésicos, ansiolíticos o antidepresivos. Se les da de alta o quizá se los remite a alguna psicoterapia, ya que se les indica que su problema es mental. En primer lugar, el uso de fármacos es particularmente perjudicial y contraindicado en el caso de una salud congestionada, ya que acarrea efectos secundarios y desequilibrios bioquímicos. En segundo lugar, es difícil que una psicoterapia pueda ser efectiva por sí sola cuando el cuerpo está profundamente enfermo y desequilibrado. Un cuerpo con dolores, una congestión generalizada de la sangre, pobres hábitos alimenticios, insomnio, migrañas, no permiten siquiera la lucidez o el espacio de tranquilidad necesaria para entrar en un proceso terapéutico. Y, en tercer lugar, no se ha hecho nada para remediar la condición primaria.
La medicina china, aunque no es tan precisa y exacta, sí puede ser muy versátil. Por ejemplo, diez pacientes expuestos a métodos moder-
nos de tecnología médica —como la endoscopia— fueron diagnosticados con úlceras gástricas pépticas y el gastroenterólogo les recetó el fármaco
más moderno para esta condición: la ranitidinal. Estos mismos pacientes puestos bajo el ojo de la medicina china encuentran el mismo diagnóstico, pero con panoramas enteramente diferentes. El primero es fuego en el estómago; el segundo, hiperactividad del hígado que invade el estómago; el tercero, flema y sangre fría coagulada en el estómago; el cuarto puede ser deficiencia yang del riñón que provoca deficiencia yang del bazo y afecta el estómago; y así sucesivamente. Visto esto, es lógico suponer que para cada uno de los casos la terapéutica es enteramente distinta. En un caso, quizá se usen hierbas astringentes y calientes; en otro, tal vez hierbas pungentes que eliminen calor, o hierbas que apacigüen el hígado, o hierbas tónicas del riñón, entre otras posibilidades.
Muchos estudios analizan la eficacia de la medicina china, pero lo hacen asumiendo como fundamento su modelo científico, el cual no se ajusta a las necesidades del caso, ya que este modelo no es válido para la medicina energética, de la misma manera que no pensaríamos hacer una investigación científica occidental utilizando un modelo filosófico chino. Sin embargo, la medicina china es ciencia y a la vez es un arte. En el ejemplo anterior, la ciencia verificaría la eficacia en la curación de una úlcera estomacal, y la medicina china tendría además otras variables que juzgar, como el estado de otros órganos correspondientes que estén involucrados, pues para ella los órganos no son elementos independientes sino sujetos a relaciones entre sí.
La base del modelo chino
La filosofía china nos dice que «tal como es en el cielo es en la tierra, y como es en la tierra es en el hombre». Así, el eje de creación de cielo, tierra y hombre es central en el pensamiento chino. Entre las cinco estaciones que representan el cielo, los cinco elementos que representan la tierra y los cinco órganos yin que representan al hombre, se establecen correspondencias que responden a la perspectiva universal con que trabaja la medicina china, la cual tiene una visión que integra al hombre con su entorno y con el universo. Por ejemplo, en el cielo tenemos el verano; sobre la tierra, el fuego, y en el hombre, el corazón. Así como
se da esta relación, este modelo permite establecer correspondencias innumerables en todas las facetas de la vida. Su teoría es un paso hacia la correlación no solo entre las estaciones, los elementos y los órganos, sino de estos con las emociones y los sabores.
La teoría de las cinco fases, que podemos ver representada en el diagrama de la siguiente página, hace parte de un modelo de medicina holística característico de la medicina china; también se la conoce, incorrectamente, como la «teoría de los cinco elementos», por mostrar cómo agua, madera, fuego, tierra y metal se generan y se controlan entre sí. Pero sería más conveniente pensar en fases, ya que son cambios dinámicos que implican la transformación de una misma cosa, como puede serlo la transformación del hielo en agua y en vapor. La teoría de las fases chinas es un concepto enteramente distinto del que conocemos como los cuatro elementos, y que proviene de los griegos. Estos últimos buscaban clasificar la materia en cuatro presentaciones distintas. En el modelo chino, la generación de un elemento lleva a este a generar el siguiente, y así de modo continuo.
