El guerrero atento, por William Van Gordon, Edo Shonin y Javier García Campayo. Editorial Kairós

El guerrero atento

Referencia: 9788499886336
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Mindfulness para la vida cotidiana

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Tres consagrados autores combinan su larga experiencia como maestros budistas y expertos en la psicología de la meditación para presentar el camino del «guerrero atento», alguien que no se conforma con vivir en una especie de telenovela superficial y, por contra, muestra el coraje de sostenerse sobre sus propios pies y abrazar su naturaleza más profunda, caracterizada por la paz, la sabiduría y la compasión.
El guerrero atento muestra un estilo de vida auténtico, fácilmente comprensible y bien estructurado acerca de cómo utilizar el mindfulness –no ya como una herramienta para afrontar emociones negativas, el estrés y las adversidades de la vida, sino– como un medio para cultivar el bienestar incondicional y desarrollar todo el potencial de la mente.

Autores

William Van Gordon

es un ex-monje budista, profesor de la universidad de Derby y autor de muchos artículos de investigación.

Edo Shonin

es psicólogo. Fue monje budista por más de 30 años. Es autor de numerosos artículos de investigación.

Javier García Campayo

es profesor de Psiquiatría en la Universidad de Zaragoza, donde dirige el Master de Mindfulness, pionero sobre este tema en una universidad española.

Sumario

Introducción      11

1.      Permitir que la mente respire      19
2.      La distracción y la alucinaciÓn invertida      35
3.      El código del guerrero atento      51
4.      Llevar con nosotros el cojín de meditación      69
5.      Una cuestión espiritual      89
6.      La mente adhesiva      107
7.      El corazón compasivo      123
8.      Soltar      157
9.      Mindfulness del nacimiento, mindfulnessde la muerte      177
10.   La vacuidad del yo      199
11.   El linaje del guerrero atento      225
12.   ¿Sabes quién soy?      237

Notas      247
Bibliografía      251
Acerca de los autores      263
Agradecimientos      267

