Mudras de la India, por Cain Carroll y Revital Carroll. Editorial Obelisco

Mudras de la India

Referencia: 9788491113423
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Una guía completa de los gestos de las manos en el yoga y en la danza hindú.

Prólogo del Dr. David Frawley

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Mudras de la India presenta 250 fotografías de las mudras de las manos con detalladas descripciones de la técnica, aplicación y beneficios espirituales y para la salud. Cada mudra se presenta con su nombre en sánscrito, su transcripción y su traducción en español. Los beneficios de las mudras de las manos están indexados en un formato de fácil utilización que abarca los principales intereses para la salud, así como de las aplicaciones espirituales y psico-energéticas. El libro incluye una rica mirada a la herencia cultural de las mudras de la India y de los efectos transformadores de estos poderosos gestos de las manos.

CAIN CARROLL

Cain Carroll enseña yoga, qigong, meditación y autocuración en todo el mundo. Ha entrenado ampliamente bajo la guía de maestros taoístas, budistas y de yoga en la India.

REVITAL CARROLL

Originaria de Israel, Revital Carroll se ha dedicado al estudio de las artes espirituales de la India desde la infancia. El estudio y la práctica intensivos del yoga y de la meditación en el Himalaya la llevaron a descubrir su pasión por la danza de la India, Prólogo del Dr. David Frawley

Traducción: Manuel Manzano

Índice

PRÓLOGO       9

AGRADECIMIENTOS       13
De Cain       13
De Revital       14
GUÍA DE PRONUNCIACIÓN EN SÁNSCRITO       17
Transliteración: académica estándar   17
Catorce vocales       17
Dos letras especiales       18
Treinta y tres consonantes       18
INTRODUCCIÓN       21
La historia y la herencia de los mudras       21
Los mudras de la tradición del yoga       25
Los mudras en la danza clásica india       31
EMPECEMOS       37
Acerca del formato del libro       38
Consejos generales sobre la práctica de los mudras       38
El calentamiento de las manos       40
Consejos sobre la práctica de los mudras del yoga       41
Los tres efectos básicos de los mudras del yoga       42
Consejos para la práctica de los mudras de la danza        43
La experiencia directa es el terreno común       44
LOS MUDRAS       47
APÉNDICE A       305
Anatomía energética       305
Los siete chakras del yoga tántrico indio       305
Los cinco Vayus       307
Cinco dedos y cinco elementos       308
Los tres Doshas       309
APÉNDICE B       311
Gayatri Mudras       311
Veinticuatro Mudras para la premeditación       311
Ocho Mudras para la postmeditación       312
APÉNDICE C       313
Conjuntos de mudras de la danza       313
Dashavatara Hasta: mudras de las manos que representan las diez encarnaciones de Vishnu       313
Varna Hasta: mudras para referirse a las cuatro castas        316
Ashta Dikpala Hasta: mudras de las manos que representan a los guardianes de las ocho direcciones       317
Deva Hasta: mudras de las manos que representan a los dieciséis dioses y diosas       318
Navagrha Hasta: mudras que representan a los nueve planetas       319
Bandhava Hasta: Mudras que representa a las once relaciones       319
Los veintiocho Samyukta Hasta (mudras de una sola mano)       321
Los veinticuatro Asamyukta Hasta
(mudras de ambas manos conjuntas)       322
GLOSARIO       323
BIBLIOGRAFÍA       331
ACERCA DE LOS AUTORES       335