Sin embargo, como la naturaleza no puede estar en un estado de procreación continua, también se necesita la restricción, el control; por ello, el agua apaga el fuego, el fuego derrite el metal, el metal corta la madera, y la madera contiene la erosión de la tierra, mientras que la tierra sujeta el agua. Para entender la aplicación práctica de esta teoría, podemos ver que, por ejemplo, el riñón genera el hígado, pero controla al corazón. Esto quiere decir que, si el riñón está débil, como consecuencia también lo estará el hígado; sin embargo, el corazón estará hiperactivo, ya que no es restringido lo suficiente por el riñón. Dicho de otra manera, el riñón débil, que tiene menos agua, nos genera cansancio lumbar, orina concentrada y escasa; al mismo tiempo, esto nos origina mareos, indigestiones y uñas quebradizas, ya que la sangre del hígado se debilita; pero, debido a la falta de restricción del corazón, hay más fuego y, por eso, sufrimos de palpitaciones, taquicardia, insomnio y sudoraciones profusas.
Por otro lado, el sabor de la comida nos ofrece un punto de partida para entender las propiedades del alimento, y la energía de cada órgano es regulada por un sabor determinado. La medicina occidental busca el equilibrio entre vitaminas, minerales, proteínas, grasas y carbohidratos, pero la medicina oriental busca el equilibrio entre lo dulce, lo salado, lo
ácido, lo pungente y lo amargo, pues cada sabor ingresa a trabajar sobre un órgano determinado.
Como vemos, la medicina china, distinta de la occidental en su manera de observar el cuerpo, encuentra en él relaciones internas que la dejan ir más allá de lo visible en primera instancia. El alimento juega en esta labor un rol importantísimo, pues no solo es combustible corporal, sino que es también material para equilibrar el cuerpo y armonizar la mente.
Interdependencia soma-psique
Para terminar, vale la pena anotar que uno de los aportes más importantes de los sistemas de la medicina complementaria, como la acupuntura, la herbolaria o la homeopatía, es el poder que tienen de producir transformaciones psíquicas en el paciente. La energía, siendo sutil, tiene un efecto de bisagra y actúa tanto en el plano emocional como físico. Se trata de movilizar la energía que nos causa dolor y que nos impide movernos libremente en la vida externa y en nuestra propia vida interior. La
acupuntura tiene una filosofía acorde con las leyes universales que gobiernan al cosmos y al hombre. Son las leyes de cómo fluye la energía de un órgano hacia otro, de cómo se controlan y regulan cuantitativamente las energías entre los órganos, de cuál es el entorno psicológico de cada órgano, de cómo responde cierto órgano ante determinado alimento, color, clima atmosférico o emoción.
Cuando se ofrece terapia con esta intención, no se la ofrece como otro analgésico más, sino como una terapia que puede aportar transformaciones en la vida psicológica del paciente.
Una forma de psicoterapia silente la constituye la dieta clínica, que sana con el lenguaje de purificadas corrientes de sangre, de las que deben hacer parte, como proponemos aquí, ciertas grasas esenciales dirigidas a modificar un entorno interno específico. Entrando en el proceso terapéutico se ven casos donde los pacientes no solo sienten mejoría médica, sino también mejoría espiritual. Quizá con una dieta recomendada alguien encuentre las fuerzas necesarias para cambiar de trabajo, para divorciarse de un matrimonio imposible o, simplemente, se sorprenda de que ya no esté bajo un estado de continua ansiedad, irritabilidad o temor. Cuando la energía del cuerpo se desbloquea, la vida y el destino también se descongestionan.
La sociedad moderna padece una extensa epidemia de síndromes, que es como se clasifican las enfermedades en la medicina china y que son invisibles ante los ojos de la medicina occidental, pero que no por eso dejan de ser dolorosos y angustiantes. Vemos estos malestares diariamente en la práctica clínica. En este libro exponemos sus causas y características, apoyándonos en casos clínicos; haciendo paralelos entre la teoría del conocimiento occidental y oriental, obtendremos con estas dos perspectivas una visión más completa del ser humano. De igual forma, explicamos el papel que cumplen las grasas bajo tales condiciones y en otros ámbitos de la salud, a la luz de la nutrición moderna y la filosofía china, todo con el fin de reconocer la naturaleza esencial de las grasas y de aportar a nuestra sociedad nuevos conocimientos para una alimentación saludable.

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