portada Cuando estés enfermo cúrate por el crudivorismo, por Nicolás Capo, . ISBN:  9788482551418

Cuando estés enfermo cúrate por el crudivorismo

Referencia: 9788482551418
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El crudivorismo o apirofagia, es decir, comer sin auxilio del fuego, mantiene nuestra salud y aleja el estado patológico que causan los alimentados adulterados por el calor del fuego que enferman las células y convierten al hombre en un pesimista, le hacen vivir excitado, nervioso y, por consiguiente, le acortan la vida.

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El crudivorismo o apirofagia, es decir, comer sin auxilio del fuego, mantiene nuestra salud y aleja el estado patológico que causan los alimentados adulterados por el calor del fuego que enferman las células y convierten al hombre en un pesimista, le hacen vivir excitado, nervioso y, por consiguiente, le acortan la vida.
La alimentación cocida es una doble causa de disminución de la vitalidad: por su reacción sanguínea y por el esfuerzo suplementario que impone al organismo.
Todos los alimentos cocidos por encima de la temperatura crítica provocan la leucocitosis. Entre los alimentos cocidos hay que distinguir los que se cuecen a fuego directo o al baño maría, a presión común, de tos que son cocinados a presión elevada, al autoclave, los alimentos fabricados por medios industriales y modificados por agentes físicos o químicos, que están aún más seriamente alterados. Por lo tanto, nuestro organismo considera el alimento cocido como un agresor, contra el cual moviliza uno de sus más preciosos medios de defensa. El hombre cocina sus alimentos desde centenas de generaciones. Después de un lapso de tiempo tan considerable, no se ha adaptado a la alimentación cocida y hoy en día reacciona contra ella como lo hizo por primera vez, hace miles de años: enfermando.
Los alimentos crudos son los más fáciles de obtener, son los más sanos. Curan todas las enfermedades por graves que sean, dan optimismo y jovialidad a nuestro corazón, despejan el cerebro, purifican y limpian la sangre, vuelven más ágiles y distendidos los músculos...
¡Comed las suculentas manzanas y peras, comed con fruición higos y dátiles, ciruelas y plátanos, melones y sandías, sabrosísimas uvas moscatel y sonrosados fresones y melocotones. Abusad de las delicias de las naranjas. También están las ensaladas y las hortalizas que se pueden comer crudas.
¡Oh fragancia sublime de los dioses! ¿Por qué te han abandonado con ignominia los hombres? Por lo menos salvemos a los niños de los terribles errores dietéticos de sus padres!
Nicolás Capo, autor de ensayos tan conocidos como Trofología práctica y trofoterapia, publicado en esta misma editorial, nació en 1899, en Laurito, una antigua baronía de Salermo, en la región italiana de Campania. Su familia emigró a Montevideo cuando él tenía 12 años, en busca de una vida mejor. A los 16 años, unos problemas de salud le hicieron interesarse por el naturismo. Trabó amistad con José Castro, quien también llegaría a ser un reputado profesor naturista. Los estudios y las experiencias de ambos acabarían definiendo los principios de la ciencia de la trofología. A los 23 años, viajó a España con su amigo Castro, interesándose por el trabajo de reconocidos naturistas de la época, como Vander y Huchand. Efectuó varias estancias en Lisboa, París y Valencia, hasta recalar en Barcelona, donde se estableció, desarrolló sus conocimientos y consolidó el naturismo trofológico.

En 1925, Nicolás Capo fundó la revista Pentalfa, que se convertiría en portavoz del naturismo y del nudismo. Impartía conferencias y llegó a dirigir un orfanato. Al estallar la Guerra Civil, fue perseguido y estuvo en varios campos de concentración franceses, y se le confiscaron todas las ediciones de sus libros, entre ellos Trofología práctica y trofoterapia. Tras la ocupación de Barcelona, fue expulsado y exiliado (según las recomendaciones del obispo de Barcelona, Gregorio Modrego). Regresó a España en 1941, pero al año siguiente fue detenido e internado en el campo de concentración de Nanclares de la Oca (Álava), donde sanó a muchos prisioneros con sus recetas. Murió en Barcelona el 19 de marzo de 1977.

COLECCIÓN EPONA

Epona es la diosa celta de los caballos, la naturaleza, la vida, la muerte... También se la asocia al agua y la sanación, la primavera y los ríos. Pertenece a la mitología gala, y sería similar a la Rihannon galesa, a la Macha irlandesa, a Edain... Se encuentran paralelismos incluso con Cibeles, y también se la llama Rosette, o "the great marea" (la gran yegua); en algunos sitios la llaman también "la pelirroja". Fue venerada especialmente en la Galia (Francia) y otros puntos de la Europa continental (Roma, Centroeuropa, Yugoslavia)... incluso en el norte de África. Fue aceptada por el mundo romano. De hecho, se instauró el 18 de diciembre como el día de Epona, y se creó un templo en la capital en su honor. En los cuarteles de la caballería también había pequeños templos para su culto. Pueden verse representaciones suyas en monedas romanas, y se la consideraba una diosa de la abundancia y la prosperidad.
En España también se veneró a Epona. Por lo visto, en Zamora, en la iglesia de Paramos, puede leerse una inscripción que dice "DVERIA EPPONE RAIS". Se cree que data del siglo XI, y se referiría a los donativos que debía hacer la gente para honrarla.
La asociación con la muerte viene de la idea de que los caballos llevaban las almas de uno a otro lado... Es por eso que a veces en las representaciones de la diosa puede vérsela con una llave o un plano en la mano. Como diosa de abundancia, de fertilidad, suele representarse con una cornucopia o cuerno de la abundancia, símbolo también de la tierra (a veces lleno de maíz o de manzanas, símbolo de abundancia), cestas de maíz, fruta...
Protectora de caballos, burros, mulas..., también de jinetes... Se la considera también patrona de los viajeros (viajeros de cualquier tipo: viajes mentales, fisicos, espirituales...)