PRÓLOGO

Los mudras o gestos de la mano tienen un papel importante en el pen­samiento del yoga y en la cultura de la India, donde probablemente se han explicado con más detalle que quizás cualquier otra tradición. Este conocimiento puede sernos útil para dar más significado a nues­tra conciencia y a nuestra expresión. Las manos son el foco de la ma­yoría de lo que hacemos, lo que refleja la manera en que nos relaciona­mos con la vida cómo tocamos el mundo. Cuando nuestra energía en las manos es fuerte, clara y creativa, nuestra vitalidad y atención se activan y se dirigen de una manera positiva. Cuando no existe enfoque o atención en nuestras manos, a menudo nuestras vidas también care­cen del enfoque y de la motivación adecuada.
Los mudras tienen tres ámbitos principales de uso tradicional en la India, los cuales se muestran en el presente libro detalladamente. El primero, y más comúnmente conocido en Occidente, es la práctica del yoga, para canalizar las energías más elevadas en el cuerpo y en la men­te. Los mudras juegan un papel junto con las asanas, el pranayama, los mantras y la meditación en el Raja Yoga y en el Hatha Yoga, y se están convirtiendo en parte de las clases regulares de yoga.
El segundo ámbito de los mudras es el ritual, en el que varios gestos se refieren a diferentes deidades o a sus poderes. La mayoría de los ri­tuales hindúes y budistas utilizan mudras como una parte integral de sus prácticas, junto con mantras especiales y ofrendas. Tales rituales pueden formar parte de la práctica del yoga, sobre todo en las prácticas devocionales. De esta manera, los mudras no son simplemente un medio de expresión personal o de autoempoderamiento, sino formas de comunicación con la deidad, a menudo durante la meditación, que proporcionan a nuestras vidas la gracia divina.
El tercer ámbito es la danza de la India y el teatro, en que los mu­dras reflejan varios tipos de significado y tienen un valor simbólico, en particular para la proyección de ciertas actitudes y emociones, o en representación de diversos poderes o deidades. Los mudras son parte de un lenguaje artístico de poesía, gestos y danza, contribuyen a una profunda autoexpresión y desarrollo creativo.
Las manos son la sede de nuestra conexión pránica y de la expan­sión en la medicina ayurvédica, y gran parte de la curación se realiza a través de las manos. Los mudras pueden ayudar a dirigir elevadas energías pránicas en el cuerpo y a vincularnos con las corrientes prá­nicas beneficiosas de la naturaleza y del universo en su conjunto. Los mudras se relacionan con los marmas y los nadis, los puntos de energía y las corrientes de los cuerpos físicos y sutiles. Esto puede permitirles enormes poderes curativos y la capacidad de cambiar la manera en que se mueve y funciona nuestra energía. Los mudras pueden ser apli­cados a diferentes tipos de masaje y de trabajo corporal muy benefi­ciosos.
Los mudras se pueden utilizar junto con el pranayama con el fin de dirigir el prana de diversas maneras, tanto interna como externamente, ya sea hacia las diferentes partes de nuestro cuerpo o de los campos pránicos de otras personas. De hecho, cuanto más poder pránico se tiene, mayor es el poder que se puede dirigir a través de los mudras. El mudra proporciona un vehículo para el propio prana, y ayuda tanto a activarlo como a ejercitarlo. Uno puede curar a través de mudras solo, ya sea dirigido por el docente o practicado por el paciente.
Los mudras, especialmente los de la mano, son prominentes en el aspecto tántrico de la mayor tradición del yoga, y a veces son conside­rados como una rama entera de la práctica, como las asanas, el prana­yama, los mantras, o los yantras. Los mudras se utilizan a menudo junto a diferentes asanas, especialmente en posturas sentadas, que proporcionan facultades específicas para energizar las asanas a un nivel más pro­fundo.
Los mudras también pueden servir para enfocar la mente y dirigir su poder de atención. De este modo, los mudras ayudan a preparar la mente para la meditación y pueden reforzar ciertas actitudes de medi­tación.
Los mudras pueden ser vistos como mantras de las manos, como formas de energizar nuestra expresión. Pueden ser utilizados como yan­tras o como trazados geométricos para la organización de nuestros pa­trones de energía sutil. Ciertos mudras son utilizados por los profeso­res, mientras enseñan a sus alumnos a enfocar la energía de la mente, como gestos de enseñanza. El mudra en sí mismo puede proyectar el conocimiento y la conciencia del maestro, como el famoso Chin Mu­dra o «gesto de la conciencia».
Los Mudras de la India de Cain y Revital Carroll es una guía bien referenciada sobre la práctica de los mudras, con numerosas citas de importantes fuentes tradicionales sánscrita y de textos de yoga. Cubre toda la diversidad de enfoques para mudras que se encuentran en las diversas tradiciones espirituales de la India. En él se explica claramente cómo realizar mudras particulares, con facilidad y claridad, y se descri­ben sus diferentes niveles de aplicación, incluyendo sus usos curativos y en el yoga.
El libro cubre todos los aspectos de la práctica de los mudras con profundidad, sencillez y precisión. También es bastante detallado y enumera un gran número de mudras, incluyendo los más importantes que se utilizan comúnmente, quizá más que cualquier otra publica­ción disponible.
Los Mudras de la India es un manual importante para la práctica de los mudras, útil para cualquier practicante de yoga o profesional de la salud. Está bien ilustrado y tiene un diseño muy práctico, por lo que es útil para una amplia variedad de estudiantes y docentes. Es proba­blemente el libro más detallado sobre el tema traducido al español y el mejor estructurado, por lo que hace que la ciencia de los mudras sea
accesible para todos. Se han escrito varios libros sobre los mudras du­rante los últimos años, de diversos grados de valor. Sin embargo, si hay un solo libro sobre los mudras que se pudiera recomendar, recomiendo este libro para empezar.