Introducción

¿Somos plenamente conscientes de que respiramos? ¿Somos conscientes de que estamos vivos? ¿Estamos del todo presentes en cada momento de nuestra vida? ¿O bien nos vemos arras­trados de continuo de una situaciÓn a otra, exhaustos e incapa­ces de sentarnos en silencio con nosotros mismos?
Experimentamos cada momento de nuestra vida por pri­mera y última vez. Las situaciones nunca se repiten. Quizá no nos parezca así, pero la verdad es que cada instante de nuestra existencia es completamente nuevo y original. Podemos creer que somos la misma persona que el año pasado, o incluso pen­sar que las cosas no han cambiado desde ayer, pero, sin duda, sí que lo han hecho. Todo se halla sometido a un estado de constante cambio. Las cosas se transforman a cada momento. Cada respiraciÓn que tomamos y todo lo que vemos, escucha­mos, olemos, saboreamos y tocamos son únicos al cien por cien. Absolutamente nada permanece estático.
Por desgracia, aunque la mayorÍa de las personas entien­dan que todas las cosas son transitorias, tienden a quedarse blo­queadas en ciertas maneras de ver la realidad y en ciertas formas de ser. De hecho, la gente cae con facilidad en la trampa de creer que su situación es inalterable e inaccesible, como una placa de hielo gigantesca, sÓlida y totalmente rígida. Así pues, en lugar de despertar a la danza de la transitoriedad —el estado natural y efímero de todo—, desarrollamos una visiÓn limitada de nosotros mismos y empezamos a dar las cosas por seguras. Tendemos a olvidar que tan solo estamos en esta tierra durante un periodo limitado y nos volvemos ciegos a las ma­ravillas de la vida que a cada momento ocurren a nuestro alre­dedor.
De hecho, si somos realmente sinceros con nosotros mis­mos, es probable que tengamos que admitir que la mayoría de las personas, en especial en la actual y acelerada sociedad de consumo, se han convertido en expertas en hacer de su vida una telenovela. Ahora bien, el problema de vivir una teleno­vela es que la mente se cierra en sí misma y nos obsesiona­mos con los asuntos ajenos y los propios. Vivir una telenovela significa que, en lugar de llevar nosotros las riendas, somos controlados casi por completo por nuestros pensamientos y emociones, así como por los pensamientos y emociones de los demás. Nos perdemos en las situaciones, y eso nos impide to­mar distancia y contemplar el panorama general. Si permane­cemos atrapados en nuestra propia telenovela, a medida que pase el tiempo nos perderemos cada vez más y nuestra vida se volverá menos significativa. Al principio, habrá una pequeña voz en nuestro interior que nos dirá que nos olvidamos de lo más importante y que estamos matando de hambre y aprisionando a esa parte de nosotros que quiere ser verdaderamente libre. Sin embargo, cuanto más tiempo pasemos inmersos en nuestra telenovela, esa voz se irá apagando poco a poco. A la postre, dejaremos de escucharla y empezaremos a sentirnos perdidos y exhaustos, como un caballo que ha sido capturado en estado salvaje y explotado hasta el límite.
Cuando uno vive en una telenovela, la mente no se siente realmente satisfecha, sino que siempre busca un alivio tempo­ral y trata de encontrar soluciones rápidas que pongan fin a su sufrimiento. Ejemplos de tales estrategias de «soluciÓn rápi­da» podrían ser zambullirse en la última tendencia de salud, las compras compulsivas, establecer y romper relaciones, em­barcarse en algún tipo de viaje espiritual, o caer en el alcohol o las drogas. Sin embargo, más que servir de solución permanen­te a nuestra insatisfacciÓn, estos comportamientos tienden, por lo general, a mantenernos eternamente distraídos para evitar tener que enfrentarnos al origen de nuestros problemas.
Lo cierto es que, si realmente queremos dejar de vivir en una telenovela, si de verdad queremos recuperar el control de nuestra vida y encontrar la paz y la felicidad duraderas, enton­ces, debemos empezar con nuestra situación actual. Tenemos que aceptarnos exactamente tal como somos y evitar la trampa de engañarnos a nosotros mismos diciendo que existe una so­luciÓn rápida a nuestros problemas. Debemos aceptar que un cambio duradero exige tiempo, alegre perseverancia y un va­lor similar al de un guerrero. Tan pronto como abrazamos es­tos principios y aceptamos nuestro dilema tal como es, nuestra situación se vuelve de inmediato más llevadera. Dejamos de engañarnos y, a la postre, somos completamente sinceros con nosotros mismos. En ese momento podemos lanzar un breve suspiro de alivio.
Cuando vivimos en una telenovela, tendemos a olvidar quié­nes somos realmente y qué es lo importante en la vida. Por tan­to, si hemos de aceptar nuestra situaciÓn actual y trabajar con ella, lo primero que debemos hacer es empezar a darnos cuen­ta de quiénes somos exactamente. Las personas tienen dificul­tades para admitir que no se conocen a sí mismas, y por ese motivo asumir la responsabilidad de nuestra propia felicidad requiere valor. Sin embargo, si soltamos nuestro ego y somos sinceros con nosotros mismos acerca de esta cuestión, esa capa de hielo sólido a la que nos hemos referido antes comienza a derretirse y ya no sentimos que nuestra situación sea tan gélida o inabordable.
Así pues, ¿de qué modo nos damos cuenta de quiénes so­mos? ¿Cómo empezamos a conocernos? La respuesta a estas preguntas es muy simple: tenemos que observarnos a nosotros mismos. Esto es básicamente lo que se entiende por «mindful­ness» [atención plena]. La esencia de la atenciÓn consiste sim­plemente en observar y estar presentes con nosotros mismos. Por lo general, las personas no somos conscientes de nuestros pensamientos, palabras o acciones. Nuestro cuerpo puede pa­sear por el parque junto a un ser querido, pero nuestra mente se halla en otro lugar, distraída con pensamientos acerca del futu­ro o preocupada por el pasado. Muy raramente uno se encuen­ tra con una persona cuyo cuerpo y mente están totalmente sin­cronizados, una persona que sea plenamente consciente de cada respiraciÓn y consciente de cada paso que da.