Prólogo a la 5a edición

En verdad amigos, el naturismo como filosofía y norma de
vida práctica, sana y equilibrada no es para todos.
PROF. NICOLÁS CAPO

La primera edición de este trascendental libro fue publicada por mi padre, el profesor Capo, en 1928. Según contaba y corroboraban sus allegados y colaboradores, la opinión que mereció en aquella época fue francamente descorazonadora.
La sola mención de naturismo ya era entonces una innovación inquietante, si tenemos en cuenta el desconocimiento absoluto en materia de alimentación en una nación tradicionalmente anclada en ancestrales tabúes gastronómicos.
Imaginemos, pues, lo que representaría en aquellos tiempos la aparición de un libro en el que se preconizase la necesidad de alimentarse solamente con productos no cocinados. Aparte de su poca incidencia en el público lector, los pocos que se atrevieron a leerlo opinaron en su contra con una vehemencia más fruto de su ignorancia que de un conocimiento del tema. En otro que no hubiera sido el profesor Capo, semejante fracaso hubiera sido el aviso de que no era conveniente enfrascarse en temas que ningún beneficio iban a reportarle y sí muchos enemigos y detractores.
Pero quienes lo conocieron saben que no era ese su estilo. Espoleado aún más por ello y convencido de sus sistemas, inició una campaña por toda España en la que
el tema principal era precisamente la necesidad del crudivorismo como el medio más eficaz para recuperar la salud y para conservarla.
Con su machaconería habitual, con su práctica demostrable con sus conferencias ilustrativas, con sus consejos, revistas y folletos, fue logrando crear un clima de interés y hasta de curiosidad fuera de lo común en su época.
Una vez convencido de que había conseguido lo que se proponía, volvió a editar el libro en 1935, puesto al día y con muy escasas correcciones y variaciones.
El resultado fue evidentemente esperanzador. El libro ya se vendía bien, seguían existiendo detractores, los consabidos despistados, pero el clima había variado. Menudearon las consultas, se creó un ambiente propicio a la controversia y con ella el interés por el tema y, en consecuencia, la batalla estaba ganada.
Luego, la pausa abierta con la Guerra Civil española, el exilio del autor, las dificultades económicas, etcétera, motivaron una pausa demasiado larga hasta que en 1946, se editó la tercera edición, que ya contó con algún artículo que ampliaba la primera edición.
En 1976, un año antes de su muerte, salía al mercado la edición de este extraordinario libro que, por causa del boom de las cosas naturales, por el mayor conocimiento de la dietética y la popularización de los regímenes vegetarianos, y otras causas, se agotó rápidamente.
Hoy sus hijas lanzamos la quinta edición de este libro con ilusión. En la tarea que nos hemos impuesto de publicar toda la obra completa de nuestro padre, tenía que ser este libro uno de los primeros porque, en primer lugar, fue de los primeros que escribió y, en segundo lugar, porque es uno de los que expresan con mayor claridad las opiniones dietéticas del profesor Nicolás Capo.
A quienes ya lo posean, les llamará la atención su mayor número de páginas y, por consiguiente, de texto. La explicación es muy sencilla. A raíz del fallecimiento del profesor, comenzamos a remover en lo que él llamaba su «archivo», que no era otra cosa que cajas y más cajas de originales jamás publicados. Hojeándolos pudimos comprobar que había miles de páginas manuscritas que jamás habían visto la luz de la imprenta.
En principio pensamos ir reuniéndolas por afinidades y publicarlas aparte como obra póstuma. Luego caímos en la cuenta de que esto podría parecer una explotación materialista de la obra de nuestro padre, cosa que no hubiera hecho justicia a la bien merecida fama del profesor, en cuanto a altruista y de lucha desinteresada por la humanidad doliente.
Por este motivo, nos hemos decidido por la otra solución: entresacar de estos papeles los que guardan relación con sus innumerables obras publicadas e incorporarlas a las nuevas ediciones. Con ello conseguimos no dejar inéditos sus papeles póstumos y ampliar los libros que él editó, con artículos y comentarios frutos de su misma pluma.
Esperamos haber acertado.
ODINA Y EDENIA CAPO
1983

Índice

Prólogo a la 5a edición 7
A la mujer naturista 11
En los alimentos crudos están la salud y la vida 13
Comentario trofológico 16
Antecedentes 19
¿Cuidas tu intestino? 21
Alimentos que pueden comerse crudos 22
Frutas oleaginosas o aceitosas 24
El coco y su rica agua 26
Crudivorismo hortícola 28
El tomate es un gran fruto medicinal 31
Declaración de principios 33
Lo que no debe comerse crudo 35
Cura de frutas 36
Cura de limones 36
Las sales vegetales 38
Cura de manzanas 40
Cura de naranjas 45
Cura de uvas 50
Cura de cerezas 52
Cura de melocotones 54
Cura de melón 55
Cura de sandía 57
La piña 57
La miel 58
Cura de caquis (palosantos) 60
Cura de fresas 60
Cura de ciruelas 61
Cura de nísperos 62
Cura de albaricoques 62
El crudivorismo y la ciencia moderna 63
La leucocitosis digestiva 64
Alimentación eléctrica: hortalizas 71
Alimentación magnética: frutas 72
La cebolla cruda ha triunfado 73
No menosprecie la zanahoria 78
El ajo y la pelicilina 81
La lechuga 84
La escarola 87
El crudivorismo y la memoria 89
Zumoterapia 92
Cocina 95
Clasificación de los alimentos 105

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