Dr. David Frawley

Director del Instituto Americano de Estudios Védicos

INTRODUCCIÓN
La historia y la herencia de los mudras

Las manos son una fuente de gran poder. Con tal destreza profunda, sensibilidad y utilidad, las manos pueden ser una de las características más definitorias de la especie humana. Tocar la guitarra, acariciar a un bebé, tejer un suéter, construir una casa, blandir una espada, pintar figuras intrincadas: a través del uso de nuestras manos creamos y da­mos forma al mundo en que vivimos. Las manos pueden curar, las manos pueden dañar. Un roce puede transmitir una amplia gama de pensamientos, sentimientos o intenciones. Las manos cuentan la his­toria de nuestro estado de ánimo o de nuestras emociones. Cuando estamos enojados cerramos los puños, cuando estamos ansiosos tene­mos los dedos inquietos. Incluso las plantas y los animales responden a los matices sutiles de nuestro tacto.
Con las manos jugando un papel central en nuestra experiencia de seres humanos, no es ninguna sorpresa que muchas de las grandes tradiciones espirituales y artísticas del mundo hayan considerado las manos como sagradas. Con cinco dedos, veintisiete huesos y quince articulaciones –más numerosas articulaciones carpianas que permiten el movimiento de la muñeca–, la mano humana es una obra maestra de la naturaleza. Tal vez, ésta sea la razón de que muchas culturas a lo largo de la historia hayan visto la mano humana como un microcosmos perfecto del universo. Por ejemplo, los Reyes Chamanes (Wu) de la antigua China veían todas las cosas del mundo animado como ema­naciones de la relación cambiante entre cinco principios fundamenta­les (comúnmente conocidos como los Cinco Elementos): agua, made­ra, fuego, tierra y metal. Veían la mano humana como uno de los ejemplos más conmovedores de estos cinco principios, con cada uno de los dedos representando uno de los cinco elementos (tierra/pulgar, metal/índice, agua/meñique, madera/anular, y fuego/medio). Estas re­laciones, y el carácter de cada dedo sobre la base de la teoría de los Cinco Elementos, se tejen en la filosofía y en la práctica de todas las artes tradicionales chinas: la caligrafía, la medicina tradicional china, la astrología, las artes marciales, el cha dao (la cultura del té), en la música clásica, en la danza y en el teatro.
En muchas de estas artes, algunas posiciones y gestos específicos de la mano se utilizan en relación con el efecto preciso deseado por el practicante. Por ejemplo, un chamán chino podría instruir a un pa­ciente que sufre de ansiedad poniendo sus pulgares en sus palmas y manteniéndolos ahí firmemente. Dado que el pulgar se refiere a la tierra, el cierre de los otros dedos alrededor de él crea un sello energé­tico, un mudra, que proporciona una sensación de seguridad y estabi­lidad, reduciendo así la ansiedad. En la caligrafía china, el pincel se sujeta firmemente con los dedos pulgar, índice, medio y anular, mien­tras que el dedo meñique está un poco escondido y no se utiliza. Esto es así en un esfuerzo por conservar la energía de los riñones (agua), dándole al calígrafo cierta vitalidad que se puede ver en el qi de sus pinceladas.
Una tradición similar surgió en la antigua India, donde los sabios védicos y los yoguis tántricos desarrollaron una cosmología muy mati­zada con los Pancha Maha Bhuta («Cinco Grandes Elementos») como el fundamento básico. Los Pancha Maha Bhuta del sistema cosmológi­co de la India es similar, pero no idéntico, a la teoría de los Cinco Elementos utilizada a lo largo de Asia Oriental.