Sin embargo, tras décadas de practicar y enseñar mindful­ness como monjes budistas, y debido a nuestra investigación como científicos y psicÓlogos, también hemos sido testigos mu­chas veces de que hay individuos que tienen el coraje de vivir de manera consciente y de florecer como seres humanos. No importa en qué punto nos encontremos en este momento, por­que cada situación, sin excepción, nos brinda la posibilidad de transformar el sufrimiento y de crecer como seres humanos.
Las enseñanzas budistas tradicionales utilizan la analogía de la flor de loto para explicar este principio. Incluso en las aguas más oscuras y turbias, la semilla de loto es capaz de ger­minar y de crecer en el lodo, abriéndose paso lentamente hacia el agua más clara y limpia que hay por encima de ella. Cuan­do el brote alcanza una cierta etapa de desarrollo, se detiene justo antes de romper la superficie del agua. Ahí espera pa­cientemente hasta que se reúnan todas las condiciones adecua­das antes de romper la superficie y florecer mostrando la más bella y esplendorosa de las flores.
Las cosas hermosas pueden nacer en los lugares más extra­ños y oscuros. Al modificar nuestra perspectiva, incluso leve­mente, lo que creemos que es un periodo muy difícil de nues­tra vida puede transformarse en una oportunidad para fomentar la felicidad y aprovechar nuestra reserva interior de fuerza, calma y comprensión. La persona puede atravesar una etapa
muy angustiosa en su vida, o bien hallarse ya en el sendero para cultivar el bienestar psicológico y espiritual, pero, sea como fuere, practicar la consciencia atenta es un método de eficacia probada para transformar el sufrimiento en libertad y felicidad.
Lo más importante que hay que tener en cuenta es que la práctica del mindfulness. no persigue alcanzar una meta u ob­tener un estado especial de realizaciÓn o iluminaciÓn. De he­cho, la realidad es lo contrario. El mindfulness tiene que ver con aprender a entender que todo lo que necesitamos ya está presente aquí y ahora. Debido a que tenemos la tendencia a quedarnos atrapados en nuestros pensamientos y a vernos atraí­dos hacia fantasías acerca del futuro, o a rememorar el pasado, nunca damos a la mente la oportunidad de tranquilizarse, de encontrar su rumbo y de alegrarse por el simple hecho de que vivimos y respiramos. Sin embargo, si nos asentamos en el momento presente, no importa dónde nos encontremos porque nunca podremos perdernos.
En la actualidad, existe un gran interés en el mindfulness por parte del público en general, así como de los científicos y profesionales de la salud. De hecho, se han escrito un gran número de libros y artículos académicos que ofrecen diver­sas interpretaciones de cómo practicar con eficacia el mind­fulness, o de cÓmo utilizarlo para afrontar el estrés y las ten­siones de la vida actual. Sin embargo, estos textos a menudo nos presentan el mindfulness de una manera alejada del con­texto espiritual tradicional de su práctica, o bien ofrecen una perspectiva excesivamente técnica con la cual es difícil relacionarse. Para ser sinceros, se escriben muchas cosas carentes de sentido acerca del mindfulness, y son muchos los que tra­tan de ganar dinero, o de labrarse una carrera profesional, con­siderándose maestros budistas o instructores de mindfulness. En consecuencia, en la elaboración de este libro, hemos tratado de ofrecer una perspectiva fresca y auténtica, que vaya más allá del sensacionalismo que rodea al mindfulness y combi­ne cuidadosamente las enseñanzas budistas tradicionales con las nuevas comprensiones acerca del uso y el estudio cientí­fico del mindfulness en distintos entornos de investigación y aplicación.
Tratamos de conseguirlo presentando el modo de vida del guerrero atento. El guerrero atento es una persona que, cuando la sociedad moderna parece querer atraernos a vivir en teleno­velas cada vez más superficiales, tiene el valor de ser indepen­diente y de abrazar su naturaleza más íntima de paz, sabiduría y compasión. Por supuesto, no ofrecemos soluciones rápidas para superar el sufrimiento y los problemas de la vida, ni tam­poco intentamos convencer a nadie de que asuma los princi­pios esbozados en este libro. Esa es una decisiÓn que cada cual debe tomar por su cuenta. Sin embargo, lo que sí ofrecemos es un sendero estructurado y una filosofía que, cuando se practica como forma de vida, puede ayudarnos a encontrar la tranqui­lidad y el bienestar incondicional. Nos hemos propuesto, a lo largo del libro, retratar la esencia no solo de la vida conscien­te, sino también de la práctica budista y espiritual en general. Así pues, animamos a los lectores a releer el texto de vez en cuando para extraer nuevos significados a medida que se en­cuentren en diferentes etapas de su viaje. Dentro de nuestras posibilidades, hemos tratado de escribir todas y cada una de las palabras de este libro con mindfulness y comprensiÓn. Por consiguiente, si el lector decide seguir leyendo y recorrer el camino del guerrero atento, nuestra esperanza es que sienta que no estamos muy lejos de él y que le acompañamos amablemen­te a lo largo del camino.

William Van Gordon, Edo Shonin y Javier García Campayo

Junio, 2017

 

 

 

 

 

Kairos
9788499886336

Ficha técnica

Autor/es:
William Van Gordon, Edo Shonin y Javier García Campayo
Editorial
Kairós
Traducción
Fernando Mora
Formato
13 X 20 cm
Páginas
272
Encuadernación
Rústica con solapas (tapa blanda)
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