Pancha Maha Shuta

Elemento (español)      Elemento (sánscrito)

Fuego      Agni

Aire      Vayu

Éter/Espacio      Akasha

Tierra      Prithivi

Agua      Apas

Los rishis (videntes) de la India descubrieron una conexión directa entre los Pancha Maha Bhuta y los cinco dedos de la mano humana. Hicieron hincapié en que la relación de los Pancha Maha Bhuta en el cuerpo debe permanecer equilibrada y en armonía con el resto del mun­do natural. Ellos enseñan que cualquier desorden en el cuerpo o en la mente indica un exceso o deficiencia en uno o más de los elementos. A través de siglos de investigación y de experimentación de técnicas utili­zadas para influir en los bhutas –así como de intercambios con otras influyentes tradiciones de Asia–, desarrollaron un elaborado sistema lla­mado Yoga Tattva Mudra Vijnan.1 Esta rama única de la sabiduría védica describe claramente la relación entre los cinco dedos y los cinco elemen‑
tos, y establece un sistema elaborado de mudras cuya influencia se ve en muchas de las disciplinas clásicas de la India: danza, teatro, arquitectura, pintura, medicina (Ayurveda), artes marciales y yoga. Dado que todas las artes clásicas de la India fueron evolucionando en el contexto de la espiritualidad védica y tántrica, la cosmología de los Pancha Maha Bhu­ta y la presencia de los mudras son casi omnipresentes.
La palabra sánscrita mudra significa «actitud», «gesto», o «sello». El uso más común de la palabra describe los muchos gestos de la mano utilizados en el yoga, el ritual espiritual y la danza de la India. Estos gestos de la mano (hasta mudras) son el foco principal de este libro. Sin embargo, es importante entender que mudra tiene muchos otros significados utilizados en numerosos contextos diferentes. Por ejemplo, el Kularnava Tantra2 dice que la raíz de la palabra mudra es mud («deleitarse en») y dru («dar» o «sacar adelante»). Esto apunta a un estado de éxtasis de nodualidad, o unión con la deidad, como definición última de mudra. En el Siva Sutras, uno de los textos más importantes de Kashmir Shaivism, mudra se menciona en dos con­textos: como mudra-virya y como mudra-krama. Mudra-virya se re­fiere al poder subyacente que revela la base de nuestra experiencia como turya («conciencia pura»).3 Mudra krama es una frase densa­mente cargada que connota el estado en el que la mente se alterna entre la conciencia interna del «yo» y la conciencia externa del «mun­do» y, por lo tanto, no puede encontrar una verdadera distinción entre los dos. Debido a este poder llamado samavesha («coexisten­cia»), la conciencia del practicante está perfectamente fusionada con las cosas tal como son. En este contexto, mudra es el sentido de ha­berse unido a algo más grande, mientras se sabe que al mismo tiempo que tal unión es primordial.
La palabra mudra también se refiere a los grandes pendientes usados por los Kanphata Yogis4 en la India, un orden de sadhus (ascetas religio­sos) que siguen las enseñanzas de Gorakhnat (un famoso Nath yogui y autor prolífico que vivió en el décimo o undécimo siglo). En el tantris­mo hindú, mudra también se utiliza para designar los granos secos uti­lizados en el ritual tántrico, y como una referencia sutil al cónyuge fe­menino, Shakti o Dakini, a una yoguini tántrica. La secta Kagyu del budismo Vajrayana utiliza el sufijo maha («grande») en conjunto con el término mudra para describir la práctica de la meditación por excelen­cia del linaje llamado Mahamudra («el Gran Sello»). En este contexto, la palabra mudra se refiere al método específico de meditación y su fruición. Mahamudra describe la práctica de mirar directamente a la naturaleza fundamental de la mente. También denota la iluminación más elevada, en la que la mente y el vacío son sinónimos.5

Los mudras de la tradición del yoga

En la tradición del Hatha Yoga, los mudras se consideran herramientas valiosas en el camino del despertar. Hay cinco clases de mudras que se enseñan en la tradición del yoga: hasta («mano»), mana («cabeza»), kaya («postural»), bandha («bloqueo») y adhara («base» o «perineal»). Aunque estos cinco son diferentes, comparten el propósito común de servir como «sellos» o «bloqueos» utilizados para afectar el flujo de energía en los órganos y en ciertos canales del cuerpo en particular. El Gheranda Samhita (un texto del siglo xvii del Hatha Yoga) describe veinticinco de estos tipos de mudras.6 Cada una de las cinco clases de mudras contiene numerosas técnicas que se utilizan para diferentes propósitos. Muchos de los mudras posturales y de bloqueo constituyen la base para las prácticas internas del Hatha Yoga que, contrariamente a la aplicación popular del yoga como una gimnasia de moda, se diri­gen principalmente a influir en el sistema nervioso autónomo, y tie­nen muy poco que ver con el sistema músculo-esquelético.
Hasta mudra es el nombre dado a los muchos gestos de la mano, como Surabhi Mudra (véase la pág. 255), que se utiliza en el Hatha Yoga para regular el flujo del prana («fuerza vital») y para preparar la mente para la meditación. El Soma Shambhu Paddhati (siglo x, apro­ximadamente) describe treinta y siete mudras de la mano, siendo los más comunes Abhaya Mudra, Anjali Mudra, Chin Mudra, Dhyana Mudra, y Jnana Mudra. Mana Mudra trabaja con las «siete aperturas» de la cabeza (los dos ojos, las dos orejas, las dos fosas nasales y la boca). En prácticas como el Shanmukha Mudra (véase la pág. 234), los diver­sos Mana Mudras se utilizan principalmente como técnicas de pratya­hara («interiorización de los sentidos») para dirigir la conciencia siste­máticamente hacia el interior, hacia el objeto de meditación. Kaya Mudras como Vipareetakarni son posturas corporales (asanas) combi­nadas con técnicas de respiración y visualizaciones específicas. Son los mudras más utilizados para abrir los chakras («centros de energía») y para despertar la kundalini («el poder de la serpiente»). Bandha Mu­dras tales como el Maha Vedha Mudra emplean bandhas («bloqueos interiores») junto con asanas («posturas») y kumbhaka («retención de la respiración»). Éstos se utilizan para fines similares a los Kaya Mu­dras, y con frecuencia se encuentran secuenciados juntos en series de práctica tradicionales. Adhara Mudra y Ashvini Mudra utilizan diversos métodos de contraer la musculatura del ano, de los órganos sexua­les y del perineo para estimular el sistema endocrino y fortalecer la energía vital del cuerpo, y a menudo se encuentran secuenciados jun­tos en series de práctica tradicionales.
De acuerdo con la doctrina del Yoga Tattva Mudra Vijnan, todas las enfermedades del cuerpo y los trastornos de la mente son el resultado del desequilibrio de los cinco elementos y de la interrupción del flujo natural del prana. A través de siglos de uso y refinamiento, las técnicas de las cinco clases de mudras han demostrado ser un sistema muy efi­caz de autosanación y de cultivo espiritual. El siguiente pasaje transmi­te la importancia suprema de los mudras en la tradición del yoga:
Así, la diosa que duerme en la entrada de la puerta de Brahma debe ser constantemente excitada con todo el esfuerzo mediante la rea­lización de mudras a fondo. Maha Mudra, Maha Bandha, Maha Ved-ha, Khechari, Uddiyana, Mula Bandha, Jalandhara Bandha, Viparita Karani Mudra, Vajroli y Shakti Chalana, en verdad, éstos son los diez mudras que destruyen la vejez y la muerte. Adinath7 dijo que son los dadores de los ocho poderes. Son considerados en alta estima por todos los siddhas [adeptos] y son difíciles de alcanzar incluso para los dioses. Deben mantenerse en secreto como piedras pre­ciosas, y no hablar de ellos con nadie... (Hatha Yoga Pradipika, ca­pítulo 3, versículos 5-9).8
De las cinco clases de mudras, los Hasta Mudras son los más nume­rosos y ampliamente utilizados en toda la India. En comparación con las otras cuatro clases de mudras, muchas de las cuales requieren instruc­ción directa de un maestro más competente, la mayoría de los mudras de la mano son fáciles de aprender y seguros a la hora de prac ticar­los por cuenta propia. Siguiendo el sentido común, guiándose por la intuición y con algo de prácti­ca diligente, los mudras pueden servir como cuidado de la salud libre de efectos colaterales, como primeros auxilios en caso de en­fermedad aguda, como trata­miento natural de enfermedades crónicas o lesiones, y como un método tipo «hágalo usted mismo» de desarrollo del potencial psicoenergético latente. Por ejemplo, el Mritsamjivani Mudra (véase la pág. 177) se utiliza tradicionalmente en caso de infarto agudo de miocardio, y se llama cariñosamente «Mudra para salvar vidas». El Apana Mudra (véase la pág. 60) se utiliza para faci­litar el nacimiento del bebé cuando una mujer está en el trabajo de parto, y también se puede utilizar a diario para tratar el estreñimiento crónico. Para los estudiantes y los profesores de Yoga, el uso de mudras de la mano tales como Prana Mudra (véase la pág. 205) durante la prác­tica de las asanas puede mejorar enormemente los efectos energéticos de las posturas, así como los beneficios mentales, emocionales y espiritua­les de la práctica.
Los mudras de la mano pueden clasificarse en cuatro grupos básicos:

1. Los mantenidos por deidades o usados en las representaciones ico­nográficas de dioses, semidioses, demonios, o héroes de historias épicas tales como el Mahabharata.

2. Los que se utilizan en los ritos y rituales y en el culto tántrico, tales como japa («repetición de oraciones»), avahana («invocaciones»), kamya-karma («ritos de la abundancia»), naivedya («ofrendas de co­mida») y snana («baño»).

máticos se ven en las tradiciones de la danza y del teatro de la India, Nepal, Sri Lanka y Bali. En las imágenes iconográficas de Jesu­cristo dando la bendición, se ve a menudo con la mano derecha en un gesto específi­co, no diferente al Prana Mudra (véase la pág. 205) del yoga o al Ardha Pataka Mudra (véase la pág. 65) de la danza, en el que el pulgar, el índice y el dedo medio se extien­den hacia arriba, y el anular y el meñique se doblan hacia la palma. La Virgen María es frecuentemente representada con las manos a los lados, con las palmas mirando hacia delante y ligeramente hacia arriba en una posición receptiva. Este ges­to evoca un sentimiento similar de devoción y entrega como el Varada Mudra (véase la pág. 278), visto comúnmente en las representaciones de Buda del Sudeste Asiático.
En todo Oriente Medio y el Norte de África, el Hamsa se utiliza como amuleto y como signo universal de protección. La palabra ára­be hamsa literalmente significa «cinco». El emblema se relaciona con los cinco sentidos, las cinco oraciones diarias, y alude a la idea de «cinco dedos en el ojo del mal», una refe­rencia cultural al poder percibido generado a partir de posturas específicas.
El emblema de Hamsa de una mano de­recha al revés es fuente de un profundo sim­bolismo para numerosos grupos religiosos. Se llama la «Mano de Miriam» para los ju­díos, la «Mano de Fátima» para los musul­manes, y la «Mano de María» para los cris­tianos. Llevada en el cuerpo como una joya, o colocada en una puerta o en una ventana sirve al propósito de disipar el miedo, conceder buena suerte y repeler las energías negativas, como el Abhaya Mudra I (véase la pág. 49) en las tradiciones hindú y budista.

Los mudras en la danza clásica india

En la danza clásica india hay un énfasis significativo en la realiza­ción consciente de gestos con las manos. Las manos siempre se mueven de una manera inten­cionada y en un mudra defini­do. El motivo de tal característi­ca única en una forma de danza radica en el contexto cultural en el que surgió. La danza de la In­dia se desarrolló al lado de la filo sofía espiritual-religiosa del subcontinente, valorando la po­tencialidad de nuestras manos para generar y dirigir la energía. El papel destacado que juegan los gestos de la mano en el arte de la danza se vincula profundamente a las otras ramas del arte y de la ciencia de la India.

Los mudras se utilizan en la danza clásica india para la narración de historias y expresan las sutilezas de las emociones y de las relaciones humanas. Como ocurre en la tradición del yoga, son también utiliza­dos siguiendo el punto de vista del Tantra, a efectos de transformación y evolución para estimular el flujo de shakti («fuerza primaria») en los órganos, las glándulas y los canales nerviosos del cuerpo. Una com­prensión clara de cómo se utilizan los gestos de la mano en la danza india no sería posible sin una familiaridad básica con el origen y el al­cance de la práctica de la danza clásica india en su conjunto. La danza

ha sido un componente importante de la sociedad india durante miles de años, y se asocia a una forma de expresión y celebración de todos los momentos importantes de la vida humana: el nacimiento, la muer­te, el cortejo, el matrimonio, la victoria, la derrota, y así sucesivamen­te. Se utiliza como una forma de práctica espiritual y devocional, un medio para la comunicación y para la comunión con la divinidad, y como un canal para llevar adelante las enseñanzas espirituales y religio­sas de una era. Mientras que los pies forman una base estable y estable­cen el ritmo de la danza, las manos –que están en el extremo de los canales creativos (nadis) de los brazos– son la parte del cuerpo más poderosa para transmitir las expresiones de la tradición de la danza y del drama.

Los antiguos textos sobre teatro y danza se refieren a los gestos de la mano como hasta, mientras que el término mudra designa histórica­mente los gestos de la mano conectados a los rituales religiosos. En el pasado reciente, a partir de que la danza clásica india fuera restablecida en la primera mitad del siglo xx, nos encontramos con que el término hasta ya no se usa ampliamente para describir los gestos de las manos en la práctica de los bailarines. En cambio, el término general mudra se utiliza tanto por los bailarines como los practicantes espirituales.

En toda la India han surgido muchas tradiciones de la danza, cada una con sus propios textos regionales. Sin embargo, el pri­mero y más influyente de todos los textos sobre la danza es el Natya Shastra. En general, se cree que fue escrito entre el 200 a. C. y el 200 d. C. por Bharata Muni, y es considerado el tratado original de música, danza y teatro. De acuerdo con el Natya Shastra, las cuatro formas de Abhinaya («expresión») en la danza y en el teatro de la India se clasifican en:

1. Vachika: verbal (canción).

2. Angika: corporal, principalmente mudras.

3. Aharika: vestuario y maquillaje.

4. Satvika: emociones y sentimientos, expresados principalmente a través de la cara.

Otros textos posteriores siguen de cerca al Natya Shastra. Entre ellos se encuentra el Abhinaya Darpana de Nandikeshvara, el primer texto práctico dedicado exclusivamente a la danza. Éste es quizá el texto más influyente en el campo de la técnica de la danza, y se ocupa extensa­mente del uso de gestos con las manos para la comunicación y la ex­presión. Así, hemos optado por seguir las variaciones de los mudras que figuran en el Abhinaya Darpana, mientras utilizamos el Natya Shastra como un recurso secundario. A través de los siglos, sobre todo desde el siglo xiii en adelante, muchas regiones de la India desarrolla­ron sus propios manuales de danza y de técnica única que varían lige­ramente de las versiones estándar de los mudras. Bajo el espíritu del rigor, hemos incluido algunos de estos mudras de uso común que se encuentran en los textos regionales. Sin embargo, abarcarlos todos se­ría abrumador y podría inducir a confusión, ya que la mayoría son casi idénticos a los de los textos originales con leves variaciones o cambios en sus nombres.

La técnica de la danza clásica de la India se divide generalmente en nritta (técnica de danza pura, que no expresa ningún estado de ánimo en particular ni transmite narrativa alguna), y nritya (danza expresiva, que acompaña el desarrollo de una historia y el significado de la letra de una canción).

La natya es otra categoría mencionada en el Natya Shastra y en otros tratados, y corresponde al teatro de manera exclusiva. Muchos de los mudras se utilizan tanto en el contexto de nritya («expresión»), como de nritta («danza pura»). Algunos de los mudras de danza son ex­clusivamente de la categoría nri­tta y no tienen ninguna impli­cación particular, aparte de la estética pura. La mayoría de los mudras de la danza son de la clase nritya y tienen numerosas aplicaciones significativas de ex­presión. En el modelo de la dan­za india clásica, las manos son la única parte del cuerpo que tie­nen cualidades tanto nritta como nritya. La cara (cejas, ojos, párpados, nariz, labios, etc.) se utiliza principalmente para la expresión, mientras que los pies, las piernas, la cintura y el pecho llevan a cabo el movimiento técnico. La técnica de la danza clásica de la India considera las articulaciones como iniciadoras del movimiento y generadoras de la forma.

Por lo tanto, en la danza de la India, en lugar de iniciarse en el mo­vimiento de los músculos de las manos o de los brazos, cada mudra se articula y se inicia a partir de la muñeca. Este cambio de enfoque im­pregna cada mudra con una cierta conectividad que lleva el impacto del gesto profundamente al núcleo del bailarín y al corazón del espec­tador. Cada mudra contiene numerosas posibilidades de movimiento y es un portal para todo un lenguaje de gesticulación animada. Los mudras en la danza son el punto focal alrededor del cual gira todo lo demás. Los siguientes versos, extraídos del Abhinaya Darpana, descri­ben poéticamente la importancia de los mudras:

Yato hasta tato drishtih Yato drishitis tato manah

Yato manas tato bhavo Yato bhavas tato rasah.10

«A donde va la mano, los ojos la siguen.

A donde van los ojos, la mente los sigue.

Donde la mente (la conciencia) está, un estado de ánimo o una emoción (bhava) se crea.

Una vez que se crea la bhava, el sentimiento (rasa) surge».

Estos versos también ilustran el papel central de la expresión emo­cional en la danza de la India. La intención de evocar sentimientos en el espectador, en gran medida a través del uso de mudras y de expre­siones faciales, está integrada en la estructura y la técnica de la danza clásica y es vista como un camino hacia el despertar espiritual. Por desgracia, muchas de las energías sutiles y de las implicaciones espi­rituales de los mudras en la danza han sido olvidadas durante siglos. Las bailarinas suelen aprender un repertorio completo de mudras, junto con los correspondientes movimientos y pasos rítmicos, sin tener que aprender el patrimonio espiritual más profundo que hay detrás.

Lo mismo es cierto en la expresión moderna del yoga, donde la estilizada aptitud espiritual ha centrado la atención popular sobre el aspecto tradicional más contemplativo de la práctica. En los tiempos modernos, a menudo vemos hermosos mudras que se realizan simple­mente por el bien de la estética. Aunque este tipo de actuaciones pue­de ser interesante para la vista, no logra alcanzar la experiencia más profunda que es posible cuando se accede al poder espiritual que hay detrás de los mudras. La importancia del sutil trabajo interior de los mudras, no sólo su apariencia exterior, es un valor compartido por igual por el yoga y la danza india. Por este motivo hemos decidido incluir los mudras de la danza y del yoga en un solo libro.

Aunque el yoga y la danza de la India comparten la misma herencia y valores espirituales, son tradiciones distintas, cada una con su propio repertorio de mudras. En su aplicación clásica, los mudras de la danza a menudo no pasan al yoga, y viceversa. Sin embargo, creemos firme­mente que cada tradición tiene un enorme valor para ofrecer a la otra. Los practicantes de yoga y meditación pueden mejorar en gran medida su sadhana («práctica»), aprendiendo el arte de la expresión emocional implícita en el uso de los mudras de la danza. El énfasis puesto en el despertar de los sentimientos del corazón es un tema central tanto en la danza como en el Bhakti Yoga («camino de la devoción»). Hemos encontrado que este importante componente de la vida espiritual se enriquece en gran medida con el trabajo con los mudras teatrales y los rasas («estados de ánimo») utilizados en la danza. Del mismo modo, al incorporar los mudras del yoga en su entrenamiento diario, los bailari­nes son guiados a conectar con el poder espiritual inherente a las anti­guas raíces de la danza. La práctica de la meditación de los mudras del yoga mejorará la salud general del bailarín, aumentando su claridad mental y desarrollando en él una concentración superior para apren­der la compleja coreografía.

La capacidad creativa contenida en las manos es accesible para cual­quier persona. Si te dedicas a la danza, al yoga, a la búsqueda espiri­tual, o simplemente te sientes preparado para explorar algo nuevo, el reino de los mudras de la mano tiene mucho que ofrecerte. Esperamos que disfrutes de esta manera sencilla y poderosa de acceder a tu ser interior, de cuidarte el cuerpo y la mente y de llevar un elemento aña­dido de belleza y dedicación a tu vida.

 

 

Obelisco
9788491113423

Ficha técnica

Autor/es:
Cain Carroll y Revital Carroll
Editorial
Obelisco
Traducción
Manuel Manzano
Formato
15,5 x 23,5 cm
Páginas
344
Encuadernación
Rústica con solapas (tapa blanda)
Ilustraciones
Blanco y negro
Fotografías
Blanco y negro
Prólogo
Dr. David Frawley
Nuevo
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